San Gerardo Sagredo de Hungría, Obispo y Mártir, Fiesta 24 de Septiembre:Biografías
Obispo y Mártir
Martirologio Romano: En
Panonia (hoy Hungría), san Gerardo Sagredo, obispo de la sede de Morisena
(hoy Csanad) y mártir, que fue preceptor de san Emerico, príncipe
adolescente hijo del rey san Esteban, y en una sedición de húngaros paganos
murió apedreado
y atravesado por una lanza
cerca del río Danubio († 1046).
Etimología: Gerardo = Audaz con la lanza, viene del germano
Breve Biografía
San Gerardo, algunas veces llamado Sagredo, fue el apóstol de un vasto
distrito de Hungría.
Era originario de Venecia, donde nació a principios del siglo once. Desde
muy joven, se consagró al servicio de Dios en el monasterio benedictino de
San Giorgio Maggiore en Venecia, pero al cabo de algún tiempo, abandonó el
convento para hacer una peregrinación a Jerusalén.
Al pasar por Hungría, conoció al rey San Esteban, a quien impresionaron
tanto las cualidades de Gerardo, que lo retuvo para que fuese el tutor de su
hijo, el Beato Emeric. Al tiempo que ejercía sus funciones de educador, el
santo predicó la palabra de Dios con mucho éxito. Cuando San Esteban fundó
la sede episcopal de Csanad, nombró a Gerardo como su primer obispo. La gran
mayoría de los habitantes del lugar eran paganos, y los pocos que llevaban
el nombre de cristianos, eran ignorantes, salvajes y brutales, pero San
Gerardo trabajó entre ellos con tan buenos frutos que, en poco tiempo, el
cristianismo progresó considerablemente. Siempre que le era posible, unía
Gerardo la perfección en su desempeño de la tarea episcopal con el
recogimiento de la vida contemplativa que le fortalecía para continuar con
sus funciones. Además, Gerardo fue investigador y escritor; entre sus obras
figura una inconclusa disertación sobre el Himno de los Tres Jóvenes (Daniel
III) y otros escritos que se perdieron con el correr del tiempo.
El rey Esteban secundó el celo del buen obispo en tanto que vivió, pero a su
muerte, ocurrida en 1038, el reino quedó en la anarquía a causa de las
disputas por la sucesión al trono y, al mismo tiempo, estalló una rebelión
contra el cristianismo.
Las cosas iban de mal en peor, hasta el extremo de que, virtualmente, se
declaró una abierta persecución contra los cristianos. Por entonces,
Gerardo, que celebraba la misa en la iglesita de una aldea junto al Danubio,
llamada Giod, tuvo la premonición de que aquel mismo día habría de recibir
la corona del martirio. Terminada la visita a la aldea, el obispo y su
comitiva partieron hacia la ciudad de Buda.
Ya se disponían a cruzar el río, cuando fueron detenidos por una partida de
soldados al mando de un oficial, idólatra recalcitrante y acérrimo enemigo
hasta de la memoria del rey Esteban. Sin mediar palabra, los soldados
comenzaron a lanzar piedras contra San Gerardo y sus gentes, que se hallaban
dentro de la barca, amarrada a un pilote. Algunos de ellos se metieron al
agua, volcaron la embarcación y sacaron a rastras al santo obispo. Asido a
los brazos de sus captores, se incorporó hasta ponerse de rodillas y oró en
voz alta con las palabras de San Esteban, el Protomártir: "¡Señor, no les
toméis en cuenta esta culpa!" Apenas había pronunciado estas palabras cuando
le atravesaron el pecho con una lanza.
Los soldados arrastraron el cuerpo hasta el borde de un acantilado que lleva
el nombre de Blocksberg y arrojaron el cadáver al Danubio. Era el 24 de
septiembre de 1046. La muerte heroica de San Gerardo produjo un profundo
efecto entre el pueblo que, desde el primer momento, comenzó a venerarlo
como mártir. Sus reliquias fueron colocadas en un santuario, en 1083, al
mismo tiempo que las de San Esteban y las de su hijo, el Beato Emeric. En
1333, la República de Venecia obtuvo del rey de Hungría la concesión de
trasladar la mayor parte de las reliquias de San Gerardo a la iglesia de
Nuestra Señora, en la isla de Murano, vecina a Venecia donde hasta hoy se
venera al santo como al protomártir de aquel lugar donde vino al mundo.
Natural de Venecia; en el bautismo recibió el nombre de Jorge y pertenecía a
una familia oriunda de Dalmacia, que descendía de la estirpe de los Sagredo.
Con 5 años tuvo una grave fiebre que sus padres imploraron la gracia de san
Jorge para que sanase. Una vez curado y llegado a la edad requerida, ingresó
en el monasterio benedictino de San Giorgio Maggiore en la isla Maggiore de
Venecia, y en recuerdo de su padre, recién fallecido, tomó el nombre de
Gerardo. Después de algunos años fue elegido prior del monasterio y después
abad, pero poco después renunció al cargo, porque quería ir en peregrinación
a Belén en Palestina.
Partió en una nave, llegó hasta Zara, desde donde en vez de proseguir para
Tierra Santa, se marchó a Hungría donde se estableció. Fue persuadido por
san Esteban de Hungría para que trabajase en la evangelización de los
magiares. Sin embargo no quiso permanecer en la Corte y durante siete años
vivió como ermitaño en el Beel.
Más tarde fue preceptor del príncipe san Emerico, y en el 1035, fue elegido
primer obispo de Csnád; trabajó con el máximo celo sobre todo en la
observancia litúrgica y en la evangelización del pueblo; lo
llamaron el apóstol de Hungría. Durante la reacción pagana a la muerte del
rey san Esteban, fue martirizado en Buda, donde fue lapidado y atravesado
por lanzas, encerrado en un tonel, fue arrojado al Danubio desde lo alto de
una colina que hoy se llama “Gellerthegy” (monte de San Gerardo); Gerardo se
había negado a coronar a los reyes idólatras. Escribió varias obras entre la
que destaca el “Comentario a Daniel”. Es considerado como el
apóstol y protomártir de Hungría. Patrón de Budapest.