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- ir a midrashim Capítulo 1
1:1
VISIÓN de
Isaías hijo de Amoz, la cual vió sobre Judá y Jerusalem, en días de Uzzías,
Jotham, Achâz y Ezechîas, reyes de Judá.
1:2
Oid, cielos,
y escucha tú, tierra; porque habla el Altísimo: Crié hijos, y engrandecílos, y
ellos se rebelaron contra mí.
1:3
El buey
conoce á su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoce, mi
pueblo no tiene entendimiento.
1:4
¡Oh gente
pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados!
Dejaron á el Altísimo, provocaron á ira al Santo de Israel, tornáronse atrás.
1:5
¿Para qué
habéis de ser castigados aún? todavía os rebelaréis. Toda cabeza está enferma,
y todo corazón doliente.
1:6
Desde la
planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón
y podrida llaga: no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
1:7
Vuestra
tierra está destruída, vuestras ciudades puestas á fuego, vuestra tierra
delante de vosotros comida de extranjeros, y asolada como asolamiento de
extraños.
1:8
Y queda la
hija de Sión como choza en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.
1:9
Si el
Altísimo de los ejércitos no hubiera hecho que nos quedasen muy cortos
residuos, como Sodoma fuéramos, y semejantes á Gomorra.
1:10
Príncipes de
Sodoma, oid la palabra de el Altísimo; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo
de Gomorra.
1:11
¿Para qué á
mí, dice el Altísimo, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de
holocaustos de carneros, y de sebo de animales gruesos: no quiero sangre de
bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
1:12
¿Quién
demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis á presentaros delante de mí,
para hollar mis atrios?
1:13
No me
traigáis más vano presente: el perfume me es abominación: luna nueva y sábado,
el convocar asambleas, no las puedo sufrir: son iniquidad vuestras
solemnidades.
1:14
Vuestras
lunas nuevas y vuestras solemnidades tiene aborrecidas mi alma: me son gravosas;
cansado estoy de llevarlas.
1:15
Cuando
extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos: asimismo cuando
multiplicareis la oración, yo no oiré: llenas están de sangre vuestras manos.
1:16
Lavad,
limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos; dejad de
hacer lo malo:
1:17
Aprended á
hacer bien: buscad juicio, restituid al agraviado, oid en derecho al huérfano,
amparad á la viuda.
1:18
Venid luego,
dirá el Altísimo, y estemos á cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, vendrán á
ser como blanca lana.
1:19
Si quisiereis
y oyereis, comeréis el bien de la tierra:
1:20
Si no
quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos á espada: porque la boca de el
Altísimo lo ha dicho.
1:21
¿Cómo te has
tornado ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de juicio, en ella habitó equidad;
mas ahora, homicidas.
1:22
Tu plata se
ha tornado escorias, tu vino mezclado está con agua.
1:23
Tus
príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones: todos aman las dádivas, y
van tras las recompensas: no oyen en juicio al huérfano, ni llega a ellos la
causa de la viuda.
1:24
Por tanto,
dice el Señor el Altísimo de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré
satisfacción de mis enemigos, vengaréme de mis adversarios:
1:25
Y volveré mi
mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todo tu
estaño:
1:26
Y restituiré
tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te
llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel.
1:27
Sión con
juicio será rescatada, y los convertidos de ella con justicia.
1:28
Mas los
rebeldes y pecadores á una serán quebrantados, y los que dejan á el Altísimo
serán consumidos.
1:29
Entonces os
avergonzarán los olmos que amasteis, y os afrentarán los bosques que
escogisteis.
1:30
Porque seréis
como el olmo que se le cae la hoja, y como huerto que le faltan las aguas.
1:31
Y el fuerte
será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos
juntamente, y no habrá quien apague.
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Capítulo 2
2:1
LO que vió
Isaías, hijo de Amoz, tocante á Judá y a Jerusalem.
2:2
Y acontecerá
en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de el
Altísimo por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y
correrán á él todas las gentes.
2:3
Y vendrán
muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de el Altísimo, á la casa
del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de el Altísimo.
2:4
Y juzgará
entre las gentes, y reprenderá á muchos pueblos; y volverán sus espadas en
rejas de arado, y sus lanzas en hoces: no alzará espada gente contra gente, ni
se ensayarán más para la guerra.
2:5
Venid, oh
casa de Jacob, y caminemos á la luz de el Altísimo.
2:6
Ciertamente
tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque son henchidos de oriente, y
de agoreros, como los Filisteos; y en hijos ajenos descansan.
2:7
Su tierra
está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra
llena de caballos; ni sus carros tienen número.
2:8
Además está
su tierra llena de ídolos, y á la obra de sus manos se han arrodillado, á lo
que fabricaron sus dedos.
2:9
Y hase
inclinado el hombre, y el varón se ha humillado: por tanto no los perdonarás.
2:10
Métete en la
piedra, escóndete en el polvo, de la presencia espantosa de el Altísimo y del
resplandor de su majestad.
2:11
La altivez de
los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada;
y el Altísimo solo será ensalzado en aquel día.
2:12
Porque día de
el Altísimo de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo
ensalzado; y será abatido:
2:13
Y sobre todos
los cedros del Líbano altos y sublimes, y sobre todos los alcornoques de Basán;
2:14
Y sobre todos
los montes altos, y sobre todos los collados levantados;
2:15
Y sobre toda
torre alta, y sobre todo muro fuerte;
2:16
Y sobre todas
las naves de Tarsis, y sobre todas pinturas preciadas.
2:17
Y la altivez
del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo el
Altísimo será ensalzado en aquel día.
2:18
Y quitará
totalmente los ídolos.
2:19
Y meteránse
en las cavernas de las peñas, y en las aberturas de la tierra, por la presencia
espantosa de el Altísimo, y por el resplandor de su majestad, cuando se
levantare él para herir la tierra.
2:20
Aquel día
arrojará el hombre, á los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos
de oro, que le hicieron para que adorase;
2:21
Y se entrarán
en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia
formidable de el Altísimo, y por el resplandor de su majestad, cuando se
levantare para herir la tierra.
2:22
Dejaos del
hombre, cuyo hálito está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?
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Capítulo 3
3:1
PORQUE he
aquí que el Señor el Altísimo de los ejércitos quita de Jerusalem y de Judá el
sustentador y el fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua;
3:2
El valiente y
el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano;
3:3
El capitán de
cincuenta, y el hombre de respeto, y el consejero, y el artífice excelente, y
el hábil orador.
3:4
Y pondréles
mozos por príncipes, y muchachos serán sus señores.
3:5
Y el pueblo
hará violencia los unos á los otros, cada cual contra su vecino: el mozo se
levantará contra el viejo, y el villano contra el noble.
3:6
Cuando alguno
trabare de su hermano, de la familia de su padre, y le dijere, Que vestir
tienes, tú serás nuestro príncipe, y sea en tu mano esta ruina;
3:7
El jurará
aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni
qué vestir: no me hagáis príncipe del pueblo.
3:8
Pues
arruinada está Jerusalem, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus
obras han sido contra el Altísimo, para irritar los ojos de su majestad.
3:9
La apariencia
del rostro de ellos los convence: que como Sodoma predican su pecado, no lo
disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque allegaron mal para sí.
3:10
Decid al
justo que le irá bien: porque comerá de los frutos de sus manos.
3:11
¡Ay del
impío! mal le irá: porque según las obras de sus manos le será pagado.
3:12
Los exactores
de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los
que te guían te engañan, y tuercen la carrera de tus caminos.
3:13
el Altísimo
está en pie para litigar, y está para juzgar los pueblos.
3:14
el Altísimo
vendrá á juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque
vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras
casas.
3:15
¿Qué pensáis
vosotros que majáis mi pueblo, y moléis las caras de los pobres? dice el Señor
el Altísimo de los ejércitos.
3:16
Asimismo dice
el Altísimo: Por cuanto las hijas de Sión se ensoberbecen, y andan
cuellierguidas y los ojos descompuestos; cuando andan van danzando, y haciendo
son con los pies:
3:17
Por tanto,
pelará el Señor la mollera de las hijas de Sión, y el Altísimo descubrirá sus
vergüenzas.
3:18
Aquel día
quitará el Señor el atavío de los calzados, y las redecillas, y las lunetas;
3:19
Los collares,
y los joyeles, y los brazaletes;
3:20
Las
escofietas, y los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos
de olor, y los zarcillos;
3:21
Los anillos,
y los joyeles de las narices;
3:22
Las ropas de
remuda, los mantoncillos, los velos, y los alfileres;
3:23
Los espejos,
los pañizuelos, las gasas, y los tocados.
3:24
Y será que en
lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y desgarrón en lugar de
cinta; y calvez en lugar de la compostura del cabello; y en lugar de faja
ceñimiento de saco; y quemadura en vez de hermosura.
3:25
Tus varones
caerán á cuchillo, y tu fuerza en la guerra.
3:26
Sus puertas
se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, sentaráse en tierra.
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Capítulo 4
4:1
Y ECHARÁN
mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos
de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente sea llamado tu
nombre sobre nosotras, quita nuestro oprobio.
4:2
En aquel
tiempo el renuevo de el Altísimo será para hermosura y gloria, y el fruto de la
tierra para grandeza y honra, á los librados de Israel.
4:3
Y acontecerá
que el que quedare en Sión, y el que fuere dejado en Jerusalem, será llamado
santo; todos los que en Jerusalem están escritos entre los vivientes;
4:4
Cuando el
Señor lavare las inmundicias de las hijas de Sión, y limpiare las sangres de
Jerusalem de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de
ardimiento.
4:5
Y criará el
Altísimo sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus
convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche
llamas: porque sobre toda gloria habrá cobertura.
4:6
Y habrá
sombrajo para sombra contra el calor del día, para acogida y escondedero contra
el turbión y contra el aguacero.
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Capítulo 5
5:1
AHORA cantaré
por mi amado el cantar de mi amado á su viña. Tenía mi amado una viña en un
recuesto, lugar fértil.
5:2
Habíala
cercado, y despedregádola, y plantádola de vides escogidas: había edificado en
medio de ella una torre, y también asentado un lagar en ella: y esperaba que
llevase uvas, y llevó uvas silvestres.
5:3
Ahora pues,
vecinos de Jerusalem y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña.
5:4
¿Qué más se
había de hacer á mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que
llevase uvas, ha llevado uvas silvestres?
5:5
Os mostraré
pues ahora lo que haré yo á mi viña: Quitaréle su vallado, y será para ser
consumida; aportillaré su cerca, y será para ser hollada;
5:6
Haré que
quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerá el cardo y las espinas: y
aun á las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.
5:7
Ciertamente
la viña de el Altísimo de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de
Judá planta suya deleitosa. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he
aquí clamor.
5:8
¡Ay de los
que juntan casa con casa, y allegan heredad á heredad hasta acabar el término!
¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?
5:9
Ha llegado á
mis oídos de parte de el Altísimo de los ejércitos, que las muchas casas han de
quedar asoladas, sin morador las grandes y hermosas.
5:10
Y diez
huebras de viña producirán un zaque, y treinta modios de simiente darán tres
modios.
5:11
¡Ay de los
que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la
noche, hasta que el vino los enciende!
5:12
Y en sus
banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas, y vino; y no miran la obra
de el Altísimo, ni consideran la obra de sus manos.
5:13
Por tanto mi
pueblo fué llevado cautivo, porque no tuvo ciencia: y su gloria pereció de
hambre, y su multitud se secó de sed.
5:14
Por eso
ensanchó su interior el sepulcro, y sin medida extendió su boca; y allá
descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se
holgaba.
5:15
Y el hombre
será humillado, y el varón será abatido, y bajados serán los ojos de los
altivos.
5:16
Mas el
Altísimo de los ejércitos será ensalzado en juicio, y el Dios Santo será
santificado con justicia.
5:17
Y los
corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños comerán las gruesas
desamparadas.
5:18
¡Ay de los
que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de
carreta,
5:19
Los cuales
dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos: acérquese, y venga el consejo
del Santo de Israel, para que lo sepamos!
5:20
¡Ay de los
que á lo malo dicen bueno, y á lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y
de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
5:21
¡Ay de los
sabios en sus ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!
5:22
¡Ay de los
que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida;
5:23
Los que dan
por justo al impío por cohechos, y al justo quitan su justicia!
5:24
Por tanto,
como la lengua del fuego consume las aristas, y la llama devora la paja, así
será su raíz como pudrimiento, y su flor se desvanecerá como polvo: porque
desecharon la ley de el Altísimo de los ejércitos, y abominaron la palabra del
Santo de Israel.
5:25
Por esta
causa se encendió el furor de el Altísimo contra su pueblo, y extendió contra
él su mano, é hirióle; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados
en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, antes está su mano
todavía extendida.
5:26
Y alzará
pendón á gentes de lejos, y silbará al que está en el cabo de la tierra; y he
aquí que vendrá pronto y velozmente.
5:27
No habrá entre
ellos cansado, ni que vacile; ninguno se dormirá ni le tomará sueño; á ninguno
se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus
zapatos.
5:28
Sus saetas
amoladas, y todos sus arcos entesados; las uñas de sus caballos parecerán como
de pedernal, y las ruedas de sus carros como torbellino.
5:29
Su bramido
como de león; rugirá á manera de leoncillos, rechinará los dientes, y
arrebatará la presa; la apañara, y nadie se la quitará.
5:30
Y bramará
sobre él en aquel día como bramido de la mar: entonces mirará hacia la tierra,
y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.
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Capítulo 6
6:1
EN el año que
murió el rey Uzzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus
faldas henchían el templo.
6:2
Y encima de
él estaban serafines: cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, y
con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
6:3
Y el uno al
otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, el Altísimo de los ejércitos:
toda la tierra está llena de su gloria.
6:4
Y los
quiciales de las puestas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa
se hinchió de humo.
6:5
Entonces dije:
¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en
medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, el
Altísimo de los ejércitos.
6:6
Y voló hacia
mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del
altar con unas tenazas:
6:7
Y tocando con
él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu
culpa, y limpio tu pecado.
6:8
Después oí la
voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién nos irá? Entonces respondí
yo: Heme aquí, envíame á mí.
6:9
Y dijo: Anda,
y di á este pueblo: Oid bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no
comprendáis.
6:10
Engruesa el
corazón de aqueste pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos; porque no vea
con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y
haya para él sanidad.
6:11
Y yo dije:
¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas, y
sin morador, ni hombre en las casas, y la tierra sea tornada en desierto;
6:12
Hasta que el
Altísimo hubiere echado lejos los hombres, y multiplicare en medio de la tierra
la desamparada.
6:13
Pues aun
quedará en ella una décima parte, y volverá, bien que habrá sido asolada: como
el olmo y como el alcornoque, de los cuales en la tala queda el tronco, así
será el tronco de ella la simiente santa.
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Capítulo 7
7:1
ACONTECIÓ en
los días de Achâz hijo de Jotham, hijo de Uzzías, rey de Judá, que Rezín rey de
Siria, y Peca hijo de Remalías, rey de Israel, subieron á Jerusalem para
combatirla; mas no la pudieron tomar.
7:2
Y vino la
nueva á la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Ephraim. Y
estremeciósele el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los
árboles del monte á causa del viento.
7:3
Entonces dijo
el Altísimo á Isaías: Sal ahora al encuentro de Achâz, tú, y Sear-jasub tu
hijo, al cabo del conducto de la Pesquera de arriba, en el camino de la heredad
del Lavador,
7:4
Y dile:
Guarda, y repósate; no temas, ni se enternezca tu corazón á causa de estos dos
cabos de tizón que humean, por el furor de la ira de Rezín y del Siro, y del
hijo de Remalías.
7:5
Por haber
acordado maligno consejo contra ti el Siro, con Ephraim y con el hijo de
Remalías, diciendo:
7:6
Vamos contra
Judá, y la despertaremos, y la partiremos entre nosotros, y pondremos en medio
de ella por rey al hijo de Tabeel:
7:7
El Señor el
Altísimo dice así: No subsistirá, ni será.
7:8
Porque la
cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rezín: y dentro de sesenta
y cinco años Ephraim será quebrantado hasta dejar de ser pueblo.
7:9
Entretanto la
cabeza de Ephraim es Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Remalías. Si
vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis.
7:10
Y habló más
el Altísimo á Achâz, diciendo:
7:11
Pide para ti
señal de el Altísimo tu Dios, demandándola en lo profundo, ó arriba en lo alto.
7:12
Y respondió
Achâz: No pediré, y no tentaré á el Altísimo.
7:13
Dijo entonces
Isaías: Oid ahora casa de David. ¿Os es poco el ser molestos á los hombres,
sino que también lo seáis á mi Dios?
7:14
Por tanto el
mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y parirá hijo, y
llamará su nombre Emmanuel.
7:15
Comerá
manteca y miel, para que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.
7:16
Porque antes
que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra que tú
aborreces será dejada de sus dos reyes.
7:17
el Altísimo
hará venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días
cuales nunca vinieron desde el día que Ephraim se apartó de Judá, es á saber,
al rey de Asiria.
7:18
Y acontecerá
que aquel día silbará el Altísimo á la mosca que está en el fin de los ríos de
Egipto, y á la abeja que está en la tierra de Asiria.
7:19
Y vendrán, y
se asentarán todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las piedras, y
en todos los zarzales, y en todas las matas.
7:20
En aquel día
raerá el Señor con navaja alquilada, con los que habitan de la otra parte del
río, á saber, con el rey de Asiria, cabeza y pelos de los pies; y aun la barba
también quitará.
7:21
Y acontecerá en
aquel tiempo, que críe un hombre una vaca y dos ovejas;
7:22
Y será que á
causa de la abundancia de leche que darán, comerá manteca: cierto manteca y
miel comerá el que quedare en medio de la tierra.
7:23
Acontecerá
también en aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que valían mil
siclos de plata, será para los espinos y cardos.
7:24
Con saetas y
arco irán allá; porque toda la tierra será espinos y cardos.
7:25
Y á todos los
montes que se cavaban con azada, no llegará allá el temor de los espinos y de
los cardos: mas serán para pasto de bueyes, y para ser hollados de los ganados.
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Capítulo 8
8:1
Y DÍJOME el
Altísimo: Tómate un gran volumen, y escribe en él en estilo de hombre tocante á
Maher-salal-hash-baz.
8:2
Y junté
conmigo por testigos fieles á Urías sacerdote, y á Zacarías hijo de
Jeberechîas.
8:3
Y juntéme con
la profetisa, la cual concibió, y parió un hijo. Y díjome el Altísimo: Ponle
por nombre Maher-salal-hash-baz.
8:4
Porque antes
que el niño sepa decir, Padre mío, y Madre mía, será quitada la fuerza de
Damasco y los despojos de Samaria, en la presencia del rey de Asiria.
8:5
Otra vez
tornó el Altísimo á hablarme, diciendo:
8:6
Por cuanto
desechó este pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y holgóse con
Rezín y con el hijo de Remalías,
8:7
He aquí por
tanto que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, á
saber, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos,
y pasará sobre todas sus riberas:
8:8
Y pasando
hasta Judá, inundará, y sobrepujará, y llegará hasta la garganta; y extendiendo
sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emmanuel.
8:9
Juntaos,
pueblos, y seréis quebrantados; oid todos los que sois de lejanas tierras:
poneos á punto, y seréis quebrantados; apercibíos, y seréis quebrantados.
8:10
Tomad
consejo, y será deshecho; proferid palabra, y no será firme: porque Dios con
nosotros.
8:11
Porque el
Altísimo me dijo de esta manera con mano fuerte, y enseñóme que no caminase por
el camino de este pueblo, diciendo:
8:12
No digáis,
Conjuración, á todas las cosas á que este pueblo dice, Conjuración, ni temáis
lo que temen, ni tengáis miedo.
8:13
A el Altísimo
de los ejércitos, á él santificad: sea él vuestro temor, y él sea vuestro
miedo.
8:14
Entonces él
será por santuario; mas á las dos casas de Israel por piedra para tropezar, y
por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalem.
8:15
Y muchos
tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados: enredaránse, y serán
presos.
8:16
Ata el
testimonio, sella la ley entre mis discípulos.
8:17
Esperaré pues
á el Altísimo, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y á él
aguardaré.
8:18
He aquí, yo y
los hijos que me dió el Altísimo, por señales y prodigios en Israel, de parte
de el Altísimo de los ejércitos que mora en el monte de Sión.
8:19
Y si os
dijeren: Preguntad á los pythones y á los adivinos, que susurran hablando,
responded: ¿No consultará el pueblo á su Dios? ¿Apelará por los vivos á los
muertos?
8:20
¡A la ley y
al testimonio! Si no dijeren conforme á esto, es porque no les ha amanecido.
8:21
Y pasarán por
él fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y
maldecirán á su rey y á su Dios, levantando el rostro en alto.
8:22
Y mirarán á
la tierra, y he aquí tribulación y tiniebla, oscuridad y angustia; y serán
sumidos en las tinieblas.
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Capítulo 9
9:1
AUNQUE no
será esta oscuridad tal como la aflicción que le vino en el tiempo que
livianamente tocaron la primera vez á la tierra de Zabulón, y á la tierra de
Nephtalí; y después cuando agravaron por la vía de la mar, de esa parte del
Jordán, en Galilea de las gentes.
