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El Sagrado Corazón de Jesús, autor P. Julio Chevalier MSC: Teología del Corazón II Libro II cap. 3

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Libro II

Capítulo Tercero

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y LA TEOLOGÍA II
(Continuación)

 

Resumen del capítulo:

 I. La ciencia dice: la sangre es el principio material de la vida, y el corazón, el motor de todo el organismo humano.- ¿Y de quién recibe el mismo corazón el movimiento inicial? De Dios.- El corazón es el primer órgano que recibe la vida, el último en cesar de vivir.- Opinión de Aristóteles, de santo Tomás y de la fisiología contemporánea por este órgano según Haller, Claude Bernard, Lemercier y Béclard         

 II. El Verbo eterno quiso recibir de su Madre un Corazón semejante al nuestro, tesoro de sus gracias, horno de su vida física.- De ese Corazón traspasado en el Calvario, nacieron los grandes.

 III. La caridad eterna está recluida en un corazón humano, formado con la sangre de una Virgen.- El Cristo es el Corazón de Dios, para amarnos.

 IV. Si Dios se extiende hacia afuera, no puede entenderse sino por la inspiración de su caridad.- Si esta caridad se decide a operar, lo hace por el Verbo.- Y el Verbo se encarna, nos rescata, muere por amor; su ley y su vida son una ley y una vida de amor.- Este amor, en toda su extensión, este es el objeto formal de la devoción al Sagrado Corazón, según la Sagrada Congregación de Ritos.- Naturaleza del culto a este Corazón adorable, según el cardenal Pie                       

 V. El Corazón de carne unido a la persona adorable del Verbo Encarnado, tal es el Objetomaterial, de nuestro culto.- ¿Por qué deseando glorificar su Amor, Jesucristo escogió su Corazón?- Ese Corazón es el símbolo del amor de Nuestro Señor para con nosotros.- Lo que demuestran las palabras de Nuestro Señor, las de los Doctores, el lenguaje de todos los pueblos y la ciencia moderna                     

 VI. Que el corazón sea la sede de la caridad, es que lo prueban abundantemente, el lenguaje de todos los pueblos, y mil pasajes de los Libros Santos.- Pero el corazón, ¿se le toma a veces por el alma? Respuesta a esta dificultad.- Prueba sacada de las expresiones de las que se sirvió Nuestro Señor durante las revelaciones a la bienaventurada Margarita María.- He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres. Sentido exacto de estas palabras.- No es el cerebro el órgano de las afecciones.- Conducta de Lambertini, más tarde Benedicto XIV, con ocasión de la petición dirigida a la Santa Sede, por el rey de Polonia, relativa a un oficio y a una misa propias en honor del Sagrado Corazón. - En la práctica, la Iglesia mira al Corazón de Jesús como el órgano de las afecciones del Hombre-Dios la sede de sus virtudes, el crisol de su amor. - Confirmación de esta doctrina por los fenómenos observados en algunos santos.- Sudor de sangre de Nuestro Señor, en Getsemaní.- Pío IX en un documento célebre, llama al Corazón de Jesús: Sede de la Divina Caridad.- Así pues, las operaciones intelectuales y las operaciones afectivas, se refieren: las primeras al cerebro, y las otras al corazón.

 

I. En el Corazón de Jesús se encuentran todos los tesoros de la Divinidad
II. El Corazón de Jesús dio la vida a la Iglesia y a los Sacramentos
III. El Corazón de Jesús es el Corazón de Dios
IV.     La Devoción al Corazón de Jesús, es la devoción de las devociones
V. El Sagrado Corazón es el símbolo de la caridad divina
VI. El Corazón de Jesús es la sede de la Caridad sensible
NOTAS DEL CAPITULO TERCERO, DEL LIBRO SEGUNDO

 

 

El corazón humano es el todo, el compendio, el resumen del hombre entero.

Apoyándonos en estos principios, hemos examinado con cui­dado al Sagrado Corazón de Nuestro Señor, que es la base de este estudio, y la razón teológica nos ha respondido: "El Corazón de Jesús debe ser considerado como el principio de la vida física, la sede de su amor sensible1, el órgano de sus afectos2, el trono de su misericordia3, en una palabra, la expresión abreviada de su divi­na Persona". La teología nos hablará en el mismo lenguaje. "En el Principio era verbo, y el verbo era Dios. Todo fue hecho por El y nada de lo que ha sido hecho, ha sido hecho sin El. En El estaba la vida."4

 

I. En el Corazón de Jesús se encuentran todos los tesoros de la Divinidad

Así, todo lo que salió de la nada, dice san Agustín, desde un ángel hasta un gusanito, desde una brizna de yerba hasta el grano de polvo, todo es obra del Verbo5, la obra de su amor.6

Todo fue creado por la inspiración de este amor7. Todos los seres sin excepción, animados o inanimados, estaban antes de su creación, presentes en el Espíritu del Verbo; vivían y existían en El desde toda la eternidad, como en su causa, antes de existir efec­tivamente en sí mismos8. Así el Verbo veía inmediatamente y poranticipación, antes de todas las cosas y por encima de todas las cosas, su santa humanidad, resumiendo todos los mundos y vivien­do en El como la obra cumbre por excelencia de la Omnipotencia divina9. Y en esta humanidad, su corazón, de preferencia, puesto que en El está la expresión fiel y sintetizada, el resumeneminente, puesto que El es el rey de su organismo, el principio de su vida y órgano de la Santísima Trinidad10; su Corazón con todos los teso­ros que el Cielo pudo concentrar en El; su Corazón con todas las gracias que de Él emanan, como de una fuente inagotable; su Corazón, tan bueno, tan misericordioso, tan amable, en el que- los ángeles y los santos vienen a saciarse, como a una fuente sagrada, de donde las aguas brotan hasta la vida eterna11 ; su Corazón, que es el Santuario de la Divinidad el objeto de sus complacencias, el trono de su sabiduría, el crisol de su amor, el libro misterioso don­de están escritos los nombres de los elegidos12 ; suCorazón, de donde se elevan hacia Dios los himnos de alabanza, de adoración y de gratitud13 . De donde se concluye que el Verbo, convertido en el Cristo- por el misterio de la Encarnación, pudo aplicarse las pala­bras que habían sido inspiradas al Profeta14 : "O Vos, que sois mi Padre y mi Dios! Vos me habéis conocido; Vos habéis escrutado todos los repliegues de mi corazón; Vos habéis contado todos sus latidos; sus tristezas y sus alegrías están delante de vuestros ojos: Domine, probasti me et cognovisti me. Mis humillaciones y mis glorias no os son ocultas: Tu cognoviste sessionem meam et resu­rrectionem meam15 . Desde siempre Vos habéis observado mis ca­minos y seguido el curso de mi vida: Intellexisti cogitationes meas de longe; et semitam meam investigasti. En vuestra presencia, Vos habéis observado los senderos que la ternura y la caridad de mi co­razón, me han hecho recorrer: Et omnes vias meas praevidisti. Vos sabéis de qué sentimientos de rectitud, de justicia y de bondad, está animado: Quia non est sereno in linguamea.16 Rasgando el velo del futuro, ¿qué diría yo? El futuro no existe para vos, por­que todo os es presente, vos habéis contemplado, Señor, mi na­cimiento humano en el tiempo, y mi nacimiento divino de toda la eternidad: Ecce, Domine, tu cognovisti omnia novissima et antigua. Sois Vos que habéis formado mi cuerpo y puesto en mi corazón el sello de vuestra autoridad: Tu formasti me, et posuisti super me manum tuam.

