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La versión Biblia de Jerusalén 
Al final de cada capítulo encontrará el mismo pasaje
en la versión de la Biblia de Jerusalén

 

Capítulo 1
1:1
EN el mes octavo, en el año segundo de Darío, fué palabra de el Altísimo á Zacarías profeta, hijo de Berechîas, hijo de Iddo, diciendo:
1:2
Enojóse el Altísimo con ira contra vuestros padres.
1:3
Les dirás pues: Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Volveos á mí, dice el Altísimo de los ejércitos, y yo me volveré á vosotros, ha dicho el Altísimo de los ejércitos.
1:4
No seáis como vuestros padres, á los cuales dieron voces los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos, y de vuestras malas obras: y no atendieron, ni me escucharon, dice el Altísimo.
1:5
Vuestros padres, ¿dónde están? y los profetas ¿han de vivir para siempre?
1:6
Empero mis palabras y mis ordenanzas que mandé á mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron á vuestros padres? Por eso se volvieron ellos y dijeron: Como el Altísimo de los ejércitos pensó tratarnos conforme á nuestros caminos, y conforme á nuestras obras, así lo hizo con nosotros.
1:7
A los veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebath, en el año segundo de Darío, fué palabra de el Altísimo á Zacarías profeta, hijo de Berechîas, hijo de Iddo, diciendo:
1:8
Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo bermejo, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos bermejos, overos, y blancos.
1:9
Entonces dije: ¿Qué son éstos, señor mío? Y díjome el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré qué son éstos.
1:10
Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió, y dijo: Estos son los que el Altísimo ha enviado á recorrer la tierra.
1:11
Y ellos hablaron á aquel ángel de el Altísimo que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta.
1:12
Y respondió el ángel de el Altísimo, y dijo: Oh el Altísimo de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalem, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años?
1:13
Y el Altísimo respondió buenas palabras, palabras consolatorias á aquel ángel que hablaba conmigo.
1:14
Y díjome el ángel que hablaba conmigo: Clama diciendo: Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Celé á Jerusalem y á Sión con gran celo:
1:15
Y con grande enojo estoy airado contra las gentes que están reposadas; porque yo estaba enojado un poco, y ellos ayudaron para el mal.
1:16
Por tanto, así ha dicho el Altísimo: Yo me he tornado á Jerusalem con miseraciones; en ella será edificada mi casa, dice el Altísimo de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalem.
1:17
Clama aún, diciendo: Así dice el Altísimo de los ejércitos: Aun serán ensanchadas mis ciudades por la abundancia del bien; y aun consolará el Altísimo á Sión, y escogerá todavía á Jerusalem.
1:18
Después alcé mis ojos, y miré, y he aquí cuatro cuernos.
1:19
Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Y respondióme: Estos son los cuernos que aventaron á Judá, á Israel, y á Jerusalem.
1:20
Mostróme luego el Altísimo cuatro carpinteros.
1:21
Y yo dije: ¿Qué vienen éstos á hacer? Y respondióme, diciendo: Estos son los cuernos que aventaron á Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las gentes, que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para aventarla.

Zec 1:1 En el octavo mes del año segundo de Darío fue dirigida la palabra de Yahveh al profeta Zacarías (hijo de Berekías), hijo de Iddó, en estos términos:
Zec 1:2 «Yahveh se ha irritado mucho contra vuestros padres.»
Zec 1:3 Les dirás: «Así dice Yahveh Sebaot: Volveos a mí - oráculo de Yahveh Sebaot - y yo me volveré a vosotros, dice Yahveh Sebaot.
Zec 1:4 No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas gritaban así: "¡Volveos de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras!" Pero ellos no escucharon ni me hicieron caso - oráculo de Yahveh -.
Zec 1:5 Vuestros padres ¿dónde están? Y los profetas ¿van a vivir por siempre?
Zec 1:6 Sin embargo, mis palabras y preceptos que yo había prescrito a mis siervos los profetas ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso se volvieron ellos y dijeron: "Como Yahveh Sebaot había decidido tratarnos, según nuestros caminos y nuestras obras, así nos ha tratado".»
Zec 1:7 El día veinticuatro del undécimo mes (que es el mes de Sebat), el año segundo de Darío, fue dirigida la palabra de Yahveh al profeta Zacarías (hijo de (Berekías), hijo de Iddó, en estos términos:
Zec 1:8 He tenido una visión esta noche. Era un hombre que montaba un caballo rojo; estaba de pie entre los mirtos que hay en la hondonada; detrás de él, caballos rojos, alazanes y blancos.
Zec 1:9 Yo dije: «¿Quiénes son éstos, señor mío?» El ángel que hablaba conmigo me dijo: «Yo te enseñaré quiénes son éstos.»
Zec 1:10 Y el hombre que estaba entre los mirtos intervino y dijo: «Estos son los que ha enviado Yahveh a recorrer la tierra.»
Zec 1:11 Entonces ellos se dirigieron al ángel de Yahveh que estaba entre los mirtos y dijeron: «Hemos recorrido la tierra y hemos visto que toda la tierra vive en paz.»
Zec 1:12 Tomó la palabra el ángel de Yahveh y dijo: «Oh Yahveh Sebaot, ¿hasta cuándo seguirás sin apiadarte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales estás irritado desde hace setenta años?»
Zec 1:13 Yahveh respondió al ángel que hablaba conmigo palabras buenas, palabras de consuelo.
Zec 1:14 Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: «Clama y di: Así dice Yahveh Sebaot: Celoso estoy por Jerusalén y por Sión con gran celo,
Zec 1:15 y con gran irritación irritado contra las naciones que se sienten seguras, y que, cuando yo estaba poco irritado, contribuyeron al mal.
Zec 1:16 Por eso, así dice Yahveh: A Jerusalén me vuelvo con piedad: en ella será reedificada mi Casa - oráculo de Yahveh Sebaot - y el cordel será tendido sobre Jerusalén.
Zec 1:17 Clama también y di: Así dice Yahveh Sebaot: Aún han de rebosar mis ciudades de bienes; aún consolará Yahveh a Sión y aún elegirá a Jerusalén.»

