Tratado XIV

EL VERBO ENCARNADO

1. El Verbo de Dios

2. La Encarnaci�n

3. La Encarnaci�n. Conveniente y necesaria

4. Causa de la encarnaci�n

5. Jesucristo es Dios

6. Jesucristo es Dios

7. Or�genes de Jesucristo

8. Jesucristo. Misi�n divina

9. Su concepci�n y nacimiento

10. La Encarnaci�n: Consecuencias (Hijo de Dios)

11. La Encarnaci�n: Consecuencias (Sacerdote)

12. La Encarnaci�n: Consecuencias (Predestinaci�n)

13. La Encarnaci�n: (Adoraci�n)

14. El Verbo Encarnado: Su perfecci�n (El Cuerpo)

15. El Verbo Encarnado: Su perfecci�n. El Alma

16. La comunicaci�n de idiomas

17. Fines inmediatos de su venida

18. Fines mediatos de su venida

19. Destinado por Dios

20. Se encarn� el Hijo en una naturaleza humana

21. La uni�n hipost�tica

22. La humanidad de Jesucristo. La Gracia de uni�n

23. La humanidad de Jesucristo. La Gracia habitual

24. Las virtudes de Jesucristo

25. Los dones del E. Santo en Jesucristo

26. Los carismas en Jesucristo

27. La Gracia capital de Cristo

28. La ciencia de Jesucristo

29. La conciencia de su divinidad

30. Los entendimientos de Cristo

31. El poder de Cristo

32. Causa f�sica de sus acciones (La humanidad de Cristo)

33. La humanidad de Cristo no fu� causa f�sica de sus obras sobrenaturales

34. Causa moral de la humanidad de Cristo.

35. Psicolog�a de Cristo.

1. El Verbo de Dios

-Existe con preexistencia eterna en el seno del Padre

-No se confunde con el Padre

-El Verbo de Dios existe con preexistencia eterna en el seno del Padre.

Cuando asent� los cielos, all� estaba yo, cuando traz� un c�rculo sobre la faz del abismo,... estaba yo all� como arquitecto. (con �l) (Prov. 8, 27-30).

Antes de todo estaba creada la sabidur�a, la inteligente prudencia desde la eternidad (Si. 1, 4).

Antes de los siglos, desde el principio me cre�, y por los siglos subsistir� (Si. 24, 9).

En el principio la Palabra exist�a y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios (Jn. 1, 1-2).

...el Hijo �nico que est� en el seno del Padre... (Jn. 1, 18).

El Padre y yo somos una sola cosa (Jn. 10, 30).

Pues la vida se nos manifest�, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba con el Padre y que se nos manifest� (1 Jn. 1, 2).

-El Verbo se encuentra en el ser de Dios �ab aeterno�, pero no se confunde con aquel que es llamado �Dios� es decir: �Padre�.

En el principio la Palabra exist�a y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios (Jn. 1, 1-2).

A Dios nadie le ha visto jam�s: el Hijo �nico, que est� en el seno del Padre, �l lo ha contado (Jn. 1, 18).

As� habl� Jes�s, y alzando los ojos al cielo, dijo: �Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti (Jn. 17, 1).

Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el �nico Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo (Jn. 17, 3).

Tuyos eran y t� me los has dado; y han guardado tu Palabra (Jn. 17, 6).

Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado,... (Jn. 17, 14).

Como t�, Padre, en m� y yo en ti, que ellos tambi�n sean uno como nosotros,... (Jn. 17, 21).

...-pues la Vida se manifest�, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba con el Padre y que se nos manifest�-... (1 Jn. 1, 2).

2. La Encarnaci�n

-Misterio oculto en la mente de Dios durante siglos eternos

-Misterio oculto a trav�s de muchas generaciones

-Dios determin� redimir al mundo desde toda la eternidad

-La raz�n natural no puede conocer la encarnaci�n del verbo

-Consiste en la uni�n de la naturaleza humana con divina

-La uni�n de las dos naturalezas humana y divina es un misterio incomprensible

-El Verbo no se hubiese encarnado si Ad�n no hubiese pecado

-Dios dispuso insertar en la historia humana su plan de salvaci�n

-La Encarnaci�n del Hijo fue un misterio oculto en la mente de Dios durante siglos eternos.

...un Misterio mantenido en secreto durante siglos eternos... (Rom. 16, 25).

...sino que hablamos de una sabidur�a de Dios misteriosa, escondida, destinada por Dios desde antes de los siglos para gloria nuestra, desconocida de todos los pr�ncipes de este mundo... (1 Cor. 2, 7).

A m�, el menor de todos los santos, me fue concedida esta gracia: la de anunciar a los gentiles la inescrutable riqueza de Cristo y esclarecer como se ha dispensado el Misterio escondido desde siglos en Dios... (Ef. 3, 8-9).

...conforme a la misi�n que Dios me concedi� en orden a vosotros para dar cumplimiento a la Palabra de Dios al Misterio escondido desde siglos y generaciones... (Col. 1, 25-26).

-Dios mantuvo oculto el misterio de Cristo a trav�s de muchos siglos y generaciones.

...Misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer cual es riqueza de la gloria de este Misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vosotros,... (Col. 1, 26).

...Misterio mantenido en secreto durante siglos eternos, pero manifestado el presente, por las Escrituras que lo predicen, por disposici�n del Dios eterno,... (Rom. 16, 25-26).

-Dios tuvo la determinaci�n de redimir al mundo desde toda la eternidad.

...por cuanto nos ha elegido en �l antes de la creaci�n del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor... (Ef. 1, 4).

...d�ndonos a conocer el Misterio de su voluntad seg�n el ben�volo designio que �l se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos; hacer que todo tenga a Cristo por cabeza... (Ef. 1, 9-10).

Pues Dios tuvo a bien hacer residir en �l toda la Plenitud y reconciliar por �l y para �l todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos (Col. 1, 19-20).

-La raz�n natural, sin la Revelaci�n divina, no puede conocer la encarnaci�n del Verbo de Dios.

El Misterio de la encarnaci�n es la uni�n de la naturaleza divina y humana en la sola persona del Verbo.

...Misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer cu�l es la riqueza de la gloria de este Misterio entre los gentiles,... (Col. 1, 26).

-La encarnaci�n como Misterio consiste en la uni�n de la naturaleza humana con la persona divina del Verbo.

y el Verbo se hizo carne (Jn. 1, 14).

Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado (Hebr. 4, 15).

Aclaraci�n: ...Se ha de reconocer a uno s�lo y mismo Cristo Hijo, Se�or unig�nito en dos naturalezas, sin confusi�n, sin cambio, sin divisi�n, sin separaci�n; en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por causa de la uni�n, sino conservando m�s bien cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona y en una sola hip�stasis...

-La encarnaci�n del Verbo de Dios o la uni�n de las naturalezas humana y divina es un misterio que excede el l�mite del entendimiento humano.

Se deduce del siguiente texto:

Porque la necedad divina es m�s sabia que la sabidur�a de los hombres,... (1 Cor. 1, 25).

-La encarnaci�n del Verbo se orden� de tal modo a la redenci�n del g�nero humano que, si el hombre no hubiera pecado, el Verbo no se hubiera encarnado.

Esta conclusi�n no la podemos deducir de ninguna expresi�n de la Sagrada Escritura, directamente, sino que, como todas las expresiones afirman que vino a redimir los pecados de los hombres, se deduce de aqu� el motivo de su venida.

Si no existiera este motivo, es decir, si el hombre no hubiera pecado, el verbo no se hubiera encarnado.

...el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mt. 20, 28).

...el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc. 19, 10).

...porque tanto am� Dios al mundo que le dio a su �nico Hijo, para que todo el que crea en �l, no perezca (Jn. 3, 16).

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley... (G�l. 4, 4).

Cristo Jes�s vino al mundo salvar a los pecadores (1 Tim. 1, 15).

-Dios dispuso �ab aeterno� insertar en la historia humana su plan de salvaci�n en sus seis facetas: Preparaci�n, venida de Cristo, tiempo hasta la parusia, los �ltimos d�as, el d�a escatol�gico y el juicio final.

a) -Preparaci�n.

...de muchos modos habl� Dios en el pasado a nuestro Padres por medio de los Profetas;... (Hebr. 1, 1).

...all� se ofrecen dones y sacrificios incapaces de perfeccionar en su conciencia al adorador, y s�lo son prescripciones carnales, que versan sobre comidas y bebidas y sobre abluciones de todo g�nero, impuestas hasta el tiempo de la renovaci�n (Hebr. 9, 9-10).

Sobre esta valoraci�n investigaron e indagaron los profetas, que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros, procurando descubrir a qu� tiempo y a qu� circunstancias se refer�a el Esp�ritu de Cristo, que estaba con ellos, cuando les predec�a los sufrimientos destinados a Cristo y las glorias que les seguir�an (1 Pe. 1, 10-11).

b) -Momento elegido para la venida de Cristo.

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley, y para que recibi�ramos la filiaci�n adoptiva (G�l. 4, 4-5).

c) -Tiempo que transcurre hasta la Parus�a.

�Mirad! ahora es el tiempo favorable; ahora el d�a de la salvaci�n (2 Cor. 6, 2).

d) -Los �ltimos d�as.

El Esp�ritu dice claramente que en los �ltimos tiempos algunos apostatar�n de la fe entreg�ndose a esp�ritus enga�adores y a doctrinas diab�licas,... (1 Tim. 4, 1).

e) -El D�a escatol�gico.

�l os fortalecer� hasta el fin para que se�is irreprensibles hasta el D�a de nuestro Se�or Jesucristo (1 Cor. 1, 8).

f) -El Juicio final.

Por la dureza y la impenitencia de tu coraz�n vas atesorando contra ti c�lera para el d�a de la c�lera y de la revelaci�n del justo juicio de Dios,... (Rom. 2, 5).

3. La Encarnaci�n. Conveniente y necesaria

-Conveniente en el tiempo en que se realiz�

-El modo m�s conveniente de redimir a los hombres

-Convenient�sima para manifestar los atributos divinos a los hombres

-Necesaria para reparar los pecados, no absoluta sino relativamente

-En plan de justicia estricta

-La encarnaci�n del verbo fue convenient�sima en el tiempo en que se realiz�.

De suyo, pudo haberse realizado:

1) -Al principio del Mundo, antes del pecado del Hombre.

2) -Inmediatamente despu�s del pecado de Ad�n.

3) -En el momento en que se realiz�.

4) -Al final de los tiempos.

1) Al principio del mundo, no hubiera sido conveniente, porque:

-No necesitan m�dico los sanos, sino los que est�n enfermos (Mt. 9, 12).

-No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores (Mt. 9, 13).

2) -Inmediatamente despu�s del pecado de Ad�n, tampoco era conveniente, porque, quien pec� por soberbia, conven�a que se humillase, reconociendo la necesidad de un redentor que les liberase de sus debilidades y flaquezas. Adem�s para que diese tiempo de pasar de la Ley natural a la mosaica y de �sta a la evang�lica, y tambi�n por la dignidad del Verbo encarnado, cuyo advenimiento, por su dignidad, fue conveniente que lo anunciaran los profetas durante el tiempo suficiente, como as� fue de hecho.

3) -En el momento en que se realiz�, s� fue conveniente, porque:

al llegar la plenitud de los tiempos, envi� dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley, y para que recibi�ramos la filiaci�n adoptiva (G�l. 4, 4-5).

Aclaraci�n. Estos dos fines no se hubieran podido cumplir con tanta perfecci�n y oportunidad si Cristo hubiese venido al mundo inmediatamente despu�s del pecado de Ad�n. Por consiguiente, que no era conveniente que Cristo hubiese venido al mundo enseguida del pecado de Ad�n, tambi�n tiene la prueba de la Sagrada Escritura, por lo menos indirectamente.

4) - Tampoco al final de los tiempos, fue conveniente, para que:

-No se enfriara la fe por tan larga espera,

-Para que el hombre nunca hubiese cre�do que Dios le abandonaba definitivamente, y as� hubiese ca�do en la desesperaci�n,

-Para que Cristo apareciese como salvador en el pasado, (Antiguo Testamento) presente, (cuando vino) y futuro, (hasta el fin del mundo).

-La Encarnaci�n del Verbo fue el modo m�s conveniente, entre todos los modos posibles, de redimir a los hombres.

a) -En orden a promovernos al bien:

1� -Fortalece nuestra fe habl�ndonos por medio de su Hijo.

-En estos �ltimos tiempos nos ha hablado por medio de su Hijo... (Hebr. 1, 2).

2� -Acrecienta la esperanza:

-Todo el que vea al Hijo y crea en �l tenga vida eterna y que yo le resucite el �ltimo d�a (Jn. 6, 40).

3� -Aviva la caridad:

-Tanto am� Dios al mundo que le dio a su �nico Hijo... (Jn. 3, 16).

4� -Nos estimula a practicar las otras virtudes:

-Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprender de m�, que soy manso y humilde de coraz�n; y hallar�is descanso para vuestras almas (Mt. 11, 29).

5� -Nos hace participantes de la naturaleza divina, por la gracia santificante, es decir, verdaderos hijos de Dios:

-... para dar testimonio de que somos Hijos de Dios:

Hijos de Dios... (Rom. 8, 16).

6� - Nos hace herederos de Dios y coherederos de Cristo:

-Y, si hijos, tambi�n herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con �l para ser tambi�n con �l glorificados.

7� -Hace a sus ap�stoles participante de su Gloria:

-Vosotros, los que hab�is perseverado conmigo en mis pruebas, yo por mi parte dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para m�, para que com�is y beb�is a mi mesa en mi Reino y os sent�is sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Lc. 22, 28).

b) -En orden a apartarnos del mal:

1� -Nos libra de las tinieblas del pecado:

-En �l tenemos, por medio de su sangre la redenci�n, el perd�n de los delitos, seg�n la riqueza de su gracia que ha prodigado sobre nosotros... (Ef. 1, 7).

-�l nos libr� del poder de las tinieblas y nos traslad� al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la Redenci�n, el perd�n de los pecados (Col. 1, 13).

2� -Nos aparta de la soberbia que es la ra�z de todos los pecados, d�ndonos el m�s sublime ejemplo de humildad.

-...y se humill� a s� mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz (Fil. 2, 8).

-La encarnaci�n del Verbo fue convenient�sima para manifestar los atributos divinos a los hombres.

a) -Su amor.

Porque tanto am� Dios al mundo que dio a su Hijo �nico, para que todo el que crea en �l no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn. 3, 16).

...mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo vosotros todav�a pecadores, muri� por nosotros (Rom. 5, 8).

Mas cuando se manifest� la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, �l nos salv�,... (Tit. 3, 4).

b) -Su poder.

�Yahv�h, he o�do tu fama, tu obra venero, Yahv�h! (Ha. 3, 2).

Aclaraci�n. La obra de Dios por excelencia es la encarnaci�n.

c) - Su justicia.

...y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redenci�n realizada en Cristo Jes�s,... (Rom. 3, 24).

...Cristo Jes�s, a quien Dios exhibi� como instrumento de propiciaci�n por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, pasando por alto los pecados cometidos anteriormente, en el tiempo de la paciencia de Dios; en orden a mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser �l justo y justificador del que cree en Jes�s (Rom. 3, 25).

d) -su misericordia.

Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos am�, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivific� juntamente con Cristo... (Ef. 2, 4-5).

-La encarnaci�n del Verbo fue necesaria para la reparaci�n de los pecados de los hombres, pero no absoluta, sino relativamente.

Concepto de lo Necesario.

-Absolutamente necesario es aquello de lo que no podemos prescindir para obtener alg�n fin.

P.e. el alimento para sobrevivir.

-Relativamente necesario es aquello que nos facilita obtener alg�n fin, pero que se puede obtener tal fin por otro u otros modos.

P.e. el autom�vil para viajar.

Hablando en absoluto, Dios hubiera podido perdonar al hombre:

-por simple condonaci�n gratuita,

-exigi�ndole tan s�lo una peque�a satisfacci�n, (ciertas penitencias o pruebas),

-una reparaci�n de justicia insuficiente.

Dios, supremo Juez, hubiera podido hacerlo, sin herir su infinita justicia y sin tener que dar cuenta a nadie, a ning�n juez humano.

Contra ti, contra ti s�lo he pecado (Sal. 51, 6).

Aclaraci�n. Como si dijera:

A ti solamente te he ofendido y a nadie m�s que a ti y por tanto sin injusticia y sin tener que dar cuenta a nadie, puedes perdonarme.

-La encarnaci�n del Verbo, (o de otra cualquiera de las divinas personas) fue absolutamente necesaria para la preparaci�n de los pecados de los hombres, en plan de justicia estricta y perfecta.

Todo el rigor de una justicia estricta y perfecta exige igualdad entre lo debido y lo pagado y tambi�n entre acreedor y deudor.

Los pecados de los hombres abren entre Dios y �stos un abismo infinito imponible de rellenar por parte del hombre, en plan de justicia estricta.

S�lo un Hombre-Dios pod�a salvar la distancia infinita entre Dios y nosotros, y pagar as� totalmente la deuda originada por los pecados de los hombres.

Con la encarnaci�n del Verbo se establece proporci�n:

a) -Entre el amor infinito que nos tiene y el don infinito que nos da,

Tanto am� Dios al mundo que le dio a su �nico Hijo... (Jn. 3, 16).

b) - Entre la malicia de la ofensa, (el pecado encierra una malicia infinita en cuanto al t�rmino de la ofensa que es Dios) y Cristo como abogado ante el Padre (las obras de Cristo son todas de valor infinito ante el Padre) Si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre, a Jesucristo... (1 Jn. 2, 1).

c) - Entre la infinitud de la ofensa de los hombres y la v�ctima ofrecida al Padre para satisfacer por todos los pecados del mundo.

�l es v�ctima de apropiaci�n por nuestros pecados, no s�lo por los nuestros, sino tambi�n por los del mundo entero (1 Jn. 2, 2).

Con la encarnaci�n del Verbo, y no con otro modo de Redenci�n, Dios nos puede exhortar al amor en su mayor grado, por el ejemplo de amor infinito que nos ofrece.

a) -En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que �l nos am� y nos envi� a su Hijo, como propiciaci�n por nuestro pecados.

Queridos, si Dios nos am� de esta manera, tambi�n nosotros debemos amarnos unos a otros (1 Jn. 4, 11).

b) -Este es el mandamiento m�o:

Que os am�is los unos a los otros como yo os he amado (Jn. 15, 12).

Luego con la encarnaci�n del Verbo, y no con otro modo de redenci�n, Dios puede recibir justa y estricta compensaci�n por los pecados de todos los hombres y exhortarnos a practicar y a vivir la nota cumbre de la vida cristiana, que es el amor.

4. La Encarnaci�n. Causa.

-La causa fue el amor a los hombres

-Se atribuye a las tres divinas personas

-Se realiz� uni�ndose las dos naturalezas, quedando integra cada una de ellas

-En Jesucristo existe una sola persona

-Y una unidad de persona

-La persona no es humana sino divina

-Jesucristo es Dios, como el Padre

-La causa principal por la cual Dios ejecut� el decreto de la encarnaci�n, fue el amor que tiene a todos los hombres.

Porque tanto am� Dios al mundo que dio a su Hijo �nico, para que todo el que crea en �l no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn. 3, 16).

En esto se manifest� el amor que Dios nos tiene: en que Dios envi� al mundo a su Hijo �nico par que viv�amos por medio de �l. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que �l nos am� y nos envi� a su Hijo como propiciaci�n por nuestros pecados (1 Jn. 4, 9-10).

-La obra de la encarnaci�n se atribuye a las tres divinas personas, en cuanto a unidad de operaci�n �ad extra� y solamente al Esp�ritu Santo, en cuanto a s� misma.

a) -En cuanto a unidad de operaci�n �ad extra�

-se atribuye al Padre,

Por eso, al entrar en este mundo, dice:

�Sacrificio y oblaci�n no quisiste; pero me has firmado un cuerpo� (Hebr. 10, 5).

-se atribuye al Hijo,

Sino que se despoj� a si mismo, tomando condici�n de siervo, haci�ndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;... (Fil. 2, 7).

-se atribuye al Esp�ritu Santo,

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, Mar�a, estaba desposada con Jos� y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontr� encinta por obra del Esp�ritu Santo (Mt. 1, 18).

b) -En cuanto a s� misma.

-se atribuye al Esp�ritu Santo.

...el �ngel del Se�or se le apareci� en sue�os y le dijo: �Jos� hijo de David, no temas tomar contigo a Mar�a tu esposa, porque lo concebido en ella viene del Esp�ritu Santo. Dar� a luz un hijo a quien pondr�s por nombre Jes�s,... (Mt. 1, 20-21).

El �ngel le respondi�: �El Esp�ritu Santo vendr� sobre tu y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra; por eso el que ha de nacer ser� santo y ser� llamado Hijo de Dios (Lc. 1, 35).

-La Encarnaci�n del Verbo, es decir, la uni�n de las dos naturalezas, la divina del Verbo y la humana de Cristo, no se realiz� fundi�ndose las dos en una, sino uni�ndose y qued�ndose cada una de ellas perfectamente �ntegra e inconfusa.

Naturaleza es la misma sustancia de cualquier ser en cuanto que es sujeto y principio de sus operaciones propias.

Persona es la sustancia racional en cuanto que es principio de operaciones intelectuales o racionales.

1� -En Cristo hay una naturaleza divina perfectamente distinta de la humana:

-Realiza milagros con su naturaleza divina, �nica capaz de potencia suficiente para derogar las leyes naturales.

a) -En las enfermedades:

...un leproso se le acerca y se postra ante �l diciendo: �Se�or, si quieres puedes limpiarme� �l, extendi� la mano, le toc� y dijo: �Quiero, queda limpio. Y al instante qued� limpio de su lepra (Mt. 8, 2-3).

Cuando Jes�s sal�a de all�, dos ciegos le salieron gritando: �Ten piedad de nosotros, Hijo de David�. Y al llegar a casa se le acercaron los ciegos y Jes�s les dice: �Cre�is que puedo hacer eso? D�cenle: S�, Se�or. Entonces les toc� los ojos diciendo: H�gase en vosotros seg�n vuestra fe. Y se abrieron sus ojos (Mt. 9, 27-29).

b) -En la muerte:

...sacaban a enterrar a un muerto, hijo �nico de su madre que era viuda, a la que acompa�aba mucha gente de la ciudad. Al verla el Se�or, tuvo compasi�n de ella y le dijo: No llores. Y acerc�ndose toc� el f�retro. Los que lo llevaban se pararon y �l dijo: �Joven, a ti te digo, lev�ntate�. El muerto se incorpor� y se puso a hablar, y �l se lo dio a su madre (Lc. 7, 12-15).

c) -En las cosas inanimadas:

...les dice Jes�s: llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Sacadlo ahora, les dice y llevadlo al maestrasala. Ellos lo llevaron. Cuando el maestrasala prob� el agua convertida en vino... (Jn. 2, 7-9).

d) -En las fuerzas de la naturaleza:

...acerc�ndose, pues, le despertaron diciendo: �Se�or, s�lvanos que perecemos! D�cele, �Por qu� est�is con miedo, hombres de poca fe? Entonces se levant�, increp� a los vientos y al mar y sobrevino una gran bonanza (Mt. 8, 25-26).

e) -En los demonios:

...le presentaron un nudo endemoniado. Y expulsado el demonio, rompi� a hablar el mudo... (Mt. 9, 32-33).