"Vos tenéis sobre mí un conocimiento tan perfecto como ad­mirable: Mirabilis facta est scientia tua ex me. He aquí porque estáis en posesión de todo lo que hay de más íntimo en mí; el ór­gano de mis afecciones sensibles y de todos mis deseos, está en vuestras manos: Quia tu possedisti renes meos17. Vos habéis sor­prendido todos sus movimientos desde el seno de mi madre: Suscepisti me de utero matris meae. Las impresiones más insignifi­cantes no os pasaron desapercibidas, aunque estaba escondido en las profundidades de esa tierra virginal e inmaculada que se llama María!: Non est occultatum os meum a te, quod fecisti in occulto, et substantia mea in inferioribus terrae18 . Pues todo está inscrito en vuestro pensamiento como en un libro viviente19: In libro tuo omnes scribentur. Y ya que, Señor, nada se os puede sustraer, escrutad mi corazón, sumergid vuestra mirada en estos abismos, y veréis que ama a los que Vos amáis y que vuestros ene­migos son también los suyos; todas sus aspiraciones son para su bien; ya que detesta la injusticia y solo ambiciona la virtud: Proba me Deus, et scito Cor meum; interroga me et cognosce semitas meas20 Nonne qui oderunt te, Domine, oderam? Perfecto odio oderam illos, et inimici facti sunt mihi. Los blasfemos de vuestro nombre me harán morir, pero yo resucitaré y compartiré con Vos el esplendor de vuestra gloria!: Exsurrexi, et adhuc sum tecum" (Ps. 88).

Aquí tenemos al Verbo en su esencia, en su naturaleza; es el Pensamiento de Dios, la Virtud de Dios; es su imagen substancial y la irradiación de su gloria, es la Razón de las cosas, el Centro don­de todo subsiste, La Vida que se difunde sobre todos los seres, es la Fuerza y la Dulzura, el Poder y la Misericordia infinitas. Pero, ¿de dónde procede este Verbo divino? ¿Cuál es su origen? "Unigénito del Padre-Dios, el procede, dice Tertuliano, de su Corazón, pues su Corazón lo ha producido, siendo como es su palabra in­creada"21. San Teófilo de Antioquía, explica así su origen: "Es el Corazón de Dios, en donde reside de toda la eternidad"22. San Fulgencio, en su sublime Tratado de la Encarnación, usa el mismo lenguaje: "Dios, en su amor infinito, envió su Verbo entre noso­tros, que extrajo de su propio Corazón, siendo como era la fuente sagrada de donde emana"23. "Sí, afirma uno de los más célebresintérpretes de la Sagrada Escritura, este Verbo, Fruto de la Inte­ligencia divina, Pensamiento substancial del Ser infinito, Espejo viviente de todas las perfecciones,sale de la plenitud de su Corazón, lo que hace decir a Dios: Mi Corazón produce el Verbo, que ha de dar al mundo los bienes que espera "24 .

"A este Verbo divino, que quería revestirse de nuestra humani­dad, le faltaba una Madre digna de El, exclama san Alberto Magno, una Madre adornada, en un grado superior, de todas las virtudes posibles. Y esta mujer privilegiada, que debía ceñir su frente de la soberana diadema de su gloriosa maternidad, fue María. Dios laescogió desde toda la eternidad para dar a luz a su Hijo Único, consubstancial a sí mismo, y engendrado de su Corazón"25. Y san Anselmo añade todavía que en efecto, aquella a quien estaba reservada la gloria insigne de dar a luz al Verbo,salió del Corazón de Dios, es decir, de las profundidades de la esencia divina, igualen todo al Padre, y capacitado de decir al Altísimo: Vuestro Hijo es también mi Hijo,debía brillar con el resplandor de una pureza incomparable, que solo la Divinidad puede comprender. Y fue del honor de este mismo Verbo que escogiera a María como Madre, y del Espíritu Santo, que debía formar en su seno el Cuerpo de Aquel de quien El mismo procede, y que fuera así"26.

Pío IX, resumiendo la tradición, en su Bula de la Inmaculada Concepción, se expresa así: "El Verbo increado, semejante en todo al Padre, que le ama como a sí mismo, ha sido engendrado de su propio Corazón. Hijo de la Virginidad, desde la eternidad, debía ser también Hijo de la Virginidad en el tiempo; a causa de esto, su divina Madre fue adornada de los esplendores de la santidad más perfecta, de suerte que pudiera ser naturalmente el único y el mismo Hijo común de Dios su Padre y de la Virgen María".27

Y si es verdad que el Verbo sale por un lado de la plenitud del Corazón de Dios o de su inteligencia infinita28, y que de la otra es la Imagen viviente y substancial del principio que la produjo29, podemos afirmar que el Corazón de Jesús se ha hecho sensible en­tre nosotros, y ha fijado para siempre su morada en la tierra.30

II. El Corazón de Jesús dio la vida a la Iglesia y a los Sacramentos

Pero, ¿quién es Dios? Lo hemos dicho ya, es el Ser por exce­lencia, necesario, absoluto, eterno, soberanamente perfecto, que existe por sí mismo31; nunca tuvo principio, y nunca tendrá fin. Es el principio de todas las cosas y el centro a donde todo con­fluye32. Espíritu, como le llama San Juan33, su vida es una vida de inteligencia y de amor34; y necesariamente es fecunda35. Y ya sabemos lo que produce en las profundidades de su esencia divina; se conoce a sí mismo, y por la contemplación de su ser infinito, engendra a su Verbo, su palabra interior36, igual a sí mismo, sub­sistente y eterno como El, teniendo la misma naturaleza y la mis­ma divinidad. Y de su inteligencia sale su Hijo Único37, expresión viviente y substancial de su virtud, de su sabiduría, de su poder, de su bondad, de su caridad, de todas sus perfecciones, en una palabra. Ese Verbo divino quiso tomar en el seno de una Virgen la naturaleza humana y, en consecuencia, un corazón semejante al nuestro, a fin de depositar, como en un tesoro que nos fuera accesible, su amor, su misericordia, sus gracias y sus bendiciones38. Y este Corazón, objeto de la adoración de los ángeles y de los hombres, proporcionará al cuerpo de Cristo los elementos necesarios para desarrollar y mantener la vida en sus miembros. El será el hogar de su calor, el Centro y el Rey de su organismo; en una palabra, el Principio de su existencia física. Y cuando sobre la cruz, se desarrolle la lucha entre vida y muerte, será al Corazón, como la fuente de vida, donde el soldado romano irá a golpear, a fin de dejarla escapar, si aún la retenía un poco. La vida de Cris­to había abandonado ya este asilo supremo! Pero, ¡ oh gran maravilla!, ¿qué es lo que pasó? De este Corazón adorable, traspasado por la lanza y de donde la vida se había ya escapado, se nos re­presenta otra vida! Nada menos que la vida de los hijos de Dios y herederos del Cielo39 . El Verbo, salido del Padre, hace surgir elmundo de la nada, y del Corazón del Verbo encarnado, horadado en el Calvario, veo surgir un mundo nuevo, el mundo de los elegidos. Y esta Creación, llena de grandeza y de fecundidad, inspirada en el amor y la misericordia, es la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo, que la perpetuará sobre la tierra, hasta la consumación de los siglos, y vivirá de su vida divina durante toda la eternidad4°

Pero el Cuerpo Místico, del que el Redentor es la cabeza y los cristianos sus miembro?41, debe poseer un corazón para animarlo, mantener su vida y hacerla circular por todas las partes que lo componen. ¿Cuál es este corazón? Es del Verbo Encarnado... No podría ser otro. Cor Jesu, vita nostra. (San Buenaventura).

Este mundo de los elegidos tiene que tener también su sol para iluminarlo y vivificarlo, su océano para fertilizarlo, sus tesoros para enriquecerlo, su rey para gobernarlo!... Pues bien, el Corazón de Jesús será todavía todo esto !42

Y María, ¿qué representa en esta creación espiritual, que brota del Corazón de su Hijo, al pie de la cruz? Ella es este astro mara­villoso que refleja la luz de este sol divino, y que concentra sus rayos vivificantes para distribuirlos sobre sus hijos.

Ella es el canal misterioso, establecido por Dios para recoger en la misma fuente, que es el Corazón de Jesús, las aguas de la gracia, y conducirlas enseguida hacia el campo de la Iglesia para fertilizarle.

Y como colofón, ella es la Reina privilegiada de este nuevo im­perio, del que es Amo soberano el Corazón de su Hijo. Este dulce Monarca pone entre sus manos todos los tesoros que posee. La ha preconizado Intendente de sus riquezas y Dispensadora oficial de todos sus favores.

