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Domingo 2 del Tiempo Ordinario B: Preparemos  en Familia - Iglesia del Hogar la Acogida de la Palabra de Dios proclamada en la Eucaristía Dominical

 

 

Introducción a las lecturas

Reflexionemos los padres

Reflexionemos con los hijos

Conexión eucarística

Vivencia familiar

Nos habla la Iglesia

Leamos la Biblia con la Iglesia

Oraciones

Reflexionemos sobre nuestra vocación

La Palabra de Dios y yo - cómo acogerla
Falta un dedo: Celebrarla

 

 

Las Lecturas del Domingo

Introducción a las lecturas

Primera lectura: 1 Sam 3, 3B-10.19
Valdría la pena de leer los capítulos anteriores para enterarse de la historia de Samuel. Aquí contemplamos como Dios lo llama. Por lo pronto sabemos que Dios nos ha llamado a ser hijos suyos. Contemplar esta lectura nos debería sensibilizar (¿nuevamente?) para el hecho de que Dios sigue llamando. Ojalá demos la misma respuesta del pequeño Samuel. Y el salmo responsorial nos presenta las actitudes profundas de alguien que acoge el llamado de Dios.

Segunda lectura: 1 Cor 6, 13c-15a. 17-20
Frente a la avalancha de pornografía que nos viene al encuentro por los medios de comunicación masiva el apóstol nos recuerda el por qué el cristiano defiende valientemente la castidad del cuerpo y del alma. Es una lectura muy propicia para ayudar a los hijos en ese combate.

 Evangelio: Jn 1, 35-42
El testimonio de Juan que nos viene al encuentro en este evangelio también debería animarnos a nosotros para que segamos al Señor. Y quizás podemos seguir el ejemplo de Andrés que invita a su hermano para que conozca él también al mesías.

 

Reflexionemos los padres

También las lecturas del domingo que viene apuntan a la vocación, al llamado que hace que Jesús a sus discípulos y a nosotros. Por eso  la semana que viene profundizaremos este tema tan importante. Pero ahora queremos aprovechar la segunda lectura para contemplar y reflexionar acerca de nuestra actitud en relación con la virtud de la castidad. San Pablo nos recuerda que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Y no es suficiente el hecho que no tengamos que acusarnos de algún pecado exterior en este sentido. Deberíamos tomar muy en serio lo que enseña Jesús: Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna (Mt 5, 27-30). Significa que tenemos también fijarnos en todo aquello que es ocasión de pecado. El “sacar”, el “cortar” quiere subrayar la seriedad con la cual tenemos que proceder. ¿Por qué tanta radicalidad? Es que la lujuria pone en juego la santidad que Dios desea que more en nosotros. Porque somos miembros del cuerpo de Cristo.

Por eso reflexionemos: ¿Qué podemos hacer para ayudarnos mutuamente en vivir esa santidad por medio de la castidad? ¿Dónde estamos fallando? ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos en esta dimensión? Y siempre de nuevo hay que recordar que también nuestro cuerpo debe glorificar a Dios.

 Si desean reflexionar sobre la vocación

Reflexionemos con los hijos

Esta lectura nos ofrece una oportunidad para revisar con los hijos, de acuerdo a su edad, cómo están enfrentando las tentaciones contra la castidad. A lo mejor es aconsejable conversar con cada uno aparte para poder enfrentar la cuestión de acuerdo a su edad. Cuando existe, por ejemplo, la amenaza de una enfermedad contagiosa entonces frecuentemente nos preocupamos en recordarnos mutuamente a evitar el peligro del contagio. Nos queremos los unos a los otros y por eso somos muy cuidadosos al respecto. Y ustedes saben que la televisión, el Internet y la propaganda en la calle quieren contagiarnos la enfermedad de la pornografía y de la lujuria. ¿Por donde entra este contagio? Por los ojos. Por eso tenemos que aprender a cuidar nuestros ojos y tendremos así muchísimas menos tentaciones contra la castidad. Pero lo más importante es que tengamos presente que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y tenemos que defenderlo con radicalidad.

 

Conexión eucarística

En cada eucaristía el Señor Jesús nos viene al encuentro para hacernos cada vez más uno con el. Nos regala su palabra y nos regala la Santa Comunión porque el quiere que permanezcamos en él y él en nosotros. San Agustín relata una vez una enseñanza de Jesús: “Agustín, cuando recibes la Santa Comunión piensas que tu me recibes a mi y me hago uno contigo. La cosa es al revés: yo te recibo a ti y te hago uno conmigo”.

