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- ir a midrashim Capítulo 1
1:1
LIBRO de la
generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
cm
dom. 1,1-25 – cm2 dom. 1,1-25 -
1:2
Abraham engendró á Isaac: é Isaac engendró á Jacob: y
Jacob engendró á Judas y á sus hermanos:
1:3
Y Judas engendró de Thamar á Phares y á Zara: y Phares
engendró á Esrom: y Esrom engendró á Aram:
1:4
Y Aram engendró á Aminadab: y Aminadab engendró á
Naassón: y Naassón engendró á Salmón:
1:5
Y Salmón engendró de Rachâb á Booz, y Booz engendró de
Ruth á Obed y Obed engendró á Jessé:
1:6
Y Jessé
engendró al rey David: y el rey David engendró á Salomón de la que fué mujer de
Urías:
1:7
Y Salomón
engendró á Roboam: y Roboam engendró á Abía: y Abía engendró á Asa:
1:8
Y Asa
engendró á Josaphat: y Josaphat engendró á Joram: y Joram engendró á Ozías:
1:9
Y Ozías
engendró á Joatam: y Joatam engendró á Achâz: y Achâz engendró á Ezechîas:
1:10
Y Ezechîas
engendró á Manasés: y Manasés engendró á Amón: y Amón engendró á Josías:
1:11
Y Josías
engendró á Jechônías y á sus hermanos, en la transmigración de Babilonia.
1:12
Y después de
la transmigración de Babilonia, Jechônías engendró á Salathiel: y Salathiel
engendró á Zorobabel:
1:13
Y Zorobabel
engendró á Abiud: y Abiud engendró á Eliachîm: y Eliachîm engendró á Azor:
1:14
Y Azor
engendró á Sadoc: y Sadoc engendró á Achîm: y Achîm engendró á Eliud:
1:15
Y Eliud
engendró á Eleazar: y Eleazar engendró á Mathán: y Mathán engendró á Jacob:
1:16
Y Jacob
engendró á José, marido de María, de la cual nació Jesús, el cual es llamado el
Cristo.
cm fiesta 1,16.18-21.24ª -
1:17
De manera que
todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones: y
desde David hasta la transmigración de Babilonia, catorce generaciones: y desde
la transmigración de Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
1:18
Y el
nacimiento de Jesucristo fué así: Que siendo María su madre desposada con José,
antes que se juntasen, se halló haber concebido del Espíritu Santo.
com prueba visible del amor de Dios
-
1:19
Y José su
marido, como era justo, y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente.
1:20
Y pensando Él
en esto, he aquí el ángel del Señor le aparece en sueños, diciendo: José, hijo
de David, no temas de recibir á María tu mujer, porque lo que en ella es
engendrado, del Espíritu Santo es.
1:21
Y parirá un
hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque Él salvará á su pueblo de sus pecados.
1:22
Todo esto
aconteció para que se cumpliese lo que fué dicho por el Señor, por el profeta
que dijo:
1:23
He aquí la
virgen concebirá y parirá un hijo, Y llamarás su nombre Emmanuel, que
declarado, es: Con nosotros Dios.
1:24
Y despertando
José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió á su
mujer.
1:25
Y no la
conoció hasta que parió á su hijo primogénito: y llamó su nombre JESUS.
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Capítulo 2
2:1
Y COMO fué
nacido Jesús en Bethlehem de Judea en días del rey Herodes, he aquí unos magos
vinieron del oriente á Jerusalem,
cm dom.
2,1-12
– cm2 dom. 2,1-12 – cm3
dom. 2,1-12 -
2:2
Diciendo:
¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? porque su estrella hemos visto
en el oriente, y venimos á adorarle.
2:3
Y oyendo esto
el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalem con Él.
2:4
Y convocados
todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó
dónde había de nacer el Cristo.
2:5
Y ellos le
dijeron: En Bethlehem de Judea; porque así está escrito por el profeta:
2:6
Y tú,
Bethlehem, de tierra de Judá, No eres muy pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará á mi pueblo Israel.
2:7
Entonces
Herodes, llamando en secreto á los magos, entendió de ellos diligentemente el
tiempo del aparecimiento de la estrella;
2:8
Y enviándolos
á Bethlehem, dijo: Andad allá, y preguntad con diligencia por el niño; y
después que le hallareis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
2:9
Y ellos,
habiendo oído al rey, se fueron: y he aquí la estrella que habían visto en el
oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba
el niño.
2:10
Y vista la
estrella, se regocijaron con muy grande gozo.
2:11
Y entrando en
la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y
abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones, oro, é incienso y mirra.
2:12
Y siendo
avisados por revelación en sueños que no volviesen á Herodes, se volvieron á su
tierra por otro camino.
2:13
Y partidos
ellos, he aquí el ángel del Señor aparece en sueños á José, diciendo:
Levántate, y toma al niño y á su madre, y huye á Egipto, y estáte allá hasta
que yo te lo diga; porque ha de acontecer, que Herodes buscará al niño para
matarlo.
cm dom. 2,13-15.19-23 -
2:14
Y Él
despertando, tomó al niño y á su madre de noche, y se fué á Egipto;
2:15
Y estuvo allá
hasta la muerte de Herodes: para que se cumpliese lo que fué dicho por el
Señor, por el profeta que dijo: De Egipto llamé á mi Hijo.
2:16
Herodes
entonces, como se vió burlado de los magos, se enojó mucho, y envió, y mató á
todos los niños que había en Bethlehem y en todos sus términos, de edad de dos
años abajo, conforme al tiempo que había entendido de los magos.
com. designios misteriosos de Dios
-
2:17
Entonces fué
cumplido lo que se había dicho por el profeta Jeremías, que dijo:
2:18
Voz fué oída
en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido: Rachêl que llora sus hijos, Y no
quiso ser consolada, porque perecieron.
2:19
Mas muerto
Herodes, he aquí el ángel del Señor aparece en sueños á José en Egipto,
2:20
Diciendo:
Levántate, y toma al niño y á su madre, y vete á tierra de Israel; que muertos
son los que procuraban la muerte del niño.
2:21
Entonces Él
se levantó, y tomó al niño y á su madre, y se vino á tierra de Israel.
2:22
Y oyendo que
Archelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, temió ir allá: mas
amonestado por revelación en sueños, se fué á las partes de Galilea.
2:23
Y vino, y
habitó en la ciudad que se llama Nazaret: para que se cumpliese lo que fué
dicho por los profetas, que había de ser llamado Nazareno.
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Capítulo 3
3:1
Y EN aquellos
días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
3:2
Y diciendo:
Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado.
3:3
Porque éste
es aquel del cual fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: Voz de uno que
clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor, Enderezad sus veredas.
3:4
Y tenía Juan
su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero alrededor de sus lomos; y
su comida era langostas y miel silvestre.
