0101001 GÉNESIS 1,3: «Y DIJO DIOS: QUE
EXISTA LA LUZ. Y LA LUZ EXISTIÓ» La Biblia nos dice que la primera creatura de Dios es
la luz. Creando la luz, Dios crea el ritmo del día y de la noche. Y de esta
forma surge el tiempo, la primera condición para la vida humana. Los hombres no
somos meros espectadores del tiempo, sino que vivimos sumergidos en el fluir
constante de los días y las noches, de los meses y los años. El tiempo no se
detiene nunca y es transitorio y fugaz. Por eso un salmista le decía a Dios:
«Mil años son para ti como un día, un ayer que pasó, una hora de la noche»
(Salmo 90,4). El tiempo es misterioso. Para los antiguos griegos era una
divinidad que llamaban «krónos». El paso del tiempo lo simbolizaban en el mito
que krónos devoraba a sus hijos. En la Biblia, especialmente en el NT, el
tiempo se llama «kairós» que tiene la implicancia "momento oportuno"
porque siempre pasa Dios..Para los creyentes, sin embargo, el tiempo es la
primera obra de la creación de Dios. Dios viene a nosotros en el tiempo, se nos
revela en los acontecimientos de cada día, en la gran historia del mundo y en
la pequeña historia de nuestra vida. Pero sobre todo nos ha salvado en el
tiempo, enviando a su Hijo Jesucristo, el cual «se hizo carne y puso su tienda
entre nosotros» (Juan 1,14). Vivamos todos los días de nuestra vida como un don
del amor del Señor y como una ocasión para encontrarnos con él que es la fuente
de la vida. Además los Santos Padres de la
Iglesia sugieren que al crear la luz al comienzo – todo era antes caos y
tinieblas – Dios creó la condición para que todo sea iluminado, es decir, para
que todos los seres sean comprensibles. Cada cosa que existe lleva dentro de sí
la huella de Dios Creador que es la luz que hace posible que el hombre pueda
entender las cosas, definirlas, darles nombre y administrarlas en el nombre de Dios. Demos gracias al Señor porque todo tiene su
sentido, su armonía, su lugar. (Cf. clerus.org) 0101002 (Mt 5,15) LA LUZ QUE ILUMINA A TODO HOMBRE No se coloca la lámpara bajo el celemín Él, en efecto, al disipar, a semejanza de una lámpara,
la oscuridad de nuestra ignorancia y las tinieblas de nuestro pecado, ha venido
a ser como un camino de salvación para todos los hombres: con la fuerza que comunica
y con el conocimiento que otorga, el Señor conduce hacia el Padre a quienes
con él quieren avanzar por el camino de la justicia y seguir la senda de los
mandatos divinos. En cuanto al candelero, hay que decir que significa la santa
Iglesia, la cual, con su predicación, hace que la palabra luminosa de Dios
brille e ilumine a los hombres del mundo entero, como si fueran los moradores
de la casa, y sean llevados de este modo al conocimiento de Dios con los
fulgores de la verdad. La palabra de Dios no puede, en modo alguno, quedar
oculta bajo el celemín; al contrario, debe ser colocada en lo más alto de la
Iglesia, como el mejor de sus adornos. Si la palabra quedara disimulada bajo
la letra de la ley, como bajo un celemín, dejaría de iluminar con su luz eterna
a los hombres. Escondida bajo el celemín, la palabra ya no sería fuente de
contemplación espiritual para los que desean librarse de la seducción de los
sentidos que, con su engaño, nos inclinan a captar solamente las cosas
pasajeras y materiales; puesta, en cambio sobre el candelero de la Iglesia, es
decir, interpretada por el culto en espíritu y verdad, la palabra de Dios
ilumina a todos los hombres. La letra, en efecto, si no se interpreta según su