2� -En Cristo hay una naturaleza humana perfectamente distinta de la divina:

Cristo experiment�:

el crecimiento, el hambre, la sed, el sue�o, el cansancio, el llanto, la tristeza y la muerte, fen�menos todos propios de una naturaleza humana.

a) -Crecimiento:

Jes�s progresaba en sabidur�a, en estatura y en gracia, ante Dios y ante los hombres (Lc. 2, 52).

b) -Hambre:

Y despu�s de hacer un ayuno de cuarenta d�as y cuarenta noches, sinti� hambre (Lc. 4, 2).

c) -Sed:

...sabiendo Jes�s que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice:

Tengo sed (Jn. 19, 28).

d) -Sue�o:

...pero �l estaba dormido. Acerc�ndose, pues, le despertaron diciendo: Se�or, �s�lvanos que perecemos! D�celes:... (Mt. 8, 25).

e) -Cansancio:

Jes�s, como ven�a fatigado de camino, se sent� junto al pozo (Jn. 4, 6).

f) -Llanto:

...Jes�s se conmovi� interiormente, se turb� y dijo �d�nde le hab�is puesto?. Le responden: Se�or, ven y lo ver�s. Jes�s se ech� a llorar (Jn. 11, 33-35).

g) -Tristeza:

Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenz� a sentir tristeza y angustia (Mt. 26, 37).

h) -Muerte:

...y Jes�s, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos pongo mi esp�ritu y, dicho esto, expir� (Lc. 23, 46).

Aclaraci�n:

Por tanto, en Cristo hay dos naturalezas inconfusas y operaciones:

-no fundidas, pues entonces no se observar�an tan claras y tan distintas las operaciones divinas y humanas,

-no resultando una tercera naturaleza mixta, pues ni ser�a Dios ni hombre, sino una tercera cosa distinta de las dos,

-no formando una sola naturaleza, sino una naturaleza divina completa como se deduce claramente de su actitud y de su proceder ante los milagros y otra naturaleza humana tambi�n completa como se demuestra por los fen�menos naturales que experiment� a trav�s de su vida mortal.

-En Jesucristo existe una sola persona.

Voy a anunciar el decreto de Yahv�h:

�l me ha dicho: �T� eres mi hijo; yo te he engendrado hoy...� (Sal. 2, 7).

Aclaraci�n. �Hoy� = el presente inmutable de mi eternidad.

El Padre eterno se dirige a la �nica persona de Jesucristo en estas palabras del Salmo.

Ahora, Padre, glorif�came t�, junto a ti, con la gloria que ten�a a tu lado antes que el mundo fuese (Jn. 17, 5).

El que ha visto a m�, -ha visto al Padre (Jn. 14, 9).

Aclaraci�n. Si en Cristo hubiese dos personas distintas, no hubiese podido hablar as�.

-En Jesucristo existe la unidad de persona.

Y la Palabra se hizo carne (Jn. 1, 14).

...los patriarcas; de los cuales tambi�n procede Cristo seg�n la carne, el cual est� por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos (Rom. 9, 5).

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,... (G�l. 4, 4).

...Cristo. El cual, siendo de condici�n divina, no retuvo �vidamente el ser igual a Dios (Fil. 2, 6).

...aguardando la feliz esperanza y la Manifestaci�n de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo; el cual se entreg� por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad... (Tit. 2, 13-14).

-En Cristo no hay m�s que una sola persona, no humana, sino divina.

Persona. Es sustancia individual de naturaleza racional.

Es decir, un ser subsistente por s� mismo, capaz de operaciones intelectuales.

Cristo tiene dos naturaleza, divina y humana, y lo que se dice de Dios se dice del hombre y lo que se dice del hombre se dice de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo �nico, lleno de gracia y de verdad (Jn. 1, 14).

De quienes seg�n la carne tambi�n procede Cristo, el cual est� por encima de todas las casa, Dios bendito por los siglos. Am�n (Rom. 9, 5).

Pero al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,... (Col. 4, 4).

...aguardando la feliz esperanza de la Manifestaci�n de la gloria del gran Dios y salvador nuestro Jesucristo, el cual se entreg� por nosotros, a fin de rescatarnos de toda iniquidad... (Tit. 2, 13, 14).

En todas estas expresiones se afirman de Cristo cosas humanas y cosas divinas, como procedentes de una misma persona.

-Jesucristo es Dios verdadero como lo es el Padre que lo engendr�.

En el principio la Palabra exist�a y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios (Jn. 1, 1).

Aclaraci�n. El car�cter personal de esta Palabra es el Verbo, la misma sabidur�a de Dios, subsistente en su entendimiento divino.

5. Jesucristo es Dios. Las profec�as

-De la venida

-De las estirpes

-Del tiempo

-Del nacimiento

-De la vida

-De la pasi�n

-De la exaltaci�n

-Las profec�as acerca de la venida, de las estirpes, de tiempo, del nacimiento, de la vida, de la Pasi�n y la exaltaci�n de Jesucristo se han cumplido exactamente.

a) -De la venida.

No se ir� de Jud� el b�culo, el bast�n de mando de entre sus piernas, hasta tanto que venga aquel a quien le est� reservado, y a quien rindan homenaje las naciones:... (G�n. 49, 10).

�Despierta tu poder�o, y ven en nuestro auxilio! (Sal. 80, 3).

�Mu�stranos, oh Yahv�h, tu amor, y danos tu salvaci�n! (Sal. 85, 8).

Destilad, cielos, como roc�o de lo alto, derramad nubes, la victoria. Abrase la tierra y produzca salvaci�n, y germine juntamente la justicia (Is. 45, 8).

Inminente, cercana est� mi justicia, como la luz saldr� mi liberaci�n, y mis brazos juzgar�n a los pueblos (Is. 51, 5).

Pero mi salvaci�n por siempre ser�, y mi justicia no tendr� fin (Is. 51, 6).

As� dice Yahv�h: Velad por la equidad y practicad la justicia, que mi salvaci�n est� para llegar y mi justicia para manifestarse (Is. 56, 1).

b) -De las estirpes.

-Que nacer�n de la estirpe de Abraham.

El �ngel de Yahv�h llam� a Abraham...y le dijo: �...Por tu descendencia se bendecir�n todas las naciones de la tierra en pago de haber obedecido t� mi voz� (G�n. 22, 18).

-Que nacer� a trav�s de Isaac.

Yahv�h se le apareci� a Isaac y le dijo: �...por tu descendencia se bendecir�n todas las naciones de la tierra, en pago de que Abraham me obedeci� y guard� mis observancias, mis mandamientos,...� (G�n.26, 2 y 4-5).

-Que nacer� a trav�s de Jacob.

...Yahv�h le dijo -a Jacob-: �Yo soy Yahv�h el Dios de tu Abraham y el Dios de Isaac... Tu descendencia ser� como el polvo de la tierra y te extender�s al poniente y al oriente, al norte y al mediod�a; y por ti se bendecir�n todos los linajes de la tierra, y por tu descendencia...� (G�n.28, 13-14).

-Que nacer� a trav�s de Jud�.

Jacob llam� a sus hijos y dijo: �...No te ir� de Jud� el b�culo, el bast�n de mando de entre tus puertas, hasta tanto que venga aquel a quien le est� reservado, y a quien rindan homenaje las naciones;... (G�n.49, 8).

-De las familias de la tribu de Jud�, nacer� de la de David.

Pues te dijiste:

�Una alianza pact� con mi elegido, un juramento hice a mi siervo David:

Para siempre Jes�s he fundado tu estirpe de edad en edad he erigido tu trono� (Sal. 89, 3 y 4-5).

c) -De los tiempos.

Mirad que vuestro Dios viene vengador; es la recompensa de Dios, �l vendar� y os salvar� (Is. 35, 4).

Ah� viene el Se�or Yahv�h con poder, y su brazo lo sojuzga todo (Is. 40, 10).

d) -Del nacimiento.

-Descendiente de David:

Mirad que d�as vienen -or�culo de Yahv�h- en que suscitar� a David un Germen justo: reinar� un rey prudente... (Jr. 23, 5).

-Hijo de un Virgen.

He aqu� que una doncella ha concebido y va a dar a luz un hijo y le pondr� por nombre Emmanuel (Is. 7, 14).

-Nacer� en Bel�n.

Mas t�, Bel�n-Efrat�, aunque eres la menor entre las familias de Jud�, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel... (Miq. 5, 1).

e) -De la vida.

-Adorado por multitud de �ngeles.

Y tuvo un sue�o: so�� con una escalera apoyada en la tierra, y cuya cima tocaba los cielos, y he aqu� que los �ngeles de Dios sub�an y bajaban por ella (G�n.28, 12).

-El adorar�n todas las naciones de la tierra.

�Acu�rdense y vuelvan a Yahv�h todos los confines de la tierra, todas las familias de las naciones ante su faz se postren, que es de Yahv�h el imperio, del Se�or de las naciones! (Sal. 22, 28).

Logre yo hacer tu nombre memorable por todas las generaciones, y los pueblos te alaben por lo siglos de los siglos! (Sal. 45, 18).

Todos los reyes se postrar�n ante �l, le servir�n todas las naciones (Sal. 72, 11).

A �l se le dio el imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron (Dan. 7, 14).

-La estrella que gui� a los Magos a Bel�n.

...de Jacob avanza una estrella,

un cetro surge de Israel (N�m. 24, 17).

-El homenaje de las naciones.

Todos los reyes se postrar�n ante �l,

le servir�n todas las naciones (Sal. 72, 11).

Reyes ser�n tus tutores,

y sus princesas nodrizas tuyas.

Rostro en tierra se postrar�n ante ti,

y el polvo de tus pies lamer�n (Is. 49, 23).

Todos ellos se Sab� vienen

portadores de oro e incienso

y pregonando alabanzas a Yahv�h (Is. 60, 6).

-La muerte de los ni�os inocentes.

As� dice Yahv�h: En Ram� se escuchan ayes, lloro amargu�simo. Raquel llora por sus hijos, que reh�sa consolarse -por sus hijos- porque no existen (Jr. 31, 15).

-La huida de Jes�s y sus padres a Egipto.

Cuando Israel era ni�o, yo le am�, y de Egipto llam� a mi hijo (Os. 11, 1).

-Su permanencia en Egipto.

Cuando Israel era ni�o, yo le am�, y de Egipto llam� a mi hijo (Os. 11, 1).

-Tendr� un precursor.

He aqu� que yo env�o a mi mensajero a allanar el camino delante de m�... (Mal. 3, 1).

-La venida del Esp�ritu Santo en el momento del Bautismo.

Reposar� sobre �l el esp�ritu de Yahv�h (Is. 11, 2).

He aqu� mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi esp�ritu sobre �l... (Is. 42, 1).

El esp�ritu del Se�or Yahv�h est� sobre m�, por cuanto que me ha ungido Yahv�h (Is. 62, 1).

-Predicar� un Evangelio nuevo.

...por cuanto que me ha ungido Yahv�h a anunciar la buena nueva a los postres me ha enviado, a vencer los corazones rotos; a pregonar a los cautivos la liberaci�n y a los reclusos la libertad;... (Is. 61, 1).

-Probar� su doctrina con milagros.

...es la recompensa de Dios, �l vendr� y os salvar�. Entonces se despegaran los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrir�n. Entonces saltar� el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzar� gritos de j�bilo (Is. 35, 6).

-Vivir� en suma probreza.

He aqu� que viene a ti tu rey: junto a �l y victorioso, humilde y montado en un asno... (Zac. 9, 9).

f) -De la Pasi�n.

-Ser� entregado por uno de sus disc�pulos. Hasta un amigo m�o en quien yo confiaba, el que mi pan com�a, levanta contra m� su calca�ar (Sal. 41, 10).

-Ser� vendido.

Despu�s les dije: �Si os parece bien, dadme ni jornal; si no dejadlo.� Ellos pesaron mi jornal, treinta siclos de plata (Zac. 11, 19).

-Ser� atormentado por la agon�a.

Se me estremece dentro el coraz�n, me saltan los pavores de la muerte (Sal. 55, 5).

-Ser� acusado y callar�.

Fue oprimido, y �l me humill� y no abri� la boca (Is. 53, 7).

-Ser� herido con latigazos y bofetadas.

Ofrec� mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba (Is. 50, 6).

-Ser� condenado a muerte.

Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me comete; atan mis manos y mis pies, cuentan todos mis huesos (Sal. 22, 17-18).

-Morir� entre ladrones.

...ya que indefenso se entreg� a la muerte y con los rebeldes fue contado... (Is. 53, 12).

-Le dar�n a beber hiel y vinagre.

Veneno me han dado por comida, en mi sed me han abrevado con vinagre (Sal. 69, 22).

-Perforar�n su costado con una lanza.

Y mirar�n a aquel a quien traspasaron... (Zac. 10, 12).

-Repartir�n sus vestiduras.

...rep�rtense entre s� mis vestiduras y se sortean mi t�nica (Sal. 22, 19).

-La tierra se cubrir� de tinieblas.

Suceder� aquel d�a -or�culo de Yahv�h- que, en pleno mediod�a, yo har� ponerse el sol y cubrir� la tierra de tinieblas en la luz del d�a (Am�s. 8, 10).

g) -De la exaltaci�n.

-Su descenso a los infiernos.

En cuanto a ti, por la sangre de tu alianza, yo soltar� a tus cautivos de la fosa (en la cual no hay agua). Y volver�n a ti, hija de Si�n, los prisioneros de la esperanza... (Zac. 9, 11-12).

�De la mano del seol los librar�, de la muerte los resucitar�!... (Os. 13, 14).

-La liberaci�n de los Patriarcas del limbo.

�De la mano de seol los librar�, de la muerte los recatar�! (Os. 13, 14).

-Su resurrecci�n gloriosa.

...pues no has de abandonar mi alma al seol, ni dejar�s a tu amigo ver la fosa (Sal. 16, 10).

-Su exaltaci�n.

A �l se le dio el imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron (Dan. 7, 14).

-Su reino.

Su imperio es un imperio eterno que nunca pasar�, y su reino no ser� destruido jam�s (Dan. 7, 14).

El Dios del cielo har� surgir un reino que jam�s ser� destruido, y este reino no pasar� a otro pueblo (Dan. 2, 44).

Aclaraci�n. Puesto que todas las profec�as del Antiguo Testamento acerca del Mes�as se han cumplido, queda bien manifiesto que Jes�s es el Liberador prometido a los Patriarcas, esperado por los Jud�os y deseado por las gentes; por consiguiente su religi�n es la verdadera.

6. Jesucristo es Dios

-Por poseer una naturaleza divina

-Por sus operaciones y atributos

-Por sus afirmaciones en el Evangelio

-Seg�n S. Pablo

-Por la asunci�n de la humanidad y otras caracter�sticas personales

-Jesucristo es verdadero Dios por poseer una naturaleza divina.

...nadie conoce qui�n es el Hijo sino el Padre, y qui�n es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar (Lc. 10, 22).

Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti (Jn. 17, 1).

Aclaraci�n. Tales expresiones son ininteligibles si el que las profiere no posee �ntegramente la naturaleza divina, y si no es verdaderamente la persona misma que se contradistingue del Padre, no se llamar�a �Hijo suyo.�

-Jesucristo es verdadero Dios.

a) -Por sus operaciones divinas.

-Es principio del Esp�ritu Santo.

El (Esp�ritu Santo) me dar� gloria,

porque recibir� de lo m�o y os lo comunicar� a vosotros (Jn. 16, 14-15).

-Env�a al Esp�ritu Santo.

Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendr� a vosotros el Par�clito; pero si me voy, os lo enviar� (Jn. 16, 7).

b) -Por sus atributos divinos.

-Eternidad.

Yo soy el Alfa y la Omega (Apoc. 1, 8).

-Omnipotencia.

Jes�s se acerc� a ellos y les habl� as�: �Me ha sido dado por el poder en el cielo y en la tierra...� (Mt. 28, 18).

-Omnisciencia.

...el Misterio de Dios, en el cual est�n ocultos todos los tesoros de la sabidur�a y de la ciencia (Col. 2, 2-3).

Aclaraci�n. Es el Misterio de Cristo; Consta en �...y podamos anunciar el Misterio de Cristo...� (Col. 4, 3).

c) -Por sus obras en el mundo.

Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe (Jn. 1, 3).

Aclaraci�n. �Ella� es decir la Palabra o el Verbo de Dios, la segunda persona, el Hijo.

-Jesucristo es verdadero Dios.

a) - El mismo afirm� en el Evangelio que existi� antes de la encarnaci�n.

�Y cuando ve�is al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?... (Jn. 6, 62).

Jes�s respondi�: �...porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que �l me ha enviado� (Jn. 8, 42).

�En verdad, en verdad os dijo: antes que naciese Abraham, Yo Soy� (Jn. 8, 58).

�...sal� del Padre y he venido al mundo. Ahora dej� el mundo y voy Padre� (Jn. 16, 28).

b) - El mismo afirm� en el Evangelio que existi� antes de la creaci�n del mundo.

Ahora, Padre, glorif�came t�, junto a ti, con la gloria que ten�a a tu lado antes que el mundo fuese (Jn. 17, 5).

c) -El mismo se llama Hijo de Dios.

D�joles entonces el Sumo Sacerdote: �Yo te conjuro por Dios vivo a que nos digas si t� eres el Cristo, el Hijo de Dios.� D�cele Jes�s: �S�, t� lo has dicho� (Mt. 26, 63-64).

d) -Asegura la identidad de su naturaleza con la de su Padre.

�...El Padre y yo somos una sola cosa� (Jn. 10, 30).

e) -Manifiesta que �l tiene poder de perdonar los pecados en la tierra.

Viendo Jes�s la fe de ellos, dijo: �Hombre, tus pecados te quedan perdonados� (Lc. 5, 20).

f) -Realiz� muchos milagros.

En aquel momento cur� a muchos de sus enfermedades y dolencias, y de malos esp�ritus, y dio vista a muchos ciegos (Lc. 7, 21).

g) -San Juan confirm� todas estas cosas diciendo:

Estas cosas se han escrito para que cre�is que Jes�s es el Cristo, el Hijo de Dios,... (Jn. 20, 31).

-Jesucristo es Dios.

Seg�n San Pablo.

El cual, siendo de condici�n divina, no retuvo �vidamente al ser igual a Dios (Fil. 2, 6).

Porque en �l reside toda la plenitud de la divinidad... (Col. 2, 9).

...los patriarcas; de los cuales tambi�n procede Jesucristo seg�n la carne, el cual est� por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Am�n (Rom. 9, 5).

...aguardando la feliz esperanza y la Manifestaci�n de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo; el cual... (Tit. 2, 13).

-Jesucristo es verdadero Dios.

a) -Por la asunci�n de la humanidad.

Y la Palabra se hizo carne (Jn. 1, 14).

b) -Por su condici�n de Mes�as.

Porque un ni�o nos ha nacido,

un hijo se nos ha dado,

el se�or�o reposar� en su hombro,

y se llamar�

�Admirable-Consejero�,

�Dios-Poderoso�,

�Siempre-Padre�,

�Pr�ncipe de Paz� (Is. 9, 5).

c) -Por las palabras con las cuales se anuncia la generaci�n de Jesucristo.

El �ngel dijo: �no temas, Mar�a, porque has hallado gracia delante de dios, vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondr�s por nombre Jes�s (Lc. 1, 30-31).

d) -Por el testimonio de Dios Padre.

Y una voz que ven�a de los cielos dec�a: �Este es mi Hijo amado, en quien me complazco� (Mt. 3, 17).

7. Or�genes de Jesucristo

-Como Dios engendrado de la sustancia del Padre, como hombre nacido de la Virgen Mar�a

-Como hombre es Hijo de Dios natural

-Es hijo de Padre, como Dios y como hombre

-Que desciende de la tribu y de Jud� fue profetizado en el A. T.

-Desciende de David

-Su nacimiento de la estirpe de David fue profetizada en el A. T.

-Cristo como Dios es engendrado antes de los tiempos de la sustancia del Padre, y como hombre naci� de la Virgen Mar�a por milagro del Esp�ritu Santo.

a) - Como Dios es engrendrado del Padre.

En el principio exist�a el Verbo, y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. �l estaba en el principio con Dios (Jn. 1, 1-2).

b) - Como hombre naci� de Mar�a Virgen.

Nacido Jes�s en Bel�n de Judea, en tiempo del Rey Herodes,... (Mt. 2, 1).

El �ngel le respondi�: �El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra;... (Lc. 1, 35).

...os ha nacido hoy, en la ciudad de David,

un salvador, que es el Cristo Se�or;... (Lc. 2, 11).

Aclaraci�n. Cristo tuvo dos natividades, como Dios, la que tuvo eternamente del Padre antes de todos los siglos, y como hombre la que tuvo de la Virgen Mar�a corporalmente en el tiempo.

-Cristo como hombre es hijo natural de Dios.

a) -Testimonio del Padre:

�Este es mi Hijo amado en quien me complazco� (Mt. 3, 17).

b) -de Cristo:

D�jole entones el sumo Sacerdote: �Yo te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si t� eres el Cristo, el Hijo de Dios.� D�cele Jes�s: �S�, t� los has dicho� (Mt. 26, 63-64).

c) -de los Ap�stoles:

Y vosotros, �qui�n dec�s que soy yo? Sim�n Pedro le contest�: �T� eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo� (Mt. 16, 15-16).

d) -de San Pablo:

El que no perdon� ni a su propio Hijo, antes bien le entreg� por todos nosotros, �c�mo no nos dar� con �l todas las cosas? (Rom. 8, 32).

-Jesucristo es Hijo del Padre, en cuanto Dios y en cuanto hombre, por naturaleza y no por adopci�n.

Porque tanto am� Dios al mundo que le dio a su �nico Hijo, para que todo el que crea en �l no perezca (Jn. 3, 16).

El que no perdon� ni a su propio Hijo, antes bien le entreg� por todos nosotros,... (Rom. 8, 32).

Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero (1 Jn. 5, 20).

Aclaraci�n. La Sagrada Escritura nunca llama a Jesucristo hijo adoptivo, sino �hijo verdadero�, �hijo propio�, �hijo Unig�nito�.

Otra. No es que Dios haya engendrado la humanidad de Jesucristo como engendr� a su divinidad, sino que como es Padre del Verbo que est� unido a la naturaleza humana de Cristo, �ste es hijo del Padre por naturaleza.

Otra. Hijo por naturaleza es el que ha sido engendrado; hijo por adopci�n es aquel que ha sido recibido como tal, con derecho a heredar los bienes.

-Que Jesucristo vendr�a de la tribu de Jud�, que descender�a del Rey David y que nacer�a de una virgen, fue profetizado en el Antiguo Testamento.

a) -De Jud�.

No se ir� de Jud� el b�culo, el bast�n de mando de entre tus piernas, hasta tanto que venga aquel a quien le est� reservado, y a quien le rindan homenaje las naciones;... (G�n. 49, 10).

b) -de David.

Grande es su se�or�o y la paz no tendr� fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia (Is. 9, 6).

c) -De una virgen.

He aqu� que una doncella ha concebido y va a dar a luz un hijo, y le pondr� por nombre Emmanuel (Is. 9, 6).

-Jesucristo desciende de David.

Genealog�a de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham (Mt. 1, 1).

Cuando sal�a Jes�s de all�, dos ciegos le siguieron gritando: ��Ten piedad de nosotros, Hijo de David! (Mt. 9, 27).

Estando reunidos los fariseos, les propuso Jes�s esta cuesti�n: �Qu� pens�is acerca del Cristo? �De qui�n es hijo?� D�cenle: �De David� (Mt. 22, 41-42).

Ten�a Jes�s al comenzar, unos treinta a�os, y era seg�n se cre�a hijo de Jos�, hijo de Hel�...hijo de Nat�n, hijo de David (Lc. 3, 23, y 31).

...acerca de su Hijo, nacido del linaje de David seg�n la carne (Rom. 1, 3).

Yo soy el Reto�o y el descendiente de David, el Lucero radiante del alba� (Apoc. 22, 16).

-El nacimiento de Jesucristo de la estirpe de David fue profetizado en el Antiguo Testamento.

Pero aquella misma noche vino la palabra de Dios a Nat�n en estos t�rminos: �Vete y di a mi siervo David: As� dice Yahv�h: ...Yo te har� grande y Yahv�h te edificar� una casa. Cuando se cumplan tus d�as para ir con tus padres, afirmar� despu�s de ti la descendencia que saldr� de tus entra�as y consolidar� su reino. �l me edificar� una Casa y yo afirmar� su trono para siempre. Yo ser� para �l un padre, y �l ser� para m� un hijo, y no apartar� de �l mi amor, como le apart� de aquel que fue ante de ti. Yo le establecer� en mi Casa y en mi reino para siempre, y su trono estar� firme eternamente� (1 Cro. 17, 3 y 10-14).

