El
Confucionismo
Confucio nació en el año 551 A.C. Desde la adolescencia se dedicó
intensamente al estudio. Se casó muy joven, tuvo varios hijos, pero su
dedicación obsesiva y constante fue para educar a los jóvenes para la vida y
para la política.
Confucio nunca quiso fundar una religión, admitió ser un hombre como
cualquiera. Cree en el cielo como algo misterioso, impersonal que actúa sobre
el mundo. Cree en los dioses y espíritus de la tierra. Pero lo religioso no fue
para él una obsesión. El deseaba servir al hombre proponiendo la igualdad de
todos, buscando la felicidad universal.
A Confucio se le empezaron a tributar honores siglos después de su
muerte, fue considerado como si se tratase de un dios. Quiso renovar
políticamente la sociedad para que los hombres lograsen la máxima felicidad.
Su doctrina se puede resumir en la frase: "Lo que no quieras para ti
no se lo hagas a los demás".
Sus cinco principios:
1.- relación de justicia entre
príncipes y súbditos.
2.- relación de mutuo amor
entre padres e hijos.
3.- conjunto de deberes entre
el hombre y la mujer.
4.- observancia de las normas
de comportamiento, basadas en la edad (ancianos-jóvenes).
5.- relación de lealtad entre
los amigos.
La sabiduría de Confucio se ha hecho proverbial en muchas culturas.
Actualmente su lectura y veneración son severamente castigados por el
Estado Chino, que se basa en el comunismo. A pesar de ello Confucio será
siempre considerado como un gran sabio.