3:5
Entonces
salía á Él Jerusalem, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del
Jordán;
3:6
Y eran
bautizados de Él en el Jordán, confesando sus pecados.
3:7
Y viendo Él
muchos de los Fariseos y de los Saduceos, que venían á su bautismo, decíales:
Generación de víboras, ¿quién os ha enseñado á huir de la ira que vendrá?
3:8
Haced pues
frutos dignos de arrepentimiento,
3:9
Y no penséis
decir dentro de vosotros: á Abraham tenemos por padre: porque yo os digo, que
puede Dios despertar hijos á Abraham aun de estas piedras.
3:10
Ahora, ya
también la segur está puesta á la raíz de los árboles; y todo árbol que no hace
buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
3:11
Yo á la
verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras mí, más
poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar; Él os
bautizará en Espíritu Santo y en fuego
3:12
Su aventador
en su mano está, y aventará su era: y allegará su trigo en el alfolí, y quemará
la paja en fuego que nunca se apagará.
3:13
Entonces
Jesús vino de Galilea á Juan al Jordán, para ser bautizado de Él.
cm dom. 3,13-17 -
3:14
Mas Juan lo
resistía mucho, diciendo: Yo he menester ser bautizado de ti, ¿y tú vienes á
mí?
3:15
Empero
respondiendo Jesús le dijo: Deja ahora; porque así nos conviene cumplir toda justicia.
Entonces le dejó.
3:16
Y Jesús,
después que fué bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron
abiertos, y vió al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre
Él.
3:17
Y he aquí una
voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo
contentamiento.
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Capítulo 4
4:1
ENTONCES
Jesús fué llevado del Espíritu al desierto, para ser tentado del diablo.
com 4,1 paralelismos de las
tentaciones - midr Dios prueba a los
fuertes – hst Lucha cuaresmal con mi zoológico –
domA 4, 1-11 – domC 4,1-13
–
4:2
Y habiendo
ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre.
midr
40 días y noches -
4:3
Y llegándose
á Él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan
pan.
4:4
Mas Él
respondiendo, dijo: Escrito está: No con solo el pan vivirá el hombre, mas con
toda palabra que sale de la boca de Dios.
hist la Biblia pan de vida eterna
-
4:5
Entonces el
diablo le pasa á la santa ciudad, y le pone sobre las almenas del templo,
4:6
Y le dice: Si
eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por
ti, Y te alzarán en las manos, Para que nunca tropieces con tu pie en piedra.
4:7
Jesús le
dijo: Escrito está además: No tentarás al Señor tu Dios.
4:8
Otra vez le
pasa el diablo á un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y
su gloria,
4:9
Y dícele:
Todo esto te daré, si postrado me adorares.
4:10
Entonces
Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á
Él solo servirás.
4:11
El diablo
entonces le dejó: y he aquí los ángeles llegaron y le servían.
4:12
Mas oyendo Jesús que Juan era preso, se volvió á
Galilea;
cm. dom. 4,12-23 -
4:13
Y dejando á
Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en los confines de
Zabulón y de Nephtalim:
4:14
Para que se
cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo:
4:15
La tierra de
Zabulón, y la tierra de Nephtalim, Camino de la mar, de la otra parte del
Jordán, Galilea de los Gentiles;
4:16
El pueblo
asentado en tinieblas, Vió gran luz; Y á los sentados en región y sombra de
muerte, Luz les esclareció.
cm ¿cuál es la
tiniebla de muerte? -
4:17
Desde
entonces comenzó Jesús á predicar, y á decir: Arrepentíos, que el reino de los
cielos se ha acercado.
com. el verdadero arrepentimiento
-
4:18
Y andando
Jesús junto á la mar de Galilea, vió á dos hermanos, Simón, que es llamado
Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en la mar; porque eran
pescadores.
4:19
Y díceles:
Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
4:20
Ellos
entonces, dejando luego las redes, le siguieron.
4:21
Y pasando de
allí vió otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en el
barco con Zebedeo, su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.
4:22
Y ellos,
dejando luego el barco y á su padre, le siguieron.
4:23
Y rodeó Jesús
toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio
del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
4:24
Y corría su
fama por toda la Siria; y le trajeron todos los que tenían mal: los tomados de
diversas enfermedades y tormentos, y los endemoniados, y lunáticos, y
paralíticos, y los sanó.
4:25
Y le
siguieron muchas gentes de Galilea y de Decápolis y de Jerusalem y de Judea y
de la otra parte del Jordán.
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Capítulo 5
5:1
Y VIENDO las
gentes, subió al monte; y sentándose, se llegaron á Él sus discípulos.
cm dom. 5,1-12 – cm fiesta
5,1-12 -
5:2
Y abriendo su
boca, les enseñaba, diciendo:
5:3
Bienaventurados
los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos.
com todos pueden ser felices – cm dom. 5,3-16 -
5:4
Bienaventurados
los que lloran: porque ellos recibirán consolación.
5:5
Bienaventurados
los mansos: porque ellos recibirán la tierra por heredad.
5:6
Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos.
5:7
Bienaventurados
los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia.
5:8
Bienaventurados
los de limpio corazón: porque ellos verán á Dios.
5:9
Bienaventurados
los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.
com la verdadera paz -
5:10
Bienaventurados
los que padecen persecución por causa de la justicia: porque de ellos es el
reino de los cielos.
5:11
Bienaventurados
sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal
por mi causa, mintiendo.
5:12
Gozaos y
alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron á
los profetas que fueron antes de vosotros.
5:13
Vosotros sois
la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale
más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.
com por vers. 5, 13-16 - ay la mediocridad – la máquina para predicar - midr
el ejemplo – mdr si pierde el sabor
-
5:14
Vosotros sois
la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Juan XIIII – encender una luz – com tinieblas -
5:15
Ni se
enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y
alumbra á todos los que están en casa.
com candelero Iglesia -
5:16
Así alumbre
vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y
glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.
mdr administrar las cosas no basta – com las tinieblas -
5:17
No penséis
que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar,
sino á cumplir.
com los tres niveles del cumplimiento
– cm dom. 5,17-37 -
5:18
Porque de
cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un
tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.
5:19
De manera que
cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así
enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas
cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los
cielos.
5:20
Porque os
digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los
Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
5:21
Oísteis que
fué dicho á los antiguos: No matarás; mas cualquiera que matare, será culpado
del juicio.
5:22
Mas yo os
digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del
juicio; y cualquiera que dijere á su hermano, Raca, será culpado del concejo; y
cualquiera que dijere, Fatuo, será culpado del infierno del fuego.
5:23
Por tanto, si
trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo
contra ti,
5:24
Deja allí tu
presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y
entonces ven y ofrece tu presente.
5:25
Concíliate
con tu adversario presto, entre tanto que estás con Él en el camino; porque no
acontezca que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al
alguacil, y seas echado en prisión.
