La comunicación y la incomunicación
en el
matrimonio
¿Es posible lograr la verdadera unidad de la pareja dentro del
matrimonio?
Esta es una pregunta
que nos hacemos con mucha frecuencia quienes llevamos trabajando desde hace
algún tiempo en pastoral familiar o quienes se han especializado en asuntos de
familia.
Y creemos que no es
tan difícil la respuesta para quienes creemos firmemente en el matrimonio y
luchamos por favorecerlo del ataque inclemente que sufre por parte de quienes
convierten en ídolos el poder, la riqueza y el sexo como fundamento único de la
existencia humana; como los medios masivos de comunicación que contribuyen con
sus mensajes a propagar el divorcio, la infidelidad conyugal, el aborto o la no
concepción, la aceptación del amor libre, la promiscuidad y por supuesto las
relaciones prematrimoniales.
Mucha gente se extraña
hoy ante una pareja que se siente feliz y realizada a través de su vida
matrimonial pero más extrañada aún, se manifiestan si la pareja lleva muchos
años de matrimonio.
En cambio, no les
parece raro encontrarse con parejas de seis meses o un año de casados, en vías
de separación. Lo juzgan como algo natural por la frecuencia con la que ocurre;
ni siquiera se cuestionan en qué es lo que está sucediendo.
Pero quienes estamos
interesados verdaderamente por encontrar soluciones a este problema (que afecta
directamente las entrañas de la misma sociedad y contribuye cada día a su mas
grande deterioro), estamos tratando de ahondar en las causas de las
separaciones tan tempranas hoy en día.
Además de todas las
influencias externas de que hablábamos al principio, también hemos encontrado
que la falta de COMUNICACIÓN está incidiendo con mucha fuerza.
La comunicación es el
fundamento de toda la vida social. Si ésta se suprime en un grupo, éste como
tal dejará de existir. Con mayor razón dentro de la relación conyugal. Si los
esposos no se comunican, forzosamente deja de haber relación.
LA FANTASÍA DEL NOVIAZGO
Surge entonces la
pregunta: qué pasó con los jóvenes esposos que tanto se amaban cuando eran
novios?.
Si bien es cierto que
durante la época de noviazgo se dieron en parte las condiciones para que la
pareja se enamorara, al llegar al matrimonio, una vez " conquistados"
se descuidaron elementos que un día permitieron que se fijaran el uno en el
otro.
El noviazgo es una
época de intenso romance que indudablemente favorece la comunicación tanto
verbal como no verbal.
Los enamorados se
manifiestan continuamente que se aman. Comparten sueños, esperanzas, ilusiones,
se ponen metas y porqué no decirlo comparten también preocupaciones, tristezas
y frustraciones. Se saben interpretar los silencios y caras largas, que con una
flor o un chocolate, surge nuevamente la mas alegre de las miradas; porque el
corazón enamorado busca la felicidad del ser que ama.
Recientemente en un
curso de preparación para el matrimonio se le preguntaba a una pareja de
novios: " han hablado de sus diferencias , de sus gustos, de sus
cualidades y sus defectos ?’ " Todo nos lo hemos dicho" fue la
respuesta . "Y qué cualidad te atrae más de tu novia? , preguntaban al
muchacho y la respuesta fue : "TODO".
Y al preguntársele por
el defecto que mas le disgustaba, su respuesta fue: " NINGUNO".
Este tipo de
respuestas nos hizo profundizar un poco más para indagar qué sucedía al llegar
al matrimonio.
Este lenguaje absoluto
de los enamorados es síntoma claro de la falta de objetividad que hay en el
romance. Con razón se dice que "el amor es ciego pero los vecinos
no.".
Y esta falta de
objetividad que crea falsas expectativas en los enamorados, es la que causa al
llegar al matrimonio, las crisis mas grandes en la comunicación. Porque al
llegar al matrimonio, se dan cuenta que la realidad es otra. Ni uno ni otro son
tan virtuosos como para decir " Todo me gusta de él o de ella " o
"Nada me molesta" .
Cuando empiezan a
faltar el botón en la camisa, o la llegada tarde, o los malos genios, o la ropa
tirada, o la crema dental destapada, para añadir a la lista las angustias por
el pago del arriendo o la deuda y la plata no alcanza, o la pelea porque hoy no
quiero visitar a tu familia, o me molestan tu grupito de amigos etc....
Todo esto contribuye a
que la comunicación empiece a descender de nivel. Empiezan a fastidiarse por
todo. El lenguaje absoluto que se utilizó durante el romance surge nuevamente
pero invertido. Si se le pregunta a un esposo desilusionado de su matrimonio :
"Que te gusta mas de tu esposa? " . Casi con seguridad la respuesta
será "NADA". Y que te molesta? Responderá "TODO".
En una oportunidad el
consejero matrimonial le preguntaba a un joven que se estaba separando de su
esposa" qué fue lo que te enamoró de fulanita? Respondió: "Su alegría
, su orden y su franqueza" . Y por qué te vas a separar? "por su
alegría , su orden y su franqueza ", fueron las respuestas.
LA INCOMUNICACIÓN Y SUS EFECTOS
En donde entonces se
rompió el hilo que los mantenía unidos ?.