III. El Corazón de Jesús es el Corazón de Dios

¿Nada más? No... Sabemos de donde procede el Verbo. Pro­cede de las insondables profundidades de la esencia divina, o si se quiere, del Corazón de Dios43. Si, ésta es el origen, esta es la fuente! ¿Cuál es su naturaleza, su esencia? La misma que la del principio que le produjo44. Y si es el esplendor de la gloria delPadre45 , su virtud46, su imagen47 la figura de su substancia48, debe ser también el esplendor, la virtud, la imagen, la figura, la enunciación substancial del Corazón de Dios, de donde fue en­gendrado49 ; debe ser la caridad eterna50 . Y he aquí que esta ca­ridad infinita que forma el fondo mismo de Dios51, que es el propio de su Corazón, se ha encerrado en un Corazón humano52, formado de la sangre de una Virgen53. "En Nuestro Señor, dice un sabio distinguido54, debemos considerar dos naturalezas, y en consecuencia dos voluntades, divina una y humana la otra, y en consecuencia también dos corazones, espiritual el uno que es puramente divino55, del que habla la Escritura, cuando hace decir a Dios: Yo os daré sacerdotes según mi corazón, y el otro humano y divino, por su unión con la naturaleza divina."

Esta es la razón por la que uno de los teólogos más profundos del siglo, escribe: "El Cristo es el todo de Dios... su sacramento vi­viente... su don total... su Corazónpara amarnos".56

IV.     La Devoción al Corazón de Jesús, es la devoción de las devociones

¿Hay que asombrarse ahora si el Verbo Encarnado nos dice que su Corazón adorable debe ser considerado como la sede de su amor sensible57, el órgano de su abnegación y la fuente de las virtudes de las que nos ha dado un ejemplo tan sugestivo?58 No... Dios se­gún hemos dicho, es la caridad por esencia; cada Persona de la ado­rable Trinidad, amándose a sí misma, ama en ella, con amor eter­no, a las otras dos Personas. Y si Dios se extiende al exterior, por la creación de los ángeles y los mundos, es bajo la inspiración de la caridad, según dice santo Tomás59. Esta divina caridad, desde toda la eternidad y en sus manifestaciones más diversas, tiene como punto de mira a un ser: el hombre6°. Si opera, es por el Verbo61; y cuando quiera llevar a cabo su obra por excelencia, la Redención, es a través del Verbo como actuará; y el Verbo entonces se encar­nará en el seno de una Virgen, por la virtud del Espíritu Santo, que es todo Amor62. Y el fruto de este misterio, según san Pablo, es Cristo, en el que la caridad de Dios reside substancialmente, y en toda su plenitud63  De donde se sigue que el Verbo encarnado es verdaderamente el Cristo-Caridad. Desde entonces, todos sus actosbrotan bajo la inspiración de este atributo divino y muestran ese sello indeleble; su ley será una ley de gracia, una ley de amo r64. Ya no vivirá, ni actuará más que por nosotros: Propter nos homines y propter nostram salutem. No tendrá más que un pensamiento, más que un deseo; ni una sola palabra, ni una acción cualquiera, ni una afección en su alma, ni un sufrimiento en su cuerpo, ni una sensación, ni un movimiento de su corazón, que no tengan la Caridad divina como principio y causa primera.

Por eso podemos afirmar, con certeza, que esta divina Caridad, tomada en toda su extensión, es decir, en ella misma y en sus di­versas manifestaciones, es el Objeto Formal, o si lo prefieren, el objeto espiritual y primario del culto del Sagrado Corazón65 . De lo que resulta que esta devoción es, de verdad, la Devoción de lasdevociones.

En efecto, el objeto especial de cada devoción, relacionada a Nuestro Señor, es la Caridad divina, considerada en una manifes­tación particular, mientras que el culto al Sagrado Corazón es la Caridad Cristo-Dios, tomada en su conjunto, con todas sus mani­festaciones y en cada una de ellas. He aquí lo que dice sobre ello laCongregación de Ritos:

"La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús no tiene por objeto algún misterio particular..., es más bien un resumen de otras fies­tas que tienen por objetivo celebrar los diversos misterios, y como un recuerdo de la inmensa Caridad que impulsó al Verbo hecho carne a la obra redentora de nuestra salvación, así como la insti­tución del sacramento del altar, hasta el punto que tomó sobre sí el peso de nuestros pecados y se sacrificó, muriendo en la cruz, como una hostia, a la gloria de su Padre celestial66 ".

Inspirándose en esta doctrina, el eminente Obispo de Poitiers, exclama: "El culto al Sagrado Corazón de Jesús, como sabéis, es la quintaesencia misma del cristianismo, es el resumen, el compendio substancial de toda la religión. El cristianismo, obra de amor en sus comienzos, en su progresión y en su consumación; el cris­tianismo, cuya historia toda entera se sintetiza en esta frase su­blime: Dios ha amado al mundo67 ; el cristianismo, cuyo símbolo por entero se reduce a estas palabras del Discípulo bien amado: Creemos en el amor que Dios nos tiene68 , es decir, creemos que en la obra divina, el Corazón lo ha hecho todo; el cristianismo, en fin, cuya moral está condensada en una sola palabra: Diliges, amarás69 ", que quiere decir: Darás amor por amor, me darás tu corazón a cambio de todo lo que el mío ha hecho por ti; el cristianismo, decimos, no puede ser identificado tan absolutamente con ninguna otra devoción, como con la del Sagrado Corazón70 . Así, cuando yo adoro al Corazón de Jesús, adoro ese gesto de la cari­dad eterna, que ha impulsado al Verbo de Dios a ofrecerse como víctima para el rescate nuestro; yo adoro este amor que ha reteni­do un Dios durante nueve meses en el seno de María, que le hizo nacer niño en Belén, que le sujetó a la cruz; ese amor, que le retie­ne día y noche en nuestros altares; este amor que se derrama a torrentes del cielo o del tabernáculo, y se esparce sobre nuestroscorazones. Magdalena cubría de besos y perfumes los pies de Jesús; pero era su Corazón el que les hacía correr a la búsqueda de la ove­ja extraviada, a la zaga de la pobre alma pecadora. Los enfermos y todos los que sufrían, invocaban el brazo todopoderoso de Jesús; pero este brazo no actuaba que bajo el impulso y el movimiento de su Corazón. Los niños de Judea ansiaban ser acariciados por lasmanos divinas de Jesús; pero esas manos cariñosas eran solo el ins­trumento de su Corazón. Uno de entre ellos, ya jovencito, fue un día el objeto de una mirada penetrante e indecible de Jesús71; pero esta mirada dulce y penetrante, esta mirada capaz de excitar a los ángeles, era un relámpago que centelleó desde el foco amoroso de su Corazón 72”.

V. El Sagrado Corazón es el símbolo de la caridad divina

La Devoción al Sagrado Corazón, tiene también un objeto ma­terial, que es el Corazón de carne de Nuestro Señor, inseparable­mente unido a su alma y a su persona adorable, con la significa­ción simbólica que le es inherente73.

La sabiduría humana, que pretende explicarlo todo, hace esta pregunta: ¿Por qué Jesucristo ha querido que se rinda un culto especial a su Corazón, para glorificar su amor? ¿No podía haber escogido alguna otra parte de su santa humanidad? Sí, sin duda alguna; pero El ha preferido su Corazón sagrado, porque como dicen los postuladores de la causa, "este Corazón adorable es el órgano más noble, el más digno y el más apropiado a sus desig­nios, y como la sede de la caridad infinita del Hijo de Dios74”. Y nosotros podemos añadir el resumen del hombre75.

Así, el objeto sensible de la devoción al Sagrado Corazón, es el verdadero Corazón, el Corazón carnal de Jesús, en tanto en que está indisolublemente unido a la persona del Verbo: lo que hace que este divino Corazón es digno de todas las adoraciones de los ángeles y de los hombres.76

El Sagrado Corazón de Jesús es además el símbolo real del amor de Nuestro Señor hacia nosotros". En efecto, ¿a qué llama­mos símbolo? Un símbolo es un objeto que nos hace conocer otro objeto por la analogía que tiene con el. Así lo había comprendido san Bernardo cuando escribía: "Oh Señor Jesús! Vuestro Corazón fue herido en la cruz, a fin de que de esta herida visible a nuestra vista, podamos ver la herida invisible de vuestro amor" ". Es lo que quiere expresar nuestro adorable Salvador, cuando dijo a santa Margarita: "Mi Corazón está tan apasionado de amor por los hom­bres, que no pudiendo contener ya dentro de sí las llamaradas de su ardiente caridad, hace falta que las difunda por tu mediación79".