8. Jesucristo. Misi�n divina

-La muestra por su sabidur�a por su caridad, por sus milagros y por sus vaticinios

-Jesucristo muestra su misi�n divina por su sabidur�a, por su caridad para con Dios, por su caridad para con el pr�jimo, por los milagros que realiza y por los vaticinios que anuncia.

a) -Por su sabidur�a:

Cuando acab� Jes�s estos discursos, la gente qued� asombrada de su doctrina, porque les ense�aba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas (Mt. 7, 28-29).

Les ense�aba en su sinagoga de tal manera que dec�an maravillados: ��De d�nde le viene a �ste esa sabidur�a y esos milagros?� (Mt. 13, 54).

Al o�r esto, la gente se maravillaba de su doctrina (Mt. 22, 33).

...entr� en la sinagoga y se puso a ense�ar. Y quedaron asombrados de su doctrina, porque les ense�aba como quien tiene autoridad (Mc. 1, 21-22).

El cielo y la tierra pasar�n, pero mis palabras no pasar�n (Mc. 13, 31).

Todos los que le o�an estaban estupefactos por su inteligencia y por sus respuestas (Lc. 2, 47).

�l iba ense�ando en sus sinagogas, alabado por todos (Lc. 4, 15).

Y todos daban testimonio de �l y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que sal�an de su boca (Lc. 4, 22).

No pudieron comprenderle en ninguna palabra ante el pueblo y, maravillados por su respuesta, se callaron (Lc. 20, 26).

Y dec�an: ��No es este Jes�s, Hijo de Jos�, cuyo padre y madre conocemos? �C�mo puede decir ahora: He bajado del cielo? (Jn. 6, 42).

Respondieron los guardias: Jam�s un hombre ha hablado como habla ese hombre (Jn. 7, 46).

b) -Por su caridad para con Dios:

�l les dijo: �Y �por qu� me buscabais? �No sab�ais que yo deb�a estar en las cosas de mi Padre?� (Lc. 4, 34).

Les dice Jes�s: �Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra (Jn. 4, 34).

Tengo que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de d�a (Jn. 9, 4).

Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar (Jn. 17, 4).

Todo lo m�o es tuyo y lo tuyo es m�o (Jn. 17, 10).

He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdici�n (Jn. 17, 12).

c) -Por su caridad para con los hombres:

Y al ver la muchedumbre, sinti� compasi�n de ella porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor (Mt. 9, 36).

Venid a m� todos los que est�is fatigados y agobiados y yo os aliviar� (Mt. 11, 28).

Y abrazaba a los ni�os y los bendec�a imponiendo las manos sobre ellos (Mc. 10, 16).

Al acercarse y ver la ciudad, llor� por ella (Lc. 19, 41).

Yo soy el bien pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas (Jn. 10, 11).

d) -Por los muchos milagros realizados:

...y le tra�an todos los pacientes aquejados de enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lun�ticos y paral�ticos y los san� (Mt. 4, 23).

Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; �l expuls� a los esp�ritus con su palabra y san� a todos los enfermos (Mt. 8, 16).

Y Jes�s recorr�a todas las ciudades y los pueblos, ense�ando en sus sinagogas, proclamando la buena nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia (Mt. 9,35).

Jes�s, al saberlo, se retir� de all�. Muchos le siguieron y los cur� a todos (Mt. 12, 15).

Y al desembarcar, vio mucha gente, sinti� compasi�n de ellos y cur� a sus enfermos (Mt. 14, 14).

Le sigui� mucha gente y los cur� all� (Mt. 19, 2).

Tambi�n en el templo se acercaron a �l algunos ciegos y cojos y los cur� (Mt. 21, 14).

...pues habiendo curado a muchos, cuantos padec�an dolencias se le echaban encima para tocarle (Mc. 3, 10).

Y dondequiera que entraba, en pueblo. Ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le ped�an poder tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos le tocaban quedaban curados (Mc. 6, 56).

...todos cuantos ten�an enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo �l las manos sobre cada uno de ellos, los curaba (Lc. 4, 40).

...una numerosa multitud flu�a para o�rle y ser curados de sus enfermedades (Lc. 5, 15).

...que hab�an venido para o�rle y ser curados de sus enfermedades (Lc. 6, 18).

Y, levant�ndose al momento, se volvieron a Jerusal�n y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que dec�an: ��Es verdad! �El Se�or ha resucitado y se ha aparecido a Sim�n!� (Lc. 24, 33-34).

Mientras estuvo en Jerusal�n por la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su nombre al ver las se�ales que realizaba (Jn. 2, 23).

Jes�s realiz� en presencia de los disc�pulos otras muchas se�ales que no est�n escritas en este libro (Jn. 20, 30).

e) -Por los vaticinios anunciados:

Predijo,

1� La entrega de Judas:

Yo os aseguro que me entregar� uno de vosotros (Mt. 26, 21).

2� La negaci�n de Pedro:

D�jole Jes�s: �Yo te aseguro que esta misma noche, antes que el gallo cante, me habr�s negado tres veces (Mt. 26, 34).

3� La Pasi�n:

Tom� otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que hab�a de suceder: Mirad que subimos a Jerusal�n, y el Hijo del hombre ser� entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; y le condenar�n a muerte, y le entregar�n a los gentiles y se burlar�n de �l, le escupir�n, le azotar�n y le matar�n y a los tres d�as resucitar� (Mc. 10, 32-34).

4� Las apariciones en Galilea:

�Mas despu�s de mi resurrecci�n, ir� delante de vosotros a Galilea� (Mt. 26, 32).

5� Las suertes del Reino de Dios:

Y os digo que vendr�n muchos de oriente y occidente a ponerse a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino ser�n echados a las tinieblas de fuera; all� ser� el llanto y el rechinar de dientes� (Mt. 8, 11-12).

Por eso os digo: �Se os quitar� el Reino de Dios para d�rselo a un pueblo que rinda sus frutos� (Mt. 21, 43).

Jes�s empez� a decirles: �Mirad que no os enga�e nadie. Vendr�n muchos usurpando mi nombre y diciendo: �Yo soy y enga�ar�n a muchos. Cuando oig�is hablar de guerras y de rumores de guerras, no os alarm�is; porque eso es necesario que suceda pero todav�a no es el fin. Pues se levantar� naci�n contra naci�n y reino contra reino. Habr� terremotos en diversos lugares, habr� hambre (Mc. 13, 5-8).

6� La Venida del Esp�ritu Santo:

Pero el Par�clito, el Esp�ritu Santo que el Padre enviar� en mi nombre, os lo ense�ar� todo y os recordar� todo lo que yo os he dicho (Jn. 14, 26).

Cuando venga el Par�clito, el Esp�ritu de la verdad, que procede del Padre, y que yo os enviar� de junto al Padre, �l dar� testimonio de m� (Jn. 16, 26).

7� Las persecuciones.

Si a m� me han perseguido, tambi�n os perseguir�n a vosotros (Jn. 15, 20).

Os expulsar�n de las sinagogas.

8� Que Juan llegar� a la vejez:

...cuando llegues al viejo, extender�s tu manos y otro te ce�ir�... (Jn. 21, 18).

9� Los falsos profetas:

Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces (Mt. 7, 15).

Surgir�n muchos falsos profetas que enga�ar�n a muchos (Mt. 24, 11).

10� la perennidad de la Iglesia:

Las puertas del Hades no prevalecer�n contra ella (Mt. 16, 18).

11� Su asistencia hasta el final de los tiempos:

�Y sabed que yo estoy con vosotros todos los d�as hasta el fin del mundo� (Mt. 28, 20).

12� La destrucci�n del Templo:

Yo os aseguro: �no quedar� aqu� piedra sobre piedra que no sea derruida� (Mt. 24, 2).

9. Jesucristo. Su concepci�n y nacimiento

-Prefigurados en el A. T.

-Profetizados en el A. T.

-El E. Santo fue principio activo

-Su cuerpo formado de la Sangre de la Virgen

-En las entra�as de la Virgen

-En el primer instante de su concepci�n

-De modo milagroso y sobre natural

-Animado por el alma racional en el primer instante de su concepci�n

-Asumido por el Verbo de Dios en el mismo instante en que fue concebido

-El Verbo asumi� un cuerpo humano y un alma racional

-La concepci�n del cuerpo la creaci�n del alma y la asunci�n por el Verbo, en un mismo instante �Carne� y �Palabra�, elementos antit�ticos en el A. T. pero en s�ntesis armoniosa en el N. T.

-El Verbo no experiment� cambio metaf�sico ni f�sico ni moral

-La concepci�n y el nacimiento de Jesucristo fueron prefigurados en el Antiguo Testamento.

a) -Por la zarza ardiendo sin quemarse.

El Angel de Yahv�h se le apareci� en forma de llama de fuego, en medio de una zarza. Vio que la zarza estaba ardiendo, pero que no se consum�a (Ex. 3, 2).

b) -Por la vara de Aar�n que brot� de los pr�ncipes de Israel.

Habl� Yahv�h a Mois�s y le dijo. �Habla a los hijos de Israel. Que te den una rama por cada familia paterna...�

...Yahv�h dijo a Mois�s: �Vuelve a poner la rama de Aar�n delante del Testimonio, para guardarla como se�al para los rebeldes: acabar� con las murmuraciones, que no llegar�n ya hasta m�, y as� no morir�n� (N�m. 17, 16-17 y 25).

c) -La Puerta del Santuario.

Me volvi� despu�s hacia el p�rtico exterior del santuario, que miraba a oriente (Ez. 44, 1).

d) -El anuncio de un Reino que anular� a todos los dem�s y que perdurar� eternamente.

En tiempos de estos reyes, el Dios el cielo har� surgir un reino que jam�s ser� destruido, y este reino no pasar� a otro pueblo. Pulverizar� y aniquilar� a todos estos reinos, y �l subsistir� eternamente (Dan. 2, 44).

-La concepci�n y el nacimiento de Jesucristo fueron profetizados en el Antiguo Testamento.

He aqu� que una doncella ha concebido y va a dar a luz un hijo y le pondr� por nombre Emmanuel (Is. 7, 14).

-El Esp�ritu Santo fue el principio activo de la concepci�n milagrosa del cuerpo de Cristo.

...el Angel del Se�or se le apareci� en sue�os y le dijo: �Jos�, hijo de David, no temas tomar contigo a Mar�a tu esposa, porque lo concebido en ella vienen del Esp�ritu Santo. Dar� a luz un hijo a quien pondr�s por nombre Jes�s...� (Mt. 1, 20-21).

El �ngel le respondi�: �El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra; por eso el que ha de hacer ser� santo y ser� llamado Hijo de Dios (Lc. 1, 35).

-El Cuerpo de Cristo fue formado de la sangre de la Virgen Mar�a.

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley... (G�l. 4, 4).

Aclaraci�n. De este texto, se deduce que Cristo recibi� carne no s�lo en Mar�a, sino de Mar�a, es decir, que ella suministr�, al igual que otras mujeres, la sangre preparada al efecto de la generaci�n.

-Cristo como hombre fue concebido por la virtud del Esp�ritu Santo en las entra�as virginales de Mar�a.

Mar�a estaba desposada con Jos� y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontr� encinta por obra del Esp�ritu Santo (Mt. 1, 18).

El Angel del Se�or se le apareci� en sue�os y le dijo: �Jos� Hijo de David, no temas tomar contigo a Mar�a tu esposa, porque lo concebido en ella viene del Esp�ritu Santo (Mt. 1, 20).

El Angel le respondi� (a Mar�a): �El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra, por eso el que ha de nacer ser� santo y ser� llamado Hijo de Dios (Lc. 1, 34-35).

-El cuerpo de Cristo fue formado en el primer instante de su concepci�n.

No est� claro en la Sagrada Escritura si la formaci�n del cuerpo de Cristo en el primer instante de su concepci�n, fue la del embri�n solamente, o la formaci�n org�nica m�s perfecta que los dem�s hombres suelen adquirir despu�s de algunas semanas.

Dijo Mar�a: �He aqu� la esclava del Se�or; h�gase en m� seg�n tu palabra� (Lc. 1, 38).

Aclaraci�n. �H�gase en m� seg�n tu palabra�, es decir, �real�cese en m� el mensaje que me traes� que es �concebir en tu seno�. Por consiguiente, como la raz�n formal de la concepci�n es la formaci�n del cuerpo de Cristo, y la concepci�n se realiz� inmediatamente despu�s de prestar su consentimiento, de aqu� que, cuando prest� �ste, el cuerpo de Cristo fue formado.

-Cristo fue concebido de modo milagroso y sobrenatural.

Mar�a...se encontr� encinta por obra Esp�ritu Santo (Mt. 1, 18).

...lo concebido en ella viene del Esp�ritu Santo (Mt. 1, 20).

El Angel le respondi� (a Mar�a): �El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra (Lc. 1, 35).

-El cuerpo de Cristo fue animado por el alma racional en el primer instante de su concepci�n.

No consta claramente en la Sagrada Escritura pero puede deducirse de que Cristo pose�a la ciencia beatif�ca y la infusa, y �stas no pueden existir en Cristo sin un alma racional.

a) - Cristo pose�a la ciencia beatif�ca.

Ciencia beatif�ca es el conjunto de conocimientos de todas las almas y �ngeles bienaventurados.

Nadie ha subido al cielo sino el que baj� del cielo, el Hijo del hombre que est� en el cielo (Jn. 3, 13).

Aclaraci�n. El Hijo del hombre estaba en el cielo mientras andaba por la tierra, o sea que ac� en la tierra gozaba de la visi�n beatif�ca.

b) -Cristo pose�a la ciencia infusa.

Ciencia infusa no es la adquirida por la ense�anza de la criaturas ni por las investigaciones de la propia raz�n, sino por especies inteligibles infundidas directamente por Dios en el entendimiento.

He aqu� que vengo a hacer, Oh Dios, tu voluntad (Hebr. 10, 7).

Aclaraci�n. Este ofrecimiento no lo hizo con ciencia adquirida, puesto que lo hizo al entrar en este mundo.

Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblaci�n no quisiste; pero me has formado un cuerpo (Hebr. 10, 5).

Aclaraci�n. El momento de la infusi�n del alma en el cuerpo, no consta en la Sagrada Escritura claramente cuando fue, pero puede deducirse de que fue en el primer instante de su concepci�n del texto, �...al entrar en este mundo...� (Hebr. 10, 5).

-El cuerpo de Cristo fue asumido por el verso de Dios en el mismo momento en que fue concebido.

...acerca de su Hijo, nacido del linaje de David seg�n la carne, constituido hijo de Dios con poder,... (Rom. 1, 3-4).

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,... (G�l. 4, 4).

Aclaraci�n. Si el cuerpo de Cristo no hubiera sido asumido desde el primer instante de su concepci�n por el Verbo, estos textos ser�an falsos, pues el concebido de mujer y del linaje de David, no ser�a Hijo de Dios, sino simplemente una persona humana.

-El Verbo de Dios asumi� un verdadero cuerpo humano y una verdadera alma racional.

a) -Asumi� verdadero cuerpo.

Y la Palabra se hizo carne,... (Jn. 1, 14).

Aclaraci�n. �Carne� en sentido b�blico significa �todo el hombre.�

b) -Asumi� verdadera alma racional.

Entonces les dice: �Mi alma est� triste hasta el punto de morir;... (Mt. 26, 38).

-La concepci�n de la naturaleza humana de Cristo, la creaci�n y la infusi�n de su alma en su cuerpo, y la asunci�n por el Verbo de Dios se realizaron en un mismo instante.

El Angel le dijo (a Mar�a): �Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondr�s por nombre Jes�s. �l ser� grande y llamado Hijo del Alt�simo (Lc. 1, 30-31).

Aclaraci�n. Este texto no es una prueba clara, pero es una insinuaci�n que permite afirmarlo sin grave peligro de error. Efectivamente, el Angel anuncia a Mar�a que �va a dar a luz� y que �va a concebir� al Hijo del Alt�simo. Esto no podr�a ser si Mar�a hubiese concebido primero una naturaleza humana a la cual un instante despu�s se hubiera unido el Verbo hipost�ticamente. As� Mar�a hubiera dado a luz al Verbo encarnado, pero no lo hubiera concebido, es decir, no ser�a Madre de Dios, sino la que dio a luz a Cristo.

-�Carne� y �Palabra de Dios� son dos elementos antit�ticos en el Antiguo Testamento, y resueltos en s�ntesis armoniosa en el Nuevo Testamento.

a) - Elementos antit�ticos.

-�Toda carne es hierba y todo y esplendor como flor del campo. La flor se marchita, se seca la hierba, en cuanto le d� el viento de Yahv�h...La hierba se seca, la flor se marchita, m�s la palabra de nuestro Dios permanece para siempre� (Is. 40, 6-8).

b) -Resueltos en s�ntesis armoniosa.

Y la Palabra se hizo carne,... (Jn. 1, 14).

-El Verbo de Dios no experiment�, por causa de la encarnaci�n, ning�n cambio metaf�sico, ni f�sico ni moral.

Cambio metaf�sico es el que se realiza en la naturaleza de un ser.

Cambio f�sico es el que se verifica en la sustancia de un ser.

Cambio moral es el que se opera en las actuaciones de la voluntad.

a) -El Verbo de Dios no experiment� cambio metaf�sico.

�Yo soy el que soy� (Ex. 3, 14).

Pero t� siempre el mismo, no tienen fin tus a�os (Sal. 101, 28).

b) -Ni cambio f�sico.

Que yo, Yahv�h, no cambio (Mal. 3, 6).

...el Padre de las luces, en quien no hay cambios ni sombras de rotaciones (Sant. 1, 17).

c) -Ni tampoco cambio moral.

...el plan de Yahv�h subsiste para siempre, los proyectos de su coraz�n por todas las edades (Sal. 32, 11).

Aclaraci�n. Existe identidad en el ser entre Dios Padre y Dios Hijo.

�...El Padre y yo somos una sola cosa� (Jn. 10, 30).

10. La Encarnaci�n. Consecuencias (Hijo de Dios)

-Jesucristo llama a Dios �Mi Padre�

-Dios es llamado Padre de Jesucristo

-Afirm� que era Hijo de Dios

-Es llamado Hijo de Dios

-Es Hijo de Dios

-Como Hombre, sometido al Padre

-Cristo or� como hombre

-Su oraci�n fue conveniente a la naturaleza humana

-Or� m�s en los acontecimientos m�s importantes de su vida

-Siempre fue escuchado por su Padre

-Jesucristo llama a Dios �Mi Padre.�

No todo el que me diga: �Se�or, Se�or�, entrar� en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21).

Por todo aquel que se declare por m� ante los hombres, yo tambi�n me declarar� por �l ante mi Padre que est� en los cielos;... (Mt. 10, 32).

Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mt. 12, 50.)

�l les respondi�: �Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial ser� arrancara de ra�z (Mt. 15, 13).

Guardaos de despreciar a uno de estos peque�os; porque yo os digo que sus �ngeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que est� en los cielos (Mt. 18, 10).

Yo os aseguro tambi�n que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguir�n de mi Padre que est� en los cielos (Mt. 18, 19).

�O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondr�a al punto a mi disposici�n m�s de doce legiones de �ngeles? (Mt. 26, 53).

-Dios es llamado Padre de Jesucristo.

...para que un�nimes, a una voz, glorifiqu�is al Dios y Padre de nuestro Se�or Jesucristo (Rom. 15, 6).

�Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Se�or Jesucristo...! (2 Cor. 1, 3).

El Dios y Padre del Se�or Jes�s, �Bendito sea por todos los siglos!... (2 Cor. 11, 31).

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Se�or Jesucristo,... (Ef. 1, 3).

Damos gracias sin cesar a Dios, Padre de nuestro Se�or Jesucristo,... (Col. 1, 3).

-Jesucristo afirm� terminantemente que era Hijo de Dios.

a) -Ante los disc�pulos.

Sim�n Pedro le contest�: �T� eres el Cristo el Hijo de Dios vivo�.

Tomando entonces la palabra, Jes�s le respondi� �Bienaventurado eres Sim�n, hijo de Jon�s, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que est� en los cielos�.

b) Ante el pueblo.

El Padre y yo somos una sola cosa (Jn. 10, 30).

c) -Ante el Sanedrin.

Y el Sacerdote le dijo: Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si t� eres el Cristo, el Hijo de Dios.

D�cele Jes�s: �Si, t� lo has dicho...� (Mt. 26, 63-64).

-Jesucristo es llamado Hijo de Dios.

El que no perdon� ni a su propio Hijo, antes bien le entreg� por todos nosotros,... (Rom. 8, 32).

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer,... (G�l. 4, 4).

-Jesucristo es Hijo de Dios.

�stas los han dicho para que cre�is que jes�s es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo teng�is vida en su nombre (Jn. 20, 31).

-Cristo como hombre est� sometido a su eterno Padre.

Respondiole Jes�s: �Por qu� me preguntas acerca de lo bueno? Uno s�lo es bueno, (Dios) (Mt. 19, 17).

Y el que me ha enviado est� conmigo; no me ha dejado s�lo, porque yo hago siempre lo que le agrada a �l (Jn. 8, 29).

El Padre es m�s que yo (Jn. 14, 28).

-Cristo or� como hombre.

a) -Por s� mismo expresando los deseos de su sensibilidad,

�Padre m�o, si es posible que pase de m� este c�liz, pero no sea como yo quiero, sino como quieras t�� (Mt. 26, 39).

b) -Por s� mismo expresando los deseos de su voluntad deliberada,

�Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique a ti� (Jn. 17, 1).

c) -Por nosotros,

Por ellos ruego yo; no ruego por el mundo, sino por los que t� me has dado porque son tuyos (Jn. 17, 9).

-Cristo or� como hombre y su oraci�n fue totalmente conveniente a su naturaleza humana.

Despu�s de despedir a la gente, subi� al monte a solas para orar (Mt. 14, 23).

De madrugada, cuando todav�a estaba muy obscuro, se levant�, sali� y fue a un lugar solitario, donde se puso a orar (Mc. 1, 35).

Pero �l se retiraba a lugares solitarios donde oraba (Lc. 5, 16).

Por aquellos d�as se fue �l al monte a orar, y se pas� la noche en la oraci�n de Dios (Lc. 6, 12).

Mientras �l estaba orando a solas... (Lc. 9, 18).

Y sumido en su angustia, insist�a m�s en su oraci�n (Lc. 22, 44).

-Jesucristo ora m�s especial e intensamente a su Padre en los acontecimientos m�s importantes de su vida.

a) -En su Bautismo.

Cuando todo el pueblo estaba bautiz�ndose, bautizado tambi�n Jes�s y puesto en oraci�n, se abri� el cielo,... (Lc. 3, 21).

b) -Al elegir los Ap�stoles.

Por aquellos d�as se fue al monte a orar, y se pas� la noche en la oraci�n de Dios. Cuando se hizo de d�a, llam� a sus disc�pulos, y eligi� doce de entre ellos, a los que llam� tambi�n ap�stoles (Lc. 6, 12).

c) -Al ense�ar el Padre nuestro.

Estando �l orando en cierto lugar, cuando termin�, le dio uno de sus disc�pulos: �Maestro, ens��anos a orar, como ense�� Juan a sus disc�pulos.� �l les dijo: �Cuando or�is, decid: Padre, santificado sea tu Nombre,... (Lc. 11, 1).

d) -En la confesi�n de Ces�rea.

Mientras �l estaba orando a solas, se hallaban con �l los disc�pulos y �l les pregunt�: ��Qui�n dice la gente que soy yo?...� (Lc. 9, 18).

e) -En la Transfiguraci�n.

Unos ocho d�as despu�s de estas palabras tom� consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subi� al monte a orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mud�, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante,... (Lc. 9, 28-29).

f) -En Getseman�.

Van a una propiedad llamada Getseman�, y dice a sus disc�pulos: �Sentaos aqu�, mientras yo hago oraci�n.� Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenz� a sentir pavor y angustia (Mc. 14, 32).

g) -En la Cruz.

