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La versión Biblia de Jerusalén 

Al final de cada capítulo encontrará el mismo pasaje
en la versión de la Biblia de Jerusalén

 

 

 

Capítulo 1
1:1
EN el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia á Jerusalem, y cercóla.
1:2
Y el Señor entregó en sus manos á Joacim rey de Judá, y parte de los vasos de la casa de Dios, y trájolos á tierra de Sinar, á la casa de su dios: y metió los vasos en la casa del tesoro de su dios.
1:3
Y dijo el rey á Aspenaz, príncipe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes,
1:4
Muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, y de buen parecer, y enseñados en toda sabiduría, y sabios en ciencia, y de buen entendimiento, é idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los Caldeos.
1:5
Y señalóles el rey ración para cada día de la ración de la comida del rey, y del vino de su beber: que los criase tres años, para que al fin de ellos estuviesen delante del rey.
1:6
Y fueron entre ellos, de los hijos de Judá, Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
1:7
A los cuales el príncipe de los eunucos puso nombres: y puso á Daniel, Beltsasar; y á Ananías, Sadrach; y á Misael, Mesach; y á Azarías, Abed-nego.
1:8
Y Daniel propuso en su corazón de no contaminarse en la ración de la comida del rey, ni en el vino de su beber: pidió por tanto al príncipe de los eunucos de no contaminarse.
1:9
(Y puso Dios á Daniel en gracia y en buena voluntad con el príncipe de los eunucos.)
1:10
Y dijo el príncipe de los eunucos á Daniel: Tengo temor de mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él habrá visto vuestros rostros más tristes que los de los muchachos que son semejantes á vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza.
1:11
Entonces dijo Daniel á Melsar, que estaba puesto por el príncipe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael, y Azarías:
1:12
Prueba, te ruego, tus siervos diez días, y dennos legumbres á comer, y agua á beber.
1:13
Parezcan luego delante de ti nuestros rostros, y los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey; y según que vieres, harás con tus siervos.
1:14
Consintió pues con ellos en esto, y probó con ellos diez días.
1:15
Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más nutrido de carne, que los otros muchachos que comían de la ración de comida del rey.
1:16
Así fué que Melsar tomaba la ración de la comida de ellos, y el vino de su beber, y dábales legumbres.
1:17
Y á estos cuatro muchachos dióles Dios conocimiento é inteligencia en todas letras y ciencia: mas Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.
1:18
Pasados pues los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el príncipe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor.
1:19
Y el rey habló con ellos, y no fué hallado entre todos ellos otro como Daniel, Ananías, Misael, y Azarías: y así estuvieron delante del rey.
1:20
Y en todo negocio de sabiduría é inteligencia que el rey les demandó, hallólos diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.
1:21
Y fué Daniel hasta el año primero del rey Ciro.

Dan 1:1 El año tercero del reinado de Yoyaquim, rey de Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén y la sitió.
Dan 1:2 El Señor entregó en sus manos a Yoyaquim rey de Judá, así como parte de los objetos de la Casa de Dios. El los llevó al país de Senaar y depositó los objetos en la casa del tesoro de sus dioses.
Dan 1:3 El rey mandó a Aspenaz, jefe de sus eunucos, tomar de entre los israelitas de estirpe real o de familia noble,
Dan 1:4 algunos jóvenes, sin defecto corporal, de buen parecer, instruidos en toda sabiduría, cultos e inteligentes, idóneos para servir en la corte del rey, con el fin de enseñarles la escritura y la lengua de los caldeos.
Dan 1:5 El rey les asignó una ración diaria de los manjares del rey y del vino de su mesa. Deberían ser educados durante tres años, después de lo cual entrarían al servicio del rey.
Dan 1:6 Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran judíos.
Dan 1:7 El jefe de los eunucos les puso nombres nuevos: Daniel se llamaría Beltsassar, Ananías Sadrak, Misael Mesak y Azarías Abed Negó.
Dan 1:8 Daniel, que tenía el propósito de no mancharse compartiendo los manjares del rey y el vino de su mesa, pidió al jefe de los eunucos permiso para no mancharse.
Dan 1:9 Dios concedió a Daniel hallar gracia y benevolencia ante el jefe de los eunucos.
Dan 1:10 Pero el jefe de los eunucos dijo a Daniel: «Temo al rey, mi señor; él ha asignado vuestra comida y vuestra bebida, y si llega a ver vuestros rostros más macilentos que los de los jóvenes de vuestra edad, expondríais mi cabeza a los ojos del rey.»
Dan 1:11 Daniel dijo entonces al guarda a quien el jefe de los eunucos había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
Dan 1:12 «Por favor, pon a prueba a tus siervos durante diez días: que nos den de comer legumbres y de beber agua;
Dan 1:13 después puedes comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen los manjares del rey, y hacer con tus siervos con arreglo a lo que hayas visto.»
Dan 1:14 Aceptó él la propuesta y les puso a prueba durante diez días.
Dan 1:15 Al cabo de los diez días se vio que tenían mejor aspecto y estaban más rollizos que todos los jóvenes que comían los manjares del rey.
Dan 1:16 Desde entonces el guarda retiró sus manjares y el vino que tenían que beber, y les dio legumbres.
Dan 1:17 A estos cuatro jóvenes les concedió Dios ciencia e inteligencia en toda clase de letras y sabiduría. Particularmente Daniel poseía el discernimiento de visiones y sueños.
Dan 1:18 Al cabo del tiempo establecido por el rey para que le fueran presentados los jóvenes, el jefe de los eunucos los llevó ante Nabucodonosor.
Dan 1:19 El rey conversó con ellos, y entre todos no se encontró ningún otro como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Quedaron, pues, al servicio del rey.
Dan 1:20 Y en cuantas cosas de sabiduría o de inteligencia les consultó el rey, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos que había en todo su reino.
Dan 1:21 Daniel permaneció allí hasta el año primero del rey Ciro.

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Capítulo 2

2:1
Y EN el segundo año del reinado de Nabucodonosor, soñó Nabucodonosor sueños, y perturbóse su espíritu, y su sueño se huyó de él.
2:2
Y mandó el rey llamar magos, astrólogos, y encantadores, y Caldeos, para que mostrasen al rey sus sueños. Vinieron pues, y se presentaron delante del rey.
2:3
Y el rey les dijo: He soñado un sueño, y mi espíritu se ha perturbado por saber del sueño.
2:4
Entonces hablaron los Caldeos al rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive: di el sueño á tus siervos, y mostraremos la declaración.
2:5
Respondió el rey y dijo á los Caldeos: El negocio se me fué: si no me mostráis el sueño y su declaración, seréis hechos cuartos, y vuestras casas serán puestas por muladares.
2:6
Y si mostrareis el sueño y su declaración, recibiréis de mí dones y mercedes y grande honra: por tanto, mostradme el sueño y su declaración.
2:7
Respondieron la segunda vez, y dijeron: Diga el rey el sueño á sus siervos, y mostraremos su declaración.
2:8
El rey respondió, y dijo: Yo conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones, porque veis que el negocio se me ha ido.
2:9
Si no me mostráis el sueño, una sola sentencia será de vosotros. Ciertamente preparáis respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que se muda el tiempo: por tanto, decidme el sueño, para que yo entienda que me podéis mostrar su declaración.
2:10
Los Caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el negocio del rey: demás de esto, ningún rey, príncipe, ni señor, preguntó cosa semejante á ningún mago, ni astrólogo, ni Caldeo.
2:11
Finalmente, el negocio que el rey demanda, es singular, ni hay quien lo pueda declarar delante del rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne.
2:12
Por esto el rey con ira y con grande enojo, mandó que matasen á todos los sabios de Babilonia.
2:13
Y publicóse el mandamiento, y los sabios eran llevados á la muerte; y buscaron á Daniel y á sus compañeros para matarlos.
2:14
Entonces Daniel habló avisada y prudentemente á Arioch, capitán de los de la guarda del rey, que había salido para matar los sabios de Babilonia.
2:15
Habló y dijo á Arioch capitán del rey: ¿Qué es la causa que este mandamiento se publica de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioch declaró el negocio á Daniel.
2:16
Y Daniel entró, y pidió al rey que le diese tiempo, y que él mostraría al rey la declaración.
2:17
Fuése luego Daniel á su casa, y declaró el negocio á Ananías, Misael, y Azarías, sus compañeros,
2:18
Para demandar misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, y que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia.
2:19
Entonces el arcano fué revelado á Daniel en visión de noche; por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo.
2:20
Y Daniel habló, y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo: porque suya es la sabiduría y la fortaleza:
2:21
Y él es el que muda los tiempos y las oportunidades: quita reyes, y pone reyes: da la sabiduría á los sabios, y la ciencia á los entendidos:
2:22
El revela lo profundo y lo escondido: conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con él.
2:23
A ti, oh Dios de mis padres, confieso y te alabo, que me diste sabiduría y fortaleza, y ahora me enseñaste lo que te pedimos; pues nos has enseñado el negocio del rey.
2:24
Después de esto Daniel entró á Arioch, al cual el rey había puesto para matar á los sabios de Babilonia; fué, y díjole así: No mates á los sabios de Babilonia: llévame delante del rey, que yo mostraré al rey la declaración.
2:25
Entonces Arioch llevó prestamente á Daniel delante del rey, y díjole así: Un varón de los trasportados de Judá he hallado, el cual declarará al rey la interpretación.
2:26
Respondió el rey, y dijo á Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme entender el sueño que vi, y su declaración?
2:27
Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseñar al rey.
2:28
Mas hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer á cabo de días. Tu sueño, y las visiones de tu cabeza sobre tu cama, es esto:
2:29
Tú, oh rey, en tu cama subieron tus pensamientos por saber lo que había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser.
2:30
Y á mí ha sido revelado este misterio, no por sabiduría que en mí haya, más que en todos los vivientes, sino para que yo notifique al rey la declaración, y que entiendieses los pensamientos de tu corazón.
2:31
Tú, oh rey, veías, y he aquí una grande imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
2:32
La cabeza de esta imagen era de fino oro; sus pechos y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de metal;
2:33
Sus piernas de hierro; sus pies, en parte de hierro, y en parte de barro cocido.
2:34
Estabas mirando, hasta que una piedra fué cortada, no con mano, la cual hirió á la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
2:35
Entonces fué también desmenuzado el hierro, el barro cocido, el metal, la plata y el oro, y se tornaron como tamo de las eras del verano: y levantólos el viento, y nunca más se les halló lugar. Mas la piedra que hirió á la imagen, fué hecha un gran monte, que hinchió toda la tierra.
2:36
Este es el sueño: la declaración de él diremos también en presencia del rey.
2:37
Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, potencia, y fortaleza, y majestad.
2:38
Y todo lo que habitan hijos de hombres, bestias del campo, y aves del cielo, él ha entregado en tu mano, y te ha hecho enseñorear sobre todo: tú eres aquella cabeza de oro.
2:39
Y después de ti se levantará otro reino menor que tú; y otro tercer reino de metal, el cual se enseñoreará de toda la tierra.
2:40
Y el reino cuarto será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y doma todas las cosas, y como el hierro que quebranta todas estas cosas, desmenuzará y quebrantará.
2:41
Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero, y en parte de hierro, el reino será dividido; mas habrá en él algo de fortaleza de hierro, según que viste el hierro mezclado con el tiesto de barro.
2:42
Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro, y en parte de barro cocido, en parte será el reino fuerte, y en parte será frágil.
2:43
Cuanto á aquello que viste, el hierro mezclado con tiesto de barro, mezclaránse con simiente humana, mas no se pegarán el uno con el otro, como el hierro no se mistura con el tiesto.
2:44
Y en los días de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá: y no será dejado á otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre.
2:45
De la manera que viste que del monte fué cortada una piedra, no con manos, la cual desmenuzó al hierro, al metal, al tiesto, á la plata, y al oro; el gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir: y el sueño es verdadero, y fiel su declaración.
2:46
Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, y humillóse á Daniel, y mandó que le sacrificasen presentes y perfumes.
2:47
El rey habló á Daniel, y dijo: Ciertamente que el Dios vuestro es Dios de dioses, y el Señor de los reyes, y el descubridor de los misterios, pues pudiste revelar este arcano.
2:48
Entonces el rey engrandeció á Daniel, y le dió muchos y grandes dones, y púsolo por gobernador de toda la provincia de Babilonia, y por príncipe de los gobernadores sobre todos los sabios de Babilonia.
2:49
Y Daniel solicitó del rey, y él puso sobre los negocios de la provincia de Babilonia á Sadrach, Mesach, y Abed-nego: y Daniel estaba á la puerta del rey.