5:26
De cierto te
digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
5:27
Oísteis que
fué dicho: No adulterarás:
5:28
Mas yo os digo,
que cualquiera que mira á una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su
corazón.
5:29
Por tanto, si
tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti: que mejor te
es que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno.
5:30
Y si tu mano
derecha te fuere ocasión de caer, córtala, y échala de ti: que mejor te es que
se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno.
5:31
También fué
dicho: Cualquiera que repudiare á su mujer, déle carta de divorcio:
5:32
Mas yo os
digo, que el que repudiare á su mujer, fuera de causa de fornicación, hace que
ella adultere; y el que se casare con la repudiada, comete adulterio.
5:33
Además habéis
oído que fué dicho á los antiguos: No te perjurarás; mas pagarás al Señor tus
juramentos.
5:34
Mas yo os
digo: No juréis en ninguna manera: ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
5:35
Ni por la
tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalem, porque es la ciudad
del gran Rey.
5:36
Ni por tu
cabeza jurarás, porque no puedes hacer un cabello blanco ó negro.
5:37
Mas sea
vuestro hablar: Sí, sí; No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
5:38
Oísteis que
fué dicho á los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente.
cm.dom. 5,38-48 -
5:39
Mas yo os
digo: No resistáis al mal; antes á cualquiera que te hiriere en tu mejilla
diestra, vuélvele también la otra;
com yo no soy el malo de la pelicula
-
5:40
Y al que
quisiere ponerte á pleito y tomarte tu ropa, déjale también la capa;
5:41
Y á
cualquiera que te cargare por una milla, ve con Él dos.
5:42
Al que te
pidiere, dale; y al que quisiere tomar de ti prestado, no se lo rehuses.
5:43
Oísteis que
fué dicho: Amarás á tu prójimo, y aborrecerás á tu enemigo.
5:44
Mas yo os
digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á
los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
5:45
Para que
seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga
sobre malos y buenos, y llueve sobre justos é injustos.
5:46
Porque si amareis á los que os aman, ¿qué recompensa
tendréis? ¿no hacen también lo mismo los
publicanos?
5:47
Y si abrazareis
á vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿no hacen también así los
Gentiles?
5:48
Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
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Capítulo 6
6:1
MIRAD que no
hagáis vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos: de
otra manera no tendréis merced de vuestro Padre que está en los cielos.
-
6:2
Cuando pues
haces limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas
en las sinagogas y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto
os digo, que ya tienen su recompensa.
6:3
Mas cuando tú
haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha;
6:4
Para que sea
tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, Él te recompensará en
público.
6:5
Y cuando
oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas,
y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de
cierto os digo, que ya tienen su pago.
6:6
Mas tú,
cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está
en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público.
com como y donde orar -
6:7
Y orando, no
seáis prolijos, como los Gentiles; que piensan que por su parlería serán oídos.
6:8
No os hagáis,
pues, semejantes á ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis
necesidad, antes que vosotros le pidáis.
6:9
Vosotros
pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre.
6:10
Venga tu
reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
6:11
Danos hoy
nuestro pan cotidiano.
6:12
Y perdónanos
nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores.
com más fácil -
6:13
Y no nos
metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder,
y la gloria, por todos los siglos. Amén.
6:14
Porque si
perdonareis á los hombres sus ofensas, os perdonará también á vosotros vuestro
Padre celestial.
6:15
Mas si no
perdonareis á los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará
vuestras ofensas.
6:16
Y cuando
ayunáis, no seáis como los hipócritas, austeros; porque ellos demudan sus
rostros para parecer á los hombres que ayunan: de cierto os digo, que ya tienen
su pago.
6:17
Mas tú,
cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro;
6:18
Para no
parecer á los hombres que ayunas, sino á tu Padre que está en secreto: y tu
Padre que ve en secreto, te recompensará en público.
6:19
No os hagáis
tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladronas
minan y hurtan;
6:20
Mas haceos
tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no
minan ni hurtan:
6:21
Porque donde
estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
6:22
La lámpara
del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será
luminoso:
6:23
Mas si tu ojo
fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que en ti hay
son tinieblas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas?
6:24
Ninguno puede
servir á dos señores; porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará
al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón.
cm dom. 6,24-34 -
6:25
Por tanto os
digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de
beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el
alimento, y el cuerpo que el vestido?
6:26
Mirad las
aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?.
6:27
Mas ¿quién de
vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo?
6:28
Y por el
vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen; no
trabajan ni hilan;
6:29
Mas os digo,
que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos.
6:30
Y si la
hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así,
¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe?
6:31
No os
congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos
cubriremos?
6:32
Porque los
Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de
todas estas cosas habéis menester.
6:33
Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.
6:34
Así que, no
os congojéis por el día de mañana; que el día de mañana traerá su fatiga: basta
al día su afán.
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Capítulo 7
7:1
NO juzguéis,
para que no seáis juzgados.
7:2
Porque con el
juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os
volverán á medir.
7:3
Y ¿por qué
miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que
está en tu ojo?
7:4
O ¿cómo dirás
á tu hermano: Espera, echaré de tu ojo la mota, y he aquí la viga en tu ojo?
7:5
¡Hipócrita!
echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de
tu hermano.
7:6
No deis lo
santo á los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; porque no
las rehuellen con sus pies, y vuelvan y os despedacen.
7:7
Pedid, y se
os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
7:8
Porque
cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá.
7:9
¿Qué hombre
hay de vosotros, á quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?
7:10
¿Y si le
pidiere un pez, le dará una serpiente?
7:11
Pues si
vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas á los que le piden?
7:12
Así que,
todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.
7:13
Entrad por la
puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á
perdición, y muchos son los que entran por ella.
7:14
Porque
estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los
que la hallan.
7:15
Y guardaos de
los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de
dentro son lobos rapaces.
7:16
Por sus
frutos los conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos, ó higos de los abrojos?
7:17
Así, todo
buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol maleado lleva malos frutos.
7:18
No puede el
buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos buenos.
7:19
Todo árbol
que no lleva buen fruto, córtase y échase en el fuego.
7:20
Así que, por
sus frutos los conoceréis.
7:21
No todo el
que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que
hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
cm dom. 7,21-27 -
7:22
Muchos me dirán
en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros?
7:23
Y entonces
les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.
7:24
Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé á un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la peña;
7:25
Y descendió
lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no
cayó: porque estaba fundada sobre la peña.
7:26
Y cualquiera
que me oye estas palabras, y no las hace, le compararé á un hombre insensato,
que edificó su casa sobre la arena;
7:27
Y descendió
lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, é hicieron ímpetu en aquella casa;
y cayó, y fué grande su ruina.
7:28
Y fué que,
como Jesús acabó estas palabras, las gentes se admiraban de su doctrina;
7:29
Porque les
enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
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Capítulo 8
8:1
Y COMO
descendió del monte, le seguían muchas gentes.