Y alrededor de la hora nona clam� Jes�s con fuerte voz: ��El�, El�! �lem� sabactan�?�, esto es: ��Dios m�o, Dios m�o! �por qu� me has abandonado?� (Mt. 27, 46).

-Cuando Cristo oraba fue siempre escuchado por su eterno Padre.

En el Evangelio vemos que algunas oraciones de Cristo no fueron escuchadas por su Padre,

-Padre m�o, si es posible, que pase de m� este c�liz... (Mt. 26, 39).

y tuvo que sufri� totalmente.

-Jes�s dec�a: �Padre, perd�nales porque no saben lo que hacen� (Lc. 23, 34).

y algunos fueron castigados con la destrucci�n de Jerusal�n.

-Que sean todos uno (Jn. 17, 20).

y esa unidad no se ha producido todav�a.

Por otra parte Cristo afirma en el Evangelio,

�Padre, te doy gracias por haberme escuchado� (Jn. 11, 41).

y S. Pablo dice,

...fue escuchado por su actitud reverente... (Hebr. 5, 7).

�C�mo se explica esto?

Porque Cristo quer�a lo que ped�a, pero condicionado a la voluntad de su Padre, por tanto todo voluntad de Cristo era conforme con la de Dios y as� su oraci�n fue escuchada.

11. La Encarnaci�n. Consecuencias (Sacerdote)

-Cristo como Hombre es Sumo Sacerdote

-Sacerdote y Hostia de su sacrificio

-Necesidad de ofrecer sacrificio a Dios

-El Sacerdocio de Cristo basta para expiar los pecados de los hombres

-Cristo como hombre es sumo y eterno Sacerdote.

a) -El antiguo Testamento:

Lo ha jurado Yahv�h y no ha de retractarse:

�T� eres por siempre sacerdote, seg�n el orden de Melquisedec� (Sal. 109, 4).

b) -El nuevo Testamento:

...considerad al ap�stol y sumo Sacerdote de nuestra fe, a Jes�s, que es fiel al que le instituy�... (Hebr. 3, 1).

Teniendo pues tal sumo Sacerdote que penetr� los cielos -Jes�s el Hijo de Dios- Mantengamos firmes la fe que profesamos (Hebr. 4,14).

Pues no tenemos un sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado (Hebr. 4, 14-15).

...y a�n siendo Hijo...se convirti� en causa de salvaci�n eterna para todos los que le obedecen, proclamado por Dios Sumo Sacerdote... (Hebr. 5, 9-10).

...Jes�s, hecho a semejanza de Melquisedec, Sumo Sacerdote para siempre (Hebr. 6, 20).

-Cristo como hombre fue sacerdote y hostia a la vez de su propio sacrificio.

Cristo os am� y se entreg� por nosotros como oblaci�n y v�ctima de suave aroma (Ef. 5, 2).

Aclaraciones:

En la antigua Ley se ofrec�an a Dios:

-reses mayores o menores, (Lev. 1, 2).

-inmolar� el novillo ante Yahv�h, (Lev. 1, 5).

-corderos o cabras, (Lev. 1, 10).

-t�rtolas o pichones, (Lev. 1, 14).

Modo.

-colocar�n le�a sobre el fuego, (Lev. 1, 7).

-lo quemar� todo en el altar, (Lev. 1, 9).

-las dispondr� encima de la le�a colocada sobre el fuego del altar (Lev. 1, 12).

El sacerdote lo ofrecer� todo y lo quemar� en el altar. Este holocausto ser� un manjar abrasado de calmante aroma Yahv�h.

En la nueva Ley Cristo ha instituido su propio sacrificio en la perfecci�n definitiva.

Mediante una sola oblaci�n ha llevado a la perfecci�n para siempre a los santificados (Hebr. 10, 14).

-El hombre tiene necesidad de ofrecer sacrificios a Dios.

Por tres motivos:

1� -Para conseguir la remisi�n de los pecados que le alejan de Dios, porque es propio del sacerdote,

ofrecer dones y sacrificios por los pecados (Hebr. 5, 1).

2� -Para conservarse en estado de gracia y en uni�n con Dios que nos trae la salvaci�n.

...ofrenda de sacrificio de comuni�n ante Yahv�h (Lev. 3, 6).

Aclaraci�n: El sacrificio de comuni�n muy extendido entre los semitas es un banquete sagrado, una de cuyas partes consumen los fieles mientras que la otra se da a la divinidad.

3� -Para que el esp�ritu del hombre se una perfectamente a Dios.

...el sacerdote lo quemar� todo en el altar (Lev. 1, 9).

cuyo humo sube hacia Yahv�h.

Estos 3 frutos nos vienen por Cristo porque:

1� -...fue entregado por nuestros pecados... (Rom. 4, 25).

2� -...se convirti� en causa de salvaci�n eterna para los que le obedecen... (Hebr. 5, 9).

3� - Tenemos plena seguridad de entrar en el santuario en virtud de la sangre de Jes�s (Hebr. 10, 19).

Por tanto, Cristo fue sacerdote y v�ctima perfecta.

-El sacerdocio de Cristo tiene virtud suficiente para expiar los pecados de todos los hombres.

�l soport� el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados (Is. 53, 5).

...Jes�s Se�or nuestro, quien fue entregado por nuestros pecados y fue resucitado para nuestra justificaci�n (Rom. 4, 25).

...Cristo, siendo nosotros todav�a pecadores, muri� por nosotros. �Con cu�nta m�s raz�n, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por �l salvos de la c�lera...Si cuando �ramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, �con cu�nta m�s raz�n, estando ya reconciliados, ser salvos por su vida! (Rom. 5, 8-10).

12. La Encarnaci�n. Consecuencias (Predestinaci�n)

-Cristo como hombre fue predestinado por Dios desde toda la eternidad

-Su predestinaci�n fue causa de la nuestra

-Cristo como hombre fue predestinado por Dios desde toda la eternidad.

Predestinaci�n es �cierta preordenaci�n eterna de aquellas cosas que se han de producir en el tiempo por la gracia de Dios.�

...constituido Hijo de Dios con poder... (Rom. 1, 4).

Aclaraci�n: este texto no tiene total fuerza probativa, sin embargo esta verdad es admitida por todos los te�logos sin excepci�n.

-La predestinaci�n de Cristo es causa ejemplar, meritoria, eficiente y final de la nuestra.

a) -Ejemplar: ya que la de Cristo es el modelo de la nuestra.

A los que de antemano conoci�, tambi�n los predestin� a reproducir la imagen de su Hijo... (Rom. 8, 29).

b) -Meritoria: porque Cristo nos mereci� todos los efectos de nuestra predestinaci�n con su pasi�n y con su muerte.

...nos ha elegido en �l antes de la creaci�n del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia...por medio de Jesucristo... (Ef. 1, 4-5).

c) -Eficiente: porque nos justifica, nos lava, nos salva.

Pero hab�is sido lavados, hab�is sido santificados, hab�is sido justificados en el nombre del Se�or Jesucristo (1 Cor. 6, 11).

d) -Final porque nuestra predestinaci�n redunda en gloria y alabanza del mismo Cristo.

...eligi�ndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medios de Jesucristo, seg�n el benepl�cito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia (Ef. 1, 5-6).

13. La Encarnaci�n. Consecuencias (La Adoraci�n)

-A Cristo como Dios y como hombre se le ha de tributar una sola adoraci�n

-A Cristo como Dios y a Cristo como hombre se le ha de tributar una sola y �nica adoraci�n.

Entonces los que estaban en la barca se postraron ante �l diciendo: �Verdaderamente eres el Hijo de Dios� (Mt. 14, 33).

Para que todos honren al Hijo como honran al Padre (Jn. 5, 23).

�l entonces dijo: �Creo, Se�or,� Y se postr� ante �l (Jn. 9, 38).

Tom�s le contest�: �Se�or m�o y Dios m�o� (Jn. 20, 28).

Para que el nombre de Jes�s toda rodilla se doble, en la tierra en los cielos y en los abismos (Fil. 2, 10).

14. El Verbo encarnado. Su perfecci�n (del cuerpo)

-Su fisonom�a fue perfect�sima

-Su cuerpo dotado de toda belleza y armon�a

-Asumi� la naturaleza humana no con todos los defectos, sino con los que conven�an al fin de la encarnaci�n

-Estos defectos no los contrajo sino que los asumi�

-La fisonom�a corporal de Jesucristo fue perfect�sima.

Apenas inferior a un Dios le hiciste, coron�ndole de gloria y de esplendor;... (Sal. 8, 6).

Eres hermoso, el m�s hermoso de los hijos de Ad�n, (Sal. 45, 3).

...pues fue el Autor mismo de la belleza quien los cre� (Sab. 13, 3).

...pues de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analog�a, a contemplar a su Autor (Sab. 13, 5).

Aclaraci�n. �Podr�a el autor de la belleza tomar un cuerpo deforme?

El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo. Como el hombre terreno, as� son los hombres terrenos; como el celeste as� ser�n los celestes (1 Cor. 15, 47-49).

Aclaraci�n. Jesucristo, como hombre que viene del cielo, estuvo dotado de la plenitud de la hermosura y de la perfecci�n humanas.

...para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que est� en la faz de Cristo (2 Cor. 4, 6).

Porque en �l reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente,... (Col. 2, 9).

-El cuerpo de Cristo estuvo dotado de la m�s acabada perfecci�n, belleza y armon�a.

a) -Por haber sido formado por otra milagrosa del Esp�ritu Santo.

�El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra, por eso el que ha de hacer, ser� santo y ser� llamado Hijo de Dios� (Lc. 1, 35).

Las obras hechas por un milagro, son m�s perfectas que las dem�s como se ve en:

Las bodas de Cana:

�Cuando el maestrasala prob� el agua convertida en vino...llama al novio y le dice: Todo el mundo sirve primero el vino bueno y cuando ya est�n bebidos, el inferior. Pero tu has guardado el vino bueno hasta ahora (Jn. 2, 9-10).

Por consiguiente, la humanidad de Cristo, formada por un milagro del Esp�ritu Santo fue m�s perfecta que las dem�s de todos los hombres.

b) -Porque si los dem�s poseen la gracia por participaci�n, Cristo la posee por s� mismo y en toda su plenitud, y esto influy� grandemente en su perfecci�n humana y corporal.

Pues Dios tuvo a bien hacer residir en �l toda la Plenitud (Col. 1, 19).

Porque en �l reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente (Col. 2, 9).

c) -Porque era imagen perfecta del Padre que tuvo y manifest� su influjo en toda su persona.

...el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su esencia,... (Hebr. 1, 3).

d) -Porque toda su persona es un reflejo perfecto de Dios.

Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad (Sab. 1, 26).

e) -Porque la gloria que recibe del Padre, la perciben los hombres al quedar reflejada en Cristo.

Y el Verbo se hizo carne y puso su morada entre nosotros y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo �nico... (Jn. 1, 14).

f) -Porque exist�a una armon�a perfecta entre lo que dec�a y sent�a, al ser toda su persona constituida como sede de la verdad.

...lleno de gracia y de verdad (Jn. 1, 14).

Estoy contribuida enormemente a reflejar en el semblante la dulzura, la simpat�a, la afabilidad, la afectuosidad que habitualmente brotaban de la serenidad y de la serenidad de su alma.

g) -Porque, si jam�s cometi� pecado,

�l que no cometi� pecado... (1 Pe. 2, 22).

sin duda, conserv� siempre una perfecta armon�a entre su alma y su cuerpo que se suele manifestar en su semblante y �l la bondad de trato con los dem�s.

h) -Porque Cristo era aquel,

�...en cuya boca no se hall� enga�o...� (1 Pe. 2, 22).

por tanto su rostro y su mirada exteriorizaban la sinceridad con que hablaba.

i) -En el cantar de los cantares se dice esta expresi�n que se aplican a Cristo,

�Qu� hermoso eres, amado m�o, qu� delicioso! (Cant. 1, 16).

j) -En el libro de los Salmos hay una expresi�n que muchos Santos Padres y Doctores se han complacido en interpretar como una alusi�n clara a la belleza de Cristo.

Eres hermoso, el m�s hermoso de los hijos de Ad�n, la gracia est� derramada en tus labios (Sal. 45, 3).

Aclaraci�n. Estuvo dotado en grado sumo de aquella belleza corporal que correspond�a a todo el conjunto de dotes sobrenaturales y humanos de manera que su rostro irradiaba algo divino. Por lo cual se atra�a a las muchedumbres que acud�an a �l buscando algo sobrenatural, sobrehumano y divino.

-El Verbo divino asumi� la naturaleza humana, no con todos los defectos de los hombres, sino con aquellos que conven�an al fin de la encarnaci�n.

Hay dos clases de defectos:

-Unos que suponen en el que los posee un desorden moral, fruto de una voluntad culpable.

-La inclinaci�n al mal,

-La difilcultad para el bien,

-La ignorancia,

que son defectos que se oponen a la perfecci�n de la gracia y de la ciencia.

Estos, jam�s los tuvo Cristo.

-Otros no suponen ninguna deformidad moral y eran convenientes al fin de la encarnaci�n. Estos son: El hambre, la sed, el cansancio, el dolor y la muerte.

Todos �stos s� los asumi� el Verbo encarnado:

-Despu�s de las tentaciones.

No comi� nada en aquellos d�as y, al cabo de ellos, sinti� hambre (Lc. 4, 2).

-En la Cruz, dijo:

Tengo sed (Jn. 19, 28).

-Junto al pozo de Jacob.

Jes�s, como ven�a fatigado del camino, se sent� junto al pozo (Jn. 4, 6).

-Durante la pasi�n especialmente.

Y comenz� a ense�arles que el Hijo del Hombre deb�a sufrir mucho... (Mc. 8, 31).

-Al final de la Pasi�n,

-Pero Jes�s, lanzando un fuerte grito, expir� (Mc. 15, 37).

Es evidente que todos estos defectos, s� los tuvo Cristo, porque conven�an al fin de la encarnaci�n.

�Por qu�?

a) -Porque vino al mundo para satisfacer por nuestros pecados y asumir las penalidades de nuestra carne, como as� lo hizo.

�Y con todo eran nuestras dolencias las que �l llevaba y nuestros dolores los que soportaba! (Is. 53, 4).

b)- Porque si Cristo hubiese asumido una naturaleza humana sin estas lacras, se hubiese podido creer que no era verdadero hombre. Por esto dijo S. Pablo:

Sino que se despoj� de s� mismo tomando condici�n de siervo, haci�ndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre (Fil. 2, 7).

c) -Para darnos ejemplo de paciencia ante estos 5 sufrimientos de su cuerpo que �l valientemente soport�.

Fijaos en aquel que soport� tal contradicci�n de parte de los pecadores, para que no desfallezc�is faltos de �nimo (Hebr. 12, 3).

-El Verbo divino, no contrajo estos defectos, sino que los asumi�.

Asumir, significa tomar una cosa, sin obligaci�n ninguna de tomarla.

Contraer, quiere decir tomar una cosa con relaci�n de efecto a causa.

Es decir, estos defectos son contra�dos por aquellos que incurren en ellos a causa del pecado.

En otras palabras: El contraer estos defectos (efecto) presupone haber puesto la causa (pecado).

�Como por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado la muerte...� (Rom. 5, 12).

Aclaraci�n. El hambre, la sed, el cansancio, el dolor y la muerte, como deficiencias del cuerpo Cristo, las asumi� voluntariamente, en orden a los fines de las encarnaci�n, ya que dada su perfecci�n, no le eran propios en modo alguno.

No los contrajo, ya que �l no ten�a con el pecado la misma relaci�n que tiene el efecto con la causa.

15. El Verbo encarnado. Su perfecci�n (del alma)

-Posey� la visi�n beat�fica

-No tuvo el �fomes peccati�

-Jam�s cometi� pecado

-Carece del pecado por su identificaci�n con el Padre, por la visi�n beat�fica, por la plenitud de gracia, por la sumisi�n a la voluntad divina

-No se dio ignorancia privativa

-Tuvo las pasiones humanas que no contienen imperfecci�n. Las de apetito concupiscible y las del irascible

-Tuvo adem�s otras cuatro: Dolor, angustia, admiraci�n e ira

-Cristo gozo completamente de la visi�n beat�fica desde el primer momento de su concepci�n.

Ciencia beat�fica es la que procede de la visi�n beat�fica y es la que corresponde a los �ngeles y bienaventurados que contemplan en el cielo la esencia de Dios.

El que viene de cielo est� por encima de todos; da testimonio de lo que ha visto y o�do (Jn. 3, 31-32).

Yo hablo lo que he visto donde mi Padre (Jn. 8, 38).

Aclaraci�n: La �Plenitud de gracia� que llenaba el alma de Cristo, supone la Visi�n beat�fica.

...como Hijo �nico lleno de gracia y de verdad (Jn. 1, 14).

-En Cristo no existi� jam�s el �Fomes peccati� es decir la tendencia al pecado procedente de la culpa original.

a) -Di�logo de Mar�a con el �ngel:

�C�mo ser� esto puesto que no conozco var�n?

El �ngel le respondi�:

El Esp�ritu Santo vendr� sobre tu y el poder del alt�simo te cubrir� con su sombra (Lc. 1, 34-35).

b) -Palabras del �ngel a Jos�:

Jos�, hijo de David, no temas tomar contigo a Mar�a tu esposa, porque lo concebido en ella viene del Esp�ritu Santo (Mt. 1, 20).

c) -Discurso de Pedro al pueblo.

Vosotros renegasteis del Santo y del Justo... (Act. 3, 14).

Aclaraci�n. Cristo era Santo y Justo. Los milagros del Esp�ritu Santo no pueden estar contaminados con la malicia del pecado ni con la inclinaci�n al mismo. Por tanto, ni la inclinaci�n al pecado, ni el mismo pecado no existieron jam�s en Cristo.

A quien no conoci� pecado, le hizo pecado por nosotros... (2 Cor. 5, 21).

Aclaraci�n. Si Cristo no conoci� el pecado es evidente que jam�s lo tuvo, es decir, jam�s lo cometi�.

Eso si, Dios le hizo v�ctima del pecado de los pecados de los hombres.

...y Yahv�h descarg� sobre �l la culpa de todos nosotros (Is. 53, 6).

...habiendo Dios enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado y en orden al pecado, conden� el pecado en la carne, a fin de que la justicia en la ley se cumpliera en nosotros... (Rom. 8, 3).

Aclaraci�n. Para ser nosotros justificados, hab�amos de expiar nuestros pecados en una naturaleza humana de carne como la nuestra, y esto lo asumi� �l voluntariamente como prueba de amor.

-En Cristo no hubo jam�s el m�s m�nimo pecado.

...por m�s que no hizo atropello ni hubo enga�o en su boca (Is. 53, 9).

El vaticinio de las 70 semanas de Daniel:

...para poner fin a la rebeld�a,

para grabar el sello a los pecados,

para expiar la iniquidad,

para instaurar justicia eterna,

para sellar visi�n y profec�a,

para ungir el santo de los santos (Dan. 9, 24).

es una alusi�n a la santidad de Cristo.

As� es el sumo sacerdote que nos conven�a: santo, inocente, incontaminado... (Hebr. 7, 26).

El que no cometi� pecado y en cuya boca no se hall� enga�o (1 Pe. 2, 22).

...y en �l no hay pecado (1 Jn. 3, 5).

-Jesucristo carece intr�nseca y absolutamente de todo pecado y de la inclinaci�n al mismo por cuatro motivos: a) - Por la identificaci�n de su naturaleza divina con la del Padre, b) - Por la posesi�n de la visi�n beat�fica, c) - Por la plenitud de la gracia inamisible, y d) - Por la sujeci�n a la voluntad divina.

a) -Por su identificaci�n con el Padre.

El Padre y yo somos sola cosa (Jn. 10, 30).

b) -Por la visi�n beat�fica.

El que viene del cielo, est� por encima de todos, da testimonio de lo que ha visto y o�do (Jn. 3, 31-32).

c) -Por la plenitud de gracia.

Jes�s, lleno del Esp�ritu Santo, se volvi� al Jord�n... (Lc. 1, 4).

Pues Dios tuvo a bien hacer residir en �l toda la plenitud (Col. 1, 19).

d) -Por la sujeci�n a la voluntad divina:

Y el que me ha enviado est� conmigo: no me ha dejado s�lo, porque yo hago siempre lo que le agrada a �l (Jn. 8, 29).

-En Jesucristo no se dio absolutamente ninguna ignorancia privativa.

Aclaraci�n.

La ignorancia puede ser:

-Negativa, la carencia de conocimientos de cosas en alguien que no tiene obligaci�n de saberlas. (la ignorancia de la medicina en los no m�dicos).

-Privativa, la carencia de conocimientos de cosas en alguien que tiene obligaci�n de saberlas. (La ignorancia de la medicina en los m�dicos).

En Cristo se dio ignorancia negativa solamente respecto a su ciencia humana, adquirida por la propia experiencia. Jam�s se dio respecto a las dem�s ciencias.

Jes�s progresaba en sabidur�a, en estatura y en gracia, ante Dios y ante los hombres (Lc. 2 52).

...en el cual est�n ocultos todos los tesoros de la sabidur�a y de la ciencia (Col. 2, 3).

As� dice Yahv�h a su ungido:

Te dar� los tesoros ocultos y las riquezas escondidas para que sepas que yo soy Yahv�h, el Dios de Israel que te llamo por tu nombre (Is. 45, 3).

Aclaraci�n. No suponen carencia de ciencia, las siguientes palabras de Cristo:

Mas de aquel d�a y hora nadie sabe nada, ni de los �ngeles del cielo, ni el Hijo, sino el Padre (Mt. 24, 36).

Es decir, Cristo, como Dios y como hombre, s� los sab�a, pero no formaba parte del mensaje evang�lico que deb�a de comunicar a los hombres. Adem�s, Dios no quiso manifestar a los hombres aquel d�a, para que ignor�ndolo nosotros, estuvi�semos siempre preparados.

-Cristo estuvo dotado de todas las pasiones humanas que en s� mismas no contiene ninguna imperfecci�n moral. Todas estaban total y perfectamente orientadas al bien y absolutamente controladas por la raz�n.

Pasiones son movimientos del apetito sensitivo nacido del bien o del mal sensible, acompa�ados de cierta conmoci�n refleja del organismo.

Divisi�n:

-Las del apetito concupiscible tienen por objeto el bien deleitable f�cil de conseguir;

-Las del apetito irascible tienen por objeto el bien arduo dif�cil de conseguir.

a) -Las pasiones del apetito concupiscible son: amor, odio, deseo, fuga, gozo, tristeza.

-Amor.

Cristo al Joven Rico:

Jes�s, fijando en �l su mirada, le am� y le dijo:... (Mc. 10, 21).

-Cristo en la resurrecci�n de L�zaro:

Jes�s se ech� a llorar. Los jud�os entonces dec�an:

Mirad como le quer�a (Jn. 11, 36).

-En el lavatorio de los pies:

...habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los am� hasta el extremo (Jn. 13, 1).

-Odio.

No el que procede de un apetito desordenado de aborrecimiento, que jam�s lo tuvo Cristo, sino el que nace de la necesidad de rechazar una actitud intr�nsecamente desordenada o inmoral.

-Jes�s a Satan�s en las tentaciones:

Ap�rtate, Satan�s, porque est� escrito: Al Se�or tu Dios adorar�s, s�lo a �l dar�s culto (Mt. 4, 10).

-Deseo.

Jes�s durante la cena:

�Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer� (Lc. 22, 15).

-Fuga.

Despu�s de la multiplicaci�n de los panes:

D�ndose cuenta Jes�s de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle Rey, huy� de nuevo al monte �l s�lo (Jn. 6, 15).

-Gozo.

En aquel momento, se llen� de gozo Jes�s en el Esp�ritu Santo y dijo: Yo te bendigo, Padre, Se�or del cielo y de la tierra... (Lc. 10, 21).

-Tristeza.

En la oraci�n del huerto:

Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenz� a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice. �Mi alma est� triste hasta el punto de morir� (Mt. 26, 37).

b) -Las pasiones del apetito irascible son:

Esperanza, desesperaci�n, audacia y temor.