Dan 2:1 El año segundo del reinado de Nabucodonosor, Nabucodonosor tuvo sueños, y su espíritu se turbó hasta el punto de no poder dormir.
Dan 2:2 El rey mandó llamar a los magos y adivinos, encantadores y caldeos para que manifestaran al rey sus sueños. Vinieron ellos y se presentaron al rey.
Dan 2:3 El rey les dijo: «He tenido un sueño y mi espíritu se ha turbado por el deseo de comprender este sueño.»
Dan 2:4 Los caldeos respondieron al rey: (Arameo) «¡Viva el rey eternamente! Cuenta el sueño a tus siervos, y nosotros te daremos su interpretación.»
Dan 2:5 Respondió el rey y dijo a los caldeos: «Tened bien presente mi decisión: si no me dais a conocer el sueño y su interpretación, seréis cortados en pedazos y vuestras casas serán reducidas a escombros.
Dan 2:6 Pero si me dais a conocer el sueño y su interpretación, recibiréis de mí regalos, obsequios y grandes honores. Así pues, dadme a conocer el sueño y su interpretación.»
Dan 2:7 Respondieron ellos por segunda vez: «Cuente el rey el sueño a sus siervos, que nosotros le daremos su interpretación.»
Dan 2:8 Pero el rey replicó: «Bien veo que lo que queréis vosotros es ganar tiempo, sabiendo que mi decisión está tomada.
Dan 2:9 Si no me dais a conocer el sueño, una misma será vuestra sentencia. Habéis acordado entre vosotros decirme palabras mentirosas y falsas, mientras cambian los tiempos. Por tanto, indicadme el sueño y sabré que podéis darme su interpretación.»
Dan 2:10 Los caldeos respondieron ante el rey: «No hay nadie en el mundo capaz de descubrir lo que quiere el rey; y por eso mismo ningún rey, por grande y poderoso que sea, pregunta jamás cosa semejante a ningún mago, adivino o caldeo.
Dan 2:11 Lo que el rey pide es difícil, y nadie se lo puede descubrir al rey, excepto los dioses; pero ellos no viven entre los seres de carne.»
Dan 2:12 Entonces el rey se enfureció terriblemente y mandó matar a todos los sabios de Babilonia.
Dan 2:13 Promulgado el decreto de matar a los sabios, se buscó también a Daniel y a sus compañeros para matarlos.
Dan 2:14 Pero Daniel se dirigió con palabras sabias y prudentes a Aryok, jefe de la guardia real, que se disponía a matar a los sabios de Babilonia.
Dan 2:15 Tomó la palabra y dijo a Aryok, oficial del rey: «Por qué ha dado el rey un decreto tan tajante?» Aryok explicó la cosa a Daniel,
Dan 2:16 y Daniel se fue a pedir al rey que se le concediese un plazo para declarar al rey la interpretación.
Dan 2:17 Daniel regresó a su casa e informó del caso a sus compañeros Ananías, Misael y Azarías,
Dan 2:18 invitándoles a implorar la misericordia del Dios del Cielo, acerca de este misterio, a fin de que no se diese muerte a Daniel y a sus compañeros con el resto de los sabios de Babilonia.
Dan 2:19 Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión nocturna. Y Daniel bendijo al Dios del Cielo.
Dan 2:20 Tomó Daniel la palabra y dijo: «Bendito sea el Nombre de Dios por los siglos de los siglos, pues suyos son el saber y la fuerza.
Dan 2:21 El hace alternar estaciones y tiempos, depone a los reyes, establece a los reyes, da a los sabios sabiduría, y ciencia a los que saben discernir.
Dan 2:22 El revela honduras y secretos, conoce lo que ocultan las tinieblas, y la luz mora junto a él.
Dan 2:23 A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo, porque me has concedido sabiduría y fuerza; y ahora me has dado a conocer lo que te habíamos pedido, la cosa del rey nos has dado a conocer.»
Dan 2:24 Después Daniel se fue donde Aryok, a quien el rey había encomendado la matanza de los sabios de Babilonia. Entró y le dijo: «No mates a los sabios de Babilonia. Llévame a la presencia del rey y yo declararé al rey la interpretación.»
Dan 2:25 Aryok se apresuró a introducir a Daniel ante el rey y le dijo: «He encontrado entre los deportados de Judá un hombre que puede dar a conocer al rey la interpretación.»
Dan 2:26 Tomó el rey la palabra y dijo a Daniel (por sobrenombre Beltsassar): «¿Eres tú capaz de darme a conocer el sueño que he tenido y su interpretación?»
Dan 2:27 Daniel tomó la palabra en presencia del rey y dijo: «El misterio que el rey quiere saber, no hay sabios, adivinos, magos ni astrólogos que lo puedan revelar al rey;
Dan 2:28 pero hay un Dios en el cielo, que revela los misterios y que ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días. Tu sueño y las visiones de tu cabeza cuando estabas en tu lecho eran éstos:
Dan 2:29 «Oh rey, los pensamientos que agitaban tu mente en el lecho se referían a lo que ha de suceder en el futuro, y el que revela los misterios te ha dado a conocer lo que sucederá.
Dan 2:30 A mí, sin que yo posea más sabiduría que cualquier otro ser viviente, se me ha revelado este misterio con el solo fin de dar a conocer al rey su interpretación y de que tú conozcas los pensamientos de tu corazón.
Dan 2:31 «Tú, oh rey, has tenido esta visión: una estatua, una enorme estatua, de extraordinario brillo, de aspecto terrible, se levantaba ante ti.
Dan 2:32 La cabeza de esta estatua era de oro puro, su pecho y sus brazos de plata, su vientre y sus lomos de bronce,
Dan 2:33 sus piernas de hierro, sus pies parte de hierro y parte de arcilla.
Dan 2:34 Tú estabas mirando, cuando de pronto una piedra se desprendió, sin intervención de mano alguna, vino a dar a la estatua en sus pies de hierro y arcilla, y los pulverizó.
Dan 2:35 Entonces quedó pulverizado todo a la vez: hierro, arcilla, bronce, plata y oro; quedaron como el tamo de la era en verano, y el viento se lo llevó sin dejar rastro. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra.
Dan 2:36 Tal fue el sueño: ahora diremos ante el rey su interpretación.
Dan 2:37 Tú, oh rey, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado reino, fuerza, poder y gloria
Dan 2:38 - los hijos de los hombres, las bestias del campo, los pájaros del cielo, dondequiera que habiten, los ha dejado en tus manos y te ha hecho soberano de ellos -, tú eres la cabeza de oro.
Dan 2:39 Después de ti surgirá otro reino, inferior a ti, y luego un tercer reino, de bronce, que dominará la tierra entera.
Dan 2:40 Y habrá un cuarto reino, duro como el hierro, como el hierro que todo lo pulveriza y machaca: como el hierro qué aplasta, así él pulverizará y aplastará a todos los otros.
Dan 2:41 Y lo que has visto, los pies y los dedos, parte de arcilla de alfarero y parte de hierro, es un reino que estará dividido; tendrá la solidez del hierro, según has visto el hierro mezclado con la masa de arcilla.
Dan 2:42 Los dedos de los pies, parte de hierro y parte de arcilla, es que el reino será en parte fuerte y en parte frágil.
Dan 2:43 Y lo que has visto: el hierro mezclado con la masa de arcilla, es que se mezclarán ellos entre sí por simiente humana, pero no se aglutinarán el uno al otro, de la misma manera que el hierro no se mezcla con la arcilla.
Dan 2:44 En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará surgir un reino que jamás será destruido, y este reino no pasará a otro pueblo. Pulverizará y aniquilará a todos estos reinos, y él subsistirá eternamente:
Dan 2:45 tal como has visto desprenderse del monte, sin intervención de mano humana, la piedra que redujo a polvo el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El Dios grande ha dado a conocer al rey lo que ha de suceder. Tal es verdaderamente el sueño, y su interpretación digna de confianza.»
Dan 2:46 Entonces el rey Nabucodonosor cayó rostro en tierra, se postró ante Daniel, y ordenó que se le ofreciera oblación y calmante aroma.
Dan 2:47 El rey tomó la palabra y dijo a Daniel: «Verdaderamente vuestro Dios es el Dios de los dioses y el señor de los reyes, el revelador de los misterios, ya que tú has podido revelar este misterio.»
Dan 2:48 Y el rey confirió a Daniel un alto rango y le dio muchos y magníficos regalos. Le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia.
Dan 2:49 Daniel pidió al rey que encargara de la administración de la provincia de Babilonia a Sadrak, Mesak y Abed Negó, quedando Daniel en la corte del rey.

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Capítulo 3

3:1
EL rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, la altura de la cual era de sesenta codos, su anchura de seis codos: levantóla en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.
3:2
Y envió el rey Nabucodonosor á juntar los grandes, los asistentes y capitanes, oidores, receptores, los del consejo, presidentes, y á todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen á la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado.
3:3
Fueron pues reunidos los grandes, los asistentes y capitanes, los oidores, receptores, los del consejo, los presidentes, y todos los gobernadores de las provincias, á la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado: y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor.
3:4
Y el pregonero pregonaba en alta voz: Mándase á vosotros, oh pueblos, naciones, y lenguas,
3:5
En oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, os postraréis y adoraréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado:
3:6
Y cualquiera que no se postrare y adorare, en la misma hora será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
3:7
Por lo cual, en oyendo todos los pueblos el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, todos los pueblos, naciones, y lenguas, se postraron, y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.
3:8
Por esto en el mismo tiempo algunos varones Caldeos se llegaron, y denunciaron de los Judíos.
3:9
Hablando y diciendo al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive.
3:10
Tú, oh rey, pusiste ley que todo hombre en oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, se postrase y adorase la estatua de oro:
3:11
Y el que no se postrase y adorase, fuese echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
3:12
Hay unos varones Judíos, los cuales pusiste tú sobre los negocios de la provincia de Babilonia; Sadrach, Mesach, y Abed-nego: estos varones, oh rey, no han hecho cuenta de ti; no adoran tus dioses, no adoran la estatua de oro que tú levantaste.
3:13
Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen á Sadrach, Mesach, y Abed-nego. Al punto fueron traídos estos varones delante del rey.
3:14
Habló Nabucodonosor, y díjoles: ¿Es verdad Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que vosotros no honráis á mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado?
3:15
Ahora pues, ¿estáis prestos para que en oyendo el son de la bocina, del pífano, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, os postréis, y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo: ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?
3:16
Sadrach, Mesach, y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: no cuidamos de responderte sobre este negocio.
3:17
He aquí nuestro Dios á quien honramos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.
3:18
Y si no, sepas, oh rey, que tu dios no adoraremos, ni tampoco honraremos la estatua que has levantado.
3:19
Entonces Nabucodonosor fué lleno de ira, y demudóse la figura de su rostro sobre Sadrach, Mesach, y Abed-nego: así habló, y ordenó que el horno se encendiese siete veces tanto de lo que cada vez solía.
3:20
Y mandó á hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen á Sadrach, Mesach, y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo.
3:21
Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, y sus calzas, y sus turbantes, y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.
3:22
Y porque la palabra del rey daba priesa, y había procurado que se encendiese mucho, la llama del fuego mató á aquellos que habían alzado á Sadrach, Mesach, y Abed-nego.
3:23
Y estos tres varones, Sadrach, Mesach, y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.
3:24
Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantóse apriesa, y habló, y dijo á los de su consejo: ¿No echaron tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Es verdad, oh rey.
3:25
Respondió él y dijo: He aquí que yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningún daño hay en ellos: y el parecer del cuarto es semejante á hijo de los dioses.
3:26
Entonces Nabucodonosor se acercó á la puerta del horno de fuego ardiendo, y habló y dijo: Sadrach, Mesach, y Abed-nego, siervos del alto Dios, salid y venid. Entonces Sadrach, Mesach, y Abed-nego, salieron de en medio del fuego.
3:27
Y juntáronse los grandes, los gobernadores, los capitanes, y los del consejo del rey, para mirar estos varones, como el fuego no se enseñoreó de sus cuerpos, ni cabello de sus cabezas fué quemado, ni sus ropas se mudaron, ni olor de fuego había pasado por ellos.
3:28
Nabucodonosor habló y dijo: Bendito el Dios de ellos, de Sadrach, Mesach, y Abed-nego, que envió su ángel, y libró sus siervos que esperaron en él, y el mandamiento del rey mudaron, y entregaron sus cuerpos antes que sirviesen ni adorasen otro dios que su Dios.
3:29
Por mí pues se pone decreto, que todo pueblo, nación, ó lengua, que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrach, Mesach, y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa sea puesta por muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste.
3:30
Entonces el rey engrandeció á Sadrach, Mesach, y Abed-nego en la provincia de Babilonia.

