LA BIBLIA Versión Reina-Valera de 1909
2º de Crónicas
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Capítulo 1
1:1
Y SALOMÓN hijo de David fué afirmado en su reino; y el Altísimo su Dios fué con él, y le engrandeció sobremanera.
1:2
Y llamó Salomón á todo Israel, tribunos, centuriones, y jueces, y á todos los príncipes de todo Israel, cabezas de familias.
1:3
Y fué Salomón, y con él toda esta junta, al alto que había en Gabaón; porque allí estaba el tabernáculo del testimonio de Dios, que Moisés siervo de el Altísimo había hecho en el desierto.
1:4
Mas David había traído el arca de Dios de Chîriath-jearim al lugar que él le había preparado; porque él le había tendido una tienda en Jerusalem.
1:5
Asimismo el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri hijo de Hur, estaba allí delante del tabernáculo de el Altísimo, al cual fué á consultar Salomón con aquella junta.
1:6
Subió pues Salomón allá delante de el Altísimo, al altar de bronce que estaba en el tabernáculo del testimonio, y ofreció sobre él mil holocaustos.
1:7
Y aquella noche apareció Dios á Salomón, y díjole: Demanda lo que quisieres que yo te dé.
1:8
Y Salomón dijo á Dios: Tú has hecho con David mi padre grande misericordia, y á mí me has puesto por rey en lugar suyo.
1:9
Confírmese pues ahora, oh el Altísimo Dios, tu palabra dada á David mi padre; porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo en muchedumbre como el polvo de la tierra.
1:10
Dame ahora sabiduría y ciencia, para salir y entrar delante de este pueblo: porque ¿quién podrá juzgar este tu pueblo tan grande?
1:11
Y dijo Dios á Salomón: Por cuanto esto fué en tu corazón, que no pediste riquezas, hacienda, ó gloria, ni el alma de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para juzgar mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey,
1:12
Sabiduría y ciencia te es dada; y también te daré riquezas, hacienda, y gloria, cual nunca hubo en los reyes que han sido antes de ti, ni después de ti habrá tal.
1:13
Y volvió Salomón á Jerusalem del alto que estaba en Gabaón, de ante el tabernáculo del testimonio; y reinó sobre Israel.
1:14
Y juntó Salomón carros y gente de á caballo; y tuvo mil y cuatrocientos carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalem.
1:15
Y puso el rey plata y oro en Jerusalem como piedras, y cedro como cabrahigos que nacen en los campos en abundancia.
1:16
Y sacaban caballos y lienzos finos de Egipto para Salomón; pues por contrato tomaban allí los mercaderes del rey caballos y lienzos.
1:17
Y subían, y sacaban de Egipto, un carro por seiscientas piezas de plata, y un caballo por ciento y cincuenta: y así se sacaban por medio de ellos para todos los reyes de los Hetheos, y para los reyes de Siria.
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Capítulo 2

2:1
DETERMINÓ pues Salomón edificar casa al nombre de el Altísimo, y otra casa para su reino.
2:2
Y contó Salomón setenta mil hombres que llevasen cargas, y ochenta mil hombres que cortasen en el monte, y tres mil y seiscientos que los gobernasen.
2:3
Y envió á decir Salomón á Hiram rey de Tiro: Haz conmigo como hiciste con David mi padre, enviándole cedros para que edificara para sí casa en que morase.
2:4
He aquí yo tengo que edificar casa al nombre de el Altísimo mi Dios, para consagrársela, para quemar perfumes aromáticos delante de él, y para la colocación continua de los panes de la proposición, y para holocaustos á mañana y tarde, y los sábados, y nuevas lunas, y festividades de el Altísimo nuestro Dios; lo cual ha de ser perpetuo en Israel.
2:5
Y la casa que tengo que edificar, ha de ser grande: porque el Dios nuestro es grande sobre todos los dioses.
2:6
Mas ¿quién será tan poderoso que le edifique casa? Los cielos y los cielos de los cielos no le pueden comprender; ¿quién pues soy yo, que le edifique casa, sino para quemar perfumes delante de él?
2:7
Envíame pues ahora un hombre hábil, que sepa trabajar en oro, y en plata, y en metal, y en hierro, en púrpura, y en grana, y en cárdeno, y que sepa esculpir con los maestros que están conmigo en Judá y en Jerusalem, los cuales previno mi padre.
2:8
Envíame también madera de cedro, de haya, de pino, del Líbano: porque yo sé que tus siervos entienden de cortar madera en el Líbano; y he aquí, mis siervos irán con los tuyos,
2:9
Para que me apresten mucha madera, porque la casa que tengo de edificar ha de ser grande y portentosa.
2:10
Y he aquí para los operarios tus siervos, cortadores de la madera, he dado veinte mil coros de trigo en grano, y veinte mil coros de cebada, y veinte mil batos de vino, y veinte mil batos de aceite.
2:11
Entonces Hiram rey de Tiro respondió por letras, las que envió á Salomón: Porque el Altísimo amó á su pueblo, te ha puesto por rey sobre ellos.
2:12
Y además decía Hiram: Bendito sea el Altísimo el Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que dió al rey David hijo sabio, entendido, cuerdo y prudente, que edifique casa á el Altísimo, y casa para su reino.
2:13
Yo pues te he enviado un hombre hábil y entendido, que fué de Hiram mi padre,
2:14
Hijo de una mujer de las hijas de Dan, mas su padre fué de Tiro; el cual sabe trabajar en oro, y plata, y metal, y hierro, en piedra y en madera, en púrpura, y en cárdeno, en lino y en carmesí; asimismo para esculpir todas figuras, y sacar toda suerte de diseño que se le propusiere, y estar con tus hombres peritos, y con los de mi señor David tu padre.
2:15
Ahora pues, enviará mi señor á sus siervos el trigo y cebada, y aceite y vino, que ha dicho;
2:16
Y nosotros cortaremos en el Líbano la madera que hubieres menester, y te la traeremos en balsas por la mar hasta Joppe, y tú la harás llevar hasta Jerusalem.
2:17
Y contó Salomón todos los hombres extranjeros que estaban en la tierra de Israel, después de haberlos ya contado David su padre, y fueron hallados ciento cincuenta y tres mil seiscientos.
2:18
Y señaló de ellos setenta mil para llevar cargas, y ochenta mil que cortasen en el monte, y tres mil y seiscientos por sobrestantes para hacer trabajar al pueblo.
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Capítulo 3

3:1
Y COMENZÓ Salomón á edificar la casa en Jerusalem, en el monte Moria que había sido mostrado á David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán Jebuseo.
3:2
Y comenzó á edificar en el mes segundo, á dos del mes, en el cuarto año de su reinado.
3:3
Estas son las medidas de que Salomón fundó el edificio de la casa de Dios. La primera medida fué, la longitud de sesenta codos; y la anchura de veinte codos.
3:4
El pórtico que estaba en la delantera de la longitud, era de veinte codos al frente del ancho de la casa, y su altura de ciento y veinte: y cubriólo por dentro de oro puro.
3:5
Y techó la casa mayor con madera de haya, la cual cubrió de buen oro, é hizo resaltar sobre ella palmas y cadenas.
3:6
Cubrió también la casa de piedras preciosas por excelencia: y el oro era oro de Parvaim.
3:7
Así cubrió la casa, sus vigas, sus umbrales, sus paredes, y sus puertas, con oro; y esculpió querubines por las paredes.
3:8
Hizo asimismo la casa del lugar santísimo, cuya longitud era de veinte codos según el ancho del frente de la casa, y su anchura de veinte codos: y cubrióla de buen oro que ascendía á seiscientos talentos.
3:9
Y el peso de los clavos tuvo cincuenta siclos de oro. Cubrió también de oro las salas.
3:10
Y dentro del lugar santísimo hizo dos querubines de forma de niños, los cuales cubrieron de oro.
3:11
El largo de las alas de los querubines era de veinte codos: porque la una ala era de cinco codos: la cual llegaba hasta la pared de la casa; y la otra ala de cinco codos, la cual llegaba al ala del otro querubín.
3:12
De la misma manera la una ala del otro querubín era de cinco codos: la cual llegaba hasta la pared de la casa; y la otra ala era de cinco codos, que tocaba al ala del otro querubín.
3:13
Así las alas de estos querubines estaban extendidas por veinte codos: y ellos estaban en pie con los rostros hacia la casa.
3:14
Hizo también el velo de cárdeno, púrpura, carmesí y lino, é hizo resaltar en él querubines.
3:15
Delante de la casa hizo dos columnas de treinta y cinco codos de longitud, con sus capiteles encima, de cinco codos.
3:16
Hizo asimismo cadenas en el oratorio, y púsolas sobre los capiteles de las columnas: é hizo cien granadas, las cuales puso en las cadenas.
3:17
Y asentó las columnas delante del templo, la una á la mano derecha, y la otra á la izquierda; y á la de la mano derecha llamó Jachîn, y á la de la izquierda, Boaz.
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Capítulo 4

4:1
HIZO además un altar de bronce de veinte codos de longitud, y veinte codos de anchura, y diez codos de altura.
4:2
También hizo un mar de fundición, el cual tenía diez codos del un borde al otro, enteramente redondo: su altura era de cinco codos, y una línea de treinta codos lo ceñía alrededor.
4:3
Y debajo de él había figuras de bueyes que lo circundaban, diez en cada codo todo alrededor: eran dos órdenes de bueyes fundidos juntamente con el mar.
4:4
Y estaba asentado sobre doce bueyes, tres de los cuales miraban al septentrión, y tres al occidente, y tres al mediodía, y tres al oriente: y el mar asentaba sobre ellos, y todas sus traseras estaban á la parte de adentro.
4:5
Y tenía de grueso un palmo, y el borde era de la hechura del borde de un cáliz, ó flor de lis. Y hacía tres mil batos.
4:6
Hizo también diez fuentes, y puso cinco á la derecha y cinco á la izquierda, para lavar y limpiar en ellas la obra del holocausto; mas el mar era para lavarse los sacerdotes en él.
4:7
Hizo asimismo diez candeleros de oro según su forma, los cuales puso en el templo, cinco á la derecha, y cinco á la izquierda.
4:8
Además hizo diez mesas y púsolas en el templo, cinco á la derecha, y cinco á la izquierda: igualmente hizo cien tazones de oro.
4:9
A más de esto hizo el atrio de los sacerdotes, y el gran atrio, y las portadas del atrio, y cubrió las puertas de ellas de bronce.
4:10
Y asentó el mar al lado derecho hacia el oriente, enfrente del mediodía.
4:11
Hizo también Hiram calderos, y palas, y tazones; y acabó Hiram la obra que hacía al rey Salomón para la casa de Dios;
4:12
Dos columnas, y los cordones, los capiteles sobre las cabezas de las dos columnas, y dos redes para cubrir las dos bolas de los capiteles que estaban encima de las columnas;
4:13
Cuatrocientas granadas en las dos redecillas, dos órdenes de granadas en cada redecilla, para que cubriesen las dos bolas de los capiteles que estaban encima de las columnas.
4:14
Hizo también las basas, sobre las cuales asentó las fuentes;
4:15
Un mar, y doce bueyes debajo de él:
4:16
Y calderos, y palas, y garfios; y todos sus enseres hizo Hiram su padre al rey Salomón para la casa de el Altísimo, de metal purísimo.
4:17
Y fundiólos el rey en los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre Suchôt y Seredat.
4:18
Y Salomón hizo todos estos vasos en grande abundancia, porque no pudo ser hallado el peso del metal.
4:19
Así hizo Salomón todos los vasos para la casa de Dios, y el altar de oro, y las mesas sobre las cuales se ponían los panes de la proposición;
4:20
Asimismo los candeleros y sus candilejas, de oro puro, para que las encendiesen delante del oratorio conforme á la costumbre.
4:21
Y las flores, y las lamparillas, y las despabiladeras se hicieron de oro, de oro perfecto;
4:22
También los platillos, y las jofainas, y las cucharas, y los incensarios, de oro puro. Cuanto á la entrada de la casa, sus puertas interiores para el lugar santísimo, y las puertas de la casa del templo, de oro.
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Capítulo 5

5:1
Y ACABADA que fué toda la obra que hizo Salomón para la casa de el Altísimo, metió Salomón en ella las cosas que David su padre había dedicado; y puso la plata, y el oro, y todos los vasos, en los tesoros de la casa de Dios.
5:2
Entonces Salomón juntó en Jerusalem los ancianos de Israel, y todos los príncipes de las tribus, los cabezas de las familias de los hijos de Israel, para que trajesen el arca del pacto de el Altísimo de la ciudad de David, que es Sión.
5:3
Y juntáronse al rey todos los varones de Israel, á la solemnidad del mes séptimo.
5:4
Y vinieron todos los ancianos de Israel, y tomaron los Levitas el arca:
5:5
Y llevaron el arca, y el tabernáculo del testimonio, y todos los vasos del santuario que estaban en el tabernáculo: los sacerdotes y los Levitas los llevaron.
5:6
Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había á él reunido delante del arca, sacrificaron ovejas y bueyes, que por la multitud no se pudieron contar ni numerar.
5:7
Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de el Altísimo en su lugar, en el oratorio de la casa, en el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines:
5:8
Pues los querubines extendían las alas sobre el asiento del arca, y cubrían los querubines por encima así el arca como sus barras.
5:9
E hicieron salir fuera las barras, de modo que se viesen las cabezas de las barras del arca delante del oratorio, mas no se veían desde fuera: y allí estuvieron hasta hoy.
5:10
En el arca no había sino las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, con las cuales el Altísimo había hecho alianza con los hijos de Israel, después que salieron de Egipto.
5:11
Y como los sacerdotes salieron del santuario, (porque todos los sacerdotes que se hallaron habían sido santificados, y no guardaban sus veces;
5:12
Y los Levitas cantores, todos los de Asaph, los de Hemán, y los de Jeduthún, juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas:)
5:13
Sonaban pues las trompetas, y cantaban con la voz todos á una, para alabar y confesar á el Altísimo: y cuando alzaban la voz con trompetas y címbalos é instrumentos de música, cuando alababan á el Altísimo, diciendo: Porque es bueno, porque su misericordia es para siempre: la casa se llenó entonces de una nube, la casa de el Altísimo.
5:14
Y no podían los sacerdotes estar para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de el Altísimo había henchido la casa de Dios.
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Capítulo 6