-Esperanza.

Cristo, como hombre, pod�a confiar en conseguir un bien futuro o evitar un mal, tambi�n futuro.

En la oraci�n del huerto:

�Padre m�o, si es posible, que pase de m� este c�liz, pero no se haga como yo quiero, sino como quieras t� (Mt. 26, 39).

-Desesperaci�n.

Jam�s la tuvo Cristo, pues envuelve la imperfecci�n moral de desconfiar en Dios.

No consta en la Sagrada Escritura ninguna actitud de desesperaci�n de Cristo.

-Audacia.

Al enterarse que Herodes quer�a matarle.

Y �l les dijo: �Id y decid a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y ma�ana... (Lc. 13, 32).

-Temor.

En el Huerto:

Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan y comenz� a sentir pavor y angustia (Mc. 14, 33).

Aclaraci�n: Pavor significa temor ante los sucesos dolorosos que se avecinan.

-Jesucristo padeci� en sumo grado estas otras cuatro pasiones: Dolor sensible, angustia, admiraci�n e ira.

a) -Dolor f�sico sensible.

�Y con todo eran nuestras dolencias las que �l llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado (Is. 53, 4).

Claramente profetiza los dolores f�sicos de la flagelaci�n.

...y trenzado una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza... (Mt. 27, 29).

Deducidos con toda evidencia los dolores f�sicos que produjeron las espinas en su cabeza. Y as� otros muchos.

b) -Angustia.

En el huerto:

Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan y comenz� a sentir pavor y angustia (Mc. 14, 33).

c) -Admiraci�n:

-En el di�logo con el Centuri�n:

Al o�r esto Jes�s, qued� admirado y dijo a los que le segu�an... (Mt. 8, 10).

-En su visita a Nazaret:

Y se maravill� de su falta de fe (Mc. 6, 6).

Aclaraci�n. Admiraci�n es la sorpresa ante lo inesperado, y parece incompatible con la ciencia divina de Cristo, por la cual el futuro lo sabe como presente.

Por tanto, parece que Cristo no experiment� el sentimiento de admiraci�n. Sin embargo, si lo experiment� para su ciencia experimental, puesto que todos los d�as pod�a ocurrirle algo nuevo, como de suyo le ocurr�a con relativa frecuencia.

f) -Ira:

Contra los vendedores en el Templo:

Haciendo un l�tigo con cuerdas, ech� a todos fuera del templo con las ovejas y los bueyes, desparram� el dinero de los cambistas y les volc� las mesas, y dijo a los que vend�an las palomas: �Quitad esto de aqu�, no hag�is de la casa de mi Padre una casa de mercado� (Jn. 2, 15).

Aclaraci�n: Parece que en Cristo no debi� de producirse un sentimiento de ira, puesto que es un pecado capital y totalmente opuesto a la mansedumbre.

Hay dos clases de ira:

a) -La que procede de un apetito desordenado de venganza y �sta jam�s la tuvo Cristo.

b) -La que procede de la necesidad de imponer un justo castigo al culpable, para restablecer el orden conculcado, y �sta procede del celo por el bien, es buena, y por tanto la que experiment� Jesucristo.

16. El Verbo encarnado. La comunicaci�n de idiomas

-Existencia

-En concreto, no en abstracto

-Se atribuye a prerrogativas no propias de la naturaleza humana, sino divina

-Se atribuye poderes iguales a los del Padre

-En Jesucristo existi� la comunicaci�n de Idiomas.

a) -A Cristo-Dios se atribuyen cosas humanas.

Y al Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros,... (Jn. 1, 14).

...mientras que hicisteis morir al Jefe que lleva a la Vida (Act. 3, 15).

b) -A Cristo-Hombre se atribuyen cosas divinas.

Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus �ngeles, y entonces pagar� a cada uno seg�n su conducta (Mt. 16, 27).

-En Jesucristo existi� la comunicaci�n de Idiomas, en concreto, no en abstracto.

Comunicaci�n de idiomas es la predicaci�n mutua de las propiedades de la naturaleza humana y divina en Jesucristo.

En concreto, cuando la predicaci�n mutua se hace en la persona de Cristo.

Ej. Este hombre es inmenso.

En abstracto, cuando la predicaci�n mutua se hace de la naturaleza divina y humana abstra�da del supuesto.

Ej. La deidad muri�.

El �ngel le respondi�: �...por eso el que ha de nacer ser� santo y ser� llamado Hijo de Dios...� (Lc. 1, 35).

...hicisteis morir al Jefe que lleva a la Vida (Act. 3, 15).

-Jesucristo se atribuye prerrogativas que no son propias de una naturaleza humana, sino divina.

a) -Eternidad.

Jes�s les respondi�: �En verdad, en verdad os digo: antes que naciese Abraham, YO SOY� (Jn. 8, 58).

Ahora, Padre, glorif�came t�, junto a ti, con la gloria que ten�a a tu lado antes que el mundo fuese (Jn. 17, 5).

b) -Conocimiento exacto del Padre.

...nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo,... (Mt. 11, 27).

...nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre; y quien es el Padre sino el Hijo,... (Lc. 10, 22).

c) -Inmanencia rec�proca del Padre y del Hijo.

Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre est� en m� (Jn. 14, 11).

Aquel d�a comprender�is que yo estoy en mi Padre... (Jn. 14,20).

d) -Posesi�n de todo lo que pertenece al Padre.

Todo lo que tiene el Padre es m�o (Jn. 16, 15).

todo lo m�o es tuyo y lo tuyo m�o; (Jn. 17, 10).

e) -Identidad sustancial, no personal, con el Padre.

�...si me conocierais a m�, conocer�ais tambi�n a mi Padre� (Jn. 8, 19).

El Padre y yo somos una sola cosa (Jn. 10, 30).

...y el que me ve a m�, ve a aquel que me ha enviado (Jn. 12, 45).

Si me conoc�is a m�, conocer�is tambi�n a mi Padre (Jn. 14, 7).

f) -Derecho a la adoraci�n.

...para que todos honren al Hijo como honran al Padre (Jn. 5, 23).

g) -Poder de enviar al Esp�ritu Santo.

Pero el Par�clito, el Esp�ritu Santo, que el Padre enviar� en mi nombre, os lo ense�ar� todo... (Jn. 14, 26).

Cuando venga el Par�clito, el Esp�ritu de la verdad, que procede del Padre, y que yo os enviar� de junto al Padre,... (Jn. 15, 26).

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendr� a vosotros el Par�clito; pero si me voy, os lo enviar�;... (Jn. 16, 7).

-Jesucristo se atribuye a s� mismo poderes iguales a los del eterno Padre.

Jes�s, pues, tomando la palabra, les dec�a: �...que hace �l, eso tambi�n lo hace igualmente el Hijo (Jn. 5, 19).

17. El Verbo encarnado. Fines inmediatos de su venida

-Profetizados en el A. T.

-Tiene poder para realizar las cosas que se ordenan al fin de la encarnaci�n

-Para salvar a los pecadores

-Para predicar el Evangelio

-Para redimir a los hombres y comunicarles su vida

-No a juzgar sino a salvar al mundo

-No a abolir la Ley de Mois�s

-No a abolir la Ley Antigua sino a perfeccionarle

-Otros fines: Servir, ofrecerse al Padre llamar a los pecadores, salvar lo perdido, traer fuego a la tierra, la divisi�n y dar testimonio de la verdad

-Los fines de la venida de Jesucristo al mundo fueron profetizados en el Antiguo Testamento.

Yo Yahv�h, te he llamado en justicia, te as� de la mano, te form�.

-y te he destinado a ser alianza del pueblo

-y luz de las gentes,

-para abrir los ojos a los ciegos,

-para sacar del calabozo al preso,

-de la c�rcel a los que viven en tinieblas (Is. 42, 6-7).

As� dice Yahv�h: En tiempo favorable te escuchar�, y en d�a nefasto te asistir�. (Yo te form�, y te he destinado a ser alianza del pueblo),

-para levantar la tierra,

-para repartir las heredades desoladas,

-para decir a los presos: �Salid�,

-y a los que est�n en tinieblas: �Mostraos� (Is. 49, 8-9).

-Jesucristo tiene poder para realizar todas aquellas cosas que se ordenan a conseguir el fin de la encarnaci�n.

En �l tenemos por medio de su sangre la redenci�n, el perd�n de los delitos, seg�n la riqueza de su gracia que ha prodigado sobre nosotros en todas sabidur�a e inteligencia, d�ndonos a conocer el Misterio de su voluntad seg�n el ben�volo designio que en �l se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que est� en los cielos y lo que est� en la tierra (Ef. 1, 7-10).

-El fin primordial para el cual Jesucristo vino al mundo fue para salvar a los pecadores redimi�ndoles de sus pecados.

Porque Dios no ha enviado a su Hijo a mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por �l (Jn. 3, 17).

...porque no he venido para condenar al mundo sino para salvar al mundo (Jn. 12, 47).

Cristo Jes�s vino al mundo a salvar a los pecadores; y el primero de ellos soy yo (1 Tim. 1, 15).

-El Verbo de Dios se encarn� para predicar el Evangelio a los hombres y sanarlos de toda dolencia.

Recorr�a Jes�s toda Galilea, ense�ando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo (Mt. 4, 23).

Y recorri� toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios (Mc. 1, 39).

Jes�s volvi� a Galilea por la fuerza del Esp�ritu y su fama se extendi� por toda la regi�n. E iba ense�ando en sus sinagogas, alabado por todos (Lc. 4,15).

Pero �l les dijo: �Tambi�n a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.� E iba predicando por las sinagogas de Judea (Lc. 4, 43-44).

Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; hab�a una gran multitud de disc�pulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusal�n, y de la regi�n costera de Tiro y Sid�n, que hab�an venido para o�rle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por esp�ritus inmundos, quedaban curados (Lc. 6, 17-18).

Respondi� Jes�s: �Si, como dices, soy Rey. Para he nacido yo y para esto he venido al mundo para dar testimonio de la verdad (Jn. 18, 37).

-El Verbo de Dios se encarn� para redimir a los hombres de sus pecados y para comunicar a los hombres su propia vida.

Dar� a luz un hijo a quien pondr�s por nombre Jes�s, porque �l salvar� a su pueblo de sus pecados (Mt. 1, 21).

Tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mc. 10, 45).

No he venido a llamar a conversi�n a justos, sino a pecadores (Lc. 5, 32).

He aqu� el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn. 1, 29).

Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Jn. 10, 10).

Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en m� no siga e tinieblas (Jo, 12, 46).

...y la sangre de su Hijo nos purifica de todo pecado (1 Jn. 1, 7).

�l es v�ctima de propiciaci�n por nuestros pecados, no s�lo por los nuestros, sino tambi�n por los del mundo entero (1 Jn. 2, 2).

As� pues, como el delito de uno s�lo atrajo sobre todos los hombres la condenaci�n, as� tambi�n la obra de la justicia de uno s�lo procura toda la justificaci�n que da la vida (Rom. 5, 18).

Aclaraci�n. Estos no quieren decir que de hecho queden redimidos los pecados de todos los hombres, porque hay algunos que no quieren aprovecharse de los m�ritos de la redenci�n de Cristo ni de su eficacia.

Y la condenaci�n est� en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron m�s las tinieblas de la luz, porque sus obras eran malas (Jn. 3, 19).

Es decir, que voluntaria y libremente rechazan los medios de salvaci�n, es decir, el perd�n de sus pecados, la gracia de Dios, los sacramentos, y la luz del Evangelio. Por tanto, Dios no es culpable de la condenaci�n de �stos.

-Jesucristo no ha venido al mundo a juzgarlo sino a salvarlo.

...porque no he venido para condenar al mundo, sino para salvar al mundo (Jn. 12, 47).

-Jesucristo no ha venido a abolir la Ley de Mois�s, sino a cumplirla y, por eso, reprueba su falta de cumplimiento a los escribas y fariseos.

a) -No ha venido a abolir la Ley.

No pens�is que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento (Mt. 5, 17).

b) -Ha venido a cumplirla.

No pens�is que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento (Mt. 5,17).

c) -Reprueba su incumplimiento.

�Ay de vosotros, escribas y fariseos hip�critas, que pag�is el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuid�is lo m�s importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que hab�a que practicar,... (Mt. 23, 23).

-Jesucristo no vino a abolir la Ley Antigua sino a perfeccionarla.

Ley antigua ... Ley nueva.

a) -No matar�s (Ex. 20, 13.)

Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, ser� reo ante el tribunal (Mt. 5, 22).

b) -No perjurar�s, sino que cumplir�s al Se�or tu juramentos (Ex. 20, 7.)

Pues yo os digo que no jur�is en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es escabel de sus pies; ni por Jerusal�n, porque es la ciudad del gran Rey (Mt. 5, 33-35).

c) -Se dijo: Ojo por ojo y diente por diente (Ex. 21, 24).

Pues yo os digo...al que te abofetee en la mejilla derecha pres�ntale tambi�n la otra;... (Mt. 5, 39).

d) -El que repudie a su mujer, que le d� acta de divorcio (Dt. 24, 1.)

Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicaci�n, la expone a cometer adulterio; y el que se case con una repudiada, comete adulterio (Mt. 5, 32).

e) -Amar�s a tu pr�jimo y odiar�s a tu enemigo (Lv. 19, 18).

Pues yo os digo: amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen (Mt. 5, 44).

-Otros fines de la venida de Jesucristo al mundo son: Servir a los hombres, ofrecer su vida al Padre como rescate, llamar a los pecadores, salvar lo que estaba perdido, traer un fuego purificador, producir la divisi�n originada entre creyentes y no creyentes y dar testimonio de la verdad.

a) -Servir a los hombres.

...el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir... (Mt. 20, 28).

...que tampoco el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir... (Mc. 10, 45).

b) -Ofrecer su vida al Padre como rescate.

...de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mt. 20, 28).

...que tampoco el Hijo del Hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mc. 10, 45).

c) -Llamar a los pecadores.

Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores (Mt. 9, 13).

Al o�r esto Jes�s les dice: �No necesitan m�dico los sanos, sino los que est�n mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores� (Mc. 2, 17).

d) -Salvar lo que estaba perdido.

...pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc. 19, 10).

e) -Traer fuego del cielo a la tierra.

He venido a traer fuego sobre la tierra y �cu�ndo desear�a que ya estuviera encendido! (Lc. 12, 49).

Aclaraci�n. Indica el fuego purificador y renovador del Esp�ritu Santo con los efectos de su acci�n que son: la caridad, el fervor, el celo de las almas, la santidad de vida, la predicaci�n evang�lica...

f) -La divisi�n originada entre creyentes y no creyentes.

No pens�is que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. S�, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y sus propios familiares ser�n los enemigos de cada cual (Mt. 10, 34-36).

�Pens�is que he venido para dar paz a la tierra?

No, os lo aseguro, sino divisi�n (Lc. 12, 51).

g) -Dar testimonio de la verdad.

Respondi� Jes�s: �S�, como dices, soy Rey. Para esto he nacido yo y para esto he venido al mundo para dar testimonio de la verdad� (Jn. 18, 37).

18. El Verbo encarnado. Fines mediatos de su venida

-La exaltaci�n y la gloria de Jesucristo

-La gloria de Dios

-La Encarnaci�n del Verbo, adem�s del fin inmediato de la redenci�n de los hombres, tiene tambi�n como fin mediato la exaltaci�n y la gloria de Jesucristo.

Fin inmediato. Es aquel para el cual se ordena una cosa directamente, sin mediaciones ningunas.

Fin mediato. Es aquel para el cual se ordena una cosa, pero por mediaci�n de otra.

A �l se le dio el imperio, honor y reino y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasar� y su reino no ser� destruido jam�s (Dan. 7, 14).

Porque Cristo muri� y volvi� a la vida para eso, para ser Se�or de muertos y vivos (Rom. 14, 9).

As� que, no se glor�e nadie en los hombres, pues todo es vuestro, ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro; y vosotros de Cristo y Cristo de Dios (1 Cor. 3, 21-23).

...se despoj� de s� mismo, tomando condici�n de siervo, haci�ndose semejante a los hombre y apareciendo en su parte como hombre; y se humill� a s� mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz. Por lo cual Dios lo exalt� y le otorg� el Nombre, que est� sobre todo nombre. Para que al nombre de Jes�s, toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jes�s es Se�or para gloria de Dios Padre (Fil. 2, 7-11).

�l es imagen de Dios invisible, Primog�nito de toda la creaci�n, porque en �l fueron creadas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades, todo fue creado por �l y para �l (Col. 1, 15-16).

Aclaraci�n. El Verbo, antes de la encarnaci�n, ya ten�a la supremac�a de todo lo creado, pero por la encarnaci�n y redenci�n tuvo adem�s dicha supremac�a por un nuevo t�tulo: el de Salvador.

-La Encarnaci�n del Verbo, adem�s de la Redenci�n de los hombres y la exaltaci�n de Jesucristo, tiene como fin �ltimo la gloria de Dios.

Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar (Jn. 17, 4).

As� que, no se glor�e nadie en los hombres, pues todo es vuestro, ya se Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro, y vosotros de Cristo y Cristo de Dios (1 Cor. 3, 21-23).

...se despoj� a s� mismo, tomando condici�n de siervo, haci�ndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humill� a s� mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz. Por lo cual Dios le exalt� y le otorg� el Nombre, que est� sobre todo nombre. Para que al nombre de Jes�s, toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jes�s es Se�or para gloria de Dios Padre (Fil. 2, 7-11).

Aclaraci�n. El fin �ltimo y absoluto de la encarnaci�n del Verbo, es la gloria de Dios, igual que todas las operaciones �ad extra� de Dios.

-La Encarnaci�n del Verbo fue ordenada primordialmente a la gloria de Dios.

Cristo lo dio a entender:

Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar (Jn. 17, 4).

19. El Verbo encarnado. Destinado por Dios

-Para ser alianza de su pueblo

-Ense�ar y redimir a los hombres y glorificar a Dios

-Para que los hombres tengan vida

-Para rescatar a los que estaban bajo la Ley

-Conferir a los hombres la adopci�n de Hijos

-Redimir a los hombres

-Salvar al mundo

-Manifestar su nombre a los hombres

-Reconciliar consigo a los pecadores

-Jesucristo fue destinado por Dios a ser alianza del pueblo.

Yo, Yahv�h, te he llamado en justicia, te as� de la mano, te form�, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes (Is. 42, 6).

As� dice Yahv�h: En tiempo favorable te escuchar�, y en d�a nefasto te asistir�. (Yo te form� y te he destinado a ser alianza del pueblo),... (Is. 49, 8).

-Los fines por los cuales Dios envi� al mundo a su Hijo fueron tres: La ense�anza de la humanidad, la Redenci�n de los hombres y la glorificaci�n de la divina bondad.

a) -La ense�anza de la humanidad.

�l iba ense�ando en sus sinagogas, alabado por todos (Lc. 4,15).

Jes�s les habl� otra vez diciendo: �Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminar� en la obscuridad, sino que tendr� la luz de la vida� (Jn. 8, 12).

Respondi� Jes�s: �...Tengo que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de d�a; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo� (Jn. 9, 5).

Jes�s les dijo: �...Mientras ten�is la luz, creed en la luz, para que se�is hijos de la luz� (Jn. 12, 35).

b) -La redenci�n de los hombres.

Porque tanto am� Dios al mundo que le dio a su Hijo �nico, para que todo el que crea en �l no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por �l (Jn. 3, 16-17).

c) -La glorificaci�n de la divina Bondad.

As� habl� Jes�s, y alzando los ojos al cielo, dijo: �Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti...� (Jn. 17, 1).

�...Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar� (Jn. 17, 4).

-Dios envi� al mundo a su Hijo para que tengamos vida por medio de �l.

Porque tanto am� Dios al mundo que le dio a su Hijo �nico, para que todo el que crea en �l no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn. 3, 16).

En esto se manifest� el amor que Dios nos tiene; en que nos envi� al mundo a su Hijo �nico para que vivamos por medio de �l (1 Jn. 4, 9).

-Dios envi� a su Hijo al mundo para recatar a los que estaban bajo la Ley.

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley, y para que recibi�ramos la filiaci�n adoptiva (G�l. 4, 5).

-Dios envi� a su Hijo al mundo para conferir a los hombres la adopci�n de Hijos.

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibi�ramos la filiaci�n adoptiva (G�l. 4, 4-5).

Aclaraci�n. La filiaci�n adoptiva, m�s que t�tulo jur�dico a la herencia, es una realidad ontol�gica.

La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestro corazones el Esp�ritu de su Hijo que clama �Abb�, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, tambi�n heredero por voluntad de Dios (G�l. 4, 6-7).

-Dios envi� a Jesucristo al mundo para que redimiese a los hombres de sus pecado.

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibi�ramos la filiaci�n adoptiva (G�l. 4, 4-5).

-El fin para el cual el Eterno Padre envi� a su Hijo al mundo fue para salvarle.

Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por �l (Jn. 3, 17).

...Dios envi� al mundo a su Hijo �nico para que vivamos por medio de �l (1 Jn. 4, 9).

...el Padre envi� a su Hijo, para ser salvador del Mundo (1 Jn. 4, 14).

Aclaraci�n. Salvar, es decir, liberarle del riesgo de condenaci�n eterna a causa de sus pecados.

-Dios envi� a Jesucristo al mundo para manifestar su nombre a los hombres.

He manifestado tu Nombre a los que me has dado... (Jn. 17, 6).

Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguir� dando a conocer,... (Jn. 17, 26).

-Dios entreg� a su Hijo para reconciliar consigo a los pecadores y hacerlos sus elegidos.

a) -Reconciliar a los pecadores.

...la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todav�a pecadores, muri� por nosotros (Rom. 5, 8).

El que no perdon� ni a su propio Hijo, antes bien le entreg� por todos nosotros, �c�mo no nos dar� con �l graciosamente todas las cosas? (Rom. 8, 32).

Y todo proviene de Dios, que nos reconcili� consigo por Cristo,... (2 Cor. 5, 18).

Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos am�, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivific� juntamente con Cristo -por gracia hab�is sido salvados-... (Ef. 2, 4-5).

b) -Hacerlos sus elegidos.

...eligi�ndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo,... (Ef. 1, 5).

20. El Verbo encarnado. Se encarn� el Hijo en una naturaleza humana

-Fue m�s conveniente que se encarnan el Hijo

-La naturaleza humana era la que m�s conven�a fuese asumida por el Verbo

-Fue m�s conveniente que el Verbo se encarna en una sola naturaleza humana

-Procedente del linaje de Ad�n

-Con la naturaleza humana Dios se muestra visibles a los hombres

-El cuerpo asumido por el Hijo de Dios no vino del cielo, sino que fue tomado en el seno virginal de Mar�a

-Asumi� todas las partes integrales del cuerpo informadas por el alma

-Asumi� la sangre

-Asumi� un alma racional

-Fue m�s conveniente que se encarnara el Hijo, que el Padre o el Esp�ritu Santo.

1� -Dios cre� al mundo por su Verbo que es modelo del universo, y causa ejemplar del mismo.

�Todo se hizo por �l y sin �l no se hizo nada de cuanto existe� (Jn. 1, 3).

Luego era conveniente que el g�nero humano roto por el pecado de Ad�n, seg�n la causa ejemplar que lo hizo fuese reparado o redimido en el tiempo.

2� -El Verbo es la infinita sabidur�a divina.

�La sabidur�a es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios� (Sab. 7, 26).

�El Verbo era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo� (Jn. 1, 9).

Luego el Verbo es la sabidur�a.

El hombre progresa en sabidur�a en la medida en que participa de la sabidur�a divina que es el Verbo, como el disc�pulo progresa en sabidur�a en la medida en que participa en la ense�anza de su maestro.

Luego fue convenient�simo, para perfeccionamiento del hombre en la sabidur�a, que fuera El Verbo quien se encarnara en nuestra naturaleza humana.

3� -El fin de la encarnaci�n fue salvar a los pecadores devolvi�ndoles su filiaci�n adoptiva perdida por el pecado.

�Cristo Jes�s vino el mundo para salvar a los pecadores� (1 Tim. 1, 15).