Dan 3:1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, de sesenta codos de alta por seis de ancha, y la erigió en el llano de Dura, en la provincia de Babilonia.
Dan 3:2 El rey Nabucodonosor mandó a los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas y jueces y a todas las autoridades provinciales, que se reunieran y asistieran a la dedicación de la estatua erigida por el rey Nabucodonosor.
Dan 3:3 Se reunieron, pues, los sátrapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas y jueces y todas las autoridades provinciales para la dedicación de la estatua erigida por el rey Nabucodonosor; todos estaban en pie ante la estatua erigida por el rey Nabucodonosor.
Dan 3:4 El heraldo pregonó con fuerza: «A vosotros, pueblos, naciones y lenguas, se os hace saber:
Dan 3:5 En el momento en que oigáis el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, os postraréis y adoraréis la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor.
Dan 3:6 Aquél que no se postre y la adore, será inmediatamente arrojado en el horno de fuego ardiente.»
Dan 3:7 Con tal motivo, en cuanto se oyó sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que había erigido el rey Nabucodonosor.
Dan 3:8 Sin embargo, algunos caldeos se presentaron a denunciar a los judíos.
Dan 3:9 Tomaron la palabra y dijeron al rey Nabucodonosor: «¡Viva el rey eternamente!
Dan 3:10 Tú, oh rey, has ordenado que todo hombre, en cuanto oiga sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro,
Dan 3:11 y que aquél que no se postre para adorarla sea arrojado en el horno de fuego ardiente.
Dan 3:12 Pues hay algunos judíos a quienes has encargado de la administración de la provincia de Babilonia: Sadrak, Mesak y Abed Negó, que no te hacen caso, oh rey; no sirven a tu dios ni adoran la estatua de oro que has erigido.»
Dan 3:13 Ebrio de cólera, Nabucodonosor mandó llamar a Sadrak, Mesak y Abed Negó, que fueron introducidos ante el rey.
Dan 3:14 Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: «¿Es verdad, Sadrak, Mesak y Abed Negó, que no servís a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que yo he erigido?
Dan 3:15 ¿Estáis dispuestos ahora, cuando oigáis sonar el cuerno, el pífano, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, a postraros y adorar la estatua que yo he hecho? Si no la adoráis, seréis inmediatamente arrojados en el horno de fuego ardiente; y ¿qué dios os podrá librar de mis manos?»
Dan 3:16 Sadrak, Mesak y Abed Negó tomaron la palabra y dijeron al rey Nabucodonosor: «No necesitamos darte una respuesta sobre este particular.
Dan 3:17 Si nuestro Dios, a quien servimos, es capaz de librarnos, nos librará del horno de fuego ardiente y de tu mano, oh rey;
Dan 3:18 y si no lo hace, has de saber, oh rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has erigido.»
Dan 3:19 Entonces el rey Nabucodonosor, lleno de cólera y demudada la expresión de su rostro contra Sadrak, Mesak y Abed Negó, dio orden de que se encendiese el horno siete veces más de lo corriente,
Dan 3:20 y mandó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrak, Mesak y Abed Negó y los arrojaran al horno de fuego ardiente.
Dan 3:21 Fueron, pues, atados estos hombres, con sus zaragüelles, túnicas, gorros y vestidos, y arrojados al horno de fuego ardiente.
Dan 3:22 Como la orden del rey era perentoria y el horno estaba excesivamente encendido, la llamarada mató a los hombres que habían llevado allá a Sadrak, Mesak y Abed Negó.
Dan 3:23 Y los tres hombres, Sadrak, Mesak y Abed Negó, cayeron, atados, en medio del horno de fuego ardiente.
Dan 3:24 Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó a toda prisa y preguntó a sus consejeros: «¿No hemos echado nosotros al fuego a estos tres hombres atados?» Respondieron ellos: «Indudablemente, oh rey.»
Dan 3:25 Dijo el rey: «Pero yo estoy viendo cuatro hombres que se pasean libremente por el fuego sin sufrir daño alguno, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses.»
Dan 3:26 Y Nabucodonosor se acercó a la boca del horno de fuego ardiente y dijo: «Sadrak, Mesak y Abed Negó, servidores del Dios Altísimo, salid y venid aquí.» Entonces Sadrak, Mesak y Abed Negó salieron de en medio del fuego.
Dan 3:27 Los sátrapas, prefectos, gobernadores y consejeros del rey se reunieron para ver a estos hombres: el fuego no había tenido ningún poder sobre su cuerpo, los cabellos de su cabeza no estaban chamuscados, sus mantos no se habían alterado, y ni el olor del fuego se les había pegado.
Dan 3:28 Nabucodonosor exclamó: «Bendito sea el Dios de Sadrak, Mesak y Abed Negó, que ha enviado a su ángel a librar a sus siervos que, confiando en él, quebrantaron la orden del rey y entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a ningún otro fuera de su Dios.
Dan 3:29 Y yo promulgo este edicto: Pueblos, naciones y lenguas, todo aquel que hable ligeramente del Dios de Sadrak, Mesak y Abed Negó, será cortado en pedazos y su casa será reducida a escombros, porque no hay otro dios que pueda salvar de este modo.»
Dan 3:30 Y el rey hizo prosperar a Sadrak, Mesak y Abed Negó en la provincia de Babilonia.
Dan 3:31 Nabucodonosor, Rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas de toda la tierra: ¡Sea grande vuestra paz!
Dan 3:32 Me ha parecido bien daros a conocer las señales y milagros que ha hecho el Dios Altísimo.
Dan 3:33 ¡Que grandes sus prodigios, qué poderosos sus milagros! ¡Reino eterno es su reino, su imperio de generación en generación!

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Capítulo 4

4:1
NABUCODONOSOR rey, á todos los pueblos, naciones, y lenguas, que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada:
4:2
Las señales y milagros que el alto Dios ha hecho conmigo, conviene que yo las publique.
4:3
¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío hasta generación y generación.
4:4
Yo Nabucodonosor estaba quieto en mi casa, y floreciente en mi palacio.
4:5
Vi un sueño que me espantó, y las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron en mi cama.
4:6
Por lo cual yo puse mandamiento para hacer venir delante de mí todos los sabios de Babilonia, que me mostrasen la declaración del sueño.
4:7
Y vinieron magos, astrólogos, Caldeos, y adivinos: y dije el sueño delante de ellos, mas nunca me mostraron su declaración;
4:8
Hasta tanto que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en el cual hay espíritu de los dioses santos, y dije el sueño delante de él, diciendo:
4:9
Beltsasar, príncipe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos, y que ningún misterio se te esconde, exprésame las visiones de mi sueño que he visto, y su declaración.
4:10
Aquestas las visiones de mi cabeza en mi cama: Parecíame que veía un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande.
4:11
Crecía este árbol, y hacíase fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra.
4:12
Su copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y para todos había en él mantenimiento. Debajo de él se ponían á la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y manteníase de él toda carne.
4:13
Veía en las visiones de mi cabeza en mi cama, y he aquí que un vigilante y santo descendía del cielo.
4:14
Y clamaba fuertemente y decía así: Cortad el árbol, y desmochad sus ramas, derribad su copa, y derramad su fruto: váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas.
4:15
Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de metal entre la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte con las bestias en la hierba de la tierra.
4:16
Su corazón sea mudado de corazón de hombre, y séale dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos.
4:17
La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altísimo se enseñorea del reino de los hombres, y que á quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.
4:18
Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú pues, Beltsasar, dirás la declaración de él, porque todos los sabios de mi reino nunca pudieron mostrarme su interpretación: mas tú puedes, porque hay en ti espíritu de los dioses santos.
4:19
Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, estuvo callando casi una hora, y sus pensamientos lo espantaban: El rey habló, y dijo: Beltsasar, el sueño ni su declaración no te espante. Respondió Beltsasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su declaración para los que mal te quieren.
4:20
El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y que su altura llegaba hasta el cielo, y su vista por toda la tierra;
4:21
Y cuya copa era hermosa, y su fruto en abundancia, y que para todos había mantenimiento en él; debajo del cual moraban las bestias del campo, y en sus ramas habitaban las aves del cielo,
4:22
Tú mismo eres, oh rey, que creciste, y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado hasta el cielo, y tu señorío hasta el cabo de la tierra.
4:23
Y cuanto á lo que vió el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo, y decía: Cortad el árbol y destruidlo: mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, y con atadura de hierro y de metal en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y su parte sea con las bestias del campo, hasta que pasen sobre él siete tiempos:
4:24
Esta es la declaración, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre el rey mi señor:
4:25
Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como á los bueyes, y con rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo se enseñorea en el reino de los hombres, y que á quien él quisiere lo dará.
4:26
Y lo que dijeron, que dejasen en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino se te quedará firme, luego que entiendas que el señorío es en los cielos.
4:27
Por tanto, oh rey, aprueba mi consejo, y redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades con misericordias para con los pobres; que tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.
4:28
Todo aquesto vino sobre el rey Nabucodonosor.
4:29
A cabo de doce meses, andándose paseando sobre el palacio del reino de Babilonia,
4:30
Habló el rey, y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi grandeza?
4:31
Aun estaba la palabra en la boca del rey, cuando cae una voz del cielo: A ti dicen, rey Nabucodonosor; el reino es traspasado de ti:
4:32
Y de entre los hombres te echan, y con las bestias del campo será tu morada, y como á los bueyes te apacentarán: y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo se enseñorea en el reino de los hombres, y á quien él quisiere lo da.
4:33
En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fué echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como de águila, y sus uñas como de aves.
4:34
Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi sentido me fué vuelto; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío es sempiterno, y su reino por todas las edades.
4:35
Y todos los moradores de la tierra por nada son contados: y en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, hace según su voluntad: ni hay quien estorbe su mano, y le diga: ¿Qué haces?
4:36
En el mismo tiempo mi sentido me fué vuelto, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron á mí, y mis gobernadores y mis grandes me buscaron; y fuí restituído á mi reino, y mayor grandeza me fué añadida.
4:37
Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdad, y sus caminos juicio; y humillar puede á los que andan con soberbia.

Dan 4:1 Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa, y satisfecho en mi palacio.
Dan 4:2 Y tuve un sueño que me aterrorizó. Las obsesiones que tuve en mi lecho y las visiones de mi cabeza me aterraron.
Dan 4:3 Entonces di orden de traer a mi presencia a todos los sabios de Babilonia para que me dieran a conocer la interpretación del sueño.
Dan 4:4 Vinieron los magos, adivinos, caldeos y astrólogos y, en su presencia, conté el sueño, pero su interpretación no me la dieron.
Dan 4:5 Después se presentó ante mí Daniel, por sobrenombre Beltsassar, según el nombre de mi dios, en quien reside el espíritu de los dioses santos. Yo le conté el sueño:
Dan 4:6 «Beltsassar, jefe de los magos, ya sé que tú posees el espíritu de los dioses santos y que ningún misterio ofrece para ti dificultad: mira el sueño que he tenido; dime su interpretación.
Dan 4:7 «En mi lecho, contemplaba las visiones de mi cabeza: «Un árbol había en el centro de la tierra, de altura muy grande.
Dan 4:8 El árbol creció, se hizo corpulento, su altura llegaba hasta el cielo, su expansión, hasta los confines de la tierra.
Dan 4:9 Era hermoso su ramaje, abundante su fruto; había en él comida para todos, a su sombra se cobijaban las bestias del campo, en sus ramas anidaban los pájaros del cielo, y toda carne se alimentaba de él.
Dan 4:10 Yo contemplaba, en mi lecho, las visiones de mi cabeza. En esto, un Vigilante, un santo, bajaba del cielo.
Dan 4:11 Con recia voz gritaba así: "Abatid el árbol, cortad sus ramas, arrancad sus hojas, tirad sus frutos; váyanse las bestias de debajo de él, y los pájaros de sus ramas.
Dan 4:12 Pero dejad en tierra tocón y raíces con ataduras de hierro y bronce, entre la hierba del campo. Sea bañado del rocío del cielo y comparta con las bestias la hierba de la tierra.
Dan 4:13 Deje de ser su corazón de hombre, désele un corazón de bestia y pasen por él siete tiempos.
Dan 4:14 Es la sentencia dictada por los Vigilantes, la cuestión decidida por los Santos, para que sepa todo ser viviente que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres: se lo da a quien le place y exalta al más humilde de los hombres."»
Dan 4:15 «Tal es el sueño que he tenido yo, el rey Nabucodonosor. Tú, Beltsassar, dime su interpretación, ya que ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación; pero tú puedes, porque en ti reside el espíritu de los dioses santos.»
Dan 4:16 Entonces Daniel, por sobrenombre Beltsassar, quedó un instante aturdido y turbado en sus pensamientos. El rey tomó la palabra y dijo: «Beltsassar, no te turbe este sueño y su interpretación.» Respondió Beltsassar: «¡ Oh mi señor, sea este sueño para tus enemigos y su interpretación para tus adversarios!
Dan 4:17 Ese árbol que has visto, que se hizo grande y corpulento, cuya altura llegaba hasta el cielo y que era visible en toda la tierra,
Dan 4:18 que tenía hermoso ramaje y abundante fruto, en el que había alimento para todos, bajo el cual se cobijaban las bestias del campo y en cuyas ramas anidaban los pájaros del cielo,
Dan 4:19 eres tú, oh rey, que te has hecho grande y poderoso, cuya grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo, y cuyo dominio se extiende hasta los confines de la tierra.
Dan 4:20 «En cuanto a lo que ha visto el rey: un Vigilante, un santo que bajaba del cielo y decía: "Abatid el árbol, destruidlo, pero el tocón y sus raíces dejadlos en tierra, con ataduras de hierro y bronce, entre la hierba del campo, y sea bañado del rocío del cielo y comparta la suerte con las bestias del campo hasta que hayan pasado por él siete tiempos",
Dan 4:21 ésta es su interpretación, oh rey, y el decreto del Altísimo que ha tocado a mi señor el rey:
Dan 4:22 «Serás arrojado de entre los hombres y con las bestias del campo morarás; hierba, como los bueyes, tendrás por comida, y serás bañado del rocío del cielo; siete tiempos pasarán por ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el imperio de los hombres y que se lo da a quien le place.
Dan 4:23 «Y la orden de dejar el tocón y las raíces del árbol, significa que tu reino se te conservará hasta que hayas reconocido que todo poder viene del Cielo.
Dan 4:24 Por eso, oh rey, acepta mi consejo: rompe tus pecados con obras de justicia y tus iniquidades con misericordia para con los pobres, para que tu ventura sea larga.»
Dan 4:25 Todo esto le sobrevino al rey Nabucodonosor.
Dan 4:26 Doce meses después, paseándose por la terraza del palacio real de Babilonia,
Dan 4:27 iba diciendo el rey: «¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como mi residencia real, con el poder de mi fuerza y para la gloria de mi majestad?»
Dan 4:28 Aún estaban estas palabras en la boca del rey, cuando una voz cayó del cielo: «¡A ti se te habla, rey Nabucodonosor! La realeza se te ha ido.
Dan 4:29 De entre los hombres serás arrojado, con las bestias del campo morarás; hierba como los bueyes tendrás por comida, y siete tiempos pasarán por ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres, y se lo da a quien le place.»
Dan 4:30 Y al punto se cumplió la palabra en Nabucodonosor: fue arrojado de entre los hombres, se alimentó de hierba como los bueyes, su cuerpo fue bañado del rocío del cielo, hasta crecerle sus cabellos como plumas de águila y sus uñas como las de las aves.
Dan 4:31 «Al cabo del tiempo fijado, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo, y la razón volvió a mí; entonces bendije al Altísimo, alabando y exaltando al que vive eternamente, cuyo imperio es un imperio eterno, y cuyo reino dura por todas las generaciones.
Dan 4:32 Los habitantes todos de la tierra ante él, como si no contaran, hace lo que quiere con el ejército del cielo y con los habitantes de la tierra. Nadie puede detener su mano o decirle: "¿Qué haces?"
Dan 4:33 «En aquel momento, la razón volvió a mí, y para gloria de mi realeza volvieron también a mí majestad y esplendor; mis consejeros y mis grandes me reclamaron, se me restableció en mi reino, y se me dio una grandeza todavía mayor.
Dan 4:34 Ahora, pues, yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del Cielo, porque sus obras todas son verdad, justicia todos sus caminos; él sabe humillar a los que caminan con orgullo.»