9:2
El pueblo que
andaba en tinieblas vió gran luz: los que moraban en tierra de sombra de
muerte, luz resplandeció sobre ellos.
9:3
Aumentando la
gente, no aumentaste la alegría. Alegraránse delante de ti como se alegran en
la siega, como se gozan cuando reparten despojos.
9:4
Porque tú
quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su exactor,
como en el día de Madián.
9:5
Porque toda
batalla de quien pelea es con estruendo, y con revolcamiento de vestidura en
sangre: mas esto será para quema, y pábulo del fuego.
9:6
Porque un
niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y
llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe
de paz.
9:7
Lo dilatado
de su imperio y la paz no tendrán término, sobre el trono de David, y sobre su
reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora para
siempre. El celo de el Altísimo de los ejércitos hará esto.
9:8
El Señor
envió palabra á Jacob, y cayó en Israel.
9:9
Y la sabrá el
pueblo, todo él, Ephraim y los moradores de Samaria, que con soberbia y con
altivez de corazón dicen:
9:10
Los ladrillos
cayeron, mas edificaremos de cantería; cortaron los cabrahigos, mas cedros
pondremos en su lugar.
9:11
Empero el
Altísimo ensalzará los enemigos de Rezín contra él, y juntará sus enemigos;
9:12
De oriente
los Siros, y los Filisteos de poniente; y con toda la boca se tragarán á
Israel. Ni con todo eso ha cesado su furor, antes todavía su mano extendida.
9:13
Mas el pueblo
no se convirtió al que lo hería, ni buscaron á el Altísimo de los ejércitos.
9:14
Y el Altísimo
cortará de Israel cabeza y cola, ramo y caña en un mismo día.
9:15
El viejo y
venerable de rostro es la cabeza: el profeta que enseña mentira, este es cola.
9:16
Porque los
gobernadores de este pueblo son engañadores; y sus gobernados, perdidos.
9:17
Por tanto, el
Señor no tomará contentamiento en sus mancebos, ni de sus huérfanos y viudas
tendrá misericordia: porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla
despropósitos. Con todo esto no ha cesado su furor, antes todavía su mano
extendida.
9:18
Porque la
maldad se encendió como fuego, cardos y espinas devorará; y encenderáse en lo
espeso de la breña, y serán alzados como humo.
9:19
Por la ira de
el Altísimo de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como
pábulo del fuego: el hombre no tendrá piedad de su hermano.
9:20
Cada uno
hurtará á la mano derecha, y tendrá hambre; y comerá á la izquierda, y no se
hartará: cada cual comerá la carne de su brazo:
9:21
Manasés á
Ephraim, y Ephraim á Manasés, y entrambos contra Judá. Ni con todo esto ha
cesado su furor, antes todavía extendida su mano.
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Capítulo 10
10:1
¡AY de los
que establecen leyes injustas, y determinando prescriben tiranía,
10:2
Por apartar
del juicio á los pobres, y por quitar el derecho á los afligidos de mi pueblo;
por despojar las viudas, y robar los huérfanos!
10:3
¿Y qué haréis
en el día de la visitación? ¿y á quién os acogeréis que os ayude, cuando
viniere de lejos el asolamiento? ¿y en dónde dejaréis vuestra gloria?
10:4
Sin mí se
inclinarán entre los presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha
cesado su furor, antes todavía extendida su mano.
10:5
Oh Assur,
vara y bastón de mi furor: en su mano he puesto mi ira.
10:6
Mandaréle
contra una gente fementida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que
quite despojos, y arrebate presa, y que lo ponga á ser hollado como lodo de las
calles.
10:7
Aunque él no
lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera; sino que su
pensamiento será desarraigar y cortar gentes no pocas.
10:8
Porque él
dice: Mis príncipes ¿no son todos reyes?
10:9
¿No es Calno
como Carchêmis, Hamath como Arphad, y Samaria como Damasco?
10:10
Como halló mi
mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que Jerusalem y Samaria;
10:11
Como hice á
Samaria y á sus ídolos, ¿no haré también así á Jerusalem y á sus ídolos?
10:12
Mas
acontecerá que después que el Señor hubiere acabado toda su obra en el monte de
Sión, y en Jerusalem, visitaré sobre el fruto de la soberbia del corazón del
rey de Asiria, y sobre la gloria de la altivez de sus ojos.
10:13
Porque dijo:
Con la fortaleza de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría; porque he sido
prudente: y quité los términos de los pueblos, y saqué sus tesoros, y derribé
como valientes los que estaban sentados:
10:14
Y halló mi
mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se cogen los huevos dejados,
así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ó abriese
boca y graznase.
10:15
¿Gloriaráse
el hacha contra el que con ella corta? ¿se ensoberbecerá la sierra contra el
que la mueve? como si el bordón se levantase contra los que lo levantan; como
si se levantase la vara: ¿no es leño?
10:16
Por tanto el
Señor el Altísimo de los ejércitos enviará flaqueza sobre sus gordos; y debajo
de su gloria encenderá encendimiento, como ardor de fuego.
10:17
Y la luz de
Israel será por fuego, y su Santo por llama que abrase y consuma en un día sus
cardos y sus espinas.
10:18
La gloria de
su bosque y de su campo fértil consumirá, desde el alma hasta la carne: y
vendrá á ser como abanderado en derrota.
10:19
Y los árboles
que quedaren en su bosque, serán en número que un niño los pueda contar.
10:20
Y acontecerá
en aquel tiempo, que los que hubieren quedado de Israel, y los que hubieren
quedado de la casa de Jacob, nunca más estriben sobre el que los hirió; sino
que se apoyarán con verdad en el Altísimo Santo de Israel.
10:21
Las reliquias
se convertirán, las reliquias de Jacob, al Dios fuerte.
10:22
Porque si tu
pueblo, oh Israel, fuere como las arenas de la mar, las reliquias de él se
convertirán: la destrucción acordada rebosará justicia.
10:23
Pues el Señor
el Altísimo de los ejércitos hará consumación y fenecimiento en medio de la
tierra.
10:24
Por tanto el
Señor el Altísimo de los ejércitos dice así: Pueblo mío, morador de Sión, no
temas de Assur. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, á la manera de
Egipto:
10:25
Mas de aquí á
muy poco tiempo, se acabará el furor y mi enojo, para fenecimiento de ellos.
10:26
Y levantará
el Altísimo de los ejércitos azote contra él, cual la matanza de Madián en la
peña de Oreb: y alzará su vara sobre la mar, según hizo por la vía de Egipto.
10:27
Y acaecerá en
aquel tiempo, que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y
el yugo se empodrecerá por causa de la unción.
10:28
Vino hasta
Ajad, pasó hasta Migrón; en Michmas contará su ejército:
10:29
Pasaron el
vado; alojaron en Geba: Ramá tembló; Gabaa de Saúl huyó.
10:30
Grita en alta
voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anathoth.
10:31
Madmena se
alborotó: los moradores de Gebim se juntarán.
10:32
Aún vendrá
día cuando reposará en Nob: alzará su mano al monte de la hija de Sión, al
collado de Jerusalem.
10:33
He aquí el
Señor el Altísimo de los ejércitos desgajará el ramo con fortaleza: y los de
grande altura serán cortados, y los altos serán humillados.
10:34
Y cortará con
hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con fortaleza.
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Capítulo 11
11:1
Y SALDRÁ una
vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.
11:2
Y reposará
sobre él el espíritu de el Altísimo; espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de el
Altísimo.
11:3
Y harále
entender diligente en el temor de el Altísimo. No juzgará según la vista de sus
ojos, ni argüirá por lo que oyeren sus oídos;
11:4
Sino que
juzgará con justicia á los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la
tierra: y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus
labios matará al impío.
11:5
Y será la
justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de sus riñones.
11:6
Morará el
lobo con el cordero, y el tigre con el cabrito se acostará: el becerro y el
león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.
11:7
La vaca y la
osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja.
11:8
Y el niño de
teta se entretendrá sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá
su mano sobre la caverna del basilisco.
11:9
No harán mal
ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento
de el Altísimo, como cubren la mar las aguas.
11:10
Y acontecerá
en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón á los
pueblos, será buscada de las gentes; y su holganza será gloria.
11:11
Asimismo
acontecerá en aquel tiempo, que el Altísimo tornará á poner otra vez su mano
para poseer las reliquias de su pueblo que fueron dejadas de Assur, y de
Egipto, y de Parthia, y de Etiopía, y de Persia, y de Caldea, y de Amath, y de
las Islas de la mar.
11:12
Y levantará
pendón á las gentes, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los
esparcidos de Judá de los cuatro cantones de la tierra.
11:13
Y se disipará
la envidia de Ephraim, y los enemigos de Judá serán talados. Ephraim no tendrá
envidia contra Judá, ni Judá afligirá á Ephraim;
11:14
Mas volarán
sobre los hombros de los Filisteos al occidente, meterán también á saco á los
de oriente: Edom y Moab les servirán, y los hijos de Ammón les darán
obediencia.
11:15
Y secará el
Altísimo la lengua de la mar de Egipto; y levantará su mano con fortaleza de su
espíritu sobre el río, y herirálo en sus siete brazos, y hará que pasen por él
con zapatos.
11:16
Y habrá
camino para las reliquias de su pueblo, las que quedaron de Assur, de la manera
que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.
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Capítulo 12
12:1
Y DIRÁS en
aquel día: Cantaré á ti, oh el Altísimo: pues aunque te enojaste contra mí, tu
furor se apartó, y me has consolado.
12:2
He aquí Dios
es salud mía; aseguraréme, y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH
el Altísimo, el cual ha sido salud para mí.
12:3
Sacaréis
aguas con gozo de la fuentes de la salud.
12:4
Y diréis en
aquel día: Cantad á el Altísimo, aclamad su nombre, haced célebres en los
pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido.
12:5
Cantad salmos
á el Altísimo; porque ha hecho cosas magníficas: sea sabido esto por toda la
tierra.
12:6
Regocíjate y
canta, oh moradora de Sión: porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.
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Capítulo 13
13:1
CARGA de
Babilonia, que vió Isaías, hijo de Amoz.
13:2
Levantad
bandera sobre un alto monte; alzad la voz á ellos, alzad la mano, para que
entren por puertas de príncipes.
13:3
Yo mandé á
mis santificados, asimismo llamé á mis valientes para mi ira, á los que se
alegran con mi gloria.
13:4
Murmullo de
multitud en los montes, como de mucho pueblo; murmullo de ruido de reinos, de
gentes reunidas: el Altísimo de los ejércitos ordena las tropas de la batalla.
13:5
Vienen de
lejana tierra, de lo postrero de los cielos, el Altísimo y los instrumentos de
su furor, para destruir toda la tierra.
13:6
Aullad,
porque cerca está el día de el Altísimo; vendrá como asolamiento del
Todopoderoso.
13:7
Por tanto, se
enervarán todas la manos, y desleiráse todo corazón de hombre:
13:8
Y se llenarán
de terror; angustias y dolores los comprenderán; tendrán dolores como mujer de
parto; pasmaráse cada cual al mirar á su compañero; sus rostros, rostros de
llamas.
13:9
He aquí el
día de el Altísimo viene, crudo, y de saña y ardor de ira, para tornar la
tierra en soledad, y raer de ella sus pecadores.
13:10
Por lo cual
las estrellas de los cielos y sus luceros no derramarán su lumbre; y el sol se
oscurecerá en naciendo, y la luna no echará su resplandor.
13:11
Y visitaré la
maldad sobre el mundo, y sobre los impíos su iniquidad; y haré que cese la
arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.
13:12
Haré más
precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ophir al hombre.
13:13
Porque haré
estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de
el Altísimo de los ejércitos, y en el día de la ira de su furor.
13:14
Y será que
como corza amontada, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo,
y cada uno huirá á su tierra.
13:15
Cualquiera
que fuere hallado, será alanceado; y cualquiera que á ellos se juntare, caerá á
cuchillo.
13:16
Sus niños
serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y forzadas sus
mujeres.
13:17
He aquí que
yo despierto contra ellos á los Medos, que no curarán de la plata, ni
codiciarán oro.
13:18
Y con arcos
tirarán á los niños, y no tendrán misericordia de fruto de vientre, ni su ojo
perdonará á hijos.
13:19
Y Babilonia,
hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los Caldeos, será como Sodoma
y Gomorra, á las que trastornó Dios.
13:20
Nunca más
será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni hincará
allí tienda el Arabe, ni pastores tendrán allí majada:
13:21
Sino que
dormirán allí bestias fieras, y sus casas se llenarán de hurones, allí
habitarán hijas del buho, y allí saltarán peludos.
13:22
Y en sus
palacios gritarán gatos cervales, y chacales en sus casas de deleite: y abocado
está á venir su tiempo, y sus días no se alargarán.
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Capítulo 14
14:1
PORQUE el
Altísimo tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá á Israel, y les hará
reposar en su tierra: y á ellos se unirán extranjeros, y allegaránse á la
familia de Jacob.
14:2
Y los tomarán
los pueblos, y traeránlos á su lugar: y la casa de Israel los poseerá por
siervos y criadas en la tierra de el Altísimo: y cautivarán á los que los
cautivaron, y señorearán á los que los oprimieron.
14:3
Y será en el
día que el Altísimo te diera reposo de tu trabajo, y de tu temor, y de la dura
servidumbre en que te hicieron servir,
14:4
Que
levantarás esta parábola sobre el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el
exactor, cómo cesó la ciudad codiciosa del oro!
14:5
Quebrantó el
Altísimo el bastón de los impíos, el cetro de los señores;
14:6
Al que con
ira hería los pueblos de llaga permanente, el cual se enseñoreaba de las gentes
con furor, y las perseguía con crueldad.
14:7
Descansó,
sosegó toda la tierra: cantaron alabanza.
14:8
Aun las hayas
se holgaron de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste,
no ha subido cortador contra nosotros.
14:9
El infierno
abajo se espantó de ti; te despertó muertos que en tu venida saliesen á
recibirte, hizo levantar de sus sillas á todos los príncipes de la tierra, á
todos los reyes de las naciones.
14:10
Todos ellos
darán voces, y te dirán: ¿Tú también enfermaste como nosotros, y como nosotros
fuiste?
14:11
Descendió al
sepulcro tu soberbia, y el sonido de tus vihuelas: gusanos serán tu cama, y
gusanos te cubrirán.
14:12
¡Cómo caiste
del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que
debilitabas las gentes.
14:13
Tú que decías
en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto junto á las estrellas de Dios
ensalzaré mi solio, y en el monte del testimonio me sentaré, á los lados del
aquilón;
14:14
Sobre las
alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.
14:15
Mas tú
derribado eres en el sepulcro, á los lados de la huesa.
14:16
Inclinarse
han hacia ti los que te vieren, te considerarán diciendo: ¿Es este aquel varón
que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;
14:17
Que puso el
mundo como un desierto, que asoló sus ciudades; que á sus presos nunca abrió la
cárcel?
14:18
Todos los
reyes de las gentes, todos ellos yacen con honra cada uno en su casa.
14:19
Mas tú echado
eres de tu sepulcro como tronco abominable, como vestido de muertos pasados á
cuchillo, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto
hollado.
14:20
No serás
contado con ellos en la sepultura: porque tú destruiste tu tierra, mataste tu
pueblo. No será nombrada para siempre la simiente de los malignos.
14:21
Aparejad sus
hijos para el matadero por la maldad de sus padres: no se levanten, ni posean
la tierra, é hinchan la haz del mundo de ciudades.
14:22
Porque yo me
levantaré sobre ellos, dice el Altísimo de los ejércitos, y raeré de Babilonia
el nombre y las reliquias, hijo y nieto, dice el Altísimo.
14:23
Y
convertiréla en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con
escobas de destrucción, dice el Altísimo de los ejércitos.
14:24
el Altísimo
de los ejércitos juró, diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he
pensado, y será confirmado como lo he determinado:
14:25
Que
quebrantaré al Asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será
apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro.
14:26
Este es el
consejo que está acordado sobre toda la tierra; y ésta, la mano extendida sobre
todas las gentes.
14:27
Porque el
Altísimo de los ejércitos ha determinado: ¿y quién invalidará? Y su mano
extendida, ¿quién la hará tornar?
14:28
En el año que
murió el rey Achâz fué esta carga:
14:29
No te alegres
tú, Filistea toda, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la
raíz de la culebra saldrá basilisco, y su fruto, ceraste volador.
14:30
Y los
primogénitos de los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán
seguramente: mas yo haré morir de hambre tu raíz, y mataré tus reliquias.
14:31
Aulla, oh
puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú, Filistea: porque humo vendrá
de aquilón, no quedará uno solo en sus asambleas.
14:32
¿Y qué se
responderá á los mensajeros de la gentilidad? Que el Altísimo fundó á Sión, y
que á ella se acogerán los afligidos de su pueblo.
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Capítulo 15
15:1
CARGA de
Moab.
15:2
Subió á
Bayith y á Dibón, lugares altos, á llorar; sobre Nebo y sobre Medeba aullará
Moab: toda cabeza de ella será raída, y toda barba se mesará.
15:3
Ceñiránse de
sacos en sus plazas: en sus terrados y en sus calles aullarán todos,
descendiendo en llanto.
15:4
Hesbón y
Eleale gritarán, hasta Jahas se oirá su voz: por lo que aullarán los armados de
Moab, lamentaráse el alma de cada uno de por sí.
15:5
Mi corazón
dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres
años. Por la cuesta de Luhith subirán llorando, y levantarán grito de
quebrantamiento por el camino de Horonaim.
15:6
Las aguas de
Nimrim serán consumidas, y secaráse la hierba, marchitaránse los retoños, todo
verdor perecerá.
15:7
Por tanto las
riquezas que habrán adquirido, y las que habrán reservado, llevaránlas al
torrente de los sauces.
15:8
Porque el
llanto rodeó los términos de Moab; hasta Eglaim llegó su alarido, y hasta
Beer-elim su clamor.
15:9
Y las aguas
de Dimón se henchirán de sangre: porque yo pondré sobre Dimón añadiduras,
leones á los que escaparen de Moab, y á las reliquias de la tierra.
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Capítulo 16
16:1
ENVIAD
cordero al enseñoreador de la tierra, desde la Piedra del desierto al monte de
la hija de Sión.
16:2
Y será que
cual ave espantada que se huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los
vados de Arnón.
16:3
Reune
consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche: esconde los
desterrados, no entregues á los que andan errantes.
16:4
Moren contigo
mis desterrados, oh Moab; séles escondedero de la presencia del destruidor:
porque el atormentador fenecerá, el destruidor tendrá fin, el hollador será
consumido de sobre la tierra.
16:5
Y dispondráse
trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de
David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia.
16:6
Oído hemos la
soberbia de Moab, por extremo soberbio; su soberbia y su arrogancia, y su
altivez; mas sus mentiras no serán firmes.
16:7
Por tanto
aullará Moab, todo él aullará: gemiréis por los fundamentos de Kir-hareseth, en
gran manera heridos.
16:8
Porque los
campos de Hesbón fueron talados, y las vides de Sibma; señores de gentes
hollaron sus generosos sarmientos; habían llegado hasta Jazer, y extendídose
por el desierto; extendiéronse sus plantas, pasaron la mar.
16:9
Por lo cual
lamentaré con lloro de Jazer la viña de Sibma; embriagarte hé de mis lágrimas,
oh Hesbón y Eleale: porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá la
algazara.
16:10
Quitado es el
gozo y la alegría del campo fértil; en las viñas no cantarán, ni se
regocijarán; no pisará vino en los lagares el pisador: la canción he hecho
cesar.
16:11
Por tanto mis
entrañas sonarán como arpa acerca de Moab, y mi interior en orden á
Kir-hareseth.
16:12
Y acaecerá,
que cuando Moab pareciere que está cansado sobre los altos, entonces vendrá á
su santuario á orar, y no le valdrá.
16:13
Esta es la
palabra que pronunció el Altísimo sobre Moab desde aquel tiempo.
16:14
Empero ahora
el Altísimo ha hablado, diciendo: Dentro de tres años, como años de mozo de
soldada, será abatida la gloria de Moab, con toda su grande multitud: y los
residuos serán pocos, pequeños, y no fuertes.
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Capítulo 17
17:1
CARGA de
Damasco.
17:2
Las ciudades
de Aroer desamparadas, en majadas se tornarán; dormirán allí, y no habrá quien
los espante.
17:3
Y cesará el
socorro de Ephraim, y el reino de Damasco; y lo que quedare de Siria, será como
la gloria de los hijos de Israel, dice el Altísimo de los ejércitos.
17:4
Y será que en
aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y enflaqueceráse la grosura de su
carne.
17:5
Y será como
cuando el segador coge la mies, y con su brazo siega las espigas: será también
como el que coge espigas en el valle de Rephaim.
17:6
Y quedarán en
él rebuscos, como cuando sacuden el aceituno, dos ó tres granos en la punta del
ramo, cuatro ó cinco en sus ramas fructíferas, dice el Altísimo Dios de Israel.
17:7
En aquel día
mirará el hombre á su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel.