Fue convenient�simo que los hijos fuesen redimidos por la misma persona que tiene la misma relaci�n con el Padre, es decir por el Hijo.

En otras palabras: que el Hijo natural de Dios salvar� a los Hijos adoptivos.

4� -El pecado de nuestros primeros padres consisti� en ambicionar una falsa sabidur�a:

�Es que Dios sabe muy bien que el d�a en que comiereis de �l, se os abrir�n los ojos y ser�is como Dioses, conocedores del bien y del mal� (G�n. 3, 5).

Luego fue convenient�simo que esa sabidur�a que apetecieron desordenadamente, para su perdici�n,

�Y como viese la mujer que el �rbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr la sabidur�a, tom� de su fruto y comi�, y dio tambi�n a su marido que tambi�n comi� (G�n. 3, 6).

les fuera comunicada por la sabidur�a infinita del Padre, que es el Hijo, para su salvaci�n.

-La naturaleza humana era la que m�s convenientemente conven�a que fuese asumida por el Verbo, de todas las naturalezas creadas.

Es evidente que el Verbo deb�a de asumir aquella naturaleza que hab�a de ser redimida.

Es as� que deb�a de ser redimida la naturaleza humana,

Luego era la naturaleza humana la que m�s conven�a que fuera asumida por el Verbo.

Que Cristo vino al mundo a salvar a los hombres de su pecado, es decir a salvar la naturaleza humana, consta en:

Dar� a luz un Hijo a quien pondr�s por nombre Jes�s, porque �l salvar� a su pueblo de sus pecados (Mt. 1, 21).

-Fue convenient�simo que el Verbo se encarnara en una sola naturaleza humana, y no en la de todos los hombres del mundo.

1� -Porque ir�a en detrimento de la dignidad de Cristo que es:

-...para que fuera �l el primog�nito entre muchos hermanos (Rom. 8, 29).

y

-La Imagen de Dios invisible, primog�nito de toda la creaci�n (Col. 1, 15).

2� -Y porque:

por un s�lo hombre entr� el pecado en el mundo y por el pecado, la muerte, (Rom. 5, 12).

as�,

con cuanta m�s raz�n los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinar�n el la vida, por uno s�lo, por Jesucristo (Rom. 5, 17).

3� - Porque el amor a los hombres se manifiesta de muchos modos, pero sobre todo muriendo por ellos, cosa que no hubiera podido ser encarn�ndose en todos los hombres del mundo. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos (Jn. 15, 13).

La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todav�a pecadores, muri� por nosotros (Rom. 5, 8).

-Fue convenient�simo que el Verbo se encarnara en una naturaleza humana; pero procedente del linaje de Ad�n.

Cristo no hubiera debido encarnarse en una naturaleza humana creada de la nada expresamente para este fin, o sea sin venir al mundo por medio del g�nero humano procedente de Ad�n, pero fue convenien-t�simo que procediese del linaje de Ad�n, por:

1� -Que Cristo procede del linaje de Ad�n:

�Ten�a Jes�s al comenzar unos 30 a�os y era, seg�n se cre�a hijo de Jos�, hijo de Hel�, ...hijo de Set, hijo de Adam, hijo de Dios� (Lc. 23, 38).

2� -Que era convenient�simo que procediese del linaje de Ad�n:

-porque descendiendo del linaje de Ad�n, se hac�a semejante en todos a sus hermanos,

�por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser misericordioso,...� (Hebr. 2, 17).

�Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado (Hebr. 4, 15).

y hacerse semejante a todos sus hermanos era convenient�simo para redimirlos. Redentor y redimidos conven�a fuesen de la misma naturaleza y descendencia.

-La Encarnaci�n del Verbo para redimir al mundo ofrece la ventaja de mostrarle Dios visible a los hombres.

Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo �nico, lleno de gracia y de verdad (Jn. 1, 14).

Yo doy testimonio de m� mismo y el que me ha enviado, el Padre, da testimonio de m� (Jn. 8, 18).

...y el que me ve a m�, ve a aquel que me ha enviado (Jn. 12, 45).

Le dice Jes�s: ��Tanto tiempo estoy con vosotros y no me conoces, Felipe? El que me ha visto a m�, ha visto al Padre...� (Jn. 14, 9).

-El cuerpo asumido por el Hijo de Dios, no fue venido del cielo, ni fant�stico, sino terreno verdadero, formado en el seno virginal de Mar�a.

El �ngel le dijo: �No temas, Mar�a, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondr�s por nombre Jes�s (Lc. 1, 31).

Pero �l les dijo: ��Por qu� os turb�is, y por qu� se suscitan dudas en vuestro coraz�n? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un esp�ritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.� Y diciendo esto les mostr� las manos y los pies (Lc. 24, 38-40).

...su Hijo, nacido del linaje de David seg�n la carne,... (Rom. 1, 3).

...todo esp�ritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios;... (1 Jn. 4, 2).

-El Verbo encarnado asumi� todas las partes integrales del cuerpo humano que son informadas por el alma.

El Verbo se encarn� para redimir a los hombres,

�Cristo Jes�s vino al mundo para salvar a los pecadores� (1 Tim. 1, 15).

pero, en toda su integridad personal, es decir, no s�lo a su alma, o a su cuerpo o a alguna o algunas partes de �ste, sino a toda su naturaleza humana y a cada una de sus partes.

Por tanto, todas las partes integrantes de la naturaleza humana, fueron asumidas por el Verbo encarnado, o sea elevadas a la uni�n hipost�tica.

Estas partes son, su carne, sus huesos y evidentemente cada uno de sus miembros, porque todos son informados por el alma.

Nota

El Verbo encarnado no asumi� aquellos elementos org�nicos que se adhieren simplemente al cuerpo sin formar parte de �l, y que por tanto no son informados por el alma.

Ej. l�grimas, sudor, saliva, cabellos, etc.

Tampoco asumi� el Verbo las secreciones org�nicas, cerumen, mucosa, etc.

-El Verbo encarnado asumi� ciertamente la sangre de la naturaleza humana.

...porque esta es mi sangre de la Alianza, que va a ser derramada por muchos para remisi�n de los pecados (Mt. 26, 28).

...la redenci�n realizada en Cristo Jes�s, a quien Dios exhibi� como instrumento de propiciaci�n por su propia sangre... (Rom. 3,25).

...sabiendo que hab�is sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestras padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con un sangre preciosa, como de cordero sin mancha y sin mancilla, Cristo... (1 Pe. 1, 18).

...la sangre de su Hijo Jes�s nos purifica de todo pecado (1 Jn. 1, 7).

La Sangre de Cristo, si hubiera sido meramente humana, de hombre, no hubiera tenido la virtud de redimir ni de purificar. Hay que admitir que la sangre de Cristo tuvo una virtud redentora y purificadora especial procedente de la uni�n hipost�tica al Verbo. Luego el Verbo asumi� la sangre de la naturaleza humana de Cristo.

-El Hijo de Dios no asumi� un alma meramente sensitiva, sino racional.

Alma racional, es decir, con las operaciones propias de entendimiento, voluntad, amor.

a) -Cristo estuvo dotado de entendimiento:

...nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre y quien es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar (Lc. 10, 22).

Esta revelaci�n lleva consigo una explicaci�n que supone un acto del entendimiento humano del alma de Cristo.

b) -El alma de Cristo estuvo dotada de voluntad:

Yo no puedo hacer nada por mi cuenta, juzg� seg�n lo que oigo (Jn. 5, 30).

-Y dec�a: �Abb�, Padre!. Todo es posible para ti; aparta de m� este c�liz; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras t� (Mc. 14,36).

c) -El alma de Cristo estaba dotada de una perfecta capacidad de amar:

...que os am�is los unos a los otros como yo os he amado (Jn. 15, 12).

-Jes�s, fijando en �l su mirada, le am� y le dijo: s�lo una cosa te falta: vete, vende lo que tienes y d�selo a los pobres y tendr�s un tesoro en el cielo... (Mc. 10, 21).

-Que, como yo os he amado, as� os am�is tambi�n vosotros los unos a los otros (Jn. 13, 14).

Aclaraci�n: Cristo da ejemplo de amor a sus ap�stoles y al joven rico,

De amor nacido de su alma humana, como hombre, para que el imiten en este rasgo cumbre de la vida cristiana.

21. El Verbo encarnado. La uni�n hipost�tica

-S�lo el Hijo asumi� la naturaleza humana

-En Jesucristo existen dos naturalezas, divina y humana

-Su uni�n no fue accidental, sino hipost�tica

-Se produjo en el claustro virginal de Mar�a

-La uni�n de Verbo con la humanidad se realiz� en su mismo ser

-La humanidad de Cristo consta del alma y cuerpo

-La persona de Cristo, como Verbo es increado, pero su humanidad es creada y su uni�n es tambi�n creada

-La Uni�n Hipost�tica es indisoluble

-De las tres divinas personas, s�lo el Hijo de Dios asumi� la naturaleza humana.

Porque tanto am� Dios al mundo que dio a su Hijo �nico, para que todo el que crea en �l no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn. 3, 16).

En esto se manifest� el amor que Dios nos tiene: en que Dios envi� al mundo a su Hijo �nico para que vivamos por medio de �l (1 Jn. 4, 9).

-En Jesucristo existen dos naturalezas, una divina y otra humana, �ntegras e inconfusas.

...de los cuales tambi�n procede Cristo seg�n la carne, el cual est� por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos (Rom. 9, 5).

...acerca de su Hijo, nacido de linaje de David seg�n la cerne,... (Rom. 1, 3).

Porque hay un s�lo Dios, y tambi�n un s�lo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jes�s, hombre tambi�n,... (1 Tim. 2, 5).

-La Uni�n de las dos naturalezas divina y humana en la Encarnaci�n del Verbo no se realiz� por una uni�n accidental sino hipost�tica.

Uni�n accidental de dos sustancias es aquella de la cual resulta cada una con sus propiedades.

Uni�n hipost�tica es aquella por la cual cada una de las sustancias asume las propiedades de la otra.

Jes�s, lleno el Esp�ritu Santo, se volvi� del Jord�n, y fue llevado por el Esp�ritu al desierto, donde fue tentado por el diablo durante cuarenta d�as. No comi� nada en aquellos d�as y, al cabo de ellos sinti� hambre (Lc. 4, 1-2).

Las palabras que yo os digo, no as digo por mi cuenta; el Padre que permanece en m� es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre est� en m�. Al menos creedlo por las obras (Jn. 14, 10-11).

El que no me ama no guarda mis palabras. Y mi Palabra no es m�a, sino del que me ha enviado (Jn. 14, 24).

-La organizaci�n y animaci�n del ser engendrado y la producci�n de la uni�n hipost�tica se realizaron en el claustro virginal de la Virgen Mar�a.

a) -La organizaci�n y animaci�n del ser engendrado.

El �ngel le respondi�: �El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra;... (Lc. 1, 35).

b) -La producci�n de la uni�n hipost�tica.

...el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra;... (Lc. 1, 35).

Aclaraci�n. Es bien clara la acci�n del Esp�ritu Santo en toda la realizaci�n de la encarnaci�n del Verbo de Dios.

-La Uni�n del Verbo divino con la humanidad de Cristo es hipost�tica, es decir, se realiz� en el mismo supuesto, hipostasis y ser del Verbo.

Y la Palabra se hizo carne,... (Jn. 1, 14).

Aclaraci�n. La carne designa aqu� al hombre en su totalidad concreta y en su condici�n d�bil y mortal.

Porque cuando est�bamos en la carne... (Rom. 7, 5).

es decir, cuando �ramos hombres de condici�n d�bil y mortal.

Aclaraci�n. Esta naturaleza de condici�n humana, sujeta a las vicisitudes propias, qued� como colocada, asumida a la naturaleza inmutable del Verbo y en esto consiste la uni�n hipost�tica.

-La humanidad de Cristo consta de alma y cuerpo como la nuestra.

Por tanto, as� como los hijos participan de la sangre y de la carne, as� tambi�n particip� �l de las mismas... (Hebr. 2, 14).

Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser misericordioso y Sumo Sacerdote, fiel en los que toca a Dios, en orden a expiar los pecados del pueblo (Hebr. 2, 17).

Pues no tenemos un sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado (Hebr. 4, 15).

Aclaraci�n. Cristo es verdadero hombre igual que nosotros en todas las caracter�sticas de su naturaleza, menos en la tendencia al pecado, cosa evidente puesto que, al nacer sin pecado original, carec�a de los efectos del mismo, es decir de la inclinaci�n a pecar, del acto mismo del pecado, etc. y de sus consecuencias.

-La persona de Cristo como Verbo divino es increado, pero su naturaleza humana es creada en el tiempo, y la uni�n de las dos naturalezas tambi�n es una realidad creada.

He aqu� que una doncella ha concebido y va a dar a luz un hijo y le pondr� por nombre Emmanuel (Is. 7, 14).

Por eso Yahv�h los abandonar� hasta el tiempo en que d� a luz, la que ha de dar a luz (Miq. 5, 2).

El �ngel le dijo:

No temas, Mar�a, porque has hallado gracia delante de Dios, vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondr�s por nombre Jes�s (Lc. 1, 30).

El �ngel le respondi�:

El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra, por eso el que ha de nacer ser� santo y ser� llamado Hijo de Dios (Lc. 1, 35).

En el principio exist�a el Verbo, y el Verbo estaba con dios y el Verbo era Dios (Jn. 1, 1).

Aclaraci�n. El Verbo existe desde toda la eternidad; la humanidad de Cristo naci� en el tiempo y la uni�n de las dos naturalezas, divina y humana empez� en el momento de la encarnaci�n.

-La Uni�n Hipost�tica es indisoluble y de duraci�n eterna.

Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo, y lo ser� siempre (Hebr. 13, 8).

22. La humanidad de Jesucristo. La Gracia de uni�n

-Fue santa

-La santidad del Verbo fue comunicada a la humanidad

-La santidad del Verbo fue comunicada al alma y al cuerpo

-Su alma estuvo dotada de todas las gracias excelent�simas �gratis datas�

-La Humanidad de Jesucristo fue santa con santidad sustancial.

Por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con �leo de alegr�a m�s que a tus compa�eros;... (Sal. 45, 8).

Aclaraci�n. Por unci�n se entiende la santificaci�n.

�c�mo dec�s que aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo blasfema por haber dicho: �yo soy hijo de Dios� (Jn. 10, 36).

As� es el sumo Sacerdote que nos conven�a: santo, inocente, incontaminado,... (Hebr. 7, 26).

...para ungir el santo de los santos (Dan. 9, 24).

-La santidad misma del Verbo fue comunicada a la humanidad de Jesucristo, en virtud de la uni�n hipost�tica; por tanto la humanidad de Cristo es infin�tamente santa, a�n prescindiendo de la gracia habitual o santificante.

1� -La santidad del Verbo es la misma santidad de Dios, puesto que en el seno de la Trinidad Dios carece de partes, elementos integrantes, o de distinci�n de los atributos y su esencia y de los atributos entre s�.

Dios es esp�ritu (2 Cor. 3, 17).

Todo esp�ritu, por su propia naturaleza, carece de partes.

Sed santos, porque yo Yahv�h, vuestro Dios, soy santo (Lev. 19, 2).

Sed, pues, santos para m�, porque yo, Yahv�h, soy santo (Lev. 20, 26).

Por consiguiente, si Dios es santo, el Verbo es tambi�n Santo.

2� -Entre la naturaleza divina y humana de Cristo, se da una continua �comunicaci�n de propiedades�.

-La eternidad:

Jes�s les respondi�: �En verdad, en verdad os digo: antes que naciese Abraham, Yo soy� (Jn. 8, 58).

-Todos los atributos y todo el ser divino.

El Padre y yo somos una sola cosa (Jn. 10, 30).

-La muerte atribuida a Dios,

Mientras que hicisteis morir a l Jefe que lleva a la vida, (Act. 3, 15).

-Al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley... (G�l. 4, 4).

-A Dios innascible, se le atribuye la nascibilidad.

y as� otros muchos.

Por consiguiente, si en virtud de la uni�n hipost�tica y como consecuencia de ella, m�ltiples propiedades de Dios se atribuyen al Cristo en su humanidad, y viceversa, no hay inconveniente ninguno en afirmar que la santidad del Verbo fue comunicada a la humanidad de Jesucristo, por la misma virtud de la uni�n hipost�tica, prescindiendo de la gracia habitual.

-La santidad del Verbo fue comunicada a toda la humanidad de Jesucristo, es decir, a su alma y a su cuerpo, y en consecuencia fue absolutamente impecable.

-Que Cristo fue absolutamente impecable consta en sus mismas palabras:

��Qui�n de vosotros puede probar que soy pecador?� (Jn. 8, 46).

Como diciendo:

No lo pod�is probar, porque no lo soy ni soy capaz de serlo. Porque soy santo.

Si Cristo fue impecable, se entiende cualidad moral afirmada de toda su persona, es decir de su alma y de su cuerpo, que equivale a toda su persona humana .

Pero, si estaba unida al Verbo que es la fuente de toda santidad, �De qui�n la iba a haber recibido?

Evidentemente del Verbo.

-El alma de Jesucristo estuvo dotada de todas las gracias excelent�simas �gratis datas�.

La salvaci�n comenz� a ser anunciada por el Se�or. Y nos fue luego confirmada por quienes la oyeron,... (Act. 2, 4).

Aclaraci�n. Las gracias �gratis datas� son comunicadas para que el Doctor del Evangelio confirme con prodigios la fe que anuncia y Cristo fue el principal Doctor de la fe.

23. La humanidad de Jesucristo La gracia habitual

-Posey� la gracia habitual en plenitud

-No procede de la gracia de uni�n

-No hizo a Cristo hijo adoptivo de Dios

-Posey� la plenitud absoluta

-Esta plenitud es s�lo propia de Cristo

-Fue infinita en s� y finita en su aplicaci�n

-No puede aumentar en su mima pero s� en su manifestaci�n

-Adem�s de las Gracia de uni�n, Jesucristo posey� la gracia habitual o santificante, y la posey� en plenitud.

Reposar� sobre �l el esp�ritu de Yahv�h (Is. 11, 2).

El ni�o crec�a y se fortalec�a, llen�ndose de sabidur�a, y la gracia de Dios estaba sobre �l (Lc. 2, 40).

...y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo �nico, llena de gracia y de Verdad (Jn. 1, 14).

De su plenitud hemos recibido todos gracia por gracia (Jn. 1, 16).

...nos ha sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais part�cipes de la naturaleza divina... (2 Pe. 1, 4).

Como Cristo es Dios por su persona y por su naturaleza divina, no parece congruente que poseyese la gracia que es una participaci�n de la naturaleza misma divina.

Pero hay que tener en cuenta que el alma de Cristo no es divina por su esencia, (forma parte de la naturaleza humana que es creada), y por lo tanto es necesario que sea divina por participaci�n, lo que es efecto de la gracia santificante.

Por tanto, fue necesario que Cristo poseyese la gracia santificante.

-La Gracia habitual de Cristo no procede de la gracia de uni�n.

Gracia habitual es la participaci�n de la naturaleza divina.

�...nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais part�cipes de la naturaleza divina...� (2 Pe. 1, 4).

Gracia de uni�n es aquella en virtud de la cual las dos naturalezas de Cristo, divina y humana, subsisten en la persona �nica del Verbo y tambi�n en virtud de la humanidad de Cristo qued� santificada, al quedar incorporada, por as� decir, a la santidad misma del Verbo.

Aclaraciones:

a) -Es evidente que la naturaleza divina (Gracia), de la cual participa el alma humana de Cristo, no tiene porque proceder de la unidad de las dos naturalezas, (la humana, de Cristo hombre y la divina, del Verbo)

b) -Si la santidad consiste en la uni�n con Dios, y no existe uni�n m�s �ntima y perfecta que la de la humanidad con la divinidad de Cristo, se sigue que esta uni�n produce inmediatamente y por s� misma, el sumo grado de santidad en la misma humanidad de Cristo.

-La gracia habitual no hizo a Cristo Hijo adoptivo de Dios.

El efecto de la gracia es conferir al alma la deiformidad, si de �sta resulta la denominaci�n de hijo adoptivo en las personas capaces de esta denominaci�n.

La adopci�n se define como �la asunci�n gratuita de una persona extra�a como hijo heredero�.

Por lo tanto, si la gracia se encuentra ya en una persona humana hipost�ticamente unida a �l, producir� su propio efecto formal la deiformidad, pero no la filiaci�n.

Cristo es el Hijo de Dios vivo.

Lo afirm� �l mismo ante el Sanedrin:

Y el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tu eres el Cristo, el Hijo de Dios.

D�cele Jes�s: Si, t� lo has dicho (Mt. 26, 63-64).

Aclaraci�n. Si es Hijo de Dios (por la uni�n hipost�tica) no tiene por qu� volverlo a ser (por la Gracia habitual).

-Jesucristo posey� la plenitud absoluta de la gracia.

La plenitud puede ser absoluta o relativa.

-absoluta, cuando llena el grado sumo participable por la criatura, de manera que no puede crecer m�s ni disminuir.

-relativa, es la plenitud que podr�a crecer o disminuir, si creciera o disminuyera la capacidad receptora del sujeto.

Jes�s, lleno del Esp�ritu Santo, se volvi� del Jord�n... (Lc. 1, 4).

Y el Verbo se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo �nico, lleno de gracia y de verdad (Jn. 1, 14).

Pues Dios tuvo a bien hacer residir en �l toda la plenitud (Col. 1, 19).

Porque en �l reside toda la plenitud de la Divinidad... (Col. 2, 9).

-La plenitud absoluta de la Gracia es propia de Cristo; la plenitud relativa es propia de los hombres.

a) -Plenitud absoluta de Cristo:

Jes�s, lleno del Esp�ritu Santo, se volvi� del Jord�n... (Lc. 1, 4).

Porque en �l reside toda la plenitud de la divinidad... (Col. 2, 9).

b) -Plenitud relativa de los hombres:

A cada uno de nosotros le ha sido concebida la gracia a la medida del don de Cristo (Ef. 4, 7).

Esta plenitud relativa consta en:

-Mar�a,

Al�grate, llena de gracia, el Se�or es contigo (Lc. 1, 28).

-Esteban,

Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba entre el pueblo grandes prodigios y se�ales (Act. 6, 8).

-Bernab�,

...porque era un hombre bueno, lleno del Esp�ritu Santo y de fe (Act. 11, 24).

Aclaraci�n. Esta plenitud relativa era la que necesitaban para el desempe�o digno de sus funciones, encomendadas por Dios.

-La Gracia habitual de Cristo fue infinita en s� misma y finita en su aplicaci�n.

a) -En s� misma, seg�n su propia raz�n de gracia es infinita, porque le fue conferida a Cristo hombre como principio universal de justificaci�n para todos los hombres.

�Todos pecaron y est�n privados de la gloria de Dios y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redenci�n realizada en Cristo Jes�s...� (Rom. 3, 23).

b) - En su aplicaci�n. El alma de Cristo es creada y por tanto de capacidad limitada. Por tanto el ser de la gracia no puede exceder a su sujeto, no puede ser infinito. Y por eso Cristo y los hombres, en nuestras almas creadas tenemos una participaci�n de esa gracia.

�...nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais participantes de la naturaleza divina...� (2 Pe. 1, 4).

-La plenitud de la Gracia de Cristo no puede aumentar en s� misma; sin embargo s� puede aumentar en su manifestaci�n externa.

a) -No puede aumentar en s� mismas.

-Por parte del sujeto, se excluye la posibilidad de aumento, cuando el sujeto alcanza el l�mite de participaci�n de que es capaz su naturaleza.

La capacidad de gracia del alma de Cristo, como �sta fue creada e infundida en su cuerpo en grado m�ximo de capacidad de participaci�n de la gracia, por eso mismo su plenitud no puede aumentar m�s.

Pero t� todo lo dispusiste con medida, n�mero y peso (Sab. 11, 20).

- Por parte de la gracia, tampoco aumentar cuando ha alcanzado en su sujeto la m�xima perfecci�n con que esa gracia puede ser pose�da.