No nos sorprendamos de esta decisión; debía ser así, porque reposa en la verdad. De todas las partes del cuerpo, es el corazón, que según testimonio de todos los pueblos y de los Libros San­tos8° , encierra en sí mismo la razón de símbolo del amor, de un modo general y el fundamento de esta relación; mientras que los pies, las manos, los ojos, no son más, como hemos visto, que una expresión particular.

Es pues legítimo que sea el corazón, con preferencia a cual­quier otro órgano, elsímbolo del amor.

VI. El Corazón de Jesús es la sede de la Caridad sensible

¿Pero es verdad, como se afirma generalmente, que el Sagrado Corazón de Jesús es la sede de la Caridad, el co-principio de sus virtudes y el centro de sus afecciones interiores?81 Es una cues­tión, grave diría yo, y por eso vamos a examinarla con todo el cui­dado que merece.

Sea cual fuere la respuesta, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, queda igual; no pierde nada de su legitimidad ni de su efica­cia. En las páginas precedentes lo hemos establecido. Y la teología no piensa de modo diferente82

Si preguntamos ahora al género humano todo entero, remontándonos hasta sus comienzos, unánimemente siempre se ha man­tenido y todos afirman que siempre se ha considerado al corazón como el órgano de los afectos. "Este lenguaje es el lenguaje de todos los pueblos, y el lenguaje universal no se equivoca"83, dice Mons. de Poitiers. "El lenguaje de la humanidad, del sentido común, es el lenguaje de la naturaleza y de la verdad84 ". "Y este lenguaje es la obra de Dios85”. Desde siempre, se han oído de los labios de toda criatura humana, estas expresiones: "Mi corazón se abrasa de amor; mi corazón está afligido; mi corazón está abrumado de tristeza, devorado por el pesar, torturado por los remordimientos; mi corazón está contrito, desgarrado, malherido". ¿Qué significan estas fórmulas y mil otras empleadas en todas las lenguas y bajo todos los climas, sino la íntima convicción de que el corazón siempre ha sido considerado como la sede del amor?86

A esta autoridad, que tiene su positivo valor, podemos añadir la de los Libros Santos. Al recorrerlos con atención, uno se con­vence que no existe un solo afecto que no sea atribuido al corazón. Que uno lea los libros de Moisés o de los Reyes, los salmos de David y los Profetas, el Antiguo o el Nuevo Testamento, uno queda enseguida convencido de esta afirmación. ¿Qué significan estas palabras: "Amaréis al Señor vuestro Dios con todo vuestro corazón. Mi Corazón salta de gozo; está arrepentido y humillado; se inflama; el amor le consume; o bien, se vuelve frío operverso, endurecido; se agita en la angustia; o la tristeza, en el odio, o laemoción, en el temor o la esperanza87", etc,?

Estas palabras significan que el corazón está considerado como el órgano, elinstrumento de los afectos sensibles. No, obje­tan algunos; "estas expresiones son figuradas. El corazón aquí es mencionado en lugar del alma88”. Si en todos esos textos, el co­razón es mencionado en lugar del alma, de donde viene, por ejem­plo, que al dar Dios a todo hombre la obligación de amar, no sola­mente con toda su alma, ex tota anima tua, añada también el de todo tu corazón, ex toto corde tuo?¿Hay acaso una diferencia? "Sí, afirma san Agustín. Por ello Dios nos hace comprender que todo en nosotros le pertenece, y que debemos consagrarle todoslos afectos de nuestro corazón, al igual que todos los pensamien­tos de nuestro espíritu y todas las acciones de nuestra vida89.

Escuchemos ahora al mismo Nuestro Señor: "Aprended de mi que soy manso y humilde de CORAZÓN".

¿Por qué habla de su Corazón? No es tanto para decirnos que su Corazón es lasede de la dulzura y la humildad, contesta san Bernardo, sino para comprometernos a practicar esta doble virtud, con toda la sinceridad y la afección de nuestrocorazón, como lo dice El mismo90.

En el siglo XVII, Jesucristo, apareciéndose a santa Margarita María, le decía: "Mi divino Corazón está tan apasionado del amor a los hombres, que no pudiendo contener dentro de él las llamas de ardiente caridad, necesita que tú las difundas por todas par­tes"91. Y en otra circunstancia, añadió: "He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que no ha omitido nada, hasta quedar agotado y consumido para testimoniarles su amor"92

Y luego asegura a la Santa, "que experimenta un placer singu­lar en ser honrado bajo la figura de este Corazón de carne, cuya imagen desea sea expuesta en público"93

Nada de alegorías, nada de poesía aquí. "Es evidente que se trata del Corazón de Jesucristo, en su significado propio y natural, no en un sentido metafórico. Jesús habla de su Corazón tomado realmente; esto se manifiesta por la acción que hace de descubrir su corazón y mostrarlo... descubriéndome su Corazón... Mira esteCorazón... Habla de este Corazón que descubre y muestra"94. Es el Corazón que tanto ha amado! Imposible ser más preciso, más afirmativo! Si el corazón es el órgano del amor, Jesús mismo no podía expresar mejor esta verdad95

La autenticidad de estas revelaciones está garantizada por la misma Sede Apostólica, cuando procedió a la canonización solem­ne de la Virgen de Paray-le-Monial. Podríamos reproducirlas a cen­tenares, si fuera necesario. ¿Qué dicen todas ellas? Que el Corazón de Jesús ama; que está lleno de amor y que se abrasacon las lla­mas de la divina caridad. Estas expresiones son claras, netas, sinsombras. Por ello, este Corazón sagrado puede ser considerado como el centro de los diversos afectos del Verbo Encarnado.

La Iglesia pone en labios de sus hijos esta oración: "Haced, Señor Jesús, que poseamos todas las virtudes de vuestro Corazón y que seamos abrasados con el ardor de sus divinos afectos"96. "Oh Corazón de Jesús, ardiendo de amor por nosotros, inflamad nues­tros corazones con vuestra caridad97

"Oh Dios clementísimo, vos habéis querido hacer, para la sal­vación de los pecadores, el Corazón Inmaculado de María total­mente semejante al divino Corazón de vuestro Hijo, Jesucristo, por la caridad y misericordia de que está lleno;haced que seamos siempre según el Corazón de Jesús98 . ¿No dice la Iglesia que este divino Corazón es un "horno de amor99, un abismo de dulzura yhumildad"100,"la fuente de todas las virtudes"101, "la sede dignísi­ma de la caridad eterna e increada, 102 y "la sola víctima agradable a la Justicia divina?103 "Oh mi amado Salvador, dice San Alfonso M. de Ligorio, yo uno todas mis afecciones a las afecciones de vuestro Corazón tan amoroso"104.

Es inútil de multiplicar todavía más las citas. Las que acabamos de tener ante nuestros ojos, nos hacen comprender, suficien­temente, que la Iglesia considera al Corazón como el órgano de los afectos. ¿Cómo explicar de otra forma los extraños fenómenos de que ha sido objeto el corazón de ciertos hombres y en particu­lar de muchos santos? Preguntad a san Felipe Neri porqué se des­cubría el pecho. Y os responderá que para templar los ardores de su corazón, tan abrasado de amor105. El corazón de santa Gertrudis, está tan completamente enajenado del amor divino, que Jesucristo imprime en él los estigmitas de la Pasión106. Mirad a santa Catarina de Génova! Ella ostenta en su pecho una herida ardiente, que parece como si echara llamas! ¿Cuál es la causa, sino el inmen­so incendio de amor que consume su corazón?107 El de santa Tere­sa, está tan penetrado de la caridad divina, que un Ángel viene del cielo a transverberarla con un dardo inflamado"108 . En cuanto a santa Magdalena de Pazis, es Nuestro Señor mismo quien hizo gra­bar en su corazón, tan abrasado de amor hacia El, estas palabras en caracteres brillantes: El Verbo se hizo carne. Este prodigio fue des­cubierto después de su muerte e inserto en la Bula de su canonización109. A santa Catalina de Siena, al bienaventurado Suzo, santa Rosa de Lima, santa Margarita de Cortona y tantos otros que experimentaron en su corazón los efectos maravillosos del amor divino110.