17:8
Y no mirará á
los altares que hicieron sus manos, ni mirará á lo que hicieron sus dedos, ni á
los bosques, ni á las imágenes del sol.
17:9
En aquel día
las ciudades de su fortaleza serán como los frutos que quedan en los pimpollos
y en las ramas, las cuales fueron dejadas á causa de los hijos de Israel; y
habrá asolamiento.
17:10
Porque te
olvidaste del Dios de tu salud, y no te acordaste de la roca de tu fortaleza;
por tanto plantarás plantas hermosas, y sembrarás sarmiento extraño.
17:11
El día que
las plantares, las harás crecer, y harás que tu simiente brote de mañana; mas
la cosecha será arrebatada en el día del coger, y del dolor desesperado.
17:12
¡Ay! multitud
de muchos pueblos que harán ruido como estruendo de la mar: y murmullo de
naciones hará alboroto como murmurio de muchas aguas.
17:13
Los pueblos
harán estrépito á manera de ruido de grandes aguas: mas Dios le reprenderá, y
huirá lejos; será ahuyentado como el tamo de los montes delante del viento, y
como el polvo delante del torbellino.
17:14
Al tiempo de
la tarde he aquí turbación; y antes de la mañana ya no es. Esta es la parte de
los que nos huellan, y la suerte de los que nos saquean.
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Capítulo 18
18:1
¡AY de la
tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía;
18:2
Que envía
mensajeros por la mar, y en navíos de junco sobre las aguas! Andad, ligeros
mensajeros, á la gente tirada y repelada, al pueblo asombroso desde su
principio y después; gente harta de esperar y hollada, cuya tierra destruyeron
los ríos.
18:3
Vosotros,
todos los moradores del mundo y habitantes de la tierra, cuando levantará
bandera en los montes, la veréis; y oiréis cuando tocará trompeta.
18:4
Porque el
Altísimo me dijo así: Reposaréme, y miraré desde mi morada, como sol claro
después de la lluvia, como nube de rocío en el calor de la tierra.
18:5
Porque antes
de la siega, cuando el fruto fuere perfecto, y pasada la flor fueren madurando
los frutos, entonces podará con podaderas los ramitos, y cortará y quitará las
ramas.
18:6
Y serán
dejados todos á las aves de los montes, y á las bestias de la tierra; sobre
ellos tendrán el verano las aves, é invernarán todas las bestias de la tierra.
18:7
En aquel
tiempo será traído presente el Altísimo de los ejércitos, el pueblo tirado y repelado,
pueblo asombroso desde su principio y después; gente harta de esperar y
hollada, cuya tierra destruyeron los ríos; al lugar del nombre de el Altísimo
de los ejércitos, al monte de Sión.
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Capítulo 19
19:1
CARGA de
Egipto.
19:2
Y revolveré
Egipcios contra Egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra
su prójimo: ciudad contra ciudad, y reino contra reino.
19:3
Y el espíritu
de Egipto se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y preguntarán
á sus imágenes, á sus mágicos, á sus pythones y á sus adivinos.
19:4
Y entregaré á
Egipto en manos de señor duro; y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el
Señor el Altísimo de los ejércitos.
19:5
Y las aguas
de la mar faltarán, y el río se agotará y secará.
19:6
Y alejaránse
los ríos, se agotarán y secarán las corrientes de los fosos la caña y el
carrizo serán cortados.
19:7
Las verduras
de junto al río, de junto á la ribera del río, y toda sementera del río, se
secarán, se perderán, y no serán.
19:8
Los
pescadores también se entristecerán; y harán duelo todos los que echan anzuelo
en el río, y desfallecerán los que extienden red sobre las aguas.
19:9
Los que
labran lino fino, y los que tejen redes, serán confundidos;
19:10
Porque todas
sus redes serán rotas: y se entristecerán todos los que hacen viveros para
peces.
19:11
Ciertamente
son necios los príncipes de Zoán; el consejo de los prudentes consejeros de
Faraón, se ha desvanecido. ¿Cómo diréis á Faraón: Yo soy hijo de los sabios, é
hijo de los reyes antiguos?
19:12
¿Dónde están
ahora aquellos tus prudentes? Dígante ahora, ó hágante saber qué es lo que el
Altísimo de los ejércitos ha determinado sobre Egipto.
19:13
Hanse
desvanecido los príncipes de Zoán, se han engañado los príncipes de Noph:
engañaron á Egipto las esquinas de sus familias.
19:14
el Altísimo
mezcló espíritu de vahido en medio de él; é hicieron errar á Egipto en toda su
obra, como desatina el borracho en su vómito.
19:15
Y no
aprovechará á Egipto cosa que haga la cabeza ó la cola, el ramo ó el junco.
19:16
En aquel día
serán los Egipcios como mujeres; porque se asombrarán y temerán, en la
presencia de la mano alta de el Altísimo de los ejércitos, que él ha de
levantar sobre ellos.
19:17
Y la tierra
de Judá será de espanto á Egipto; todo hombre que de ella se acordare se
asombrará, por causa del consejo que el Altísimo de los ejércitos acordó sobre
aquél.
19:18
En aquel
tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de
Canaán, y que juren por el Altísimo de los ejércitos: una será llamada la
ciudad Herez.
19:19
En aquel
tiempo habrá altar para el Altísimo en medio de la tierra de Egipto, y el
trofeo de el Altísimo junto á su término.
19:20
Y será por
señal y por testimonio á el Altísimo de los ejércitos en la tierra de Egipto:
porque á el Altísimo clamarán á causa de sus opresores, y él les enviará
salvador y príncipe que los libre.
19:21
Y el Altísimo
será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán á el Altísimo en aquel día;
y harán sacrificio y oblación; y harán votos á el Altísimo, y los cumplirán.
19:22
Y herirá á
Egipto, herirá y sanará; y se convertirán á el Altísimo, y les será clemente, y
los sanará.
19:23
En aquel
tiempo habrá una calzada de Egipto á Asiria, y Asirios entrarán en Egipto, y
Egipcios en Asiria; y los Egipcios servirán con los Asirios á el Altísimo.
19:24
En aquel
tiempo, Israel será tercero con Egipto y con Asiria; será bendición en medio de
la tierra;
19:25
Porque el
Altísimo de los ejércitos los bendecirá, diciendo: Bendito el pueblo mío
Egipto, y el Asirio obra de mis manos, é Israel mi heredad.
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Capítulo 20
20:1
EN el año que
vino Thartán á Asdod, cuando le envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra
Asdod y la tomó;
20:2
En aquel
tiempo habló el Altísimo por Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve, y quita el saco
de tus lomos, y descalza los zapatos de tus pies. E hízolo así, andando desnudo
y descalzo.
20:3
Y dijo el
Altísimo: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres
años, señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía;
20:4
Así llevará
el rey de Asiria la cautividad de Egipto y la transmigración de Etiopía, de
mozos y de viejos, desnuda y descalza, y descubiertas las nalgas para vergüenza
de Egipto.
20:5
Y se turbarán
y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria.
20:6
Y dirá en
aquel día el morador de esta isla: Mirad qué tal fué nuestra esperanza, donde
nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria: ¿y
cómo escaparemos?
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Capítulo 21
21:1
CARGA del
desierto de la mar. así vienen de la tierra horrenda.
21:2
Visión dura
me ha sido mostrada. El prevaricador prevarica, y el destructor destruye. Sube, Persa; cerca,
Medo. Todo su gemido hice cesar.
21:3
Por tanto mis
lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de
mujer de parto: agobiéme oyendo, y al ver heme espantado.
21:4
Pasmóse mi
corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me tornó en
espanto.
21:5
Pon la mesa,
mira del atalaya, come, bebe: levantaos, príncipes, ungid el escudo.
21:6
Porque el
Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que viere.
21:7
Y vió un
carro de un par de caballeros, un carro de asno, y un carro de camello. Luego
miró muy más atentamente.
21:8
Y gritó como
un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches
enteras sobre mi guarda:
21:9
Y he aquí
este carro de hombres viene, un par de caballeros. Después habló, y dijo: Cayó,
cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra.
21:10
Trilla mía, y
paja de mi era: os he dicho lo que oí de el Altísimo de los ejércitos, Dios de
Israel.
21:11
Carga de
Duma. Danme voces de Seir: Guarda, ¿qué de la noche? Guarda, ¿qué de la noche?
21:12
El guarda
respondió: La mañana viene, y después la noche: si preguntareis, preguntad;
volved, venid.
21:13
Carga sobre
Arabia. En el monte tendréis la noche en Arabia, oh caminantes de Dedanim.
21:14
Salid á
encontrar al sediento; llevadle aguas, moradores de tierra de Tema, socorred
con su pan al que huye.
21:15
Porque de la
presencia de las espadas huyen, de la presencia de la espada desnuda, de la
presencia del arco entesado, de la presencia del peso de la batalla.
21:16
Porque así me
ha dicho el Altísimo: De aquí á un año, semejante á años de mozo de soldada, toda
la gloria de Cedar será desecha;
21:17
Y las
reliquias del número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán
apocadas: porque el Altísimo Dios de Israel lo ha dicho.
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Capítulo 22
22:1
CARGA del
valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que toda tú te has subido sobre los
terrados?
22:2
Tú, llena de
alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos á
cuchillo, ni muertos en guerra.
22:3
Todos tus
príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados: todos los que en ti se
hallaron, fueron atados juntamente, aunque lejos se habían huído.
22:4
Por esto
dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la
destrucción de la hija de mi pueblo.
22:5
Porque día es
de alboroto, y de huella, y de fatiga por el Señor el Altísimo de los ejércitos
en el valle de la visión, para derribar el muro, y dar grita al monte.
22:6
Y Elam tomó
aljaba en carro de hombres y de caballeros; y Chîr descubrió escudo.
22:7
Y acaeció que
tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de á caballo acamparon á la
puerta.
22:8
Y desnudó la
cobertura de Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque.
22:9
Y visteis las
roturas de la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas de
la pesquera de abajo.
22:10
Y contasteis
las casas de Jerusalem, y derribasteis casas para fortificar el muro.
22:11
E hicisteis
foso entre los dos muros con las aguas de la pesquera vieja: y no tuvisteis
respeto al que la hizo, ni mirasteis de lejos al que la labró.
22:12
Por tanto el
Señor el Altísimo de los ejércitos llamó en este día á llanto y á endechas, á
mesar y á vestir saco.
22:13
Y he aquí
gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comer carne y beber vino,
diciendo: Comamos y bebamos, que mañana moriremos.
22:14
Esto fué
revelado á mis oídos de parte de el Altísimo de los ejércitos: Que este pecado
no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor el Altísimo de los
ejércitos.
22:15
el Altísimo
de los ejércitos dice así: Ve, entra á este tesorero, á Sebna el mayordomo, y
dile:
22:16
¿Qué tienes
tú aquí, ó á quien tienes tú aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el
que en lugar alto labra su sepultura, ó el que esculpe para sí morada en una
peña?
22:17
He aquí que
el Altísimo te trasportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el
rostro.
22:18
Te echará á
rodar con ímpetu, como á bola por tierra larga de términos: allá morirás, y
allá estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor.
22:19
Y arrojarte
he de tu lugar, y de tu puesto te empujaré.
22:20
Y será que,
en aquel día, llamaré á mi siervo Eliacim, hijo de Hilcías;
22:21
Y vestirélo
de tus vestiduras, y le fortaleceré con tu talabarte, y entregaré en sus manos
tu potestad; y será padre al morador de Jerusalem, y á la casa de Judá.
22:22
Y pondré la
llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará,
y nadie abrirá.
22:23
E hincarélo
como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra á la casa de su padre.
22:24
Y colgarán de
él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los
vasos menores, desde los vasos de beber hasta todos los instrumentos de música.
22:25
En aquel día,
dice el Altísimo de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será
quitado, y será quebrado y caerá; y la carga que sobre él se puso, se echará á
perder; porque el Altísimo habló.
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Capítulo 23
23:1
CARGA de
Tiro.
23:2
Callad,
moradores de la isla, mercader de Sidón, que pasando la mar te henchían.
23:3
Su provisión
era de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del
río. Fué también feria de gentes.
23:4
Avergüénzate,
Sidón, porque la mar, la fortaleza de la mar habló, diciendo: Nunca estuve de
parto, ni parí, ni crié mancebos, ni levanté vírgenes.
23:5
En llegando
la fama á Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro.
23:6
Pasaos á
Tarsis; aullad, moradores de la isla.
23:7
¿No era ésta
vuestra ciudad alegre, su antigüedad de muchos días? Sus pies la llevarán á
peregrinar lejos.
23:8
¿Quién
decretó esto sobre Tiro la coronada, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos
mercaderes eran los nobles de la tierra?
23:9
el Altísimo
de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria; y para
abatir todos los ilustres de la tierra.
23:10
Pasa cual río
de tu tierra, oh hija de Tarsis; porque no tendrás ya más fortaleza.
23:11
Extendió su
mano sobre la mar, hizo temblar los reinos: el Altísimo mandó sobre Canaán que
sus fuerzas sean debilitadas.
23:12
Y dijo: No te
alegrarás más, oh tú, oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar á
Chîttim; y aun allí no tendrás reposo.
23:13
Mira la
tierra de los Caldeos; este pueblo no era; Assur la fundó para los que
habitaban en el desierto: levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios;
él la convirtió en ruinas.
23:14
Aullad, naves
de Tarsis; porque destruída es vuestra fortaleza.
23:15
Y acontecerá
en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un
rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera.
23:16
Toma arpa, y
rodea la ciudad, oh ramera olvidada: haz buena melodía, reitera la canción,
porque tornes en memoria.
23:17
Y acontecerá,
que al fin de los setenta años visitará el Altísimo á Tiro: y tornaráse á su
ganancia, y otra vez fornicará con todos los reinos de la tierra sobre la haz
de la tierra.
23:18
Mas su
negociación y su ganancia será consagrada á el Altísimo: no se guardará ni se
atesorará, porque su negociación será para los que estuvieren delante de el
Altísimo, para que coman hasta hartarse, y vistan honradamente.
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Capítulo 24
24:1
HE aquí que
el Altísimo vacía la tierra, y la desnuda, y trastorna su haz, y hace esparcir
sus moradores.
24:2
Y será como
el pueblo, tal el sacerdote; como el siervo, tal su señor; como la criada, tal
su señora; tal el que compra, como el que vende; tal el que da emprestado, como
el que toma prestado; tal el que da á logro, como el que lo recibe.
24:3
Del todo será
vaciada la tierra, y enteramente saqueada; porque el Altísimo ha pronunciado
esta palabra.
24:4
Destruyóse,
cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la
tierra.
24:5
Y la tierra
se inficionó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el
derecho, rompieron el pacto sempiterno.
24:6
Por esta
causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por
esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y se disminuyeron los
hombres.
24:7
Perdióse el
vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.
24:8
Cesó el
regocijo de los panderos, acabóse el estruendo de los que se huelgan, paró la
alegría del arpa.
24:9
No beberán
vino con cantar: la bebida será amarga á los que la bebieren.
24:10
Quebrantada
está la ciudad de la vanidad; toda casa se ha cerrado, porque no entre nadie.
24:11
Voces sobre
el vino en las plazas; todo gozo su oscureció, desterróse la alegría de la
tierra.
24:12
En la ciudad
quedó soledad, y con asolamiento fué herida la puerta.
24:13
Porque así
será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como aceituno sacudido,
como rebuscos acabada la vendimia.
24:14
Estos alzarán
su voz, cantarán gozosos en la grandeza de el Altísimo, desde la mar darán
voces.
24:15
Glorificad
por esto á el Altísimo en los valles: en islas de la mar sea nombrado el
Altísimo Dios de Israel.
24:16
De lo
postrero de la tierra oímos salmos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi flaqueza,
mi flaqueza, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con
prevaricación de desleales.
24:17
Terror y sima
y lazo sobre ti, oh morador de la tierra.
24:18
Y acontecerá
que el que huirá de la voz del terror, caerá en la sima; y el que saliere de en
medio de la sima, será preso del lazo: porque de lo alto se abrieron ventanas,
y temblarán los fundamentos de la tierra.
24:19
Quebrantaráse
del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será
la tierra conmovida.
24:20
Temblará la
tierra vacilando como un borracho, y será removida como una choza; y agravaráse
sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.
24:21
Y acontecerá
en aquel día, que el Altísimo visitará sobre el ejército sublime en lo alto, y
sobre los reyes de la tierra que hay sobre la tierra.
24:22
Y serán
amontonados como se amontonan encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán
encerrados, y serán visitados después de muchos días.
24:23
La luna se
avergonzará, y el sol se confundirá, cuando el Altísimo de los ejércitos
reinare en el monte de Sión, y en Jerusalem, y delante de sus ancianos fuere
glorioso.
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Capítulo 25
25:1
el Altísimo,
tú eres mi Dios: te ensalzaré, alabaré tu nombre; porque has hecho maravillas,
los consejos antiguos, la verdad firme.
25:2
Que tornaste
la ciudad en montón, la ciudad fuerte en ruina: el alcázar de los extraños que
no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedeficada.
25:3
Por esto te
dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas.
25:4
Porque fuiste
fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, amparo contra el
turbión, sombra contra el calor: porque el ímpetu de los violentos es como
turbión contra frontispicio.
25:5
Como el calor
en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo
de nube, harás marchitar el pimpollo de los robustos.
25:6
Y el Altísimo
de los ejércitos hará en este monte á todos los pueblos convite de engordados,
convite de purificados, de gruesos tuétanos, de purificados líquidos.
25:7
Y deshará en
este monte la máscara de la cobertura con que están cubiertos todos los
pueblos, y la cubierta que está extendida sobre todas las gentes.
25:8
Destruirá á
la muerte para siempre; y enjugará el Señor toda lágrima de todos los rostros:
y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra: porque el Altísimo lo ha
dicho.
25:9
Y se dirá en
aquel día: He aquí este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste
es el Altísimo á quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su
salud.
25:10
Porque la
mano de el Altísimo reposará en este monte, y Moab será trillado debajo de él,
como es trillada la paja en el muladar.
25:11
Y extenderá
su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar: y abatirá
su soberbia con los miembros de sus manos:
25:12
Y allanará la
fortaleza de tus altos muros: la humillará y echará á tierra, hasta el polvo.
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Capítulo 26
26:1
EN aquel día
cantarán este cantar en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos: salud puso Dios
por muros y antemuro.
26:2
Abrid las
puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.
26:3
Tú le
guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha
confiado.
26:4
Confiad en el
Altísimo perpetuamente: porque en el Señor el Altísimo está la fortaleza de los
siglos.
26:5
Porque
derribó los que moraban en lugar sublime: humilló la ciudad ensalzada,
humillóla hasta la tierra, derribóla hasta el polvo.
26:6
Hollarála
pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos.
26:7
El camino del
justo es rectitud: Tú, Recto, pesas el camino del justo.
26:8
También en el
camino de tus juicios, oh el Altísimo, te hemos esperado: á tu nombre y á tu
memoria es el deseo del alma.
26:9
Con mi alma
te he deseado en la noche; y en tanto que me durare el espíritu en medio de mí,
madrugaré á buscarte: porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los
moradores del mundo aprenden justicia.
26:10
Alcanzará
piedad el impío, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad,
y no mirará á la majestad de el Altísimo.
26:11
el Altísimo,
bien que se levante tu mano, no ven: verán al cabo, y se avergonzarán los que
envidian á tu pueblo; y á tus enemigos fuego los consumirá.
26:12
el Altísimo,
tú nos depararás paz; porque también obraste en nosotros todas nuestras obras.
26:13
el Altísimo
Dios nuestro, señores se han enseñoreado de nosotros fuera de ti; mas en ti
solamente nos acordaremos de tu nombre.
26:14
Muertos son,
no vivirán: han fallecido, no resucitarán: porque los visitaste, y destruiste,
y deshiciste toda su memoria.
26:15
Añadiste al
pueblo, oh el Altísimo, añadiste al pueblo: hicístete glorioso: extendíste lo
hasta todos los términos de la tierra.
26:16
el Altísimo,
en la tribulación te buscaron: derramaron oración cuando los castigaste.
26:17
Como la
preñada cuando se acerca el parto gime, y da gritos con sus dolores, así hemos
sido delante de ti, oh el Altísimo.
26:18
Concebimos,
tuvimos dolores de parto, parimos como viento: salud ninguna hicimos en la
tierra, ni cayeron los moradores del mundo.
26:19
Tus muertos
vivirán; junto con mi cuerpo muerto resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores
del polvo! porque tu rocío, cual rocío de hortalizas; y la tierra echará los
muertos.
26:20
Anda, pueblo
mío, éntrate en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un
poquito, por un momento, en tanto que pasa la ira.
26:21
Porque he
aquí que el Altísimo sale de su lugar, para visitar la maldad del morador de la
tierra contra él; y la tierra descubrirá sus sangres, y no más encubrirá sus
muertos.
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Capítulo 27
27:1
EN aquel día
el Altísimo visitará con su espada dura, grande y fuerte, sobre leviathán,
serpiente rolliza, y sobre leviathán serpiente retuerta; y matará al dragón que
está en la mar.
27:2
En aquel día
cantad de la viña del vino rojo.