Y Cristo ten�a esa m�xima perfecci�n, porque fue plenamente bienaventurado desde el primer instante de su concepci�n.

b) -Su puede aumentar en sus manifestaciones externas en cuanto a sus efectos.

Jes�s progresaba en sabidur�a, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres (Lc. 2, 52).

24. La humanidad de Jesucristo Las virtudes

-Posey� todas las virtudes infusas

-Nunca tuvo las incompatibles con su estado de comprensor

-Ni aquellas cuyo ejercicio es consecuencia de alg�n desorden incompatible con su santidad

-Jesucristo posey� en grado supremo todas las virtudes infusas.

a) -Mansedumbre:

...aprended de m�, que soy manso y humilde de coraz�n..! (Mt. 11, 29).

b) -Humildad:

...que tampoco el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mc. 11, 45).

c) -Compasi�n:

Y al ver a la muchedumbre, sinti� compasi�n de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas sin pastor (Mt. 9, 36).

d) -Misericordia:

Entonces Jes�s llam� a sus disc�pulos y les dijo: �Me da l�stima esta gente, porque hace ya tres d�as que permanecen conmigo y no tienen que comer. Y no quiero despedirlo en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino (Mt.15, 32).

-Cristo nunca tuvo las virtudes incompatibles con su estado de comprensor.

-Estado de viador.

Estamos en �l los que todav�a estamos en este mundo y caminamos hacia la eternidad.

-Estado comprensor.

Est�n en �l los que han llegado ya la patria bienatuventurada.

S�lo Cristo, mientras estuvo en este mundo, fue viador y comprensor a la vez.

Viador, por encontrarse en este mundo.

Comprensor, porque su alma goz� de la visi�n beatif�ca desde el primer instante de su concepci�n, y en grado perfect�simo.

Las virtudes incompatibles con el estado de comprensor son la fe y la esperanza.

a) -La fe supone la no visi�n de lo que se cree mediante ella. Pero Cristo ten�a perfecta visi�n de las verdades divinas objeto de la fe, puesto que gozaba habitualmente de la visi�n beat�fica.

b) -La esperanza, porque pose�a perfectamente los bienes prometidos por Dios, que son objeto de la misma.

Nota. Cristo pudo tener esperanza de poseer algunas cosas que a�n no pose�a como hombre, la glorificaci�n y la inmortalidad de su cuerpo.

-Cristo nunca tuvo las virtudes cuyo ejercicio es consecuencia de alg�n desorden incompatible con su santidad infinita.

Estas virtudes son: la penitencia y la continencia.

a) - Cristo no tuvo la virtud de la penitencia, puesto que jam�s pod�a cometer alg�n pecado, y por tanto no ten�a materia o motivo de qu� arrepentirse.

�Qui�n de vosotros puede probar que soy pecador? (Jn. 8, 46).

Como diciendo: No lo pod�is probar, porque ni lo soy ni soy capaz de serlo. Porque soy santo.

b) - Cristo no tuvo la virtud de la continencia, la cual consiste en refrenar los movimientos desordenados de la sensualidad. Estos movimientos no se dieron jam�s en Cristo.

Pues no tenemos un sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestra flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado (Hebr. 4, 15).

Aclaraci�n.

...en todo igual que nosotros, excepto en el pecado (y en los movimientos desordenados de la concupiscencia que inducen al pecado).

25. La humanidad de Jesucristo Los dones del Esp�ritu Santo

-Le convienen plen�simamente

-Los posey� en grado perfect�simo

-Hizo uso perfecto de los mismos

-Los dones del Esp�ritu Santo convienen plen�simamente a Cristo.

As� consta de algunos en la Sagrada Escritura.

a) -Don de sabidur�a.

...mas para los llamados, los mismos jud�os que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabidur�a de Dios (1 Cor. 1, 24).

b) -Don de fortaleza.

...mas para los llamados, los mismos jud�os que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabidur�a de Dios (1 Cor. 1, 24).

c) -Don de ciencia.

Le dice Jes�s: �Yo soy el Camino, la Verdad y la Verdad� (Jn. 14, 6).

-Jesucristo posey� en grado perfect�simo la plenitud de los dones del Esp�ritu Santo.

Isa�as concreta algunos rasgos del futuro Mes�as en su cap�tulo 11.

Reposar� sobre �l el esp�ritu de Yahv�h,

esp�ritu de sabidur�a e inteligencia,

esp�ritu de consejo y fortaleza,

esp�ritu de ciencia y temor de Yahv�h (Is, 11, 2).

Aclaraciones:

a) -La enumeraci�n de estos dones por los LXX y la Vulgata (que a�aden la �piedad� por desdoblamiento del �temor de Yahv�h), se ha convertido en nuestra lista de los �siete dones del Esp�ritu Santo�.

b) -El alma de Cristo era movida de un modo perfect�simo por el Esp�ritu Santo.

Jes�s, lleno del Esp�ritu Santo, se volvi� del Jord�n, y fue llevando por el Esp�ritu Santo al desierto (Lc. 4, 1).

c) -En Cristo se dio el �temor de Dios�, no en cuanto al miedo de separarse de Dios por el pecado, o del castigo por ese pecado, sino que el alma de Cristo, empujada por el Esp�ritu Santo, se mov�a hacia Dios por cierto afecto reverencial.

�...fue escuchado por su actitud reverente...� (Hebr. 5, 7).

-Jesucristo hizo perfecto uso de los dones del Esp�ritu Santo, durante su vida mortal.

a) -Don de sabidur�a:

Para juzgar las cosas divinas.

Jes�s progresaba en sabidur�a, en edad y en gracia ante Dios y ante los hombres (Lc. 2, 52).

b) -Don de entendimiento.

Para penetrar las verdades o misterios de Dios.

Al cabo de tres d�as, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuch�ndoles y pregunt�ndoles; todos los que le o�an, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas (Lc. 2, 46-47).

c) -Don de consejo.

para juzgar con seguridad las cosas que deb�a realizar o aconsejar.

(del di�logo con el Joven Rico).

D�cele entonces el joven:

Todo eso lo he guardado, �qu� m�s me falta? Jes�s le dijo: �Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendr�s un tesoro en el cielo; luego ven, y s�gueme (Mt. 19, 20-21).

d) -Don de fortaleza.

para disponerse a aceptar las adversidades, la pasi�n y la muerte, por la redenci�n del mundo.

Y adelant�ndose un poco, cay� rostro en tierra y suplicaba as�: �Padre m�o, si es posible, que pase de m� este c�liz, pero no se haga como yo quiero, sino como quieras t�� (Mt. 26, 39).

e) -Don de ciencia.

para juzgar las cosas m�s profundas acomod�ndose a la capacidad de quienes le escuchaban.

Al cabo de tres d�as, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuch�ndoles y pregunt�ndoles; todos los que le o�an, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas (Lc. 2, 46-47).

f) -Don de piedad.

para adorar con fervor a Dios Padre.

Su piedad le inspira ha ardiente oraci�n de su agon�a.

Y adelant�ndose un poco, cay� en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de �l aquella hora (Mc. 14, 35).

g) -Don de temor de Dios.

para reverenciar la soberana grandeza de la majestad divina; su temor no era servil, sino filial; no lleno de ansiedad sino de seguridad.

El cual, habiendo ofrecido en los d�as de su vida mortal ruegos y s�plicas con poderosos clamor y l�grimas al que pod�a salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente... (Hebr. 5, 7).

26. La humanidad de Jesucristo Los carismas

-Los posey� todos en grado perfect�simo

-Jesucristo posey� en grado perfect�simo todos los carismas.

Carismas son ciertas manifestaciones que convierten al que las recibe en instrumento apto para confirmar a los dem�s en la fe.

No son h�bitos, sino actos transitorios.

Son nueve.

A cada cual se le otorga la manifestaci�n del Esp�ritu para provecho com�n. Porque,

-a uno se le da por el Esp�ritu palabra de sabidur�a,

-a otro palabra de ciencia, seg�n el mismo Esp�ritu,

-a otro fe en el mismo Esp�ritu,

-a otro carisma de curaciones en el �nico Esp�ritu,

-a otro poder de milagros,

-a otro profec�a,

-a otro discernimiento de esp�ritus,

-a otro diversidad de lenguas,

-a otro don de interpretarlas (1 Cor. 12, 7).

Que Cristo ejercit� estos carismas consta en:

-Sabidur�a, en el Serm�n de la Monta�a,

-Ciencia, tambi�n en el Serm�n de la Monta�a,

-Fe (no se refiere a la virtud, sino al conocimiento de las verdades de la fe, que ten�a gran facilidad de exponerlas acomodadas al pueblo sencillo y fiel),

-La gracia de las curaciones qued� manifestada en innumerables enfermedades que san�.

-Los milagros quedaron bien patentes en la multiplicaci�n de los panes, en la tempestad calmada, en la resurrecci�n de los muertos y otros muchos.

-La gracia de la profec�a qued� bien manifiesta en la muchas predicciones que hizo,

-traici�n de Judas,

-negaciones de Pedro,

-propia resurrecci�n,

-destrucci�n de Jerusal�n, etc.

-El discernimiento de esp�ritus demostr� tenerlo cuando conoc�a los pensamientos de los hombre y los secretos de sus corazones,

-El don de lenguas, mientras no sali� de los confines de Israel, no tuvo necesidad de ejercitarlo, pero cuando, siendo peque�o, estuvo alg�n tiempo en Egipto, se podr� asegurar que hablaba con naturales del pa�s en su propio idioma.

-Mostr� ser un magn�fico int�rprete de la palabra cuando les explic� a los disc�pulos de Ema�s lo que se refer�a a �l en todas las Escrituras.

�Y comenzando por Mois�s y continuando por todos los profetas, les explic� lo que hab�a sobre �l en todas las Escrituras (Lc. 24, 27).

Aclaraciones. Los carismas se ordenan a la manifestaci�n de las verdades de la fe. Si Cristo es el principal maestro de la fe, es claro que posey� en sumo grado todas estas gracias carism�ticas.

Cristo, maestro principal de la fe.

La cual, (salvaci�n) comenz� a ser anunciada por el Se�or y nos fue luego confirmada por los que la oyeron... (Hebr. 2, 3).

27. La humanidad de Jesucristo La Gracia capital

-La posee en cuanto hombre

-El Cuerpo m�stico de Cristo constituye con su divina cabeza el �Cristo Total�

-La humanidad de Cristo influye en todos los hombres del mundo

-Cristo es cabeza de todos hombre de todas las �pocas

-Es la misma que la habitual en cuanto principio de la Gracia difundida por todos los miembros

-Cristo, en cuanto hombre, posee la gracia capital.

Gracia capital es la misma gracia habitual, en cuanto que es principio de la gracia que distribuye por todos los miembros de su Cuerpo m�stico, y en virtud de la misma plenitud con que posee esa gracia habitual.

Bajo tus pies someti� todas las cosas y le constituy� cabeza suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo, la Plenitud del que lo llena todo en todo (Ef. 1, 22).

...crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el cuerpo recibe trabaz�n y cohesi�n por medio de toda clase de junturas, que llevan la nutrici�n seg�n la actividad propia de cada una de las partes, realizando as� el crecimiento del cuerpo para su edificaci�n en el amor (Ef. 4, 15-16).

...porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia... (Ef. 5, 23).

�l es tambi�n la Cabeza del Cuerpo de la Iglesia (Col. 1, 18).

Cristo, en cuanto hombre, posee la gracia capital, o sea es cabeza de la Iglesia, puesto que se re�nen en �l las cuatro notas propias y caracter�sticas de la cabeza, o sea la primac�a de orden, de perefecci�n, de gobierno y de influjo.

a) -de orden:

-en el aspecto f�sico es la parte superior del hombre,

-en el aspecto espiritual,

��l es el Principio, el Primog�nito de entre los muertos, para que sea �l el primero en todo�... (Col. 1, 18).

b) -de perfecci�n:

-en el aspecto f�sico, en la cabeza residen todos los sentidos corporales externos e internos, mientras que el resto del organismo s�lo participa del sentido del tacto.

-en el aspecto espiritual,

�tiene la gracia en toda su plenitud,...� �y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo �nico, lleno de gracia y de verdad� (Jn. 1, 14).

c) -de gobierno externo:

-en cuanto que por los sentidos que residen en la cabeza, el hombre dirige sus actos exteriores.

-en el aspecto espiritual,

�Pr�ncipe de paz� (Is. 9, 5).

Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra (Mto. 28, 18).

Entonces Pilato le dijo:

�Luego t� eres Rey?

Respondi� Jes�s:

�S�, como dices, soy Rey� (Jn. 18, 37).

Aclaraci�n. Es evidente la capitalidad del gobierno y que tiene soberan�a universal.

d) -de influjo interno en todos los miembros:

-en el aspecto f�sico, la cabeza mueve intr�nseca y virtualmente todos los miembros del cuerpo humano,

-en le aspecto espiritual,

Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.

Porque la Ley fue dada por medio de Mois�s; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo (Jn. 1, 16).

Aclaraci�n. Este influjo de todos los miembros del cuerpo m�stico de Cristo, que somos los hombres, procede de la plenitud inmensa de la gracia de Cristo. Sin esta influencia de Cristo no se dar�a la vida sobrenatural en los hombres. De las cuatro notas o aspectos de la gracia capital, �ste es el m�s importante y profundo.

-El cuerpo m�stico de Cristo que es la Iglesia; constituye con su divina cabeza, el �Cristo total�.

Bajo sus pies someti� todas las cosas y le constituy� cabeza suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo, la Plenitud del que lo llena todo en todo (Ef. 1, 22).

Aclaraci�n.

Cristo constituye con el Iglesia una sola persona m�stica, no f�sica ni tampoco meramente moral.

�Cu�l es el verdadero sentido de la persona mistica que Cristo constituye con su Iglesia?

Significa que Cristo encuentra en su Iglesia la expansi�n de su propia virtud, al influir intr�nsecamente con su gracia en todos los miembros que le est�n unidos vitalmente.

Al derivarse a todos los miembros de la Iglesia, todos los dones, virtudes y carismas, que con excelencia, abundancia y eficacia encierra la cabeza, y al perfeccionarse en ellos d�a por d�a seg�n el sitio que ocupan en el Cuerpo m�stico de Jesucristo, la Iglesia viene a ser como la plenitud y el complemento del Redentor, y Cristo vienen en cierto modo a completarse del todo en la Iglesia.

...crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el cuerpo recibe trabaz�n y cohesi�n por medio de toda clase de junturas, que llevan la nutrici�n seg�n la actividad propia de cada una de las partes, realizando as� el crecimiento del cuerpo para su edificaci�n en el amor (Ef. 4, 15-16).

-La Humanidad de Cristo, tanto su alma como su cuerpo, influye en todos los hombres del Mundo, tanto en sus alas como en sus cuerpos.

Tanto su alma como su cuerpo porque los dos est�n hipost�ticamente unido al Verbo, del cual recibe la virtud de influir en los hombres, infundiendo los dones de su gracia.

a) -Influye en sus cuerpos.

Ni ofrezc�is vuestros miembros como armas de injusticia al servicio del pecado, sino m�s bien ofreceos vosotros a Dios como muertos retornados a la vida, y vuestros miembros como armas de justicia al servicio de Dios. Pues el pecado no dominar� ya sobre vosotros, ya que no est�is bajo la Ley sino bajo la gracia (Rom. 6, 13-14).

b) -Influye en sus almas.

Aquel que resucit� a Cristo Jes�s de entre los muertos dar� tambi�n la vida a vuestros mortales por su Esp�ritu que habita en vosotros (Rom. 8, 11).

-Jesucristo es cabeza de todos los hombres de todas las �pocas del mundo sin excepci�n, principalmente de los creyentes.

Si nos fatigamos y luchamos es porque tenemos puesta la esperanza en Dios vivo, que es el Salvador de todos los hombres, principalmente de los creyentes (1 Tim. 4, 10).

Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre, a Jesucristo el justo. �l es v�ctima de propiciaci�n por nuestros pecados, no s�lo por los nuestros, sino tambi�n por los del mundo entero (1 Jn. 2, 1-2).

1� -Creyentes.

Es decir, los que tienen fe, est�n en pecado mortal, est�n en gracia de Dios, y a�n �stos sean los justos de la tierra, sean las almas del purgatorio, sean los bienaventurados del cielo.

2� -No creyentes.

Es decir, los paganos o infieles que se convertir�n, los ni�os que se bautizar�n.

Tambi�n es cabeza de aquellos paganos o infieles que no se convertir�n jam�s. Estos y todos los que se condenen dejar�n de ser miembros del Cuerpo M�stico de Cristo, por haber perdido para siempre toda posibilidad de volverse a unir con �l.

-La Gracia capital de Cristo es la misma Gracia habitual, en cuanto principio de la gracia difundida por todos los miembros de su Cuerpo M�stico y de las operaciones sobrenaturales y santificadoras realizadas en todos y en cada uno de estos miembros.

...y cual la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa que despleg� en Cristo... (Ef. 1, 19).

...pues Dios tuvo a bien hacer residir en �l toda la Plenitud... (Col. 1, 19).

...vosotros, que en otro tiempo fuisteis extra�os y enemigos, por vuestro pensamientos y malas obras os ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles delante de �l (Col. 1, 21-22).

Porque en �l reside toda la plenitud de la Divinidad corporalmente y vosotros alcanz�is la plenitud en �l... (Col. 2, 9).

Aclaraci�n. Toda la gracia que reciben los hombres procede de la inmensa plenitud de la gracia de Cristo como cabeza del Cuerpo M�stico.

28. El Verbo encarnado. Su ciencia.

-No tuvo necesidad de estudiar

-Posee todos los tesoros de la sabidur�a y de la ciencia

-Tiene un conocimiento perfecto del Padre

-Conoce los misterios de Dios

-Posee la ciencia divina, la beat�fica, la infusa y la adquirida

-El alma de Cristo ve�a a Dios por la ciencia beat�fica

-Jesucristo no estudi� ni tuvo necesidad de estudiar, pues estaba lleno de sabidur�a.

a) -No estudi�.

Los jud�os asombrados dec�an: ��C�mo entiende de letras sin haber estudiado?� (Jn. 7, 15).

b) -Estaba lleno de sabidur�a.

Al cabo de tres d�as, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros escuch�ndoles y pregunt�ndoles; todos los que o�an, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas (Lc. 3, 47).

Y todos daban testimonio de �l y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que sal�an de su boca (Lc. 4, 22).

�l iba ense�ando en sus sinagogas, alabado por todos (Lc. 4, 15).

E iba predicando por las sinagogas de Judea (Lc. 4, 44).

-Jesucristo posee todos los tesoros de la sabidur�a y de la ciencia.

Se deduce claramente de sus respuestas sobre:

a) -las secretas disposiciones de las almas.

...un hombre...le dijo: �Se�or, ten piedad de mi hijo, porque es lun�tico y est� mal; Se lo he presentado a tus disc�pulos, pero ellos no han podido curarle.� Jes�s respondi�: ��O generaci�n incr�dula y perversa! �Hasta cu�ndo habr� de soportaros? �Tra�dmelo ac�!� Increpole Jes�s, y el demonio sali� de �l;... (Mt. 17, 15-18).

Y le preguntaron sus disc�pulos: �Rabb�, �qui�n pec�, �l o sus padres, para que haya nacido ciego?� �Ni �l pec� ni sus padres; es para que se manifiesten en �l las obras de Dios (Jn. 1, 2-3).

b) -el futuro.

...se le acercaron a �l en privado sus disc�pulos y le dijeron: �D�nos cuando suceder� eso, y cual ser� la se�al de tu venida y del fin del mundo (Mt. 24, 3).

c) -la otra vida.

D�cele entonces el joven: �Todo esto lo he guardado; �qu� m�s me falta?� Jes�s le dijo: �Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y d�selo a los pobres, y tendr�s un tesoro en los cielos;...� (Mt. 19, 20-21).

Jes�s les dijo: �Yo os aseguro que vosotros que me hab�is seguido, en la regeneraci�n, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentar�is tambi�n vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel (Mt. 19, 27).

Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibir� el ciento por uno y heredar� la vida eterna (Mt. 19, 29).

Aclaraci�n. �Las doce tribus� designan al nuevo Israel, la Iglesia.

-S�lo el Hijo tiene un conocimiento perfecto del Padre.

...tomando Jes�s la palabra, dijo: �...ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo...� (Mt. 11, 25 y 27).

Aclaraci�n. Un conocimiento incompleto del hijo lo tienen tambi�n:

a) -...aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar (Mt. 11, 27).

b) - Sim�n Pedro.

D�celes: �Y vosotros �qui�n dec�s que soy yo?� Sim�n Pedro le contest�: �T� eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo� (Mt. 16, 15).

-Jesucristo conoce los misterios de Dios y los revela a los hombres.

...tomando Jes�s la palabra, dijo: �Yo te bendigo, Padre, Se�or del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se la has revelado a peque�os. Si, Padre, pues tal ha sido te benepl�cito. Todo me ha sido entregado por mi Padre...� (Mt. 11, 25-27).

Aclaraci�n. �Estas cosas� expresan los �Misterios del Reino�.

El que viene del cielo, est� por encima de todos: da testimonio de lo que ha visto y o�do,... (Jn. 3, 31-32).

-Jesucristo posee cuatro clases de ciencia distintas: La divina, la beat�fica, la infusa y la adquirida.

Estas ciencias en nada se estorban mutuamente, sino que se armonizaban y completaban entre s�, en al admirable psicolog�a humano-divina de Jesucristo.

a) -La ciencia divina.

Consiste en un conocimiento perfecto de Dios, de sus virtudes y de sus atributos en toda la dimensi�n infinita de su ser.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce qui�n es el Hijo sino el Padre, y quien es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar (Lc. 10, 22).

b) -La ciencia beat�fica.

Consiste en el conjunto de todos los seres creados y glorificados, es decir, almas y �ngeles bienaventurados.

El que viene del cielo, est� por encima de todos, da testimonio de lo que ha visto y o�do (Jn. 3, 31-32).

Aclaraci�n. En virtud de su ciencia beat�fica, la inteligencia humana de Cristo conoci� en el Verbo todas las cosas existentes en el pasado, en el presente y en el futuro, porque todas ellas le est�n sometidas.

Porque ha sometido todas las cosas bajo sus pies (1 Cor. 15, 27).

c) -La ciencia infusa.

Es aquella no adquirida ni por la ense�anza de las criaturas ni por las investigaciones de la propia raz�n, sino por especies inteligibles infundidas directamente por Dios en el entendimiento humano o ang�lico.

Entonces dije: He aqu� que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad (Hebr. 10, 7).

Aclaraci�n. No pudo hacer este ofrecimiento con ciencia adquirida puesto que lo hizo al principio de estar en el mundo (Hebr. 10, 5).

Ni tampoco con ciencia beat�fica porque �sta se ordena a la fruici�n de Dios y no a la realizaci�n de actos meritorios.

Por tanto, al ofrecimiento lo hizo con una ciencia infundida por Dios.

Aclaraci�n. Este ofrecimiento lo hizo conociendo anticipadamente todas las cosas futuras en que consist�a.

Por la ciencia infusa Cristo conoci� los pensamientos de los hombres,

Mas Jes�s, conociendo sus pensamientos, dijo ��Por qu� pens�is mal en vuestros corazones?� (Mt. 9, 4).

y los futuros contingentes;

d) - La ciencia adquirida.

Es aquella que el hombre puede conocer por la acci�n del entendimiento agente y a trav�s de los sentidos externos.

Cristo adquiri� esta ciencia; se prueba por las muchas preguntas que hac�a, p.e.

-�Qui�n dicen los hombres que soy yo? (Mc. 8, 28).

-Entonces �l pregunt� a su padre: �Cu�nto tiempo hace que le viene sucediendo esto? Le contest�: �desde ni�o� (Mc. 9, 21).

-D�cele Jes�s: �Cu�ntos panes ten�is? Ellos respondieron: siete y uno pocos pececillos (Mt. 15, 34).

Aclaraci�n: Es evidente que Cristo obtuvo un conocimiento adquirido de estas cosas cuando percibi� las respuestas por los sentidos.