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Capítulo 5

5:1
EL rey Belsasar hizo un gran banquete á mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino.
5:2
Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalem; para que bebiesen con ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas.
5:3
Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalem, y bebieron con ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas.
5:4
Bebieron vino, y alabaron á los dioses de oro y de plata, de metal, de hierro, de madera, y de piedra.
5:5
En aquella misma hora salieron unos dedos de mano de hombre, y escribían delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la palma de la mano que escribía.
5:6
Entonces el rey se demudó de su color, y sus pensamientos lo turbaron, y desatáronse las ceñiduras de sus lomos, y sus rodillas se batían la una con la otra.
5:7
El rey clamó en alta voz que hiciesen venir magos, Caldeos, y adivinos. Habló el rey, y dijo á los sabios de Babilonia: Cualquiera que leyere esta escritura, y me mostrare su declaración, será vestido de púrpura, y tendrá collar de oro á su cuello; y en el reino se enseñoreará el tercero.
5:8
Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, y no pudieron leer la escritura, ni mostrar al rey su declaración.
5:9
Entonces el rey Belsasar fué muy turbado, y se le mudaron sus colores y alteráronse sus príncipes.
5:10
La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró á la sala del banquete. Y habló la reina, y dijo: Rey, para siempre vive, no te asombren tus pensamientos, ni tus colores se demuden:
5:11
En tu reino hay un varón, en el cual mora el espíritu de los dioses santos; y en los días de tu padre se halló en él luz é inteligencia y sabiduría, como ciencia de los dioses: al cual el rey Nabucodonosor, tu padre, el rey tu padre constituyó príncipe sobre todos los magos, astrólogos, Caldeos, y adivinos:
5:12
Por cuanto fué hallado en él mayor espíritu, y ciencia, y entendimiento, interpretando sueños, y declarando preguntas, y deshaciendo dudas, es á saber, en Daniel; al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese pues ahora á Daniel, y él mostrará la declaración.
5:13
Entonces Daniel fué traído delante del rey. Y habló el rey, y dijo á Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?
5:14
Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, y entendimiento y mayor sabiduría.
5:15
Y ahora fueron traídos delante de mí, sabios, astrólogos, que leyesen esta escritura, y me mostrasen su interpretación: pero no han podido mostrar la declaración del negocio.
5:16
Yo pues he oído de ti que puedes declarar las dudas, y desatar dificultades. Si ahora pudieres leer esta escritura, y mostrarme su interpretación, serás vestido de púrpura, y collar de oro tendrás en tu cuello, y en el reino serás el tercer señor.
5:17
Entonces Daniel respondió, y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y tus presentes dalos á otro. La escritura yo la leeré al rey, y le mostraré la declaración.
5:18
El altísimo Dios, oh rey, dió á Nabucodonosor tu padre el reino, y la grandeza, y la gloria, y la honra:
5:19
Y por la grandeza que le dió, todos los pueblos, naciones, y lenguas, temblaban y temían delante de él. Los que él quería mataba, y daba vida á los que quería: engrandecía á los que quería, y á los que quería humillaba.
5:20
Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en altivez, fué depuesto del trono de su reino, y traspasaron de él la gloria:
5:21
Y fué echado de entre los hijos de los hombres; y su corazón fué puesto con las bestias, y con los asnos monteses fué su morada. Hierba le hicieron comer, como á buey, y su cuerpo fué bañado con el rocío del cielo, hasta que conoció que el altísimo Dios se enseñorea del reino de los hombres, y que pondrá sobre él al que quisiere.
5:22
Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto:
5:23
Antes contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, é hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus príncipes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos: demás de esto, á dioses de plata y de oro, de metal, de hierro, de madera, y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben, diste alabanza: y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
5:24
Entonces de su presencia fué enviada la palma de la mano que esculpió esta escritura.
5:25
Y la escritura que esculpió es: MENE, MENE, TEKEL, UPHARSIN.
5:26
La declaración del negocio es: MENE: Contó Dios tu reino, y halo rematado.
5:27
TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.
5:28
PERES: Tu reino fué rompido, y es dado á Medos y Persas.
5:29
Entonces, mandándolo Belsasar, vistieron á Daniel de púrpura, y en su cuello fué puesto un collar de oro, y pregonaron de él que fuese el tercer señor en el reino.
5:30
La misma noche fué muerto Belsasar, rey de los Caldeos.
5:31
Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.

Dan 5:1 El rey Baltasar dio un gran festín en honor de sus mil dignatarios, y, en presencia de estos mil, bebió vino.
Dan 5:2 Bajo el efecto del vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y plata que su padre Nabucodonosor se había llevado del Templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey, sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas.
Dan 5:3 Se trajeron, pues, los vasos de oro y plata tomados de la Casa de Dios en Jerusalén, y en ellos bebieron el rey, sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas.
Dan 5:4 Bebieron vino y alabaron a sus dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de madera y piedra.
Dan 5:5 De pronto aparecieron los dedos de una mano humana que se pusieron a escribir, detrás del candelabro, en la cal de la pared del palacio real, y el rey vio la palma de la mano que escribía.
Dan 5:6 Entonces el rey cambió de color, sus pensamientos le turbaron, las articulaciones de sus caderas se le relajaron y sus rodillas se pusieron a castañetear.
Dan 5:7 Y el rey mandó a buscar a gritos a los adivinos, caldeos y astrólogos. Tomó el rey la palabra y dijo a los sabios de Babilonia: «El que lea este escrito y me dé a conocer su interpretación, será vestido de púrpura, se le pondrá al cuello un collar de oro, y mandará como tercero en el reino.»
Dan 5:8 Vinieron, pues, todos los sabios del rey; pero no pudieron leer el escrito ni declarar al rey su interpretación.
Dan 5:9 El rey Baltasar se turbó mucho y su semblante cambió de color; también sus dignatarios quedaron desconcertados.
Dan 5:10 En la sala del festín entró la reina, enterada por las palabras del rey y de sus dignatarios. Y dijo la reina: «¡Viva el rey eternamente! No te turben tus pensamientos ni tu semblante cambie de color.
Dan 5:11 Hay en tu reino un hombre en quien reside el espíritu de los dioses santos. Ya en tiempo de tu padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría semejante a la sabiduría de los dioses, y tu padre, el rey Nabucodonosor, le nombró jefe de los magos, adivinos, caldeos y astrólogos.
Dan 5:12 Por tanto, ya que en este Daniel, a quien el rey puso por sobrenombre Beltsassar, se encontró un espíritu extraordinario, ciencia, inteligencia y arte de interpretar sueños, de descifrar enigmas y de resolver dificultades, sea llamado Daniel y él dará a conocer la interpretación.»
Dan 5:13 En seguida fue introducido Daniel a la presencia del rey, y el rey dijo a Daniel: «¿Eres tú Daniel, uno de los judíos deportados, que mi padre el rey trajo de Judá?
Dan 5:14 He oído decir que en ti reside el espíritu de los dioses y que hay en ti luz, inteligencia y sabiduría extraordinarias.
Dan 5:15 Han sido introducidos ahora en mi presencia los sabios y adivinos para que leyeran este escrito y me declararan su interpretación, pero han sido incapaces de descubrir su sentido.
Dan 5:16 He oído decir que tú puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si, pues, logras leer este escrito y declararme su interpretación, serás vestido de púrpura, llevarás al cuello un collar de oro, y mandarás como tercero en el reino.»
Dan 5:17 Daniel tomó la palabra y dijo delante del rey: «Quédate con tus regalos y da tus obsequios a otro, que yo leeré igualmente al rey este escrito y le daré a conocer su interpretación.
Dan 5:18 Oh rey, el Dios Altísimo dio a tu padre Nabucodonosor reino, grandeza, gloria y majestad.
Dan 5:19 Y por esta grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban de miedo en su presencia: mataba él a quien quería, dejaba vivir a quien quería, exaltaba a quien quería y a quien quería humillaba.
Dan 5:20 Pero habiéndose engreído su corazón y obstinado su espíritu hasta la arrogancia, fue depuesto de su trono real, y se le quitó su gloria.
Dan 5:21 Fue expulsado de entre los hombres y su corazón se hizo semejante al de las bestias; estuvo conviviendo con los onagros; se alimentó de hierba como los bueyes, y su cuerpo fue bañado del rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres y pone en él a quien le place.
Dan 5:22 Pero tú, Baltasar, hijo suyo, no has humillado tu corazón, a pesar de que sabías todo esto;
Dan 5:23 te has engreído contra el Señor del Cielo, se han traído a tu presencia los vasos de su Casa, y tú, tus dignatarios, tus mujeres y tus concubinas, habéis bebido vino en ellos. Habéis celebrado a los dioses de plata y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra, que no ven ni oyen ni entienden, pero no has glorificado al Dios que tiene en sus manos tu propio aliento y de quien dependen todos tus caminos.
Dan 5:24 Por eso ha enviado él esa mano que trazó este escrito.
Dan 5:25 La escritura trazada es: Mené, Mené, Teqel y Parsín.
Dan 5:26 Y ésta es la interpretación de las palabras: Mené: Dios ha medido tu reino y le ha puesto fin;
Dan 5:27 Tequel: has sido pesado en la balanza y encontrado falto de peso;
Dan 5:28 Parsín: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y los persas.»
Dan 5:29 Entonces Baltasar mandó revestir de púrpura a Daniel, ponerle un collar de oro al cuello y proclamar que mandaba como tercero en el reino.
Dan 5:30 Aquella noche fue asesinado Baltasar, el rey de los caldeos.