27:3
Yo el
Altísimo la guardo, cada momento la regaré; guardaréla de noche y de día,
porque nadie la visite.
27:4
No hay en mí
enojo. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinas y cardos? Yo los hollaré,
quemarélos juntamente.
27:5
¿O forzará
alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz, sí, haga paz conmigo.
27:6
Días vendrán
cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la haz del
mundo se henchirá de fruto.
27:7
¿Acaso ha
sido herido como quien lo hirió? ¿ó ha sido muerto como los que lo mataron?
27:8
Con medida la
castigarás en sus vástagos. El reprime su recio viento en el día del aire
solano.
27:9
De esta
manera pues será purgada la iniquidad de Jacob; y éste será todo el fruto, la
remoción de su pecado, cuando tornare todas las piedras del altar como piedras
de cal desmenuzadas, y no se levantarán los bosques, ni las imágenes del sol.
27:10
Porque la
ciudad fortalecida será asolada, la morada será desamparada y dejada como un
desierto: allí se apacentará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus
ramas.
27:11
Cuando sus
ramas se secaren, serán quebradas; mujeres vendrán á encenderlas: porque aquél
no es pueblo de entendimiento; por tanto su Hacedor no tendrá de él
misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó.
27:12
Y acontecerá
en aquel día, que herirá el Altísimo desde el álveo del río hasta el torrente
de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno á uno.
27:13
Acontecerá
también en aquel día, que se tañerá con gran trompeta, y vendrán los que habían
sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido echados en tierra
de Egipto, y adorarán á el Altísimo en el monte santo, en Jerusalem.
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Capítulo 28
28:1
¡AY de la
corona de soberbia, de los ebrios de Ephraim, y de la flor caduca de la
hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los
aturdidos del vino!
28:2
He aquí el
Altísimo tiene un fuerte y poderoso: como turbión de granizo y como torbellino
trastornador; como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba á
tierra.
28:3
Con los pies
será hollada la corona de soberbia de los borrachos de Ephraim;
28:4
Y será la
flor caduca de la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle
fértil, como la fruta temprana, la primera del verano, la cual, en viéndola el
que la mira, se la traga tan luego como la tiene á mano.
28:5
En aquel día
el Altísimo de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura á
las reliquias de su pueblo;
28:6
Y por
espíritu de juicio al que se sentare en juicio, y por fortaleza á los que harán
tornar la batalla hasta la puerta.
28:7
Mas también
éstos erraron con el vino; y con la sidra se entontecieron; el sacerdote y el
profeta erraron con la sidra, fueron trastornados del vino, aturdiéronse con la
sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio.
28:8
Porque todas
las mesas están llenas de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio.
28:9
¿A quién se
enseñará ciencia, ó á quién se hará entender doctrina? ¿A los quitados de la
leche? ¿á los arrancados de los pechos?
28:10
Porque
mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón,
línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá:
28:11
Porque en
lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará á este pueblo,
28:12
A los cuales
él dijo: Este es el reposo: dad reposo al cansado; y éste es el refrigerio: mas
no quisieron oir.
28:13
La palabra
pues de el Altísimo les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre
mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito
allá; que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, y enlazados, y
presos.
28:14
Por tanto,
varones burladores, que estáis enseñoreados sobre este pueblo que está en
Jerusalem, oid la palabra de el Altísimo.
28:15
Porque habéis
dicho: Concierto tenemos hecho con la muerte, é hicimos acuerdo con la
sepultura; cuando pasare el turbión del azote, no llegará á nosotros, pues que
hemos puesto nuestra acogida en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos:
28:16
Por tanto, el
Señor el Altísimo dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de
fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable: el que creyere, no se
apresure.
28:17
Y ajustaré el
juicio á cordel, y á nivel la justicia; y granizo barrerá la acogida de la
mentira, y aguas arrollarán el escondrijo.
28:18
Y será
anulado vuestro concierto con la muerte, y vuestro acuerdo con el sepulcro no
será firme: cuando pasare el turbión del azote, seréis de él hollados.
28:19
Luego que
comenzare á pasar, él os arrebatará; porque de mañana de mañana pasará, de día
y de noche; y será que el espanto solamente haga entender lo oído.
28:20
Porque la
cama es tan angosta que no basta, y la cubierta estrecha para recoger.
28:21
Porque el
Altísimo se levantará como en el monte Perasim, como en el valle de Gabaón se
enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su
extraña operación.
28:22
Ahora pues,
no os burléis, porque no se aprieten más vuestras ataduras: porque consumación
y acabamiento sobre toda la tierra he oído del Señor el Altísimo de los
ejércitos.
28:23
Estad
atentos, y oid mi voz; estad atentos, y oid mi dicho.
28:24
El que ara
para sembrar, ¿arará todo el día; romperá y quebrará los terrones de la tierra?
28:25
Después que
hubiere igualado su superficie, ¿no derramará la neguilla, sembrará el comino,
pondrá el trigo por su orden, y la cebada en su señal, y la avena en su
término?
28:26
Porque su
Dios le instruye, y le enseña á juicio.
28:27
Que la
neguilla no se trillará con trillo, ni sobre el comino rodará rueda de carreta;
sino que con un palo se sacude la neguilla, y el comino con una vara.
28:28
El pan se
trilla; mas no siempre lo trillará, ni lo comprimirá con la rueda de su
carreta, ni lo quebrantará con los dientes de su trillo.
28:29
También esto
salió de el Altísimo de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y
engrandecer la sabiduría.
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Capítulo 29
29:1
¡AY de Ariel,
ciudad donde habitó David! Añadid un año á otro, mátense víctimas.
29:2
Mas yo pondré
á Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será á mí como Ariel.
29:3
Porque
asentaré campo contra ti en derredor, y te combatiré con ingenios, y levantaré
contra ti baluartes.
29:4
Entonces
serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será
tu voz de la tierra como de pythón, y tu habla susurrará desde el polvo.
29:5
Y la
muchedumbre de tus extranjeros será como polvo menudo, y la multitud de los
fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento.
29:6
De el
Altísimo de los ejércitos serás visitada con truenos y con terremotos y con
gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor.
29:7
Y será como
sueño de visión nocturna la multitud de todas las gentes que pelearán contra
Ariel, y todos los que pelearán contra ella y sus ingenios, y los que la
pondrán en apretura.
29:8
Y será como
el que tiene hambre y sueña, y parece que come; mas cuando despierta, su alma
está vacía; ó como el que tiene sed y sueña, y parece que bebe; mas cuando se
despierta, hállase cansado, y su alma sedienta: así será la multitud de todas
las gentes que pelearán contra el monte de Sión.
29:9
Deteneos y
maravillaos; ofuscaos y cegad; embriagaos, y no de vino; titubead, y no de
sidra.
29:10
Porque el
Altísimo extendió sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró vuestros ojos:
cubrió vuestros profetas, y vuestros principales videntes.
29:11
Y os será
toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer,
y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado.
29:12
Y si se diere
el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dira: No sé leer.
29:13
Dice pues el
Señor: Porque este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honra,
mas su corazón alejó de mí, y su temor para conmigo fué enseñado por
mandamiento de hombres:
29:14
Por tanto, he
aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio
grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se
desvanecerá la prudencia de sus prudentes.
29:15
¡Ay de los
que se esconden de el Altísimo, encubriendo el consejo, y sus obras son en
tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?
29:16
Vuestra
subversión ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿La obra dirá
de su hacedor, No me hizo; y dirá el vaso de aquel que lo ha formado, No
entendió?
29:17
¿No será
tornado de aquí á muy poco tiempo el Líbano en Carmelo, y el Carmelo será
estimado por bosque?
29:18
Y en aquel
tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán
en medio de la oscuridad y de las tinieblas.
29:19
Entonces los
humildes crecerán en alegría en el Altísimo, y los pobres de los hombres se
gozarán en el Santo de Israel.
29:20
Porque el
violento será acabado, y el escarnecedor será consumido: serán talados todos
los que madrugaban á la iniquidad.
29:21
Los que
hacían pecar al hombre en palabra; los que armaban lazo al que reprendía en la
puerta, y torcieron lo justo en vanidad.
29:22
Por tanto, el
Altísimo que redimió á Abraham, dice así á la casa de Jacob: No será ahora
confundido Jacob, ni su rostro se pondrá pálido;
29:23
Porque verá á
sus hijos, obra de mis manos en medio de sí, que santificarán mi nombre; y
santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel.
29:24
Y los errados
de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.
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Capítulo 30
30:1
¡AY de los
hijos que se apartan, dice el Altísimo, para tomar consejo, y no de mí; para
cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado á pecado!
30:2
Pártense para
descender á Egipto, y no han preguntado mi boca; para fortificarse con la
fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto.
30:3
Mas la
fortaleza de Faraón se os tornará en vergüenza, y el amparo en la sombra de
Egipto en confusión.
30:4
Cuando
estarán sus príncipes en Zoán, y sus embajadores habrán llegado á Hanes,
30:5
Se
avergonzarán todos del pueblo que no les aprovechará, ni los socorrerá, ni les
traerá provecho; antes les será para vergüenza, y aun para oprobio.
30:6
Carga de las
bestias del mediodía: Por tierra de tribulacion y de angustia, de donde salen
la leona y el leon, la vibora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de
jumentos sus riquezas, y sus tesoros sobre corcovas de camellos, a un pueblo
que no les será de provecho.
30:7
Ciertamente
Egipto en vano é inútilmente dará ayuda; por tanto yo le dí voces, que su
fortaleza sería estarse quietos.
30:8
Ve pues
ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y asiéntala en un
libro, para que quede hasta el postrero día, para siempre por todos los siglos.
30:9
Que este
pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oir la ley de el
Altísimo;
30:10
Que dicen á
los videntes: No veáis; y á los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos
cosas halagüeñas, profetizad mentiras;
30:11
Dejad el
camino, apartaos de la senda, haced cesar de nuestra presencia al Santo de
Israel.
30:12
Por tanto el
Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en
violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado;
30:13
Por tanto os
será este pecado como pared abierta que se va á caer, y como corcova en alto
muro, cuya caída viene súbita y repentinamente.
30:14
Y quebrarálo
como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen menuzos;
tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, ó
para coger agua de la poza.
30:15
Porque así
dijo el Señor el Altísimo, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis
salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis,
30:16
Sino que
dijisteis: No, antes huiremos en caballos: por tanto vosotros huiréis. Sobre
ligeros cabalgaremos: por tanto serán ligeros vuestros perseguidores.
30:17
Un millar
huirá á la amenaza de uno; á la amenaza de cinco huiréis vosotros todos; hasta
que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre cabezo.
30:18
Empero el
Altísimo esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto será ensalzado
teniendo de vosotros misericordia: porque el Altísimo es Dios de juicio:
bienaventurados todos los que le esperan.
30:19
Ciertamente
el pueblo morará en Sión, en Jerusalem: nunca más llorarás; el que tiene
misericordia se apiadará de ti; en oyendo la voz de tu clamor te responderá.
30:20
Bien que os
dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus enseñadores
nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán tus enseñadores.
30:21
Entonces tus
oídos oirán á tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y
no echéis á la mano derecha, ni tampoco torzáis á la mano izquierda.
30:22
Entonces
profanarás la cobertura de tus esculturas de plata, y la vestidura de tu
vaciadizo de oro: las apartarás como trapo de menstruo: ¡Sal fuera! les dirás.
30:23
Entonces dará
el Señor lluvia á tu sementera, cuando la tierra sembrares; y pan del fruto de
la tierra; y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán
apacentados en anchas dehesas.
30:24
Tus bueyes y
tus asnos que labran la tierra, comerán grano limpio, el cual será aventado con
pala y criba.
30:25
Y sobre todo
monte alto, y sobre todo collado subido, habrá ríos y corrientes de aguas el
día de la gran matanza, cuando caerán las torres.
30:26
Y la luz de
la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la
luz de siete días, el día que soldará el Altísimo la quebradura de su pueblo, y
curará la llaga de su herida.
30:27
He aquí que
el nombre de el Altísimo viene de lejos: su rostro encendido, y grave de
sufrir; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume;
30:28
Y su aliento,
cual torrente que inunda: llegará hasta el cuello, para zarandear las gentes
con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos,
haciéndo les errar.
30:29
Vosotros
tendréis canción, como en noche en que se celebra pascua; y alegría de corazón,
como el que va con flauta para venir al monte de el Altísimo, al Fuerte de
Israel.
30:30
Y el Altísimo
hará oir su voz potente, y hará ver el descender de su brazo, con furor de
rostro, y llama de fuego consumidor; con dispersión, con avenida, y piedra de
granizo.
30:31
Porque Assur
que hirió con palo, con la voz de el Altísimo será quebrantado.
30:32
Y en todo
paso habrá madero fundado, que el Altísimo hará hincar sobre él con tamboriles
y vihuelas, cuando con batallas de altura peleará contra ellos.
30:33
Porque Topheth
ya de tiempo está diputada y aparejada para el rey, profunda y ancha; cuyo foco
es de fuego, y mucha leña; el soplo de el Altísimo, como torrente de azufre, la
enciende.
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Capítulo 31
31:1
¡AY de los
que descienden á Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen
en carros, porque son muchos, y en caballeros, porque son valientes; y no
miraron al Santo de Israel, ni buscaron á el Altísimo!
31:2
Mas él
también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Levantaráse pues
contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los obradores de
iniquidad.
31:3
Y los
Egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu: de manera
que en extendiendo el Altísimo su mano, caerá el ayudador, y caerá el ayudado,
y todos ellos desfallecerán á una.
31:4
Porque el
Altísimo me dijo á mí de esta manera: Como el león y el cachorro del león brama
sobre su presa, y si se llega contra él cuadrilla de pastores, no temerá por
sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos: así el Altísimo de los
ejércitos descenderá á pelear por el monte de Sión, y por su collado.
31:5
Como las aves
que vuelan, así amparará el Altísimo de los ejércitos á Jerusalem, amparando,
librando, pasando, y salvando.
31:6
Convertíos á
aquel contra quien los hijos de Israel profundamente se rebelaron.
31:7
Porque en
aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata, y sus ídolos de oro, que para
vosotros han hecho vuestras manos pecadoras.
31:8
Entonces
caerá el Assur por cuhillo, no de varón; y consumirálo espada, no de hombre; y
huirá de la presencia de la espada, y sus mancebos serán tributarios.
31:9
Y de miedo
pasará su fortaleza y sus príncipes tendrán pavor de la bandera, dice el
Altísimo, cuyo fuego está en Sión, y su horno en Jerusalem.
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Capítulo 32
32:1
HE aquí que
en justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.
32:2
Y será aquel
varón como escondedero contra el viento, y como acogida contra el turbión; como
arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra
calurosa.
32:3
No se
ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán
atentos.
32:4
Y el corazón
de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos será
desenvuelta para hablar claramente.
32:5
El mezquino
nunca más será llamado liberal, ni será dicho generoso el avariento.
32:6
Porque el
mezquino hablará mezquindades, y su corazón fabricará iniquidad, para hacer la
impiedad y para hablar escarnio contra el Altísimo, dejando vacía el alma
hambrienta, y quitando la bebida al sediento.
32:7
Cierto los
avaros malas medidas tienen: él maquina pensamientos para enredar á los simples
con palabras cautelosas, y para hablar en juicio contra el pobre.
32:8
Mas el
liberal pensará liberalidades, y por liberalidades subirá.
32:9
Mujeres
reposadas, levantaos, oid mi voz; confiadas, escuchad mi razón.
32:10
Días y años
tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no
acudirá.
32:11
Temblad, oh
reposadas; turbaos, oh confiadas: despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con
saco.
32:12
Sobre los
pechos lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil.
32:13
Sobre la
tierra de mi pueblo subirán espinas y cardos; y aun sobre todas las casas de
placer en la ciudad de alegría.
32:14
Porque los
palacios serán desiertos, la multitud de la ciudad cesará: las torres y
fortalezas se tornarán cuevas para siempre, donde huelguen asnos monteses, y
ganados hagan majada:
32:15
Hasta que
sobre nosotros sea derramado espíritu de lo alto, y el desierto se torne en
campo labrado, y el campo labrado sea estimado por bosque.
32:16
Y habitará el
juicio en el desierto, y en el campo labrado asentará la justicia.
32:17
Y el efecto
de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para
siempre.
32:18
Y mi pueblo
habitará en morada de paz, y en habitaciones seguras, y en recreos de reposo.
32:19
Y el granizo,
cuando descendiere será en los montes; y la ciudad será del todo abatida.
32:20
Dichosos
vosotros los que sembráis sobre todas aguas, y metéis en ellas el pie de buey y
de asno.
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Capítulo 33
33:1
¡AY de ti, el
que saqueas, y nunca fuiste saqueado; el que haces deslealtad, bien que nadie
contra ti la hizo! Cuando acabares de saquear, serás tú saqueado; y cuando
acabares de hacer deslealtad, haráse contra ti.
33:2
Oh el
Altísimo, ten misericordia de nosotros, á ti hemos esperado: tú, brazo de ellos
en la mañana, sé también nuestra salud en tiempo de la tribulación.
33:3
Los pueblos
huyeron á la voz del estruendo; las gentes fueron esparcidas por tus
levantamientos.
33:4
Mas vuestra
presa será cogida como cuando cogen las orugas: correrá sobre ellos como de una
á otra parte corren las langostas.
33:5
Será
ensalzado el Altísimo, el cual mora en las alturas: llenó á Sión de juicio y de
justicia.
33:6
Y reinarán en
tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y la fuerza de la salvación: el temor de
el Altísimo será su tesoro.
33:7
He aquí que
sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente.
33:8
Las calzadas
están desechas, cesaron los caminantes: anulado ha la alianza, aborreció las
ciudades, tuvo en nada los hombres.
33:9
Enlutóse,
enfermó la tierra: el Líbano se avergonzó, y fué cortado: hase tornado Sarón
como desierto; y Basán y Carmel fueron sacudidos.
33:10
Ahora me
levantaré, dice el Altísimo; ahora seré ensalzado, ahora seré engrandecido.
33:11
Concebisteis
hojarascas, aristas pariréis: el soplo de vuestro fuego os consumirá.
33:12
Y los pueblos
serán como cal quemada: como espinas cortadas serán quemados con fuego.
33:13
Oid, los que
estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los cercanos, conoced mi potencia.
33:14
Los pecadores
se asombraron en Sión, espanto sobrecogió á los hipócritas. ¿Quién de nosotros
morará con el fuego consumidor? ¿quién de nosotros habitará con las llamas
eternas?
33:15
El que camina
en justicia, y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el
que sacude sus manos por no recibir cohecho, el que tapa su oreja por no oir
sangres, el que cierra sus ojos por no ver cosa mala:
33:16
Este habitará
en las alturas: fortalezas de rocas serán su lugar de acogimiento; se le dará
su pan, y sus aguas serán ciertas.
33:17
Tus ojos
verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos.
33:18
Tu corazón
imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador? ¿qué del
que pone en lista las casas más insignes?
33:19
No verás á
aquel pueblo espantable, pueblo de lengua oscura de entender, de lengua
tartamuda que no comprendas.
33:20
Mira á Sión,
ciudad de nuestras solemnidades: tus ojos verán á Jerusalem, morada de quietud,
tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de
sus cuerdas será rota.
33:21
Porque
ciertamente allí será el Altísimo para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de
arroyos muy anchos, por el cual no andará galera, ni por él pasará grande
navío.
33:22
Porque el
Altísimo es nuestro juez, el Altísimo es nuestro legislador, el Altísimo es
nuestro Rey, él mismo nos salvará.
33:23
Tus cuerdas
se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela: repartiráse
entonces presa de muchos despojos: los cojos arrebatarán presa.
33:24
No dirá el
morador: Estoy enfermo: el pueblo que morare en ella será absuelto de pecado.
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Capítulo 34
34:1
GENTES,
allegaos á oir; y escuchad, pueblos. Oiga la tierra y lo que la hinche, el
mundo y todo lo que él produce.
34:2
Porque el
Altísimo está airado sobre todas las gentes, é irritado sobre todo el ejército
de ellas: destruirálas y entregarálas al matadero por la sangre de ellos.
34:3
Y los muertos
de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes
se desleirán por la sangre de ellos.
34:4
Y todo el
ejército de los cielos se corromperá, y plegarse han los cielos como un libro:
y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de
la higuera.
34:5
Porque en los
cielos se embriagará mi espada: he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y
sobre el pueblo de mi anatema.
34:6
Llena está de
sangre la espada de el Altísimo, engrasada está de grosura, de sangre de
corderos y de cabritos, de grosura de riñones de carneros: porque el Altísimo
tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom.
34:7
Y con ellos
vendrán abajo unicornios, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de
sangre, y su polvo se engrasará de grosura.
34:8
Porque es día
de venganza de el Altísimo, año de retribuciones en el pleito de Sión.
34:9
Y sus arroyos
se tornarán en pez, y su polvo en azufre, y su tierra en pez ardiente.
34:10
No se apagará
de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo: de generación en generación
será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella.
34:11
Y la poseerán
el pelícano y el mochuelo, la lechuza y el cuervo morarán en ella: y extenderáse
sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento.