6:1
ENTONCES dijo Salomón: el Altísimo ha dicho que él habitaría en la oscuridad.
6:2
Yo pues he edificado una casa de morada para ti, y una habitación en que mores para siempre.
6:3
Y volviendo el rey su rostro, bendijo á toda la congregación de Israel: y toda la congregación de Israel estaba en pie.
6:4
Y él dijo: Bendito sea el Altísimo Dios de Israel, el cual con su mano ha cumplido lo que habló por su boca á David mi padre, diciendo:
6:5
Desde el día que saqué mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel.
6:6
Mas á Jerusalem he elegido para que en ella esté mi nombre, y á David he elegido para que fuese sobre mi pueblo Israel.
6:7
Y David mi padre tuvo en el corazón edificar casa al nombre de el Altísimo Dios de Israel.
6:8
Mas el Altísimo dijo á David mi padre: Respecto á haber tenido en tu corazón edificar casa á mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu corazón.
6:9
Empero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa á mi nombre.
6:10
Y el Altísimo ha cumplido su palabra que había dicho, pues levantéme yo en lugar de David mi padre, y heme sentado en el trono de Israel, como el Altísimo había dicho, y he edificado casa al nombre de el Altísimo Dios de Israel.
6:11
Y en ella he puesto el arca, en la cual está el pacto de el Altísimo que concertó con los hijos de Israel.
6:12
Púsose luego Salomón delante del altar de el Altísimo, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos.
6:13
Porque Salomón había hecho un púlpito de metal, de cinco codos de largo, y de cinco codos de ancho, y de altura de tres codos, y lo había puesto en medio del atrio: y púsose sobre él, é hincóse de rodillas delante de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, dijo:
6:14
el Altísimo Dios de Israel, no hay Dios semejante á ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia á tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón;
6:15
Que has guardado á tu siervo David mi padre lo que le dijiste: tú lo dijiste de tu boca, mas con tu mano lo has cumplido, como parece este día.
6:16
Ahora pues, el Altísimo Dios de Israel, guarda á tu siervo David mi padre lo que le has prometido, diciendo: No faltará de ti varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, á condición que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley, como tú delante de mí has andado.
6:17
Ahora pues, oh el Altísimo Dios de Israel, verifíquese tu palabra que dijiste á tu siervo David.
6:18
Mas ¿es verdad que Dios ha de habitar con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte: ¿cuánto menos esta casa que he edificado?
6:19
Mas tú mirarás á la oración de tu siervo, y á su ruego, oh el Altísimo Dios mío, para oir el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti.
6:20
Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste, Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar.
6:21
Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada: que oigas y perdones.
6:22
Si alguno pecare contra su prójimo, y él le pidiere juramento haciéndole jurar, y el juramento viniere delante de tu altar en esta casa,
6:23
Tú oirás desde los cielos, y obrarás, y juzgarás á tus siervos, dando la paga al impío, tornándole su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo en darle conforme á su justicia.
6:24
Si tu pueblo Israel cayere delante de los enemigos, por haber prevaricado contra ti, y se convirtieren, y confesaren tu nombre, y rogaren delante de ti en esta casa,
6:25
Tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás á la tierra que diste á ellos y á sus padres.
6:26
Si los cielos se cerraren, que no haya lluvias por haber pecado contra ti, si oraren á ti en este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres,
6:27
Tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, la cual diste por heredad á tu pueblo.
6:28
Y si hubiere hambre en la tierra, ó si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo ó añublo, langosta ó pulgón; ó si los cercaren sus enemigos en la tierra de su domicilio; cualquiera plaga ó enfermedad que sea;
6:29
Toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, ó todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos á esta casa,
6:30
Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu habitación, y perdonarás, y darás á cada uno conforme á sus caminos, habiendo conocido su corazón; (porque solo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres;)
6:31
Para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivieren sobre la haz de la tierra que tú diste á nuestros padres.
6:32
Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras á causa de tu grande nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido, si vinieren, y oraren en esta casa,
6:33
Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme á todas las cosas por las cuales hubiere clamado á ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que he edificado yo.
6:34
Si tu pueblo saliere á la guerra contra sus enemigos por el camino que tú los enviares, y oraren á ti hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la casa que he edificado á tu nombre,
6:35
Tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su derecho.
6:36
Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque,) y te airares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos á tierra de enemigos, lejos ó cerca,
6:37
Y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se convirtieren, y oraren á ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, impíamente hemos obrado;
6:38
Si se convirtieren á ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra que tú diste á sus padres, hacia la ciudad que tu elegiste, y hacia la casa que he edificado á tu nombre;
6:39
Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y ampararás su causa, y perdonarás á tu pueblo que pecó contra ti.
6:40
Ahora pues, oh Dios mío, ruégote estén abiertos tus ojos, y atentos tus oídos á la oración en este lugar.
6:41
Oh el Altísimo Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu fortaleza; sean, oh el Altísimo Dios, vestidos de salud tus sacerdotes, y gocen de bien tus santos.
6:42
el Altísimo Dios, no hagas volver el rostro de tu ungido: acuérdate de las misericordias de David tu siervo.
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Capítulo 7

7:1
Y COMO Salomón acabó de orar, el fuego descendió de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de el Altísimo hinchió la casa.
7:2
Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de el Altísimo, porque la gloria de el Altísimo había henchido la casa de el Altísimo.
7:3
Y como vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de el Altísimo sobre la casa, cayeron en tierra sobre sus rostros en el pavimento, y adoraron, confesando á el Altísimo y diciendo: Que es bueno, que su misericordia es para siempre.
7:4
Entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron víctimas delante de el Altísimo.
7:5
Y ofreció el rey Salomón en sacrificio veinte y dos mil bueyes, y ciento y veinte mil ovejas; y así dedicaron la casa de Dios el rey y todo el pueblo.
7:6
Y los sacerdotes asistían en su ministerio; y los Levitas con los instrumentos de música de el Altísimo, los cuales había hecho el rey David para confesar á el Altísimo, que su misericordia es para siempre; cuando David alababa por mano de ellos. Asimismo los sacerdotes tañían trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie.
7:7
También santificó Salomón el medio del atrio que estaba delante de la casa de el Altísimo, por cuanto había ofrecido allí los holocaustos, y los sebos de los pacíficos; porque en el altar de bronce que Salomón había hecho, no podían caber los holocaustos, y el presente, y los sebos.
7:8
Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con él todo Israel, una grande congregación, desde la entrada de Hamath hasta el arroyo de Egipto.
7:9
Al octavo día hicieron convocación, porque habían hecho la dedicación del altar en siete días, y habían celebrado la solemnidad por siete días.
7:10
Y á los veintitrés del mes séptimo envió al pueblo á sus estancias, alegres y gozosos de corazón por los beneficios que el Altísimo había hecho á David, y á Salomón, y á su pueblo Israel.
7:11
Acabó pues Salomón la casa de el Altísimo, y la casa del rey: y todo lo que Salomón tuvo en voluntad de hacer en la casa de el Altísimo y en su casa, fué prosperado.
7:12
Y apareció el Altísimo á Salomón de noche, y díjole: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio.
7:13
Si yo cerrare los cielos, que no haya lluvia, y si mandare á la langosta que consuma la tierra, ó si enviare pestilencia á mi pueblo;
7:14
Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
7:15
Ahora estarán abiertos mis ojos, y atentos mis oídos, á la oración en este lugar:
7:16
Pues que ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.
7:17
Y tú, si anduvieres delante de mí, como anduvo David tu padre, é hicieres todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis derechos,
7:18
Yo confirmaré el trono de tu reino, como concerté con David tu padre, diciendo: No faltará varón de ti que domine en Israel.
7:19
Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mis preceptos que os he propuesto, y fuereis y sirviereis á dioses ajenos, y los adorareis,
7:20
Yo los arrancaré de mi tierra que les he dado; y esta casa que he santificado á mi nombre, yo la echaré de delante de mí, y pondréla por proverbio y fábula en todos los pueblos.
7:21
Y esta casa que habrá sido ilustre, será espanto á todo el que pasare, y dirá: ¿Por qué ha hecho así el Altísimo á esta tierra y á esta casa?
7:22
Y se responderá: Por cuanto dejaron á el Altísimo Dios de sus padres, el cual los sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron: por eso él ha traído todo este mal sobre ellos.
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Capítulo 8

8:1
Y ACONTECIÓ que al cabo de veinte años que Salomón había edificado la casa de el Altísimo y su casa,
8:2
Reedificó Salomón las ciudades que Hiram le había dado, y estableció en ellas á los hijos de Israel.
8:3
Después vino Salomón á Amath de Soba, y la tomó.
8:4
Y edificó á Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de municiones que edificó en Hamath.
8:5
Asimismo reedificó á Beth-oron la de arriba, y á Beth-oron la de abajo, ciudades fortificadas, de muros, puertas, y barras;
8:6
Y á Baalath, y á todas las villas de munición que Salomón tenía; también todas las ciudades de los carros y las de la gente de á caballo; y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalem, y en el Líbano, y en toda la tierra de su señorío.
8:7
Y á todo el pueblo que había quedado de los Hetheos, Amorrheos, Pherezeos, Heveos, y Jebuseos, que no eran de Israel,
8:8
Los hijos de los que habían quedado en la tierra después de ellos, á los cuales los hijos de Israel no destruyeron del todo, hizo Salomón tributarios hasta hoy.
8:9
Y de los hijos de Israel no puso Salomón siervos en su obra; porque eran hombres de guerra, y sus príncipes y sus capitanes, y comandantes de sus carros, y su gente de á caballo.
8:10
Y tenía Salomón doscientos y cincuenta principales de los gobernadores, los cuales mandaban en aquella gente.
8:11
Y pasó Salomón á la hija de Faraón, de la ciudad de David á la casa que él le había edificado; porque dijo: Mi mujer no morará en la casa de David rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de el Altísimo, son sagradas.
8:12
Entonces ofreció Salomón holocaustos á el Altísimo sobre el altar de el Altísimo, que había él edificado delante del pórtico,
8:13
Para que ofreciesen cada cosa en su día, conforme al mandamiento de Moisés, en los sábados, en las nuevas lunas, y en las solemnidades, tres veces en el año, á saber, en la fiesta de los panes ázimos, en la fiesta de las semanas, y en la fiesta de las cabañas.
8:14
Y constituyó los repartimientos de los sacerdotes en sus oficios, conforme á la ordenación de David su padre; y los Levitas por sus órdenes, para que alabasen y ministrasen delante de los sacerdotes, casa cosa en su día; asimismo los porteros por su orden á cada puerta: porque así lo había mandado David, varón de Dios.
8:15
Y no salieron del mandamiento del rey, cuanto á los sacerdotes y Levitas, y los tesoros, y todo negocio:
8:16
Porque toda la obra de Salomón estaba preparada desde el día en que la casa de el Altísimo fué fundada hasta que se acabó, hasta que la casa de el Altísimo fué acabada del todo.
8:17
Entonces Salomón fué á Esion-geber, y á Eloth, á la costa de la mar en la tierra de Edom.
8:18
Porque Hiram le había enviado navíos por mano de sus siervos, y marineros diestros en la mar, los cuales fueron con los siervos de Salomón á Ophir, y tomaron de allá cuatrocientos y cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey Salomón.
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Capítulo 9

9:1
Y OYENDO la reina de Seba la fama de Salomón, vino á Jerusalem con un muy grande séquito, con camellos cargados de aroma, y oro en abundancia, y piedras preciosas, para tentar á Salomón con preguntas difíciles. Y luego que vino á Salomón, habló con él todo lo que en su corazón tenía.
9:2
Pero Salomón le declaró todas sus palabras: ninguna cosa quedó que Salomón no le declarase.
9:3
Y viendo la reina de Seba la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado,
9:4
Y las viandas de su mesa, y el asiento de sus siervos, y el estado de sus criados, y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y su subida por donde subía á la casa de el Altísimo, no quedó más espíritu en ella.
9:5
Y dijo al rey: Verdad es lo que había oído en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría;
9:6
Mas yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto: y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha; porque tú sobrepujas la fama que yo había oído.
9:7
Bienaventurados tus hombres, y dichosos estos tus siervos, que están siempre delante de ti, y oyen tu sabiduría.
9:8
el Altísimo tu Dios sea bendito, el cual se ha agradado en ti para ponerte sobre su trono por rey de el Altísimo tu Dios: por cuanto tu Dios amó á Israel para afirmarlo perpetuamente, por eso te ha puesto por rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia.
9:9
Y dió al rey ciento y veinte talentos de oro, y gran copia de aromas, y piedras preciosas: nunca hubo tales aromas como los que dió la reina de Seba al rey Salomón.
9:10
También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído el oro de Ophir, trajeron madera de Algummim, y piedras preciosas.
9:11
E hizo el rey de la madera de Algummim gradas en la casa de el Altísimo, y en las casas reales, y arpas y salterios para los cantores: nunca en tierra de Judá se había visto madera semejante.
9:12
Y el rey Salomón dió á la reina de Seba todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que había traído al rey. Después se volvió y fuése á su tierra con sus siervos.
9:13
Y el peso de oro que venía á Salomón cada un año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro,
9:14
Sin lo que traían los mercaderes y negociantes; y también todos los reyes de Arabia y los príncipes de la tierra traían oro y plata á Salomón.
9:15
Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro de martillo, cada uno de los cuales tenía seiscientos siclos de oro labrado:
9:16
Asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos siclos de oro: y púsolos el rey en la casa del bosque del Líbano.
9:17
Hizo además el rey un gran trono de marfil, y cubriólo de oro puro.
9:18
Y había seis gradas al trono, con un estrado de oro al mismo, y brazos de la una parte y de la otra al lugar del asiento, y dos leones que estaban junto á los brazos.
9:19
Había también allí doce leones sobre las seis gradas de la una parte y de la otra. Jamás fué hecho otro semejante en reino alguno.
9:20
Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era de estima.
9:21
Porque la flota del rey iba á Tharsis con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tharsis, y traían oro, plata, marfil, simios, y pavos.
9:22
Y excedió el rey Salomón á todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría.
9:23
Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, por oir su sabiduría, que Dios había puesto en su corazón:
9:24
Y de éstos, cada uno traía su presente, vasos de plata, vasos de oro, vestidos, armas, aromas, caballos y acémilas, todos los años.
9:25
Tuvo también Salomón cuatro mil caballerizas para los caballos y carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalem.
9:26
Y tuvo señorío sobre todos los reyes desde el río hasta la tierra de los Filisteos, y hasta el término de Egipto.
9:27
Y puso el rey plata en Jerusalem como piedras, y cedros como los cabrahigos que nacen por las campiñas en abundancia.
9:28
Sacaban también caballos para Salomón, de Egipto y de todas las provincias.
9:29
Lo demás de los hechos de Salomón, primeros y postreros, ¿no está todo escrito en los libros de Nathán profeta, y en la profecía de Ahías Silonita, y en las profecías del vidente Iddo contra Jeroboam hijo de Nabat?
9:30
Y reinó Salomón en Jerusalem sobre todo Israel cuarenta años.
9:31
Y durmió Salomón con sus padres, y sepultáronlo en la ciudad de David su padre: y reinó en su lugar Roboam su hijo.
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Capítulo 10

10:1
Y ROBOAM fué á Sichêm porque en Sichêm se había juntado todo Israel para hacerlo rey.
10:2
Y como lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, donde había huído á causa del rey Salomón, volvió de Egipto.
10:3
Y enviaron y llamáronle. Vino pues Jeroboam, y todo Israel, y hablaron á Roboam, diciendo:
10:4
Tu padre agravó nuestro yugo: afloja tú, pues, ahora algo de la dura servidumbre, y del grave yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos.
10:5
Y él les dijo: Volved á mí de aquí á tres días. Y el pueblo se fué.
10:6
Entonces el rey Roboam tomó consejo con los viejos, que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y díjoles: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda á este pueblo?
10:7
Y ellos le hablaron, diciendo: Si te condujeres humanamente con este pueblo, y los agradares, y les hablares buenas palabras, ellos te servirán perpetuamente.
10:8
Mas él, dejando el consejo que le dieron los viejos, tomó consejo con los mancebos que se habían criado con él, y que delante de él asistían;
10:9
Y díjoles: ¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos á este pueblo, que me ha hablado, diciendo: Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?
10:10
Entonces los mancebos que se habían criado con él, le hablaron, diciendo: Así dirás al pueblo que te ha hablado diciendo, Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú descárganos: así les dirás: Lo más menudo mío es más grueso que los lomos de mi padre.
10:11
Así que, mi padre os cargó de grave yugo, y yo añadiré á vuestro yugo: mi padre os castigó con azotes, y yo con escorpiones.
10:12
Vino pues Jeroboam con todo el pueblo á Roboam al tercer día: según el rey les había mandado deciendo: Volved á mí de aquí á tres días.
10:13
Y respondióles el rey ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los viejos,
10:14
Y hablóles conforme al consejo de los mancebos, diciendo: Mi padre agravó vuestro yugo, y yo añadiré á vuestro yugo: mi padre os castigó con azotes, y yo con escorpiones.
10:15
Y no escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para cumplir el Altísimo su palabra que había hablado, por Ahías Silonita, á Jeroboam hijo de Nabat.
10:16
Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David, ni herencia en el hijo de Isaí? ¡Israel, cada uno á sus estancias! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fué todo Israel á sus estancias.
10:17
Mas reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.
10:18
Envió luego el rey Roboam á Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero le apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se esforzó el rey Roboam, y subiendo en un carro huyó á Jerusalem.
10:19
Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.
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Capítulo 11