8:2
Y he aquí un
leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quisieres, puedes limpiarme.
8:3
Y extendiendo
Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y luego su lepra fué
limpiada.
8:4
Entonces
Jesús le dijo: Mira, no lo digas á nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y
ofrece el presente que mandó Moisés, para testimonio á ellos.
8:5
Y entrando
Jesús en Capernaum, vino á Él un centurión, rogándole,
8:6
Y diciendo:
Señor, mi mozo yace en casa paralítico, gravemente atormentado.
8:7
Y Jesús le
dijo: Yo iré y le sanaré.
8:8
Y respondió
el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado;
mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará.
8:9
Porque
también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de mí soldados: y digo á
éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace.
8:10
Y oyendo
Jesús, se maravilló, y dijo á los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun
en Israel he hallado fe tanta.
8:11
Y os digo que
vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac,
y Jacob, en el reino de los cielos:
8:12
Mas los hijos
del reino serán echados á las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el
crujir de dientes.
8:13
Entonces
Jesús dijo al centurión: Ve, y como creiste te sea hecho. Y su mozo fué sano en
el mismo momento.
8:14
Y vino Jesús
á casa de Pedro, y vió á su suegra echada en cama, y con fiebre.
8:15
Y tocó su
mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les servía.
8:16
Y como fué ya
tarde, trajeron á Él muchos endemoniados: y echó los demonios con la palabra, y
sanó á todos los enfermos;
8:17
Para que se
cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: El mismo tomó
nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
8:18
Y viendo
Jesús muchas gentes alrededor de sí, mandó pasar á la otra parte del lago.
8:19
Y llegándose
un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré á donde quiera que fueres.
8:20
Y Jesús le
dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del
hombre no tiene donde recueste su cabeza.
8:21
Y otro de sus
discípulos le dijo: Señor, dame licencia para que vaya primero, y entierre á mi
padre.
8:22
Y Jesús le
dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren á sus muertos.
8:23
Y entrando Él
en el barco, sus discípulos le siguieron.
8:24
Y he aquí,
fué hecho en la mar un gran movimiento, que el barco se cubría de las ondas;
mas Él dormía.
8:25
Y llegándose
sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos.
8:26
Y Él les
dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió á
los vientos y á la mar; y fué grande bonanza.
8:27
Y los hombres
se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y la mar le
obedecen?
8:28
Y como Él hubo
llegado en la otra ribera al país de los Gergesenos, le vinieron al encuentro
dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, que nadie
podía pasar por aquel camino.
8:29
Y he aquí
clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿has venido acá
á molestarnos antes de tiempo?
8:30
Y estaba
lejos de ellos un hato de muchos puercos paciendo.
8:31
Y los
demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos ir á aquel hato de
puercos.
8:32
Y les dijo:
Id. Y ellos salieron, y se fueron á aquel hato de puercos: y he aquí, todo el
hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en la mar, y murieron en las
aguas.
8:33
Y los
porqueros huyeron, y viniendo á la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que
había pasado con los endemoniados.
8:34
Y he aquí,
toda la ciudad salió á encontrar á Jesús: Y cuando le vieron, le rogaban que
saliese de sus términos.
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Capítulo 9
9:1
ENTONCES
entrando en el barco, pasó á la otra parte, y vino á su ciudad.
9:2
Y he aquí le
trajeron un paralítico, echado en una cama: y viendo Jesús la fe de ellos, dijo
al paralítico: Confía, hijo; tus pecados te son perdonados.
9:3
Y he aquí,
algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
9:4
Y viendo
Jesús sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
9:5
Porque, ¿qué
es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados; ó decir: Levántate, y anda?
9:6
Pues para que
sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados,
(dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete á tu casa.
9:7
Entonces Él
se levantó y se fué á su casa.
9:8
Y las gentes,
viéndolo, se maravillaron, y glorificaron á Dios, que había dado tal potestad á
los hombres.
9:9
Y pasando
Jesús de allí, vió á un hombre que estaba sentado al banco de los públicos
tributos, el cual se llamaba Mateo; y dícele: Sígueme. Y se levantó, y le
siguió.
cm vocación
- cm dom. 9,9-13 -
9:10
Y aconteció
que estando Él sentado á la mesa en casa, he aquí que muchos publicanos y
pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente á la mesa con Jesús y sus
discípulos.
9:11
Y viendo esto
los Fariseos, dijeron á sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los
publicanos y pecadores?
9:12
Y oyéndolo
Jesús, le dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los
enfermos.
9:13
Andad pues, y
aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: porque no he venido
á llamar justos, sino pecadores á arrepentimiento.
9:14
Entonces los
discípulos de Juan vienen á Él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los Fariseos
ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
9:15
Y Jesús les
dijo: ¿Pueden los que son de bodas tener luto entre tanto que el esposo está
con ellos? mas vendrán días cuando el esposo será quitado de ellos, y entonces
ayunarán.
9:16
Y nadie echa
remiendo de paño recio en vestido viejo; porque el tal remiendo tira del
vestido, y se hace peor la rotura.
9:17
Ni echan vino
nuevo en cueros viejos: de otra manera los cueros se rompen, y el vino se
derrama, y se pierden los cueros; mas echan el vino nuevo en cueros nuevos, y
lo uno y lo otro se conserva juntamente.
9:18
Hablando Él
estas cosas á ellos, he aquí vino un principal, y le adoraba, diciendo: Mi hija
es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
9:19
Y se levantó
Jesús, y le siguió, y sus discípulos.
9:20
Y he aquí una
mujer enferma de flujo de sangre doce años había, llegándose por detrás, tocó
la franja de su vestido:
9:21
Porque decía
entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré salva.
9:22
Mas Jesús
volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha salvado. Y la mujer
fué salva desde aquella hora.
9:23
Y llegado
Jesús á casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la gente que
hacía bullicio,
9:24
Díceles:
Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme. Y se burlaban de Él.
9:25
Y como la
gente fué echada fuera, entró, y tomóla de la mano, y se levantó la muchacha.
9:26
Y salió esta
fama por toda aquella tierra.
9:27
Y pasando
Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: Ten
misericordia de nosotros, Hijo de David.
9:28
Y llegado á
la casa, vinieron á Él los ciegos; y Jesús les dice: ¿Creéis que puedo hacer
esto? Ellos dicen: Sí, Señor.
9:29
Entonces tocó
los ojos de ellos, diciendo: Conforme á vuestra fe os sea hecho.
9:30
Y los ojos de
ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que
nadie lo sepa.
9:31
Mas ellos
salidos, divulgaron su fama por toda aquella tierra.
9:32
Y saliendo
ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado.
9:33
Y echado
fuera el demonio, el mudo habló; y las gentes se maravillaron, diciendo: Nunca
ha sido vista cosa semejante en Israel.
9:34
Mas los
Fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
9:35
Y rodeaba
Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y
predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en
el pueblo.