 

Vivencia familiar

Las computadoras y los aparatos de televisión deberían estar en un lugar donde todos pasan. Esta circunstancia viene en auxilio de nuestra debilidad porque en cualquier momento alguien puede pasar y mirar lo que yo estoy mirando…

 

Nos habla la Iglesia

2337

La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo entero y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer.

La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y la integralidad del don.

2339

La castidad comporta un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado (cf Sir_1:22). "La dignidad del hombre requiere, en efecto, que actúe según una elección consciente y libre, es decir, movido e inducido personalmente desde dentro y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El hombre logra esta dignidad cuando, liberándose de toda esclavitud de las pasiones, persigue su fin en la libre elección del bien y se procura con eficacia y habilidad los meDios adecuados" (GS 17)

2340

El que quiere permanecer fiel a las promesas de su bautismo y resistir las tentaciones debe poner los medios para ello: el conocimiento de sí, la práctica de una ascesis adaptada a las situaciones encontradas, la obediencia a los mandamientos divinos, la práctica de las virtudes morales y la fidelidad a la oración. "La castidad nos recompone; nos devuelve a la unidad que habíamos perdido dispersándonos" (S. Agustín, conf. 10,29; 40).

2346

La caridad es la forma de todas las virtudes. Bajo su influencia, la castidad aparece como una escuela de donación de la persona. El dominio de sí está ordenado al don de sí mismo. La castidad conduce al que la practica a ser ante el prójimo un testigo de la fidelidad y de la ternura de Dios.

2347

La virtud de la castidad se desarrolla en la amistad. Indica al discípulo cómo seguir e imitar al que nos eligió como sus amigos (cf Jua_15:15), se dio totalmente a nosotros y nos hace participar de su condición divina. La castidad es promesa de inmortalidad.

La castidad se expresa especialmente en la amistad con el prójimo. Desarrollada entre personas del mismo sexo o de sexos distintos, la amistad representa un gran bien para todos. Conduce a la comunión espiritual.

2349

La castidad "debe calificar a las personas según los diferentes estados de vida: a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado, manera eminente de dedicarse más fácilmente a Dios solo con corazón indiviso; a otras, de la manera que determina para ellas la ley moral, según sean casadas o celibatarias" (CDF, decl. "Persona humana" 11). Las personas casadas son llamadas a vivir la castidad conyugal; las otras practican la castidad en la continencia.

Existen tres formas de la virtud de la castidad: una de los esposos, otra de las viudas, la tercera de la virginidad. No alabamos a una con exclusión de las otras. En esto la disciplina de la Iglesia es rica (S. Ambrosio, vid. 23).

2350

Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad.

1632

Para que el "Sí" de los esposos sea un acto libre y responsable, y para que la alianza matrimonial tenga fundamentos humanos y cristianos sólidos y estables, la preparación para el matrimonio es de primera importancia:

- El ejemplo y la enseñanza dados por los padres y por las familias son el camino privilegiado de esta preparación.

- El papel de los pastores y de la comunidad cristiana como "familia de Dios" es indispensable para la transmisión de los valores humanos y cristianos del matrimonio y de la familia (cf. CIC, can. 1063), y esto con mayor razón en nuestra época en la que muchos jóvenes conocen la experiencia de hogares rotos que ya no aseguran suficientemente esta iniciación:

Los jóvenes deben ser instruidos adecuada y oportunamente sobre la dignidad, dignidad , tareas y ejercicio del amor conyugal, sobre todo en el seno de la misma familia, para que, educados en el cultivo de la castidad, puedan pasar, a la edad conveniente, de un honesto noviazgo vivido al matrimonio (GS 49,3).

2354

La pornografía consiste en dar a conocer actos sexuales, reales o simulados, fuera de la intimidad de los protagonistas, exhibiéndolos ante terceras personas de manera deliberada. Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganancia ilícita. Introduce a unos y a otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico.

2365

La fidelidad expresa la constancia en el mantenimiento de la palabra dada. Dios es fiel. El sacramento del matrimonio hace entrar al hombre y la mujer en la fidelidad de Cristo para con su Iglesia. Por la castidad conyugal dan testimonio de este misterio ante el mundo.