11:1
Y COMO vino Roboam á Jerusalem, juntó la casa de Judá y de Benjamín, ciento y ochenta mil hombres escogidos de guerra, para pelear contra Israel y volver el reino á Roboam.
11:2
Mas fué palabra de el Altísimo á Semeías varón de Dios, diciendo:
11:3
Habla á Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y á todos los Israelitas en Judá y Benjamín, diciéndoles:
11:4
Así ha dicho el Altísimo: No subáis ni peleéis contra vuestros hermanos; vuélvase casa uno á su casa, porque yo he hecho este negocio. Y ellos oyeron la palabra de el Altísimo, y tornáronse, y no fueron contra Jeroboam.
11:5
Y habitó Roboam en Jerusalem, y edificó ciudades para fortificar á Judá.
11:6
Y edificó á Beth-lehem, y á Etham, y á Tecoa,
11:7
Y á Beth-sur, y á Sochô, y á Adullam,
11:8
Y á Gath, y á Maresa, y á Ziph,
11:9
Y á Adoraim, y á Lachîs, y á Acechâ,
11:10
Y á Sora, y á Ajalón, y á Hebrón, que eran en Judá y en Benjamín, ciudades fuertes.
11:11
Fortificó también las fortalezas, y puso en ellas capitanes, y vituallas, y vino, y aceite;
11:12
Y en todas las ciudades, escudos y lanzas. Fortificólas pues en gran manera, y Judá y Benjamín le estaban sujetos.
11:13
Y los sacerdotes y Levitas que estaban en todo Israel, se juntaron á él de todos sus términos.
11:14
Porque los Levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y se venían á Judá y á Jerusalem: pues Jeroboam y sus hijos los echaban del ministerio de el Altísimo.
11:15
Y él se hizo sacerdotes para los altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho.
11:16
Tras aquéllos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar á el Altísimo Dios de Israel; y viniéronse á Jerusalem para sacrificar á el Altísimo, el Dios de sus padres.
11:17
Así fortificaron el reino de Judá, y confirmaron á Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón.
11:18
Y tomóse Roboam por mujer á Mahalath, hija de Jerimoth hijo de David, y á Abihail, hija de Eliab hijo de Esaí.
11:19
La cual le parió hijos: á Jeus, y á Samaria, y á Zaham.
11:20
Después de ella tomó á Maachâ hija de Absalom, la cual le parió á Abías, á Athai, Ziza, y Selomith.
11:21
Mas Roboam amó á Maachâ hija de Absalom sobre todas sus mujeres y concubinas; porque tomó diez y ocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.
11:22
Y puso Roboam á Abías hijo de Maachâ por cabeza y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerle rey.
11:23
E hízole instruir, y esparció todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fuertes, y dióles vituallas en abundancia, y pidió muchas mujeres.
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Capítulo 12

12:1
Y COMO Roboam hubo confirmado el reino, dejó la ley de el Altísimo, y con él todo Israel.
12:2
Y en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalem, (por cuanto se habían rebelado contra el Altísimo,)
12:3
Con mil y doscientos carros, y con sesenta mil hombres de á caballo: mas el pueblo que venía con él de Egipto, no tenía número; á saber, de Libios, Sukienos, y Etiopes.
12:4
Y tomó las ciudades fuertes de Judá, y llegó hasta Jerusalem.
12:5
Entonces vino Semeías profeta á Roboam y á los príncipes de Judá, que estaban reunidos en Jerusalem por causa de Sisac, y díjoles: Así ha dicho el Altísimo: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac.
12:6
Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es el Altísimo.
12:7
Y como vió el Altísimo que se habían humillado, fué palabra de el Altísimo á Semeías, diciendo: Hanse humillado; no los destruiré; antes los salvare en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalem por mano de Sisac.
12:8
Empero serán sus siervos; para que sepan qué es servirme á mí, y servir á los reinos de las naciones.
12:9
Subió pues Sisac rey de Egipto á Jerusalem, y tomó los tesoros de la casa de el Altísimo, y los tesoros de la casa del rey; todo lo llevó: y tomó los paveses de oro que Salomón había hecho.
12:10
Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam paveses de metal, y entrególos en manos de los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.
12:11
Y cuando el rey iba á la casa de el Altísimo, venían los de la guardia, y traíanlos, y después los volvían á la cámara de la guardia.
12:12
Y como él se humilló, la ira de el Altísimo se apartó de él, para no destruirlo del todo: y también en Judá las cosas fueron bien.
12:13
Fortificado pues Roboam, reinó en Jerusalem: y era Roboam de cuarenta y un años cuando comenzó á reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalem, ciudad que escogió el Altísimo de todas las tribus de Israel, para poner en ella su nombre. Y el nombre de su madre fué Naama Ammonita.
12:14
E hizo lo malo, porque no apercibió su corazón para buscar á el Altísimo.
12:15
Y las cosas de Roboam, primeras y postreras, ¿no están escritas en los libros de Semeías profeta y de Iddo vidente, en la cuenta de los linajes? Y entre Roboam y Jeroboam hubo perpetua guerra.
12:16
Y durmió Roboam con sus padres, y fué sepultado en la ciudad de David: y reinó en su lugar Abías su hijo.
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Capítulo 13

13:1
A LOS dieciocho años del rey Jeroboam, reinó Abías sobre Judá.
13:2
Y reinó tres años en Jerusalem. El nombre de su madre fué Michâía hija de Uriel de Gabaa. Y hubo guerra entre Abías y Jeroboam.
13:3
Entonces ordenó Abías batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra valerosos y escogidos: y Jeroboam ordenó batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos.
13:4
Y levantóse Abías sobre el monte de Semaraim, que es en los montes de Ephraim, y dijo: Oidme, Jeroboam y todo Israel.
13:5
¿No sabéis vosotros, que el Altísimo Dios de Israel dió el reino á David sobre Israel para siempre, á él y á sus hijos en alianza de sal?
13:6
Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y rebeló contra su señor.
13:7
Y se allegaron á el hombres vanos, hijos de iniquidad, y pudieron más que Roboam hijo de Salomón, porque Roboam era mozo y tierno de corazón, y no se defendió de ellos.
13:8
Y ahora vosotros tratáis de fortificaros contra el reino de el Altísimo en mano de los hijos de David, porque sois muchos, y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os hizo por dioses.
13:9
¿No echasteis vosotros á los sacerdotes de el Altísimo, á los hijos de Aarón, y á los Levitas, y os habéis hecho sacerdotes á la manera de los pueblos de otras tierras, para que cualquiera venga á consagrarse con un becerro y siete carneros, y así sea sacerdote de los que no son dioses?
13:10
Mas en cuanto á nosotros, el Altísimo es nuestro Dios, y no le hemos dejado: y los sacerdotes que ministran á el Altísimo son los hijos de Aarón, y los Levitas en la obra;
13:11
Los cuales queman á el Altísimo los holocaustos cada mañana y cada tarde, y los perfumes aromáticos; y ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelero de oro con sus candilejas para que ardan cada tarde: porque nosotros guardamos la ordenanza de el Altísimo nuestro Dios; mas vosotros le habéis dejado.
13:12
Y he aquí Dios está con nosotros por cabeza, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra el Altísimo el Dios de vuestros padres, porque no os sucederá bien.
13:13
Pero Jeroboam hizo girar una emboscada para venir á ellos por la espalda: y estando así delante de ellos, la emboscada estaba á espaldas de Judá.
13:14
Y como miró Judá, he aquí que tenía batalla delante y á las espaldas; por lo que clamaron á el Altísimo, y los sacerdotes tocaron las trompetas.
13:15
Entonces los de Judá alzaron grita; y así que ellos alzaron grita, Dios desbarató á Jeroboam y á todo Israel delante de Abías y de Judá:
13:16
Y huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus manos.
13:17
Y Abías y su gente hacían en ellos gran mortandad; y cayeron heridos de Israel quinientos mil hombres escogidos.
13:18
Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo: mas los hijos de Judá se fortificaron, porque se apoyaban en el Altísimo el Dios de sus padres.
13:19
Y siguió Abías á Jeroboam, y tomóle algunas ciudades, á Beth-el con sus aldeas, á Jesana con sus aldeas, y á Ephraim con sus aldeas.
13:20
Y nunca más tuvo Jeroboam poderío en los días de Abías: é hirióle el Altísimo, y murió.
13:21
Empero se fortificó Abías; y tomó catorce mujeres, y engendró veintidós hijos, y dieciséis hijas.
13:22
Lo demás de los hechos de Abías, sus caminos y sus negocios, está escrito en la historia de Iddo profeta.
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Capítulo 14

14:1
Y DURMIÓ Abías con sus padres, y fué sepultado en la ciudad de David. Y reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años.
14:2
E hizo Asa lo bueno y lo recto en los ojos de el Altísimo su Dios.
14:3
Porque quitó los altares del culto ajeno, y los altos; quebró las imágenes, y taló los bosques;
14:4
Y mandó á Judá que buscasen á el Altísimo el Dios de sus padres, y pusiesen por obra la ley y sus mandamientos.
14:5
Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los altos y las imágenes, y estuvo el reino quieto delante de él.
14:6
Y edificó ciudades fuertes en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque el Altísimo le había dado reposo.
14:7
Dijo por tanto á Judá: Edifiquemos estas ciudades, y cerquémoslas de muros con torres, puertas, y barras, ya que la tierra es nuestra: porque hemos buscado á el Altísimo nuestro Dios, hémosle buscado, y él nos ha dado reposo de todas partes. Edificaron pues, y fueron prosperados.
14:8
Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas: de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos y ochenta mil que traían escudos y flechaban arcos; todos hombres diestros.
14:9
Y salió contra ellos Zera Etiope con un ejército de mil millares, y trescientos carros; y vino hasta Maresa.
14:10
Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sephata junto á Maresa.
14:11
Y clamó Asa á el Altísimo su Dios, y dijo: el Altísimo, no tienes tú más con el grande que con el que ninguna fuerza tiene, para dar ayuda. Ayúdanos, oh el Altísimo Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh el Altísimo, tú eres nuestro Dios: no prevalezca contra ti el hombre.
14:12
Y el Altísimo deshizo los Etiopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los Etiopes.
14:13
Y Asa, y el pueblo que con él estaba, lo siguió hasta Gerar: y cayeron los Etiopes hasta no quedar en ellos aliento; porque fueron deshechos delante de el Altísimo y de su ejército. Y les tomaron muy grande despojo.
14:14
Batieron también todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de el Altísimo fué sobre ellos: y saquearon todas las ciudades, porque había en ellas gran despojo.
14:15
Asimismo dieron sobre las cabañas de los ganados, y trajeron muchas ovejas y camellos, y volviéronse á Jerusalem.
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Capítulo 15

15:1
Y FUÉ el espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed;
15:2
Y salió al encuentro á Asa, y díjole: Oidme, Asa, y todo Judá y Benjamín: el Altísimo es con vosotros, si vosotros fueres con él: y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará.
15:3
Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote, y sin enseñador y sin ley:
15:4
Mas cuando en su tribulación se convirtieron á el Altísimo Dios de Israel, y le buscaron, él fué hallado de ellos.
15:5
En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba, ni para el que salía, sino muchas aflicciones sobre todos los habitadores de las tierras.
15:6
Y la una gente destruía á la otra, y una ciudad á otra ciudad: porque Dios los conturbó con todas calamidades.
15:7
Esforzaos empero vosotros, y no desfallezcan vuestras manos; que salario hay para vuestra obra.
15:8
Y como oyó Asa las palabras y profecía de Obed profeta, fué confortado, y quitó las abominaciones de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en el monte de Ephraim; y reparó el altar de el Altísimo que estaba delante del pórtico de el Altísimo.
15:9
Después hizo juntar á todo Judá y Benjamín, y con ellos los extranjeros de Ephraim, y de Manasés, y de Simeón: porque muchos de Israel se habían pasado á él, viendo que el Altísimo su Dios era con él.
15:10
Juntáronse pues en Jerusalem en el mes tercero del año décimoquinto del reinado de Asa.
15:11
Y en aquel mismo día sacrificaron á el Altísimo, de los despojos que habían traído, setecientos bueyes y siete mil ovejas.
15:12
Y entraron en concierto de que buscarían á el Altísimo el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma;
15:13
Y que cualquiera que no buscase á el Altísimo el Dios de Israel, muriese, grande ó pequeño, hombre ó mujer.
15:14
Y juraron á el Altísimo con gran voz y júbilo, á son de trompetas y de bocinas:
15:15
Del cual juramento todos los de Judá se alegraron; porque de todo su corazón lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban: y fué hallado de ellos; y dióles el Altísimo reposo de todas partes.
15:16
Y aun á Maachâ madre del rey Asa, él mismo la depuso de su dignidad, porque había hecho un ídolo en el bosque: y Asa deshizo su ídolo, y lo desmenuzó, y quemó en el torrente de Cedrón.
15:17
Mas con todo eso los altos no eran quitados de Israel, aunque el corazón de Asa fué perfecto mientras vivió.
15:18
Y metió en la casa de Dios lo que su padre había dedicado, y lo que él había consagrado, plata y oro y vasos.
15:19
Y no hubo guerra hasta los treinta y cinco años del reinado de Asa.
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Capítulo 16

16:1
EN el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y edificó á Rama, para no dejar salir ni entrar á ninguno al rey Asa, rey de Judá.
16:2
Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de el Altísimo y de la casa real, y envió á Ben-adad rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo:
16:3
Haya alianza entre mí y ti, como la hubo entre mi padre y tu padre; he aquí yo te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, á fin de que se retire de mí.
16:4
Y consintió Ben-adad con el rey Asa, y envió los capitanes de sus ejércitos á la ciudades de Israel: y batieron á Ion, Dan, y Abel-maim, y las ciudades fuertes de Nephtalí.
16:5
Y oyendo esto Baasa, cesó de edificar á Rama, y dejó su obra.
16:6
Entonces el rey Asa tomó á todo Judá, y lleváronse de Rama la piedra y madera con que Baasa edificaba, y con ella edificó á Gibaa y Mizpa.
16:7
En aquel tiempo vino Hanani vidente á Asa rey de Judá, y díjole: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en el Altísimo tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.
16:8
Los Etiopes y los Libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y muy mucha gente de á caballo? con todo, porque te apoyaste en el Altísimo, él los entregó en tus manos.
16:9
Porque los ojos de el Altísimo contemplan toda la tierra, para corroborar á los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí adelante habrá guerra contra ti.
16:10
Y enojado Asa contra el vidente, echólo en la casa de la cárcel, porque fué en extremo conmovido á causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo algunos del pueblo.
16:11
Mas he aquí, los hechos de Asa, primeros y postreros, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
16:12
Y el año treinta y nueve de su reinado enfermó Asa de los pies para arriba, y en su enfermedad no buscó á el Altísimo, sino á los médicos.
16:13
Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado.
16:14
Y sepultáronlo en sus sepulcros que él había hecho para sí en la ciudad de David;
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Capítulo 17

17:1
Y REINÓ en su lugar Josaphat su hijo, el cual prevaleció contra Israel.
17:2
Y puso ejército en todas las ciudades fuertes de Judá, y colocó gente de guarnición, en tierra de Judá, y asimismo en las ciudades de Ephraim que su padre Asa había tomado.
17:3
Y fué el Altísimo con Josaphat, porque anduvo en los primeros caminos de David su padre, y no buscó á los Baales;
17:4
Sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las obras de Israel.
17:5
el Altísimo por tanto confirmó el reino en su mano, y todo Judá dió á Josaphat presentes; y tuvo riquezas y gloria en abundancia.
17:6
Y animóse su corazón en los caminos de el Altísimo, y quitó los altos y los bosques de Judá.
17:7
Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben-hail, Obdías, Zachârías, Nathaniel y Michêas, para que enseñasen en las ciudades de Judá;
17:8
Y con ellos á los Levitas, Semeías, Nethanías, Zebadías, y Asael, y Semiramoth, y Jonathán, y Adonías, y Tobías, y Tobadonías, Levitas; y con ellos á Elisama y á Joram, sacerdotes.
17:9
Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley de el Altísimo, y rodearon por todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.
17:10
Y cayó el pavor de el Altísimo sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá; que no osaron hacer guerra contra Josaphat.
17:11
Y traían de los Filisteos presentes á Josaphat, y tributos de plata. Los Arabes también le trajeron ganados, siete mil y setecientos carneros y siete mil y setecientos machos de cabrío.
17:12
Iba pues Josaphat creciendo altamente: y edificó en Judá fortalezas y ciudades de depósitos.
17:13
Tuvo además muchas obras en las ciudades de Judá, y hombres de guerra muy valientes en Jerusalem.
17:14
Y este es el número de ellos según las casas de sus padres: en Judá, jefes de los millares: el general Adna, y con él trescientos mil hombres muy esforzados;
17:15
Después de él, el jefe Johanán, y con él doscientos y ochenta mil;
17:16
Tras éste, Amasías hijo de Zichri, el cual se había ofrecido voluntariamente á el Altísimo, y con él doscientos mil hombres valientes;
17:17
De Benjamín, Eliada, hombre muy valeroso, y con él doscientos mil armados de arco y escudo;
17:18
Tras éste, Jozabad, y con él ciento y ochenta mil apercibidos para la guerra.
17:19
Estos eran siervos del rey, sin los que había el rey puesto en las ciudades de guarnición por toda Judea.
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Capítulo 18