9:36
Y viendo las
gentes, tuvo compasión de ellas; porque estaban derramadas y esparcidas como
ovejas que no tienen pastor.
cm dom. 9,36-10,8 -
9:37
Entonces dice
á sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
9:38
Rogad, pues,
al Señor de la mies, que envíe obreros á su mies.
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Capítulo 10
10:1
ENTONCES
llamando á sus doce discípulos, les dió potestad contra los espíritus inmundos,
para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia.
10:2
Y los nombres
de los doce apóstoles son estos: el primero, Simón, que es dicho Pedro, y
Andrés su hermano; Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;
10:3
Felipe, y Bartolomé;
Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre
Tadeo;
10:4
Simón el
Cananita y Judas Iscariote, que también le entregó.
10:5
á estos doce
envió Jesús, á los cuales dió mandamiento, diciendo: Por el camino de los Gentiles
no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis;
10:6
Mas id antes
á las ovejas perdidas de la casa de Israel.
10:7
Y yendo,
predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
10:8
Sanad
enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia
recibisteis, dad de gracia.
10:9
No aprestéis
oro, ni plata, ni cobre en vuestras bolsas;
10:10
Ni alforja
para el camino, ni dos ropas de vestir, ni zapatos, ni bordón; porque el obrero
digno es de su alimento.
10:11
Mas en cualquier
ciudad, ó aldea donde entrareis, investigad quién sea en ella digno, y reposad
allí hasta que salgáis.
10:12
Y entrando en
la casa, saludadla.
10:13
Y si la casa
fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz
se volverá á vosotros.
10:14
Y cualquiera
que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa ó
ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.
10:15
De cierto os
digo, que el castigo será más tolerable á la tierra de los de Sodoma y de los de
Gomorra en el día del juicio, que á aquella ciudad.
10:16
He aquí, yo
os envío como á ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y
sencillos como palomas.
10:17
Y guardaos de
los hombres: porque os entregarán en concilios, y en sus sinagogas os azotarán;
10:18
Y aun á
príncipes y á reyes seréis llevados por causa de mí, por testimonio á ellos y á
los Gentiles.
10:19
Mas cuando os
entregaren, no os apuréis por cómo ó qué hablaréis; porque en aquella hora os
será dado qué habéis de hablar.
10:20
Porque no
sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en
vosotros.
10:21
Y el hermano
entregará al hermano á la muerte, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán
contra los padres, y los harán morir.
10:22
Y seréis
aborrecidos de todos por mi nombre; mas el que soportare hasta el fin, éste
será salvo.
10:23
Mas cuando os
persiguieren en esta ciudad, huid á la otra: porque de cierto os digo, que no
acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, que no venga el Hijo del
hombre.
10:24
El discípulo
no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.
10:25
Bástale al
discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de la
familia llamaron Beelzebub, ¿cuánto más á los de su casa?
10:26
Así que, no
los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni
oculto, que no haya de saberse.
cm dom. 10,26-33 -
10:27
Lo que os
digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído predicadlo desde los
terrados.
10:28
Y no temáis á
los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que
puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
10:29
¿No se venden
dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae á tierra sin
vuestro Padre.
10:30
Pues aun
vuestros cabellos están todos contados.
10:31
Así que, no
temáis: más valéis vosotros que muchos pajarillos.
10:32
Cualquiera
pues que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante
de mi Padre que está en los cielos.
10:33
Y cualquiera
que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre
que está en los cielos.
10:34
No penséis
que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino
espada.
10:35
Porque he
venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su
madre, y de la nuera contra su suegra.
10:36
Y los
enemigos del hombre serán los de su casa.
10:37
El que ama
padre ó madre más que á mí, no es digno de mí; y el que ama hijo ó hija más que
á mí, no es digno de mí.
cm dom. 10,37-47 -
10:38
Y el que no
toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
10:39
El que
hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la
hallará.
10:40
El que os
recibe á vosotros, á mí recibe; y el que á mí recibe, recibe al que me envió.
10:41
El que recibe
profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibirá; y el que recibe justo
en nombre de justo, merced de justo recibirá.
10:42
Y cualquiera
que diere á uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre
de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa.
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Capítulo 11
11:1
Y FUE, que
acabando Jesús de dar mandamientos á sus doce discípulos, se fué de allí á
enseñar y á predicar en las ciudades de ellos.
cm dom. 11,1-45 -
11:2
Y oyendo Juan
en la prisión los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos,
cm dom. 11,2-11 -
11:3
Diciendo:
¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos á otro?
11:4
Y
respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber á Juan las cosas que oís y
veis:
11:5
Los ciegos
ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los
muertos son resucitados, y á los pobres es anunciado el evangelio.
11:6
Y
bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.
11:7
E idos ellos,
comenzó Jesús á decir de Juan á las gentes: ¿Qué salisteis á ver al desierto?
¿una caña que es meneada del viento?
11:8
Mas ¿qué salisteis á ver? ¿un hombre cubierto de delicados vestidos? He aquí, los que
traen vestidos delicados, en las casas de los reyes están.
11:9
Mas ¿qué salisteis á ver? ¿un profeta? También os digo, y más que profeta.
11:10
Porque éste
es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, Que
aparejará tu camino delante de ti.
11:11
De cierto os
digo, que no se levantó entre los que nacen de mujeres otro mayor que Juan el
Bautista; mas el que es muy más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que
Él.
11:12
Desde los
días de Juan el Bautista hasta ahora, al reino de los cielos se hace fuerza, y
los valientes lo arrebatan.
11:13
Porque todos
los profetas y la ley hasta Juan profetizaron.
11:14
Y si queréis
recibir, Él es aquel Elías que había de venir.
11:15
El que tiene
oídos para oir, oiga.
11:16
Mas ¿á quién
compararé esta generación? Es semejante á los muchachos que se sientan en las
plazas, y dan voces á sus compañeros,
11:17
Y dicen: Os
tañimos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis.
11:18
Porque vino
Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene.
11:19
Vino el Hijo
del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de
vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la sabiduría es justificada por
sus hijos.
11:20
Entonces
comenzó á reconvenir á las ciudades en las cuales habían sido hechas muy muchas
de sus maravillas, porque no se habían arrepentido, diciendo:
11:21
¡Ay de ti,
Corazín! ¡Ay de ti, Bethsaida! porque si en Tiro y en Sidón fueran hechas las
maravillas que han sido hechas en vosotras, en otro tiempo se hubieran
arrepentido en saco y en ceniza.
11:22
Por tanto os
digo, que á Tiro y á Sidón será más tolerable el castigo en el día del juicio,
que á vosotras.
11:23
Y tú,
Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta los infiernos serás
abajada; porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido
hechas en ti, hubieran quedado hasta el día de hoy.
11:24
Por tanto os
digo, que á la tierra de los de Sodoma será más tolerable el castigo en el día
del juicio, que á ti.