sentido espiritual, no tiene más valor que el sensible y está limitada a lo que
significan materialmente sus palabras, sin que el alma llegue a comprender el
sentido de lo que está escrito. No coloquemos, pues, bajo el celemín, con nuestros
pensamientos racionales, la lámpara encendida (es decir, la palabra que ilumina
la inteligencia), a fin de que no se nos pueda culpar de haber colocado bajo la
materialidad de la letra la fuerza incomprensible de la sabiduría;
coloquémosla, más bien, sobre el candelero (es decir, sobre la interpretación
que le da la Iglesia), en lo más elevado de la genuina contemplación; así
iluminará a todos los hombres con los fulgores de la revelación divina. (De
las Cuestiones de san Máximo Confesor, abad, a Talasio Cuestión 63: PG 90,
667-670). 0101003 (Mt 1, 18) PRUEBA VISIBLE DEL AMOR DIVINO El hecho de que una virgen conciba y continúe siendo virgen
en el parto y después del parto es algo totalmente insólito y milagroso; es
algo que la razón no se explica sin una intervención especial del poder de
Dios; es obra del Creador, no de la naturaleza; se trata de un caso único, que se sale de lo corriente; es cosa
divina, no humana. El nacimiento de Cristo no fue un efecto necesario de la
naturaleza, sino obra del poder de Dios; fue la prueba visible del amor divino, la restauración de
la humanidad caída. El mismo que, sin nacer, había hecho al hombre del barro
intacto tomó, al nacer la naturaleza humana de un cuerpo también intacto; la mano que se dignó coger
barro para plasmarnos, también se dignó tomar carne humana par salvarnos. Por
tanto, el hecho de que el Creador esté en su creatura, de que Dios esté en al
carne, es un honro para la creatura, sin que ellos signifique afrenta alguna
par el Creador... Nace, pues, Cristo para restaurar con su nacimiento
la naturaleza corrompida; se hace niño y consiente ser alimentado, recorre las
diversas edades para instaurar la única edad perfecta, permanente, la que El
mismo había hecho; carga sobre sí al hombre para que no vuelva a caer; lo había hecho terreno, y ahora lo
hace celeste; había dado un principio
de vida humana, ahora le comunica una vida espiritual y divina. De este
modo lo traslada a la esfera de lo divino, para que desaparezca todo lo que
había en él de pecado, de muerte, de fatiga, de sufrimiento, de meramente
terreno; todo ello por el don y la gracia de nuestro Señor Jesucristo que vive
y reina con el Padre en la unidad el Espíritu Santo, y es Dios, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos inmortales. Amén. (San Crisólogo, obispo, sermón 148 en Liturgia de las Horas o. c.
III pg. 1568/69). 0101004 (Mt 2,16)
EL DESIGNIO MISTERIOSO DE DIOS Y si alguien nos dijere: ¿No podía Dios más bien
matar a Herodes (antes de tolerar la persecución de Jesús)?, replico: ¿También
pudo Dios al principio haber eliminado a la serpiente, antes de decir:
"Enemistad pondré entre él y la mujer y entre su simiente y la de ella'?
¿Faltábale poder de crear al punto una multitud de hombres? (San
Justino, Dial. 103, 2) 0101005 (Mt 4,17)
EL VERDADERO ARREPENTIMIENTO Si... alguien viene a caer - después de (recibido) el
sello y la redención - en pecados y delitos hasta sucumbir por completo a
ellos, ese tal fue reprobado enteramente por Dios. En efecto, a quien de veras
se convierte de todo corazón a Dios se
le abren las puertas, y el Padre recibe gustosísimo al hijo que hace verdadera
penitencia. Mas a verdadera penitencia está en no caer más en lo mismo y
arrancar totalmente del alma los pecados con que se reconoció reo de muerte.
