Biblia Comentada
Lc 6, 39-45


 

Pasaje comentado

 

  39 Jesús les puso también esta comparación: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? Ciertamente caerán ambos en algún hoyo.

 

Nuestro maestro debe ser Cristo

"Así (obedeciendo) cumpliremos por semejanza las obras del Pedagogo (Cristo) y así se realizará plenamente la palabra: "A imagen y semejanza" (Gn 1, 26). Empeñados en esta vida como en una noche profunda tenemos necesidad efectivamente de un guía infalible y preciso. Ahora bien el mejor guía no es ciertamente el ciego que según la Escritura llevando a otro ciego guía hacia el precipicio (cf. Mt 15, 14); lo es ,en cmabio, el Logos (Cristo) cuya mirada prenetra hasta el fondo de los corazones (cf. Jr 17, 20; Rm 8, 27). Y como no puede existir luz que no ilumine ni objeto en movimiento que no se mueva, ni haber un amante que no ame, de la misma manera no puede darse un bien que no sea un beneficio y que no conduzca a la salvación. Amemos, pues, los preceptos del Señor traduciéndolos en acciones" (Clemente Al. Pedagogo 1, 3, 9). 

¿Quién es o quiénes son tu modelo? ¿De quién sigues aprendiendo?

 

40 El discípulo no está por encima de su maestro, pero si se deja formar, se parecerá a su maestro.

Este versículo habla del maestro que es ciego, hipócrita y "juzgón". La pregunta se repite: "¿De quién aprendemos?" Al que miras con ad-miración ése te dé alguna manera te amoldar aunque tengas ochenta años.

 

41 ¿Y por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano en un ojo, si no eres consciente de la viga que tienes en el tuyo? 

Aprender lo de "¿Porqué juzgas tú cuando el Maestro no juzga? No ha venido al mundo para juzgar al mundo (cf. Jn 12, 47) sino para salvarlo. Comprendiendo el sentido de lo que precisamente he explicado la palabra de Cristo sonará así: "Si yo no juzgo, tampoco juzgues tú que eres mi discípulo. Puede que eres culpable de transgresiones más graves que aquel al que juzgas. ¡Cuál no será tu vergüenza si te das cuenta de ello!" (Cirilo Al., in Lucam 6 PG 72, 601-604).

 

42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la pelusa que tienes en el ojo”, si tú no ves la viga en el tuyo?  Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo para que veas con claridad, y entonces sacarás la pelusa del ojo de tu hermano.

"Él (Jesús) nos convence con argumentos irrefutables de no querer juzgar a los demás y de escrutar más bien nuestro propio corazón... Los que tienen el encargo de enseñar..., si son virtuosos y temperados dando ejemplo de vida evangélica por medio de su vida, reprocharán con dulzura a los que no están dispuestos a actuar de la misma manera demostrando que no toman como modelo  de su manera de vivir la virtud del maestro"(Cirilo Al, +444 in Lucam 6 PG 72, 601-604).

43 No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni tampoco árbol malo que dé frutos buenos. 

Las obras demostrarán la calidad del creyente.

 

44 Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de los espinos ni se sacan uvas de las zarzas. 

"He aquí una gran lección de virtud que nos enseña a no imaginarse fecundidad en lo que es estéril ni esperar cosecha abundante de un terreno que no se ha trabajado. A cada uno la tierra le da el fruto en la dimensión que la ha trabajado. Entre las espinas de este mundo no podrás encontrar el higo que al sobresalir por el sabor de sus frutos está muy bien escogido como para ser una figura de la imagen de la resurrección... Por eso deberíamos mantener alejadas la preocupación que debilitan el alma y ponen árido el espíritu sino preocupémonos a recoger los frutos maduros de una diligente labranza" (Ambrosio, in Luc 5, 81)

 

45 Así, el hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene en su corazón, mientras que el malo, de su fondo malo saca cosas malas. La boca habla de lo que está lleno el corazón.

Frente a la Escritura se manifestará muy pronto la diferencia entre el oyente interesado y el discípulo que obedece (cf. Stgo 1, 22-25).

 

 

46 ¿Por qué me llaman: ¡Señor! ¡Señor!, y no hacen lo que digo?

 ¿?

 

 

Un ejemplo vale más que mil palabras (anónimo)

 

Pambo no fue hipócrita: trataba de practicar lo que escuchaba.

Pambo fue anacoreta y abad en el desierto  de Nitria [+380/90]. Muchos buscaban sus consejos, también San Atanasio, Su fiesta se celebra el 1 de julio, los griegos la celebran el 18 de julio. Era analfabeta. Así que pedió a cierto hombre que la enseñase un salmo. Apenas oído el primer versículo del salmo (39) 38 que dice: "Me decía: Cuidaré mi conducta, sin faltar con mi lengua, pondré un freno a mi boca, mientras tenga el malvado ante mí", se marchó sin siquiera escuchar lo demás. Dijo que este versículo era suficiente para empeñarse y dedicarse a ponerlo en práctica. El que le había enseñado el primer versículo se quejó del hecho que ni después de seis meses se había dejado ver. Recibió de Pambo como respuesta que todavía no había podido ponerla realmente en práctica. Muchos años después un amigo le preguntó  si había aprendido finalmente el versículo. Le contestó: Diecinueve años enteros bastan apenas para aprender a ponerlo en práctica" (Sócrates el escolástico Hist. Eccl. 4, 23; cfr. I Padri Vivi C p. 168).