11:25
En aquel
tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y
las hayas revelado á los niños.
cm dom. 11,25-30 -
11:26
Así, Padre,
pues que así agradó en tus ojos.
11:27
Todas las
cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni
al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel á quien el Hijo lo quisiere
revelar.
11:28
Venid á mí
todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.
11:29
Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas.
11:30
Porque mi
yugo es fácil, y ligera mi carga.
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Capítulo 12
12:1
EN aquel
tiempo iba Jesús por los sembrados en sábado; y sus discípulos tenían hambre, y
comenzaron á coger espigas, y á comer.
12:2
Y viéndolo
los Fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito
hacer es sábado.
12:3
Y Él les
dijo: ¿No habéis leído qué hizo David, teniendo Él hambre y los que con Él estaban:
12:4
Cómo entró en
la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no le era lícito
comer, ni á los que estaban con Él, sino á solos los sacerdotes¿
12:5
O ¿no habéis
leído en la ley, que los sábados en el templo los sacerdotes profanan el
sábado, y son sin culpa?
12:6
Pues os digo
que uno mayor que el templo está aquí.
12:7
Mas si
supieseis qué es: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenarías á los
inocentes:
midrash expiación -
12:8
Porque Señor
es del sábado el Hijo del hombre.
12:9
Y partiéndose
de allí, vino á la sinagoga de ellos.
12:10
Y he aquí
había allí uno que tenía una mano seca: y le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito
curar en sábado? por acusarle.
12:11
Y Él les
dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere ésta en
una fosa en sábado, no le eche mano, y la levante?
12:12
Pues ¿cuánto
más vale un hombre que una oveja? Así que, lícito es en los sábados hacer bien.
12:13
Entonces dijo
á aquel hombre: Extiende tu mano. Y Él la extendió, y fué restituída sana como
la otra.
12:14
Y salidos los
Fariseos, consultaron contra Él para destruirle.
12:15
Mas sabiendo
lo Jesús, se apartó de allí: y le siguieron muchas gentes, y sanaba á todos.
12:16
Y Él les
encargaba eficazmente que no le descubriesen:
12:17
Para que se
cumpliese lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que dijo:
12:18
He aquí mi
siervo, al cual he escogido; Mi Amado, en el cual se agrada mi alma: Pondré mi
Espíritu sobre Él Y á los Gentiles anunciará juicio.
12:19
No
contenderá, ni voceará: Ni nadie oirá en las calles su voz.
12:20
La caña
cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará, Hasta que saque á
victoria el juicio.
12:21
Y en su
nombre esperarán los Gentiles.
12:22
Entonces fué
traído á Él un endemoniado, ciego y mudo, y le sanó; de tal manera, que el
ciego y mudo hablaba y veía.
12:23
Y todas las
gentes estaban atónitas, y decían: ¿Será éste aquel Hijo de David?
12:24
Mas los
Fariseos, oyéndolo, decían: Este no echa fuera los demonios, sino por
Beelzebub, príncipe de los demonios.
12:25
Y Jesús, como
sabía los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo,
es desolado; y toda ciudad ó casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
12:26
Y si Satanás
echa fuera á Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá
su reino?
12:27
Y si yo por
Beelzebub echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por
tanto, ellos serán vuestros jueces.
12:28
Y si por
espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado á vosotros
el reino de Dios.
12:29
Porque, ¿cómo
puede alguno entrar en la casa del valiente, y saquear sus alhajas, si primero
no prendiere al valiente? y entonces saqueará su casa.
12:30
El que no es
conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, derrama.
12:31
Por tanto os
digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado á los hombres: mas la blasfemia
contra el Espíritu no será perdonada á los hombres.
12:32
Y cualquiera
que hablare contra el Hijo del hombre, le será perdonado: mas cualquiera que
hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en
el venidero.
12:33
O haced el
árbol bueno, y su fruto bueno, ó haced el árbol corrompido, y su fruto dañado;
porque por el fruto es conocido el árbol.
12:34
Generación de
víboras, ¿cómo podéis hablar bien, siendo malos? porque de la abundancia del
corazón habla la boca.
12:35
El hombre
bueno del buen tesoro del corazón saca buenas cosas: y el hombre malo del mal
tesoro saca malas cosas.
12:36
Mas yo os
digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en
el día del juicio;
12:37
Porque por
tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
12:38
Entonces
respondiendo algunos de los escribas y de los Fariseos, diciendo: Maestro,
deseamos ver de ti señal.
12:39
Y Él
respondió, y les dijo: La generación mala y adulterina demanda señal; mas señal
no le será dada, sino la señal de Jonás profeta.
12:40
Porque como
estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el
Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
12:41
Los hombres
de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán;
porque ellos se arrepintieron á la predicación de Jonás; y he aquí más que
Jonás en este lugar.
12:42
La reina del
Austro se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque
vino de los fines de la tierra para oir la sabiduría de Salomón: y he aquí más
que Salomón en este lugar.
12:43
Cuando el
espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo,
y no lo halla.
12:44
Entonces
dice: Me volveré á mi casa de donde salí: y cuando viene, la halla desocupada,
barrida y adornada.
12:45
Entonces va,
y toma consigo otros siete espíritus peores que Él, y entrados, moran allí; y
son peores las cosas; últimas del tal hombre que las primeras: así también
acontecerá á esta generación mala.
12:46
Y estando Él
aún hablando á las gentes, he aquí su madre y sus hermanos estaban fuera, que
le querían hablar.
12:47
Y le dijo
uno: He aquí tu madre y tus hermanos están fuera, que te quieren hablar.
12:48
Y
respondiendo Él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son
mis hermanos?
12:49
Y extendiendo
su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
12:50
Porque todo
aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi
hermano, y hermana, y madre.
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Capítulo 13
13:1
Y AQUEL día,
saliendo Jesús de casa, se sentó junto á la mar.
cm dom.
13,1-23
– cm dom. 13,1-15 -
13:2
Y se
allegaron á Él muchas gentes; y entrándose Él en el barco, se sentó, y toda la gente
estaba á la ribera.
13:3
Y les habló
muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí el que sembraba salió á sembrar.
13:4
Y sembrando,
parte de la simiente cayó junto al camino; y vinieron las aves, y la comieron.
13:5
Y parte cayó
en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y nació luego, porque no tenía
profundidad de tierra:
13:6
Mas en
saliendo el sol, se quemó; y secóse, porque no tenía raíz.
13:7
Y parte cayó
en espinas; y las espinas crecieron, y la ahogaron.
13:8
Y parte cayó
en buena tierra, y dió fruto, cuál a ciento, cuál á sesenta, y cuál á treinta.
13:9
Quien tiene
oídos para oir, oiga.
13:10
Entonces,
llegándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
13:11
Y Él
respondiendo, les dijo: Por que á vosotros es concedido saber los misterios del
reino de los cielos; mas á ellos no es concedido.