Porque, quitados éstos, al punto
inhabitará Dios en ti. Grande e incomparable según Él (vea Lc 15, 2) la alegría
y fiesta del Padre y de los ángeles en los cielos a raíz de la conversión y
penitencia de un pecador. (Clemente
alejandrino, Quis dives 39 en Antonio Orbe Parábolas pg. I 170) 0101006 (Mt 5,3)
TODOS PUEDEN SER FELICES No puede dudarse de que los pobres consiguen con más
facilidad que los ricos el don de la humildad, ya que los pobres en su
indigencia se familiarizan fácilmente con la mansedumbre y en cambio, los ricos
se habitúan fácilmente a la soberbia. Sin embargo, no faltan tampoco ricos
adornados de esta humildad y que de tal modo usan de sus riquezas que no se
ensoberbecen con ellas, sino que se sirven más bien de ellas para obras de caridad,
considerando que su mejor ganancia es emplear los bienes que poseen en aliviar
la miseria de sus prójimos. El don de esta pobreza se da, pues, en toda clase
de hombres y en todas la s condiciones en las que el hombre puede vivir, pues
pueden ser iguales por el deseo incluso aquellos que por la fortuna son
desiguales, y poco importan las diferencias en los bienes terrenos si hay
igualdad en las riquezas del espíritu. Bienaventurada es, pues, aquella pobreza
que no se siente cautivada por el amor de bienes terrenos ni pone su ambición
en acrecentar las riquezas de este mundo, sino que desea más bien los bienes
del cielo..... Muchos de los primeros hijos dela Iglesia al convertirse a
la fe, no teniendo más que un solo corazón y una sola alma, dejaron sus bienes
y posesiones y, abrazando la pobreza, se enriquecieron con bienes eternos y
encontraban su alegría en seguir las enseñanzas de los Apóstoles, no poseyendo
nada en este mundo y tendiéndolo todo en Cristo. ... Por eso el bienaventurado apóstol Pedro, cuando al subir al
templo se encontró con aquel cojo que le pedía limosna... al que la madre dio a
luz deforme, la palabra de Pedro lo hace sano
y el que no pudo dar la imagen
del César grabada en una moneda a aquel hombre que le pedía limosna, le dio, en
cambio, la imagen de Cristo al devolverle la salud. Y este tesoro enriqueció no
sólo al que recobró la facultad de andar, sino también a aquellos cinco mil
hombres que, ante esta curación milagrosa, creyeron en la predicación de Pedro.
Así aquel pobre apóstol, que no tenía nada que dar al que le pedía limosna,
distribuyó tan abundantemente la gracia de Dios que dio no sólo el vigor a las piernas del cojo,
sino también la salud del alma a aquella ingente multitud de creyentes, a los
cuales había encontrado sin fuerzas y que ahora podían andar ligeros siguiendo
a Cristo. (San León
Magno, Sermón 95, 2-3 en Liturgia de las Horas o.c. IV pg. 181) Les doy ya (aquí en la
tierra dice Jesús) lo que aman, les doy ya lo que desean; después verán aquello
en lo que creyeron aun sin haberlo visto;
comerán y se saciarán de aquellos bienes de los que estuvieron hambrientos y sedientos. ¿Dónde? En la
resurrección de los muertos, porque 'yo los resucitaré en el último día. (San
Agustín, In Ioh. 26, 6 en Liturgia de las Horas o.c. IV pg. 206) 0101007 (Mt 5,17)
LOS TRES NIVELES DE CUMPLIMIENTO Para los rabinos se dan tres
niveles de cumplimiento de la Escritura: En el primer nivel el cumplimiento exegético hace comprender lo
que quiere la Escritura. El segundo es el cumplimiento al llevarla a la
práctica: la Torah oral se hace entonces la Torah plenamente vivida. El último
nivel es el del cumplimiento de las promesas proféticas en la historia de
salvación (E.V. 1991\n. 17\pg 254) 0101008 (Mt 5,9)
LA VERDADERA PAZ Esta bienaventuranza, amadísimos, no puede referirse
a cualquier clase de concordia o armonía humana... Esta paz no se logra ni con los lazos de la más intima amistad ni
con una profunda semejanza de carácter, si todo ello no está fundamentado en
una total comunión de nuestra voluntad con la
voluntad de Dios. Una amistad fundada en deseos pecaminosos, en pactos
que arrancan de la injusticia y en el acuerdo que parte de los vicios nada tiene que ver con el logro de esta paz.
El amor del mundo y el amor de Dios no concuerdan entre sí, ni puede uno tener
su parte entre los hijos de Dio Dios si no se ha separado antes del consorcio
de los que viven según la carne.....
