-----Mensaje original-----
De: anonimo
Enviado el: Miércoles, 21 de Mayo de 2003 04:04 p.m.
Para: Conocido a la Redacción
Asunto: Consulta a los MSC Misioneros del Sagrado Corazón¿Qué enseñan los metodistas?
Según un destacado ministro metodista, la Iglesia Metodista "es una combinación singular del cristianismo del Nuevo Testamento, la Reforma Protestante y la influencia de Juan Wesley". Los hermanos Juan y Carlos Wesley son los reconocidos fundado- res del movimiento religioso llamado el metodismo. Ellos eran miembros de la iglesia oficial de Inglaterra, la Iglesia Anglicana. De manera que el metodismo empezó en Inglaterra como un movimiento dentro de la Iglesia Protestante y no como una nueva denominación. Al igual que Martín Lutero en Alemania, Juan Wesley tuvo una profunda experiencia espiritual y religiosa, la cual bien pudiera considerársela como de su conversión o nuevo nacimiento, ya que es él mismo quien escribió: "Yo me doy cuenta de que entonces confié en Cristo, en Cristo solamente, para mi salvación; y me fue dada la seguridad de que él había quitado todos mis pecados y me había salvado de la ley del pecado y de la muerte." Este encuentro personal con Jesucristo fue también una experien- cia de santificación, por cuanto en Juan Wesley se despertó un vivo anhelo por vivir en santidad para Dios y por compartir con otros la dulzura de su nueva fe creciente. De allí en adelante, durante cincuenta años, Juan Wesley fue un cristiano celoso y valiente en su proclamación del evangelio. El metodismo de aquellos tiempos, por consiguiente, estuvo caracterizado por tres fases o énfasis sobresalientes: santidad de vida, abundancia de gozo en el corazón y contagioso fuego evangelizador. No hay duda, entonces, de que el metodismo significó un tremendo avivamiento espiritual dentro de las filas del formal anglicanismo. Los hermanos Wesley nunca rompieron sus relaciones "ofi- ciales" con la Iglesia Anglicana de Inglaterra, ni fue el intento de ellos dar origen a una nueva denominación religiosa. No obstante, el estilo de vida de ellos, su forma de culto libre y animosa y su fervor evangelizador les creó conflicto con la iglesia oficial. Así, la concurrencia de circunstancias y la respuesta entusiasta de quienes les siguieron, llevó a los Wesley a organizar a sus seguidores en sociedades, "a fin de orar juntos, de recibir la palabra de exhortación y de vigilarse unos a otros en amor, para que pudieran ayudarse entre sí a trabajar su propia salvación". Porque defendían, Wesley y sus seguidores, una vida metódica, gobernada por reglas y principios, los demás les llamaron metodistas, nombre con el que se les conoce hasta el día de hoy. Para los metodistas hay tres libros de suma importancia: la Biblia, que es el principal; el Himnario, con los himnos escritos y compuestos por Juan y Carlos Wesley; y el Libro de Disciplina, en el que se agrupan los pactos acordados por los creyentes adheridos a este movimiento.
Los metodistas creen en las Sagradas Escrituras como la Palabra inspirada de Dios en la que hay una revelación progresiva de Dios. Creen en una "Biblia abierta" y en que el individuo la lea por sí mismo y se forme su propia interpretación bajo la dirección del Espíritu Santo. En la Biblia está todo el plan de salvación. La doctrina de la Trinidad es la expresión de tres aspectos en nuestra experiencia de Dios. Dios, la Primera Causa de todo, es el Creador y es el Padre. Dios se ha revelado históricamente en Jesucristo, como Dios el Hijo. A él lo sentimos como la presencia y el poder continuos en nuestra vida; es decir, Dios es el Espíritu Santo. Cristo el Hijo "tomó la naturaleza del hombre en el vientre de la bendita Virgen". El es el unigénito Hijo del Padre celestial. Al igual'que otros grupos de evangélicos, los metodistas creen en el "sacerdocio individual de todos los creyentes". Hay un juicio divino después de la muerte. El bien será premiado y el mal, castigado. El cielo es la esfera de la mente y el espíritu donde los redimidos están en compañía con Dios y su Hijo resucitado, Cristo Jesús. El infierno es la ausencia de tal compañerismo. No creen en orar a los santos ni en el purgatorio. Sólo hay dos sacramentos: el bautismo y la cena del Señor. El bautismo, además de ser una señal de profesión es también una señal de regeneración o nuevo nacimiento. La cena del Señor representa la redención mediante la muerte de Cristo; es también una señal del amor que debe existir entre los que componen la familia cristiana. Creen en el bautismo de los niños, por cuanto "todos los hombres son herederos de la vida eterna y sujetos de la gracia salvadora del Espíritu Santo". Los niños, cuando alcanzan la edad adulta, pueden apreciar y asumir por sí mismos los votos hechos en el bautismo. Aceptan como válido el bautismo católico romano. En la cena del Señor no hay una transubstanciación; el cuerpo de Cristo está presente en este sacramento, pero sólo "de una manera celestial y espiritual". Por la fe se recibe a Cristo en la cena del Señor. Si bien los ministros pueden aconsejar, ellos no oyen los pecados en confesión. El individuo puede ir directamente a Dios y confesarle sus pecados. La salvación es no sólo la promesa de la vida en el cielo después de la muerte, sino que es también la experiencia presente de la gracia y el poder de Dios. Dios perdona al pecador que se arrepiente de sus pecados y le da poder para luchar contra futuros pecados. Wesley insistió en la santidad de la vida, a la que llamó "santidad social" porque se traduce en amor y servicio al prójimo. La salvación es por la fe y mediante la gracia de Dios. Cuando los hombres contemplan cómo Cristo murió por ellos, sus corazones son tocados y sus vidas son transformadas. Entonces confiesan a Cristo como su Salvador. A quienes se unen a la iglesia se les pide que contesten ¿Quiénes Son los Metodistas? 69 afirmativamente estas dos preguntas: "¿Confiesas a Jesucristo como tu Salvador y Señor y le prometes lealtad a su reino?" "¿Recibes y profesas la fe cristiana tal como se contiene en el Nuevo Testamento de nuestro Señor Cristo Jesús?" Los metodistas han adoptado últimamente una política más liberal respecto de ciertas prácticas o asuntos sociales como los entretenimientos, el control de la natalidad, el divorcio, etcétera. Hace unos treinta años adoptaron la siguiente regla: "No partici- par en aquellas diversiones que no se puedan practicar en el nombre del Señor Jesús." En lo general, la Iglesia Metodista acepta la teología de la Iglesia Anglicana, de la cual procede. Dos énfasis son prominen- tes entre los metodistas: la experiencia interior religiosa y las aplicaciones sociales de la conciencia.
1. La Biblia. Salmo 119:105; Juan 5:39; 2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21.
2. La Santísima Trinidad. Deuteronomio 29:29; 1 Corintios 13:9, 12b; 12:4-6; 1 Pedro 1:2; Apocalipsis 1:4, 5.
3. El sacerdocio de todos los creyentes. 1 Pedro 2:9; Apocalipsis 1:6; 5:10.
4. El cielo y el infierno. Mateo 25:46.
5. El bautismo y la cena del Señor. Mateo 28:19, 20; Marcos 16:15, 16; Hechos 16:31-33. 1 Corintios 11:23-32.
6. La salvación. Juan 5:24; Hechos 4:12; 16:31; Romanos ! 10:8-10; Efesios 2:6-8.
7. La vida cristiana y el servicio social. Mateo 5:8, 13-16, 31, 32; 25:34-45; Salmos 10:12; 41:1; Hechos 20:35; Calatas 2:10; Santiago 2:1-9.
1. La Biblia es la fuente autorizada de la doctrina cristiana; es el alimento espiritual del creyente, y la espada de combate contra las asechanzas del diablo. La Biblia es una revelación escrita del conocimiento de Dios y de su voluntad. Jesucristo es el personaje central de la Biblia.
2. La Santísima Trinidad, aun cuando no la podemos entender completamente, es una maravillosa doctrina revelada en las Sagradas Escrituras. En nuestra experiencia cristiana de salvación, concebimos en nuestra mente y en nuestro espíritu a Dios como trino y uno. Esta "intuición espiritual" corresponde cpn las declaraciones bíblicas. Dios se nos revela en las Escrituras como Padre creador, como el Hijo redentor y como Espíritu Santo revelador y santificador.
3. La concepción de Jesús en el vientre de la Virgen María fue por obra del Espíritu Santo.
4. Los dos destinos finales del hombre son el cielo y el infierno. El cielo es un lugar y un estado maravilloso. Uno de sus goces será la continua presencia de Dios y la manifestación plena de su gloria. En el infierno, los pecadores que murieron sin haberse arrepentido y, por tanto, sin el perdón de sus pecados, sufrirán "de eterna perdición". Lo peor del infierno será no gozar de la presencia de Dios.
5. El bautismo y la cena del Señor son ordenanzas altamente significativas. El Señor Jesucristo las instituyó y les dio su significado. No son medios de salvación ni instrumentos de gracia. Ellas representan, sin embargo, la obra de la gracia de Jesucristo en el corazón y en la vida de todos cuantos le aceptan como su Salvador.
6. La salvación es un regalo de Dios, quien por su amor y su gracia toma la iniciativa en rescatar al hombre perdido; y esto lo hace mediante la muerte, el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario. Los medios del evangelio para la salvación son el arrepentimiento de los pecados y la fe y confianza en Jesucristo como el Salvador del alma y el Señor de la vida.
7. La vida cristiana es la salvación en desarrollo. Es la gracia de Dios en el creyente, funcionando en dimensión de santidad y servicio. Es la imagen de Cristo formándose en el cristiano. Es la incorporación de las enseñanzas morales y de los principios éticos del evangelio.
Al metodismo se lo entiende mejor cuando recordamos su génesis histórica. Comenzó, no como un avivamiento religioso de reivindicación doctrinal, ni aun como un movimiento disidente, sino que fue un movimiento espiritual de avivamiento de la vida cristiana, para andar en santidad y servir con mayor consagración al Señor. Por eso, en su aspecto doctrinal, los metodistas siguieron dentro del sistema doctrinal de la Iglesia Anglicana. Propiamente hablando, no hubo intentos de un estudio concien- zudo de las Escrituras y con el propósito de separarse oficialmente de aquella iglesia. Es justo reconocer la contribución valiosísima que el meto- dismo hizo a la obra evangélica en general, particularmente en Inglaterra y en los Estados Unidos, al despertar y estimular al pueblo de Dios a una vida de gozo y santidad, a un trabajo de consagración y a un evangelismo de fuego y poder a nivel nacional y aun mundial. Este énfasis es siempre de suma necesidad en la iglesia de Jesucristo. Juan Wesley, quien se vio consumido por esa pasión de salvar las almas, solía decir: "El mundo es mi parroquia." Según las últimas estadísticas, se considera que en el mundo hay aproximadamente 14.500.000 metodistas que son miembros de la Iglesia Metodista, pero incluyéndolos a todos como familias, la cantidad es de 25.000.000 de adherentes.
cortesía: http://www.meta-religion.com/
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