De modo semejante adquiri� la ciencia experimental.

�...experiment� la obediencia� (Hebr. 5, 8).

-El alma de Cristo ve�a a Dios por la ciencia beat�fica, desde el primer instante de su concepci�n mucho mas perfectamente que los �ngeles y que los bienaventurados del cielo.

No consta claramente en la Sagrada Escritura, pero se puede deducir, con bastante probabilidad, del siguiente texto:

Manantial de sabidur�a es la palabra de Dios en las alturas;... (Si. 1, 5).

Aclaraci�n. todos los �ngeles y bienaventurados del cielo contemplan la esencia divina seg�n el grado de uni�n y de participaci�n de luz derivada para cada uno de ellos del manantial del Verbo de Dios. El alma de Cristo est� unida al Verbo de Dios m�s que cualquier otra criatura y, por tanto, recibe la influencia de la luz en la que Dios es contemplado por el mismo Verbo, m�s que cualquier �ngel o bienaventurado. Al recibir el alma de Cristo mas influencia de luz, contempla a Dios m�s perfectamente.

29. La humanidad de Jesucristo Su conciencia.

-Ten�a plena conciencia de su divinidad

-Ten�a un libre albedr�o perfecto

-Su alma dotada de libertad

-Hubo un mandato del Padre de que muriese en Cruz, pero tuvo plena libertad de morir porque quiso

-Cristo-Hombre ten�a plena conciencia de su divinidad, o sea de ser una sola persona con el Verbo divino.

Se desprende claramente de su mismo modo de hablar.

Nadie ha subido al cielo sino el que baj� del cielo, el Hijo del Hombre que est� en el cielo (Jn. 3, 13).

Antes que naciese Abraham, Yo Soy (Jn. 8, 58).

El Padre y yo somos una sola cosa (Jn. 10, 30).

Sal� del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre (Jn. 16, 28).

-Cristo-Hombre tuvo un perfecto libre albedr�o.

Libre albedr�o es la facultad de elegir los medios para lograr un fin.

Nadie me la quita (la vida), la doy voluntariamente (Jn. 10, 18).

...que se entreg� a s� mismo por nuestros pecados para librarnos de este perverso mundo, seg�n la voluntad de nuestro Dios (G�l. 1, 4).

Vivo la fe del Hijo de Dios que me am� y se entreg� a s� mismo por m� (G�l. 2, 20).

...Cristo se entreg� por nosotros como oblaci�n y v�ctima de suave aroma (Ef. 5, 2).

...se entreg� por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad (Tit. 2, 14).

-El alma de Cristo esta dotada de libertad.

...le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero �l, despu�s de probarlo, no lo quiso beber (Mt. 27, 35).

Partieron de all� e iban caminando por Galilea; �l no quer�a que se supiera, porque iba instruyendo a sus disc�pulos (Mc. 9, 30).

Despu�s de esto, Jes�s andaba por Galilea, y no pod�a andar por Judea, porque los jud�os le buscaban para matarle (Jn. 7, 1).

-Hubo un verdadero mandato del Padre de que Cristo muriese en la Cruz, pero el tuvo plena libertad de dar su propia vida porque quiso.

El Hijo del hombre se marcha seg�n est� determinado.

Pero, �Ay de aquel por quien es entregado! (Lc. 22, 21).

�l les dijo: �Oh insensatos y tardos de coraz�n para creer todo lo que dijeron los profetas! �No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara as� en su gloria? (Lc. 24, 25-26).

Tengo poder para dar la vida y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre (Jn. 10, 17-18).

Cristo os am� y se entreg� por nosotros como oblaci�n y v�ctima de suave aroma (Ef. 5, 2).

...y se humill� a s� mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz (Fil. 2, 8).

30. El Verbo encarnado. Sus entendimientos.

-En Cristo hay dos entendimientos, divino y humano

-Dos voluntades, divina y humana

-La voluntad humana estaba dotada de libertad

-Es distinta de la voluntad divina del Padre

-La humana estuvo en conformidad con la divina en su vida mortal

-En Cristo hay dos entendimientos, uno divino y otro humano.

Por la misma raz�n que hay en Cristo dos naturalezas y dos voluntades, la divina y la humana.

-En Cristo hay dos voluntades, una divina y otra humana.

�Padre, si quieres, aparta de m� este c�liz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya� (Lc. 22, 42).

...porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado (Jn. 6, 38).

-La voluntad humana de Jesucristo viador estaba dotada de libertad.

Subi� al monte y llam� a los que �l quiso; y vinieron donde �l. Instituy� Doce, para que estuvieran con �l, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios (Mc. 3, 13).

-La voluntad humana de Jesucristo es distinta de la voluntad divina del Padre.

Y adelant�ndose un poco, cay� rostro en tierra, y suplicaba as�: �Padre m�o, si es posible, que pase de mi este c�liz, pero no sea como yo quiero, sino como quieras t�� (Mt. 26, 39).

...porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado (Jn. 6, 38).

-La voluntad humana de Cristo estuvo en total conformidad con la voluntad divina durante toda su vida mortal.

�Padre m�o, si es posible, que pase de m� este c�liz, pero no sea como yo quiero, sino como quieras t�� (Mt. 26, 39).

...no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieras t� (Mc. 14, 36).

He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado (Jn. 6, 38).

...porque yo hago siempre lo que le agrada a �l (Jn. 8, 29).

31. La humanidad de Jesucristo El Poder

-El Padre ha dado a Jesucristo todos los poderes para que los manifestase en sus obras

-Jesucristo ha recibido toda la autoridad del Padre

-Cristo era omnipotente en cuanto Dios pero no en cuanto hombre

-El Padre ha dado a Jesucristo todos los poderes para que los manifestase en sus obras.

a) -De perdonar pecados.

Pues para que sep�is que el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice entonces el par�clito-: �Lev�ntate, toma tu camilla y vete a tu casa.� �l se levant� y se fue a su casa (Mt. 9, 6).

b) -De expulsar los demonios.

Pero si por el Esp�ritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios (Mt. 12, 28).

c) -De ser Se�or del s�bado.

y les dijo: �El s�bado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el s�bado. De suerte que el Hijo del hombre tambi�n es se�or del s�bado� (Mc. 2, 27-28).

d) -De mandar a los elementos naturales.

Le despiertan y dicen: �Maestro, �no te importan que perezcamos?� �l, habi�ndose despertado, increp� al viento y dijo al mar: ��Calla, enmudece!� El viento se clam� y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: ��Por qu� est�is con tanto miedo? �C�mo no ten�is fe?� Ellos se llenaron de gran temor y se dec�an unos a otros: �Pues �qui�n es �ste que hasta el viento y el mar le obedecen?� (Mc. 4, 38-41).

e) -Poderes de toda �ndole.

Jes�s se acerc� a ellos y les habl� as�: �Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra... (Mt. 28, 18).

El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano (Jn. 3, 35).

-Jesucristo ha recibido toda la autoridad del Padre.

Jes�s se acerc� a ellos y le habl� as�: �Me han sido dada todo poder en el cielo y en la tierra...� (Mt. 28, 18).

-Cristo era omnipotente en cuanto Dios, pero no en cuanto hombre.

a) -En cuanto Dios:

Para los hombres esto es imposible, m�s para Dios todo es posible (Mt. 19, 26).

Porque ninguna cosa es imposible para Dios (Lc. 1, 37).

b) -En cuanto hombre:

La omnipotencia es un atributo, como todos los dem�s, identificado con la esencia divina. Por tanto es propio de la divinidad, no de la humanidad. No puede ser comunicado a ninguna criatura finita, ni siquiera a la humanidad de Cristo.

Aclaraci�n. Los milagros, acciones propias de su omnipotencia, los realizaba con su poder divino.

32. La humanidad de Jesucristo Causa f�sica de sus acciones.

-Causa f�sica de las acciones naturales y sobrenaturales relativas a la misma

-Eficiente, formal, ejemplar y final de la creaci�n

-En cuanto Dios y en cuanto hombre causa final de toda la creaci�n

-Instrumental f�sica de los milagros, de los efectos sobrenaturales

-Ni de la creaci�n ni de la aniquilaci�n de ning�n ser

-La humanidad de Cristo es causa f�sica principal de las acciones naturales y sobrenaturales relativas a la misma y, por consiguiente, unas y otras las practico siempre con la m�xima perfecci�n.

a) -Perfecci�n de la humanidad.

Eres hermoso, el m�s hermoso de los hijos de Ad�n (Sal. 45, 3).

Aclaraci�n. Su cuerpo estaba dotado de una complexi�n perfect�sima.

b) -Perfecci�n de las obras.

En las bodas de Can�.

...llama el maestrasala al novio y le dice:

�Todo el mundo sirve primero el vino bueno y cuando ya est�n bebidos, el inferior. Pero t� has guardado el vino bueno hasta ahora� (Jn. 2, 9-10).

Aclaraci�n. Se comprueba que el vino que fue efecto del milagro, era de calidad superior al otro, porque las cosas hechas por medio de milagro son m�s perfectas que las realizadas por su g�nesis natural, y el cuerpo de Cristo hab�a sido formado por medio de un milagro del Esp�ritu Santo.

-Jesucristo es causa eficiente, formal, ejemplar y final de la creaci�n.

a) -Causa eficiente porque nos da la gracia.

Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Jn. 10, 10).

b) -Causa formal porque regula la actividad y vivifica a los justos.

Le dice Jes�s; �Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie al Padre sino por m�...� (Jn. 14, 5).

c) - Causa ejemplar como imagen perfecta del Padre.

�l es Imagen de Dios invisible, Primog�nito de toda la creaci�n, porque en �l fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles,... (Col. 1, 15).

...el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su esencia,... (Hebr. 1, 3).

d) - Causa final porque toda la obra de la creaci�n ha sido hecha por �l y para �l,...

...todo �l creado por �l y para �l,... (Col. 1, 16).

-Jesucristo, en cuanto Dios y en cuanto hombre fue causa final de toda la creaci�n.

�l es imagen de Dios invisible, Primog�nito de toda la creaci�n, porque en �l fueron creadas todas las cosas en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, la Dominaciones, los Principados, las Potestades, todo fue creado por �l y para �l (Col. 1, 15-16).

As� que, no se glor�e nadie en los hombres, pues todo es vuestro: ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro y vosotros de Cristo y Cristo de Dios (1 Cor. 3, 22-23).

Aclaraci�n:

Todas las obras de la creaci�n han sido hechas para utilidad del hombre, todas las cosas creadas incluso el hombre para glorificaci�n de Jesucristo, y las cosas, el hombre y Cristo para gloria de Dios que es el fin �ltimo, absoluto y supremo de toda la creaci�n.

-La humanidad de Cristo fue causa instrumental f�sica de los milagros y de los efectos sobrenaturales.

Al instante, Jes�s, d�ndose cuenta de la fuerza que hab�a salido de �l, se volvi� entre la gente y pregunt�: ��Qui�n me ha tocado los vestidos?� (Mc. 5, 30).

Toda la gente procuraba tocarle, porque sal�a de �l una fuerza que sanaba a todos (Lc. 6, 19).

Pero Jes�s dijo: �Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de m� (Lc. 8, 46).

Aclaraci�n. El Verbo encarnado realizaba las acciones divinas por medio de su cuerpo como instrumento (S. Juan Damasceno).

33. La humanidad de Cristo no fue causa f�sica

-Ni de la gracia santificante

-Ni de nuestra justificaci�n

-Ni de las obras sobrenaturales

-Ni de los milagros

-No fue causa f�sica de la gracia, de la justificaci�n de las obras sobrenaturales ni de los milagros

-No fue causa f�sica de la gracia, de la justificaci�n de las obras sobrenaturales ni de los milagros

Causa f�sica es la que produce su efecto por su propia virtud intr�nseca.

Causa moral es la que produce su efecto por v�a de merecimiento, de intercesi�n, de ruego.

a) -El origen o causa de la gracia santificante es Dios.

Porque se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres... (Tit. 2, 11).

b) -El origen o causa de nuestra justificaci�n es la gracia.

...y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redenci�n realizada en Cristo Jes�s.

c) -El origen de las obras sobrenaturales, no puede ser un principio de naturaleza inferior como es la humanidad de Cristo, sino la misma divinidad de Dios.

...para que ve�is que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados... (Lc. 5, 24).

El poder para realizar la obra sobrenatural de perdonar pecados, radica del Hijo del hombre, es decir de Cristo como Dios, y no de su humanidad.

d) -La causa de los milagros no puede ser la sola humanidad de Cristo, porque la alteraci�n del orden de la naturaleza exigido por el milagro exig�a una fuerza sobrenatural, sobrehumana que sal�a de la divinidad de Cristo.

Toda la gente procuraba tocarle porque sal�a de �l una fuerza que sanaba a todos (Lc. 6, 19).

-Jesucristo, en su humanidad, no fue causa f�sica de la creaci�n de ning�n ser, ni tampoco de la aniquilaci�n de ninguno.

a) -La creaci�n es un acto propio y exclusivo de Dios.

En el principio cre� Dios los cielos y la tierra (G�n. 1, 1).

Entonces Melquisedech, rey de Salem, present� pan y vino, pues era sacerdote del Dios Alt�simo y le bendijo diciendo:

��Bendito sea Abram del Dios Alt�simo, creador de cielos y tierra...!� (G�n. 14, 18).

Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas que fijaste t�,... (Sal. 8, 4).

Todo se hizo por �l y sin �l no se hizo nada de cuanto existe (Jn. 1, 3).

Aclaraci�n. La sola humanidad de Cristo como criatura, no puede obrar sobre la nada para producir la creaci�n. Esto es propio de Dios, de su divinidad, que con su poder infinito puede producir seres sin ninguna materia preexistente.

b) -La aniquilaci�n de los seres tambi�n es un acto exclusivo de Dios.

Lo mismo que la creaci�n es la conversi�n de la nada en ser, la aniquilaci�n es la conversi�n del ser en la nada.

S�lo Dios puede sacar un ser de la nada, y por la misma raz�n, s�lo �l puede aniquilarlo volvi�ndolo a ella.

Aclaraci�n. Toda virtud necesaria para la creaci�n de los seres procede de Dios, y as� de demuestra a trav�s de estas y otras expresiones de la Sagrada Escritura, y no refiere un s�lo caso de que sea la humanidad de Cristo, quien haya producido la creaci�n de los seres. Ni tampoco que haya producido la aniquilaci�n de ninguno.

34. La humanidad de Jesucristo Causa moral de la gracia

-Causa moral de la gracia, de la justificaci�n, de las obras sobrenaturales y de los milagros.

-Como instrumento unido a la divinidad concurri� a la producci�n de los efectos sobrenaturales, gracia, justificaci�n, milagros

-Posey� el carisma de realizar milagros ordenados al fin de la encarnaci�n

-Desde el cielo sigue concurriendo a la producci�n de los mismos efectos sobrenaturales con la misma virtud de ac� en la tierra

-La humanidad de Cristo fue causa moral de,

-La gracia santificante,

-Nuestra justificaci�n,

-Las obras sobrenaturales,

-Los milagros.

Causa moral es la que produce su efecto, ni f�sicamente por s� misma, sino por v�a de merecimiento, de ruego, de intercesi�n, etc.,

Los actos de Jesucristo ten�an un valor un m�rito infinitos porque estaba lleno de gracia.

...lleno de gracia y de verdad (Jn. 1, 14).

Por consiguiente, estos actos, no en cuanto que proced�an de su naturaleza humana, sino en cuanto que estaban revestidos de un valor y m�ritos infinitos, ten�an virtud suficiente para producir todos los efectos sobrenaturales de la gracia y cualquier clase de milagros.

-La humanidad de Cristo, como instrumento unido a la divinidad concurri� f�sicamente a la producci�n de los efectos sobrenaturales, gracia, justificaci�n, milagros, en virtud de la moci�n divina que el Verbo le comunica cuando hab�a de realizar algunos de estos actos.

a) -Milagros realizados con alg�n contacto f�sico:

la tom� de la mano (a la suegra de Pedro) y la fiebre la dej�, y se levant� y se puso a servirle (Mt. 8, 14).

...se le acercaron los ciegos y Jes�s los dice: �Cre�is que puedo hacer eso? D�cenle: �S�, Se�or�. Entonces les toc� los ojos diciendo: H�gase en vosotros seg�n vuestra fe. Y se abrieron sus ojos (Mt. 9, 28-29).

...Despu�s le volvi� a poner las manos en los ojos y comenz� a ver perfectamente y qued� curado... (Mc. 8, 25).

Toda la gente procuraba tocarle, porque sal�a de �l una fuerza que sanaba a todos (Lc. 6, 19).

Jes�s dijo: Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de m� (Lc. 8, 46).

b) -Milagros realizados estando Cristo presente, pero sin contacto f�sico:

Joven, a ti te digo, lev�ntate.

�l muerto se incorpor� y se puso a hablar y �l se lo dio a su madre (Lc. 7, 14-15).

Dicho esto, grit� con fuerte voz: �L�zaro, sal fuera� y sali� el muerto... (Jn. 11, 43-44).

c) -Milagros realizados estando Cristo a distancia.

-al siervo del centuri�n,

Y dijo Jes�s al centuri�n: �Anda que te suceda como has cre�do� Y en aquella hora se cur� el criado (Mt. 8, 13).

-al hijo del r�gulo:

Le dice el funcionario: �Se�or, baja antes de que se mera mi hijo�. Jes�s le dice: �Vete que tu hijo vive� (Jn. 4, 49-50).

-a la hija de la cananea:

Entonces Jes�s le dijo: �Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas� Y desde aquel momento qued� curada su hija (Mt. 15, 28).

Cristo realizaba toda clase milagros, sea con el contacto f�sico de su humanidad, o sea con el imperio de su voluntad.

a) -Efectos sobrenaturales, estando Cristo presente, pero sin contacto f�sico.

...le descolgaron con la camilla a trav�s de las tejas y le pusieron en medio delante de Jes�s. Viendo Jes�s la fe de ellos, dijo: �Hombre, tus pecados te quedan perdonados� (Lc. 5, 19-20).

Cristo realizaba los efectos sobrenaturales de gracia y justificaci�n con el simple imperio de su voluntad.

La causalidad f�sica instrumental de la humanidad de Cristo, se salva perfectamente aunque no haya contacto f�sico, ya que estuvo dotada de una potencia instrumental capaz de producir todas las inmutaciones milagrosas y sobrenaturales que fuesen necesarias para lograr el fin de la encarnaci�n.

�...hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que est� en los cielos y lo que est� en la tierra� (Ef. 1, 10).

-La humanidad de Jesucristo, como instrumento unido al Verbo de Dios, posey� el carisma de realizar todos los milagros que fuesen ordenados al fin de la encarnaci�n.

Jes�s les respondi�: �Id y contad a Juan lo que o�s y veis: Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva;... (Mt. 11, 4-5).

Entonces, a causa de la multitud, dijo a su disc�pulos que le prepararan una barca, para que no le oprimieran, pues, habiendo curado a muchos, cuantos padec�an dolencias se le echaban encima para tocarle (Mc. 3, 9-10).

Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le ped�an poder tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos le tocaban, quedaban curados (Mc. 6, 56).

-La humanidad de Cristo; desde el cielo, sigue concurriendo a la producci�n de los mismos efectos sobrenaturales; con la misma virtud de que estuvo dotada ac� en la tierra.

Con la muerte de Cristo en la Cruz, no se han conseguido todav�a los fines subjetivos de la redenci�n, es decir, la aplicaci�n a todos los hombres de todos los tiempos, de esos efectos sobrenaturales, producidos por divinidad de Cristo y aplicaos a los hombres con la concurrencia de su humanidad.

La prueba es que todav�a no se ha conseguido �que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que est� en los cielos y lo que est� en la tierra� (Ef. 1, 10).

que es el fin de la encarnaci�n.

Para que este fin se vaya consiguiendo, se siguen produciendo los mismos efectos, que evidencian la acci�n de las mismas causas, es decir, la humanidad de Cristo que sigue concurriendo como instrumento unido a la divinidad a la producci�n de los mismo efectos sobrenaturales.

Aclaraci�n:

Se siguen produciendo los mismos efectos:

Pero Dios le resucit� de entre los muertos y nosotros somos testigos de ellos. Y por la fe en su nombre, este mismo nombre ha restablecido a �ste que vosotros veis y conoc�is (Act. 3, 15-16).

35. La humanidad de Jesucristo Psicolog�a

-Mostr� su afabilidad m�s despu�s de su resurrecci�n

-Se mostraba terrible a los hip�critas

-Mostr� sus reacciones psicol�gicas y afectivas y sus limitaciones cognoscitivas, siempre normales

-No tuvo conciencia progresiva de ser el Mes�as, sino siempre plena

-Jesucristo mostr� su afabilidad especialmente despu�s de su resurrecci�n.

a) -a las santas mujeres.

Entonces les dice Jes�s: �No tem�is. Id, avisad a mis hermanos que salgan para Galilea; all� me ver�n� (Mt. 28, 10).

b) -a la Magdalena.

D�cele Jes�s: �D�jame que todav�a no he subido al Padre. Vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios� (Jn. 20, 17).

c) -a sus disc�pulos.

...se present� en medio de ellos y les dijo: �La paz con vosotros.� Sobresaltados y asustados, cre�an ver un esp�ritu. Pero �l les dijo: ��Por qu� os turb�is, y por qu� se suscitan dudas en vuestro coraz�n? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un esp�ritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.� Y diciendo esto les mostr� las manos y los pies (Lc. 24, 36-40).

d) -a Tom�s.

Luego dice a Tom�s: �Acerca tu dedo y aqu� tienes mis manos; trae tu mano y m�tela en mi costado, y no seas incr�dulo sino creyente� (Jn. 20, 27-28).

-Jesucristo se mostraba terrible a los Hip�critas.

Entonces Jes�s...les dijo: �Ay de vosotros, escribas y fariseos hip�critas, que cerr�is a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entr�is; y a os que est�n entrando no les dej�is entrar.

��Ay de vosotros, escribas y fariseos hip�critas, que recorr�is mar y tierra para hacer un pros�lito, y, cuando llega a serlo, le hac�is hijo de condenaci�n el doble m�s que vosotros! (Mt. 23, 13-15).

Pero el Se�or les dijo: ��Bien! Vosotros, los fariseos, purific�is por fuera la copa y el plato, mientras por dentro est�is llenos de rapi�a y maldad. �Insensatos! el que hizo el exterior, �no hizo tambi�n el interior? (Lc. 11, 39-40).

-Jesucristo muestra sus reacciones psicol�gicas, sus reacciones afectivas y sus limitaciones cognoscitivas siempre normales en su dimensi�n temporal.

a) -Sus reacciones psicol�gicas.

Y al desembarcar, vio mucha gente, sinti� compasi�n de ellos, pues eran como ovejas que no tienen pastor, y se puso a instruirles extensamente (Mc. 6, 34).

Le presentaban unos ni�os para que los tocara; pero los disc�pulos les re��an. Mas Jes�s, al ver esto se enfad� y les dijo: �Dejad que los ni�os vengan a m�,...� (Mc. 10, 13-14).

b) -Sus reacciones afectivas humanas.

...Jes�s, d�ndose cuenta de la fuerza que hab�a salido de �l, se volvi� ante la gente y pregunt�: ��Qui�n me ha tocado los vestidos?� (Mc. 5, 30).

c) -Sus limitaciones cognoscitivas.

�l les pregunt�: ��Cu�ntos panes ten�is?� Ellos respondieron: �Siete� (Mc. 8, 5).

�l les pregunt�: ��De qu� discut�a con ellos?� (Mc. 9, 16).

-Jesucristo no tuvo una conciencia progresiva de ser el Mes�as e Hijo de Dios; sino que tal conciencia la tuvo plena en todos los momentos de su vida.

�l les dijo: �Y �por qu� me buscabais? �No sab�ais que yo deb�a estar en las cosas de mi Padre?� (Lc. 2, 49).

Aclaraci�n. A los doce a�os ya posey� tal conciencia plena de su condici�n de Hijo de Dios y de Mes�as.


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