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Capítulo 6

6:1
PARECIÓ bien á Darío constituir sobre el reino ciento veinte gobernadores, que estuviesen en todo el reino.
6:2
Y sobre ellos tres presidentes, de los cuales Daniel era el uno, á quienes estos gobernadores diesen cuenta, porque el rey no recibiese daño.
6:3
Pero el mismo Daniel era superior á estos gobernadores y presidentes, porque había en él más abundancia de espíritu: y el rey pensaba de ponerlo sobre todo el reino.
6:4
Entonces los presidentes y gobernadores buscaban ocasiones contra Daniel por parte del reino; mas no podían hallar alguna ocasión ó falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fué en él hallado.
6:5
Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna, si no la hallamos contra él en la ley de su Dios.
6:6
Entonces estos gobernadores y presidentes se juntaron delante del rey, y le dijeron así: Rey Darío, para siempre vive:
6:7
Todos los presidentes del reino, magistrados, gobernadores, grandes y capitanes, han acordado por consejo promulgar un real edicto, y confirmarlo, que cualquiera que demandare petición de cualquier dios ú hombre en el espacio de treinta días, sino de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.
6:8
Ahora, oh rey, confirma el edicto, y firma la escritura, para que no se pueda mudar, conforme á la ley de Media y de Persia, la cual no se revoca.
6:9
Firmó pues el rey Darío la escritura y el edicto.
6:10
Y Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entróse en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que estaban hacia Jerusalem, hincábase de rodillas tres veces al día, y oraba, y confesaba delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
6:11
Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron á Daniel orando y rogando delante de su Dios.
6:12
Llegáronse luego, y hablaron delante del rey acerca del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que pidiere á cualquier dios ú hombre en el espacio de treinta días, excepto á ti, oh rey, fuese echado en el foso de los leones? Respondió el rey y dijo: Verdad es, conforme á la ley de Media y de Persia, la cual no se abroga.
6:13
Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel que es de los hijos de la cautividad de los Judíos, no ha hecho cuenta de ti, oh rey, ni del edicto que confirmaste; antes tres veces al día hace su petición.
6:14
El rey entonces, oyendo el negocio, pesóle en gran manera, y sobre Daniel puso cuidado para librarlo; y hasta puestas del sol trabajó para librarle.
6:15
Empero aquellos hombres se reunieron cerca del rey, y dijeron al rey: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia, que ningún decreto ú ordenanza que el rey confirmare pueda mudarse.
6:16
Entonces el rey mandó, y trajeron á Daniel, y echáronle en el foso de los leones. Y hablando el rey dijo á Daniel: El Dios tuyo, á quien tú continuamente sirves, él te libre.
6:17
Y fué traída una piedra, y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo, y con el anillo de sus príncipes, porque el acuerdo acerca de Daniel no se mudase.
6:18
Fuése luego el rey á su palacio, y acostóse ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fué el sueño.
6:19
El rey, por tanto, se levantó muy de mañana, y fué apriesa al foso de los leones:
6:20
Y llegándose cerca del foso llamó á voces á Daniel con voz triste: y hablando el rey dijo á Daniel: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, á quien tú continuamente sirves ¿te ha podido librar de los leones?
6:21
Entonces habló Daniel con el rey: oh rey, para siempre vive.
6:22
El Dios mío envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen mal: porque delante de él se halló en mí justicia: y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho lo que no debiese.
6:23
Entonces se alegró el rey en gran manera á causa de él, y mandó sacar á Daniel del foso: y fué Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque creyó en su Dios.
6:24
Y mandándolo el rey fueron traídos aquellos hombres que habían acusado á Daniel, y fueron echados en el foso de los leones, ellos, sus hijos, y sus mujeres; y aun no habían llegado al suelo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos, y quebrantaron todos sus huesos.
6:25
Entonces el rey Darío escribió á todos los pueblos, naciones, y lenguas, que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada:
6:26
De parte mía es puesta ordenanza, que en todo el señorío de mi reino todos teman y tiemblen de la presencia del Dios de Daniel: porque él es el Dios viviente y permanente por todos los siglos, y su reino tal que no será desecho, y su señorío hasta el fin.
6:27
Que salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; el cual libró á Daniel del poder de los leones.
6:28
Y este Daniel fué prosperado durante el reinado de Darío, y durante el reinado de Ciro, Persa.

Dan 6:1 Y recibió el reino Darío el Medo, que contaba sesenta y dos años.
Dan 6:2 Plugo a Darío establecer en su reino ciento veinte sátrapas que estuvieran por todo el reino,
Dan 6:3 bajo el mando de tres ministros - Daniel era uno de ellos -, a los que los sátrapas deberían rendir cuentas, con el fin de impedir que el rey recibiera daño alguno.
Dan 6:4 Este mismo Daniel se distinguía entre los ministros y los sátrapas, porque había en él un espíritu extraordinario, y el rey se proponía ponerle al frente del reino entero.
Dan 6:5 Por ello los ministros y los sátrapas se pusieron a buscar un motivo de acusación contra Daniel en algún asunto de Estado; pero no pudieron encontrar ningún motivo de acusación ni falta alguna, porque él era fiel y no se le podía reprochar de negligencia ni falta.
Dan 6:6 Entonces se dijeron aquellos hombres: «No encontraremos ningún motivo de acusación contra este Daniel si no es en materia de la ley de su Dios.»
Dan 6:7 Los ministros y sátrapas acudieron, pues, atropelladamente ante el rey y le hablaron así: «¡Viva eternamente el rey Darío!
Dan 6:8 Todos los ministros del reino, prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores, aconsejan unánimemente que se promulgue un edicto real para poner en vigor la prohibición siguiente: Todo aquel que en el término de treinta días dirija una oración a quienquiera que sea, dios u hombre, fuera de ti, oh rey, será arrojado al foso de los leones.
Dan 6:9 Ahora pues, oh rey, da fuerza de ley a esta prohibición firmando el edicto, de suerte que no se cambie nada, con arreglo a la ley de los medos y persas, que es irrevocable.»
Dan 6:10 Ante esto, el rey Darío firmó el edicto de prohibición.
Dan 6:11 Al saber que había sido firmado el edicto, Daniel entró en su casa. Las ventanas de su cuarto superior estaban orientadas hacia Jerusalén y tres veces al día se ponía él de rodillas, para orar y dar gracias a su Dios; así lo había hecho siempre.
Dan 6:12 Aquellos hombres vinieron atropelladamente y sorprendieron a Daniel invocando y suplicando a su Dios.
Dan 6:13 Entonces se presentaron al rey y le dijeron acerca de la prohibición real: «¿No has firmado tú una prohibición según la cual todo el que dirigiera, en el término de treinta días, una oración a quienquiera que fuese, dios u hombre, fuera de ti, oh rey, sería arrojado al foso de los leones?» Respondió el rey: «La cosa está decidida, según la ley de los medos y los persas, que es irrevocable.»
Dan 6:14 Entonces ellos dijeron en presencia del rey: «Daniel, ese deportado de Judá, no hace caso de ti, oh rey, ni de la prohibición que tú has firmado: tres veces al día hace su oración.»
Dan 6:15 Al oír estas palabras, el rey se afligió mucho y se propuso salvar a Daniel; hasta la puesta del sol estuvo buscando el modo de librarle.
Dan 6:16 Pero aquellos hombres volvieron atropelladamente ante el rey y le dijeron: «Ya sabes, oh rey, que según la ley de los medos y los persas ninguna prohibición o edicto dado por el rey puede ser modificado.»
Dan 6:17 Entonces el rey dio orden de traer a Daniel y de arrojarle al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: «Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, te librará.»
Dan 6:18 Se trajo una piedra que fue colocada a la entrada del foso, y el rey la selló con su anillo y con el anillo de sus dignatarios, para que no se pudiese cambiar la suerte de Daniel.
Dan 6:19 Después el rey volvió a su palacio y pas�� la noche en ayuno; no dejó que le trajeran concubinas y el sueño huyó de él.
Dan 6:20 Al amanecer, al rayar el alba, el rey se levantó y se dirigió a toda prisa al foso de los leones.
Dan 6:21 Acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada: «Daniel, servidor del Dios vivo, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿ha podido librarte de los leones?»
Dan 6:22 Entonces Daniel habló con el rey: «¡Viva el rey eternamente!
Dan 6:23 Mi Dios ha enviado a su ángel, que ha cerrado la boca de los leones y no me han hecho ningún mal, porque he sido hallado inocente ante él. Y tampoco ante ti, oh rey, he cometido falta alguna.»
Dan 6:24 El rey entonces se alegró mucho y mandó sacar a Daniel del foso. Sacaron a Daniel del foso y no se le encontró herida alguna, porque había confiado en su Dios.
Dan 6:25 Y el rey mandó traer a aquellos hombres que habían acusado a Daniel y echarlos al foso de los leones, a ellos, y a sus hijos y mujeres. Y no habían llegado aún al fondo del foso cuando ya los leones se habían lanzado sobre ellos y les habían triturado todos los huesos.
Dan 6:26 Entonces, el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitaban en toda la tierra: «¡Sea grande vuestra paz!
Dan 6:27 Por mí se decreta que en todos los dominios de mi reino se tema y se tiemble ante el Dios de Daniel, porque él es el Dios vivo, que subsiste por siempre, - su reino no será destruido y su imperio durará hasta el fin -
Dan 6:28 el que salva y libera, obra señales y milagros en los cielos y en la tierra; el que ha salvado a Daniel del poder de los leones.»
Dan 6:29 Y este mismo Daniel floreció en el reinado de Darío y en el reinado de Ciro el Persa.

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Capítulo 7

7:1
EN el primer año de Belsasar rey de Babilonia, vió Daniel un sueño y visiones de su cabeza en su cama: luego escribió el sueño, y notó la suma de los negocios.
7:2
Habló Daniel y dijo: Veía yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en la gran mar.
7:3
Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían de la mar.
7:4
La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta tanto que sus alas fueron arrancadas, y fué quitada de la tierra; y púsose enhiesta sobre los pies á manera de hombre, y fuéle dado corazón de hombre.
7:5
Y he aquí otra segunda bestia, semejante á un oso, la cual se puso al un lado, y tenía en su boca tres costillas entre sus dientes; y fuéle dicho así: Levántate, traga carne mucha.
7:6
Después de esto yo miraba, y he aquí otra, semejante á un tigre, y tenía cuatro alas de ave en sus espaldas: tenía también esta bestia cuatro cabezas; y fuéle dada potestad.
7:7
Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible, y en grande manera fuerte; la cual tenía unos dientes grandes de hierro: devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies: y era muy diferente de todas las bestias que habían sido antes de ella, y tenía diez cuernos.
7:8
Estando yo contemplando los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño subía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí, en este cuerno había ojos como ojos de hombre, y una boca que hablaba grandezas.
7:9
Estuve mirando hasta que fueron puestas sillas: y un Anciano de grande edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su silla llama de fuego, sus ruedas fuego ardiente.
7:10
Un río de fuego procedía y salía de delante de él: millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él: el Juez se sentó, y los libros se abrieron.
7:11
Yo entonces miraba á causa de la voz de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta tanto que mataron la bestia, y su cuerpo fué deshecho, y entregado para ser quemado en el fuego.
7:12
Habían también quitado á las otras bestias su señorío, y les había sido dada prolongación de vida hasta cierto tiempo.
7:13
Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí en las nubes del cielo como un hijo de hombre que venía, y llegó hasta el Anciano de grande edad, é hiciéronle llegar delante de él.
7:14
Y fuéle dado señorío, y gloria, y reino; y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no será transitorio, y su reino que no se corromperá.
7:15
Mi espíritu fué turbado, yo Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron.
7:16
Lleguéme á uno de los que asistían, y preguntéle la verdad acerca de todo esto. Y hablóme, y declaróme la interpretación de las cosas.
7:17
Estas grandes bestias, las cuales son cuatro, cuatro reyes son, que se levantarán en la tierra.
7:18
Después tomarán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, y hasta el siglo de los siglos.
7:19
Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que tan diferente era de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro, y sus uñas de metal, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies:
7:20
Asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que había subido, de delante del cual habían caído tres: y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandezas, y su parecer mayor que el de sus compañeros.
7:21
Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía,
7:22
Hasta tanto que vino el Anciano de grande edad, y se dió el juicio á los santos del Altísimo; y vino el tiempo, y los santos poseyeron el reino.
7:23
Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será más grande que todos los otros reinos, y á toda la tierra devorará, y la hollará, y la despedazará.
7:24
Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será mayor que los primeros, y á tres reyes derribará.
7:25
Y hablará palabras contra el Altísimo, y á los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en mudar los tiempos y la ley: y entregados serán en su mano hasta tiempo, y tiempos, y el medio de un tiempo.
7:26
Empero se sentará el juez, y quitaránle su señorío, para que sea destruído y arruinado hasta el extremo;
7:27
Y que el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los señoríos le servirán y obedecerán.
7:28
Hasta aquí fué el fin de la plática. Yo Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se me mudó: mas guardé en mi corazón el negocio.
Dan 7:1 El año primero de Baltasar, rey de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones de su cabeza, mientras se hallaba en su lecho. En seguida puso el sueño por escrito. Comienzo del relato:
Dan 7:2 Daniel tomó la palabra y dijo: Contemplaba yo en mi visión durante la noche lo siguiente: los cuatro vientos del cielo agitaron el mar grande,
Dan 7:3 y cuatro bestias enormes, diferentes todas entre sí, salieron del mar.
Dan 7:4 La primera era como un león con alas de águila. Mientras yo la miraba, le fueron arrancadas las alas, fue levantada de la tierra, se incorporó sobre sus patas como un hombre, y se le dio un corazón de hombre.
Dan 7:5 A continuación, otra segunda bestia, semejante a un oso, levantada de un costado, con tres costillas en las fauces, entre los dientes. Y se le decía: «Levántate, devora mucha carne.»
Dan 7:6 Después, yo seguía mirando y vi otra bestia como un leopardo con cuatro alas de ave en su dorso; la bestia tenía cuatro cabezas, y se le dio el dominio.
Dan 7:7 Después seguí mirando, en mis visiones nocturnas, y vi una cuarta bestia, terrible, espantosa, extraordinariamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro; comía, trituraba, y lo sobrante lo pisoteaba con sus patas. Era diferente de las bestias anteriores y tenía diez cuernos.
Dan 7:8 Estaba yo observando los cuernos, cuando en esto despuntó entre ellos otro cuerno, pequeño, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él. Tenía este cuerno ojos como los de un hombre, y una boca que decía grandes cosas.
Dan 7:9 Mientras yo contemplaba: Se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura, blanca como la nieve; los cabellos de su cabeza, puros como la lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente.
Dan 7:10 Un río de fuego corría y manaba delante de él. Miles de millares le servían, miríadas de miríadas estaban en pie delante de él. El tribunal se sentó, y se abrieron los libros.
Dan 7:11 Miré entonces, atraído por el ruido de las grandes cosas que decía el cuerno, y estuve mirando hasta que la bestia fue muerta y su cuerpo destrozado y arrojado a la llama de fuego.
Dan 7:12 A las otras bestias se les quitó el dominio, si bien se les concedió una prolongación de vida durante un tiempo y hora determinados.
Dan 7:13 Yo seguía contemplando en las visiones de la noche: Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre. Se dirigió hacia el Anciano y fue llevado a su presencia.
Dan 7:14 A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás.
Dan 7:15 Yo, Daniel, quedé muy impresionado en mi espíritu por estas cosas, y las visiones de mi cabeza me dejaron turbado.
Dan 7:16 Me acerqué a uno de los que estaban allí de pie y le pedí que me dijera la verdad acerca de todo esto. El me respondió y me indicó la interpretación de estas cosas:
Dan 7:17 «Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que surgirán de la tierra.
Dan 7:18 Los que han de recibir el reino son los santos del Altísimo, que poseerán el reino eternamente, por los siglos de los siglos.»
Dan 7:19 Después quise saber la verdad sobre la cuarta bestia, que era diferente de las otras, extraordinariamente terrible, con dientes de hierro y uñas de bronce, que comía, trituraba y pisoteaba con sus patas lo sobrante;
Dan 7:20 y acerca de los diez cuernos que había en su cabeza, y del otro cuerno que había despuntado, ante el cual cayeron los tres primeros; y de este cuerno que tenía ojos y una boca que decía grandes cosas, y cuyo aspecto era mayor que el de los otros.
Dan 7:21 Yo contemplaba cómo este cuerno hacía la guerra a los santos y los iba subyugando,
Dan 7:22 hasta que vino el Anciano a hacer justicia a los santos del Altísimo, y llegó el tiempo en que los santos poseyeron el reino.
Dan 7:23 El habló así: «La cuarta bestia será un cuarto reino que habrá en la tierra, diferente de todos los reinos. Devorará toda la tierra, la aplastará y la pulverizará.
Dan 7:24 Y los diez cuernos: de este reino saldrán diez reyes, y otro saldrá después de ellos; será diferente de los primeros y derribará a tres reyes;
Dan 7:25 proferirá palabras contra el Altísimo y pondrá a prueba a los santos del Altísimo. Tratará de cambiar los tiempos y la ley, y los santos serán entregados en sus manos por un tiempo y tiempos y medio tiempo.
Dan 7:26 Pero el tribunal se sentará, y el dominio le será quitado, para ser destruido y aniquilado definitivamente.
Dan 7:27 Y el reino y el imperio y la grandeza de los reinos bajo los cielos todos serán dados al pueblo de los santos del Altísimo. Reino eterno es su reino, y todos los imperios le servirán y le obedecerán.»
Dan 7:28 Hasta aquí la relación. Yo, Daniel, quedé muy turbado en mis pensamientos, se me demudó el color del rostro y guardé estas cosas en mi corazón.