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Capítulo 2

2:1
ALCÉ después mis ojos, y miré y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir.
2:2
Y díjele: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir á Jerusalem, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.
2:3
Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro,
2:4
Y díjole: Corre, habla á este mozo, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalem á causa de la multitud de los hombres, y de las bestias en medio de ella.
2:5
Yo seré para ella, dice el Altísimo, muro de fuego en derredor, y seré por gloria en medio de ella.
2:6
Eh, eh, huid de la tierra del aquilón, dice el Altísimo, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice el Altísimo.
2:7
Oh Sión, la que moras con la hija de Babilonia, escápate.
2:8
Porque así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Después de la gloria me enviará él á las gentes que os despojaron: porque el que os toca, toca á la niña de su ojo.
2:9
Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo á sus siervos, y sabréis que el Altísimo de los ejércitos me envió.
2:10
Canta y alégrate, hija de Sión: porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho el Altísimo.
2:11
Y uniránse muchas gentes á el Altísimo en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que el Altísimo de los ejércitos me ha enviado á ti.
2:12
Y el Altísimo poseerá á Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún á Jerusalem.
2:13
Calle toda carne delante de el Altísimo, porque él se ha despertado de su santa morada.
Zec 2:1 Alcé luego mis ojos y tuve una visión: Eran cuatro cuernos.
Zec 2:2 Y dije al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué son éstos?» Me dijo: «Son los cuernos que dispersaron a Judá (a Israel) y a Jerusalén.»
Zec 2:3 Yahveh me hizo ver después cuatro herreros.
Zec 2:4 Y dije: «¿Qué vienen a hacer éstos?» El habló y dijo: «(Aquellos son los cuernos que dispersaron a Judá, hasta que nadie osó levantar cabeza.) Y éstos han venido a espantarlos (a abatir los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno contra la tierra de Judá para dispersarla).»
Zec 2:5 Alcé los ojos y tuve una visión: Era un hombre con una cuerda de medir en la mano.
Zec 2:6 Le dije: «¿A dónde vas?» Me dijo: «A medir a Jerusalén, a ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud.»
Zec 2:7 En esto, salió el ángel que hablaba conmigo, y otro ángel salió a su encuentro
Zec 2:8 y le dijo: «Corre, habla a ese joven y dile: Como las ciudades abiertas será habitada Jerusalén, debido a la multitud de hombres y ganados que habrá dentro de ella.
Zec 2:9 Y yo seré para ella - oráculo de Yahveh - muralla de fuego en torno, y dentro de ella seré gloria.»
Zec 2:10 ¡Hala, hala, huid del país del Norte - oráculo de Yahveh, - ya que a los cuatro vientos del cielo os esparcí yo! - oráculo de Yahveh -
Zec 2:11 ¡Hala, sálvate, Sión, tú que moras en Babilonia!
Zec 2:12 Pues así dice Yahveh Sebaot que tras la gloria me ha enviado a las naciones que os despojaron: «El que os toca a vosotros a la niña de mi ojo toca.»
Zec 2:13 He aquí que yo alzo mi mano contra ellas, y serán despojo de sus mismos esclavos. Sabréis así que Yahveh Sebaot me ha enviado.
Zec 2:14 Grita de gozo y regocíjate, hija de Sión, pues he aquí que yo vengo a morar dentro de ti, oráculo de Yahveh.
Zec 2:15 Muchas naciones se unirán a Yahveh aquel día: serán para mí un pueblo, y yo moraré en medio de ti. Sabrás así que Yahveh Sebaot me ha enviado a ti.
Zec 2:16 Poseerá Yahveh a Judá, porción suya en la Tierra Santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén.
Zec 2:17 ¡Silencio, toda carne, delante de Yahveh, porque él se despierta de su santa Morada!

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Capítulo 3

3:1
Y MOSTRÓME á Josué, el gran sacerdote, el cual estaba delante del ángel de el Altísimo; y Satán estaba á su mano derecha para serle adversario.
3:2
Y dijo el Altísimo á Satán: el Altísimo te reprenda, oh Satán; el Altísimo, que ha escogido á Jerusalem, te reprenda. ¿No es éste tizón arrebatado del incendio?
3:3
Y Josué estaba vestido de vestimentas viles, y estaba delante del ángel.
3:4
Y habló el ángel, é intimó á los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y á él dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala.
3:5
Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y vistiéronle de ropas. Y el ángel de el Altísimo estaba en pie.
3:6
Y el ángel de el Altísimo protestó al mismo Josué, diciendo:
3:7
Así dice el Altísimo de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también tú guardarás mis atrios, y entre estos que aquí están te daré plaza.
3:8
Escucha pues ahora, Josué gran sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones simbólicos: He aquí, yo traigo á mi siervo, el Pimpollo.
3:9
Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos: he aquí, yo grabaré su escultura, dice el Altísimo de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.
3:10
En aquel día, dice el Altísimo de los ejércitos, cada uno de vosotros llamará á su compañero debajo de la vid, y debajo de la higuera.
Zec 3:1 Me hizo ver después al sumo sacerdote Josué, que estaba ante el ángel de Yahveh; a su derecha estaba el Satán para acusarle.
Zec 3:2 Dijo el ángel de Yahveh al Satán: «¡Yahveh te reprima, Satán, reprímate Yahveh, el que ha elegido a Jerusalén! ¿No es éste un tizón sacado del fuego?»
Zec 3:3 Estaba Josué vestido de ropas sucias, en pie delante del ángel.
Zec 3:4 Tomó éste la palabra y habló así a los que estaban delante de él: «¡Quitadle esas ropas sucias y ponedle vestiduras de fiesta; le dijo: «Mira, yo he pasado por alto tu culpa.»
Zec 3:5 Y colocad en su cabeza una tiara limpia!» Se le vistió de vestiduras de fiesta y se le colocó en la cabeza la tiara limpia. El ángel de Yahveh que seguía en pie.
Zec 3:6 Luego el ángel de Yahveh advirtió a Josué diciendo:
Zec 3:7 «Así dice Yahveh Sebaot: Si andas por mis caminos y guardas mis prescripciones, tú gobernarás mi Casa, y tú mismo guardarás mis atrios: yo te daré plaza entre estos que están aquí.»
Zec 3:8 Escucha, pues, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan en tu presencia - pues son hombres de presagio -: He aquí que yo voy a traer a mi siervo «Germen».
Zec 3:9 Y he aquí la piedra que yo pongo delante de Josué; en esta única piedra hay siete ojos; yo mismo grabaré su inscripción - oráculo de Yahveh Sebaot - y quitaré la culpa de esta tierra en un solo día.
Zec 3:10 Aquel día - oráculo de Yahveh Sebaot - os invitaréis unos a otros bajo la parra y bajo la higuera.

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Capítulo 4

4:1
Y VOLVIÓ el ángel que hablaba conmigo, y despertóme como un hombre que es despertado de su sueño.
4:2
Y díjome: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelero todo de oro, con su vaso sobre su cabeza, y sus siete lámparas encima del candelero; y siete canales para las lámparas que están encima de él;
4:3
Y sobre él dos olivas, la una á la derecha del vaso, y la otra á su izquierda.
4:4
Proseguí, y hablé á aquel ángel que hablaba conmigo, diciendo: ¿Qué es esto, señor mío?
4:5
Y el ángel que hablaba conmigo respondió, y díjome: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío.
4:6
Entonces respondió y hablóme, diciendo: Esta es palabra de el Altísimo á Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho el Altísimo de los ejércitos.
4:7
¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido á llanura: él sacará la primera piedra con aclamaciones de Gracia, gracia á ella.
4:8
Y fué palabra de el Altísimo á mí, diciendo:
4:9
Las manos de Zorobabel echarán el fundamento á esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que el Altísimo de los ejércitos me envió á vosotros.
4:10
Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alergrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Aquellas siete son los ojos de el Altísimo que recorren por toda la tierra.
4:11
Hablé más, y díjele: ¿Qué significan estas dos olivas á la derecha del candelero, y á su izquieda?
4:12
Hablé aún de nuevo, y díjele: ¿Qué significan las dos ramas de olivas que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?
4:13
Y respondióme, diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.
4:14
Y él dijo: Estos dos hijos de aceite son los que están delante del Señor de toda la tierra.
Zec 4:1 Volvió el ángel que hablaba conmigo y me despertó como a un hombre que es despertado de su sueño.
Zec 4:2 Y me dijo: «¿Qué ves?» Dije: «Veo un candelabro todo de oro, con una ampolla en su vértice: tiene siete lámparas y siete boquillas para las siete lámparas que lleva encima.
Zec 4:3 Hay también dos olivos junto a él, uno a su derecha y el otro a su izquierda.»
Zec 4:4 Proseguí y dije al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué es esto, señor mío?»
Zec 4:5 Me respondió el ángel que hablaba conmigo y me dijo: «¿No sabes qué es esto?» Dije: «No, mi señor.»
Zec 4:6 Prosiguió él y me habló así: Esta es la palabra de Yahveh a Zorobabel. No por el valor ni por la fuerza, sino sólo por mi Espíritu - dice Yahveh Sebaot -.
Zec 4:7 ¿Quién eres tú, gran monte? Ante Zorobabel serás una explanada, y él extraerá la piedra de remate, a los gritos de «¡Bravo, bravo por ella!».
Zec 4:8 Me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
Zec 4:9 Las manos de Zorobabel echaron el cimiento a esta Casa y sus manos la acabarán; (sabréis así que Yahveh Sebaot me ha enviado a vosotros).
Zec 4:10 ¿Quién menospreció el día de los modestos comienzos? ¡Se alegrará al ver la plomada en la mano de Zorobabel! « Esos siete son los ojos de Yahveh: ellos recorren toda la tierra.»
Zec 4:11 Entonces tomé la palabra y le dije: «¿Qué son esos dos olivos a derecha e izquierda del candelabro?»
Zec 4:12 (Añadí de nuevo y le dije: «¿Qué son las dos ramas de olivo que por los dos tubos de oro vierten de sí aceite dorado?»)
Zec 4:13 El me habló y dijo: «¿No sabes qué es esto?» Dije: «No, mi señor.»
Zec 4:14 Y él me dijo: «Estos son los dos Ungidos que están en pie junto al Señor de toda la tierra.»