34:12
Llamarán á
sus príncipes, príncipes sin reino: y todos sus grandes serán nada.
34:13
En sus
alcázares crecerán espinas, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán
morada de chacales, patio para los pollos de los avestruces.
34:14
Y las bestias
monteses se encontrarán con los gatos cervales, y el peludo gritará á su
compañero: la lamia también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo.
34:15
Allí anidará
el cuclillo, conservara sus huevos, y sacará sus pollos, y juntarálos debajos
de sus alas: también se ayuntarán allí buitres, cada uno con su compañera.
34:16
Inquirid en
el libro de el Altísimo, y leed si faltó alguno de ellos: ninguno faltó con su
compañera; porque su boca mandó y reuniólos su mismo espíritu.
34:17
Y él les echó
las suertes, y su mano les repartió con cordel: para siempre la tendrán por
heredad, de generación en generación morarán allí.
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Capítulo 35
35:1
ALEGRARSE han
el desierto y la soledad: el yermo se gozará, y florecerá como la rosa.
35:2
Florecerá
profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo: la gloria del Líbano
le será dada, la hermosura de Carmel y de Sarón. Ellos verán la gloria de el
Altísimo, la hermosura del Dios nuestro.
35:3
Confortad á
las manos cansadas, roborad las vacilantes rodillas.
35:4
Decid á los
de corazón apocado: Confortaos, no temáis: he aquí que vuestro Dios viene con
venganza, con pago: el mismo Dios vendrá, y os salvará.
35:5
Entonces los
ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.
35:6
Entonces el
cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán
cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.
35:7
El lugar seco
será tornado en estanque, y el secadal en manaderos de aguas; en la habitación
de chacales, en su cama, será lugar de cañas y de juncos.
35:8
Y habrá allí
calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará por él inmundo;
y habrá para ellos en él quien los acompañe, de tal manera que los insensatos
no yerren.
35:9
No habrá allí
león, ni bestia fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los
redimidos.
35:10
Y los
redimidos de el Altísimo volverán, y vendrán á Sión con alegría; y gozo
perpetuo será sobre sus cabezas: y retendrán el gozo y alegría, y huirá la
tristeza y el gemido.
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Capítulo 36
36:1
ACONTECIÓ en
el año catorce del rey Ezechîas, que Sennachêrib rey de Asiria subió contra
todas las ciudades fuertes de Judá, y tomólas.
36:2
Y el rey de
Asiria envió á Rabsaces con grande ejército desde Lachîs á Jerusalem al rey
Ezechîas: y asentó el campo á los caños de la pesquera de arriba, en el camino
de la heredad del Lavador.
36:3
Y salió á él
Eliacim hijo de Hilcías mayordomo, y Sebna, escriba, y Joah hijo de Asaph,
canciller.
36:4
A los cuales
dijo Rabsaces: Ahora pues, diréis á Ezechîas: El gran rey, el rey de Asiria,
dice así: ¿Qué confianza es ésta en que confías?
36:5
Digo, alegas
tú, (empero palabras vanas) que tengo consejo y fortaleza para la guerra. Ahora
bien, ¿en quién confías que te rebelas contra mí?
36:6
He aquí que
confías en este bordón de caña frágil, en Egipto, sobre el cual si alguien se
apoyare, entrarásele por la mano, y se la atravesará. Tal es Faraón rey de
Egipto para con todos los que en él confían.
36:7
Y si me
dijeres, En el Altísimo nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos altos y
cuyos altares hizo quitar Ezechîas, y dijo á Judá y á Jerusalem: Delante de
este altar adoraréis?
36:8
Ahora pues yo
te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil
caballos, si pudieres tú dar caballeros que cabalguen sobre ellos.
36:9
¿Cómo pues
harás volver el rostro de un capitán de los más pequeños siervos de mi señor,
aunque estés confiado en Egipto por sus carros y hombres de á caballo?
36:10
¿Y por
ventura vine yo ahora á esta tierra para destruirla sin el Altísimo el Altísimo
me dijo: Sube á esta tierra para destruirla?
36:11
Entonces dijo
Eliacim, y Sebna y Joah á Rabsaces: Rogámoste que hables á tus siervos en
lengua siriaca, porque nosotros la entendemos: y no hables con nosotros en
lengua judáica, oyéndolo el pueblo que está sobre el muro.
36:12
Y dijo
Rabsaces: ¿Envióme mi señor á ti y á tu señor, á que dijese estas palabras, y
no á los hombres que están sobre el muro, para comer su estiércol y beber su
orina con vosotros?
36:13
Púsose luego
en pie Rabsaces, y gritó á grande voz en lengua judáica, diciendo: Oid las
palabras del gran rey, el rey de Asiria.
36:14
El rey dice
así: No os engañe Ezechîas, porque no os podrá librar.
36:15
Ni os haga
Ezechîas confiar en el Altísimo, diciendo: Ciertamente el Altísimo nos librará:
no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.
36:16
No escuchéis
á Ezechîas: porque el rey de Asiria dice así: Haced conmigo paz, y salid á mí;
y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las
aguas de su pozo;
36:17
Hasta que yo
venga y os lleve á una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino,
tierra de pan y de viñas.
36:18
Mirad no os
engañe Ezechîas diciendo: el Altísimo nos librará. ¿Libraron los dioses de las
gentes cada uno á su tierra de la mano del rey de Asiria?
36:19
¿Dónde está
el dios de Hamath y de Arphad? ¿dónde está el dios de Sepharvaim? ¿libraron á
Samaria de mi mano?
36:20
¿Qué dios hay
entre los dioses de estas tierras, que haya librado su tierra de mi mano, para
que el Altísimo libre de mi mano á Jerusalem?
36:21
Mas callaron,
y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No
le respondáis.
36:22
Entonces
Eliacim hijo de Hilcías mayordormo, y Sebna escriba, y Joah hijo de Asaph
canciller, vinieron á Ezechîas rotos sus vestidos, y contáronle las palabras de
Rabsaces.
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Capítulo 37
37:1
ACONTECIÓ
pues, que el rey Ezechîas, oído esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de saco
vino á la casa de el Altísimo.
37:2
Y envió á
Eliacim mayordomo, y á Sebna escriba, y á los ancianos de los sacerdotes,
cubiertos de sacos, á Isaías profeta, hijo de Amoz.
37:3
Los cuales le
dijeron: Ezechîas dice así: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia, es
este día: porque los hijos han llegado hasta la rotura, y no hay fuerza en la
que pare.
37:4
Quizá oirá el
Altísimo tu Dios las palabras de Rabsaces, al cual envió el rey de Asiria su
señor á blasfemar al Dios vivo, y á reprender con las palabras que oyó el
Altísimo tu Dios: alza pues oración tú por las reliquias que aun han quedado.
37:5
Vinieron pues
los siervos de Ezechîas á Isaías.
37:6
Y díjoles
Isaías: Diréis así á vuestro señor: Así dice el Altísimo: No temas por las
palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de
Asiria.
37:7
He aquí que
yo doy en él un espíritu, y oirá un rumor, y volveráse á su tierra: y yo haré
que en su tierra caiga á cuchillo.
37:8
Vuelto pues
Rabsaces, halló al rey de Asiria que batía á Libna; porque ya había oído que se
había apartado de Lachîs.
37:9
Mas oyendo
decir de Tirhakah rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra: en
oyéndolo, envió mensajeros á Ezechîas, diciendo:
37:10
Diréis así á
Ezechîas rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo:
Jerusalem no será entregada en mano del rey de Asiria.
37:11
He aquí que
tú oiste lo que hicieron los reyes de Asiria á todas las tierras, que las
destruyeron; ¿y escaparás tú?
37:12
¿Libraron los
dioses de las gentes á los que destruyeron mis antepasados, á Gozán, y Harán,
Rezeph, y á los hijos de Edén que moraban en Thelasar?
37:13
¿Dónde está
el rey de Amath, y el rey de Arphad, el rey de la ciudad de Sepharvaim, de
Henah, y de Hivah?
37:14
Y tomó
Ezechîas las cartas de mano de los mensajeros, y leyólas; y subió á la casa de
el Altísimo, y las extendió delante de el Altísimo.
37:15
Entonces
Ezechîas oró á el Altísimo, diciendo:
37:16
el Altísimo
de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres
Dios sobre todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra.
37:17
Inclina, oh
el Altísimo, tu oído, y oye; abre, oh el Altísimo, tus ojos, y mira: y oye
todas las palabras de Sennachêrib, el cual ha enviado á blasfemar al Dios
viviente.
37:18
Ciertamente,
oh el Altísimo, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus
comarcas,
37:19
Y entregaron
los dioses de ellos al fuego: porque no eran dioses, sino obra de manos de
hombre, leño y piedra: por eso los deshicieron.
37:20
Ahora pues,
el Altísimo Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la
tierra conozcan que sólo tú eres el Altísimo.
37:21
Entonces
Isaías hijo de Amoz, envió á decir á Ezechîas: el Altísimo Dios de Israel dice
así: Acerca de lo que me rogaste sobre Sennachêrib rey de Asiria,
37:22
Esto es lo
que el Altísimo habló de él: Hate menospreciado, y ha hecho escarnio de ti la
virgen hija de Sión: meneó su cabeza á tus espaldas la hija de Jerusalem.
37:23
¿A quién
injuriaste y á quién blasfemaste? ¿contra quién has alzado tu voz, y levantado
tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.
37:24
Por mano de
tus siervos denostaste al Señor, y dijiste: Yo con la multitud de mis carros
subiré á las alturas de los montes, á las laderas del Líbano; cortaré sus altos
cedros, sus hayas escogidas; vendré después á lo alto de su límite, al monte de
su Carmel.
37:25
Yo cavé, y
bebí las aguas; y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de lugares
atrincherados.
37:26
¿No has oído
decir que de mucho tiempo ha yo lo hice, que de días antiguos lo he formado?
Helo hecho venir ahora, y será para destrucción de ciudades fuertes en montones
de ruinas.
37:27
Y sus
moradores, cortos de manos, quebrantados y confusos, serán como grama del campo
y hortaliza verde, como hierba de los tejados, que antes de sazón se seca.
37:28
Conocido he
tu estado, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí.
37:29
Porque contra
mí te airaste, y tu estruendo ha subido á mis oídos: pondré pues mi anzuelo en
tu nariz, y mi freno en tus labios, y haréte tornar por el camino por donde
viniste.
37:30
Y esto te
será por señal: Comerás este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que
nace de suyo: y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y
comeréis su fruto.
37:31
Y el residuo
de la casa de Judá que hubiere escapado, tornará á echar raíz abajo, y hará
fruto arriba.
37:32
Porque de
Jerusalem saldrán reliquias, y del monte de Sión salvamento: el celo de el
Altísimo de los ejércitos hará esto.
37:33
Por tanto,
así dice el Altísimo acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni
echará saeta en ella: no vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra
ella baluarte.
37:34
Por el camino
que vino se tornará, y no entrará en esta ciudad, dice el Altísimo:
37:35
Pues yo
ampararé á esta ciudad para salvarla por amor de mí, y por amor de David mi
siervo.
37:36
Y salió el
ángel de el Altísimo, é hirió ciento ochenta y cinco mil en el campo de los
Asirios: y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de
muertos.
37:37
Entonces
Sennachêrib rey de Asiria partiéndose se fué, y volvióse, é hizo su morada en
Nínive.
37:38
Y acaeció,
que estando orando en el templo de Nisroch su dios, Adremelech y Sarezer, sus
hijos, le hirieron á cuchillo, y huyeron á la tierra de Ararat; y reinó en su
lugar Esar-hadón su hijo.
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Capítulo 38
38:1
EN aquellos
días cayó Ezechîas enfermo para morir. Y vino á él Isaías profeta, hijo de
Amoz, y díjole: el Altísimo dice así: Ordena tu casa, porque tú morirás, y no
vivirás.
38:2
Entonces
volvió Ezechîas su rostro á la pared, é hizo oración á el Altísimo.
38:3
Y dijo: Oh el
Altísimo, ruégote te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con
íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y
lloró Ezechîas con gran lloro.
38:4
Entonces fué
palabra de el Altísimo á Isaías, diciendo:
38:5
Ve, y di á
Ezechîas: el Altísimo Dios de David tu padre dice así: Tu oración he oído, y
visto tus lágrimas: he aquí que yo añado á tus días quince años.
38:6
Y te libraré,
y á esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y á esta ciudad ampararé.
38:7
Y esto te
será señal de parte de el Altísimo, que el Altísimo hará esto que ha dicho:
38:8
He aquí que
yo vuelvo atrás la sombra de los grados, que ha descendido en el reloj de Achâz
por el sol, diez grados. Y el sol fué tornado diez grados atrás, por los cuales
había ya descendido.
38:9
Escritura de
Ezechîas rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad.
38:10
Yo dije: En
el medio de mis días iré á las puertas del sepulcro: Privado soy del resto de
mis años.
38:11
Dije: No veré
á JAH, á JAH en la tierra de los que viven: Ya no veré más hombre con los
moradores del mundo.
38:12
Mi morada ha
sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como el tejedor corté mi
vida; cortaráme con la enfermedad; Me consumirás entre el día y la noche.
38:13
Contaba yo
hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos: De la mañana á la noche
me acabarás.
38:14
Como la
grulla y como la golondrina me quejaba; Gemía como la paloma: alzaba en lo alto
mis ojos: el Altísimo, violencia padezco; confórtame.
38:15
¿Qué diré? El
que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré recapacitando en la amargura de mi
alma todos los años de mi vida.
38:16
Oh Señor,
sobre ellos vivirán tus piedades, Y á todos diré consistir en ellas la vida de
mi espíritu; Pues tú me restablecerás, y me harás que viva.
38:17
He aquí
amargura grande me sobrevino en la paz: Mas á ti plugo librar mi vida del hoyo
de corrupción. Porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
38:18
Porque el
sepulcro no te celebrará, ni te alabará la muerte; Ni los que descienden al
hoyo esperarán tu verdad.
38:19
El que vive,
el que vive, éste te confesará, como yo hoy: El padre hará notoria tu verdad á
los hijos.
38:20
el Altísimo
para salvarme; Por tanto cantaremos nuestros salmos En la casa de el Altísimo
todos los días de nuestra vida.
38:21
Y había dicho
Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará.
38:22
Había
asimismo dicho Ezechîas: ¿Qué señal tendré de que he de subir á la casa de el
Altísimo?
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Capítulo 39
39:1
EN aquel
tiempo Merodachbaladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y
presentes á Ezechîas; porque había oído que había estado enfermo, y que había
convalecido.
39:2
Y holgóse con
ellos Ezechîas, y enseñoles la casa de su tesoro, plata y oro, y especierías, y
ungüentos preciosos, y toda su casa de armas, y todo lo que se pudo hallar en
sus tesoros: no hubo cosa en su casa y en todo su señorío, que Ezechîas no les
mostrase.
39:3
Entonces
Isaías profeta vino al rey Ezechîas, y díjole: ¿Qué dicen estos hombres, y de
dónde han venido á ti? Y Ezechîas respondió: De tierra muy lejos han venido á
mí, de Babilonia.
39:4
Dijo
entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezechîas: Todo lo que hay en mi
casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.
39:5
Entonces dijo
Isaías á Ezechîas: Oye palabra de el Altísimo de los ejércitos:
39:6
He aquí,
vienen días en que será llevado á Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo
que tus padres han atesorado hasta hoy: ninguna cosa quedará, dice el Altísimo.
39:7
De tus hijos
que hubieren salido de ti, y que engendraste, tomarán, y serán eunucos en el
palacio del rey de Babilonia.
39:8
Y dijo
Ezechîas á Isaías: La palabra de el Altísimo que has hablado, es buena. Y
añadió: A lo menos, haya paz y verdad en mis días.
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Capítulo 40
40:1
CONSOLAOS,
consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.
40:2
Hablad al
corazón de Jerusalem: decidle á voces que su tiempo es ya cumplido, que su
pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de el Altísimo por todos
sus pecados.
40:3
Voz que clama
en el desierto: Barred camino á el Altísimo: enderezad calzada en la soledad á
nuestro Dios.
40:4
Todo valle
sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo
áspero se allane.
40:5
Y
manifestaráse la gloria de el Altísimo, y toda carne juntamente la verá; que la
boca de el Altísimo habló.
40:6
Voz que
decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo de decir á voces? Toda carne es
hierba, y toda su gloria como flor del campo:
40:7
La hierba se
seca, y la flor se cae; porque el viento de el Altísimo sopló en ella:
ciertamente hierba es el pueblo.
40:8
Sécase la
hierba, cáese la flor: mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
40:9
Súbete sobre
un monte alto, anunciadora de Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de
Jerusalem; levántala, no temas; di á las ciudades de Judá: ¡Veis aquí el Dios
vuestro!
40:10
He aquí que
el Señor el Altísimo vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará: he aquí
que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro.
40:11
Como pastor
apacentará su rebaño; en su brazo cogerá los corderos, y en su seno los
llevará; pastoreará suavemente las paridas.
40:12
¿Quién midió
las aguas con su puño, y aderezó los cielos con su palmo, y con tres dedos
allegó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza, y con peso los
collados?
40:13
¿Quién enseñó
al espíritu de el Altísimo, ó le aconsejo enseñándole?
40:14
¿A quién
demandó consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, ó le
enseñó ciencia, ó le mostró la senda de la prudencia?
40:15
He aquí que
las naciones son reputadas como la gota de un acetre, y como el orín del peso:
he aquí que hace desaparecer las islas como polvo.
40:16
Ni el Líbano
bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio.
40:17
Como nada son
todas las gentes delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos
que nada, y que lo que no es.
40:18
¿A qué pues
haréis semejante á Dios, ó qué imagen le compondréis?
40:19
El artífice
apareja la imagen de talla, el platero le extiende el oro, y le funde cadenas
de plata.
40:20
El pobre
escoge, para ofrecerle, madera que no se corrompa; búscase un maestro sabio,
que le haga una imagen de talla que no se mueva.
40:21
¿No sabéis?
¿no habéis oído? ¿nunca os lo han dicho desde el principio? ¿no habéis sido
enseñados desde que la tierra se fundó?
40:22
El está
asentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores son como langostas: él
extiende los cielos como una cortina, tiéndelos como una tienda para morar:
40:23
El torna en
nada los poderosos, y á los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.
40:24
Como si nunca
fueran plantados, como si nunca fueran sembrados, como si nunca su tronco
hubiera tenido raíz en la tierra; así que sopla en ellos se secan, y el
torbellino los lleva como hojarascas.
40:25
¿A qué pues
me haréis semejante, ó seré asimilado? dice el Santo.
40:26
Levantad en
alto vuestros ojos, y mirad quién crió estas cosas: él saca por cuenta su
ejército: á todas llama por sus nombres; ninguna faltará: tal es la grandeza de
su fuerza, y su poder y virtud.
40:27
¿Por qué
dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino es escondido de el Altísimo, y
de mi Dios pasó mi juicio?
40:28
¿No has
sabido, no has oído que el Dios del siglo es el Altísimo, el cual crió los
términos de la tierra? No se trabaja, ni se fatiga con cansancio, y su
entendimiento no hay quien lo alcance.
40:29
El da
esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
40:30
Los mancebos
se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen:
40:31
Mas los que
esperan á el Altísimo tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas,
correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.
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Capítulo 41
41:1
ESCUCHADME,
islas, y esfuércense los pueblos; alléguense, y entonces hablen: estemos
juntamente á juicio.
41:2
¿Quién
despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante
de él naciones, é hízolo enseñorear de reyes; entrególos á su espada como
polvo, y á su arco como hojarascas arrebatadas?
41:3
Siguiólos,
pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado.
41:4
¿Quién obró é
hizo esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo el Altísimo, el
primero, y yo mismo con los postreros.
41:5
Las islas
vieron, y tuvieron temor, los términos de la tierra se espantaron:
congregáronse, y vinieron.
41:6
Cada cual
ayudó á su cercano, y á su hermano dijo: Esfuérzate.
41:7
El carpintero
animó al platero, y el que alisa con martillo al que batía en el yunque,
diciendo: Buena está la soldadura, y afirmólo con clavos, porque no se moviese.
41:8
Mas tú,
Israel, siervo mío eres, tú, Jacob, á quien yo escogí, simiente de Abraham mi
amigo.
41:9
Porque te
tomé de los extremos de la tierra, y de sus principales te llamé, y te dije: Mi
siervo eres tú, te escogí, y no te deseché.
41:10
No temas, que
yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo: siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
41:11
He aquí que
todos los que se airan contra ti, serán avergonzados y confundidos: serán como
nada y perecerán, los que contienden contigo.
41:12
Los buscarás,
y no los hallarás, los que tienen contienda contigo, serán como nada, y como
cosa que no es, aquellos que te hacen guerra.
41:13
Porque yo el
Altísimo soy tu Dios, que te ase de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te
ayudé.
41:14
No temas,
gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo te socorrí, dice el
Altísimo, y tu Redentor el Santo de Israel.
41:15
He aquí que
yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes: trillarás montes y
los molerás, y collados tornarás en tamo.
41:16
Los
aventarás, y los llevará el viento, y esparcirálos el torbellino. Tú empero te
regocijarás en el Altísimo, te gloriarás en el Santo de Israel.