S. Juan Crisóstomo sugiere a los jóvenes esposos hacer este razonamiento a sus esposas: "te he tomado en mis brazos, te amo y te prefiero a mi vida. Porque la vida presente no es nada, mi deseo más ardiente es pasarla contigo de tal manera que estemos seguros de no estar separados en la vida que nos está reservada... pongo tu amor por encima de todo, y nada me será más penoso que no tener los mismos pensamientos que tú tienes" (hom. in Efe_20:8). (Catecismo de la Iglesia Católica)

 

Leamos la Biblia con la Iglesia

 

 Semana 4 B

Año impar

Salmo responsorial

Año par

Salmo responsorial

Evangelio

Lunes

Hebr 5, 1-10

Sal 109

1 Sam 15, 16-23

Sal 49

Mc 2, 18-22

Martes

Hebr 6, 10-20

Sal 110

1 Sam 16, 1-13

Sal 88

Mc 2, 23-28

Miércoles

Hebr 7, 1-3. 15-17

Sal 109

1 Sam 17, 32-33.37.40-51

Sal 143

Mc 3, 1-6

Jueves

Hebr 7, 25-8, 6

Sal 39

1 Sam 18, 6-9; 19, 1-7

Sal 55

Mc 3, 7-12

Viernes

Hebr 8, 6-13

Sal 84

1 Sam 24, 3-21

Sal 56

Mc 3, 13-19

Sábado

Hebr 9, 2-3. 11-14

Sal 46

2 Sam 1, 1-4. 11-12.19.23-27

Sal 79

Mc 3, 20-21

 

 

Oraciones

Oración para pedir la pureza (hombres)

Oración para hacer la promesa de castidad (mujeres)

Una oración para hacer la promesa de castidad (hombres)

Diez consejos y varias oraciones para practicar y mantener la castidad matrimonial

 

Oración para pedir castidad - todas las generaciones: Abuelo - Hijo - Nieto

Oración para pedir la pureza (hombres)

Señor Jesús:
Tú me has enseñado que estoy hecho
para amar y ser amado,
y que el amor verdadero sólo puede florecer
allí donde hay pureza, respeto y dominio de sí.

Ayúdame a ser hombre de verdad,
a defender a las mujeres,
a luchar por su dignidad e integridad.

Ayúdame también a purificar cada vez más mi mirada
para ver a las mujeres no como un objeto de placer,
Sino como hijas amadas de tu Padre.

Ayúdame a vivir la castidad con mi enamorada (novia),
a demostrarle que por amor a ella estoy dispuesto
a dominarme a mí mismo y esperar hasta el matrimonio
para crecer en un amor más puro, libre y maduro.

Fortaléceme, Señor, para que pueda cuidar mi pureza
en medio de una civilización saturada de elementos
de hedonismo, egocentrismo y sensualidad.

De la pornografía ayúdame a huir,
con la conciencia de que es un veneno y una plaga
que destruye a las personas y degrada mi capacidad de amar.

Señor, yo te prometo luchar con firmeza; concédeme Tú
la gracia para vivir la castidad de mente, corazón y cuerpo,
y así poder amar cada día más con un amor
que se asemeje cada vez más al Tuyo.
¡Que así sea! Amén.


Oración publicada en la web de LaOpciónV

 

 

Oración para hacer la promesa de castidad (mujeres)

Señor Jesús:
Ante Ti vengo hoy porque quiero comprometerme Contigo:
A cuidar mi pureza y castidad,
A guardarme célibe para mi futuro esposo,
A esperar hasta el matrimonio para entregarme a él.
Sé que Contigo todo lo puedo,
Que con tu fuerza,
Lo que parece imposible
Se hará posible.

Por eso hoy te pido con confianza:
Fortaléceme en tu amor,
Dame la gracia y ayúdame cada día,
A cuidar mucho mi pureza de todo aquello que la pueda ensuciar,
A huir de toda ocasión que me ponga en riesgo de caer,
A rechazar con pronta radicalidad toda tentación que se presente en mi camino,
A pronunciar un firme y rotundo ¡NO!
Si el momento se presta para dejarme llevar.

Señor, tú que conoces todo lo que hay en mi corazón:
Mira mi anhelo de encontrar un amor verdadero,
Y concédeme lo que hoy te pido:
La pureza de mente, corazón y cuerpo,
Para amarte cada día más,
Y amar como Tú me has amado.
Este anillo que a partir de hoy llevaré siempre conmigo,
Será el signo que me recuerde esta promesa
Que hoy he hecho ante ti.
¡Que así sea! AMEN
Oración publicada en la web de LaOpciónV

 

 

Una oración para hacer la promesa de castidad (hombres)

Señor Jesús,
Ante Ti vengo hoy para comprometerme Contigo:
A cuidar mi pureza y castidad todos los días,
y a mantenerme célibe
hasta el día de mi matrimonio.

Conozco mis inclinaciones y debilidad,
y sé de sobra que sin Ti
jamás tendré la fuerza necesaria
para cumplir este compromiso.
Pero sé también que Contigo todo lo puedo,
que con tu fuerza lo que parece imposible es posible.