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Capítulo 5

5:1
Y TORNÉME, y alcé mis ojos, y miré, y he aquí un rollo que volaba.
5:2
Y díjome: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de ancho.
5:3
Díjome entonces: Esta es la maldición que sale sobre la haz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta, (como está de la una parte del rollo) será destruído; y todo aquel que jura, (como está de la otra parte del rollo) será destruído.
5:4
Yo la saqué, dice el Altísimo de los ejércitos, y vendrá á la casa del ladrón, y á la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa, y consumirála, con sus enmaderamientos y sus piedras.
5:5
Y salió aquel ángel que hablaba conmigo, y díjome: Alza ahora tus ojos, y mira qué es esto que sale.
5:6
Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Este es un epha que sale. Además dijo: Este es el ojo de ellos en toda la tierra.
5:7
Y he aquí, traían un talento de plomo, y una mujer estaba asentada en medio de aquel epha.
5:8
Y él dijo: Esta es la Maldad; y echóla dentro del epha, y echó la masa de plomo en su boca.
5:9
Alcé luego mis ojos, y miré, y he aquí dos mujeres que salían, y traían viento en sus alas, y tenían alas como de cigüeña, y alzaron el epha entre la tierra y los cielos.
5:10
Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿A dónde llevan el epha?
5:11
Y él me respondió: Para que le sea edificada casa en tierra de Shinar: y será asentado y puesto allá sobre su asiento.
Zec 5:1 Volví a alzar los ojos y tuve una visión: Era un rollo volando.
Zec 5:2 Y me dijo el ángel: «¿Qué ves?» Respondí: «Veo un rollo volando, de veinte codos de largo y veinte de ancho.»
Zec 5:3 Me dijo: «Eso es la Maldición que sale sobre la haz de toda esta tierra. Pues todo ladrón será, según ella, echado de aquí, y todo el que jura será, según ella, echado de aquí.
Zec 5:4 Yo la he hecho salir - oráculo de Yahveh Sebaot - para que entre en casa del ladrón y en casa del que jura por mi nombre en falso, para que se aloje en medio de su casa y la consuma, con su maderamen y sus piedras.»
Zec 5:5 Salió el ángel que hablaba conmigo y me dijo: «Alza ahora tus ojos y mira qué es eso que sale.»
Zec 5:6 Yo dije: «¿Qué es?» Dijo: «Es la medida que sale.» Y añadió: «Esta es la culpa de ellos en todo el país.»
Zec 5:7 En esto, se levantó la tapa de plomo y había una Mujer sentada en medio de la medida.
Zec 5:8 Dijo él: «Esta es la Maldad.» La echó dentro de la medida y volvió a poner la tapa de plomo en su boca.
Zec 5:9 Alcé luego los ojos y tuve una visión: Dos mujeres aparecieron, con viento en sus alas, porque tenían alas como de cigüeña. Y levantaron la medida entre la tierra y el cielo.
Zec 5:10 Dije entonces al ángel que hablaba conmigo: «¿A dónde llevan ésas la medida?»
Zec 5:11 Me respondió: «Van a edificarle una casa en el país de Senaar, y cuando esté a punto será colocada allí sobre su base.»

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Capítulo 6

6:1
Y TORNÉME, y alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran de metal.
6:2
En el primer carro había caballos bermejos, y el segundo carro caballos negros,
6:3
Y en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos overos ruciorodados.
6:4
Respondí entonces, y dije al ángel que conmigo hablaba: Señor mío, ¿qué es esto?
6:5
Y el ángel me respondió, y díjome: Estos son los cuatro vientos de los cielos, que salen de donde están delante del Señor de toda la tierra.
6:6
En el que estaban los caballos negros, salieron hacia la tierra del aquilón; y los blancos salieron tras ellos; y lo overos salieron hacia la tierra del mediodía.
6:7
Y los rucios salieron, y se afanaron por ir á recorrer la tierra. Y dijo: Id, recorred la tierra. Y recorrieron la tierra.
6:8
Luego me llamó, y hablóme diciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del aquilón hicieron reposar mi espíritu en la tierra del aquilón.
6:9
Y fué á mí palabra de el Altísimo, diciendo:
6:10
Toma de los del cautiverio, de Heldai, y de Tobías, y de Jedaía, los cuales volvieron de Babilonia; y vendrás tú en aquel día, y entrarás en casa de Josías hijo de Sefanías;
6:11
Tomarás pues plata y oro, y harás coronas, y las pondrás en la cabeza del gran sacerdote Josué, hijo de Josadac;
6:12
Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado el Altísimo de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es Pimpollo, el cual germinará de su lugar, y edificará el templo de el Altísimo:
6:13
El edificará el templo de el Altísimo, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y será sacerdote en su solio; y consejo de paz será entre ambos á dos.
6:14
Y Helem, y Tobías, y Jedaía, y Hen, hijo de Sefanías, tendrán coronas por memorial en el templo de el Altísimo.
6:15
Y los que están lejos vendrán y edificarán en el templo de el Altísimo, y conoceréis que el Altísimo de los ejércitos me ha enviado á vosotros. Y será esto, si oyereis obedientes la voz de el Altísimo vuestro Dios.
Zec 6:1 Alcé otra vez los ojos y tuve una visión: Eran cuatro carros que salían de entre dos montes; y los montes eran montes de bronce.
Zec 6:2 En el primer carro había caballos rojos, en el segundo carro caballos negros,
Zec 6:3 en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos tordos.
Zec 6:4 Tomé la palabra y dije al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué son éstos, señor mío?»
Zec 6:5 El ángel respondió y me dijo: «Son los cuatro vientos del cielo que salen después de presentarse ante el Señor de toda la tierra.
Zec 6:6 Donde están los caballos negros, salen hacía el país del norte; los blancos salen detrás de ellos y los tordos salen hacía el país del sur.»
Zec 6:7 Briosos salían, impacientes por recorrer la tierra. Les dijo: «Id, recorred la tierra.» Y recorrieron la tierra.
Zec 6:8 Y a mí me gritó y me habló así: «Mira, los que salen hacia el país del norte van a aplacar mi espíritu en el país del norte.»
Zec 6:9 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Zec 6:10 «Haz una colecta entre los deportados: Jelday, Tobías y Yedaías; vienes aquel día y entras en la casa de Josías, hijo de Sefanías, a donde han llegado de Babilonia,
Zec 6:11 tomas la plata y el oro, haces una corona, la pones en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de Yehosadaq,
Zec 6:12 y le hablas de esta manera: Así dice Yahveh Sebaot: He aquí un hombre cuyo nombre es Germen: debajo de él habrá germinación (y él edificará el Templo de Yahveh).
Zec 6:13 El edificará el Templo de Yahveh; él llevará las insignias reales, se sentará y dominará en su trono; habrá un sacerdote a su derecha, y consejo de paz habrá entre ellos dos.
Zec 6:14 Será la corona para Jelday, Tobías y Yedaías, y para el hijo de Sefanías, un memorial de gracia en el Templo de Yahveh.
Zec 6:15 Y los que están lejos vendrán y reedificarán el Templo de Yahveh. Sabréis entonces que Yahveh Sebaot me ha enviado a vosotros. Así será si de verdad escucháis la voz de Yahveh vuestro Dios.»

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Capítulo 7

7:1
Y ACONTECIÓ en el año cuarto del rey Darío, que fué palabra de el Altísimo á Zacarías á los cuatro del mes noveno, que es Chisleu;
7:2
Cuando fué enviado á la casa de Dios, Saraser, con Regem-melech y sus hombres, á implorar el favor de el Altísimo,
7:3
Y á hablar á los sacerdotes que estaban en la casa de el Altísimo de los ejércitos, y á los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?
7:4
Fué pues á mí palabra de el Altísimo de los ejércitos, diciendo:
7:5
Habla á todo el pueblo del país, y á los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí?
7:6
Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros?
7:7
¿No son estas las palabras que publicó el Altísimo por mano de los profetas primeros, cuando Jerusalem estaba habitada y quieta, y sus ciudades en sus alrededores, y el mediodía y la campiña se habitaban?
7:8
Y fué palabra de el Altísimo á Zacarías, diciendo:
7:9
Así habló el Altísimo de los ejércitos, diciendo: Juzgad juicio verdadero, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano:
7:10
No agraviéis á la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.
7:11
Empero no quisieron escuchar, antes dieron hombro rebelado, y agravaron sus oídos para no oir:
7:12
Y pusieron su corazón como diamante, para no oir la ley ni las palabras que el Altísimo de los ejércitos enviaba por su espíritu, por mano de los profetas primeros: fué, por tanto, hecho grande castigo por el Altísimo de los ejércitos.
7:13
Y aconteció que como él clamó, y no escucharon, así ellos clamaron, y yo no escuché, dice el Altísimo de los ejércitos;
7:14
Antes los esparcí con torbellino por todas las gentes que ellos no conocían, y la tierra fué desolada tras de ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues tornaron en asolamiento el país deseable.
Zec 7:1 El año cuarto del rey Darío, la palabra de Yahveh fue dirigida a Zacarías, el día cuatro del noveno mes, el mes de Kisléu.
Zec 7:2 Betel había enviado a Sar Eser y a Réguem Mélek, con su gente, a ablandar el rostro de Yahveh,
Zec 7:3 y a decir a los sacerdotes de la Casa de Yahveh Sebaot y a los profetas: «¿Deberé llorar en el quinto mes haciendo abstinencia como lo he hecho durante tantos años?»
Zec 7:4 Me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
Zec 7:5 Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes y di: «Cuando habéis ayunado y plañido, en el quinto y séptimo mes, y esto durante setenta años, ¿habéis ayunado de verdad por mí?
Zec 7:6 Y cuando coméis y bebéis, ¿no sois vosotros los que coméis y bebéis?
Zec 7:7 ¿No conocéis las palabras que Yahveh proclamó por ministerio de los antiguos profetas, cuando Jerusalén vivía en paz, con sus ciudades de alrededor, y estaban habitados el Négueb y la Tierra Baja?
Zec 7:8 (La palabra de Yahveh fue dirigida a Zacarías en estos términos:
Zec 7:9 Así dijo Yahveh Sebaot): Juicio fiel juzgad, y amor y compasión practicad cada cual con su hermano.
Zec 7:10 No oprimáis a la viuda, al huérfano, al forastero, ni al pobre; y no maquinéis mal uno contra otro en vuestro corazón.
Zec 7:11 Para ellos no quisieron hacer caso; hombro rebelde presentaron y endurecieron sus oídos para no escuchar;
Zec 7:12 su corazón hicieron de diamante para no oír la Ley y las palabras que Yahveh Sebaot había dirigido por su espíritu, por ministerio de los antiguos profetas. Hubo entonces gran enojo de Yahveh Sebaot.
Zec 7:13 Y sucedió que, como él había clamado y ellos no habían escuchado, así ellos clamaban y yo no les escuchaba, dice Yahveh Sebaot.
Zec 7:14 Sino que los dispersé entre todas las naciones que no conocían, y la tierra quedó devastada detrás de ellos: ya nadie iba ni venía. Y así convirtieron una tierra de delicias en desolación.»

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Capítulo 8

8:1
Y FUÉ á mí palabra de el Altísimo de los ejércitos, diciendo:
8:2
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Yo he celado á Sión con grande celo, y con grande ira la celé.
8:3
Así dice el Altísimo: Yo he restituído á Sión, y moraré en medio de Jerusalem: y Jerusalem se llamará Ciudad de Verdad, y el monte de el Altísimo de los ejércitos, Monte de Santidad.
8:4
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Aun han de morar viejos y viejas en las plazas de Jerusalem, y cada cual con bordón en su mano por la multitud de los días.
8:5
Y las calles de la ciudad serán llenas de muchachos y muchachas, que jugarán en las calles.
8:6
Así dice el Altísimo de los ejércitos: Si esto parecerá dificultoso á los ojos del resto de este pueblo en aquellos días, ¿también será dificultoso delante de mis ojos? dice el Altísimo de los ejércitos.
8:7
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: He aquí, yo salvo mi pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol;
8:8
Y traerélos, y habitarán en medio de Jerusalem; y me serán por pueblo, y yo seré á ellos por Dios con verdad y con justicia.
8:9
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Esfuércense vuestras manos, de vosotros los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas, desde el día que se echó el cimiento á la casa de el Altísimo de los ejércitos, para edificar el templo.
8:10
Porque antes de estos días no ha habido paga de hombre, ni paga de bestia, ni hubo paz alguna para entrante ni para saliente, á causa del enemigo: y yo dejé todos los hombres, cada cual contra su compañero.
8:11
Mas ahora no lo haré con el resto de este pueblo como en aquellos días pasados, dice el Altísimo de los ejércitos.
8:12
Porque habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el resto de este pueblo posea todo esto.
8:13
Y será que como fuisteis maldición entre las gentes, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré, y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos.
8:14
Porque así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron á ira, dice el Altísimo de los ejércitos, y no me arrepentí;
8:15
Así tornando he pensado de hacer bien á Jerusalem y á la casa de Judá en estos días: no temáis.
8:16
Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad en vuestras puertas verdad y juicio de paz:
8:17
Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis juramento falso: porque todas estas son cosas que aborrezco, dice el Altísimo
8:18
Y fué á mí palabra de el Altísimo de los ejércitos, diciendo:
8:19
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se tornarán á la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad pues verdad y paz.
8:20
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Aun vendrán pueblos, y moradores de muchas ciudades;
8:21
Y vendrán los moradores de la una á la otra, y dirán: Vamos á implorar el favor de el Altísimo, y á buscar á el Altísimo de los ejércitos. Yo también iré.
8:22
Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones á buscar á el Altísimo de los ejércitos en Jerusalem, y á implorar el favor de el Altísimo.
8:23
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de todas las lenguas de las gentes, trabarán de la falda de un Judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.
Zec 8:1 Fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
Zec 8:2 Así dice Yahveh Sebaot: Con gran celo he celado a Sión, con gran ira la he celado.
Zec 8:3 Así dice Yahveh: Me he vuelto a Sión, y en medio de Jerusalén habito. Jerusalén se llamará Ciudad-de-Fidelidad, y el monte de Yahveh Sebaot, Monte-de-Santidad.
Zec 8:4 Así dice Yahveh Sebaot: Aún se sentarán viejos y viejas en las plazas de Jerusalén, cada cual con su bastón en la mano, por ser muchos sus días;
Zec 8:5 las plazas de la ciudad se llenarán de muchachos y muchachas en sus plazas jugando.
Zec 8:6 Así dice Yahveh Sebaot: Si ello parece imposible a los ojos del Resto de este pueblo, en aquellos días, ¿también a mis ojos va a ser imposible?, oráculo de Yahveh Sebaot.
Zec 8:7 Así dice Yahveh Sebaot: He aquí que yo salvo a mi pueblo del país del oriente y del país donde se pone el sol;
Zec 8:8 voy a traerlos para que moren en medio de Jerusalén. Y serán mi pueblo y yo seré su Dios con fidelidad y con justicia.
Zec 8:9 Así dice Yahveh Sebaot: Reafírmense vuestras manos, vosotros que oís en estos días esas palabras de la boca de los profetas, desde el día en que se echaron los cimientos de la Casa de Yahveh Sebaot, para la reconstrucción del Templo.
Zec 8:10 Porque hasta estos días no había paga para los hombres ni paga para el ganado; paz ninguna había, a causa del enemigo, para el que salía y entraba, y yo había dado rienda suelta a todos los hombres unos contra otros.
Zec 8:11 Pero ahora ya no soy yo para el Resto de este pueblo como en días pasados, oráculo de Yahveh Sebaot.
Zec 8:12 Porque hay simiente de paz: la vid dará su fruto, la tierra dará su producto y los cielos darán su rocío; yo daré en posesión al Resto de este pueblo todas estas cosas.
Zec 8:13 Y sucederá que así como habéis sido maldición entre las naciones, casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré yo, y seréis bendición; ¡no tengáis miedo, y que se reafirmen vuestras manos!
Zec 8:14 Pues así dice Yahveh Sebaot: Como yo había decidido haceros mal, cuando me irritaron vuestros padres - dice Yahveh Sebaot - y no me arrepentí de ello,
Zec 8:15 así en cambio he decidido en estos días hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá: ¡no temáis!
Zec 8:16 He aquí las cosas que debéis hacer: Decid verdad unos a otros; juicio de paz juzgad en vuestras puertas;
Zec 8:17 mal unos contra otros no meditéis en vuestro corazón, y juramento falso no améis, porque todas estas cosas las odio yo, oráculo de Yahveh.
Zec 8:18 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
Zec 8:19 «Así dice Yahveh Sebaot: El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la casa de Judá en regocijo, alegría y faustas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.»
Zec 8:20 Así dice Yahveh Sebaot: Todavía habrá pueblos que vengan, y habitantes de grandes ciudades.
Zec 8:21 Y los habitantes de una ciudad irán a la otra diciendo: «Ea, vamos a ablandar el rostro de Yahveh y a buscar a Yahveh Sebaot: ¡yo también voy!»
Zec 8:22 Y vendrán pueblos numerosos y naciones poderosas a buscar a Yahveh Sebaot en Jerusalén, y a ablandar el rostro de Yahveh.
Zec 8:23 Así dice Yahveh Sebaot: En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán por la orla del manto a un judío diciendo: «Queremos ir con vosotros, porque hemos oído decir que Dios está con vosotros.»

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Capítulo 9

9:1
CARGA de la palabra de el Altísimo contra tierra de Hadrach, y de Damasco su reposo: porque á el Altísimo están vueltos los ojos de los hombres, y de todas las tribus de Israel.
9:2
Y también Hamath tendrá término en ella; Tiro y Sidón, aunque muy sabia sea.
9:3
Bien que Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles,
9:4
He aquí, el Señor la empobrecerá, y herirá en la mar su fortaleza, y ella será consumida de fuego.
9:5
Ascalón verá, y temerá; Gaza también, y se dolerá en gran manera: asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida; y de Gaza perecerá el rey, y Ascalón no será habitada.
9:6
Y habitará en Asdod un extranjero, y yo talaré la soberbia de los Palestinos:
9:7
Y quitaré sus sangres de su boca, y sus abominaciones de sus dientes, y quedarán ellos también para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón como el Jebuseo.
9:8
Y seré real de ejército á mi casa, á causa del que va y del que viene: y no pasará más sobre ellos angustiador; porque ahora miré con mis ojos.
9:9
Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalem: he aquí, tu rey vendrá á ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna.
9:10
Y de Ephraim destruiré los carros, y los caballo de Jerusalem; y los arcos de guerra serán quebrados: y hablará paz á las gentes; y su señorío será de mar á mar, y desde el río hasta los fines de la tierra.
9:11
Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva; yo he sacado tus presos del aljibe en que no hay agua.
9:12
Tornaos á la fortaleza, oh presos de esperanza: hoy también os anuncio que os daré doblado.
9:13
Porque entesado he para mí á Judá como arco, henchí á Ephraim; y despertaré tus hijos, oh Sión, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.
9:14
Y el Altísimo será visto sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago: y el Señor el Altísimo tocará trompeta, é irá como torbellinos del austro.
9:15
el Altísimo de los ejércitos los amparará, y ellos devorarán, y sujetarán á las piedras de la honda, y beberán y harán estrépito como tomados del vino; y se llenarán como cuenco, ó como los lados del altar.
9:16
Y los salvará en aquel día el Altísimo su Dios como á rebaño de su pueblo: porque serán engrandecidos en su tierra como piedras de corona.
9:17
Porque ¡cuánta es su bondad, y cuánta su hermosura! El trigo alegrará á los mancebos, y el vino á las doncellas.
Zec 9:1 Oráculo. La palabra de Yahveh, en el país de Jadrak y en Damasco, su reposo; porque de Yahveh es la fuente de Aram, como todas las tribus de Israel;
Zec 9:2 y también Jamat que está en su frontera, (Tiro) y Sidón, la que es tan sabia.
Zec 9:3 Se ha construido Tiro una fortaleza, ha amontonado plata como polvo y oro como barro de las calles.
Zec 9:4 He aquí que el Señor va a apoderarse de ello: hundirá en el mar su poderío, y ella misma será devorada por el fuego.
Zec 9:5 Ascalón lo verá y temerá, Gaza también, y se retorcerá de dolor y Ecrón, pues su esperanza ha fracasado; desaparecerá de Gaza el rey, Ascalón no será ya habitada,
Zec 9:6 y un bastardo habitará en Asdod. Yo truncaré el orgullo de los filisteos;
Zec 9:7 quitaré su sangre de su boca, y sus abominaciones de sus dientes. Quedará él también como resto para nuestro Dios, será como un familiar en Judá, y Ecrón será como el jebuseo.
Zec 9:8 Yo acamparé junto a mi Casa como guardia contra quien va y quien viene; y no pasará más opresor sobre ellos, porque ahora miro yo con mis ojos.
Zec 9:9 ¡Exulta sin freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna.
Zec 9:10 El suprimirá los cuernos de Efraím y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de combate, y él proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra.
Zec 9:11 En cuanto a ti, por la sangre de tu alianza, yo soltaré a tus cautivos de la fosa en la que no hay agua.
Zec 9:12 Volved a la fortaleza, cautivos de la esperanza; hoy mismo, yo lo anuncio, el doble te he de devolver.
Zec 9:13 Porque he entesado para mí a Judá, el arco he cargado con Efraím. Voy a incitar a tus hijos, Sión, contra tus hijos, Yaván, y te haré como espada de un bravo.
Zec 9:14 Yahveh aparecerá sobre ellos, y saldrá como relámpago su flecha; (el Señor) Yahveh tocará el cuerno y avanzará en los torbellinos del sur.
Zec 9:15 Yahveh Sebaot los escudará; y devorarán y pisotearán las piedras de la honda, beberán la sangre como vino, y se llenarán como copa de aspersiones, como los cuernos del altar.
Zec 9:16 Los salvará Yahveh su Dios el día aquel, como rebaño de su pueblo, porque serán piedras de diadema refulgentes sobre su suelo.
Zec 9:17 ¡Qué espléndido será, qué hermoso! El trigo hará florecer a los mancebos y el mosto a las doncellas.

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Capítulo 10

10:1
PEDID á el Altísimo lluvia en la sazón tardía: el Altísimo hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba en el campo á cada uno.
10:2
Porque las imágenes han hablado vanidad, y los adivinos han visto mentira, y han hablado sueños vanos, en vano consuelan: por lo cual se fueron ellos como ovejas, fueron humillados porque no tuvieron pastor.
10:3
Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré los machos de cabrío: mas el Altísimo de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y tornarálos como su caballo de honor en la guerra.
10:4
De él saldrá el ángulo, de él la clavija, de él el arco de la guerra, de él también todo apremiador.
10:5
Y serán como valientes, que en la batalla pisan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque el Altísimo será con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.
10:6
Porque yo fortificaré la casa de Judá, y guardaré la casa de José; y harélos volver, porque de ellos tendré piedad; y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy el Altísimo su Dios, que los oiré.
10:7
Y será Ephraim como valiente, y alegraráse su corazón como de vino: sus hijos también verán y se alegrarán; su corazón se gozará en el Altísimo.
10:8
Yo les silbaré y los juntaré, porque los he redimido; y serán multiplicados como fueron multiplicados.
10:9
Bien que los sembraré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y tornarán.
10:10
Porque yo los tornaré de la tierra de Egipto, y los recogeré de la Asiria; y traerélos á la tierra de Galaad y del Líbano, y no les bastará.
10:11
Y la tribulación pasará por la mar, y en la mar herirá las ondas, y se secarán todas las honduras del río: y la soberbia de Assur será derribada, y se perderá el cetro de Egipto.
10:12
Y yo los fortificaré en el Altísimo, y caminarán en su nombre, dice el Altísimo.
Zec 10:1 Pedid a Yahveh la lluvia en tiempo de primavera. Yahveh, el que hace las nubes de tormenta, lluvia copiosa les dará, hierba en su campo a cada uno.
Zec 10:2 Porque los terafim predicen falsedad y los adivinos ven mentira, porque sueños de ilusión predicen y con cosa vana quieren consolar, por eso emigran ellos como ovejas, abatidos porque no hay pastor.
Zec 10:3 Contra los pastores arde mi cólera y a los machos cabríos visitaré. Cuando Yahveh Sebaot visite a su rebaño, la Casa de Judá, hará de ellos como su caballo de honor en el combate.
Zec 10:4 De él saldrá el Angulo, de él la Clavija, de él el Arco de combate, de él todos los Caudillos. Juntos
Zec 10:5 serán como bravos que pisarán el barro de las calles en el combate; combatirán, porque Yahveh está con ellos, y serán confundidos los que montan caballos.
Zec 10:6 Yo haré fuerte la casa de Judá y victoriosa la casa de José; los recobraré porque me apiado de ellos, y serán como si yo no los hubiera desechado, pues yo soy Yahveh su Dios, y los atenderé.
Zec 10:7 Como bravos serán los de Efraím, estará alegre su corazón como de vino; sus hijos lo verán y se alegrarán, exultará en Yahveh su corazón.
Zec 10:8 Yo les silbaré para reunirlos, pues los he rescatado, y serán tan numerosos como eran.
Zec 10:9 Yo los sembré entre los pueblos, mas en lejanas tierras se acordarán de mí, criarán a sus hijos y retornarán.
Zec 10:10 Los haré volver del país de Egipto, de Asur los recogeré, y los conduciré al país de Galaad y al Líbano, donde no habrá bastante para ellos.
Zec 10:11 Atravesarán el mar de la angustia, (él herirá en el mar las ondas), y quedarán secas todas las honduras del Nilo. Será abatido el orgullo de Asur, y el cetro de Egipto llegará a su fin.
Zec 10:12 Yo los haré fuertes en Yahveh, y en su Nombre marcharán, oráculo de Yahveh.

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Capítulo 11

11:1
OH Líbano, abre tus puertas, y queme fuego tus cedros.
11:2
Aulla, oh haya, porque el cedro cayó, porque los magníficos son talados. Aullad, alcornoques de Basán, porque el fuerte monte es derribado.
11:3
Voz de aullido de pastores, porque su magnificencia es asolada; estruendo de bramidos de cachorros de leones, porque la soberbia del Jordán es destruída.
11:4
Así ha dicho el Altísimo mi Dios: Apacienta las ovejas de la matanza;
11:5
A las cuales mataban sus compradores, y no se tenían por culpables; y el que las vendía, decía: Bendito sea el Altísimo, que he enriquecido; ni sus pastores tenían piedad de ellas.
11:6
Por tanto, no más tendré piedad de los moradores de la tierra, dice el Altísimo: porque he aquí, yo entregaré los hombres, cada cual en mano de su compañero, y en mano de su rey; y quebrantarán la tierra, y yo no libraré de sus manos.
11:7
Apacenté pues las ovejas de la matanza, es á saber, los pobres del rebaño. Y me tomé dos cayados; al uno puse por nombre Suavidad, y al otro Ataduras; y apacenté las ovejas.
11:8
E hice matar tres pastores en un mes, y mi alma se angustió por ellos, y tambi��n el alma de ellos me aborreció á mí.
11:9
Y dije: No os apacentaré; la que muriere, muera; y la que se perdiere, se pierda; y las que quedaren, que cada una coma la carne de su compañera.
11:10
Tomé luego mi cayado Suavidad, y quebrélo, para deshacer mi pacto que concerté con todos los pueblos.
11:11
Y fué deshecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miran á mí, que era palabra de el Altísimo.
11:12
Y díjeles: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron para mi salario treinta piezas de plata.
11:13
Y díjome el Altísimo: Echalo al tesorero, hermoso precio con que me han apreciado. Y tomé las treinta piezas de plata, y echélas en la casa de el Altísimo al tesorero.
11:14
Quebré luego el otro mi cayado Ataduras, para romper la hermandad entre Judá é Israel.
11:15
Y díjome el Altísimo: Toma aún el hato de un pastor insensato;
11:16
(11-15) porque he aquí, yo levanto pastor en la tierra, que no visitará las perdidas, no buscará la pequeña, no curará la perniquebrada, ni llevará la cansada á cuestas; sino que se comerá la carne de la gruesa, y romperá sus uñas.
11:17
(11-16) Mal haya el pastor de nada, que deja el ganado. Espada sobre su brazo, y sobre su ojo derecho: del todo se secará su brazo, y enteramente será su ojo derecho oscurecido.
Zec 11:1 Abre tus puertas, Líbano, y el fuego devore tus cedros.
Zec 11:2 Gime, ciprés, porque ha caído el cedro, porque los majestuosos han sido arrasados. Gemid, encinas de Basán, porque ha sido abatida la selva impenetrable.
Zec 11:3 Se oye gemido de pastores, porque ha sido arrasado su esplendor, se oye rugido de leones, porque ha sido arrasada la gloria del Jordán.
Zec 11:4 Así dice Yahveh mi Dios: Apacienta las ovejas de matadero,
Zec 11:5 esas que sus compradores matan impunemente, mientras sus vendedores dicen: «¡Bendito sea Yahveh; ya soy rico!», y a las que no perdonan los pastores.
Zec 11:6 Pues yo no perdonaré más a los habitantes de esta tierra, oráculo de Yahveh; mas he aquí que voy a entregar a los hombres, a cada uno en manos de su vecino y en manos de su rey; ellos aplastarán la tierra y yo no los libraré de sus manos.
Zec 11:7 Apacenté, pues, las ovejas de matadero destinadas a los tratantes de ovejas, y me procuré dos cayados: a uno lo llamé «Gracia» y al otro «Vínculo». Me puse a apacentar las ovejas,
Zec 11:8 y me deshice de los tres pastores en un mes. Pero mi alma se impacientó con ellos y su alma también se hastió de mí.
Zec 11:9 Entonces dije: «¡No os apacentaré más; la que tenga que morir, que muera, la que tenga que desaparecer, que desaparezca, y las que queden, que se coman unas a otras!»
Zec 11:10 Tomé luego mi cayado «Gracia» y lo partí, para romper la alianza que Yahveh había concluido con todos los pueblos.
Zec 11:11 Quedó roto aquel día, y los tratantes de ovejas que me observaban supieron que era una palabra de Yahveh.
Zec 11:12 Yo les dije: «Si os parece bien, dadme mi jornal; sino, dejadlo.» Ellos pesaron mi jornal: treinta siclos de plata.
Zec 11:13 Yahveh me dijo: «¡Echalo al tesoro, esa lindeza de precio en que me han apreciado!» Tomé, pues, los treinta siclos de plata y los eché en la Casa de Yahveh, en el tesoro.
Zec 11:14 Después partí mi segundo cayado «Vínculo», para romper la fraternidad entre Judá e Israel.
Zec 11:15 Yahveh me dijo entonces: «Toma todavía el hato de un pastor necio.
Zec 11:16 Pues he aquí que yo voy a suscitar en esta tierra un pastor que no hará caso de la oveja perdida, ni buscará a la extraviada, ni curará a la herida, ni se ocupará de la sana, sino que comerá la carne de la cebada, y hasta las uñas les arrancará.
Zec 11:17 ¡Ay del pastor inútil que abandona las ovejas! ¡Espada sobre su brazo y sobre su ojo derecho; que su brazo se seque del todo, y del todo se oscurezca su ojo!»

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Capítulo 12

12:1
CARGA de la palabra de el Altísimo acerca de Israel. el Altísimo, que extiende los cielos, y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho:
12:2
He aquí, yo pongo á Jerusalem por vaso de temblor á todos los pueblos de alrededor cuando estén en el sitio contra Judá y contra Jerusalem.
12:3
Y será en aquel día, que yo pondré á Jerusalem por piedra pesada á todos los pueblos: todos los que se la cargaren, serán despedazados, bien que todas las gentes de la tierra se juntarán contra ella.
12:4
En aquel día, dice el Altísimo, heriré con aturdimiento á todo caballo, y con locura al que en él sube; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y á todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.
12:5
Y los capitanes de Judá dirán en su corazón: Mi fuerza son los moradores de Jerusalem en el Altísimo de los ejércitos su Dios.
12:6
En aquel día pondré los capitanes de Judá como un brasero de fuego en leña, y como una hacha de fuego en gavillas; y consumirán á diestra y á siniestra todos los pueblos alrededor: y Jerusalem será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalem.
12:7
Y librará el Altísimo las tiendas de Judá primero, porque la gloria de la casa de David y del morador de Jerusalem no se engrandezca sobre Judá.
12:8
En aquel día el Altísimo defenderá al morador de Jerusalem: y el que entre ellos fuere flaco, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como ángeles, como el ángel de el Altísimo delante de ellos.
12:9
Y será que en aquel día yo procuraré quebrantar todas las gentes que vinieren contra Jerusalem.
12:10
Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalem, espíritu de gracia y de oración; y mirarán á mí, á quien traspasaron, y harán llanto sobre él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre él como quien se aflige sobre primogénito.
12:11
En aquel día habrá gran llanto en Jerusalem, como el llanto de Adadrimón en el valle de Megiddo.
12:12
Y la tierra lamentará, cada linaje de por sí; el linaje de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; el linaje de la casa de Nathán por sí, y sus mujeres por sí;
12:13
El linaje de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; el linaje de Simei por sí, y sus mujeres por sí;
12:14
Todos los otros linajes, los linajes por sí, y sus mujeres por sí.
Zec 12:1 Oráculo. Palabra de Yahveh sobre Israel. Oráculo de Yahveh, el que despliega los cielos, funda la tierra y forma el espíritu del hombre en su interior.
Zec 12:2 He aquí que yo hago de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos del contorno (durante el asedio contra Jerusalén).
Zec 12:3 Aquel día haré yo de Jerusalén una piedra de levantamiento para todos los pueblos: todos los que la levanten se desgarrarán completamente. Y contra ella se congregarán todas las naciones de la tierra.
Zec 12:4 Aquel día - oráculo de Yahveh - heriré de aturdimiento a todo caballo, y a su caballero, de locura. Y a todos los pueblos heriré de ceguera. (Mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos.)
Zec 12:5 Entonces dirán en su corazón los jefes de Judá: «La fuerza de los habitantes de Jerusalén está en Yahveh Sebaot su Dios.»
Zec 12:6 Aquel día haré de los jefes de Judá como un brasero con fuego de leña, como una antorcha con fuego de gavillas; y devorarán a derecha e izquierda a todos los pueblos del contorno, mientras que Jerusalén será de nuevo habitada en su lugar.
Zec 12:7 Salvará Yahveh en primer lugar a las tiendas de Judá, para que el prestigio de la casa de David y el prestigio de los habitantes de Jerusalén no se crezca sobre Judá.
Zec 12:8 Aquel día protegerá Yahveh a los habitantes de Jerusalén: el más flaco entre ellos será aquel día como David, y la casa de David será como Dios, como un ángel de Yahveh, al frente de ellos.
Zec 12:9 Aquel día me dispondré a destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén;
Zec 12:10 derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración; y mirarán hacia mí. En cuanto a aquél a quien traspasaron, harán lamentación por él como lamentación por hijo único, y le llorarán amargamente como se llora amargamente a un primogénito.
Zec 12:11 Aquel día será grande la lamentación en Jerusalén, como la lamentación de Hadad Rimmón en la llanura de Meguiddó.
Zec 12:12 Y se lamentará el país, cada familia aparte: la familia de la casa de David aparte y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Natán aparte y sus mujeres aparte;
Zec 12:13 la familia de la casa de Leví aparte; y sus mujeres aparte; la familia de la casa de Semeí aparte y sus mujeres aparte;
Zec 12:14 todas las demás familias, cada familia aparte y sus mujeres aparte.

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Capítulo 13

13:1
EN aquel tiempo habrá manantial abierto para la casa de David y para los moradores de Jerusalem, para el pecado y la inmundicia.
13:2
Y será en aquel día, dice el Altísimo de los ejércitos, que talaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más vendrán en memoria: y también haré talar de la tierra los profetas, y espíritu de inmundicia.
13:3
Y será que cuando alguno más profetizare, diránle su padre y su madre que lo engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de el Altísimo: y su padre y su madre que lo engendraron, le alancearán cuando profetizare.
13:4
Y será en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren; ni nunca más se vestirán de manto velloso para mentir
13:5
Y dirá: No soy profeta; labrador soy de la tierra: porque esto aprendí del hombre desde mi juventud.
13:6
Y le preguntarán: ¿Qué heridas son éstas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fuí herido en casa de mis amigos.
13:7
Levántate, oh espada, sobre el pastor, y sobre el hombre compañero mío, dice el Altísimo de los ejércitos. Hiere al pastor, y se derramarán las ovejas: mas tornaré mi mano sobre los chiquitos.
13:8
Y acontecerá en toda la tierra, dice el Altísimo, que las dos partes serán taladas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella.
13:9
Y meteré en el fuego la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y probarélos como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío: y él dirá: el Altísimo es mi Dios.
Zec 13:1 Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la impureza.
Zec 13:2 Aquel día - oráculo de Yahveh Sebaot - extirparé yo de esta tierra los nombres de los ídolos y no se volverá a mentarlos; igualmente a los profetas y el espíritu de impureza los quitaré de esta tierra.
Zec 13:3 Y, si todavía alguien se pone a profetizar, le dirán su padre y su madre que le engendraron: «¡No has de vivir tú, que dices mentiras en nombre de Yahveh!» Y su padre y su madre que le engendraron le traspasarán mientras esté profetizando.
Zec 13:4 Aquel día se avergonzarán los profetas, cada cual de su visión, cuando profeticen, y no se vestirán el manto de pelo con ánimos de mentir,
Zec 13:5 sino que dirán cada uno: «¡Yo no soy profeta; soy un campesino, pues la tierra es mi ocupación desde mi juventud!»
Zec 13:6 Y si alguien le dice: «¿Y esas heridas que hay entre tus manos?», responderá: «Las he recibido en casa de mis amigos.»
Zec 13:7 ¡Despierta, espada, contra mi pastor, y contra el hombre de mi compañía!, oráculo de Yahveh Sebaot. ¡Hiere al pastor, que se dispersen las ovejas, y yo tornaré mi mano contra los pequeños!
Zec 13:8 Y sucederá en toda esta tierra - oráculo de Yahveh - que dos tercios serán en ella exterminados (perecerán) y el otro tercio quedará en ella.
Zec 13:9 Yo meteré en el fuego este tercio: los purgaré como se purga la plata y los probaré como se prueba el oro. Invocará él mi nombre y yo le responderé; diré: «¡El es mi pueblo!» y él dirá: «¡Yahveh es mi Dios!»

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Capítulo 14

14:1
HE aquí, el día de el Altísimo viene, y tus despojos serán repartidos en medio de ti.
14:2
Porque yo reuniré todas las gentes en batalla contra Jerusalem; y la ciudad será tomada, y saqueadas serán las casas, y forzadas las mujeres: y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será talado de la ciudad.
14:3
Después saldrá el Altísimo, y peleará con aquellas gentes, como peleó el día de la batalla.
14:4
Y afirmaránse sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está en frente de Jerusalem á la parte de oriente: y el monte de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente haciendo un muy grande valle; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía.
14:5
Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Hasal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzzías, rey de Judá: y vendrá el Altísimo mi Dios, y con él todos los santos.
14:6
Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura.
14:7
Y será un día, el cual es conocido de el Altísimo, que ni será día ni noche; mas acontecerá que al tiempo de la tarde habrá luz.
14:8
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalem aguas vivas; la mitad de ellas hacia la mar oriental, y la otra mitad hacia la mar occidental, en verano y en invierno.
14:9
Y el Altísimo será rey sobre toda la tierra. En aquel día el Altísimo será uno, y uno su nombre.
14:10
Y toda la tierra se tornará como llanura desde Gabaa hasta Rimmón al mediodía de Jerusalem: y ésta será enaltecida, y habitarse ha en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera, hasta la puerta de los rincones; y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.
14:11
Y morarán en ella, y nunca más será anatema: sino que será Jerusalem habitada confiadamente.
14:12
Y esta será la plaga con que herirá el Altísimo á todos los pueblos que pelearon contra Jerusalem: la carne de ellos se disolverá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se les deshará en su boca.
14:13
Y acontecerá en aquel día que habrá en ellos gran quebrantamiento de el Altísimo; porque trabará cada uno de la mano de su compañero, y su mano echará contra la mano de su compañero.
14:14
Y Judá también peleará en Jerusalem. Y serán reunidas las riquezas de todas las gentes de alrededor: oro, y plata, y ropas de vestir, en grande abundancia.
14:15
Y tal como esto será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas las bestias que estuvieren en aquellos campamentos.
14:16
Y todos los que quedaren de las gentes que vinieron contra Jerusalem subirán de año en año á adorar al Rey, el Altísimo de los ejércitos, y á celebrar la fiesta de las Cabañas.
14:17
Y acontecerá, que los de las familias de la tierra que no subieren á Jerusalem á adorar al Rey, el Altísimo de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia.
14:18
Y si la familia de Egipto no subiere, y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que el Altísimo herirá las gentes que no subieren á celebrar la fiesta de las Cabañas.
14:19
Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las gentes que no subieran á celebrar la fiesta de las Cabañas.
14:20
En aquel tiempo estará sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A el Altísimo; y las ollas en la casa de el Altísimo serán como los tazones delante del altar.
14:21
Y será toda olla en Jerusalem y en Judá santidad á el Altísimo de los ejércitos: y todos los que sacrificaren, vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas: y no habrá más Cananeo alguno en la casa de el Altísimo de los ejércitos en aquel tiempo.

Zec 14:1 He aquí que viene el Día de Yahveh en que serán repartidos tus despojos en medio de ti.
Zec 14:2 Yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. Será tomada la ciudad, las casas serán saqueadas y violadas las mujeres. La mitad de la ciudad partirá al cautiverio, pero el Resto del pueblo no será extirpado de la ciudad.
Zec 14:3 Saldrá entonces Yahveh y combatirá contra esas naciones como el día en que él combate, el día de la batalla.
Zec 14:4 Se plantarán sus pies aquel día en el monte de los Olivos que está enfrente de Jerusalén, al oriente, y el monte de los Olivos se hendirá por el medio de oriente a occidente haciéndose un enorme valle: la mitad del monte se retirará al norte y la otra mitad al sur.
Zec 14:5 Y huiréis al valle de mis montes, porque el valle de los montes llegará hasta Yasol; huiréis como huisteis a causa del terremoto en los días de Ozías, rey de Judá. Y vendrá Yahveh mi Dios y todos los santos con él.
Zec 14:6 Aquel día no habrá ya luz, sino frío y hielo.
Zec 14:7 Un día único será - conocido sólo de Yahveh -: no habrá día y luego noche, sino que a la hora de la tarde habrá luz.
Zec 14:8 Sucederá aquel día que saldrán de Jerusalén aguas vivas, mitad hacia el mar oriental, mitad hacia el mar occidental: las habrá tanto en verano como en invierno.
Zec 14:9 Y será Yahveh rey sobre toda la tierra: ¡el día aquel será único Yahveh y único su nombre!
Zec 14:10 Toda esta tierra se tornará llanura, desde Gueba hasta Rimmón, al sur de Jerusalén. Y ésta, encumbrada, será habitada en su lugar, desde la Puerta de Benjamín hasta el emplazamiento de la antigua Puerta, es decir, hasta la Puerta de los Ángulos, y desde la torre de Jananel hasta los Lagares del rey.
Zec 14:11 Se habitará en ella y no habrá más anatema: ¡Jerusalén será habitada en seguridad!
Zec 14:12 Y ésta será la plaga con que herirá Yahveh a todos los pueblos que hayan hecho la guerra a Jerusalén: pudrirá su carne estando ellos todavía en pie, sus ojos se pudrirán en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca.
Zec 14:13 Y cundirá aquel día entre ellos un inmenso pánico de Yahveh: agarrará cada uno la mano de su prójimo y levantarán la mano unos contra otros.
Zec 14:14 También Judá combatirá en Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor: oro, plata y vestidos en cantidad inmensa.
Zec 14:15 Semejante será la plaga de los caballos, mulos, camellos y asnos, y de todo el ganado que haya en aquellos campamentos: ¡una plaga como ésa!
Zec 14:16 Y todos los supervivientes de todas las naciones que hayan venido contra Jerusalén subirán de año en año a postrarse ante el Rey Yahveh Sebaot y a celebrar la fiesta de las Tiendas.
Zec 14:17 Y para aquella familia de la tierra que no suba a Jerusalén a postrarse ante el Rey Yahveh Sebaot no habrá lluvia.
Zec 14:18 Si la familia de Egipto no sube ni viene, caerá sobre ella la plaga con que Yahveh herirá a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Tiendas.
Zec 14:19 Tal será el castigo de Egipto y el castigo de todas las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Tiendas.
Zec 14:20 Aquel día se hallará en los cascabeles de los caballos: «Consagrado a Yahveh», y serán las ollas en la Casa de Yahveh como copas de aspersión delante del altar.
Zec 14:21 Y toda olla, en Jerusalén y Judá, estará consagrada a Yahveh Sebaot; todos los que quieran sacrificar vendrán a tomar de ellas, y en ellas cocerán; y no habrá más comerciante en la Casa de Yahveh Sebaot el día aquel.

 

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