Todo ello lo realiza el amor del prójimo, y de tal manera lo realiza que
ya no sienten ninguna adversidad ni temen ningún tropiezo, sino que, superado
el combate de todas las tentaciones, descansan tranquilamente en la paz de
Dios, por N. S. J..... (San León Magno, Serm. 95 en Liturgia de las Horas o.c. IV
pg. 196) 0101009 (Mt 5,13)
AY LA MEDIOCRIDAD Los católicos deshonran a Jesucristo como los judíos
y los anti-cristianos nunca han sido
capaces de deshonrarlo... Yo los acuso
de ser mediocres. (La sal ha perdido su sabor. No eres frío ni caliente...). (León Bloy,
Le Christ au dépopoit). 0101010 (Mt 5,39)
YO NO SOY EL MALO DE LA PELÍCULA Otro
preguntará por qué deba acusarse si, estando sentado con toda paz y
tranquilidad, viene un hermano y le molesta con alguna palabra desagradable o
ignominiosa, y sintiéndose incapaz de aguantarla, cree que tiene razón en
alterarse y enfadarse con su hermano, porque, si éste no hubiese venido a
molestarlo, él no hubiera pecado. Este modo de pensar, es en verdad, ridículo y carente
de toda razón. En efecto, no es que el decirle aquella palabra haya puesto en él
la pasión de la ira, sino que más bien ha puesto al descubierto la pasión de
que se hallaba aquejado, con ello le ha proporcionado ocasión de enmendarse, si
quiere. Este tal es semejante a un trigo nítido y brillante que al ser roto,
pone al descubierto la suciedad que contenía. Así también él que está sentado en paz y
tranquilidad, según cree, sin embargo, en su interior esconde una pasión que él
no ve. Viene el hermano, le dice alguna palabra molesta, y, al momento, aquél
echa fuera todo el pus y la suciedad escondidos en su interior. Por lo cual, si
quiere alcanzar misericordia, mire de enmendarse, purifíquese, procure
perfeccionarse, y verá que, más que atribuirle una injuria, lo que tenía que
haber hecho era dar gracias a aquel hermano, ya que le ha sido motivo de tan
gran provecho. Y, en lo sucesivo, estas pruebas no le causarán tanta aflicción,
sino que cuanto más se vaya perfeccionando, más leves le parecerán. Pues el
alma, cuanto más avanzada en la perfección, tanto más fuerte y valerosa se vuelve
en orden a soportar las penalidades que le puedan sobrevenir. (San
Doroteo, abad, "Instrucciones", instr. 7 Sobre la acusación de sí
mismo 3) 0101011 (Mt 6,6)
COMO Y DONDE ORAR Además, también se nos enseña que conviene orar en
todas partes: así lo afirma el Salvador cuando dice, hablando de la oración:
Entre en tu aposento. Pero, entiende bien, no se trata de un aposento
rodeado de paredes, en el cual tu cuerpo se encuentra como encerrado, sin más
bien de aquella habitación que hay en tu mismo interior, en la cual habitan tus
pensamientos y moran tus deseos. Este aposento para la oración va contigo a
todas partes, y en todo lugar donde te encuentres continúa siendo un lugar
secreto, cuyo solo y único árbitro es Dios. (San
Ambrosio, Trato sobre Caín y Abel I 9, 38ss en Liturgia de las Horas o.c. IV
pg. 339) ¡Tarde Te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde Te amé! Y Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera Te
buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste,
Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de Ti aquellas
cosas que e, si no estuviesen Ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y
quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora Te
anhelo; gusté de Ti, y ahora siento hambre y sed de Ti; me tocaste, y deseé con
ansia la paz que procede de Ti. Cuando yo me adhiera a Ti con todo mi ser, ya
no habrá más dolor ni trabajo para mí y
mi vida será realmente viva, llena toda de Ti. Tú, al que llenas de Ti,
lo elevas, mas, como yo n no me he llenado de Ti, soy todavía para mí mismo una
carga. Contienden mis alegrías, dignas de ser lloradas, con mis tristezas,
dignas de ser aplaudidas, y no sé de qué parte está la victoria. (San
Agustín, Confesiones libro 10, 26) 0101012 (Mt 6,12)
MÁS FÁCIL Antes se rezaba: "Y
perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores". Ahora rezamos: "Y perdona nuestras ofensas así como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden". ¿Por qué han cambiado el
Padrenuestro? ¡Porque les es más fácil perdonar ofensas que perdonar deudas! 0101013 (Mt
5,16) ¿CUÁLES SON LAS TINIEBLAS? "¿De qué tinieblas estamos