13:12
Porque á
cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo
que tiene le será quitado.
13:13
Por eso les
hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
13:14
De manera que
se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no
entenderéis; Y viendo veréis, y no miraréis.
13:15
Porque el
corazón de este pueblo está engrosado, Y de los oídos oyen pesadamente, Y de
sus ojos guiñan: Para que no vean de los ojos, Y oigan de los oídos, Y del
corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.
13:16
Mas
bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
13:17
Porque de
cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo
vieron: y oir lo que oís, y no lo oyeron.
13:18
Oid, pues,
vosotros la parábola del que siembra:
13:19
Oyendo
cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el malo, y arrebata
lo que fué sembrado en su corazón: éste es el que fué sembrado junto al camino.
13:20
Y el que fué
sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y luego la recibe con
gozo.
13:21
Mas no tiene
raíz en sí, antes es temporal que venida la aflicción ó la persecución por la
palabra, luego se ofende.
13:22
Y el que fué
sembrado en espinas, éste es el que oye la palabra; pero el afán de este siglo
y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra, y hácese infructuosa.
13:23
Mas el que
fué sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y el
que lleva fruto: y lleva uno á ciento, y otro á sesenta, y otro á treinta.
13:24
Otra parábola
les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que
siembra buena simiente en su campo:
cm dom. 13,24-43 -
13:25
Mas durmiendo
los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fué.
13:26
Y como la
hierba salió é hizo fruto, entonces apareció también la cizaña.
13:27
Y llegándose los
siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena
simiente en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene cizaña?
13:28
Y Él les
dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres,
pues, que vayamos y la cojamos?
13:29
Y Él dijo:
No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo.
13:30
Dejad crecer
juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré á
los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas
recoged el trigo en mi alfolí.
13:31
Otra parábola
les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza,
que tomándolo alguno lo sembró en su campo:
13:32
El cual á la
verdad es la más pequeña de todas las simientes; mas cuando ha crecido, es la
mayor de las hortalizas, y se hace árbol, que vienen las aves del cielo y hacen
nidos en sus ramas.
13:33
Otra parábola
les dijo: El reino de los cielos es semejante á la levadura que tomó una mujer,
y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó leudo.
13:34
Todo esto
habló Jesús por parábolas á las gentes, y sin parábolas no les hablaba:
13:35
Para que se
cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi
boca; Rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo.
13:36
Entonces,
despedidas las gentes, Jesús se vino á casa; y llegándose á Él sus discípulos,
le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
13:37
Y
respondiendo Él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del
hombre;
13:38
Y el campo es
el mundo; y la buena simiente son los hijos del reino, y la cizaña son los
hijos del malo;
13:39
Y el enemigo
que la sembró, es el diablo; y la siega es el fin del mundo, y los segadores
son los ángeles.
13:40
De manera que
como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo.
13:41
Enviará el
Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos, y los
que hacen iniquidad,
13:42
Y los echarán
en el horno de fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes.
13:43
Entonces los
justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre: el que tiene oídos
para oir, oiga.
13:44
Además, el
reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual
hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene,
y compra aquel campo.
cm dom. 13,44-52 -
13:45
También el
reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas;
13:46
Que hallando
una preciosa perla, fué y vendió todo lo que tenía, y la compró.
13:47
Asimismo el
reino de los cielos es semejante á la red, que echada en la mar, coge de todas
suertes de peces:
13:48
La cual
estando llena, la sacaron á la orilla; y sentados, cogieron lo bueno en vasos,
y lo malo echaron fuera.
13:49
Así será al
fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán á los malos de entre los
justos,
13:50
Y los echarán
en el horno del fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes.
13:51
Díceles
Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos responden: Sí, Señor.
13:52
Y Él les
dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos, es semejante á un
padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
13:53
Y aconteció
que acabando Jesús estas parábolas, pasó de allí.
13:54
Y venido á su
tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban
atónitos, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas?
13:55
¿No es éste
el hijo del carpintero? ¿no se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo y
José, y Simón, y Judas?
13:56
¿Y no están
todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?
13:57
Y se
escandalizaban en Él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra sino en su
tierra y en su casa.
13:58
Y no hizo
allí muchas maravillas, á causa de la incredulidad de ellos.
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Capítulo 14
14:1
EN aquel
tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús,
14:2
Y dijo á sus
criados: Este es Juan el Bautista: Él ha resucitado de los muertos, y por eso
virtudes obran en Él.
14:3
Porque
Herodes había prendido á Juan, y le había aprisionado y puesto en la cárcel,
por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;
14:4
Porque Juan
le decía: No te es lícito tenerla.
14:5
Y quería
matarle, mas temía al pueblo; porque le tenían como á profeta.
14:6
Mas
celebrándose el día del nacimiento de Herodes, la hija de Herodías danzó en
medio, y agradó á Herodes.
14:7
Y prometió Él
con juramento de darle todo lo que pidiese.
14:8
Y ella,
instruída primero de su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el
Bautista.
14:9
Entonces el
rey se entristeció; mas por el juramento, y por los que estaban juntamente á la
mesa, mandó que se le diese.
14:10
Y enviando,
degolló á Juan en la cárcel.
14:11
Y fué traída
su cabeza en un plato y dada á la muchacha; y ella la presentó á su madre.
14:12
Entonces
llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron; y fueron, y
dieron las nuevas á Jesús.
14:13
Y oyéndolo
Jesús, se apartó de allí en un barco á un lugar desierto, apartado: y cuando
las gentes lo oyeron, le siguieron á pie de las ciudades.
cm dom. 14,13-21 -
14:14
Y saliendo
Jesús, vió un gran gentío, y tuvo compasión de ellos, y sanó á los que de ellos
había enfermos.
14:15
Y cuando fué
la tarde del día, se llegaron á Él sus discípulos, diciendo: El lugar es
desierto, y el tiempo es ya pasado: despide las gentes, para que se vayan por
las aldeas, y compren para sí de comer.
14:16
Y Jesús les
dijo: No tienen necesidad de irse: dadles vosotros de comer.
14:17
Y ellos
dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
14:18
Y Él les
dijo: Traédmelos acá.
14:19
Y mandando á
las gentes recostarse sobre la hierba, tomando los cinco panes y los dos peces,
alzando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dió los panes á los discípulos,
y los discípulos á las gentes.
14:20
Y comieron
todos, y se hartaron; y alzaron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
14:21
Y los que
comieron fueron como cinco mil hombres, sin las mujeres y los niños.
14:22
Y luego Jesús
hizo á sus discípulos entrar en el barco, é ir delante de Él á la otra parte
del lago, entre tanto que Él despedía á las gentes.
cm dom. 14,22-33 -
14:23
Y despedidas
las gentes, subió al monte, apartado, á orar: y como fué la tarde del día,
estaba allí solo.