Y termino esta enumeración por la escena del huerto de Getsemaní. Jesús en la noche previa a su Pasión, se prepara a la muer­te. Los instrumentos de su suplicio, los tormentos que le esperan, los ultrajes que le están reservados, hacen tal impresión en su al­ma, que su Corazón, bajo el golpe de una emoción vivísima, pre­cipita con fuerza sus movimientos, y lanza la sangre con una vio­lencia tal, que rompe las paredes del cuerpo y fluye con un sudor abundantísimo sobre su piel, hasta impregnar la tierra111.

Según todas las razones que preceden y los ejemplos que aca­bamos de citar, está pues bien permitido creer que el corazón no queda insensible a las emociones, y a sus afecciones. Por lo tanto, no nos asombremos si Pío IX, en un documento célebre, nos dice: "Que el Corazón de Jesús está lleno de una inmensa caridad... que esta Inflamado de amor por el género humano... y que debemos venerarle como la sede de la divina Caridad112.

NOTAS DEL CAPITULO TERCERO, DEL LIBRO SEGUNDO

1.    Cor illud SS. Divinae Charitatis sedem. (Pío IX, Decreto Beatf. S. Marg. Maria.

2.    Cor Jesu flagrans amore mei, inflamma cor meum amore tui (Ofc. Parv. Sdo. Czon). —Fac nos Domine Jesu, sanctissimi Cordis tui affectibus infiammari (Orem. Mis.)

3.    Cor Jesu miseicordiae thronus. (Letanias).

—Vide Times de cultu Cordis Jesu a P.P. A. Martorelli et Jos. Castella, ed. Bar­celona, 1877, part II, de Natura; teis 2a de Motivo — Vide etiam: de SS. Corde Jesu ejusque cultu, autor Leroy, ed. Leodii (Liege, 1882) —Id. N. Nilles de ra­tionibus Fest. SS. Cordis Jesu, etc — Id. Jungmann, s. j. Prof. Univ. Oenipont., de Quinque Propos. ad elucidandam et scientifice declarandam devotionem erga SS. Cor Jesu.

4.    Offic. San Juan, Breviario.

5.    Per quem factus est Angelus, per ipsum factus est vermiculus. (san Agustin, in Joan.Evang, c. I, tract. I, n. 13) — In ipso (Verbo sive Christo) condita sunt universa incoelis et in terra, visibilia et invisibilia, sive throni„ sive dominationes, sive princi­patus, sive potestates, omnia per ipsum et in ipso creata sunt. (Coloss. 1, 16).

6.    San Tomás, III, q. 1, art. 1.

7.    Deus charitas est. (la Joan. 4, 8 y 16).

8.     Omnis res facta et creata per Verbum, antequam fieret et crearetur, erat in ipso Verbo vitaliter et intellectualiter. Erat enim in ideis et rationibus aetemis, quae vivunt in Verbo. Erat ergo vita, id est, vivebat in mente et idea Verbi. (Corn. a Lap., in Joan. 1, 3 — Ita Tertuliano, adv. Hermog. c. XX — San Ambros. de Fide, lib. III, c. 6 — Clemente Mex. Paedag, lib. 1, c. 6, t. 1, p. 282, éd. Migne).

—Verbum enim est omnium creaturarum idea, idea autem est ipsa essentia et via Dei. (Corn. a Lap. in Joan, 1, 4).

9.     La soberana Providencia, realizando su eterno proyecto y designio de todo aquello que produciría, quiso primeramente y amó por una preferencia de excelencia el más amable objeto de su amor, que es nuestro Salvador. (san Franc. de Sales, Traité de l'amour de Dieu, liv. II, c. 5).

10.   Ecce Cor meum, dulcissimum semper venerandae Trinitatis organum. (Sta. Gertrud,legatus divinae pietatis, lib. 3, cap. 15, p. 169, éd. Solesmes, 1875).

11.   Fiet in eo fons aquae salientis in vitam aetemam (Juan 4, 14).

12.   Qui scripti sunt in libro vitae Agni. (Apoc. 21, 27) —Mi Corazón es el libro de vida,donde está contenida la ciencia del amor. (Vie et oeuvres De Ste Marg. Marie, vol. I, p. 96, 2a. ed.).

13.   Accipe illam inenarrabilem suavitatem quae ab aeterno de meo divino produxit Corde in Patrem et Spiritum Sanctum. (Sta. Matilde, lib. Specialis gratiae, parte la, c. 19, p. 61, édit. Solesmes).

14.   Sanctus Hilarius totum Psalmum ad Christum accommodare nititur, S. Augt. Partim de Ecclesia, partim de Christo exponit. (Corn. a Lap. in Ps. 88).

15.   Ecclesia, in die Resurrectionis, Christo accommodat haec verba: Cognovisti sessio­nem meam et resurrectionem meam. (id. Ibid. V. 1).

16.   In graecis codicibus legitur: Non est dolus in lingua mea. (Corn. a Lap. in Ps. 88, y v. 3).

17.  Renes meos, partes videlicet secretas et absconditas, ubi est sedes intemae cupidita­tis; proinde affectus mei et desideria mea in manu tua sunt. (Id. Ibid. v. 12).

18.  Per inferiora terrae, intellige uterum matris. (Id. Ibid., v. 14).

19.  In libro tuo, id est, in mente tua, omnes homines, imo etiam omnes descriptae in­venientur. (id. ibid. v. 15).

20.  Scito cor meum, id est, scrutari et examinare cor et semitas ejus, scilicet cogitatio­nes, etc, (Id. Ibid., v. 22).

21.   Salus ex Deo genitus; propie de vulva Cordis ipsius, secundum quod et Pater ipsetestatur: Eructavit Cor meum Sermonem optimum. (Tert. adversus Praxeam, c. 7, t. II, p. 161, éd. Migne).

—Nos probamus illum (Deum) sibi Filium fecisse Sermonem suum. Si enim Filiumnominat, filius autem non alius cris quam qui ex ipso prodiit. Ego profero dictum a Deo:Eructavit Cor meum Sermonem optimum. (Id. Idip. c. II, p. 166).

22.   Verbum semper existens et in Corde Dei insitum. (S. Theoph. Antioquiae, adAuto­lycum, lib. II, n. 22, p. 1087).

23.   Misit Verbum quod Corde eructavit. (S. Fulg., de Filii incarn., n. 7, p. 577).

24.   Sed ex plenitudine Cordis sive ex perfectissima intelligentia Verbum mentis, et ver­bum unicum, idque summe bonum naturaliter produxit, ut propie dicere potuerit:Eructavit Cor meum Verbum bonum. (Corn. a Lap. in Ps. 44, 1).

25.   Domina gloriosa quam Deus Pater Filio de Corde suo sibi consubstantiali genitopraeparavit in Matrem, in qua Deus Filius corporaliter habitavit. (Alberto Magno, inComment. super c. I Matb..., v. 19).

26.   Nempe decens erat, ut ea puritate, qua major sub Deo nequit inteligi, Virgo illa ni­teret, cui Deus Pater unicum Filium suum, quem de Corde suo aequalem sibi ge­nitum, tanquam seipsum diligebat, ita dare disponebat, ut naturaliter esset unus idemque communis Dei Patris et Virginis Filius; et quam ipse Filius substantialiter facere sibi Matrem eligebat, et de qua Spiritus Sanctus volebat, et operaturus erat, et conciperetur et nasceretur ille de quo ipse procedebat. (S. Alselmo, de Concept. Virg. et de orig. pecc., c. XVIII).

27.   Et quidem decebat omnino, ut perfectissimae sanctitatis splendoribus ornata fulge­ret, tam venerabilis Mater, cui Deus Pater unicum Filium suum, quem de Corde suoaequalem sibi genitum, tanquam seipsum diligit, ita dare disposuit, ut naturaliter esset unus idemque communis Dei Patris et Virginis Filius. (Bulla Pü IX, ad definit. Imm. Concept.).

28.   Ex plenitudine Cordis sive ex perfectissima intelligentia Verbum mentis et Verbumunictun, idque summe Bonum naturaliter produxit. (Com. a Lap. in Ps. 44, 1).

29.   Imago Dei est. (la Cor 11, 7).

30.   Cor meum ibi cunctis diebus. (2o Paral., 7, 16).

31.   Exod 3, 14.

32.   Principium et finis (Apos. 1, 8).

33.   Spiritus est Deus (Juan 4, 24).

34.   Deus charitas est (Juan 4, 1).

35.   Pater habet vitam in semetipso. (Juan 5, 26) — Apud te est fons vitae (Ps. 35, 19).

36.   Eructavit Cor meum Verbum bonum. (Ps. 44, 1).

37.   Verbum... in Corde Dei insitum. (S. Theoph. Antio. lb. 2o, n. 21, p. 108).

38.   Unum eumdemque Filium et Dominum nostrum Jesum Christum prefectum in Deitate, et eumdem perfectum in humanitate, Deum vere, et hominum vere... Consubstantialem Patri secundum Deitatem, consubstantialem nobis eumdem se­cundum humanitatem,per omnia nobis similem absque peccato. (Concl. general Chalced. IV, apud Denzinger, Enchridium symbl. et definit n. 134).

39.   Mea sit et sociorum, quae ex vulnere stillat, vita. (Es la misma Virgen quien habla,viendo al Corazón de Jesús abierto por la lanza.) — (Georgius, Metropol. Nicome­diensis, orat. VIII, p. 1482, éd. Migue).

40.   Ex latere igitur suo Christus aedificavit Ecclesiam, sicut de latere Adam ejus con juxHeva prolata est. (Sermo S. Juan Crisost. in Fest. Pretios. Sang. D.N.J.C.

Unde Sacramenta Ecclesiae manaverunt, sine quibus ad vitam, quae vera vita est, non intratur. (S. Agustin in Joan. Evang. c. 19, Tract. 120, n. 2).

Unde formaretur unica, et Inmaculata Virgo, sancta Mater Ecclesia, sponsa sua. Obeatissima ipsius sacri lateris apertura, unde nobis tot et tanta divinae pietatis donafiuxerunt! (Sermo Inocn. VI, Papa, in Decret de fest. Lanceae et Clav. Domini).

41.      Rom 12, 4 y 5 — la Cor 12, 12.13 y 27. —Ipse est caput corporis Ecclesiae. (Coloss. 1, 18).

42.      Cor Jesu Rex Cordium. (Letanias Sdo. Czon.).

—Cor Jesu, de cujus plenitudine omnes nos accepimus. (Id.)

Cor Jesu, thesaurus nunquam deficiens (Id.).

—Cor Jesu, fons omnim gratiarum. (Id.).

—Cor est sol in microcosmo. Ut solem Cor mundi, ita Cor eleganter veteres homi­nes solem vocarunt. (Riolan. Anthropograph., lib. III, c. 12).

43 Deus Pater unicum Filium suum, quem de borde suo aequalem sibi genitum, tanquam seipsum diligebat. (S. Anselmo, de Concept. Virg. et. de orig. pecc., c. 18).

44.   Idem in esentia et Divinitate. (Com. a Lap., T. 16, p. 543, col. 2, éd. Vivés).

45.   Splendor gloriae... ejus. (Heb 1, 3).

46.   Dei virtutem. (la Cor, 2, 6).

47.   Imago Dei. (2a Cor 4).

48.     Figura substantiae ejus. (Heb 1, 3).

49.     De Corde suo aequalem sibi genitum. (Bulla Pii IX, ad defin. Im Concep.).

50.     Deus Charitas est. (la Joan 4, 8).

51.     Deus cui propium est semper misereri et parcere. (Oratio in die obitus).

52.     Et Verbum caro factum est. (Juan 1, 14).

53.     Domina gloriosa, quam Deus Pater Filio, de Corde suo sibi consubstantiati genito,praeparavit in Matrem. (Alb. Magn. in Comment. super c. 1 Matth., v. 19)

54.   Nouvelle Philosophie, o cinco proposiciones, con las cuales se explica científicamentela Devoción al Sagrad Corazón. n. 5, por el P. Jungmann, Jesuita alemán. (Extracto de la Cite de Dieu, revista católica española, 1 año, t. 3o, 1870, Madrid).

55.     El Corazón divino de Jesús es la voluntad infinita de su naturaleza divina (id).

El corazón no es solamente el órgano de la vida vegetativa, sino el principio sub­jetivo de la vida moral... Es el equivalente de la palabra alemana: Das Gemüth, Fa­cultas appetendi: fuerza moral y expansiva de nuestra alma. (Id. Ibid).

56.  Mons. Gay, II, Elev. sur la vie et la doct. de N.S. J.C., pag. 15.

57.  He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres. (palabras de N.S. a Sta.Margarita María, t. II, p. 123, 2a. ed.).

58.  Discite a me, quia mitis sum et humilis Corde. (Mat. 11, 29).

59.  San Tomás, III, q. 1, art 1.

60.  In charitae perpetua dilexi te. (Jeremias 31, 3).

61.  Omnia per ipsum facta sunt; et sine ipso factum est nihil, quod factum est.

62.  Spiritus... fons vivus, ignis, Charitas. (Himno Veni Creator spiritus).

Per charitatem Sancti Spiritus. (Rom 15, 30)

63.  Charitate Dei, quae est in Christo. (Rom 8, 36).

64.  Jugum meum suave est, et onus meum leve. (Mat. 11, 30). —Non sumus sub lege (veten), sed sub gratia. (Rom 6, 15).

Plenitudo ergo legis est dilectio. (Rom 13, 10).

65.     Suarez, III, p., disp. 18, sect. 1a y 2a — Franzelin, de Verbo incar. tesis opusc. — Perrone, de Incarn., p. 2, c. 4, prop. 2, n. 539 y 540 — Muzzarelli, opuse. p. 249,Gallifet — Croiset — P. Franco — Nilles, de ration. fest. lib. 1, p. II, c. II — J. Jung­mann, tesis 5a, p. 93 — Vide Leroy, de SS. Corde Jesu ejusque Cultu, c. III q. 15, et 16 — Objectum principale seu formalecultus SS. Cordis Jesu sine dubio est amorJesu. (Id. Ibid. n. 182) — Sequitur ex eo quod haec charitas sit objectum formale. (id. Ibid., n. 183).

66.     Sacri Cordis Jesu Festum non versatur circa peculiare mysterium, cujus specialissolemnis commemoratio facta non fuerit in statutis ab Ecclesiae diebus; sed estcompendium aliarum solemnitatum, in quibus diversa celebrantur mysteria, et memoriarecolitur inmensae illius charitatis, qua Verbum Caro factum est pro nostra redemptione et salute, sacramentum altares instituit, peccata nostra portavit, seseCuadro de texto: 131
que divino Patri in cruce moriens obtulit hostiarn et sacrificium. (Gardellini, Decre­ta, t. 3o, n.4549, in decr. die 3a April 1821, p. 175).

67.            Juan 3, 16.

68.            la Juan 5, 16.

69.            Deuter. 6, 5.

70.  Lettres synodales de Mons. Pie. Oeuvres, vol. III, p. 48.

71.            Intuitus enim, dilexit eum (Marc. 10, 21).

72.            Cuadro de texto: 72.
Mons Pie, t. VI, p. 610.

73. In causa praesenti objectum: Cor Jesu ; non illud quidem pure materialiter sumptum,sed quatenus animae Christi ac Verbi divini Personae indissolubili nexu conjunctum;quatenus amore hominum ardentissimum, pro peccatis nostris afflictissimum omni­que dolorum genere, amore nostri in passione acerbissimum vexatum et oppressum, ac demum in cruce pro nobis ferro Ianceae vulneratum et apertum. Haec enim om­nia, strictissime et inseparabiliter inter se conjuncta, rationem objecti simul ut du­plex objecturn habeat: spirituale et sensibile, h.e. amorem Christi et verum ejus Cor,spectatum nempe ut symbolum dicti amoris adeoque amorem Christi symbolice, h.e. sub symbolo Cordis recoli. (S. Congreg. Rituum Clem. XIII regnante).

Card. Franzelin, de Verbo Incarnato, tesis 45, prop. 3a.

P. Croiset, id, — Leroy, de SS. Corde Jesu ejusque cultu, c. III, q. 14. No se debe considerar el corazón de carne y el símbolo como dos cosas separadas, sino que mas bien debe verse en el corazón de carne dos razones distintas de adora­ción: la una, sacada de su unión hipostática con la divinidad, y la otra de su rela­ción simbólica a la caridad de Cristo. El símbolo está inherente en el corazón de carne, puesto que es un símbolo real; es el mismo Corazón de Jesucristo que simbo­liza su inmensa caridad y en consecuencia exige adoración tanto como Corazón de Cristo y a la vez como símbolo de la caridad. (Muzzarelli, opus. cit., pág. 246). El Corazón de Jesús, dice aún Muzzarelli, se toma en el sentido propio y natural, y entonces significa su corazón de carne, pero siempre unido a su humanidad y a la persona del Verbo. El Corazón de Jesu-Cristo, se toma también en un sentido sim­bólico y metafórico, y entonces significa su voluntad y su amor. Y puesto que hay en Jesucristo dos naturalezas, dos voluntades y dos operaciones, nosotros quere­mos indudablemente, bajo el nombre del Corazón simbolizado, abarcar el amor in-creado y el amor creado de Jesucristo, puesto que su Corazón es el símbolo de los dos, y que las dos naturalezas y las dos voluntades subsisten en la misma persona. Así al nombrar al Corazón de Jesús en el sentido simbólico y metafórico, enten­demos propiamente el amor de Jesucristo, Dios y hombre.

Uno se preguntará tal vez, porqué no se puede decir hablando del Corazón de carne: El Corazón de Jesús nos ha amado. Y contesto que podemos decirlo en el mismo sentido en que decimos de nuestro corazón que ama, porque el corazón de carne por sus movimientos y sus alteraciones, resiente y manifiesta el amor que reside en el alma. Así decimos: "Tengo mal de cabeza, de una mano, de un pie" aunque, ri­gurosamente hablando, el sentimiento de dolor sea en el alma y el cuerpo haya sido el principio y la causa. Conviene hacer notar que, al decir que el Corazón de Jesús nos ha amado, al significar el Corazón de carne, nosotros queremos hablar del ver­dadero amor que reside en su santa alma, y de la que el corazón recibe las impre­siones nobles: de este amor increado, del que su Corazón está realmente abrasado, de un amor deificado por el Verbo, al que la humanidad del Verbo está unida hi­postáticamente, de un amor sobre el que influye la divinidad que le perfecciona intrínsecamente y, en consecuencia, de un amor inefable e incomprensible." (Id., Ibid., p. 336).

Se dan también al Corazón de Jesucristo unos epítetos que sólo convienen al Co- razón simbolizado, es decir, al amor de Jesucristo, Dios y hombre; por ejemplo: Oh Corazón tan misericordioso y benévolo!", puesto que la misericordia y la bon­dad se refieren al amor, y no pertenecen rigurosa y propiamente al corazón de car­ne, considerado estrictamente. También se dan al Corazon de Jesús títulos que sólo podrían referirse estrictamente al corazón simbolizado, es decir, al amor de Jesu­cristo, no como hombre, sino solamente como Dios. Por ejemplo: "Oh Corazón todopoderoso!", pues la omnipotencia es un atributo de Jesucristo como Dios; su voluntad y su amor increados son realmente todopoderosos en sí mismo; no se pue­de decir lo mismo de su voluntad y de su amor creados. Así cuando decimos que el"Corazón de Jesús nos ama", podemos referir este amor al Corazón simbolizado, o a la voluntad creada e increada de Jesucristo; pero si decimos que "el Sagrado Co­razón nos ha amado desde toda la eternidad", es evidente que sólo podemos referirlo a la voluntad de Jesucristo como Dios, pero no como hombre. Lo mismo sucede cuando decimos: "El Corazón de Jesús nos ha amado y nos ama con un amor infinito", el ser infinito, tomando esta palabra en el sentido de entidad infinita, no per­tenece claro está al amor creado, que no es capaz de entidad infinita; queremos de­cir entonces que la voluntad de Jesucristo, en cuanto es Dios, nos ha amado y nos ama con amor infinito, o bien, que la voluntad de Jesucristo, en cuanto hombre, nos ha amado con amor de dignidad infinita, a causa de la unión hipostática con el Verbo... Pero no por eso debemos exigir que estas declaraciones estén hechas ex­presamente en las oraciones, puesto que sin ello, estas expresiones tienen su pro­piedad natural, a causa de la comunicación .de los idiomas... Pues entonces no podríamos decir lo que la Iglesia dice tan apropiadamente y de un modo tan univer­sal, a saber: que "Jesucristo nos ha amado con amor infinito" o expresiones si­milares; estaríamos obligados a decir, precisando más para evitar el error: "Jesucristo, en cuanto a Dios, nos ha amado con amor infinito". (Id., ibid., p. 235).

74.  De Corde non translatitie sumpto, sed in propia et nativa significatione accepto, videlicet ut pars est Corporis Christi nobilissima. (Petitio Episc. Polon). —Ad exitandum amorem erga Christum Dominum, nec sensibilius, nec efficacius, nec dignius objectum eligi potest illius Corde; neque idem Cor percolendum tan­tummodo est, uti pars praecipua et adorabilis Corporis, sed etiam ut sedes prae­dicti amori inmensi Filii Dei. (Frigidianus Castagnori, S. Congr. Rit. 1697).

75.  Hervey, Haller, Cl. Bernard, etc.

76.  Cum incarnato Verbo adoratur caro Christi, non quidam propter seipsam, sedpropter Dei Verbum, quod secundum hypostasim ipsi spulatus est. (s. Juan Damasc. de Fide orthod., lib. 4o, c.o, t. I, p. 1106, éd. Migne).

Cor Jesu propie et per se sumptum, ob hypostaticam unionem, capaz est adora­tionis latriae. (Blasius, de festo Cordis J., c. 12 — Pius VI, Bula Auct. Fidei).

77.  Et igitur quae sit res quam Jesus colendam proponit, nimirum Cor suum sacrosanc­tum, non tantum ut est symbolum omnium interiorum affectuum, sed ut est in se. (Petitio Episcopalis Poloniae).

78.  Cor enim illius mecum est, audacter dicam. Propterea vulneratum est, ut per vulnus visibile videamus. Quia illud Cor tam vulneratum non diligat? Quis tan amamtem non redamet? (s. Bem. de Passione, c. 3, n. 9, 10 y 11).

79.  Oeuvres et vie de Ste. Margarite Marie, t. 20, p. 379, 2a edic.

80.  Erunt oculi mei et Cor meum ibi cunctis diebus. (3 Reyes i, 3).

Si secutum est oculos meos Cor meum, (Job 31, 7). . —Ubi est thesaurus tuus, ibi est Cor tuum. (Mat. 6, 21).

Dedi Cor meum in cunctis operibus. (Eccl. 8, 9, etc.).

81.  Plures statuunt cor esse comprincipium sensibile omnium virtutum et affectionum, quasique centrum voluptatum et dolorum omnium interiorum Chrsti Domini. (Be­nedicto XIV, de sera. Dei Beat., lib. 4, p. II, c. 31, n. 25).

82.  Non est propterea cur salebrosam phisiológicam quaestionem attingamus, utrum Cor reipsa sedes affectionum sit ac sensitivitas, ut vovant, necne; cum nihil referat ejusmodi quaestio ad institutum nostrum, quod ab illa est omnino independens. (Perrone, Praelect. theologicae, de Incarn., p. II, c. 4o, n. 561).

Que el Corazón de carne sea el centro, la sede, el órgano, el tirincipio de los senti­mientos interiores y de las afecciones del alma, es una cuestion que podemos dejar a la discusión de los filósofos antiguos y modernos (Storckenau„ Psycholog., p. II, sect. 2, c. 1). Pero está fuera de duda que el corazón de carne es la parte del cuer­po humano que siente más sensiblemente los efectos de las pasiones del alma; tal vez es debido a que el corazón es la causa motriz de todos nuestros fluídos y pare­ce natural que los movimientos sean más sensibles y más violentos en el lugar donde radica y actúa la causa material y la fuente del movimiento vital. Sea como fue­re, los sentimientos, las impresiones, las palpitaciones que experimenta el corazón, de carne, aunque mediatamente, por el amor que reside en el alma, y que todo hombre experimenta más o menos dentro de sí, son por lo mismo testimonios irrefragables de la correspondencia mutua entre el amor del alma y el corazón de carne, y de la difusión y de la comunicación de los efectos de un amor ardiente o tímido a esta parte del cuerpo, sea cual fuere la forma como esto suceda. Non enim affectiones animae causantur ab alterationibus cordis, sed potius causant eas; unde in passionibus animae, puta in ira, formale est, quod est ex parte affectionis, scilicet quod sit appetitus vindictae; materiale autem, quod pertinet ad motum cordis, puta quod sit ascensio sanguinis circa cor. Así habla Santo Tomás (opusc. 35, de Motu cordis) — La filosofía moderna y la Congregación de Ritos no han dudado de ello jamás. (Muzzarelli, opuse., cit., p. 232).

83.   Mons. Pie, Obispo-Cardenal de Poitiers, t. VI, p. 609.

84.   El P. Felix, 2a conf. sur le Progrés, p. 142.

85.   Bossuet, Connaisance de Dieu et de soi-meme, c. 4, n. 3. —Mons. Bay, vie et vertus cbret. vol 1, p. 88.

86.   Se trate de expresar el amor, la alegría, el odio, el disgusto, es sobre la región delCorazón que ponemos la mano. La observación rigurosa de estos hechos prueba lo acertado de los instintos, que han dado origen a estas locuciones. (Fem. Papi-116n, Phisiologie des Passions; Revue des Deux Mondes, 15/12/73, p. 830).

87.   Diliges Dominum Deum tuum ex toto corde tuo. (Deut. 6, 5).

Induratum est Cor Pharaonis (Ex. 7, 13).

—Concaluit cor meum intra me. (Ps. 38, 4).

Exultabit cor meum in salutari tuo. (Ps. 12, 6).

—Factum est cor meum tanquam cera liquescens. (Ps. 21, 15).

Cor ejus indurabitur tanquam lapis. (Ps. 41, 15).

—Depravatum est cor ejus per mulieres. (3o Reyes 11, 4).

 —Conturbatum est cor meum — Inflammatum est cor meum — Deficit cor meum —

Aruit cor meum — Cor meum moerens — Cor tuum ne formidet — Non orderis fratrem tuum in corde tuo. (Levit., 19, 17).

—Mitis sum et humilis Corde. (Mat. 11, 29).

88.  Les fonctions de l'organe cardiaque, par l'abbé Riche, p. 113.

89.   Cum ait: Diliges ex toto corde, nullam vitae nostrae partem reliquit, quae vacaredebeat, etc. (S. Agustin, de Doctr. Christ., I, c. 22, n. 21).

Diliges ex toto corde tuo; quasi Dilige Dominum Deum tuum toto et pleno
cordis affectu. (S. Bern., 
Serm. XX, in Cant., n. 4).

—Per cor accipit S. Greg. Nyssenus (lib. de bominis Opificio, c. 30), animae partemsentientem. (Corn. a Lap. in Deut., VI, 5).

90.   Discite a me quia mitis sum et humilis corde, id est cordis affectu... multi enim sunthumiles ore, sed pauci corde. (S. Bem. Serm 42, in Cant. n. 7).

91.   Vie et Oeuvres de Ste. Margarite Marie, t. I, p. 105, 2a édic.).

92.   id. !bid., p. 123.

93.   id. Ibid., p. 118.

94.  De l'excellence de la devotion au S.C., por el P. Gallifet, p. 45-46.

95.   Solent nomina sapienter imposita, rei dignitatem vel naturam, conditionem in guafundantur indicare. (Suarez, III, P., disp. 8, sect. 1, n. 3, t. XIX, p. 122, éd. Vives).Este principio, que es verdadero, debe aplicarse al corazón, que todo designa comoórgano del amor.

96.   Fac nos, Domine Jesu, SS. Cordis tui virtutibus indui, et affectibus inflammari.(Oración del Brev. Romano).

97.     Cor Jesu, flagrans amore mei, inflamma cor meum amore tui. (Ind. ex parv. Off. SS.Cordis Jesu).

98.     Clementissime Deus, qui ad peccatorum salutem... Cor Immaculatum B. Mariae V. divini Cordi Filii tui J.C. charitate et misericordia simillimurn voluisti, concede utsecundum Cor Jesu inveniri mereamur. (Missa SS. Cordis Jesu; Venite ad me om­nes.Commemorat. SS. Cordis B.M.V.).

99.     Fornax amoris ignea. (Id., seq.).

100.   Ad Cor Jesu Mitissimum (Id.) (Vide Nilles).

101.   Unio, mi care Salvator, omnes affectus meos cum affectibus amatissimi tui Cordis.(Oración de s. A.M. de Ligorio, pro visit. SS. Sacramenti. Indulg.).

102.   Illud Cor, omnium virtutum fontem, pie veneramur. (id. praef.).

103.   O Cor ineffabile! tuae aeternae et increatae caritatis dignissima sedes. (Exerc. approa judic. rom.).

104.   Tu sola victima divinae justitiae digna. (Id.),

105.   Ille nos igne spiritus Sancti inflammet, quo B. Philippi cor mirabiliter penetravit. (Miss. S. Philip. Neri. Secr.).

—Vide L. Leroy, de SS. Corde Jesu ejusque cultu, c. I, q. 3, n. 16 et 17, p. 19 et n.4041 — Theses de cultu SS. Cordis Jesu, a PP. Martorell et Jos. Castella, pars. II, de Natura, thesis 2, de Motivo, n. 82, p. 92-93.

106.   In Corde S. Gertrudis suae stigmata passionis Jesus impressit, uti legitur in ejus vita, lib. II, c. 40.

107.   S. Catharinae Genuensis cor tanto amoris incendio jugiter ardebat, ut partes tumpectoris, tum dorsi cordi respondentes, sensibili vulnere quasi sauciatae apparent.(Vita S. Catharinae, c. 37).

108.   Tanto divini amoris incendio cor ejus conflagravit, ut merito viderit Angelum igni­to jaculo sibi praecordia transverberantem. (Brev. Rom.).

109.   Sponsus coelestis, eam divino suo Corde muneratus, illius cordi Verbum aureis Carofactum est sanguineis notis, per manus S. Augustini inscripsit. (Mag. Bullar. Rom.,édit. Luxem., t. I, p. 3. Hoc prodigium refertur in Bulla canoniz., anno 1670, Clem.Papa X.).

110.   S. Petrus de Alcant., Stanislaus Kostka aliique ejusmodi bene multi, affectus diviniamoris adeo vehementer in cordibus senserunt, ut ardores pectoris ex amoris flam­mis e Corde prodeuntibus concepti, aere frigidio captando aut qua ingesta tempe­rare necesse fuerit. (Ex vita eorum).

111.   Factus est sudor ejus, sicut guttae sanguinis. (Luc. 22, 44).

112.   Jesús nihil potius habuit quam ut flammam charitatis, qua Cor ejus uretur in homi­num animis modis omnibus excitaret. (Pio IX, Decret. Beat. Sta. Margarita María, año 1864).

—Ut Cor illud sanctissimum divinae charitatis sedem omni honoris significationecolerent ac venerarentur. (Id. Ibid.)

—Cor... Omnium affectionum sanctarum, quibus ipse animae sanctitas perficitur,cooperator suo modo est, ac propia sedes. (De excel. Cordis Jesu, Bem. Menibrive, O.P., consultor S. Rit. Cong.).



 


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