hablando? Todo lo que se encuentra en nuestra inteligencia, en nuestra voluntad
o en nuestra memoria y todo lo que no es Dios o no tiene su origen en Dios o,
expresándolo de otra manera, todo lo que dentro de nosotros no sirve para la
gloria de Dios y es un muro entre Dios y el alma, eso son las tinieblas". (Lansperge
le Chartreux +1539, Sermo 5 Opera omnia 3, 315-317. Vea también toda la homilía que explica como Jesucristo por su
vida es luz que ilumina las tinieblas en " Les Péres de Église commente
l’Évangile, p. 87"). 0101014 (Mt 4,1) CRISTO AFRONTA LAS
TENTACIONES DE TODOS – DESDE ADÁN HASTA
LAS NUESTRAS. “El antiguo adversario se volcó contra el primer Adán, nuestro padre, con tres tentaciones porque lo tentó por la gula, la vanagloria y la avaricia; pero tentándolo lo venció porque lo sometió a sí mediante el consenso. Lo tentó por la gula cuando le mostró el fruto del árbol prohibido para que comiese de él. Lo tentó luego de vanagloria cuando dijo: seréis igual que Dios (Gen 3,5). Lo tentó de avaricia cuando dijo: Conoceréis el bien y el mal. La avaricia, de hecho, no se relaciona sólo con el dinero sino también con los honores. Justamente se llama avaricia el deseo desmesurado de ser enaltecido" (Greg. Mag., Hom 16, 1ss) Si miramos de cerca, las
tentaciones tienen una patente correspondencia con las tentaciones de Eva
(Adán) en el paraíso. El tentador utiliza la necesidad y el placer de comer
(Gen. 3:1-3; Mat. 4:3), el deseo innato
de quedar bien delante de los demás, de ser aceptado por los demás (Gen. 3:4-5;
Mat. 4:6), y la tendencia del hombre de
querer dominar pero no como administrador de Dios sino como siervo del
diablo (Gen. 3:5-6; Mat.. 4:8-9), todo
esto lo emplea como mediaciones para inducir a Jesús a valerse de su condición
de hijo de Dios de manera perversa. Usa
de la palabra de Dios – menos en la última donde el tentador ya quiere ocupar
abiertamente el lugar de Dios – para darle un aspecto de obediencia a Dios y su
enseñanza (Gen. 3:4; Mat.. 4:6). Las tentaciones del cristiano también se
presentan de estas tres maneras (cf. 1 Jn 2:16). Igualmente es evidente el
paralelismo de las tentaciones de Jesús con las actitudes del pueblo de Israel
en el desierto: cuarenta años, el pueblo tienta a Dios, reclama el pan, recoge
el maná tratando de acaparrar, busca a otro dios (el becerro de oro), etc. También se descubre un
sorprendente paralelismo de las tentaciones con los elementos del credo de
Israel, el Shemá. El judío proclama
cada día que "... el Señor tu Dios
es el único, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y
con todas tus fuerzas". La tentación se arremete contra las potencias del
creyente que debería con ellas amar a Dios sobre todas las cosas. El alma
(nefes =vida) sufre la primera tentación, el corazón la segunda y las fuerzas
(anhelos de dinero = poder). Igualmente los medios que aplica y recomienda
Jesús (vea Miércoles de Ceniza) para combatir al demonio son los remedios que
recomienda en Mt 5: el ayuno, la limosna y la oración. Nos falta todavía mucho que descubrir
respecto a lo que los evangelistas han escondido en sus palabras que parecen
tan sencillas. 0101015 (Mt 17, 2)
TRANSFIGURACIÓN – DIOS SE REVELA COMO SIERVO El resucitado es un hombre que, después de la Pasión, ha sido exaltado a la diestra de Dios. Pero el Transfigurado es el Dios que se revela en su hacerse hombre, en su descenso a la condición humana. A esto apuntan los elementos tradicionales del acontecimiento de la transfiguración: el monte elevado de las teofanías, como las tuvieron Moisés y Elías en el Sinaí y en el Horeb respectivamente, que, por algo aparecen junto a Jesús; las vestiduras blancas y resplandecientes, que suelen llevar las apariciones celestes, por ejemplo, los ángeles de la resurrección; el rostro que brilla como el sol, atributo de la divinidad (Sal 84, 12) y del glorificado (Apc 1, 16); la nube luminosa que lo cubre todo con su sombra, una imagen tradicional de la gloria divina, pues Dios mismo aparece en la nube y bajo la forma de nube (Ex 16, 10; 24, 18); la voz que habla desde la nube (Dt 5, 19); y las tres tiendas que Pedro quiere construir y que recuerdan la fiesta de los Tabernáculos, que, a su vez, trae a la memoria la presencia de la