41:17
Los afligidos
y menesterosos buscan las aguas, que no hay; secóse de sed su lengua; yo el
Altísimo los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé.
41:18
En los altos
abriré ríos, y fuentes en mitad de los llanos: tornaré el desierto en estanques
de aguas, y en manaderos de aguas la tierra seca.
41:19
Daré en el
desierto cedros, espinos, arrayanes, y olivas; pondré en la soledad hayas,
olmos, y álamos juntamente;
41:20
Porque vean y
conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de el Altísimo hace esto,
y que el Santo de Israel lo crió.
41:21
Alegad por
vuestra causa, dice el Altísimo: exhibid vuestros fundamentos, dice el Rey de
Jacob.
41:22
Traigan, y
anúnciennos lo que ha de venir: dígannos lo que ha pasado desde el principio, y
pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos
entender lo que ha de venir.
41:23
Dadnos nuevas
de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; ó á lo
menos haced bien, ó mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos
maravillemos.
41:24
He aquí que
vosotros sois de nada, y vuestras obras de vanidad; abominación el que os
escogió.
41:25
Del norte
desperté uno, y vendrá; del nacimiento del sol llamará en mi nombre: y hollará
príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero.
41:26
¿Quién lo
anunció desde el principio, para que sepamos; ó de tiempo atrás, y diremos: Es
justo? Cierto, no hay quien anuncie, sí, no hay quien enseñe, ciertamente no
hay quien oiga vuestras palabras.
41:27
Yo soy el
primero que he enseñado estas cosas á Sión, y á Jerusalem daré un portador de
alegres nuevas.
41:28
Miré, y no
había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo: preguntéles,
y no respondieron palabra.
41:29
He aquí,
todos iniquidad, y las obras de ellos nada: viento y vanidad son sus
vaciadizos.
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Capítulo 42
42:1
HE aquí mi
siervo, yo lo sostendré; mi escogido en quien mi alma toma contentamiento: he
puesto sobre él mi espíritu, dará juicio á las gentes.
42:2
No clamará,
ni alzará, ni hará oir su voz en las plazas.
42:3
No quebrará
la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare: sacará el juicio á verdad.
42:4
No se
cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio; y las islas
esperarán su ley.
42:5
Así dice el
Dios el Altísimo, el Criador de los cielos, y el que los extiende; el que
extiende la tierra y sus verduras; el que da respiración al pueblo que mora
sobre ella, y espíritu á los que por ella andan:
42:6
Yo el
Altísimo te he llamado en justicia, y te tendré por la mano; te guardaré y te
pondré por alianza del pueblo, por luz de las gentes;
42:7
Para que
abras ojos de ciegos, para que saques de la cárcel á los presos, y de casas de
prisión á los que están de asiento en tinieblas.
42:8
Yo el
Altísimo: este es mi nombre; y á otro no daré mi gloria, ni mi alabanza á
esculturas.
42:9
Las cosas
primeras he aquí vinieron, y yo anuncio nuevas cosas: antes que salgan á luz,
yo os las haré notorias.
42:10
Cantad á el
Altísimo un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que
descendéis á la mar, y lo que la hinche, las islas y los moradores de ellas.
42:11
Alcen la voz
el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar: canten los moradores
de la Piedra, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo.
42:12
Den gloria á
el Altísimo, y prediquen sus loores en las islas.
42:13
el Altísimo
saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo: gritará, voceará,
esforzaráse sobre sus enemigos.
42:14
Desde el
siglo he callado, tenido he silencio, y heme detenido: daré voces como la que
está de parto; asolaré y devoraré juntamente.
42:15
Tornaré en
soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en
islas, y secaré los estanques.
42:16
Y guiaré los
ciegos por camino que no sabían, haréles pisar por las sendas que no habían
conocido; delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y los rodeos en
llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé.
42:17
Serán vueltos
atrás, y en extremo confundidos, los que confían en las esculturas, y dicen á
las estatuas de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.
42:18
Sordos, oid;
y vosotros ciegos, mirad para ver.
42:19
¿Quién ciego,
sino mi siervo? ¿quién sordo, como mi mensajero que envié? ¿quién ciego como el
perfecto, y ciego como el siervo de el Altísimo,
42:20
Que ve muchas
cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?
42:21
el Altísimo
se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla.
42:22
Mas este es pueblo
saqueado y hollado, todos ellos enlazados en cavernas y escondidos en cárceles:
son puestos á saco, y no hay quien libre; hollados, y no hay quien diga,
Restituid.
42:23
¿Quién de
vosotros oirá esto? ¿quién atenderá y escuchará en orden al porvernir?
42:24
¿Quién dió á
Jacob en presa, y entregó á Israel á saqueadores? ¿No fué el Altísimo, contra
quien pecamos? y no quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley.
42:25
Por tanto
derramó sobre él el furor de su ira, y fuerza de guerra; púsole fuego de todas
partes, empero no entendió; y encendióle, mas no ha parado mientes.
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Capítulo 43
43:1
Y AHORA, así
dice el Altísimo Criador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas,
Formador tuyo, oh Israel: No temas, fakporque yo te redimí; te puse nombre, mío
eres tú.
43:2
Cuando
pasares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando
pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
43:3
Porque yo el
Altísimo Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tú Salvador: á Egipto he dado por
tu rescate, á Etiopía y á Seba por ti.
43:4
Porque en mis
ojos fuiste de grande estima, fuiste honorable, y yo te amé: daré pues hombres
por ti, y naciones por tu alma.
43:5
No temas,
porque yo soy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te
recogeré.
43:6
Diré al
aquilón: Da acá, y al mediodía: No detengas: trae de lejos mis hijos, y mis
hijas de los términos de la tierra,
43:7
Todos los
llamados de mi nombre; para gloria mía los críe, los formé y los hice.
43:8
Sacad al
pueblo ciego que tiene ojos, y á los sordos que tienen oídos.
43:9
Congréguense
á una todas las gentes, y júntense todos los pueblos: ¿quién de ellos hay que
nos dé nuevas de esto, y que nos haga oir las cosas primeras? Presenten sus
testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad.
43:10
Vosotros sois
mis testigos, dice el Altísimo, y mi siervo que yo escogí; para que me conozcáis
y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fué formado Dios, ni lo
será después de mí.
43:11
Yo, yo el
Altísimo, y fuera de mí no hay quien salve.
43:12
Yo anuncié, y
salvé, é hice oir, y no hubo entre vosotros extraño. Vosotros pues sois mis
testigos, dice el Altísimo, que yo soy Dios.
43:13
Aun antes que
hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre: si yo hiciere, ¿quién lo
estorbará?
43:14
Así dice el
Altísimo, Redentor vuestro, el Santo de Israel: Por vosotros envié á Babilonia,
é hice descender fugitivos todos ellos, y clamor de Caldeos en las naves.
43:15
Yo el
Altísimo, Santo vuestro, Criador de Israel, vuestro Rey.
43:16
Así dice el
Altísimo, el que da camino en la mar, y senda en las aguas impetuosas;
43:17
El que saca
carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; quedan
extinguidos, como pábilo quedan apagados.
43:18
No os
acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis á memoria las cosas antiguas.
43:19
He aquí que
yo hago cosa nueva: presto saldrá á luz: ¿no la sabréis? Otra vez pondré camino
en el desierto, y ríos en la soledad.
43:20
La bestia del
campo me honrará, los chacales, y los pollos del avestruz: porque daré aguas en
el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.
43:21
Este pueblo
crié para mí, mis alabanzas publicará.
43:22
Y no me
invocaste á mí, oh Jacob; antes, de mí te cansaste, oh Israel.
43:23
No me
trajiste á mí los animales de tus holocaustos, ni á mí me honraste con tus
sacrificios: no te hice servir con presente, ni te hice fatigar con perfume.
43:24
No compraste
para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios;
antes me hiciste servir en tus pecados, me has fatigado con tus maldades.
43:25
Yo, yo soy el
que borro tus rebeliones por amor de mí; y no me acordaré de tus pecados.
43:26
Hazme
acordar, entremos en juicio juntamente; relata tú para abonarte.
43:27
Tu primer
padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí.
43:28
Por tanto, yo
profané los príncipes del santuario, y puse por anatema á Jacob, y por oprobio
á Israel.
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Capítulo 44
44:1
AHORA pues
oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, á quien yo escogí.
44:2
Así dice el
Altísimo, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará:
No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jeshurun, á quien yo escogí.
44:3
Porque yo
derramaré aguas sobre el secadal, y ríos sobre la tierra árida: mi espíritu
derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos:
44:4
Y brotarán
entre hierba, como sauces junto á las riberas de las aguas.
44:5
Este dirá: Yo
soy de el Altísimo; el otro se llamará del nombre de Jacob; y otro escribirá
con su mano, A el Altísimo, y se apellidará con el nombre de Israel.
44:6
Así dice el
Altísimo, Rey de Israel, y su Redentor, el Altísimo de los ejércitos: Yo el
primero, y yo el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
44:7
¿Y quién
llamará como yo, y denunciará esto, y lo ordenará por mí, desde que hice el
pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir.
44:8
No temáis, ni
os amedrentéis: ¿no te lo hice oir desde antiguo, y te lo dije? Luego vosotros
sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte: no conozco ninguno.
44:9
Los
formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de
ellos para nada es útil; y ellos mismos para su confusión son testigos, que
ellos ni ven ni entienden.
44:10
¿Quién formó
un dios, ó quién fundó una estatua que para nada es de provecho?
44:11
He aquí que
todos sus compañeros serán avergonzados, porque los mismos artífices son de los
hombres. Todos ellos se juntarán, estarán, se asombrarán, y serán avergonzados
á una.
44:12
El herrero
tomará la tenaza, obrará en las ascuas, darále forma con los martillos, y
trabajará en ella con la fuerza de su brazo: tiene luego hambre, y le faltan
las fuerzas; no beberá agua, y se desmaya.
44:13
El carpintero
tiende la regla, señala aquélla con almagre, lábrala con los cepillos, dale
figura con el compás, hácela en forma de varón, á semejanza de hombre hermoso,
para estar en casa.
44:14
Cortaráse
cedros, y tomará encina y alcornoque, y entre los árboles del bosque se
esforzará; plantará pino, que se críe con la lluvia.
44:15
De él se
servirá luego el hombre para quemar, y tomará de ellos para calentarse;
encenderá también el horno, y cocerá panes: hará además un dios, y lo adorará;
fabricará un ídolo, y arrodillaráse delante de él.
44:16
Parte del
leño quemará en el fuego; con parte de él comerá carne, aderezará asado, y se
saciará; después se calentará, y dirá: ¡Oh! heme calentado, he visto el fuego;
44:17
Y torna su
sobrante en un dios, en su escultura; humíllase delante de ella, adórala, y
ruégale diciendo: Líbrame, que mi dios eres tú.
44:18
No supieron
ni entendieron: porque encostrados están sus ojos para no ver, y su corazón
para no entender.
44:19
No discurre
para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé
en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y comíla; ¿he de tornar en
una abominación lo restante de ello? ¿delante de un tronco de árbol tengo de
humillarme?
44:20
De ceniza se
apacienta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga:
¿No hay una mentira á mi mano derecha?
44:21
Acuérdate de
estas cosas, oh Jacob, é Israel, pues que tú mi siervo eres: Yo te formé;
siervo mío eres tú: Israel, no me olvides.
44:22
Yo deshice
como á nube tus rebeliones, y como á niebla tus pecados: tórnate á mí, porque
yo te redimí.
44:23
Cantad
loores, oh cielos, porque el Altísimo lo hizo; gritad con júbilo, lugares bajos
de la tierra; prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él
está: porque el Altísimo redimió á Jacob, y en Israel será glorificado.
44:24
Así dice el
Altísimo, tu Redentor, y formador tuyo desde el vientre: Yo el Altísimo, que lo
hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;
44:25
Que deshago
las señales de los adivinos, y enloquezco á los agoreros; que hago tornar atrás
los sabios, y desvanezco su sabiduría;
44:26
Que despierta
la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice á
Jerusalem: Serás habitada; y á las ciudades de Judá: Reedificadas serán, y sus
ruinas levantaré;
44:27
Que dice al
profundo: Sécate, y tus ríos haré secar;
44:28
Que dice de
Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, en diciendo á Jerusalem,
Serás edificada; y al templo: Serás fundado.
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Capítulo 45
45:1
ASÍ dice el
Altísimo á su ungido, á Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar
gentes delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él
puertas, y las puertas no se cerrarán:
45:2
Yo iré
delante de ti, y enderezaré las tortuosidades; quebrantaré puertas de bronce, y
cerrojos de hierro haré pedazos;
45:3
Y te daré los
tesoros escondidos, y los secretos muy guardados; para que sepas que yo soy el
Altísimo, el Dios de Israel, que te pongo nombre.
45:4
Por amor de
mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; púsete
sobrenombre, aunque no me conociste.
45:5
Yo el
Altísimo, y ninguno más hay: no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú
no me conociste;
45:6
Para que se
sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más que yo;
yo el Altísimo, y ninguno más que yo:
45:7
Que formo la
luz y crío las tinieblas, que hago la paz y crío el mal. Yo el Altísimo que
hago todo esto.
45:8
Rociad,
cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y
prodúzcanse la salud y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo el Altísimo
lo crié.
45:9
¡Ay del que
pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro
al que lo labra: Qué haces; ó tu obra: No tiene manos?
45:10
¡Ay del que
dice al padre: ¿Por qué engendraste? y á la mujer: ¿Por qué pariste?
45:11
Así dice el
Altísimo, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por
venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.
45:12
Yo hice la
tierra, y crié sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y á
todo su ejército mandé.
45:13
Yo lo
desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y
soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice el Altísimo de los
ejércitos.
45:14
Así dice el
Altísimo: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los Sabeos
hombres agigantados, se pasarán á ti, y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán
con grillos: á ti harán reverencia, y á ti suplicarán, diciendo: Cierto, en ti
está Dios, y no hay otro fuera de Dios.
45:15
Verdaderamente
tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas.
45:16
Confusos y
avergonzados serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de
imágenes.
45:17
Israel es
salvo en el Altísimo con salud eterna; no os avergonzaréis, ni os afrentaréis,
por todos los siglos.
45:18
Porque así
dijo el Altísimo, que crió los cielos, él es Dios, el que formó la tierra, el
que la hizo y la compuso; no la crió en vano, para que fuese habitada la crió:
Yo el Altísimo, y ninguno más que yo.
45:19
No hablé en
escondido, en lugar de tierra de tinieblas; no dije á la generación de Jacob:
En vano me buscáis. Yo soy el Altísimo que hablo justicia, que anuncio
rectitud.
45:20
Reuníos, y
venid; allegaos, todos los escapados de las gentes: no saben aquellos que
erigen el madero de su escultura, y los que ruegan al dios que no salva.
45:21
Publicad, y
haced llegar, y entren todos en consulta: ¿quién hizo oir esto desde el
principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo el Altísimo? Y no hay más
Dios que yo; Dios justo y Salvador: ningún otro fuera de mí.
45:22
Mirad á mí, y
sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.
45:23
Por mí hice
juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada. Que á mí
se doblará toda rodilla, jurará toda lengua.
45:24
Y diráse de
mí: Ciertamente en el Altísimo está la justicia y la fuerza: á él vendrán, y
todos los que contra él se enardecen, serán avergonzados.
45:25
En el
Altísimo será justificada y se gloriará toda la generación de Israel.
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Capítulo 46
46:1
POSTRÓSE Bel,
abatióse Nebo; sus simulacros fueron puestos sobre bestias, y sobre animales de
carga: os llevarán cargados de vosotros, carga penosa.
46:2
Fueron
humillados, fueron abatidos juntamente; no pudieron escaparse de la carga, sino
que tuvieron ellos mismos que ir en cautiverio.
46:3
Oidme, oh
casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, los que sois traídos por
mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz.
46:4
Y hasta la
vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo: yo hice, yo llevaré, yo
soportaré y guardaré.
46:5
¿A quién me
asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que sea semejante?
46:6
Sacan oro del
talego, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de
ello; humíllanse y adoran.
46:7
Echanselo
sobre los hombros, llévanlo, y asiéntanlo en su lugar; allí se está, y no se
mueve de su sitio. Danle voces, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.
46:8
Acordaos de
esto, y tened vergüenza, tornad en vosotros, prevaricadores.
46:9
Acordaos de
las cosas pasadas desde el siglo; porque yo soy Dios, y no hay más Dios, y nada
hay á mí semejante;
46:10
Que anuncio
lo por venir desde el principio, y desde antiguo lo que aun no era hecho; que
digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere;
46:11
Que llamo
desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y
lo haré venir: he lo pensado, y también lo haré.
46:12
Oidme, duros
de corazón, que estáis lejos de la justicia.
46:13
Haré que se
acerque mi justicia, no se alejará: y mi salud no se detendrá. Y pondré salud
en Sión, y mi gloria en Israel.
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Capítulo 47
47:1
DESCIENDE, y
siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia, siéntate en la tierra sin
trono, hija de los Caldeos: que nunca más te llamarán tierna y delicada.
47:2
Toma el
molino, y muele harina: descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las
piernas, pasa los ríos.
47:3
Descubierta
será tu vergüenza, y tu deshonor será visto: tomaré venganza, y no encontraré
hombre.
47:4
Nuestro
Redentor, el Altísimo de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel.
47:5
Siéntate,
calla, y entra en tinieblas, hija de los Caldeos: porque nunca más te llamarán
señora de reinos.
47:6
Enojéme
contra mi pueblo, profané mi heredad, y entreguélos en tu mano: no les hiciste
misericordias; sobre el viejo agravaste mucho tu yugo.
47:7
Y dijiste:
Para siempre seré señora: y no has pensado en esto, ni te acordaste de tu
postrimería.
47:8
Oye pues
ahora esto, delicada, la que está sentada confiadamente, la que dice en su
corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré
orfandad.
47:9
Estas dos
cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez: en toda su
perfección vendrán sobre ti, por la multitud de tus adivinanzas, y por la copia
de tus muchos agüeros.
47:10
Porque te
confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia
te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y no más.
47:11
Vendrá pues
sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás: caerá sobre ti quebrantamiento, el
cual no podrás remediar: y destrucción que no sabrás, vendrá de repente sobre
ti.
47:12
Estáte ahora
en tus encantamentos, y con la multitud de tus agüeros, en los cuales te
fatigaste desde tu niñez; quizá podrás mejorarte, quizá te fortificarás.
47:13
Haste
fatigado en la multitud de tus consejos. Parezcan ahora y defiéndante los
contempladores de los cielos, los especuladores de las estrellas, los que
contaban los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti.
47:14
He aquí que
serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la
llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre á la cual se sienten.
47:15
Así te serán
aquellos con quienes te fatigaste, tus negociantes desde tu niñez: cada uno
echará por su camino, no habrá quien te salve.
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Capítulo 48
48:1
OID esto,
casa de Jacob, que os llamáis del nombre de Israel, los que salieron de las aguas
de Judá, los que juran en el nombre de el Altísimo, y hacen memoria del Dios de
Israel, mas no en verdad ni en justicia:
48:2
Porque de la
santa ciudad se nombran, y en el Dios de Israel confían: su nombre, el Altísimo
de los ejércitos.
48:3
Lo que pasó,
ya antes lo dije; y de mi boca salió; publiquélo, hícelo presto, y vino á ser.
48:4
Porque
conozco que eres duro, y nervio de hierro tu cerviz, y tu frente de metal,
48:5
Díjetelo ya
días há; antes que viniese te lo enseñé, porque no dijeses: Mi ídolo lo hizo,
mis estatuas de escultura y de fundición mandaron estas cosas.
48:6
Oístelo,
vístelo todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora pues te he hecho oir nuevas
y ocultas cosas que tú no sabías.
48:7
Ahora han
sido criadas, no en días pasados; ni antes de este día las habías oído, porque
no digas: He aquí que yo lo sabía.
48:8
Sí, nunca lo
habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu
oreja; porque sabía que desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé
rebelde desde el vientre.
48:9
Por amor de
mi nombre dilataré mi furor, y para alabanza mía te daré largas, para no
talarte.
48:10
He aquí te he
purificado, y no como á plata; hete escogido en horno de aflicción.
48:11
Por mí, por
amor de mí lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la
daré á otro.
48:12
Oyeme, Jacob,
y tú, Israel, llamado de mí: Yo mismo, yo el primero, yo también el postrero.
48:13
Mi mano fundó
también la tierra, y mi mano derecha midió los cielo con el palmo; en
llamándolos yo, parecieron juntamente.
48:14
Juntaos todos
vosotros, y oid. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? el Altísimo lo
amó, el cual ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo en los Caldeos.
48:15
Yo, yo hablé,
y le llamé, y le traje; por tanto será prosperado su camino.
48:16
Allegaos á
mí, oid esto; desde el principio no hablé en escondido; desde que la cosa se
hizo, estuve allí: y ahora el Señor el Altísimo me envió, y su espíritu.
48:17
Así ha dicho
el Altísimo, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo el Altísimo Dios tuyo, que
te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que andas.
