El valor y el significado de la Santa Misa para vivir cada vez más plenamente nuestra relación con Dios
1. Catequesis del Papa Francisco
8-11-2017
Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!
Comenzamos hoy una serie nueva de catequesis, que se centrará en el
"corazón" de la Iglesia, es decir en la eucaristía, la Santa Misa. Para nosotros,
cristianos, es fundamental entender bien el valor y el significado de la
santa misa para vivir cada vez más plenamente nuestra relación con Dios.
No podemos olvidar el gran número de cristianos que, en todo el mundo, a lo
largo de dos mil años de historia, han resistido hasta la muerte para
defender la eucaristía, ni tampoco a aquellos que, incluso hoy, arriesgan la
vida para participar en la misa dominical. En el año 304, durante la
persecución de Diocleciano, un grupo de cristianos del norte de África fue
sorprendido mientras celebraba la misa en una casa y fue arrestado. El
procónsul romano, en el interrogatorio, les preguntó por qué lo habían
hecho, sabiendo que estaba absolutamente prohibido. Y ellos contestaron:
"Sin el domingo no podemos vivir", que significaba: Si no podemos celebrar
la eucaristía, no podemos vivir, nuestra vida cristiana moriría.
Efectivamente, Jesús dijo a sus discípulos: "Si no coméis la carne del Hijo
del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros ". El que
come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el
último día "(Jn 6,53 a 54).
Aquellos cristianos norteafricanos fueron asesinados porque celebraban la
eucaristía. Nos dejaron el testimonio de que se puede renunciar a la vida
terrena por la eucaristía, porque nos da la vida eterna haciéndonos
partícipes de la victoria de Cristo sobre la muerte. Un testimonio que nos
interpela y exige una respuesta sobre lo que significa para cada uno de
nosotros participar en el sacrificio de la misa y acercarnos a la mesa del
Señor. ¿Buscamos ese manantial del que brota "el agua viva " para la vida
eterna?, ¿Qué hace de nuestra vida un sacrificio espiritual de alabanza y de
acción de gracias y nos hace un solo cuerpo con Cristo? Este es el sentido
más profundo de la santa eucaristía, que significa "acción de gracias":
acción de gracias a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que nos atrae y nos
transforma en su comunión de amor.
En las próximas catequesis me gustaría responder a algunas preguntas
importantes sobre la eucaristía y la misa, para volver a descubrir, o a
redescubrir, cómo a través de este misterio de fe resplandece el amor de
Dios.
El Concilio Vaticano II estaba fuertemente animado por el deseo de que los
cristianos comprendiesen la grandeza de la fe y la belleza del encuentro con
Cristo. Por ese motivo, era necesario ante todo actuar, con la guía del
Espíritu Santo, una adecuada renovación de la liturgia ya que la Iglesia
vive y se renueva continuamente gracias a ella.
Un tema central que los Padres conciliares subrayaron es la formación
litúrgica de los fieles, indispensable para una verdadera renovación. Y este
es también el objetivo de este ciclo de catequesis que comenzamos hoy:
crecer en el conocimiento del don que Dios nos ha dado en la eucaristía, la
Santa Misa.
La eucaristía es un evento maravilloso en el que Jesucristo, nuestra vida,
se hace presente. Participar en la misa "es vivir otra vez la pasión y la
muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se presenta en el
altar para ser ofrecido al Padre por la salvación del mundo".(Homilía en la
misa, Casa Santa Marta, 10 de febrero de 2014).
El Señor está allí, con nosotros, presente. Son tantas las veces que vamos
allí, miramos las cosas, charlamos entre nosotros mientras el sacerdote
celebra la eucaristía… ¡y no celebramos cerca de Él! ¡Pero es el Señor! Si
hoy viniera aquí el Presidente de la República o alguien muy importante en
el mundo, seguro que todos estaríamos cerca de él, que querríamos saludarlo.
Pero piensa: Cuando vas a misa ¡el Señor está allí! Y tú estás distraído.
¡Es el Señor! Tenemos que pensarlo. "Padre es que las misas son aburridas…"
Pero¡ qué dices! ¿El Señor es aburrido? -"No, no, la misa no, los curas".
-"Ah, que se conviertan los curas, pero el Señor es quien está allí"-
¿Entendido? No os olvidéis. "Participar en la misa es vivir otra vez la
pasión y la muerte redentora del Señor".
Probemos ahora a formular algunas preguntas fáciles. Por ejemplo, ¿Por qué
se hace el signo de la cruz y el acto de penitencia al comienzo de la Misa?
Y aquí me gustaría hacer otro paréntesis. ¿Habéis visto cómo se persignan
los niños? No sabes lo que hacen, si es el signo de la cruz o un dibujo…
Hacen así (El Papa hace un gesto confuso). Hay que enseñar a los niños a
persignarse bien. Así empieza la misa, así empieza la vida, así empieza la
jornada. Quiere decir que hemos sido redimidos con la cruz del Señor. Mirad
a los niños y enseñadles a persignarse bien.
Y esas lecturas en la misa , ¿Por qué están allí? ¿Por qué los domingos hay
tres lecturas y los demás días dos? ¿Por qué están allí? ¿Qué significado
tiene la lectura de la misa? ¿Por qué se leen y qué tienen que ver ? O, ¿Por
qué en un momento dado el sacerdote que preside la celebración dice:
"Levantemos el corazón?" No dice: "¡Levantemos los móviles para sacar una
foto! No, está muy mal. Y os digo que me pongo muy triste cuando celebro
aquí en la Plaza o en la Basílica y veo tantos móviles levantados, no
solamente por los fieles, sino también por algunos sacerdotes y también por
obispos. Pero, ¡por favor! La misa no es un espectáculo: es ir a encontrar
la pasión y la resurrección del Señor. Por eso el sacerdote dice:
"Levantemos el corazón". ¿Qué significa? Acordaos: Nada de móviles.
Es muy importante volver a los cimientos, redescubrir lo que es esencial, a
través de lo que se toca y se ve en la celebración de los sacramentos. La
petición del apóstol Santo Tomás (cf. Jn 20,25), de poder ver y tocar las
heridas de los clavos en el cuerpo de Jesús, es el deseo de poder, de alguna
manera, "tocar" a Dios para creer en El. Lo que Santo Tomás pide al Señor es
lo que todos necesitamos: verlo y tocarlo para reconocerlo. Los sacramentos
salen al encuentro de esta necesidad humana. Los sacramentos, y la
celebración eucarística en particular, son los signos del amor de Dios, las
formas privilegiadas de reunirse con él.
Así, a través de estas catequesis que empezamos hoy me gustaría redescubrir
junto con vosotros la belleza que se esconde en la celebración eucarística,
y que, una vez revelada, da pleno sentido a la vida de cada uno de nosotros.
Nuestra Señora nos acompañe en este nuevo tramo del camino. Gracias.