18:1
TENÍA pues Josaphat riquezas y gloria en abundancia, y trabó parentesco con Achâb.
18:2
Y después de algunos años descendió á Achâb á Samaria; por lo que mató Achâb muchas ovejas y bueyes para él, y para la gente que con él venía: y persuadióle que fuese con él á Ramoth de Galaad.
18:3
Y dijo Achâb rey de Israel á Josaphat rey de Judá: ¿Quieres venir conmigo á Ramoth de Galaad? Y él respondió: Como yo, así también tú; y como tu pueblo, así también mi pueblo: iremos contigo á la guerra.
18:4
Además dijo Josaphat al rey de Israel: Ruégote que consultes hoy la palabra de el Altísimo.
18:5
Entonces el rey de Israel juntó cuatrocientos profetas, y díjoles: ¿Iremos á la guerra contra Ramoth de Galaad, ó estaréme yo quieto? Y ellos dijeron: Sube, que Dios los entregará en mano del rey.
18:6
Mas Josaphat dijo: ¿Hay aún aquí algún profeta de el Altísimo, para que por él preguntemos?
18:7
Y el rey de Israel respondió á Josaphat: Aun hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar á el Altísimo: mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Este es Michêas, hijo de Imla. Y respondió Josaphat: No hable así el rey.
18:8
Entonces el rey de Israel llamó un eunuco, y díjole: Haz venir luego á Michêas hijo de Imla.
18:9
Y el rey de Israel y Josaphat rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos de sus ropas; y estaban sentados en la era á la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos.
18:10
Y Sedechîas hijo de Chênaana se había hecho cuernos de hierro, y decía: Así ha dicho el Altísimo: Con estos acornearás á los Siros hasta destruirlos del todo.
18:11
De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: Sube á Ramoth de Galaad, y sé prosperado; porque el Altísimo la entregará en mano del rey.
18:12
Y el mensajero que había ido á llamar á Michêas, le habló, diciendo: He aquí las palabras de los profetas á una boca anuncian al rey bienes; yo pues te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien.
18:13
Y dijo Michêas: Vive el Altísimo, que lo que mi Dios me dijere, eso hablaré. Y vino al rey.
18:14
Y el rey le dijo: Michêas, ¿iremos á pelear contra Ramoth de Galaad, ó estaréme yo quieto? Y él respondió: Subid, que seréis prosperados, que serán entregados en vuestras manos.
18:15
Y el rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces te conjuraré por el nombre de el Altísimo que no me hables sino la verdad?
18:16
Entonces él dijo: He visto á todo Israel derramado por los montes como ovejas sin pastor: y dijo el Altísimo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno en paz en su casa.
18:17
Y el rey de Israel dijo á Josaphat: ¿No te había yo dicho que no me profetizaría bien, sino mal?
18:18
Entonces él dijo: Oid pues palabra de el Altísimo: Yo he visto á el Altísimo sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba á su mano derecha y á su izquierda.
18:19
Y el Altísimo dijo: ¿Quién inducirá á Achâb rey de Israel, para que suba y caiga en Ramoth de Galaad? Y uno decía así, y otro decía de otra manera.
18:20
Mas salió un espíritu, que se puso delante de el Altísimo, y dijo: Yo le induciré. Y el Altísimo le dijo: ¿De qué modo?
18:21
Y él dijo: Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos los profetas. Y el Altísimo dijo: Incita, y también prevalece: sal, y hazlo así.
18:22
Y he aquí ahora ha puesto el Altísimo espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas; mas el Altísimo ha decretado el mal acerca de ti.
18:23
Entonces Sedechîas hijo de Chênaana se llegó á él, é hirió á Michêas en la mejilla, y dijo: ¿Por qué camino se apartó de mí el espíritu de el Altísimo para hablarte á ti?
18:24
Y Michêas respondió: He aquí tú lo verás aquel día, cuando te entrarás de cámara en cámara para esconderte.
18:25
Entonces el rey de Israel dijo: Tomad á Michêas, y volvedlo á Amón gobernador de la ciudad, y á Joas hijo del rey.
18:26
Y diréis: El rey ha dicho así: Poned á éste en la cárcel, y sustentadle con pan de aflicción y agua de angustia, hasta que yo vuelva en paz.
18:27
Y Michêas dijo: Si tú volvieres en paz, el Altísimo no ha hablado por mí. Dijo además: Oid lo, pueblos todos.
18:28
Subió pues el rey de Israel, y Josaphat rey de Judá, á Ramoth de Galaad.
18:29
Y dijo el rey de Israel á Josaphat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla: mas tú vístete tus vestidos. Y disfrazóse el rey de Israel, y entró en la batalla.
18:30
Había el rey de Siria mandado á los capitanes de los carros que tenía consigo, diciendo: No peleéis con chico ni con grande, sino sólo con el rey de Israel.
18:31
Y como los capitanes de los carros vieron á Josaphat, dijeron: Este es el rey de Israel. Y cercáronlo para pelear; mas Josaphat clamó, y ayudólo el Altísimo, y apartólos Dios de él:
18:32
Pues viendo los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, desistieron de acosarle.
18:33
Mas disparando uno el arco á la ventura, hirió al rey de Israel entre las junturas y el coselete. El entonces dijo al carretero: Vuelve tu mano, y sácame del campo, porque estoy mal herido.
18:34
Y arreció la batalla aquel día, por lo que estuvo el rey de Israel en pie en el carro enfrente de los Siros hasta la tarde; mas murió á puestas del sol.
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Capítulo 19

19:1
Y JOSAPHAT rey de Judá se volvió en paz á su casa en Jerusalem.
19:2
Y salióle al encuentro Jehú el vidente, hijo de Hanani, y dijo al rey Josaphat: ¿Al impío das ayuda, y amas á los que aborrecen á el Altísimo? Pues la ira de la presencia de el Altísimo será sobre ti por ello.
19:3
Empero se han hallado en ti buenas cosas, porque cortaste de la tierra los bosques, y has apercibido tu corazón á buscar á Dios.
19:4
Habitó pues Josaphat en Jerusalem; mas daba vuelta y salía al pueblo, desde Beer-seba hasta el monte de Ephraim, y reducíalos á el Altísimo el Dios de sus padres.
19:5
Y puso en la tierra jueces en todas las ciudades fuertes de Judá, por todos los lugares.
19:6
Y dijo á los jueces: Mirad lo que hacéis: porque no juzguéis en lugar de hombre, sino en lugar de el Altísimo, el cual está con vosotros en el negocio del juicio.
19:7
Sea pues con vosotros el temor de el Altísimo; guardad y haced: porque en el Altísimo nuestro Dios no hay iniquidad, ni acepción de personas, ni recibir cohecho.
19:8
Y puso también Josaphat en Jerusalem algunos de los Levitas y sacerdotes, y de los padres de familias de Israel, para el juicio de el Altísimo y para las causas. Y volviéronse á Jerusalem.
19:9
Y mandóles, diciendo: Procederéis asimismo con temor de el Altísimo, con verdad, y con corazón íntegro.
19:10
En cualquier causa que viniere á vosotros de vuestros hermanos que habitan en las ciudades, entre sangre y sangre, entre ley y precepto, estatutos y derechos, habéis de amonestarles que no pequen contra el Altísimo, porque no venga ira sobre vosotros y sobre vuestros hermanos. Obrando así no pecaréis.
19:11
Y he aquí Amarías sacerdote será el que os presida en todo negocio de el Altísimo; y Zebadías hijo de Ismael, príncipe de la casa de Judá, en todos los negocios del rey; también los Levitas serán oficiales en presencia de vosotros. Esforzaos pues, y obrad; que el Altísimo será con el bueno.
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Capítulo 20

20:1
PASADAS estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Ammón, y con ellos otros de los Ammonitas, vinieron contra Josaphat á la guerra.
20:2
Y acudieron, y dieron aviso á Josaphat, diciendo: Contra ti viene una grande multitud de la otra parte de la mar, y de la Siria; y he aquí ellos están en Hasasón-tamar, que es Engedi.
20:3
Entonces él tuvo temor; y puso Josaphat su rostro para consultar á el Altísimo, é hizo pregonar ayuno á todo Judá.
20:4
Y juntáronse los de Judá para pedir socorro á el Altísimo: y también de todas las ciudades de Judá vinieron á pedir á el Altísimo.
20:5
Púsose entonces Josaphat en pie en la reunión de Judá y de Jerusalem, en la casa de el Altísimo, delante del atrio nuevo;
20:6
Y dijo: el Altísimo Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y te enseñoreas en todos los reinos de las Gentes? ¿no está en tu mano tal fuerza y potencia, que no hay quien te resista?
20:7
Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de aquesta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste á la simiente de Abraham tu amigo para siempre?
20:8
Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario á tu nombre, diciendo:
20:9
Si mal viniere sobre nosotros, ó espada de castigo, ó pestilencia, ó hambre, presentarnos hemos delante de esta casa, y delante de ti, (porque tu nombre está en esta casa,) y de nuestras tribulaciones clamaremos á ti, y tú nos oirás y salvarás.
20:10
Ahora pues, he aquí los hijos de Ammón y de Moab, y los del monte de Seir, á la tierra de los cuales ni quisiste que pasase Israel cuando venían de la tierra de Egipto, sino que se apartasen de ellos, y no los destruyesen;
20:11
He aquí ellos nos dan el pago, viniendo á echarnos de tu heredad, que tú nos diste á poseer.
20:12
¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros: no sabemos lo que hemos de hacer, mas á ti volvemos nuestros ojos.
20:13
Y todo Judá estaba en pie delante de el Altísimo, con sus niños, y sus mujeres, y sus hijos.
20:14
Y estaba allí Jahaziel hijo de Zachârías, hijo de Benaías, hijo de Jeiel, hijo de Mathanías, Levita de los hijos de Asaph, sobre el cual vino el espíritu de el Altísimo en medio de la reunión;
20:15
Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalem, y tú, rey Josaphat. el Altísimo os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta tan grande multitud; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
20:16
Mañana descenderéis contra ellos: he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.
20:17
No habrá para qué vosotros peleéis en este caso: paraos, estad quedos, y ved la salud de el Altísimo con vosotros. Oh Judá y Jerusalem, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, que el Altísimo será con vosotros.
20:18
Entonces Josaphat se inclinó rostro por tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalem se postraron delante de el Altísimo, y adoraron á el Altísimo.
20:19
Y levantáronse los Levitas de los hijos de Coath y de los hijos de Coré, para alabar á el Altísimo el Dios de Israel á grande y alta voz.
20:20
Y como se levantaron por la mañana, salieron por el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josaphat estando en pie, dijo: Oidme, Judá y moradores de Jerusalem. Creed á el Altísimo vuestro Dios, y seréis seguros; creed á sus profetas, y seréis prosperados.
20:21
Y habido consejo con el pueblo, puso á algunos que cantasen á el Altísimo, y alabasen en la hermosura de la santidad, mientras que salía la gente armada, y dijesen: Glorificad á el Altísimo, porque su misericordia es para siempre.
20:22
Y como comenzaron con clamor y con alabanza, puso el Altísimo contra los hijos de Ammón, de Moab, y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y matáronse los unos á los otros:
20:23
Pues los hijos de Ammón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y como hubieron acabado á los del monte de Seir, cada cual ayudó á la destrucción de su compañero.
20:24
Y luego que vino Judá á la atalaya del desierto, miraron hacia la multitud; mas he aquí yacían ellos en tierra muertos, que ninguno había escapado.
20:25
Viniendo entonces Josaphat y su pueblo á despojarlos, hallaron en ellos muchas riquezas entre los cadáveres, así vestidos como preciosos enseres, los cuales tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar: tres días duró el despojo, porque era mucho.
20:26
Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beracah; porque allí bendijeron á el Altísimo, y por esto llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beracah, hasta hoy.
20:27
Y todo Judá y los de Jerusalem, y Josaphat á la cabeza de ellos, volvieron para tornarse á Jerusalem con gozo, porque el Altísimo les había dado gozo de sus enemigos.
20:28
Y vinieron á Jerusalem con salterios, arpas, y bocinas, á la casa de el Altísimo.
20:29
Y fué el pavor de Dios sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que el Altísimo había peleado contra los enemigos de Israel.
20:30
Y el reino de Josaphat tuvo reposo; porque su Dios le dió reposo de todas partes.
20:31
Así reinó Josaphat sobre Judá: de treinta y cinco años era cuando comenzó á reinar, y reinó veinte y cinco años en Jerusalem. El nombre de su madre fué Azuba, hija de Silhi.
20:32
Y anduvo en el camino de Asa su padre, sin apartarse de él, haciendo lo recto en los ojos de el Altísimo.
20:33
Con todo eso los altos no eran quitados; que el pueblo aun no había enderezado su corazón al Dios de sus padres.
20:34
Lo demás de los hechos de Josaphat, primeros y postreros, he aquí están escritos en las palabras de Jehú hijo de Hanani, del cual es hecha mención en el libro de los reyes de Israel.
20:35
Pasadas estas cosas, Josaphat rey de Judá trabó amistad con Ochôzías rey de Israel, el cual fué dado á la impiedad:
20:36
E hizo con él compañía para aparejar navíos que fuesen á Tharsis; y construyeron los navíos en Esion-geber.
20:37
Entonces Eliezer hijo de Dodava de Mareosah, profetizó contra Josaphat, diciendo: Por cuanto has hecho compañía con Ochôzías, el Altísimo destruirá tus obras. Y los navíos se rompieron, y no pudieron ir á Tharsis.
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Capítulo 21

21:1
Y DURMIÓ Josaphat con sus padres, y sepultáronlo con sus padres en la ciudad de David. Y reinó en su lugar Joram su hijo.
21:2
Este tuvo hermanos, hijos de Josaphat, á Azarías, Jehiel, Zachârías, Azarías, Michâel, y Sephatías. Todos estos fueron hijos de Josaphat rey de Israel.
21:3
Y su padre les había dado muchos dones de oro y de plata, y cosas preciosas, y ciudades fuertes en Judá; mas había dado el reino á Joram, porque él era el primogénito.
21:4
Fué pues elevado Joram al reino de su padre; y luego que se hizo fuerte, mató á cuchillo á todos sus hermanos, y asimismo algunos de los príncipes de Israel.
21:5
Cuando comenzó á reinar era de treinta y dos años, y reinó ocho años en Jerusalem.
21:6
Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Achâb; porque tenía por mujer la hija de Achâb, é hizo lo malo en ojos de el Altísimo.
21:7
Mas el Altísimo no quiso destruir la casa de David, á causa de la alianza que con David había hecho, y porque le había dicho que le daría lámpara á él y á sus hijos perpetuamente.
21:8
En los días de éste se rebeló la Idumea, para no estar bajo el poder de Judá, y pusieron rey sobre sí.
21:9
Entonces pasó Joram con sus príncipes, y consigo todos sus carros; y levantóse de noche, é hirió á los Idumeos que le habían cercado, y á todos los comandantes de sus carros.
21:10
Con todo eso Edom quedó rebelado, sin estar bajo la mano de Judá hasta hoy. También se rebeló en el mismo tiempo Libna para no estar bajo su mano; por cuanto él había dejado á el Altísimo el Dios de sus padres.
21:11
Demás de esto hizo altos en los montes de Judá, é hizo que los moradores de Jerusalem fornicasen, y á ello impelió á Judá.
21:12
Y viniéronle letras del profeta Elías, que decían: el Altísimo, el Dios de David tu padre, ha dicho así: Por cuanto no has andado en los caminos de Josaphat tu padre, ni en los caminos de Asa, rey de Judá,
21:13
Antes has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que fornicase Judá, y los moradores de Jerusalem, como fornicó la casa de Achâb; y además has muerto á tus hermanos, á la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú:
21:14
He aquí el Altísimo herirá tu pueblo de una grande plaga, y á tus hijos y á tus mujeres, y á toda tu hacienda;
21:15
Y á ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus entrañas, hasta que las entrañas se te salgan á causa de la enfermedad de cada día.
21:16
Entonces despertó el Altísimo contra Joram el espíritu de los Filisteos, y de los Arabes que estaban junto á los Etiopes;
21:17
Y subieron contra Judá, é invadieron la tierra, y tomaron toda la hacienda que hallaron en la casa del rey, y á sus hijos, y á sus mujeres; que no le quedó hijo, sino Joachâz el menor de sus hijos.
21:18
Después de todo esto el Altísimo lo hirió en las entrañas de una enfermedad incurable.
21:19
Y aconteció que, pasando un día tras otro, al fin, al cabo de dos años, las entrañas se le salieron con la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no le hizo quema su pueblo, como las había hecho á sus padres.
21:20
Cuando comenzó á reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalem ocho años; y fuése sin ser deseado. Y sepultáronlo en la ciudad de David, mas no en los sepulcros de los reyes.
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Capítulo 22

22:1
Y LOS moradores de Jerusalem hicieron rey en lugar suyo á Ochôzías su hijo menor: porque la tropa había venido con los Arabes al campo, había muerto á todos los mayores; por lo cual reinó Ochôzías, hijo de Joram rey de Judá.
22:2
Cuando Ochôzías comenzó á reinar era de cuarenta y dos años, y reinó un año en Jerusalem. El nombre de su madre fué Athalía, hija de Omri.
22:3
También él anduvo en los caminos de la casa de Achâb: porque su madre le aconsejaba á obrar impíamente.
22:4
Hizo pues lo malo en ojos de el Altísimo, como la casa de Achâb; porque después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaron para su perdición.
22:5
Y él anduvo en los consejos de ellos, y fué á la guerra con Joram hijo de Achâb, rey de Israel, contra Hazael rey de Siria, á Ramoth de Galaad, donde los Siros hirieron á Joram.
22:6
Y se volvió para curarse en Jezreel de las heridas que le habían hecho en Rama, peleando con Hazael rey de Siria. Y descendió Azarías hijo de Joram, rey de Judá, á visitar á Joram hijo de Achâb, en Jezreel, porque allí estaba enfermo.
22:7
Esto empero venía de Dios, para que Ochôzías fuese hollado viniendo á Joram: porque siendo venido, salió con Joram contra Jehú hijo de Nimsi, al cual el Altísimo había ungido para que talase la casa de Achâb.
22:8
Y fué que, haciendo juicio Jehú con la casa de Achâb, halló á los príncipes de Judá, y á los hijos de los hermanos de Ochôzías, que servían á Ochôzías, y matólos.
22:9
Y buscando á Ochôzías, el cual se había escondido en Samaria, tomáronlo, y trajéronlo á Jehú, y le mataron; y diéronle sepultura, porque dijeron: Es hijo de Josaphat, el cual buscó á el Altísimo de todo su corazón. Y la casa de Ochôzías no tenía fuerzas para poder retener el reino.
22:10
Entonces Athalía madre de Ochôzías, viendo que su hijo era muerto, levantóse y destruyó toda la simiente real de la casa de Judá.
22:11
Empero Josabeth, hija del rey, tomó á Joas hijo de Ochôzías, y arrebatólo de entre los hijos del rey, que mataban, y guardóle á él y á su ama en la cámara de los lechos. Así pues lo escondió Josabeth, hija del rey Joram, mujer de Joiada el sacerdote, (porque ella era hermana de Ochôzías), de delante de Athalía, y no lo mataron.
22:12
Y estuvo con ellos escondido en la casa de Dios seis años. Entre tanto Athalía reinaba en el país.
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Capítulo 23

23:1
MAS el séptimo año se animó Joiada, y tomó consigo en alianza á los centuriones, Azarías hijo de Jeroam, y á Ismael hijo de Johanán, y á Azarías hijo de Obed, y á Maasías hijo de Adaías, y á Elisaphat hijo de Zichri;
23:2
Los cuales rodeando por Judá, juntaron los Levitas de todas las ciudades de Judá, y á los príncipes de las familias de Israel, y vinieron á Jerusalem.
23:3
Y toda la multitud hizo alianza con el rey en la casa de Dios. Y él les dijo: He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como el Altísimo lo tiene dicho de los hijos de David.
23:4
Lo que habéis de hacer es: la tercera parte de vosotros, los que entran de semana, estarán de porteros con los sacerdotes y los Levitas;
23:5
Y la tercera parte, á la casa del rey; y la tercera parte, á la puerta del fundamento: y todo el pueblo estará en los patios de la casa de el Altísimo.
23:6
Y ninguno entre en la casa de el Altísimo, sino los sacerdotes y Levitas que sirven: éstos entrarán, porque están consagrados; y todo el pueblo hará la guardia de el Altísimo.
23:7
Y los Levitas rodearán al rey por todas partes, y cada uno tendrá sus armas en la mano; y cualquiera que entrare en la casa, muera: y estaréis con el rey cuando entrare, y cuando saliere.
23:8
Y los Levitas y todo Judá lo hicieron todo como lo había mandado el sacerdote Joiada: y tomó cada uno los suyos, los que entraban de semana, y los que salían el sábado: porque el sacerdote Joiada no dió licencia á las compañías.
23:9
Dió también el sacerdote Joiada á los centuriones las lanzas, paveses y escudos que habían sido del rey David, que estaban en la casa de Dios;
23:10
Y puso en orden á todo el pueblo, teniendo cada uno su espada en la mano, desde el rincón derecho del templo hasta el izquierdo, hacia el altar y la casa, en derredor del rey por todas partes.
23:11
Entonces sacaron al hijo del rey, y pusiéronle la corona y el testimonio, é hiciéronle rey; y Joiada y sus hijos le ungieron, diciendo luego: ¡Viva el rey!
23:12
Y como Athalía oyó el estruendo de la gente que corría, y de los que bendecían al rey, vino al pueblo á la casa de el Altísimo;
23:13
Y mirando, vió al rey que estaba junto á su columna á la entrada, y los príncipes y los trompetas junto al rey, y que todo el pueblo de la tierra hacía alegrías, y sonaban bocinas, y cantaban con instrumentos de música los que sabían alabar. Entonces Athalía rasgó sus vestidos, y dijo: ¡Conjuración, conjuración!
23:14
Y sacando el pontífice Joiada los centuriones y capitanes del ejército, díjoles: Sacadla fuera del recinto; y el que la siguiere, muera á cuchillo: porque el sacerdote había mandado que no la matasen en la casa de el Altísimo.
23:15
Ellos pues le echaron mano, y luego que hubo ella pasado la entrada de la puerta de los caballos de la casa del rey, allí la mataron.
23:16
Y Joiada hizo pacto entre sí y todo el pueblo y el rey, que serían pueblo de el Altísimo.
23:17
Después de esto entró todo el pueblo en el templo de Baal, y derribáronlo, y también sus altares; é hicieron pedazos sus imágenes, y mataron delante de los altares á Mathán, sacerdote de Baal.
23:18
Luego ordenó Joiada los oficios en la casa de el Altísimo bajo la mano de los sacerdotes y Levitas, según David los había distribuído en la casa de el Altísimo, para ofrecer á el Altísimo los holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, con gozo y cantares, conforme á la ordenación de David.
23:19
Puso también porteros á las puertas de la casa de el Altísimo, para que por ninguna vía entrase ningún inmundo.
23:20
Tomó después los centuriones, y los principales, y los que gobernaban el pueblo; y á todo el pueblo de la tierra, y llevó al rey de la casa de el Altísimo; y viniendo hasta el medio de la puerta mayor de la casa del rey, sentaron al rey sobre el trono del reino.
23:21
Y todo el pueblo del país hizo alegrías: y la ciudad estuvo quieta, muerto que hubieron á Athalía á cuchillo.
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Capítulo 24

24:1
DE SIETE años era Joas cuando comenzó á reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalem. El nombre de su madre fué Sibia, de Beer-seba.
24:2
E hizo Joas lo recto en ojos de el Altísimo todos los días de Joiada el sacerdote.
24:3
Y tomó para él Joiada dos mujeres; y engendró hijos é hijas.
24:4
Después de esto aconteció que Joas tuvo voluntad de reparar la casa de el Altísimo.
24:5
Y juntó los sacerdotes y los Levitas, y díjoles: Salid por las ciudades de Judá, y juntad dinero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el negocio. Mas los Levitas no pusieron diligencia.
24:6
Por lo cual el rey llamó á Joiada el principal, y díjole: ¿Por qué no has procurado que los Levitas traigan de Judá y de Jerusalem al tabernáculo del testimonio, la ofrenda que impuso Moisés siervo de el Altísimo, y de la congregación de Israel?
24:7
Porque la impía Athalía y sus hijos habían destruído la casa de Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas á la casa de el Altísimo.
24:8
Mandó pues el rey que hiciesen un arca, la cual pusieron fuera á la puerta de la casa de el Altísimo;
24:9
E hicieron pregonar en Judá y en Jerusalem, que trajesen á el Altísimo la ofrenda que Moisés siervo de Dios había impuesto á Israel en el desierto.
24:10
Y todos los príncipes y todo el pueblo se holgaron: y traían, y echaban en el arca hasta henchirla.
24:11
Y como venía el tiempo para llevar el arca al magistrado del rey por mano de los Levitas, cuando veían que había mucho dinero, venía el escriba del rey, y el que estaba puesto por el sumo sacerdote, y llevaban el arca, y vaciábanla, y volvíanla á su lugar: y así lo hacían de día en día, y recogían mucho dinero;
24:12
El cual daba el rey y Joiada á los que hacían la obra del servicio de la casa de el Altísimo, y tomaban canteros y oficiales que reparasen la casa de el Altísimo, y herreros y metalarios para componer la casa de el Altísimo.
24:13
Hacían pues los oficiales la obra, y por sus manos fué la obra restaurada, y restituyeron la casa de Dios á su condición, y la consolidaron.
24:14
Y cuando hubieron acabado, trajeron lo que quedaba del dinero al rey y á Joiada, é hicieron de él vasos para la casa de el Altísimo, vasos para el servicio, morteros, cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban holocaustos continuamente en la casa de el Altísimo todos los días de Joiada.
24:15
Mas Joiada envejeció, y murió harto de días: de ciento y treinta años era cuando murió.
24:16
Y sepultáronlo en la ciudad de David con los reyes, por cuanto había hecho bien con Israel, y para con Dios, y con su casa.
24:17
Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá, é hicieron acatamiento al rey; y el rey los oyó.
24:18
Y desampararon la casa de el Altísimo el Dios de sus padres, y sirvieron á los bosques y á las imágenes esculpidas; y la ira vino sobre Judá y Jerusalem por este su pecado.
24:19
Y envióles profetas, para que los redujesen á el Altísimo, los cuales les protestaron: mas ellos no los escucharon.
24:20
Y el espíritu de Dios envistió á Zachârías, hijo de Joiada el sacerdote, el cual estando sobre el pueblo, les dijo: Así ha dicho Dios: ¿Por qué quebrantáis los mandamientos de el Altísimo? No os vendrá bien de ello; porque por haber dejado á el Altísimo, el también os dejará.
24:21
Mas ellos hicieron conspiración contra él, y cubriéronle de piedras por mandato del rey, en el patio de la casa de el Altísimo.
24:22
No tuvo pues memoria el rey Joas de la misericordia que su padre Joiada había hecho con él, antes matóle su hijo; el cual dijo al morir: el Altísimo lo vea, y lo requiera.
24:23
A la vuelta del año subió contra él el ejército de Siria; y vinieron á Judá y á Jerusalem, y destruyeron en el pueblo á todos los principales de él, y enviaron todos sus despojos al rey á Damasco.
24:24
Porque aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, el Altísimo les entregó en sus manos un ejército muy numeroso; por cuanto habían dejado á el Altísimo el Dios de sus padres. Y con Joas hicieron juicios.
24:25
Y yéndose de él los Siros, dejáronlo en muchas enfermedades; y conspiraron contra él sus siervos á causa de las sangres de los hijos de Joiada el sacerdote, é hiriéronle en su cama, y murió: y sepultáronle en la ciudad de David, mas no lo sepultaron en los sepulcros de los reyes.
24:26
Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo de Simath Ammonita, y Jozabad, hijo de Simrith Moabita.
24:27
De sus hijos, y de la multiplicación que hizo de las rentas, y de la instauración de la casa de el Altísimo, he aquí está escrito en la historia del libro de los reyes. Y reinó en su lugar Amasías su hijo.
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Capítulo 25

25:1
DE VEINTICINCO años era Amasías cuando comenzó á reinar, y veintinueve años reinó en Jerusalem: el nombre de su madre fué Joaddan, de Jerusalem.
25:2
Hizo él lo recto en los ojos de el Altísimo aunque no de perfecto corazón.
25:3
Y luego que fué confirmado en el reino, mató á sus siervos que habían muerto al rey su padre;
25:4
Mas no mató á los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley en el libro de Moisés, donde el Altísimo mandó, diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.
25:5
Juntó luego Amasías á Judá, y con arreglo á las familias púsoles tribunos y centuriones por todo Judá y Benjamín; y tomólos por lista de veinte años arriba, y fueron hallados en ellos trescientos mil escogidos para salir á la guerra, que tenían lanza y escudo.
25:6
Y de Israel tomó á sueldo cien mil hombres valientes, por cien talentos de plata.
25:7
Mas un varón de Dios vino á él, diciéndole: Rey, no vaya contigo el ejército de Israel; porque el Altísimo no es con Israel, ni con todos los hijos de Ephraim.
25:8
Pero si tú vas, si lo haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará caer delante de los enemigos; porque en Dios está la fortaleza, ó para ayudar, ó para derribar.
25:9
Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué pues se hará de cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: De el Altísimo es darte mucho más que esto.
25:10
Entonces Amasías apartó el escuadrón de la gente que había venido á él de Ephraim, para que se fuesen á sus casas: y ellos se enojaron grandemente contra Judá, y volviéronse á sus casas encolerizados.
25:11
Esforzándose entonces Amasías, sacó su pueblo, y vino al valle de la Sal: é hirió de los hijos de Seir diez mil.
25:12
Y los hijos de Judá tomaron vivos otros diez mil, los cuales llevaron á la cumbre de un peñasco, y de allí los despeñaron, y todos se hicieron pedazos.
25:13
Empero los del escuadrón que Amasías había despedido, porque no fuesen con él á la guerra, derramáronse sobre las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Beth-oron, é hirieron de ellos tres mil, y tomaron un grande despojo.
25:14
Regresando luego Amasías de la matanza de los Idumeos, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y púsoselos para sí por dioses, y encorvóse delante de ellos, y quemóles perfumes.
25:15
Encendióse por tanto el furor de el Altísimo contra Amasías, y envió á él un profeta, que le dijo: ¿Por qué has buscado los dioses de gente, que no libraron á su pueblo de tus manos?
25:16
Y hablándole el profeta estas cosas, él le respondió: ¿Hante puesto á ti por consejero del rey? Déjate de eso: ¿por qué quieres que te maten? Y al cesar, el profeta dijo luego: Yo sé que Dios ha acordado destruirte, porque has hecho esto, y no obedeciste á mi consejo.
25:17
Y Amasías rey de Judá, habido su consejo, envió á decir á Joas, hijo de Joachâz hijo de Jehú, rey de Israel: Ven, y veámonos cara á cara.
25:18
Entonces Joas rey de Israel envió á decir á Amasías rey de Judá: El cardo que estaba en el Líbano, envió al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: Da tu hija á mi hijo por mujer. Y he aquí que las bestias fieras que estaban en el Líbano, pasaron, y hollaron el cardo.
25:19
Tú dices: He aquí he herido á Edom; y tu corazón se enaltece para gloriarte: ahora estáte en tu casa; ¿para qué te entrometes en mal, para caer tú y Judá contigo?
25:20
Mas Amasías no quiso oir; porque estaba de Dios, que los quería entregar en manos de sus enemigos, por cuanto habían buscado los dioses de Edom.
25:21
Subió pues Joas rey de Israel, y viéronse cara á cara él y Amasías rey de Judá, en Beth-semes, la cual es de Judá.
25:22
Pero cayó Judá delante de Israel, y huyó cada uno á su estancia.
25:23
Y Joas rey de Israel prendió en Beth-semes á Amasías rey de Judá, hijo de Joas hijo de Joachâz, y llevólo á Jerusalem: y derribó el muro de Jerusalem desde la puerta de Ephraim hasta la puerta del ángulo, cuatrocientos codos.
25:24
Asimismo tomó todo el oro y plata, y todos los vasos que se hallaron en la casa de Dios en casa de Obed-edom, y los tesoros de la casa del rey, y los hijos de los príncipes, y volvióse á Samaria.
25:25
Y vivió Amasías hijo de Joas, rey de Judá, quince años después de la muerte de Joas hijo de Joachâz rey de Israel.
25:26
Lo demás de los hechos de Amasías, primeros y postreros, ¿no está escrito en el libro de los reyes de Judá y de Israel?
25:27
Desde aquel tiempo que Amasías se apartó de el Altísimo, maquinaron contra él conjuración en Jerusalem; y habiendo él huído á Lachîs, enviaron tras él á Lachîs, y allá lo mataron;
25:28
Y trajéronlo en caballos, y sepultáronlo con sus padres en la ciudad de Judá.
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Capítulo 26

26:1
ENTONCES todo el pueblo de Judá tomó á Uzzías, el cual era de diez y seis años, y pusiéronlo por rey en lugar de Amasías su padre.
26:2
Edificó él á Eloth, y la restituyó á Judá después que el rey durmió con sus padres.
26:3
De diez y seis años era Uzzías cuando comenzó á reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalem. El nombre de su madre fué Jechôlía, de Jerusalem.
26:4
E hizo lo recto en los ojos de el Altísimo, conforme á todas las cosas que había hecho Amasías su padre.
26:5
Y persistió en buscar á Dios en los días de Zachârías, entendido en visiones de Dios; y en estos días que él buscó á el Altísimo, él le prosperó.
26:6
Y salió, y peleó contra los Filisteos, y rompió el muro de Gath, y el muro de Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los Filisteos.
26:7
Y dióle Dios ayuda contra los Filisteos, y contra los Arabes que habitaban en Gur-baal, y contra los Ammonitas.
26:8
Y dieron los Ammonitas presentes á Uzzías, y divulgóse su nombre hasta la entrada de Egipto; porque se había hecho altamente poderoso.
26:9
Edificó también Uzzías torres en Jerusalem, junto á la puerta del ángulo, y junto á la puerta del valle, y junto á las esquinas; y fortificólas.
26:10
Asimismo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas: porque tuvo muchos ganados, así en los valles como en las vegas; y viñas, y labranzas, así en los montes como en los llanos fértiles; porque era amigo de la agricultura.
26:11
Tuvo también Uzzías escuadrones de guerreros, los cuales salían á la guerra en ejército, según que estaban por lista hecha por mano de Jehiel escriba y de Maasías gobernador, y por mano de Hananías, uno de los príncipes del rey.
26:12
Todo el número de los jefes de familias, valientes y esforzados, era dos mil y seiscientos.
26:13
Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil y quinientos guerreros poderosos y fuertes para ayudar al rey contra los enemigos.
26:14
Y aprestóles Uzzías para todo el ejército, escudos, lanzas, almetes, coseletes, arcos, y hondas de tirar piedras.
26:15
E hizo en Jerusalem máquinas por industria de ingenieros, para que estuviesen en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras, y su fama se extendió lejos, porque se ayudó maravillosamente, hasta hacerse fuerte.
26:16
Mas cuando fué fortificado, su corazón se enalteció hasta corromperse; porque se rebeló contra el Altísimo su Dios, entrando en el templo de el Altísimo para quemar sahumerios en el altar del perfume.
26:17
Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de el Altísimo, de los valientes.
26:18
Y pusiéronse contra el rey Uzzías, y dijéronle: No á ti, oh Uzzías, el quemar perfume á el Altísimo, sino á los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo: sal del santuario, por que has prevaricado, y no te será para gloria delante del Dios el Altísimo.
26:19
Y airóse Uzzías, que tenía el perfume en la mano para quemarlo; y en esta su ira contra los sacerdotes, la lepra le salió en la frente delante de los sacerdotes en la casa de el Altísimo, junto al altar del perfume.
26:20
Y miróle Azarías el sumo sacerdote, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su frente; é hiciéronle salir apriesa de aquel lugar; y él también se dió priesa á salir, porque el Altísimo lo había herido.
26:21
Así el rey Uzzías fué leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa apartada, leproso, por lo que había sido separado de la casa de el Altísimo; y Joatham su hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra.
26:22
Lo demás de los hechos de Uzzías, primeros y postreros, escribiólo Isaías profeta, hijo de Amós.
26:23
Y durmió Uzzías con sus padres, y sepultáronlo con sus padres en el campo de los sepulcros reales; porque dijeron: Leproso es. Y reinó Joatham su hijo en lugar suyo.
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Capítulo 27

27:1
DE VEINTICINCO años era Joatham cuando comenzó á reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalem. El nombre de su madre fué Jerusa, hija de Sadoc.
27:2
E hizo lo recto en ojos de el Altísimo, conforme á todas las cosas que había hecho Uzzías su padre, salvo que no entró en el templo de el Altísimo. Y el pueblo falseaba aún.
27:3
Edificó él la puerta mayor de la casa de el Altísimo, y en el muro de la fortaleza edificó mucho.
27:4
Además edificó ciudades en las montañas de Judá, y labró palacios y torres en los bosques.
27:5
También tuvo él guerra con el rey de los hijos de Ammón, á los cuales venció; y diéronle los hijos de Ammón en aquel año cien talentos de plata, y diez mil coros de trigo, y diez mil de cebada. Esto le dieron los hijos de Ammón, y lo mismo en el segundo año, y en el tercero.
27:6
Así que Joatham fué fortificado, porque preparó sus caminos delante de el Altísimo su Dios.
27:7
Lo demás de los hechos de Joatham, y todas sus guerras, y sus caminos, he aquí está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
27:8
Cuando comenzó á reinar era de veinticinco años, y dieciséis reinó en Jerusalem.
27:9
Y durmió Joatham con sus padres, y sepultáronlo en la ciudad de David; y reinó en su lugar Achâz su hijo.
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Capítulo 28

28:1
DE VEINTE años era Achâz cuando comenzó á reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalem: mas no hizo lo recto en ojos de el Altísimo, como David su padre.
28:2
Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes de fundición á los Baales.
28:3
Quemó también perfume en el valle de los hijos de Hinnom, y quemó sus hijos por fuego, conforme á las abominaciones de las gentes que el Altísimo había echado delante de los hijos de Israel.
28:4
Asimismo sacrificó y quemó perfumes en los altos, y en los collados, y debajo de todo árbol espeso.
28:5
Por lo cual el Altísimo su Dios lo entregó en manos del rey de los Siros, los cuales le derrotaron, y cogieron de él una grande presa, que llevaron á Damasco. Fué también entregado en manos del rey de Israel, el cual lo batió con gran mortandad.
28:6
Porque Peca, hijo de Remalías mató en Judá en un día ciento y veinte mil, todos hombres valientes; por cuanto habían dejado á el Altísimo el Dios de sus padres.
28:7
Asimismo Zichri, hombre poderoso de Ephraim, mató á Maasías hijo del rey, y á Azricam su mayordomo, y á Elcana, segundo después del rey.
28:8
Tomaron también cautivos los hijos de Israel de sus hermanos doscientos mil, mujeres, muchachos, y muchachas, á más de haber saqueado de ellos un gran despojo, el cual trajeron á Samaria.
28:9
Había entonces allí un profeta de el Altísimo, que se llamaba Obed, el cual salió delante del ejército cuando entraba en Samaria, y díjoles: He aquí el Altísimo el Dios de vuestros padres, por el enojo contra Judá, los ha entregado en vuestras manos; y vosotros los habéis muerto con ira, que hasta el cielo ha llegado.
28:10
Y ahora habéis determinado sujetar á vosotros á Judá y á Jerusalem por siervos y siervas: mas ¿no habéis vosotros pecado contra el Altísimo vuestro Dios?
28:11
Oidme pues ahora, y volved á enviar los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos: porque el Altísimo está airado contra vosotros.
28:12
Levantáronse entonces algunos varones de los principales de los hijos de Ephraim, Azarías hijo de Johanán, y Berechîas hijo de Mesillemoth, y Ezechîas hijo de Sallum, y Amasa hijo de Hadlai, contra los que venían de la guerra.
28:13
Y dijéronles: No metáis acá la cautividad; porque el pecado contra el Altísimo será sobre nosotros. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestras culpas, siendo asaz grande nuestro delito, y la ira del furor sobre Israel.
28:14
Entonces el ejército dejó los cautivos y la presa delante de los príncipes y de toda la multitud.
28:15
Y levantáronse los varones nombrados, y tomaron los cautivos, y vistieron del despojo á los que de ellos estaban desnudos; vistiéronlos y calzáronlos, y diéronles de comer y de beber, y ungiéronlos, y condujeron en asnos á todos los flacos, y lleváronlos hasta Jericó, ciudad de las palmas, cerca de sus hermanos; y ellos se volvieron á Samaria.
28:16
En aquel tiempo envió á pedir el rey Achâz á los reyes de Asiria que le ayudasen:
28:17
Porque á más de esto, los Idumeos habían venido y herido á los de Judá, y habían llevado cautivos.
28:18
Asimismo los Filisteos se habían derramado por las ciudades de la llanura, y al mediodía de Judá, y habían tomado á Beth-semes, á Ajalón, Gederoth, y Sochô con sus aldeas, Timna también con sus aldeas, y Gimzo con sus aldeas; y habitaban en ellas.
28:19
Porque el Altísimo había humillado á Judá por causa de Achâz rey de Israel: por cuanto él había desnudado á Judá, y rebeládose gravemente contra el Altísimo.
28:20
Y vino contra él Tilgath-pilneser, rey de los Asirios: pues lo redujo á estrechez, y no lo fortificó.
28:21
Aunque despojó Achâz la casa de el Altísimo, y la casa real, y las de los príncipes, para dar al rey de los Asirios, con todo eso él no le ayudó.
28:22
Además el rey Achâz en el tiempo que aquél le apuraba, añadió prevaricación contra el Altísimo;
28:23
Porque sacrificó á los dioses de Damasco que le habían herido, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también sacrificaré á ellos para que me ayuden; bien que fueron éstos su ruina, y la de todo Israel.
28:24
A más de eso recogió Achâz los vasos de la casa de Dios, y quebrólos, y cerró las puertas de la casa de el Altísimo, é hízose altares en Jerusalem en todos los rincones.
28:25
Hizo también altos en todas las ciudades de Judá, para quemar perfumes á los dioses ajenos, provocando así á ira á el Altísimo el Dios de sus padres.
28:26
Lo demás de sus hechos, y todos sus caminos, primeros y postreros, he aquí ello está escrito en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
28:27
Y durmió Achâz con sus padres, y sepultáronlo en la ciudad de Jerusalem: mas no le metieron en los sepulcros de los reyes de Israel; y reinó en su lugar Ezechîas su hijo.
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Capítulo 29

29:1
Y EZECHÎAS comenzó á reinar siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalem. El nombre de su madre fué Abía, hija de Zachârías.
29:2
E hizo lo recto en ojos de el Altísimo, conforme á todas las cosas que había hecho David su padre.
29:3
En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de el Altísimo, y las reparó.
29:4
E hizo venir los sacerdotes y Levitas, y juntólos en la plaza oriental.
29:5
Y díjoles: Oidme, Levitas, y santificaos ahora, y santificaréis la casa de el Altísimo el Dios de vuestros padres, y sacaréis del santuario la inmundicia.
29:6
Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo en ojos de el Altísimo nuestro Dios; que le dejaron, y apartaron sus ojos del tabernáculo de el Altísimo, y le volvieron las espaldas.
29:7
Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron perfume, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.
29:8
Por tanto la ira de el Altísimo ha venido sobre Judá y Jerusalem, y los ha entregado á turbación, y á execración y escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos.
29:9
Y he aquí nuestros padres han caído á cuchillo, nuestros hijos y nuestras hijas y nuestras mujeres son cautivas por esto.
29:10
Ahora pues, yo he determinado hacer alianza con el Altísimo el Dios de Israel, para que aparte de nosotros la ira de su furor.
29:11
Hijos míos, no os engañéis ahora, porque el Altísimo os ha escogido á vosotros para que estéis delante de él, y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis perfume.
29:12
Entonces los Levitas se levantaron, Mahath hijo de Amasai, y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Coath; y de los hijos de Merari, Cis hijo de Abdi, y Azarías hijo de Jehaleleel; y de los hijos de Gersón, Joah hijo de Zimma, y Edén hijo de Joah;
29:13
Y de los hijos de Elisaphán, Simri y Jehiel; y de los hijos de Asaph, Zachârías y Mathanías;
29:14
Y de los hijos de Hemán, Jehiel y Simi; y de los hijos de Jeduthún, Semeías y Uzziel.
29:15
Estos juntaron á sus hermanos, y santificáronse, y entraron, conforme al mandamiento del rey y las palabras de el Altísimo, para limpiar la casa de el Altísimo.
29:16
Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de el Altísimo para limpiarla, sacaron toda la inmundicia que hallaron en el templo de el Altísimo, al atrio de la casa de el Altísimo; la cual tomaron los Levitas, para sacarla fuera al torrente de Cedrón.
29:17
Y comenzaron á santificar el primero del mes primero, y á los ocho del mismo mes vinieron al pórtico de el Altísimo: y santificaron la casa de el Altísimo en ocho días, y en el dieciséis del mes primero acabaron.
29:18
Luego pasaron al rey Ezechîas y dijéronle: Ya hemos limpiado toda la casa de el Altísimo, el altar del holocausto, y todos sus instrumentos, y la mesa de la proposición con todos sus utensilios.
29:19
Asimismo hemos preparado y santificado todos los vasos que en su prevaricación había maltratado el rey Achâz, cuando reinaba: y he aquí están delante del altar de el Altísimo.
29:20
Y levantándose de mañana el rey Ezechîas reunió los principales de la ciudad, y subió á la casa de el Altísimo.
29:21
Y presentaron siete novillos, siete carneros, siete corderos, y siete machos de cabrío, para expiación por el reino, por el santuario y por Judá. Y dijo á los sacerdotes hijos de Aarón, que los ofreciesen sobre el altar de el Altísimo.
29:22
Mataron pues los bueyes, y los sacerdotes tomaron la sangre, y esparciéronla sobre el altar; mataron luego los carneros, y esparcieron la sangre sobre el altar; asimismo mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el altar.
29:23
Hicieron después llegar los machos cabríos de la expiación delante del rey y de la multitud, y pusieron sobre ellos sus manos:
29:24
Y los sacerdotes los mataron, y expiando esparcieron la sangre de ellos sobre el altar, para reconciliar á todo Israel: porque por todo Israel mandó el rey hacer el holocausto y la expiación.
29:25
Puso también Levitas en la casa de el Altísimo con címbalos, y salterios, y arpas, conforme al mandamiento de David, y de Gad vidente del rey, y de Nathán profeta: porque aquel mandamiento fué por mano de el Altísimo, por mano de sus profetas.
29:26
Y los Levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas.
29:27
Entonces mandó Ezechîas sacrificar el holocausto en el altar; y al tiempo que comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de el Altísimo, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel.
29:28
Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompetas sonaban las trompetas; todo hasta acabarse el holocausto.
29:29
Y como acabaron de ofrecer, inclinóse el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron.
29:30
Entonces el rey Ezechîas y los príncipes dijeron á los Levitas que alabasen á el Altísimo por las palabras de David y de Asaph vidente: y ellos alabaron con grande alegría, é inclinándose adoraron.
29:31
Y respondiendo Ezechîas dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora á el Altísimo; llegaos pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de el Altísimo. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todo liberal de corazón, holocaustos.
29:32
Y fué el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros, doscientos corderos; todo para el holocausto de el Altísimo.
29:33
Y las ofrendas fueron seiscientos bueyes, y tres mil ovejas.
29:34
Mas los sacerdotes eran pocos, y no podían bastar á desollar los holocaustos; y así sus hermanos los Levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los sacerdotes se santificaron: porque los Levitas tuvieron mayor prontitud de corazón para santificarse, que los sacerdotes.
29:35
Así pues hubo gran multitud de holocaustos, con sebos de pacíficos, y libaciones de cada holocausto. Y quedó ordenado el servicio de la casa de el Altísimo.
29:36
Y alegróse Ezechîas, y todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el pueblo; porque la cosa fué prestamente hecha.
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Capítulo 30

30:1
ENVIÓ también Ezechîas por todo Israel y Judá, y escribió letras á Ephraim y Manasés, que viniesen á Jerusalem á la casa de el Altísimo, para celebrar la pascua á el Altísimo Dios de Israel.
30:2
Y había el rey tomado consejo con sus príncipes, y con toda la congregación en Jerusalem, para celebrar la pascua en el mes segundo:
30:3
Porque entonces no la podían celebrar, por cuanto no había suficientes sacerdotes santificados, ni el pueblo estaba junto en Jerusalem.
30:4
Esto agradó al rey y á toda la multitud.
30:5
Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beer-seba hasta Dan, para que viniesen á celebrar la pascua á el Altísimo Dios de Israel, en Jerusalem: porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito.
30:6
Fueron pues correos con letras de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos á el Altísimo el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, y él se volverá á las reliquias que os han quedado de la mano de los reyes de Asiria.
30:7
No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra el Altísimo el Dios de sus padres, y él los entregó á desolación, como vosotros veis.
30:8
No endurezcáis pues ahora vuestra cerviz como vuestros padres: dad la mano á el Altísimo, y venid á su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid á el Altísimo vuestro Dios, y la ira de su furor se apartará de vosotros.
30:9
Porque si os volviereis á el Altísimo, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán á esta tierra: porque el Altísimo vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no volverá de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis á él.
30:10
Pasaron pues los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Ephraim y Manasés, hasta Zabulón: mas se reían y burlaban de ellos.
30:11
Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés, y de Zabulón, se humillaron, y vinieron á Jerusalem.
30:12
En Judá también fué la mano de Dios para darles un corazón para cumplir el mensaje del rey y de los príncipes, conforme á la palabra de el Altísimo.
30:13
Y juntóse en Jerusalem mucha gente para celebrar la solemnidad de los ázimos en el mes segundo; una vasta reunión.
30:14
Y levantándose, quitaron los altares que había en Jerusalem; quitaron también todos los altares de perfumes, y echáronlos en el torrente de Cedrón.
30:15
Entonces sacrificaron la pascua, á los catorce del mes segundo; y los sacerdotes y los Levitas se santificaron con vergüenza, y trajeron los holocaustos á la casa de el Altísimo.
30:16
Y pusiéronse en su orden conforme á su costumbre, conforme á la ley de Moisés varón de Dios; los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de manos de los Levitas:
30:17
Porque había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por eso los Levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían limpiado, para santificarlos á el Altísimo.
30:18
Porque una gran multitud del pueblo de Ephraim y Manasés, y de Issachâr y Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme á lo que está escrito. Mas Ezechîas oró por ellos, diciendo: el Altísimo, que es bueno, sea propicio á todo aquel que ha apercibido su corazón para buscar á Dios,
30:19
A el Altísimo el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según la purificación del santuario.
30:20
Y oyó el Altísimo á Ezechîas, y sanó al pueblo.
30:21
Así celebraron los hijos de Israel que se hallaron en Jerusalem, la solemnidad de los panes sin levadura por siete días con grande gozo: y alababan á el Altísimo todos los días los Levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos de fortaleza á el Altísimo.
30:22
Y habló Ezechîas al corazón de todos los Levitas que tenían buena inteligencia en el servicio de el Altísimo. Y comieron de lo sacrificado en la solemnidad por siete días, ofreciendo sacrificios pacíficos, y dando gracias á el Altísimo el Dios de sus padres.
30:23
Y toda aquella multitud determinó que celebrasen otros siete días; y celebraron otros siete días con alegría.
30:24
Porque Ezechîas rey de Judá había dado á la multitud mil novillos y siete mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas: y muchos sacerdotes se santificaron.
30:25
Alegróse pues toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y Levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los extranjeros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.
30:26
E hiciéronse grandes alegrías en Jerusalem: porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa tal en Jerusalem.
30:27
Levantándose después los sacerdotes y Levitas, bendijeron al pueblo: y la voz de ellos fué oída, y su oración llegó á la habitación de su santuario, al cielo.
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Capítulo 31

31:1
HECHAS todas estas cosas, todos los de Israel que se habían hallado allí, salieron por las ciudades de Judá, y quebraron las estatuas y destruyeron los bosques, y derribaron los altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y también en Ephraim y Manasés, hasta acabarlo todo. Después volviéronse todos los hijos de Israel, cada uno á su posesión y á sus ciudades.
31:2
Y arregló Ezechîas los repartimientos de los sacerdotes y de los Levitas conforme á sus órdenes, cada uno según su oficio, los sacerdotes y los Levitas para el holocausto y pacíficos, para que ministrasen, para que confesasen y alabasen á las puertas de los reales de el Altísimo.
31:3
La contribución del rey de su hacienda, era holocaustos á mañana y tarde, y holocaustos para los sábados, nuevas lunas, y solemnidades, como está escrito en la ley de el Altísimo.
31:4
Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalem, que diesen la porción á los sacerdotes y Levitas, para que se esforzasen en la ley de el Altísimo.
31:5
Y como este edicto fué divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra: trajeron asimismo los diezmos de todas las cosas en abundancia.
31:6
También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo modo los diezmos de las vacas y de las ovejas: y trajeron los diezmos de lo santificado, de las cosas que habían prometido á el Altísimo su Dios, y pusiéronlos por montones.
31:7
En el mes tercero comenzaron á fundar aquellos montones, y en el mes séptimo acabaron.
31:8
Y Ezechîas y los príncipes vinieron á ver los montones, y bendijeron á el Altísimo, y á su pueblo Israel.
31:9
Y preguntó Ezechîas á los sacerdotes y á los Levitas acerca de los montones.
31:10
Y respondióle Azarías, sumo sacerdote, de la casa de Sadoc, y dijo: Desde que comenzaron á traer la ofrenda á la casa de el Altísimo, hemos comido y saciádonos, y nos ha sobrado mucho: porque el Altísimo ha bendecido su pueblo, y ha quedado esta muchedumbre.
31:11
Entonces mandó Ezechîas que preparasen cámaras en la casa de el Altísimo; y preparáronlas.
31:12
Y metieron las primicias y diezmos y las cosas consagradas, fielmente; y dieron cargo de ello á Chônanías Levita, el principal, y Simi su hermano fué el segundo.
31:13
Y Jehiel, Azazías, Nahath, Asael, Jerimoth, Josabad, Eliel, Ismachîas, Mahaath, y Benaías, fueron sobrestantes bajo la mano de Chônanías y de Simi su hermano, por mandamiento del rey Ezechîas y de Azarías, príncipe de la casa de Dios.
31:14
Y Coré hijo de Imna Levita, portero al oriente, tenía cargo de las limosnas de Dios, y de las ofrendas de el Altísimo que se daban, y de todo lo que se santificaba.
31:15
Y á su mano estaba Edén, Benjamín, Jeshua, Semaías, Amarías, y Sechânías, en las ciudades de los sacerdotes, para dar con fidelidad á sus hermanos sus partes conforme á sus órdenes, así al mayor como al menor:
31:16
A más de los varones anotados por sus linajes, de tres años arriba, á todos los que entraban en la casa de el Altísimo, su porción diaria por su ministerio, según sus oficios y clases;
31:17
También á los que eran contados entre los sacerdotes por las familias de sus padres, y á los Levitas de edad de veinte años arriba, conforme á sus oficios y órdenes;
31:18
Asimismo á los de su generación con todos sus niños, y sus mujeres, y sus hijos é hijas, á toda la familia; porque con fidelidad se consagraban á las cosas santas.
31:19
Del mismo modo en orden á los hijos de Aarón, sacerdotes, que estaban en los ejidos de sus ciudades, por todas las ciudades, los varones nombrados tenían cargo de dar sus porciones á todos los varones de los sacerdotes, y á todo el linaje de los Levitas.
31:20
De esta manera hizo Ezechîas en todo Judá: y ejecutó lo bueno, recto, y verdadero, delante de el Altísimo su Dios.
31:21
En todo cuanto comenzó en el servicio de la casa de Dios, y en la ley y mandamientos, buscó á su Dios, é hízolo de todo corazón, y fué prosperado.
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Capítulo 32

32:1
DESPUÉS de estas cosas y de esta fidelidad, vino Sennachêrib rey de los Asirios, entró en Judá, y asentó campo contra las ciudades fuertes, y determinó de entrar en ellas.
32:2
Viendo pues Ezechîas la venida de Sennachêrib, y su aspecto de combatir á Jerusalem,
32:3
Tuvo su consejo con sus príncipes y con sus valerosos, sobre cegar las fuentes de las aguas que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
32:4
Juntóse pues mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que derrama por en medio del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vinieren?
32:5
Alentóse así Ezechîas, y edificó todos los muros caídos, é hizo alzar las torres, y otro muro por de fuera: fortificó además á Millo en la ciudad de David, é hizo muchas espadas y paveses.
32:6
Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, é hízolos reunir así en la plaza de la puerta de la ciudad, y hablóles al corazón de ellos, diciendo:
32:7
Esforzaos y confortaos; no temáis, ni hayáis miedo del rey de Asiria, ni de toda su multitud que con él viene; porque más son con nosotros que con él.
32:8
Con él es el brazo de carne, mas con nosotros el Altísimo nuestro Dios para ayudarnos, y pelear nuestras batallas. Y afirmóse el pueblo sobre las palabras de Ezechîas rey de Judá.
32:9
Después de esto Sennachêrib rey de los Asirios, estando él sobre Lachîs y con él toda su potencia, envió sus siervos á Jerusalem, para decir á Ezechîas rey de Judá, y á todos los de Judá que estaban en Jerusalem:
32:10
Así ha dicho Sennachêrib rey de los Asirios: ¿En quién confiáis vosotros para estar cercados en Jerusalem?
32:11
¿No os engaña Ezechîas para entregaros á muerte, á hambre, y á sed, diciendo: el Altísimo nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria?
32:12
¿No es Ezechîas el que ha quitado sus altos y sus altares, y dijo á Judá y á Jerusalem: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis perfume?
32:13
¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho á todos los pueblos de la tierra? ¿Pudieron los dioses de las gentes de las tierras librar su tierra de mi mano?
32:14
¿Qué dios hubo de todos los dioses de aquellas gentes que destruyeron mis padres, que pudiese salvar su pueblo de mis manos? ¿Por qué podrá vuestro Dios libraros de mi mano?
32:15
Ahora pues, no os engañe Ezechîas, ni os persuada tal cosa, ni le creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar su pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano?
32:16
Y otras cosas hablaron sus siervos contra el Dios el Altísimo, y contra su siervo Ezechîas.
32:17
Además de todo esto escribió letras en que blasfemaba á el Altísimo el Dios de Israel, y hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de las gentes de los países no pudieron librar su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezechîas librará al suyo de mis manos.
32:18
Y clamaron á gran voz en judaico al pueblo de Jerusalem que estaba en los muros, para espantarlos y ponerles temor, para tomar la ciudad.
32:19
Y hablaron contra el Dios de Jerusalem, como contra los dioses de los pueblos de la tierra, obra de manos de hombres.
32:20
Mas el rey Ezechîas, y el profeta Isaías hijo de Amós, oraron por esto, y clamaron al cielo.
32:21
Y el Altísimo envió un ángel, el cual hirió á todo valiente y esforzado, y á los jefes y capitanes en el campo del rey de Asiria. Volvióse por tanto con vergüenza de rostro á su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron á cuchillo los que habían salido de sus entrañas.
32:22
Así salvó el Altísimo á Ezechîas y á los moradores de Jerusalem de las manos de Sennachêrib rey de Asiria, y de las manos de todos: y preservólos de todas partes.
32:23
Y muchos trajeron ofrenda á el Altísimo á Jerusalem, y á Ezechîas rey de Judá, ricos dones; y fué muy grande delante de todas las gentes después de esto.
32:24
En aquel tiempo Ezechîas enfermó de muerte: y oró á el Altísimo, el cual le respondió, y dióle una señal.
32:25
Mas Ezechîas no pagó conforme al bien que le había sido hecho: antes se enalteció su corazón, y fué la ira contra él, y contra Judá y Jerusalem.
32:26
Empero Ezechîas, después de haberse engreído su corazón, se humilló, él y los moradores de Jerusalem; y no vino sobre ellos la ira de el Altísimo en los días de Ezechîas.
32:27
Y tuvo Ezechîas riquezas y gloria mucha en gran manera; é hízose de tesoros de plata y oro, de piedras preciosas, de aromas, de escudos, y de todas alhajas de desear;
32:28
Asimismo depósitos para las rentas del grano, del vino, y aceite; establos para toda suerte de bestias, y majadas para los ganados.
32:29
Hízose también ciudades, y hatos de ovejas y de vacas en gran copia; porque Dios le había dado mucha hacienda.
32:30
Este Ezechîas tapó los manaderos de las aguas de Gihón la de arriba, y encaminólas abajo al occidente de la ciudad de David. Y fué prosperado Ezechîas en todo lo que hizo.
32:31
Empero en lo de los embajadores de los príncipes de Babilonia, que enviaron á él para saber del prodigio que había acaecido en aquella tierra, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón.
32:32
Lo demás de los hechos de Ezechîas, y de sus misericordias, he aquí todo está escrito en la profecía de Isaías profeta, hijo de Amós, en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
32:33
Y durmió Ezechîas con sus padres, y sepultáronlo en los más insignes sepulcros de los hijos de David, honrándole en su muerte todo Judá y los de Jerusalem: y reinó en su lugar Manasés su hijo.
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Capítulo 33

33:1
DE DOCE años era Manasés cuando comenzó á reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalem.
33:2
Mas hizo lo malo en ojos de el Altísimo, conforme á las abominaciones de las gentes que había echado el Altísimo delante de los hijos de Israel:
33:3
Porque él reedificó los altos que Ezechîas su padre había derribado, y levantó altares á los Baales, é hizo bosques, y adoró á todo el ejército de los cielos, y á él sirvió.
33:4
Edificó también altares en la casa de el Altísimo, de la cual había dicho el Altísimo: En Jerusalem será mi nombre perpetuamente.
33:5
Edificó asimismo altares á todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de el Altísimo.
33:6
Y pasó sus hijos por fuego en el valle de los hijos de Hinnom; y miraba en los tiempos, miraba en agüeros, era dado á adivinaciones, y consultaba pythones y encantadores: subió de punto en hacer lo malo en ojos de el Altísimo, para irritarle.
33:7
A más de esto puso una imagen de fundición, que hizo, en la casa de Dios, de la cual había dicho Dios á David y á Salomón su hijo: En esta casa y en Jerusalem, la cual yo elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre:
33:8
Y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué á vuestros padres, á condición que guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado, toda la ley, estatutos, y ordenanzas, por mano de Moisés.
33:9
Hizo pues Manasés desviarse á Judá y á los moradores de Jerusalem, para hacer más mal que las gentes que el Altísimo destruyó delante de los hijos de Israel.
33:10
Y habló el Altísimo á Manasés y á su pueblo, mas ellos no escucharon:
33:11
(33-10) por lo cual el Altísimo trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los Asirios, los cuales aprisionaron con grillos á Manasés, y atado con cadenas lleváronlo á Babilonia.
33:12
(33-11) Mas luego que fué puesto en angustias, oró ante el Altísimo su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres.
33:13
(33-12) Y habiendo á él orado, fué atendido; pues que oyó su oración, y volviólo á Jerusalem, á su reino. Entonces conoció Manasés que el Altísimo era Dios.
33:14
(33-13) Después de esto edificó el muro de afuera de la ciudad de David, al occidente de Gihón, en el valle, á la entrada de la puerta del pescado, y cercó á Ophel, y alzólo muy alto; y puso capitanes de ejército en todas las ciudades fuertes por Judá.
33:15
(33-14) Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la casa de el Altísimo, y todos los altares que había edificado en el monte de la casa de el Altísimo y en Jerusalem, y echólos fuera de la ciudad.
33:16
(33-15) Reparó luego el altar de el Altísimo, y sacrificó sobre él sacrificios pacíficos y de alabanza; y mandó á Judá que sirviesen á el Altísimo Dios de Israel.
33:17
(33-16) Empero el pueblo aun sacrificaba en los altos, bien que á el Altísimo su Dios.
33:18
(33-17) Lo demás de los hechos de Manasés, y su oración á su Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de el Altísimo el Dios de Israel, he aquí todo está escrito en los hechos de los reyes de Israel.
33:19
(33-18) Su oración también, y cómo fué oído, todos sus pecados, y su prevaricación, los lugares donde edificó altos y había puesto bosques é ídolos antes que se humillase, he aquí estas cosas están escritas en las palabras de los videntes.
33:20
(33-19) Y durmió Manasés con sus padres, y sepultáronlo en su casa: y reinó en su lugar Amón su hijo.
33:21
(33-20) De veinte y dos años era Amón cuando comenzo á reinar, y dos años reinó en Jerusalem.
33:22
(33-21) E hizo lo malo en ojos de el Altísimo, como había hecho Manasés su padre: porque á todos los ídolos que su padre Manasés había hecho, sacrificó y sirvió Amón.
33:23
(33-22) Mas nunca se humilló delante de el Altísimo, como se humilló Manasés su padre: antes aumentó el pecado.
33:24
(33-23) Y conspiraron contra él sus siervos, y matáronlo en su casa.
33:25
(33-24) Mas el pueblo de la tierra hirió á todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el pueblo de la tierra puso por rey en su lugar á Josías su hijo.
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Capítulo 34

34:1
DE OCHO años era Josías cuando comenzó á reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalem.
34:2
Este hizo lo recto en ojos de el Altísimo, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse á la diestra ni á la siniestra.
34:3
A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó á buscar al Dios de David su padre; y á los doce años comenzó á limpiar á Judá y á Jerusalem de los altos, bosques, esculturas, é imágenes de fundición.
34:4
Y derribaron delante de él los altares de los Baales, é hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima; despedazó también los bosques, y las esculturas y estatuas de fundición, y desmenuzólas, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que las habían sacrificado.
34:5
Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió á Judá y á Jerusalem.
34:6
Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Ephraim, y Simeón, hasta en Nephtalí, con sus lugares asolados alrededor.
34:7
Y como hubo derribado los altares y los bosques, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y destruído todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvióse á Jerusalem.
34:8
A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra, y la casa, envió á Saphán hijo de Asalías, y á Maasías gobernador de la ciudad, y á Joah hijo de Joachâz, canciller, para que reparasen la casa de el Altísimo su Dios.
34:9
Los cuales vinieron á Hilcías, gran sacerdote, y dieron el dinero que había sido metido en la casa de el Altísimo, que los Levitas que guardaban la puerta habían recogido de mano de Manasés y de Ephraim y de todas las reliquias de Israel, y de todo Judá y Benjamín, habiéndose después vuelto á Jerusalem.
34:10
Y entregáronlo en mano de los que hacían la obra, que eran sobrestantes en la casa de el Altísimo; los cuales lo daban á los que hacían la obra y trabajaban en la casa de el Altísimo, para reparar y restaurar el templo.
34:11
Daban asimismo á los oficiales y albañiles para que comprasen piedra de cantería, y madera para las trabazones, y para entabladura de las casas, las cuales habían destruído los reyes de Judá.
34:12
Y estos hombres procedían con fidelidad en la obra: y eran sus gobernadores Jahath y Abdías, Levitas de los hijos de Merari; y Zachârías y Mesullam de los hijos de Coath, para que activasen la obra; y de los Levitas, todos los entendidos en instrumentos de música.
34:13
También velaban sobre los ganapanes, y eran sobrestantes de los que se ocupaban en cualquier clase de obra; y de los Levitas había esribas, gobernadores, y porteros.
34:14
Y al sacar el dinero que había sido metido en la casa de el Altísimo, Hilcías el sacerdote halló el libro de la ley de el Altísimo dada por mano de Moisés.
34:15
Y dando cuenta Hilcías, dijo á Saphán escriba: Yo he hallado el libro de la ley en la casa de el Altísimo. Y dió Hilcías el libro á Saphán.
34:16
Y Saphán lo llevó al rey, y contóle el negocio, diciendo: Tus siervos han cumplido todo lo que les fué dado á cargo.
34:17
Han reunido el dinero que se halló en la casa de el Altísimo, y lo han entregado en mano de los comisionados, y en mano de los que hacen la obra.
34:18
A más de esto, declaró Saphán escriba al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me dió un libro. Y leyó Saphán en él delante del rey.
34:19
Y luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestidos;
34:20
Y mandó á Hilcías y á Ahicam hijo de Saphán, y á Abdón hijo de Michâ, y á Saphán escriba, y á Asaía siervo del rey, diciendo:
34:21
Andad, y consultad á el Altísimo de mí, y de las reliquias de Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que se ha hallado; porque grande es el furor de el Altísimo que ha caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron la palabra de el Altísimo, para hacer conforme á todo lo que está escrito en este libro.
34:22
Entonces Hilcías y los del rey fueron á Hulda profetisa, mujer de Sallum, hijo de Tikvath, hijo de Hasra, guarda de las vestimentas, la cual moraba en Jerusalem en la casa de la doctrina; y dijéronle las palabras dichas.
34:23
Y ella respondió: el Altísimo el Dios de Israel ha dicho así: Decid al varón que os ha enviado á mí, que así ha dicho el Altísimo:
34:24
He aquí yo traigo mal sobre este lugar, y sobre los moradores de él, y todas las maldiciones que están escritas en el libro que leyeron delante del rey de Judá:
34:25
Por cuanto me han dejado, y han sacrificado á dioses ajenos, provocándome á ira en todas las obras de sus manos; por tanto mi furor destilará sobre este lugar, y no se apagará.
34:26
Mas al rey de Judá, que os ha enviado á consultar á el Altísimo, así le diréis: el Altísimo el Dios de Israel ha dicho así: Por cuanto oiste las palabras del libro,
34:27
Y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Dios al oir sus palabras sobre este lugar, y sobre sus moradores, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice el Altísimo.
34:28
He aquí que yo te recogeré con tus padres, y serás recogido en tus sepulcros en paz, y tus ojos no verán todo el mal que yo traigo sobre este lugar, y sobre los moradores de él. Y ellos refirieron al rey la respuesta.
34:29
Entonces el rey envió y juntó todos los ancianos de Judá y de Jerusalem.
34:30
Y subió el rey á la casa de el Altísimo, y con él todos los varones de Judá, y los moradores de Jerusalem, y los sacerdotes, y los Levitas, y todo el pueblo desde el mayor hasta el más pequeño; y leyó á oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de el Altísimo.
34:31
Y estando el rey en pie en su sitio, hizo alianza delante de el Altísimo de caminar en pos de el Altísimo, y de guardar sus mandamientos, sus testimonios, y sus estatutos, de todo su corazón y de toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro.
34:32
E hizo que se obligaran á ello todos los que estaban en Jerusalem y en Benjamín: y los moradores de Jerusalem hicieron conforme al pacto de Dios, del Dios de sus padres.
34:33
Y quitó Josías todas las abominaciones de todas las tierras de los hijos de Israel, é hizo á todos los que se hallaron en Israel que sirviesen á el Altísimo su Dios. No se apartaron de en pos de el Altísimo el Dios de sus padres, todo el tiempo que él vivió.
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Capítulo 35

35:1
Y JOSÍAS hizo pascua á el Altísimo en Jerusalem, y sacrificaron la pascua á los catorce del mes primero.
35:2
Y puso á los sacerdotes en sus empleos, y confirmólos en el ministerio de la casa de el Altísimo.
35:3
Y dijo á los Levitas que enseñaban á todo Israel, y que estaban dedicados á el Altísimo: Poned el arca del santuario en la casa que edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no la carguéis más sobre los hombros. Ahora serviréis á el Altísimo vuestro Dios, y á su pueblo Israel.
35:4
Apercibío según las familias de vuestros padres, por vuestros órdenes, conforme á la prescripción de David rey de Israel, y de Salomón su hijo.
35:5
Estad en el santuario según la distribución de las familias de vuestros hermanos los hijos del pueblo, y según la división de la familia de los Levitas.
35:6
Sacrificad luego la pascua: y después de santificaros, apercibid á vuestros hermanos, para que hagan conforme á la palabra de el Altísimo dada por mano de Moisés.
35:7
Y ofreció el rey Josías á los del pueblo ovejas, corderos, y cabritos de los rebaños, en número de treinta mil, y tres mil bueyes, todo para la pascua, para todos los que se hallaron presentes: esto de la hacienda del rey.
35:8
También sus príncipes ofrecieron con liberalidad al pueblo, y á los sacerdotes y Levitas. Hilcías, Zachârías y Jehiel, príncipes de la casa de Dios, dieron á los sacerdotes para hacer la pascua dos mil seiscientas ovejas, y trescientos bueyes.
35:9
Asimismo Chônanías, y Semeías y Nathanael sus hermanos, y Hasabías, Jehiel, y Josabad, príncipes de los Levitas, dieron á los Levitas para los sacrificios de la pascua cinco mil ovejas, y quinientos bueyes.
35:10
Aprestado así el servicio, los sacerdotes se colocaron en sus puestos, y asimismo los Levitas en sus órdenes, conforme al mandamiento del rey.
35:11
Y sacrificaron la pascua; y esparcían los sacerdotes la sangre tomada de mano de los Levitas, y los Levitas desollaban.
35:12
Tomaron luego del holocausto, para dar conforme á los repartimientos por las familias de los del pueblo, á fin de que ofreciesen á el Altísimo, según está escrito en el libro de Moisés: y asimismo tomaron de los bueyes.
35:13
Y asaron la pascua al fuego según la costumbre: mas lo que había sido santificado lo cocieron en ollas, en calderos, y calderas, y repartiéron lo prestamente á todo el pueblo.
35:14
Y después aderezaron para sí y para los sacerdotes; porque los sacerdotes, hijos de Aarón, estuvieron ocupados hasta la noche en el sacrificio de los holocaustos y de los sebos; por tanto, los Levitas aderezaron para sí, y para los sacerdotes hijos de Aarón.
35:15
Asimismo los cantores hijos de Asaph estaban en su puesto, conforme al mandamiento de David, de Asaph y de Hemán, y de Jeduthún vidente del rey; también los porteros estaban á cada puerta; y no era menester que se apartasen de su ministerio, porque sus hermanos los Levitas aparejaban para ellos.
35:16
Así fué aprestado todo el servicio de el Altísimo en aquel día, para hacer la pascua, y sacrificar los holocaustos sobre el altar de el Altísimo, conforme al mandamiento del rey Josías.
35:17
Y los hijos de Israel que se hallaron allí, hicieron la pascua en aquel tiempo, y la solemnidad de los panes sin levadura, por siete días.
35:18
Nunca tal pascua fué hecha en Israel desde los días de Samuel el profeta; ni ningún rey de Israel hizo pascua tal como la que hizo el rey Josías, y los sacerdotes y Levitas, y todo Judá é Israel, los que se hallaron allí, juntamente con los moradores de Jerusalem.
35:19
Esta pascua fué celebrada en el año dieciocho del rey Josías.
35:20
Después de todas estas cosas, luego de haber Josías preparado la casa, Nechâo rey de Egipto subió á hacer guerra en Carchêmis junto á Eufrates; y salió Josías contra él.
35:21
Y él le envió embajadores, diciendo: ¿Qué tenemos yo y tú, rey de Judá? Yo no vengo contra ti hoy, sino contra la casa que me hace guerra: y Dios dijo que me apresurase. Déjate de meterte con Dios, que es conmigo, no te destruya.
35:22
Mas Josías no volvió su rostro de él, antes disfrazóse para darle batalla, y no atendió á las palabras de Nechâo, que eran de boca de Dios; y vino á darle la batalla en el campo de Megiddo.
35:23
Y los archeros tiraron al rey Josías flechas; y dijo el rey á sus siervos: Quitadme de aquí, porque estoy herido gravemente.
35:24
Entonces sus siervos lo quitaron de aquel carro, y pusiéronle en otro segundo carro que tenía, y lleváronle á Jerusalem, y murió; y sepultáronle en los sepulcros de sus padres. Y todo Judá y Jerusalem hizo duelo por Josías.
35:25
Y endechó Jeremías por Josías, y todos los cantores y cantoras recitan sus lamentaciones sobre Josías hasta hoy; y las dieron por norma para endechar en Israel, las cuales están escritas en las Lamentaciones.
35:26
Lo demás de los hechos de Josías, y sus piadosas obras, conforme á lo que está escrito en la ley de el Altísimo,
35:27
Y sus hechos, primeros y postreros, he aquí está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá.
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Capítulo 36

36:1
ENTONCES el pueblo de la tierra tomó á Joachâz hijo de Josías, é hiciéronle rey en lugar de su padre en Jerusalem.
36:2
De veinte y tres años era Joachâz cuando comenzó á reinar, y tres meses reinó en Jerusalem.
36:3
Y el rey de Egipto lo quitó de Jerusalem, y condenó la tierra en cien talentos de plata y uno de oro.
36:4
Y constituyó el rey de Egipto á su hermano Eliacim por rey sobre Judá y Jerusalem, y mudóle el nombre en Joacim; y á Joachâz su hermano tomó Nechâo, y llevólo á Egipto.
36:5
Cuando comenzó á reinar Joacim era de veinte y cinco años, y reinó once años en Jerusalem: é hizo lo malo en ojos de el Altísimo su Dios.
36:6
Y subió contra él Nabucodonosor rey de Babilonia, y atado con cadenas lo llevó á Babilonia.
36:7
También llevó Nabucodonosor á Babilonia de los vasos de la casa de el Altísimo, y púsolos en su templo en Babilonia.
36:8
Lo demás de los hechos de Joacim, y las abominaciones que hizo, y lo que en él se halló, he aquí está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá: y reinó en su lugar Joachîn su hijo.
36:9
De ocho años era Joachîn cuando comenzó á reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalem: é hizo lo malo en ojos de el Altísimo.
36:10
A la vuelta del año el rey Nabucodonosor envió, é hízolo llevar á Babilonia juntamente con los vasos preciosos de la casa de el Altísimo; y constituyó á Sedecías su hermano por rey sobre Judá y Jerusalem.
36:11
De veinte y un años era Sedecías cuando comenzó á reinar, y once años reinó en Jerusalem.
36:12
E hizo lo malo en ojos de el Altísimo su Dios, y no se humilló delante de Jeremías profeta, que le hablaba de parte de el Altísimo.
36:13
Rebelóse asimismo contra Nabucodonosor, al cual había jurado por Dios; y endureció su cerviz, y obstinó su corazón, para no volverse á el Altísimo el Dios de Israel.
36:14
Y también todos los príncipes de los sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la prevaricación, siguiendo todas las abominaciones de las gentes, y contaminando la casa de el Altísimo, la cual él había santificado en Jerusalem.
36:15
Y el Altísimo el Dios de sus padres envió á ellos por mano de sus mensajeros, levantándose de mañana y enviando: porque él tenía misericordia de su pueblo, y de su habitación.
36:16
Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió el furor de el Altísimo contra su pueblo, y que no hubo remedio.
36:17
Por lo cual trajo contra ellos al rey de los Caldeos, que mató á cuchillo sus mancebos en la casa de su santuario, sin perdonar joven, ni doncella, ni viejo, ni decrépito; todos los entregó en sus manos.
36:18
Asimismo todos los vasos de la casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros de la casa de el Altísimo, y los tesoros del rey y de sus príncipes, todo lo llevó á Babilonia.
36:19
Y quemaron la casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusalem, y consumieron al fuego todos sus palacios, y destruyeron todos sus vasos deseables.
36:20
Los que quedaron del cuchillo, pasáronlos á Babilonia; y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los Persas;
36:21
Para que se cumpliese la palabra de el Altísimo por la boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado sus sábados: porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.
36:22
Mas al primer año de Ciro rey de los Persas, para que se cumpliese la palabra de el Altísimo por boca de Jeremías, el Altísimo excitó el espíritu de Ciro rey de los Persas, el cual hizo pasar pregón por todo su reino, y también por escrito, diciendo:
36:23
Así dice Ciro rey de los Persas: el Altísimo, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha encargado que le edifique casa en Jerusalem, que es en Judá. ¿Quién de vosotros hay de todo su pueblo? el Altísimo su Dios sea con él, y suba.


adaptación de la Biblia cortesía de http://www.awmach.org/