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Capítulo 8

8:1
EN el año tercero del reinado del rey Belsasar, me apareció una visión á mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido antes.
8:2
Vi en visión, (y aconteció cuando vi, que yo estaba en Susán, que es cabecera del reino en la provincia de Persia;) vi pues en visión, estando junto al río Ulai,
8:3
Y alcé mis ojos, y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, el cual tenía dos cuernos: y aunque eran altos, el uno era más alto que el otro; y el más alto subió á la postre.
8:4
Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte, y al mediodía, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su mano: y hacía conforme á su voluntad, y engrandecíase.
8:5
Y estando yo considerando, he aquí un macho de cabrío venía de la parte del poniente sobre la haz de toda la tierra, el cual no tocaba la tierra: y tenía aquel macho de cabrío un cuerno notable entre sus ojos:
8:6
Y vino hasta el carnero que tenía los dos cuernos, al cual había yo visto que estaba delante del río, y corrió contra él con la ira de su fortaleza.
8:7
Y vilo que llegó junto al carnero, y levantóse contra él, é hiriólo, y quebró sus dos cuernos, porque en el carnero no había fuerzas para parar delante de él: derribólo por tanto en tierra, y hollólo; ni hubo quien librase al carnero de su mano.
8:8
Y engrandecióse en gran manera el macho de cabrío; y estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fué quebrado, y en su lugar subieron otros cuatro maravillosos hacia los cuatro vientos del cielo.
8:9
Y del uno de ellos salió un cuerno pequeño, el cual creció mucho al mediodía, y al oriente, y hacia la tierra deseable.
8:10
Y engrandecióse hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las holló.
8:11
Aun contra el príncipe de la fortaleza se engrandeció, y por él fué quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fué echado por tierra.
8:12
Y el ejército fué le entregado á causa de la prevaricación sobre el continuo sacrificio: y echó por tierra la verdad, é hizo cuanto quiso, y sucedióle prósperamente.
8:13
Y oí un santo que hablaba; y otro de los santos dijo á aquél que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora que pone el santuario y el ejército para ser hollados?
8:14
Y él me dijo: Hasta dos mil y trescientos días de tarde y mañana; y el santuario será purificado.
8:15
Y acaeció que estando yo Daniel considerando la visión, y buscando su inteligencia, he aquí, como una semejanza de hombre se puso delante de mí.
8:16
Y oí una voz de hombre entre las riberas de Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña la visión á éste.
8:17
Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y caí sobre mi rostro. Empero él me dijo: Entiende, hijo del hombre, porque al tiempo se cumplirá la visión.
8:18
Y estando él hablando conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro: y él me tocó, é hízome estar en pie.
8:19
Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo ha de venir en el fin de la ira: porque al tiempo se cumplirá:
8:20
Aquel carnero que viste, que tenía cuernos, son los reyes de Media y de Persia.
8:21
Y el macho cabrío es el rey de Javán: y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero.
8:22
Y que fué quebrado y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos sucederán de la nación, mas no en la fortaleza de él.
8:23
Y al cabo del imperio de éstos, cuando se cumplirán los prevaricadores, levantaráse un rey altivo de rostro, y entendido en dudas.
8:24
Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza suya, y destruirá maravillosamente, y prosperará; y hará arbitrariamente, y destruirá fuertes y al pueblo de los santos.
8:25
Y con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y con paz destruirá á muchos: y contra el príncipe de los príncipes se levantará; mas sin mano será quebrantado.
8:26
Y la visión de la tarde y la mañana que está dicha, es verdadera: y tú guarda la visión, porque es para muchos días.
8:27
Y yo Daniel fuí quebrantado, y estuve enfermo algunos días: y cuando convalecí, hice el negocio del rey; mas estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese.

Dan 8:1 El año tercero del reinado del rey Baltasar, yo, Daniel, tuve una visión después de la tenida anteriormente.
Dan 8:2 Miré durante la visión y me veía en Susa, la plaza fuerte que está en la provincia de Elam; en la visión miré, y me encontraba en la puerta del Ulay.
Dan 8:3 Levanté los ojos para ver, y vi un carnero que estaba delante de la puerta. Tenía dos cuernos; los dos cuernos eran altos, pero uno más que otro y el más alto había despuntado el último.
Dan 8:4 Vi que el carnero acometía contra el oeste, el norte y el sur. Ninguna bestia podía resistirle, nada podía escapar a su poder. Hacía lo que le parecía y así se hizo grande.
Dan 8:5 Estaba yo cavilando, y he aquí que un macho cabrío vino de occidente, recorriendo la tierra entera sin tocar el suelo; este macho cabrío tenía un cuerno «magnífico» entre los ojos.
Dan 8:6 Vino donde el carnero de dos cuernos que yo había visto en pie delante de la puerta y corrió hacia él con todo el ardor de su fuerza.
Dan 8:7 Vi cómo alcanzaba al carnero, enfurecido contra él; embistió al carnero, y le rompió los dos cuernos, sin que el carnero tuviera fuerzas para resistirle; lo echó por tierra y lo pisoteó; no había nadie que librara al carnero de su mano.
Dan 8:8 El macho cabrío se hizo muy grande, pero cuando estaba en la plenitud de su poder, el gran cuerno se rompió y en su lugar despuntaron cuatro «magníficos» en la dirección de los cuatro vientos del cielo.
Dan 8:9 De uno de ellos salió un cuerno, pequeño, que creció mucho en dirección del sur, del oriente y de la Tierra del Esplendor.
Dan 8:10 Creció hasta el ejército del cielo, precipitó en tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó con sus pies.
Dan 8:11 Llegó incluso hasta el Jefe del ejército, abolió el sacrificio perpetuo y sacudió el cimiento de su santuario
Dan 8:12 y al ejército; en el lugar del sacrificio puso la iniquidad y tiró por tierra la verdad; así obró y le acompañó el éxito.
Dan 8:13 Oí entonces a un santo que hablaba, y a otro santo que decía al que hablaba: «¿Hasta cuándo la visión: el sacrificio perpetuo, la iniquidad desoladora, el santuario y el ejército pisoteados?»
Dan 8:14 Le respondió: «Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas: después será reivindicado el santuario.»
Dan 8:15 Mientras yo, Daniel, contemplaba esta visión y trataba de comprenderla, vi de pronto delante de mí como una apariencia de hombre,
Dan 8:16 y oí una voz de hombre, sobre el Ulay, que gritaba: «Gabriel, explícale a éste la visión.»
Dan 8:17 El se acercó al lugar donde yo estaba y, cuando llegó, me aterroricé y caí de bruces. Me dijo: «Hijo de hombre, entiende: la visión se refiere al tiempo del Fin.»
Dan 8:18 Mientras él me hablaba, yo me desvanecí, rostro en tierra. El me tocó y me hizo incorporarme donde estaba.
Dan 8:19 Luego dijo: «Mira, voy a manifestarte lo que ocurrirá al fin de la Ira, porque el Fin está fijado.
Dan 8:20 El carnero que has visto, sus dos cuernos, son los reyes de los medos y los persas.
Dan 8:21 El macho cabrío velludo es el rey de Yaván; el cuerno grande entre sus ojos, es el primer rey.
Dan 8:22 El cuerno roto y los cuatro cuernos que despuntaron en su lugar, son cuatro reinos salidos de su nación, pero que no tendrán su fuerza.
Dan 8:23 «Y al término de su reino, cuando lleguen al colmo los pecados, surgirá un rey, insolente y hábil en engaños.
Dan 8:24 Se hará poderosa su fuerza - mas no por su fuerza misma - tramará cosas inauditas, prosperará en sus empresas, destruirá a poderosos y al pueblo de los santos.
Dan 8:25 Y, por su habilidad, triunfará el engaño entre sus manos. Se exaltará en su corazón, y por sorpresa destruirá a muchos. Se alzará contra el Príncipe de los Príncipes, pero - sin que mano alguna intervenga - será quebrantado.
Dan 8:26 Es verdad la visión de las tardes y mañanas que se ha dicho, mas tú guarda en secreto la visión, pues habrá aún para muchos días.»
Dan 8:27 Yo, Daniel, desfallecí y estuve enfermo unos cuantos días. Luego me levanté para ocuparme de los asuntos del rey. Seguía perplejo por la visión, que no se podía comprender.

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Capítulo 9

9:1
EN el año primero de Darío hijo de Assuero, de la nación de los Medos, el cual fué puesto por rey sobre el reino de los Caldeos;
9:2
En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años, del cual habló el Altísimo al profeta Jeremías, que había de concluir la asolación de Jerusalem en setenta años.
9:3
Y volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio, y ceniza.
9:4
Y oré á el Altísimo mi Dios, y confesé, y dije: Ahora Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;
9:5
Hemos pecado, hemos hecho iniquidad, hemos obrado impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus juicios.
9:6
No hemos obedecido á tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron á nuestros reyes, y á nuestros príncipes, á nuestros padres, y á todo el pueblo de la tierra.
9:7
Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy á todo hombre de Judá, y á los moradores de Jerusalem, y á todo Israel, á los de cerca y á los de lejos, en todas las tierras á donde los has echado á causa de su rebelión con que contra ti se rebelaron.
9:8
Oh el Altísimo, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes, y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.
9:9
De el Altísimo nuestro Dios es el tener misericordia, y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado;
9:10
Y no obedecimos á la voz de el Altísimo nuestro Dios, para andar en sus leyes, las cuales puso él delante de nosotros por mano de sus siervos los profetas.
9:11
Y todo Israel traspasó tu ley apartándose para no oir tu voz: por lo cual ha fluído sobre nosotros la maldición, y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.
9:12
Y él ha verificado su palabra que habló sobre nosotros, y sobre nuestros jueces que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; que nunca fué hecho debajo del cielo como el que fué hecho en Jerusalem.
9:13
Según está escrito en la ley de Moisés, todo aqueste mal vino sobre nosotros: y no hemos rogado á la faz de el Altísimo nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades, y entender tu verdad.
9:14
Veló por tanto el Altísimo sobre el mal, y trájolo sobre nosotros; porque justo es el Altísimo nuestro Dios en todas sus obras que hizo, porque no obedecimos á su voz.
9:15
Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste nombre cual en este día; hemos pecado, impíamente hemos hecho.
9:16
Oh Señor, según todas tus justicias, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalem, tu santo monte: porque á causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalem y tu pueblo dados son en oprobio á todos en derredor nuestro.
9:17
Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.
9:18
Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu nombre: porque no derramamos nuestros ruegos ante tu acatamiento confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas miseraciones.
9:19
Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y haz; no pongas dilación, por amor de ti mismo, Dios mío: porque tu nombre es llamado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
9:20
Aun estaba hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de el Altísimo mi Dios por el monte santo de mi Dios;
9:21
Aun estaba hablando en oración, y aquel varón Gabriel, al cual había visto en visión al principio, volando con presteza, me tocó como á la hora del sacrificio de la tarde.
9:22
é hízome entender, y habló conmigo, y dijo: Daniel, ahora he salido para hacerte entender la declaración.
9:23
Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres varón de deseos. Entiende pues la palabra, y entiende la visión.
9:24
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
9:25
Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar á Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornaráse á edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
9:26
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamientos.
9:27
Y en otra semana confirmará el pacto á muchos, y á la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: después con la muchedumbre de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación; y derramaráse la ya determinada sobre el pueblo asolado.