gloria de Dios entre los hombres. Pero la teofanía no descansa en sí misma. La voz se dirige a los discípulos, “¡Escuchadle!”, y, por consiguiente, alude expresamente al siervo de Dios de Isaías, que sufre en sustitución de los hombres (Is 42, 1) (cita que constituye un leitmotiv en toda la vida de Jesús : Mt 3, 17; cf. Mt 12, 18-21 par). De acuerdo con esto con esto, el diálogo entre la Antigua y Nueva Alianza (ambas transfiguradas) gira en torno a la Pasión inminente (Lc 9, 31), y, en Mateo, toda la teofanía viene enmarcada entre dos anuncios de la Pasión. Es la gloria de Dios mismo en su camino hacia la Pasión. Para los discípulos se trata de una “metamorfosis” (el vocablo aparece e en Mc 9, 3) de la forma aparente del siervo en la no-aparente de Dios. Pero lo que aquí se hace visible de un modo más profundo es la metamorfosis inversa y fundadora de la forma de Dios en la forma de siervo como forma de Dios. Los discípulos han de aprender a leer y a entender la forma de siervo como forma de Dios. Han de aprender a interpretar (a través de la fe) todo lo que en Jesús aparece ser “naturaleza”, como acción y amor de Dios. Para evitar cualquier error , se habla de las vestiduras que se vuelven resplandecientes, que Orígenes interpreta en el sentido de la letra que se torna transparente al Espíritu-Logos desnudo y sin velos. Pero el Esposo sólo se muestra desnudo en su cuerpo al mundo en la forma de la indigencia y miseria de la cruz, y el pecador habrá que soportar esta desnudez y despojamiento de vestiduras. Al contemplar el amor divino sin velos, verá su propia ignominia al desnudo. Y sólo la mirada virginal de un Juan era capaz de meditar a una ambos desnudos como una sola cosa : el desvelamiento del Cantar de los Cantares, la trasparentacación somática en el ardor del eros, y el desvelamiento del amor doliente , hecho cuerpo, del Dios unitrino... Hay una doble y recíproca enajenación : la de Dios en la forma humana y la del hombre en la forma de Dios.” (Gloria I, 595-597). ” (H. U. von
Balthasar, Gloria I, 595-596) 0101016 DOS MONTES, EL SINAÍ Y EL TABOR. Hoy, en el monte Tabor, Cristo
ha devuelto a su semblanza humana la belleza celestial. Por eso es bueno y justo
que yo diga: ¡Qué terrible es este lugar! Es en verdad la casa de Dios y puerta
de los cielos (Gen. 28, 17). Hoy, en efecto el Señor ha aparecido
verdaderamente en el monte. Hoy, la naturaleza humana creada ya a semejanza de
Dios pero oscurecida por las deformes figuras de los ídolos, ha sido
transfigurada en la antigua hermosura hecha a imagen y semejanza de Dios (cf.
Gen. 1, 26). Hoy, sobre el monte la
naturaleza, extraviada por la idolatría ha sido transformada, permaneciendo
ella misma, y ha comenzado a resplandecer en el fulgor de la divinidad. Hoy, en el monte aquel que un tiempo fue
revestido de las vestiduras escuálidas y tristes de piel de las que habla el libro del Génesis (cf. 3, 21), se ha
revestido la vestidura divina envuelto de luz como de un manto (cf. Sal 103 2).
Hoy, sobre el monto Tabor de manera totalmente misteriosa se ha visto cómo será
la vida futura en el reino del gozo. Hoy, de modo admirable se han reunido
entorno a Dios los antiguos precursores de la Antigua y de la Nueva Alianza
trayendo un misterio repleto de prodigios. Hoy, en el monte Tabor se dibuja el
madero de la cruz que a través de la muerte da vida; como Cristo fue
crucificado entre dos hombres en el
monte Calvario así ha aparecido lleno de majestad entre Moisés y Elías. Y esta fiesta de hoy nos muestra
también el otro Sinaí, monte más precioso que el Sinaí gracias a los prodigios
y a los acontecimientos que se realizaron allí. Allí la aparición de la
Divinidad sobrepasa las visiones que aún siendo divinas se expresaban en imágenes y oscuramente. Como
en el Sinaí las imágenes fueron esbozadas mostrando el futuro así en el Tabor
resplandece de ahora en adelante la verdad. Allí reina la oscuridad, aquí el
sol; allí las tinieblas, aquí la nube luminosa; de una parte el decálogo y de
otra el Verbo eterno superior a toda palabra. La montaña del Sinaí no le abrió
a Moisés la tierra prometida pero el Tabor lo ha conducido a la tierra objeto
de la promesa. (Anastasio Sinaita, Hom. de Transfigurat.)
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