Por eso hoy te pido con confianza:
Ayúdame a ser hombre de verdad,
a cuidar y proteger a las mujeres,
su integridad, dignidad y castidad.

Ayúdame a no mirarlas ni tomarlas como un objeto de placer.
Dame fuerzas para huir de aquellas que busquen seducirme.
Ayúdame a luchar decididamente contra la pornografía,
que tanto degrada a las mujeres como a los hombres.

Ayúdame a respetar a mi enamorada
-si la tengo o cuando la tenga-,
a respetar con firmeza los límites que nos hemos propuesto,
y a demostrarle así que la amo verdaderamente,
y que por amor ella estoy dispuesto a dominarme a mí mismo,
mis pasiones e impulsos sexuales.
El anillo que desde ahora llevaré siempre conmigo
será el signo que me recuerde este compromiso
que hoy libremente sello Contigo.
Yo te prometo poner todos los medios a mi alcance y luchar con firmeza;

Tú concédeme la gracia y la fuerza necesarias
para poder crecer en un amor que se asemeje cada día más al tuyo.
¡Que así sea!
AMEN


Oración publicada en la web de LaOpciónV

 

 

 

Diez consejos y varias oraciones para practicar y mantener la castidad matrimonial

Amigos, recientemente un hermano me pidió consejos acerca de cómo mantener la castidad matrimonial, o sea, el uso sacro y puro de nuestro amor sexual dentro del matrimonio exclusivamente dirigido hacia el otro cónyuge. El hermano enfrenta dificultades en esa esfera que quiere conquistar en el Nombre de Jesús. Quiero compartir mi contestación con ustedes:

Como tú, también soy hombre casado y con hijos. No soy ajeno a este tipo de tentaciones. Gracias al Señor y con la ayuda de su gracia he podido disciplinar mi mente y mi cuerpo para evitar este tipo de tentaciones y canalizar toda mi sexualidad solamente hacia mi esposa, quien debe ser y es la única persona destinada a recibir mi amor en todas sus dimensiones: espiritual, mental, y corporal.

Como tú, no soy insensible o completamente inmune a las tentaciones de la carne. Las modas corrientes, la cultura popular lasciva, las actitudes casuales, los medios siempre prurientos, etc., conspiran hacer desfalcar a uno en nuestras resoluciones. En base a mi experiencia, te sugiero lo siguiente

1. Encuentra un sacerdote fiel y santo que te sirva de Director Espiritual y Confesor. Descubre tu alma ante él y el te sanará en el Nombre de Jesús. Confiésate con él regularmente.

2. Recibe la Eucaristía con frecuencia. Si no la puedes recibir sacramentalmente, haz un acto de comunión espiritual como este:

"Creo, Jesús mío, que estáis en el Santísimo Sacramento; os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos. No permitáis, Señor, que vuelva jamás a abandonaros."

3. Mortifica tus sentidos: no mires, no busques mirar la hermosura ajena más allá de la mera admiración. Una vez cruces el umbral de la admiración estética al deseo carnal habrás cruzado el umbral a lo prohibido. Los seres humanos no son cosas, no son objetos para la gratificación de uno

4. Cuando descubras que estés a punto de caer en la tentación, reza "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí un pecador." Reza esa oración muchas veces hasta que la tentación se atenúe y/o desaparezca. Reza con frecuencia.

5. Practica una "dieta" mental. Cuando surja un pensamiento, no importa qué inocuo, que sabes bien que te llevará a pecar, identifícalo como tal, di la oración anterior, y piensa en otra cosa.

6. Conócete a ti mismo. Dedicate a buscar la raíz de tu inclinación pecaminosa. Una vez la descubras - con la ayuda de tu confesor - pídele a Jesús que te conceda dominio propio y los medios para vencer y luego sanar la debilidad-raíz que lleva a la tentación.

7. Cuando le hagas el amor a tu esposa, no pienses en nadie más. En el acto marital, nuestros cuerpos son el don que nos damos el uno al otro. Entrégate a ella completamente sin evadir, sin esconder o resistir nada. Dile a ella con todo tu corazón, "Mi vida, sólo tú y nadie más." Gócense el uno al otro con el amor casto y bueno que Dios les ha dado.

 

8. Aléjate de todo lo que sea pornografía. No vean pornografía mientras tú y tu esposa estén juntos. Si eres dueño de material pornográfico, destrúyelo y bótalo.