48:18
¡Ojalá
miraras tú á mis mandamientos! fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia
como las ondas de la mar.
48:19
Fuera como la
arena tu simiente, y los renuevos de tus entrañas como las pedrezuelas de ella;
nunca su nombre fuera cortado, ni raído de mi presencia.
48:20
Salid de
Babilonia, huid de entre los Caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría,
publicadlo, llevadlo hasta lo postrero de la tierra: decid: Redimió el Altísimo
á Jacob su siervo.
48:21
Y no tuvieron
sed cuando los llevó por los desiertos; hízoles correr agua de la piedra: cortó
la peña, y corrieron aguas.
48:22
No hay paz
para los malos, dijo el Altísimo.
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Capítulo 49
49:1
OIDME, islas,
y escuchad, pueblos lejanos: el Altísimo me llamó desde el vientre; desde las
entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.
49:2
Y puso mi
boca como espada aguda, cubrióme con la sombra de su mano; y púsome por saeta
limpia, guardóme en su aljaba.
49:3
Y díjome: Mi
siervo eres, oh Israel, que en ti me gloriaré.
49:4
Yo empero
dije: Por demás he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mi fortaleza;
mas mi juicio está delante de el Altísimo, y mi recompensa con mi Dios.
49:5
Ahora pues,
dice el Altísimo, el que me formó desde el vientre por su siervo, para que convierta
á él á Jacob. Bien que Israel no se juntará, con todo, estimado seré en los
ojos de el Altísimo, y el Dios mío será mi fortaleza.
49:6
Y dijo: Poco
es que tú me seas siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que
restaures los asolamientos de Israel: también te dí por luz de las gentes, para
que seas mi salud hasta lo postrero de la tierra.
49:7
Así ha dicho
el Altísimo, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al
abominado de las gentes, al siervo de los tiranos. Verán reyes, y levantaránse
príncipes, y adorarán por el Altísimo; porque fiel es el Santo de Israel, el
cual te escogió.
49:8
Así dijo el
Altísimo: En hora de contentamiento te oí, y en el día de salud te ayudé: y
guardarte he, y te daré por alianza del pueblo, para que levantes la tierra,
para que heredes asoladas heredades;
49:9
Para que
digas á los presos: Salid; y á los que están en tinieblas: Manifestaos. En los
caminos serán apacentados, y en todas las cumbres serán sus pastos.
49:10
No tendrán
hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos
misericordia los guiará, y los conducirá á manaderos de aguas.
49:11
Y tornaré
camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.
49:12
He aquí estos
vendrán de lejos; y he aquí estotros del norte y del occidente, y estotros de
la tierra de los Sineos.
49:13
Cantad
alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes:
porque el Altísimo ha consolado su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.
49:14
Mas Sión
dijo: Dejóme el Altísimo, y el Señor se olvidó de mí.
49:15
¿Olvidaráse
la mujer de lo que parió, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?
Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.
49:16
He aquí que
en las palmas te tengo esculpida: delante de mí están siempre tus muros.
49:17
Tus
edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y tus asoladores saldrán de ti.
49:18
Alza tus ojos
alrededor, y mira: todos estos se han reunido, han venido á ti. Vivo yo, dice
el Altísimo, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de
ellos serás ceñida como novia.
49:19
Porque tus
asolamientos, y tus ruinas, y tu tierra desierta, ahora será angosta por la
multitud de los moradores; y tus destruidores serán apartados lejos.
49:20
Aun los hijos
de tu orfandad dirán á tus oídos: Angosto es para mí este lugar; apártate por
amor de mí, para que yo more.
49:21
Y dirás en tu
corazón: ¿Quién me engendró estos? porque yo deshijada estaba y sola, peregrina
y desterrada: ¿quién pues crió éstos? He aquí yo estaba dejada sola: éstos
¿dónde estaban?
49:22
Así dijo el
Señor el Altísimo: He aquí, yo alzaré mi mano á las gentes, y á los pueblos
levantaré mi bandera; y traerán en brazos tus hijos, y tus hijas serán traídas
en hombros.
49:23
Y reyes serán
tus ayos, y sus reinas tus amas de leche; el rostro inclinado á tierra te
adorarán, y lamerán el polvo de tus pies: y conocerás que yo soy el Altísimo,
que no se avergonzarán los que me esperan.
49:24
¿Será quitada
la presa al valiente? ó ¿libertaráse la cautividad legítima?
49:25
Así empero
dice el Altísimo: Cierto, la cautividad será quitada al valiente, y la presa
del robusto será librada; y tu pleito yo lo pleitearé, y yo salvaré á tus
hijos.
49:26
Y á los que
te despojaron haré comer sus carnes, y con su sangre serán embriagados como
mosto; y conocerá toda carne que yo el Altísimo soy Salvador tuyo, y Redentor
tuyo, el Fuerte de Jacob.
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Capítulo 50
50:1
ASÍ dijo el
Altísimo: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la
repudié? ¿ó quiénes son mis acreedores, á quienes os he yo vendido? He aquí que
por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fué repudiada
vuestra madre:
50:2
Porque vine,
y nadie pareció; llamé, y nadie respondió. ¿Ha llegado á acortarse mi mano,
para no redimir? ¿no hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión
hago secar la mar; torno los ríos en desierto, hasta pudrirse sus peces, y
morirse de sed por falta de agua.
50:3
Visto de
oscuridad los cielos, y torno como saco su cobertura.
50:4
El Señor el
Altísimo me dió lengua de sabios, para saber hablar en sazón palabra al
cansado; despertará de mañana, despertaráme de mañana oído, para que oiga como
los sabios.
50:5
El Señor el
Altísimo me abrió el oído, y yo no fuí rebelde, ni me torné atrás.
50:6
Dí mi cuerpo
á los heridores, y mis mejillas á los que me mesaban el cabello: no escondí mi
rostro de las injurias y esputos.
50:7
Porque el
Señor el Altísimo me ayudará; por tanto no me avergoncé: por eso puse mi rostro
como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.
50:8
Cercano está
de mí el que me justifica; ¿quién contenderá conmigo? juntémonos. ¿Quién es el
adversario de mi causa? acérquese á mí.
50:9
He aquí que
el Señor el Altísimo me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos
ellos como ropa de vestir se envejecerán, los comerá polilla.
50:10
¿Quién hay
entre vosotros que teme á el Altísimo, y oye la voz de su siervo? el que anda
en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de el Altísimo, y apóyese en
su Dios.
50:11
He aquí que
todos vosotros encendéis fuego, y estáis cercados de centellas: andad á la luz
de vuestro fuego, y á las centellas que encendisteis. De mi mano os vendrá
esto; en dolor seréis sepultados.
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Capítulo 51
51:1
OIDME, los
que seguís justicia, los que buscáis á el Altísimo: mirad á la piedra de donde
fuisteis cortados, y á la caverna de la fosa de donde fuisteis arrancados.
51:2
Mirad á
Abraham vuestro padre, y á Sara que os parió; porque solo lo llamé, y
bendíjelo, y multipliquélo.
51:3
Ciertamente
consolará el Altísimo á Sión: consolará todas sus soledades, y tornará su
desierto como paraíso, y su soledad como huerto de el Altísimo; hallarse ha en
ella alegría y gozo, alabanza y voz de cantar.
51:4
Estad atentos
á mí, pueblo mío, y oidme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi juicio
descubriré para luz de pueblos.
51:5
Cercana está
mi justicia, salido ha mi salud, y mis brazos juzgarán á los pueblos: á mí
esperarán las islas, y en mi brazo pondrán su esperanza.
51:6
Alzad á los
cielos vuestros ojos, y mirad abajo á la tierra: porque los cielos serán
deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la
misma manera perecerán sus moradores: mas mi salud será para siempre, mi
justicia no perecerá.
51:7
Oidme, los
que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de
hombre, ni desmayéis por sus denuestos.
51:8
Porque como á
vestidura los comerá polilla, como á lana los comerá gusano; mas mi justicia
permanecerá perpetuamente, y mi salud por siglos de siglos.
51:9
Despiértate,
despiértate, vístete de fortaleza, oh brazo de el Altísimo; despiértate como en
el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó á Rahab, y
el que hirió al dragón?
51:10
¿No eres tú
el que secó la mar, las aguas del grande abismo; el que al profundo de la mar
tornó en camino, para que pasasen los redimidos?
51:11
Cierto,
tornarán los redimidos de el Altísimo, volverán á Sión cantando, y gozo
perpetuo será sobre sus cabezas: poseerán gozo y alegría, y el dolor y el
gemido huirán.
51:12
Yo, yo soy
vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es
mortal, del hijo del hombre, que por heno será contado?
51:13
Y haste ya
olvidado de el Altísimo tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra;
y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se
disponía para destruir: mas ¿en dónde está el furor del que aflige?
51:14
El preso se
da prisa para ser suelto, por no morir en la mazmorra, ni que le falte su pan.
51:15
Empero yo el
Altísimo, que parto la mar, y suenan sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es el
Altísimo de los ejércitos.
51:16
Y en tu boca
he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, para que plantase
los cielos y fundase la tierra, y que dijese á Sión: Pueblo mío eres tú.
51:17
Despierta,
despierta, levántate, oh Jerusalem, que bebiste de la mano de el Altísimo el
cáliz de su furor; las heces del cáliz de aturdimiento bebiste, y chupaste.
51:18
De todos los
hijos que parió, no hay quien la gobierne; ni quien la tome por su mano de
todos los hijos que crió.
51:19
Estas dos
cosas te han acaecido; ¿quién se dolerá de ti? asolamiento y quebrantamiento,
hambre y espada. ¿Quién te consolará?
51:20
Tus hijos
desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como
buey montaraz en la red, llenos del furor de el Altísimo, de la ira del Dios
tuyo.
51:21
Oye pues
ahora esto, miserable, ebria, y no de vino:
51:22
Así dijo tu
Señor el Altísimo, y tu Dios, el cual pleitea por su pueblo: He aquí he quitado
de tu mano el cáliz de aturdimiento, la hez del cáliz de mi furor; nunca más lo
beberás:
51:23
Y ponerlo he
en mano de tus angustiadores que dijeron á tu alma: Encórvate, y pasaremos. Y
tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, á los que pasan.
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Capítulo 52
52:1
DESPIERTA,
despierta, vístete tu fortaleza, oh Sión; vístete tu ropa de hermosura, oh
Jerusalem, ciudad santa: porque nunca más acontecerá que venga á ti
incircunciso ni inmundo.
52:2
Sacúdete del
polvo; levántate y siéntate, Jerusalem; suéltate de las ataduras de tu cuello,
cautiva hija de Sión.
52:3
Porque así
dice el Altísimo: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis
rescatados.
52:4
Porque así
dijo el Señor el Altísimo: Mi pueblo descendió á Egipto en tiempo pasado, para
peregrinar allá; y el Assur lo cautivó sin razón.
52:5
Y ahora ¿qué
á mí aquí, dice el Altísimo, ya que mi pueblo sea llevado sin por qué? Y los
que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice el Altísimo, y continuamente es
blasfemado mi nombre todo el día.
52:6
Por tanto, mi
pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día: porque yo mismo que hablo,
he aquí estaré presente.
52:7
¡Cuán
hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que
publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que
dice á Sión: Tu Dios reina!
52:8
¡Voz de tus
atalayas! alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo á ojo
verán que el Altísimo vuelve á traer á Sión.
52:9
Cantad
alabanzas, alegraos juntamente, soledades de Jerusalem: porque el Altísimo ha
consolado su pueblo, á Jerusalem ha redimido.
52:10
el Altísimo
desnudó el brazo de su santidad ante los ojos de todas las gentes; y todos los
términos de la tierra verán la salud del Dios nuestro.
52:11
Apartaos,
apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella;
limpiaos los que lleváis los vasos de el Altísimo.
52:12
Porque no
saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque el Altísimo irá delante de
vosotros, y os congregará el Dios de Israel.
52:13
He aquí que
mi siervo será prosperado, será engrandecido y ensalzado, y será muy sublimado.
52:14
Como se
pasmaron de ti muchos, en tanta manera fué desfigurado de los hombres su
parecer; y su hermosura más que la de los hijos de los hombres.
52:15
Empero él
rociará muchas gentes: los reyes cerrarán sobre él sus bocas; porque verán lo
que nunca les fué contado, y entenderán lo que jamás habían oído.
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Capítulo 53
53:1
¿QUIÉN ha
creído á nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de el
Altísimo?
53:2
Y subirá cual
renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca: no hay parecer en él, ni
hermosura: verlo hemos, mas sin atractivo para que le deseemos.
53:3
Despreciado y
desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y
como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos.
53:4
Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
53:5
Mas él herido
fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra
paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados.
53:6
Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas
el Altísimo cargó en él el pecado de todos nosotros.
53:7
Angustiado
él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fué llevado al matadero; y como
oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
53:8
De la cárcel
y del juicio fué quitado; y su generación ¿quién la contará? Porque cortado fué
de la tierra de los vivientes; por la rebelión de mi pueblo fué herido.
53:9
Y dipúsose
con los impíos su sepultura, mas con los ricos fué en su muerte; porque nunca
hizo él maldad, ni hubo engaño en su boca.
53:10
Con todo eso
el Altísimo quiso quebrantarlo, sujetándole á padecimiento. Cuando hubiere
puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días,
y la voluntad de el Altísimo será en su mano prosperada.
53:11
Del trabajo
de su alma verá y será saciado; con su conocimiento justificará mi siervo justo
á muchos, y él llevará las iniquidades de ellos.
53:12
Por tanto yo
le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto
derramó su vida hasta la muerte, y fué contado con los perversos, habiendo él
llevado el pecado de muchos y orado por los transgresores.
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Capítulo 54
54:1
ALÉGRATE, oh
estéril, la que no paría; levanta canción, y da voces de júbilo, la que nunca
estuvo de parto: porque más son los hijos de la dejada que los de la casada, ha
dicho el Altísimo.
54:2
Ensancha el
sitio de tu cabaña, y las cortinas de tus tiendas sean extendidas; no seas
escasa; alarga tus cuerdas, y fortifica tus estacas.
54:3
Porque á la
mano derecha y á la mano izquierda has de crecer; y tu simiente heredará
gentes, y habitarán las ciudades asoladas.
54:4
No temas, que
no serás avergonzada; y no te avergüences, que no serás afrentada: antes, te
olvidarás de la vergüenza de tu mocedad, y de la afrenta de tu viudez no
tendrás más memoria.
54:5
Porque tu
marido es tu Hacedor; el Altísimo de los ejércitos es su nombre: y tu redentor,
el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.
54:6
Porque como á
mujer dejada y triste de espíritu te llamó el Altísimo, y como á mujer moza que
es repudiada, dijo el Dios tuyo.
54:7
Por un
pequeño momento te dejé; mas te recogeré con grandes misericordias.
54:8
Con un poco
de ira escondí mi rostro de ti por un momento; mas con misericordia eterna
tendré compasión de ti, dijo tu Redentor el Altísimo.
54:9
Porque esto
me será como las aguas de Noé; que juré que nunca más las aguas de Noé pasarían
sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré.
54:10
Porque los
montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi
misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo el Altísimo, el que tiene
misericordia de ti.
54:11
Pobrecita,
fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras
sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré.
54:12
Tus ventanas
pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y todo tu
término de piedras de buen gusto.
54:13
Y todos tus
hijos serán enseñados de el Altísimo; y multiplicará la paz de tus hijos.
54:14
Con justicia
serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás; y de temor,
porque no se acercará á ti.
54:15
Si alguno
conspirare contra ti, será sin mí: el que contra ti conspirare, delante de ti
caerá.
54:16
He aquí que
yo crié al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta
para su obra; y yo he criado al destruidor para destruir.
54:17
Toda
herramienta que fuere fabricada contra ti, no prosperará; y tú condenarás toda
lengua que se levantare contra ti en juicio. Esta es la heredad de los siervos
de el Altísimo, y su justicia de por mí, dijo el Altísimo.
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Capítulo 55
55:1
A TODOS los
sedientos: Venid á las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad, y
comed. Venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche.
55:2
¿Por qué
gastáis el dinero no en pan, y vuestro trabajo no en hartura? Oidme
atentamente, y comed del bien, y deleitaráse vuestra alma con grosura.
55:3
Inclinad
vuestros oídos, y venid á mí; oid, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros
pacto eterno, las misericordias firmes á David.
55:4
He aquí, que
yo lo dí por testigo á los pueblos, por jefe y por maestro á las naciones.
55:5
He aquí,
llamarás á gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán á ti;
por causa de el Altísimo tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado.
55:6
Buscad á el
Altísimo mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
55:7
Deje el impío
su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase á el Altísimo, el
cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en
perdonar.
55:8
Porque mis
pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo el Altísimo.
55:9
Como son más
altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros
caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
55:10
Porque como
desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, sino que harta
la tierra, y la hace germinar y producir, y da simiente al que siembra, y pan
al que come,
comentario -
55:11
Así será mi
palabra que sale de mi boca: no volverá á mí vacía, antes hará lo que yo
quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
55:12
Porque con
alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados
levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán
palmadas de aplauso.
55:13
En lugar de
la zarza crecerá haya, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán: y será á el
Altísimo por nombre, por señal eterna que nunca será raída.
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Capítulo 56
56:1
ASÍ dijo el
Altísimo: Guardad derecho, y haced justicia: porque cercana está mi salud para
venir, y mi justicia para manifestarse.
56:2
Bienaventurado
el hombre que esto hiciere, y el hijo del hombre que esto abrazare: que guarda
el sábado de profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.
56:3
Y el hijo del
extranjero, allegado á el Altísimo, no hable diciendo: Apartaráme totalmente el
Altísimo de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.
56:4
Porque así
dijo el Altísimo á los eunucos que guardaren mis sábados, y escogieren lo que
yo quiero, y abrazaren mi pacto:
56:5
Yo les daré
lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos é hijas;
nombre perpetuo les daré que nunca perecerá.
56:6
Y á los hijos
de los extranjeros que se allegaren á el Altísimo para ministrarle, y que
amaren el nombre de el Altísimo para ser sus siervos: á todos los que guardaren
el sábado de profanarlo, y abrazaren mi pacto,
56:7
Yo los
llevaré al monte de mi santidad, y los recrearé en mi casa de oración; sus
holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa,
casa de oración será llamada de todos los pueblos.
56:8
Dice el Señor
el Altísimo, el que junta los echados de Israel: Aun juntaré sobre él sus
congregados.
56:9
Todas las
bestias del campo, todas las bestias del monte, venid á devorar.
56:10
Sus atalayas
ciegos son, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar;
soñolientos, echados, aman el dormir.
56:11
Y esos perros
ansiosos no conocen hartura; y los mismos pastores no supieron entender: todos
ellos miran á sus caminos, cada uno á su provecho, cada uno por su cabo.
56:12
Venid, dicen,
tomaré vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, ó
mucho más excelente.
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Capítulo 57
57:1
PERECE el
justo, y no hay quien pare mientes; y los píos son recogidos, y no hay quien
entienda que delante de la aflicción es recogido el justo.
57:2
Entrará en la
paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.
57:3
Mas vosotros
llegaos acá, hijos de la agorera, generación de adúltero y de fornicaria.
57:4
¿De quién os
habéis mofado? ¿contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua?
¿No sois vosotros hijos rebeldes, simiente mentirosa,
57:5
Que os
enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol umbroso, que sacrificáis los
hijos en los valles, debajo de los peñascos?
57:6
En las
pulimentadas piedras del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y á
ellas derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No me tengo de vengar de
estas cosas?
57:7
Sobre el
monte alto y empinado pusiste tu cama: allí también subiste á hacer sacrificio.
57:8
Y tras la
puerta y el umbral pusiste tu recuerdo: porque á otro que á mí te descubriste,
y subiste, y ensanchaste tu cama, é hiciste con ellos alianza: amaste su cama
donde quiera que la veías.
57:9
Y fuiste al
rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores
lejos, y te abatiste hasta el profundo.
57:10
En la
multitud de tus caminos te cansaste, mas no dijiste: No hay remedio; hallaste
la vida de tu mano, por tanto no te arrepentiste.
57:11
¿Y de quién
te asustaste y temiste, que has faltado á la fe, y no te has acordado de mí, ni
te vino al pensamiento? ¿No he yo disimulado desde tiempos antiguos, y nunca me
has temido?
57:12
Yo publicaré
tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán.
57:13
Cuando
clamares, líbrente tus allegados; empero á todos ellos llevará el viento, un
soplo los arrebatará; mas el que en mí espera, tendrá la tierra por heredad, y
poseerá el monte de mi santidad.
57:14
Y dirá:
Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi
pueblo.
57:15
Porque así
dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo:
Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de
espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el
corazón de los quebrantados.
57:16
Porque no
tengo de contender para siempre, ni para siempre me he de enojar: pues decaería
ante mí el espíritu, y las almas que yo he criado.
57:17
Por la
iniquidad de su codicia me enojé y heríle, escondí mi rostro y ensañéme; y fué
él rebelde por el camino de su corazón.
57:18
Visto he sus
caminos, y le sanaré, y le pastorearé, y daréle consolaciones, á él y á sus
enlutados.