Dan 9:1 El año primero de Darío, hijo de Asuero, de la raza de los medos, que subió al trono del reino de Caldea,
Dan 9:2 el año primero de su reinado, yo, Daniel, me puse a investigar en las Escrituras sobre el número de años que, según la palabra de Yahveh dirigida al profeta Jeremías, debían pasar sobre las ruinas de Jerusalén, a saber setenta años.
Dan 9:3 Volví mi rostro hacia el Señor Dios para implorarle con oraciones y súplicas, en ayuno, sayal y ceniza.
Dan 9:4 Derramé mi oración a Yahveh mi Dios, y le hice esta confesión: «¡Ah, señor, Dios grande y temible, que guardas la Alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos.
Dan 9:5 Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos sido malos, no hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas.
Dan 9:6 No hemos escuchado a tus siervos los profetas que en tu nombre hablaban a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres, a todo el pueblo de la tierra.
Dan 9:7 A ti, Señor, la justicia, a nosotros la vergüenza en el rostro, como sucede en este día, a nosotros, a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a Israel entero, próximos y lejanos, en todos los países donde tú los dispersaste a causa de las infidelidades que cometieron contra ti.
Dan 9:8 Yahveh, a nosotros la vergüenza, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.
Dan 9:9 Al Señor Dios nuestro, la piedad y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él,
Dan 9:10 y no hemos escuchado la voz de Yahveh nuestro Dios para seguir sus leyes, que él nos había dado por sus siervos los profetas.
Dan 9:11 Todo Israel ha transgredido tu ley, ha desertado sin querer escuchar tu voz, y sobre nosotros han caído la maldición y la imprecación escritas en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque hemos pecado contra él.
Dan 9:12 El ha cumplido las palabras que había pronunciado contra nosotros y contra los príncipes que nos gobernaban: que haría venir sobre nosotros una calamidad tan grande como no habría jamás bajo el cielo otra mayor que la que alcanzara a Jerusalén.
Dan 9:13 Según está escrito en la ley de Moisés, toda esta calamidad nos ha sobrevenido, pero nosotros no hemos aplacado el rostro de Yahveh nuestro Dios, convirtiéndonos de nuestras iniquidades y aprendiendo a conocer tu verdad.
Dan 9:14 Yahveh ha estado atento a esta calamidad, la ha descargado sobre nosotros. Porque es justo Yahveh nuestro Dios en todas las obras que ha hecho, pero nosotros no hemos escuchado su voz.
Dan 9:15 Y ahora, Señor Dios nuestro, que con mano fuerte sacaste a tu pueblo del país de Egipto y te granjeaste con ello un nombre que dura hasta el presente, nosotros hemos pecado, hemos sido malos.
Dan 9:16 Señor, por todas tus justicias, retira tu cólera y tu furor de Jerusalén, tu ciudad, monte santo tuyo; pues, a causa de nuestros pecados y de las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el escarnio de todos los que nos circundan.
Dan 9:17 Y ahora, oh Dios nuestro, escucha la oración de tu siervo y sus súplicas. Ilumine tu rostro tu santuario desolado, ¡por ti mismo, Señor!
Dan 9:18 Inclina, Dios mío, tu oído y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre. No, no nos apoyamos en nuestras obras justas para derramar ante ti nuestras súplicas, sino en tus grandes misericordias.
Dan 9:19 ¡Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y obra! ¡No tardes más, por ti mismo, Dios mío, pues tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.»
Dan 9:20 Todavía estaba yo hablando, haciendo mi oración, confesando mis pecados y los pecados de mi pueblo Israel, y derramando mi súplica ante Yahveh mi Dios, por el santo monte de mi Dios;
Dan 9:21 aún estaba hablando en oración, cuando Gabriel, el personaje que yo había visto en visión al principio, vino volando donde mí a la hora de la oblación de la tarde.
Dan 9:22 Vino y me habló. Dijo: «Daniel, he salido ahora para ilustrar tu inteligencia.
Dan 9:23 Desde el comienzo de tu súplica, una palabra se emitió y yo he venido a revelártela, porque tú eres el hombre de las predilecciones. Comprende la palabra, entiende la visión:
Dan 9:24 Setenta semanas están fijadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa para poner fin a la rebeldía, para sellar los pecados, para expiar la culpa, para instaurar justicia eterna, para sellar visión y profecía, para ungir el santo de los santos.
Dan 9:25 «Entiende y comprende: Desde el instante en que salió la orden de volver a construir Jerusalén, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos.
Dan 9:26 Y después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido, y no habrá para él... y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados.
Dan 9:27 El concertará con muchos una firme alianza una semana; y en media semana hará cesar el sacrificio y la oblación, y en el ala del Templo estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se derrame sobre el desolador.»

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Capítulo 10

10:1
EN el tercer año de Ciro rey de Persia, fué revelada palabra á Daniel, cuyo nombre era Beltsasar; y la palabra era verdadera, mas el tiempo fijado era largo: él empero comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión.
10:2
En aquellos días yo Daniel me contristé por espacio de tres semanas.
10:3
No comí pan delicado, ni entró carne ni vino en mi boca, ni me unté con ungüento, hasta que se cumplieron tres semanas de días.
10:4
Y á los veinte y cuatro días del mes primero estaba yo á la orilla del gran río Hiddekel;
10:5
Y alzando mis ojos miré, y he aquí un varón vestido de lienzos, y ceñidos sus lomos de oro de Uphaz:
10:6
Y su cuerpo era como piedra de Tarsis, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de metal resplandeciente, y la voz de sus palabras como la voz de ejército.
10:7
Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo; sino que cayó sobre ellos un gran temor, y huyeron, y escondiéronse.
10:8
Quedé pues yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó en mí esfuerzo; antes mi fuerza se me trocó en desmayo, sin retener vigor alguno.
10:9
Empero oí la voz de sus palabras: y oyendo la voz de sus palabras, estaba yo adormecido sobre mi rostro, y mi rostro en tierra.
10:10
Y, he aquí, una mano me tocó, é hizo que me moviese sobre mis rodillas, y sobre las palmas de mis manos.
10:11
Y díjome: Daniel, varón de deseos, está atento á las palabras que te hablaré, y levántate sobre tus pies; porque á ti he sido enviado ahora. Y estando hablando conmigo esto, yo estaba temblando.
10:12
Y díjome: Daniel, no temas: porque desde el primer día que diste tu corazón á entender, y á afligirte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y á causa de tus palabras yo soy venido.
10:13
Mas el príncipe del reino de Persia se puso contra mí veintiún días: y he aquí, Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y yo quedé allí con los reyes de Persia.
10:14
Soy pues venido para hacerte saber lo que ha de venir á tu pueblo en los postreros días; porque la visión es aún para días;
10:15
Y estando hablando conmigo semejantes palabras, puse mis ojos en tierra, y enmudecí.
10:16
Mas he aquí, como una semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca, y hablé, y dije á aquel que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión se revolvieron mis dolores sobre mí, y no me quedó fuerza.
10:17
¿Cómo pues podrá el siervo de mi señor hablar con este mi señor? porque al instante me faltó la fuerza, y no me ha quedado aliento.
10:18
Y aquella como semejanza de hombre me tocó otra vez, y me confortó;
10:19
Y díjome: Varón de deseos, no temas: paz á ti; ten buen ánimo, y aliéntate. Y hablando él conmigo cobré yo vigor, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.
10:20
Y dijo: ¿Sabes por qué he venido á ti? Porque luego tengo de volver para pelear con el príncipe de los Persas; y en saliendo yo, luego viene el príncipe de Grecia.
10:21
Empero yo te declararé lo que está escrito en la escritura de verdad: y ninguno hay que se esfuerce conmigo en estas cosas, sino Miguel vuestro príncipe.

Dan 10:1 El año tercero de Ciro, rey de Persia, una palabra fue revelada a Daniel, por sobrenombre Beltsassar. Palabra verdadera: gran lucha. El comprendió la palabra; le fue dada en visión su inteligencia.
Dan 10:2 En aquel tiempo, yo, Daniel, hice penitencia durante tres semanas:
Dan 10:3 no comí alimento sabroso; ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí, hasta el término de estas tres semanas.
Dan 10:4 El día veinticuatro del primer mes, estando a orillas del río grande, el Tigris,
Dan 10:5 levanté los ojos para ver. Vi esto: Un hombre vestido de lino, ceñidos los lomos de oro puro:
Dan 10:6 su cuerpo era como de crisólito, su rostro, como el aspecto del relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus piernas como el fulgor del bronce bruñido, y el son de sus palabras como el ruido de una multitud.
Dan 10:7 Sólo yo, Daniel, contemplé esta visión: los hombres que estaban conmigo no veían la visión, pero un gran temblor les invadió y huyeron a esconderse.
Dan 10:8 Quedé yo solo contemplando esta gran visión; estaba sin fuerzas; se demudó mi rostro, desfigurado, y quedé totalmente sin fuerzas.
Dan 10:9 Oí el son de sus palabras y, al oírlo, caí desvanecido, rostro en tierra.
Dan 10:10 En esto una mano me tocó, haciendo castañear mis rodillas y las palmas de mis manos.
Dan 10:11 Y me dijo: «Daniel, hombre de las predilecciones, comprende las palabras que voy a decirte, e incorpórate, porque yo he sido enviado ahora donde ti.» Al decirme estas palabras me incorporé temblando.
Dan 10:12 Luego me dijo: «No temas, Daniel, porque desde el primer día en que tú intentaste de corazón comprender y te humillaste delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y precisamente debido a tus palabras he venido yo.
Dan 10:13 El Príncipe del reino de Persia me ha hecho resistencia durante veintiún días, pero Miguel, uno de los Primeros Príncipes, ha venido en mi ayuda. Le he dejado allí junto a los reyes de Persia
Dan 10:14 y he venido a manifestarte lo que le ocurrirá a tu pueblo al fin de los días. Porque hay todavía una visión para esos días.»
Dan 10:15 Al decirme estas palabras, di con mi rostro en tierra y quedé en silencio;
Dan 10:16 y he aquí que una figura de hijo de hombre me tocó los labios. Abrí la boca para hablar y dije a aquel que estaba delante de mí: «Señor mío, ante esta visión la angustia me invade y ya no tengo fuerzas.
Dan 10:17 Y ¿cómo este siervo de mi Señor podría hablar con mi Señor, cuando ahora las fuerzas me faltan y ni aliento me queda?»
Dan 10:18 El que tenía aspecto de hombre me tocó de nuevo y me reanimó.
Dan 10:19 Me dijo: «No temas, hombre de las predilecciones; la paz sea contigo, cobra fuerza y ánimo.» Y, mientras me hablaba, me sentí reanimado y dije: «Hable mi Señor, porque me has confortado.»
Dan 10:20 Me dijo entonces: «¿Sabes por qué he venido donde ti? Y ahora volveré a luchar con el Príncipe de Persia: cuando haya terminado, verás que viene el Príncipe de Yaván.
Dan 10:21 Pero voy a revelarte lo que está consignado en el Libro de la Verdad. Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro Príncipe,