En la deficiente
comunicación que practican. Cuando no se le reconoce al otro sus propios
valores y no buscar los momentos oportunos para decirse las cosas; y en lugar
de una comunicación respetuosa, abierta y transparente, se presentan las
agresiones de doble vía, se acaba la paz del hogar y también la comunicación
comunicación que quedaba. Entonces las relaciones familiares se deterioran al
no saber decirse las cosas con amor y comprensión, al no saber el uno interpretar
lo que el otro le quiere decir, al tratar de cambiar al otro a como dé lugar
para hacer realidad las expectativas que llevaban al matrimonio, al asumir
actitudes defensivas cuando se sienten atacados en su intimidad, al no sentirse
aceptados por ser como son, y al no sentir el estímulo para asumir
verdaderamente y con plena libertad la mejora personal. Surgen a veces
reconciliaciones poco duraderas porque vuelven a caer en los mismos errores.
Aparece la crítica sistemática y el lenguaje absoluto: "Tú NUNCA me
ayudas, Tú SIEMPRE dejas la ropa tirada, Tú TODO me lo contradices". Y a
esto se añade que ha desaparecido del lenguaje de los gestos el detalle
amoroso, la caricia tierna., el susurro al oído para decirle al otro "te
quiero y me haces falta".
Esto por lo general,
cuando no conduce a una crisis total o a un rompimiento definitivo, puede
acomodarlos en una falsa tolerancia nada saludable para la relación. Y decimos,
nada saludable, porque lleva a que cada uno viva su vida en forma
independiente, alejándose de la verdadera realidad de lo que es el matrimonio.
Cierran el uno al otro
su corazón de tal manera que ni siquiera sacan unos minutos de su valioso
tiempo para hablar de los dos. De sus inquietudes, de sus temores, de lo que
cada uno lleva dentro de sí, ni siquiera de sus esperanzas e ilusiones. De todo
lo que está afectando positiva o negativamente la relación de los dos.
LA COMUNICACIÓN ES UN ARTE
La comunicación antes
que todo es una actitud de apertura al otro, que implica disponibilidad
generosa para compartir, es decir para dar y recibir.
Sin embargo, la
comunicación no es fácil; es un arte que se debe practicar continuamente para
desarrollarlo en toda su plenitud y para sacar el mejor provecho de él; así
como el deportista debe entrenar continuamente para mantenerse en forma, o el
pianista debe practicar por horas para mantener las manos ágiles en el manejo
del teclado, así también nosotros como seres humanos necesitamos practicar al
máximo y mejorar cada día la calidad de nuestra comunicación.
Y hablamos de calidad
cuando nos referimos a que estamos llamados a compartir con la persona que
amamos no solamente las cosas que hacemos durante el día y lo que hemos
aprendido, sino ir más al fondo de nosotros mismos.
En días pasados
conversando con unos esposos de 37 años de casados, unidos, felices y
realizados con su matrimonio les preguntamos qué consideraban ellos que les
había ayudado a mantenerse unidos y aún enamorados y respondieron: "Desde
que nos casamos todos los días procuramos sacar un tiempo par los dos. Nos
sentamos por unos minutos el uno frente al otro y abrimos nuestro corazón.
Compartimos no sólo los pormenores del día, sino también nuestras angustias,
temores, sueños, ideas, pensamientos e ilusiones; y hemos aprendido a
conocernos y a aceptarnos.
Más aún, hemos
aprendido a escucharnos y nos sentimos personas valiosas porque lo que decimos
es siempre importante para el otro, aunque sea la cosa más tonta; hasta cuando
callamos."
Esto nos ayudó a
comprender que verdaderamente el que ama sabe escuchar, inclusive el silencio.
Porque éste también forma parte de la comunicación . Como cuando el marido
regresa del trabajo agobiado por múltiples problemas y no tiene deseos de
hablar. Una esposa comprensiva capta su silencio, comparte su preocupación y,
por supuesto, que sabe esperar el momento oportuno para oír de él todo lo que
está sucediendo. Y para esto sólo se necesita que haya un interés sincero, un poco
de atención, la sensibilidad de escuchar, y el ánimo de comprender y el
compartir sincero. Un oído abierto es el único signo fidedigno de un corazón
abierto. Y escuchar es el 90% de una buena comunicación porque todos
necesitamos desesperadamente que se nos escuche.
Así es como nos
sentimos valiosos e importantes. Porque qué sería de nosotros si hablamos y
hablamos y nadie se interesa por lo que decimos ? .
CONCLUSIÓN
La comunicación es el
lazo de unión entre las personas, con mayor razón entre marido y mujer, porque
disuelve las barreras, favorece la comprensión recíproca, facilita la solución
de los conflictos e inclusive contribuye a prevenirlos; posibilita la
cooperación para el logro del bien de los dos y hace que la convivencia no sólo
sea tolerable sino agradable y no sólo agradable sino también fructífera y
enriquecedora.
Se puede entonces
lograr la unidad en el matrimonio siempre y cuando exista una buena
comunicación entre los cónyuges.
La comunicación no
consiste simplemente en decir o en oír algo. La palabra comunicación en su
sentido más profundo significa "comunión " ; compartir ideas,
sentimientos, etc. en un clima de reciprocidad. La comunicación es la acción de
compartir; de dar a otro una parte de lo que tenemos. Y dentro del matrimonio
es dar lo mejor que poseemos: !nosotros mismos!, y recibir en nuestro corazón a
esa persona maravillosa con la cual un día decidimos en plena libertad unir
nuestras vidas para siempre.
Sea pues éste el
momento para hacer un llamado a todos los matrimonios de hoy, y también quienes
están en plan de casarse: Aprendan a comunicarse, tomen cursos si es necesario,
pero den a su relación la importancia que merece. La incomunicación mata el
amor. La comunicación no sólo es urgente y necesaria. Es VITAL porque mantiene
vivo el amor de los esposos.
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