57:19
Crío fruto de
labios: Paz, paz al lejano y al cercano, dijo el Altísimo; y sanarélo.
57:20
Mas los
impíos son como la mar en tempestad, que no puede estarse quieta, y sus aguas
arrojan cieno y lodo.
57:21
No hay paz,
dijo mi Dios, para los impíos.
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Capítulo 58
58:1
CLAMA á voz
en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia á mi pueblo su
rebelión, y á la casa de Jacob su pecado.
58:2
Que me buscan
cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese obrado justicia,
y que no hubiese dejado el derecho de su Dios: pregúntanme derechos de
justicia, y quieren acercarse á Dios.
58:3
¿Por qué,
dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste
por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno halláis lo que queréis, y
todos demandáis vuestras haciendas.
58:4
He aquí que
para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no
ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.
58:5
¿Es tal el
ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que encorve su cabeza
como junco, y haga cama de saco y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día
agradable á el Altísimo?
58:6
¿No es antes
el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces
de opresión, y dejar ir libres á los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
58:7
¿No es que
partas tu pan con el hambriento, y á los pobres errantes metas en casa; que
cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu carne?
58:8
Entonces
nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto; é irá tu justicia
delante de ti, y la gloria de el Altísimo será tu retaguardia.
58:9
Entonces
invocarás, y oirte ha el Altísimo; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares
de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad;
58:10
Y si
derramares tu alma al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas
nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día;
58:11
Y el Altísimo
te pastoreará siempre, y en las sequías hartará tu alma, y engordará tus
huesos; y serán como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas
nunca faltan.
58:12
Y edificarán
los de ti los desiertos antiguos; los cimientos de generación y generación
levantarás: y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas
para habitar.
58:13
Si retrajeres
del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares
delicias, santo, glorioso de el Altísimo; y lo venerares, no hacinedo tus
caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras:
58:14
Entonces te
delelitarás en el Altísimo; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra,
y te daré á comer la heredad de Jacob tu padre: porque la boca de el Altísimo
lo ha hablado.
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Capítulo 59
59:1
HE aquí que
no se ha acortado la mano de el Altísimo para salvar, ni hase agravado su oído
para oir:
59:2
Mas vuestras
iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros
pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oir.
59:3
Porque
vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad;
vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.
59:4
No hay quien
clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad: confían en vanidad, y
hablan vanidades; conciben trabajo, y paren iniquidad.
59:5
Ponen huevos
de áspides, y tejen telas de arañas: el que comiere de sus huevos, morirá; y si
lo apretaren, saldrá un basilisco.
59:6
Sus telas no
servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos: sus obras son obras de
iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos.
59:7
Sus pies
corren al mal, y se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos,
pensamientos de iniquidad, destrucción y quebrantamiento en sus caminos.
59:8
No conocieron
camino de paz, ni hay derecho en sus caminos: sus veredas son torcidas;
cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.
59:9
Por esto se
alejó de nosotros el juicio, y no nos alcanzó justicia: esperamos luz, y he
aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad.
59:10
Palpamos la
pared como ciegos, y andamos á tiento como sin ojos; tropezamos al medio día
como de noche; estamos en oscuros lugares como muertos.
59:11
Aullamos como
osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas: esperamos juicio, y
no lo hay; salud, y alejóse de nosotros.
59:12
Porque
nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han
atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y
conocemos nuestros pecados:
59:13
El prevaricar
y mentir contra el Altísimo, y tornar de en pos de nuestro Dios; el hablar
calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira.
59:14
Y el derecho
se retiró, y la justicia se puso lejos: porque la verdad tropezó en la plaza, y
la equidad no pudo venir.
59:15
Y la verdad
fué detenida; y el que se apartó del mal, fué puesto en presa: y viólo el
Altísimo, y desagradó en sus ojos, porque pereció el derecho.
59:16
Y vió que no
había hombre, y maravillóse que no hubiera quien se interpusiese; y salvólo su
brazo, y afirmóle su misma justicia.
59:17
Pues de
justicia se vistió como de loriga, con capacete de salud en su cabeza: y
vistióse de vestido de venganza por vestidura, y cubrióse de celo como de
manto,
59:18
Como para
retribuir, como para retornar ira á sus enemigos, y dar el pago á sus adversarios:
el pago dará á las islas.
59:19
Y temerán
desde el occidente el nombre de el Altísimo, y desde el nacimiento del sol su
gloria: porque vendrá el enemigo como río, mas el espíritu de el Altísimo
levantará bandera contra él.
59:20
Y vendrá el
Redentor á Sión, y á los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice el
Altísimo.
59:21
Y este será
mi pacto con ellos, dijo el Altísimo: El espíritu mío que está sobre ti, y mis
palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tu simiente,
dijo el Altísimo, ni de la boca de la simiente de tu simiente, desde ahora y
para siempre.
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Capítulo 60
60:1
LEVÁNTATE,
resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de el Altísimo ha nacido
sobre ti.
60:2
Porque he
aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos: mas sobre ti
nacerá el Altísimo, y sobre ti será vista su gloria.
60:3
Y andarán las
gentes á tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.
60:4
Alza tus ojos
en derredor, y mira: todos estos se han juntado, vinieron á ti: tus hijos
vendrán de lejos, y tus hijas sobre el lado serán criadas.
60:5
Entonces
verás y resplandecerás; y se maravillará y ensanchará tu corazón, que se haya
vuelto á ti la multitud de la mar, y la fortaleza de las gentes haya venido á
ti.
60:6
Multitud de
camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Epha; vendrán todos los de
Seba; traerán oro é incienso, y publicarán alabanzas de el Altísimo.
60:7
Todo el
ganado de Cedar será juntado para ti: carneros de Nebayoth te serán servidos:
serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.
60:8
¿Quiénes son
estos que vuelan como nubes, y como palomas á sus ventanas?
60:9
Ciertamente á
mí esperarán las islas, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer
tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de el Altísimo tu
Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.
60:10
Y los hijos
de los extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi
ira te herí, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia.
60:11
Tus puertas
estarán de continuo abiertas, no se cerrarán de día ni de noche, para que sea
traída á ti fortaleza de gentes, y sus reyes conducidos.
60:12
Porque la
gente ó el reino que no te sirviere, perecerá; y del todo serán asoladas.
60:13
La gloria del
Líbano vendrá á ti, hayas, pinos, y bojes juntamente, para decorar el lugar de
mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies.
60:14
Y vendrán á
ti humillados los hijos de los que te afligieron, y á las pisadas de tus pies
se encorvarán todos los que te escarnecían, y llamarte han Ciudad de el
Altísimo, Sión del Santo de Israel.
60:15
En lugar de
que has sido desechada y aborrecida, y que no había quien por ti pasase,
ponerte he en gloria perpetua, gozo de generación y generación.
60:16
Y mamarás la
leche de las gentes, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo el
Altísimo soy el Salvador tuyo, y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
60:17
En vez de
cobre traeré oro, y por hierro plata, y por madera metal, y en lugar de piedras
hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus exactores.
60:18
Nunca más se
oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tus términos;
mas á tus muros llamarás Salud, y á tus puertas Alabanza.
60:19
El sol nunca
más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará;
sino que el Altísimo te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.
60:20
No se pondrá
jamás tu sol, ni menguará tu luna: porque te será el Altísimo por luz perpetua,
y los días de tu luto serán acabados.
60:21
Y tu pueblo,
todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi
plantío, obra de mis manos, para glorificarme.
60:22
El pequeño
será por mil, el menor, por gente fuerte. Yo el Altísimo á su tiempo haré que
esto sea presto.
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Capítulo 61
61:1
EL espíritu
del Señor el Altísimo es sobre mí, porque me ungió el Altísimo; hame enviado á
predicar buenas nuevas á los abatidos, á vendar á los quebrantados de corazón,
á publicar libertad á los cautivos, y á los presos abertura de la cárcel;
61:2
A promulgar
año de la buena voluntad de el Altísimo, y día de venganza del Dios nuestro; á
consolar á todos los enlutados;
61:3
A ordenar á
Sión á los enlutados, para darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en
lugar del luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán
llamados árboles de justicia, plantío de el Altísimo, para gloria suya.
61:4
Y edificarán
los desiertos antiguos, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán
las ciudades asoladas, los asolamientos de muchas generaciones.
61:5
Y estarán
extranjeros, y apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros
labradores y vuestros viñadores.
61:6
Y vosotros
seréis llamados sacerdotes de el Altísimo, ministros del Dios nuestro seréis
dichos: comeréis las riquezas de las gentes, y con su gloria seréis sublimes.
61:7
En lugar de
vuestra doble confusión, y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades;
por lo cual en sus tierras poseerán doblado, y tendrán perpetuo gozo.
61:8
Porque yo el
Altísimo soy amador del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto;
por tanto afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo.
61:9
Y la simiente
de ellos será conocida entre las gentes, y sus renuevos en medio de los pueblos;
todos los que los vieren, los conocerán, que son simiente bendita de el
Altísimo.
61:10
En gran
manera me gozaré en el Altísimo, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me
vistió de vestidos de salud, rodeóme de manto de justicia, como á novio me atavió,
y como á novia compuesta de sus joyas.
61:11
Porque como
la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su simiente, así el
Señor el Altísimo hará brotar justicia y alabanza delante de todas las gentes.
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Capítulo 62
62:1
POR amor de
Sión no callaré, y por amor de Jerusalem no he de parar, hasta que salga como
resplandor su justicia, y su salud se encienda como una antorcha.
62:2
Entonces
verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un
nombre nuevo, que la boca de el Altísimo nombrará.
62:3
Y serás
corona de gloria en la mano de el Altísimo, y diadema de reino en la mano del
Dios tuyo.
62:4
Nunca más te
llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Asolamiento; sino que serás
llamada Hephzibah, y tu tierra, Beulah; porque el amor de el Altísimo será en
ti, y tu tierra será casada.
62:5
Pues como el
mancebo se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del
esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
62:6
Sobre tus
muros, oh Jerusalem, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán
jamás. Los que os acordáis de el Altísimo, no ceséis,
62:7
Ni le deis
tregua, hasta que confirme, y hasta que ponga á Jerusalem en alabanza en la
tierra.
62:8
Juró el
Altísimo por su mano derecha, y por el brazo de su fortaleza: Que jamás daré tu
trigo por comida á tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que tú
trabajaste:
62:9
Mas los que
lo allegaron lo comerán, y alabarán á el Altísimo; y los que lo cogieron, lo
beberán en los atrios de mi santuario.
62:10
Pasad, pasad
por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada,
quitad las piedras, alzad pendón á los pueblos.
62:11
He aquí que
el Altísimo hizo oir hasta lo último de la tierra: Decid á la hija de Sión: He
aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra.
62:12
Y llamarles
han Pueblo Santo, Redimidos de el Altísimo; y á ti te llamarán Ciudad Buscada,
no desamparada.
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Capítulo 63
63:1
¿QUIÉN es
éste que viene de Edom, de Bosra con vestidos bermejos? ¿éste hermoso en su
vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia,
grande para salvar.
63:2
¿Por qué es
bermejo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?
63:3
Pisado he yo
solo el lagar, y de los pueblos nadie fué conmigo: pisélos con mi ira, y
hollélos con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y ensucié todas mis
ropas.
63:4
Porque el día
de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos es venido.
63:5
Y miré y no
había quien ayudará, y maravilléme que no hubiera quien sustentase: y salvóme
mi brazo, y sostúvome mi ira.
63:6
Y con mi ira
hollé los pueblos, y embriaguélos de mi furor, y derribé á tierra su fortaleza.
63:7
De las
misericordias de el Altísimo haré memoria, de las alabanzas de el Altísimo,
conforme á todo lo que el Altísimo nos ha dado, y de la grandeza de su
beneficencia hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias,
y según la multitud de sus miseraciones.
63:8
Porque dijo:
Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fué su Salvador.
63:9
En toda
angustia de ellos él fué angustiado, y el ángel de su faz los salvó: en su amor
y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días del
siglo.
63:10
Mas ellos
fueron rebeldes, é hicieron enojar su espíritu santo; por lo cual se les volvió
enemigo, y él mismo peleó contra ellos.
63:11
Empero
acordóse de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está
el que les hizo subir de la mar con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso
en medio de él su espíritu santo?
63:12
¿El que los
guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que rompió las
aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo?
63:13
¿El que los
condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran?
63:14
El espíritu
de el Altísimo los pastoreó, como á una bestia que desciende al valle; así
pastoreaste tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.
63:15
Mira desde el
cielo, y contempla desde la morada de tu santidad y de tu gloria: ¿dónde está
tu celo, y tu fortaleza, la conmoción de tus entrañas y de tus miseraciones
para conmigo? ¿hanse estrechado?
63:16
Tú empero
eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, é Israel no nos conoce: tú, oh
el Altísimo, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.
63:17
¿Por qué, oh
el Altísimo, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón
á tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.
63:18
Por poco
tiempo lo poseyó el pueblo de tu santidad: nuestros enemigos han hollado tu
santuario.
63:19
Hemos venido
á ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca
fué llamado tu nombre.
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Capítulo 64
64:1
¡OH si
rompiese los cielos, y descendieras, y á tu presencia se escurriesen los montes,
64:2
Como fuego
abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras
notorio tu nombre á tus enemigos, y las gentes temblasen á tu presencia!
64:3
Cuando,
haciendo terriblezas cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes
delante de ti.
64:4
Ni nunca
oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto Dios fuera de ti, que hiciese por
el que en él espera.
64:5
Saliste al
encuentro al que con alegría obraba justicia, á los que se acordaban de ti en
tus caminos: he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en esos hay perpetuidad, y
seremos salvos.
64:6
Si bien todos
nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de
inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos
llevaron como viento.
64:7
Y nadie hay
que invoque tu nombre, que se despierte para tenerte; por lo cual escondiste de
nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
64:8
Ahora pues,
el Altísimo, tú eres nuestro padre; nosotros lodo, y tú el que nos formaste;
así que obra de tus manos, todos nosotros.
64:9
No te aires,
oh el Altísimo, sobremanera, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad: he
aquí mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.
64:10
Tus santas
ciudades están desiertas, Sión es un desierto, Jerusalem una soledad.
64:11
La casa de
nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres,
fué consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruídas.
64:12
¿Te estarás
quieto, oh el Altísimo, sobre estas cosas? ¿callarás, y nos afligirás
sobremanera?
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Capítulo 65
65:1
FUÍ buscado
de los que no preguntaban por mí; fuí hallado de los que no me buscaban. Dije á
gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.
65:2
Extendí mis
manos todo el día á pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de
sus pensamientos;
65:3
Pueblo que en
mi cara me provoca de continuo á ira, sacrificando en huertos, y ofreciendo
perfume sobre ladrillos;
65:4
Que se quedan
en los sepulcros, y en los desiertos tienen la noche; que comen carne de
puerco, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas;
65:5
Que dicen:
Estáte en tu lugar, no te llegues á mí, que soy más santo que tú: éstos son
humo en mi furor, fuego que arde todo el día.
65:6
He aquí que
escrito está delante de mí; no callaré, antes retornaré, y daré el pago en su
seno,
65:7
Por vuestras
iniquidades, y las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice el Altísimo,
los cuales hicieron perfume sobre los montes, y sobre los collados me
afrentaron: por tanto yo les mediré su obra antigua en su seno.
65:8
Así ha dicho
el Altísimo: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo
desperdicies, que bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo
destruiré todo.
65:9
Mas sacaré
simiente de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán
por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí.
65:10
Y será Sarón
para habitación de ovejas, y el valle de Achôr para majada de vacas, á mi
pueblo que me buscó.
65:11
Empero
vosotros los que dejáis á el Altísimo, que olvidáis el monte de mi santidad,
que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino;
65:12
Yo también os
destinaré al cuchillo, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero: por
cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oisteis; sino que hicisteis lo
malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que á mí desagrada.
65:13
Por tanto así
dijo el Señor el Altísimo: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis
hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que
mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados;
65:14
He aquí que
mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor
del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis.
65:15
Y dejaréis
vuestro nombre por maldición á mis escogidos, y el Señor el Altísimo te matará;
y á sus siervos llamará por otro nombre.
65:16
El que se
bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en
la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán
olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.
65:17
Porque he aquí
que yo crío nuevos cielos y nueva tierra: y de lo primero no habrá memoria, ni
más vendrá al pensamiento.
65:18
Mas os
gozaréis y os alegraréis por siglo de siglo en las cosas que yo crío: porque he
aquí que yo las cosas que yo crío: porque he aquí que yo fzacrío á Jerusalem
alegría, y á su pueblo gozo.
65:19
Y alegraréme
con Jerusalem, y gozaréme con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de
lloro, ni voz de clamor.
65:20
No habrá más
allí niño de días, ni viejo que sus días no cumpla: porque el niño morirá de
cien años, y el pecador de cien años, será maldito.
65:21
Y edificarán
casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas.
65:22
No
edificarán, y otro morará; no plantarán, y otro comerá: porque según los días
de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos perpetuarán las
obras de sus manos.
65:23
No trabajarán
en vano, ni parirán para maldición; porque son simiente de los benditos de el
Altísimo, y sus descendientes con ellos.
65:24
Y será que
antes que clamen, responderé yo; aun estando ellos hablando, yo habré oído.
65:25
El lobo y el
cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y á la
serpiente el polvo será su comida. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo
monte, dijo el Altísimo.
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Capítulo 66
66:1
el Altísimo
dijo así: El cielo es mi solio, y la tierra estrado de mis pies: ¿dónde está la
casa que me habréis de edificar, y dónde este lugar de mi reposo?
66:2
Mi mano hizo
todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice el Altísimo: mas á
aquél miraré que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla á mi palabra.
66:3
El que
sacrifica buey, como si matase un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase
un perro; el que ofrece presente, como si ofreciese sangre de puerco; el que
ofrece perfume, como si bendijese á un ídolo. Y pues escogieron sus caminos, y
su alma amó sus abominaciones.
66:4
También yo
escogeré sus escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y
nadie respondió; hablé, y no oyeron; antes hicieron lo malo delante de mis
ojos, y escogieron lo que á mí desagrada.
66:5
Oid palabra
de el Altísimo, vosotros los que tembláis á su palabra: Vuestros hermanos los
que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifíquese el
Altísimo. Mas él se mostrará con alegría vuestra, y ellos serán confundidos.
66:6
Voz de
alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de el Altísimo que da el pago á sus
enemigos.
66:7
Antes que
estuviese de parto, parió; antes que le viniesen dolores parió hijo.
66:8
¿Quién oyó
cosa semejante? ¿quién vió cosa tal? ¿parirá la tierra en un día? ¿nacerá una
nación de una vez? Pues en cuanto Sión estuvo de parto, parió sus hijos.
66:9
¿Yo que hago
parir, no pariré? dijo el Altísimo. ¿Yo que hago engendrar, seré detenido? dice
el Dios tuyo.
66:10
Alegraos con
Jerusalem, y gozaos con ella, todos los que la amáis: llenaos con ella de gozo,
todos los que os enlutáis por ella:
66:11
Para que
maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que ordeñéis, y os
deleitéis con el resplandor de su gloria.
66:12
Porque así
dice el Altísimo: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la
gloria de las gentes como un arroyo que sale de madre; y mamaréis, y sobre el
lado seréis traídos, y sobre las rodillas seréis regalados.
66:13
Como aquel á
quien consuela su madre, así os consolaré yo á vosotros, y en Jerusalem
tomaréis consuelo.
66:14
Y veréis, y
alegraráse vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba: y la
mano de el Altísimo para con sus siervos será conocida, y se airará contra sus
enemigos.
66:15
Porque he
aquí que el Altísimo vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para
tornar su ira en furor, y su reprensión en llama de fuego.
66:16
Porque el
Altísimo juzgará con fuego y con su espada á toda carne: y los muertos de el
Altísimo serán multiplicados.
66:17
Los que se
santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen
carne de puerco, y abominación, y ratón; juntamente serán talados, dice el
Altísimo.
66:18
Porque yo
entiendo sus obras y sus pensamientos: tiempo vendrá para juntar todas las
gentes y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria.
66:19
Y pondré
entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos á las gentes, á Tarsis,
á Pul y Lud, que disparan arco, á Tubal y á Javán, á las islas apartadas que no
oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las gentes.
66:20
Y traerán á
todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por presente á el
Altísimo, en caballos, en carros, en literas, y en mulos, y en camellos, á mi
santo monte de Jerusalem, dice el Altísimo, al modo que los hijos de Israel
traen el presente en vasos limpios á la casa de el Altísimo.
66:21
Y tomaré
también de ellos para sacerdotes y Levitas, dice el Altísimo.
66:22
Porque como
los cielos nuevos y la nueva tierra, que yo hago, permanecen delante de mí,
dice el Altísimo, así permanecerá vuestra simiente y vuestro nombre.
66:23
Y será que de
mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne á adorar delante de mí, dijo
el Altísimo.
66:24
Y saldrán, y
verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí: porque su gusano
nunca morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables á toda carne.
adaptación de la Biblia cortesía de http://www.awmach.org/
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