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Capítulo 11

11:1
Y EN el año primero de Darío el de Media, yo estuve para animarlo y fortalecerlo.
11:2
Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aun habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos; y fortificándose con sus riquezas, despertará á todos contra el reino de Javán.
11:3
Levantaráse luego un rey valiente, el cual se enseñoreará sobre gran dominio, y hará su voluntad.
11:4
Pero cuando estará enseñoreado, será quebrantado su reino, y repartido por los cuatro vientos del cielo; y no á sus descendientes, ni según el señorío con que él se enseñoreó: porque su reino será arrancado, y para otros fuera de aquellos.
11:5
Y haráse fuerte el rey del mediodía: mas uno de los príncipes de aquél le sobrepujará, y se hará poderoso; su señorío será grande señorío.
11:6
Y al cabo de años se concertarán, y la hija del rey del mediodía vendrá al rey del norte para hacer los conciertos. Empero ella no podrá retener la fuerza del brazo: ni permanecerá él, ni su brazo; porque será entregada ella, y los que la habían traído, asimismo su hijo, y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo.
11:7
Mas del renuevo de sus raíces se levantará uno sobre su silla, y vendrá con ejército, y entrará en la fortaleza del rey del norte, y hará en ellos á su arbitrio, y predominará.
11:8
Y aun los dioses de ellos, con sus príncipes, con sus vasos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos á Egipto: y por años se mantendrá él contra el rey del norte.
11:9
Así entrará en el reino el rey del mediodía, y volverá á su tierra.
11:10
Mas los hijos de aquél se airarán y reunirán multitud de grandes ejércitos: y vendrá á gran priesa, é inundará, y pasará, y tornará, y llegará con ira hasta su fortaleza.
11:11
Por lo cual se enfurecerá el rey del mediodía, y saldrá, y peleará con el mismo rey del norte; y pondrá en campo gran multitud, y toda aquella multitud será entregada en su mano.
11:12
Y la multitud se ensoberbecerá, elevaráse su corazón, y derribará muchos millares; mas no prevalecerá.
11:13
Y el rey del norte volverá á poner en campo mayor multitud que primero, y á cabo del tiempo de años vendrá á gran priesa con grande ejército y con muchas riquezas.
11:14
Y en aquellos tiempos se levantarán muchos contra el rey del mediodía; é hijos de disipadores de tu pueblo se levantarán para confirmar la profecía, y caerán.
11:15
Vendrá pues el rey del norte, y fundará baluartes, y tomará la ciudad fuerte; y los brazos del mediodía no podrán permanecer, ni su pueblo escogido, ni habrá fortaleza que pueda resistir.
11:16
Y el que vendrá contra él, hará á su voluntad, ni habrá quien se le pueda parar delante; y estará en la tierra deseable, la cual será consumida en su poder.
11:17
Pondrá luego su rostro para venir con el poder de todo su reino; y hará con aquél cosas rectas, y darále una hija de mujeres para trastornarla: mas no estará ni será por él.
11:18
Volverá después su rostro á las islas, y tomará muchas; mas un príncipe le hará parar su afrenta, y aun tornará sobre él su oprobio.
11:19
Luego volverá su rostro á las fortalezas de su tierra: mas tropezará y caerá, y no parecerá más.
11:20
Entonces sucederá en su silla uno que hará pasar exactor por la gloria del reino; mas en pocos días será quebrantado, no en enojo, ni en batalla.
11:21
Y sucederá en su lugar un vil, al cual no darán la honra del reino: vendrá empero con paz, y tomará el reino con halagos.
11:22
Y con los brazos de inundación serán inundados delante de él, y serán quebrantados; y aun también el príncipe del pacto.
11:23
Y después de los conciertos con él, él hará engaño, y subirá, y saldrá vencedor con poca gente.
11:24
Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres; presa, y despojos, y riquezas repartirá á sus soldados; y contra las fortalezas formará sus designios: y esto por tiempo.
11:25
Y despertará sus fuerzas y su corazón contra el rey del mediodía con grande ejército: y el rey del mediodía se moverá á la guerra con grande y muy fuerte ejército; mas no prevalecerá, porque le harán traición.
11:26
Aun los que comerán su pan, le quebrantarán; y su ejército será destruído, y caerán muchos muertos.
11:27
Y el corazón de estos dos reyes será para hacer mal, y en una misma mesa tratarán mentira: mas no servirá de nada, porque el plazo aun no es llegado.
11:28
Y volveráse á su tierra con grande riqueza, y su corazón será contra el pacto santo: hará pues, y volveráse á su tierra.
11:29
Al tiempo señalado tornará al mediodía; mas no será la postrera venida como la primera.
11:30
Porque vendrán contra él naves de Chîttim, y él se contristará, y se volverá, y enojaráse contra el pacto santo, y hará: volveráse pues, y pensará en los que habrán desamparado el santo pacto.
11:31
Y serán puestos brazos de su parte; y contaminarán el santuario de fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación espantosa.
11:32
Y con lisonjas hará pecar á los violadores del pacto: mas el pueblo que conoce á su Dios, se esforzará, y hará.
11:33
Y los sabios del pueblo darán sabiduría á muchos: y caerán á cuchillo y á fuego, en cautividad y despojo, por días.
11:34
Y en su caer serán ayudados de pequeño socorro: y muchos se juntarán á ellos con lisonjas.
11:35
Y algunos de los sabios caerán para ser purgados, y limpiados, y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado: porque aun para esto hay plazo.
11:36
Y el rey hará á su voluntad; y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios: y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y será prosperado, hasta que sea consumada la ira: porque hecha está determinación.
11:37
Y del Dios de sus padres no se cuidará, ni del amor de las mujeres: ni se cuidará de dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá.
11:38
Mas honrará en su lugar al dios Mauzim, dios que sus padres no conocieron: honrarálo con oro, y plata, y piedras preciosas, y con cosas de gran precio.
11:39
Y con el dios ajeno que conocerá, hará á los baluartes de Mauzim crecer en gloria: y harálos enseñorear sobre muchos, y por interés repartirá la tierra.
11:40
Empero al cabo del tiempo el rey del mediodía se acorneará con él; y el rey del norte levantará contra él como tempestad, con carros y gente de á caballo, y muchos navíos; y entrará por las tierras, é inundará, y pasará.
11:41
Y vendrá á la tierra deseable, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom, y Moab, y lo primero de los hijos de Ammón.
11:42
Asimismo extenderá su mano á las otras tierras, y no escapará el país de Egipto.
11:43
Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto, de Libia, y Etiopía por donde pasará.
11:44
Mas nuevas de oriente y del norte lo espantarán; y saldrá con grande ira para destruir y matar muchos.
11:45
Y plantará la tiendas de su palacio entre los mares, en el monte deseable del santuario; y vendrá hasta su fin, y no tendrá quien le ayude.

Dan 11:1 mi apoyo para darme ayuda y sostenerme.
Dan 11:2 Pero ahora voy a revelarte la verdad. «Mira: En Persia habrá todavía tres reyes; el cuarto tendrá más riquezas que todos ellos, y cuando por su riqueza se haya hecho poderoso provocará a todos los reinos de Yaván.
Dan 11:3 Surgirá entonces un rey valeroso que dominará en un gran imperio y actuará a placer.
Dan 11:4 En trance de engrandecerse, su reino será quebrantado y repartido a los cuatros vientos del cielo, pero no entre su descendencia ni con un dominio como el que él había ejercido, porque su reino será extirpado y entregado a otros distintos de aquélla.
Dan 11:5 «El rey del Mediodía se hará fuerte; uno de sus príncipes se hará más fuerte que él y tendrá un imperio mayor que el suyo.
Dan 11:6 Algunos años después concertarán una alianza, y la hija del rey del Mediodía vendrá donde el rey del Norte para realizar el convenio. Pero no resistirá la fuerza de su brazo, ni subsistirá su descendencia: será entregada, ella y las personas de su séquito, así como su hijo y el que era su apoyo. En aquel tiempo,
Dan 11:7 se alzará en su lugar un retoño de sus raíces, que vendrá contra el ejército, entrará en la fortaleza del rey del Norte, y los tratará como vencedor.
Dan 11:8 Sus mismos dioses, sus estatuas y sus objetos preciosos de plata y oro serán el botín que se llevará a Egipto, y durante algunos años se mantendrá a distancia del rey del Norte.
Dan 11:9 Este entrará en el reino del rey del Mediodía y luego regresará a su país.
Dan 11:10 Sus hijos se prepararán para la guerra y reunirán una gran multitud de tropas, y él vendrá, irrumpirá como un río, pasará y se levantará de nuevo en guerra hasta su fortaleza.
Dan 11:11 Entonces el rey del Mediodía, montando en cólera, saldrá a combatir contra el rey del Norte, que movilizará una gran multitud; pero esta multitud caerá en sus manos.
Dan 11:12 La multitud quedará aniquilada; su corazón se exaltará entonces, aplastará a miríadas de hombres, pero no durará su fuerza.
Dan 11:13 El rey del Norte volverá a la carga después de movilizar una multitud más numerosa que la primera, y al cabo de algunos años irrumpirá con un gran ejército y abundante aparato.
Dan 11:14 Por entonces se levantarán muchos contra el rey del Mediodía y los violentos de entre los de tu pueblo se alzarán con ánimo de cumplir la visión, pero fracasarán.
Dan 11:15 Vendrá el rey del Norte, levantará trincheras y tomará una ciudad fortificada. Los brazos del rey del Mediodía no resistirán; ni siquiera lo mejor del pueblo tendrá fuerzas para resistir.
Dan 11:16 Aquel que avanza contra él le tratará a su capricho, sin que haya quien pueda resistirle: se establecerá en la Tierra del Esplendor, llevando en sus manos la destrucción.
Dan 11:17 Concebirá el proyecto de subyugar su reino entero; luego hará un pacto con él dándole una hija de las mujeres con el fin de destruirle, pero esto no se logrará ni resultará así.
Dan 11:18 Entonces se volverá hacia las islas y tomará un buen número de ellas; pero un magistrado pondrá fin a su ultraje sin que él pueda devolverle el ultraje.
Dan 11:19 «Luego se volverá hacia los baluartes de su país, pero tropezará, caerá y no se le encontrará más.
Dan 11:20 En su lugar surgirá otro, que enviará un exactor contra el esplendor real: en pocos días será destruido, mas no en público ni en guerra.
Dan 11:21 «En su lugar se levantará un miserable, a quien no se le darán los honores reales. Se insinuará astutamente y se apoderará del reino por intrigas.
Dan 11:22 Las fuerzas invasoras se hundirán ante él y serán destruidas, así como también el Príncipe de una alianza.
Dan 11:23 Por medio de sus cómplices obrará con engaño y, aunque con poca gente, se irá haciendo fuerte.
Dan 11:24 Invadirá a placer los lugares ricos de la provincia y hará lo que no habían hecho ni sus padres ni los padres de sus padres: distribuirá entre ellos botín, despojos y riquezas, y tramará maquinaciones contra las fortalezas, aunque sólo por un tiempo.
Dan 11:25 «Incitará su fuerza y su corazón contra el rey del Mediodía con un gran ejército. El rey del Mediodía saldrá a la guerra con un ejército muy grande y muy poderoso, pero no podrá resistir, pues se tramarán contra él maquinaciones.
Dan 11:26 Y los mismos que compartían sus manjares le destruirán; su ejército quedará hundido y caerán muchos muertos.
Dan 11:27 «En cuanto a los dos reyes, su corazón lleno de maldad, incluso sentados a la misma mesa, sólo se dirán mentiras; pero no lograrán nada, porque el tiempo fijado está aún por venir.
Dan 11:28 El volverá a su país con grandes riquezas, su corazón contra la Alianza santa; actuará y luego regresará a su país.
Dan 11:29 Llegado el momento, volverá de nuevo hacia el Mediodía, pero esta vez no resultará como la primera.
Dan 11:30 Vendrán contra él las naves de los Kittim, y se desanimará. Volverá atrás y se encorajinará furiosamente contra la Alianza santa, y una vez más tendrá en consideración a los que abandonen la Alianza santa.
Dan 11:31 «De su parte surgirán fuerzas armadas, profanarán el santuario - ciudadela, abolirán el sacrificio perpetuo y pondrán allí la abominación de la desolación.
Dan 11:32 A los violadores de la Alianza los corromperá con halagos, pero el pueblo de los que conocen a su Dios se mantendrá firme y actuará.
Dan 11:33 Los doctos del pueblo instruirán a la multitud; mas sucumbirán bajo la espada y la llama, la cautividad y la expoliación, durante algún tiempo.
Dan 11:34 Cuando sucumban, recibirán poca ayuda; y muchos se unirán a ellos traidoramente.
Dan 11:35 Entre los doctos sucumbirán algunos, para que entre ellos haya quienes sean purgados, lavados y blanqueados, hasta el tiempo del Fin, porque el tiempo fijado está aún por venir.
Dan 11:36 «El rey actuará a placer; se engreirá y se exaltará por encima de todos los dioses, y contra el Dios de los dioses proferirá cosas inauditas; prosperará hasta que se haya colmado la Ira, - porque lo que está decidido se cumplirá.
Dan 11:37 No hará caso de los dioses de sus padres, no se cuidará del favorito de las mujeres ni de ningún otro dios; sólo a sí mismo se exaltará por encima de todos.
Dan 11:38 En su lugar venerará al dios de las fortalezas; venerará con oro y plata, piedras preciosas y joyas, a un dios a quien sus padres no conocieron.
Dan 11:39 Pondrá como defensores de las fortalezas al pueblo de un dios extranjero; a los que le reconozcan, les colmará de honores dándoles dominio sobre muchos y repartiéndoles la tierra como recompensa.
Dan 11:40 «Al tiempo del Fin, el rey del Mediodía se enfrentará a él; el rey del Norte irrumpirá contra aquél con carros, jinetes y numerosas naves. Entrará en sus tierras, las invadirá y atravesará.
Dan 11:41 Vendrá a la Tierra del Esplendor, donde caerán muchos, pero de sus manos escaparán los siguientes: Edom, Moab y los restos de los ammonitas.
Dan 11:42 «Extenderá su mano sobre los países: ni el país de Egipto escapará.
Dan 11:43 Se apoderará de los tesoros de oro y plata y de todos los objetos preciosos de Egipto. Libios y kusitas le seguirán.
Dan 11:44 Pero noticias venidas del Oriente y del Norte le turbarán; saldrá entonces con gran furor, con ánimo de destruir y exterminar a muchos.
Dan 11:45 Plantará sus tiendas reales entre el mar y el santo monte de la Tierra del Esplendor. Entonces llegará a su fin y nadie vendrá en su ayuda.

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Capítulo 12

12:1
Y EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro.
12:2
Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.
12:3
Y los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan á justicia la multitud, como las estrellas á perpetua eternidad.
12:4
Tú empero Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo