SECTAS Y VACÍOS PASTORALES
(clerus.org) DOS GRANDES VACÍOS PASTORALES
Un uso
adecuado de los medios masivos de comunicación y un contacto personal con la
gente.
Por lo
general, con la Nueva Evangelización, que cada día está cobrando más forma, se
nota dentro de la Iglesia un cierto interés hacia la pastoral sectorial (niñez,
juventud, tercera edad, familia, obreros, indígenas, etc.) y la formación de
pequeñas comunidades cristianas con distintas inspiraciones y matices.
Sin
embargo, aún se pueden notar claramente dos grandes vacíos pastorales,
puntualmente aprovechados por las sectas: una adecuada atención hacia las
grandes masas mediante un uso adecuado de los medios masivos de comunicación
(Radio, televisión y prensa) y una atención personalizada hacia el individuo,
dentro de la comunidad y fuera (visitas domiciliarias).
CONTACTO CON LAS MASAS
Claro, algo
ya se está haciendo en el campo de los medios masivos de comunicación, pero
generalmente se trata de algo esporádico y sin profesionalismo, dejado en las
manos de gente de buena voluntad, que no cuenta con los recursos económicos
necesarios ni con la debida preparación académica. Ojalá que se tome más
conciencia del problema y se empiece a enfrentarlo con seriedad. Todo es
cuestión de sensibilidad y sano realismo. El aspecto económico viene después.
Si hay dinero para otras cosas, puede haber dinero también para eso. ATENCIÓN PERSONAL
La otra
falla consiste en el descuido sistemático del individuo como tal. En realidad,
dentro de la Iglesia, normalmente se dan relaciones de tipo masificante, aunque
un catequista está hablando a una sola pareja, lo hace de una forma
despersonalizada, como si estuviera hablando a muchas parejas al mismo tiempo.
¿Y qué
decir de los alejados, que casi no tienen contacto alguno con la Iglesia
institucional o con católicos comprometidos? Viven a la deriva. A ver quién los
pesca. Y por ciento hay buenos pescadores en asecho. Lástima que no son de los
nuestros.
Así que,
tenemos que movernos más ser más creativos. No dejar la cancha libre a la
competencia, por omisión, cobardía o pesimismo. Sin duda, entre nosotros, hay
gente buena que puede dar mucho a la Iglesia. Sólo se trata de tener ideas
claras y seguir dándole duro para despertar a ese gigante adormecido, que es la
Iglesia Católica, y dentro de ella, más directamente, al laicado.
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