 

9. Reza esta oración diariamente:

"Señor Jesús, por favor ven y sana mi corazón herido y perturbado. Te ruego que me sanes de los tormentos que causan ansiedad a mi corazón. Te ruego, en forma especial, que traigas sanación sobre todos aquellos que son los causantes de mi pecaminosidad. Te ruego que vengas a mi vida y me sanes de los daños sicológicos ocasionados en mi niñez y de todas las heridas que ellos han causado a través de toda mi vida.

"Señor Jesús, tú conoces mis cargas. Las rindo todas a tu Corazón de Buen Pastor. Te imploro -- por los méritos de las heridas abiertas en tu corazón -- que sanes las pequeñas heridas que están en el mío. Sáname del dolor de mis memorias, de esa manera ninguna mala experiencia anterior volverá a causar en mí dolor, angustia, ni ansiedad.

Sana, oh Señor, todas aquellas heridas que han sido las causantes de todo el mal arraigado en mi vida. Quiero perdonar a todos los que me han ofendido. Mira todas las heridas dolorosas que me impiden perdonar. Tú has venido a sanar a los corazones afligidos, por favor, sana mi corazón.

"Sana, mi Señor Jesús, aquellas profundas heridas que me causan enfermedades físicas. Te ofrezco mi corazón. Acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de tu Corazón Divino. Ayúdame a ser manso y humilde.

Sáname, oh Señor, de la opresión causada por el dolor de la muerte de mis seres queridos. Concédeme el poder recuperar la paz y el gozo al saber que tú eres la Resurrección y la Vida. Hazme ser un auténtico testigo de tu Resurrección, tu victoria sobre el pecado y la muerte, tu presencia viviente entre los hombres. Amén."

 

10. Reza esta otra también:

"Padre Celestial, vengo a ti como tu hijo, con gran necesidad de tu ayuda; tengo necesidades de salud física, emocional, espiritual, y de relaciones personales. Muchos de mis problemas han sido causados por mis propias fallas, negligencias, y pecaminosidad, por lo que humildemente ruego tu perdón, Señor. Pero también te pido que perdones los pecados de mis ancestros cuyas fallas han dejado sus efectos en mí y en las tendencias indeseables, patrones de conducta, y defectos en el cuerpo, mente, y espíritu. Sáname, Señor, de todos estos desórdenes.

"Con tu ayuda perdono sinceramente a cada uno de ellos, miembros vivos y muertos de mi árbol familiar, quienes me han ofendido a mí o a mis seres queridos en cualquier forma, o cuyos pecados han dado como resultado nuestros sufrimientos y desórdenes en el presente. En el nombre de tu divino Hijo Jesús, y en el poder de tu Espíritu Santo, te pido Padre, liberarme a mí y a todos los de mi árbol familiar de la influencia del maligno.

"Libera de toda forma de la esclavitud del diablo a todos los miembros vivos y muertos de mi árbol familiar, incluyendo a aquellos que han sido adoptados, y aquellos relacionados a la familia extendida. Por tu amorosa preocupación por nosotros, Padre celestial, y por la sangre derramada de tu precioso Hijo Jesús, te ruego que extiendas bendición sobre mí y sobre todos mis parientes vivos y muertos. Sana cada efecto negativo transmitido a través de todas las generaciones pasadas, y previene de tales efectos negativos a las futuras generaciones de mi árbol familiar.

"Simbólicamente coloco la cruz de Jesús sobre la cabeza de cada persona en mi árbol familiar, y entre cada generación; te pido que dejes que la sangre limpiadora de Jesús purifique las líneas de sangre en mi linaje familiar. Envía a tus ángeles protectores a que permanezcan a nuestro alrededor. Dales especial poder para proteger, guiar, y animar a cada uno de nosotros en nuestras necesidades. Deja que tu poder sanador sea liberado en este mismo instante, y que continúe mientras tu soberanía lo permita.

"Señor, reemplaza en nuestro árbol familiar toda esclavitud por una integración santa de amor familiar. Que haya siempre una unidad más profunda contigo, Señor, a través de tu Espíritu Santo, hacia tu Hijo Jesús. Permite que la familia de la Santa Trinidad penetre nuestra familia con su tierna, cálida, y amorosa presencia, para que así en nuestra propia familia podamos reconocer y manifestarnos ese amor unos a otros. Todas nuestras necesidades que nos son desconocidas también las incluimos en esta petición que hacemos en el precioso nombre de Jesús. Amén."

Ante todo, mi hermano, encuentra ese Padre Espiritual que te ayudará a crecer en la amistad con Jesús. Y no te olvides, Jesús, quien es la encarnación de la Divina Misericordia, siempre estará contigo. Que Dios te bendiga a ti y a los tuyos.

Teófilo de Jesús
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