14:24
Y ya el barco
estaba en medio de la mar, atormentado de las ondas; porque el viento era
contrario.
14:25
Mas á la
cuarta vela de la noche, Jesús fué á ellos andando sobre la mar.
14:26
Y los
discípulos, viéndole andar sobre la mar, se turbaron, diciendo: Fantasma es. Y
dieron voces de miedo.
14:27
Mas luego
Jesús les habló, diciendo: Confiad, yo soy; no tengáis miedo.
14:28
Entonces le
respondió Pedro, y dijo: Señor, si tú eres, manda que yo vaya á ti sobre las
aguas.
14:29
Y Él dijo:
Ven. Y descendiendo Pedro del barco, andaba sobre las aguas para ir á Jesús.
14:30
Mas viendo el
viento fuerte, tuvo miedo; y comenzándose á hundir, dió voces, diciendo: Señor,
sálvame.
14:31
Y luego
Jesús, extendiendo la mano, trabó de Él, y le dice: Oh hombre de poca fe, ¿por
qué dudaste?
14:32
Y como ellos
entraron en el barco, sosegóse el viento.
14:33
Entonces los
que estaban en el barco, vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres
Hijo de Dios.
14:34
Y llegando á
la otra parte, vinieron á la tierra de Genezaret.
14:35
Y como le
conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron por toda aquella tierra alrededor,
y trajeron á Él todos los enfermos;
14:36
Y le rogaban
que solamente tocasen el borde de su manto; y todos los que tocaron, quedaron
sanos.
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Capítulo 15
15:1
ENTONCES
llegaron á Jesús ciertos escribas y Fariseos de Jerusalem, diciendo:
15:2
¿Por qué tus
discípulos traspasan la tradición de los ancianos? porque no se lavan las manos
cuando comen pan.
15:3
Y Él
respondiendo, les dijo: ¿Por qué también vosotros traspasáis el mandamiento de
Dios por vuestra tradición?
15:4
Porque Dios
mandó, diciendo: Honra al padre y á la madre, y, El que maldijere al padre ó á
la madre, muera de muerte.
15:5
Mas vosotros
decís: Cualquiera que dijere al padre ó á la madre: Es ya ofrenda mía á Dios
todo aquello con que pudiera valerte;
15:6
No deberá
honrar á su padre ó á su madre con socorro. Así habéis invalidado el
mandamiento de Dios por vuestra tradición.
15:7
Hipócritas,
bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo:
15:8
Este pueblo
de labios me honra; Mas su corazón lejos está de mí.
15:9
Mas en vano
me honran, Enseñando doctrinas y mandamientos de hombres.
15:10
Y llamando á
sí las gentes, les dijo: Oid, y entended:
15:11
No lo que
entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto
contamina al hombre.
15:12
Entonces
llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los Fariseos oyendo esta
palabra se ofendieron?
15:13
Mas
respondiendo Él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será
desarraigada.
15:14
Dejadlos: son
ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.
15:15
Y
respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola.
15:16
Y Jesús dijo:
¿Aun también vosotros sois sin entendimiento?
15:17
¿No entendéis
aún, que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la
letrina?
15:18
Mas lo que
sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.
15:19
Porque del
corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones,
hurtos, falsos testimonios, blasfemias.
15:20
Estas cosas
son las que contaminan al hombre: que comer con las manos por lavar no
contamina al hombre.
15:21
Y saliendo
Jesús de allí, se fué á las partes de Tiro y de Sidón.
cm dom. 15,21-28 -
15:22
Y he aquí una
mujer Cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole:
Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada
del demonio.
15:23
Mas Él no le
respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo:
Despáchala, pues da voces tras nosotros.
15:24
Y Él
respondiendo, dijo: No soy enviado sino á las ovejas perdidas de la casa de
Israel.
15:25
Entonces ella
vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme.
15:26
Y
respondiendo Él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo á los
perrillos.
15:27
Y ella dijo:
Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus
señores.
15:28
Entonces
respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como
quieres. Y fué sana su hija desde aquella hora.
15:29
Y partido
Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea: y subiendo al monte, se sentó
allí.
15:30
Y llegaron á
Él muchas gentes, que tenían consigo cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros
muchos enfermos: y los echaron á los pies de Jesús, y los sanó:
15:31
De manera que
se maravillaban las gentes, viendo hablar los mudos, los mancos sanos, andar
los cojos, y ver los ciegos: y glorificaron al Dios de Israel.
15:32
Y Jesús
llamando á sus discípulos, dijo: Tengo lástima de la gente, que ya hace tres
días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos ayunos no
quiero, porque no desmayen en el camino.
15:33
Entonces sus
discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, que
hartemos á tan gran compañía?
15:34
Y Jesús les
dice: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.
15:35
Y mandó á las
gentes que se recostasen sobre la tierra.
15:36
Y tomando los
siete panes y los peces, haciendo gracias, partió y dió á sus discípulos; y los
discípulos á la gente.
15:37
Y comieron
todos, y se hartaron: y alzaron lo que sobró de los pedazos, siete espuertas
llenas.
15:38
Y eran los
que habían comido, cuatro mil hombres, sin las mujeres y los niños.
15:39
Entonces,
despedidas las gentes, subió en el barco: y vino á los términos de Magdalá.
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Capítulo 16
16:1
Y LLEGÁNDOSE
los Fariseos y los Saduceos para tentarle, le pedían que les mostrase señal del
cielo.
16:2
Mas Él respondiendo,
les dijo: Cuando es la tarde del día, decís: Sereno; porque el cielo tiene
arreboles.
16:3
Y á la
mañana: Hoy tempestad; porque tiene arreboles el cielo triste. Hipócritas, que
sabéis hacer diferencia en la faz del cielo; ¿y en las señales de los tiempos
no podéis?
16:4
La generación
mala y adulterina demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal de
Jonás profeta. Y dejándolos, se fué.
16:5
Y viniendo
sus discípulos de la otra parte del lago, se habían olvidado de tomar pan.
16:6
Y Jesús les
dijo: Mirad, y guardaos de la levadura de los Fariseos y de los Saduceos.
16:7
Y ellos
pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no tomamos pan.
16:8
Y
entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de
poca fe, que no tomasteis pan?
16:9
¿No entendéis
aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántos
cestos alzasteis?
16:10
¿Ni de los
siete panes entre cuatro mil, y cuántas espuertas tomasteis?
16:11
¿Cómo es que
no entendéis que no por el pan os dije, que os guardaseis de la levadura de los
Fariseos y de los Saduceos?
16:12
Entonces
entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura de pan, sino
de la doctrina de los Fariseos y de los Saduceos.
16:13
Y viniendo Jesús
á las partes de Cesarea de Filipo, preguntó á sus discípulos, diciendo: ¿Quién
dicen los hombres que es el Hijo del hombre?
cm dom. 16,13-20 – cm fiesta 16,13-19 -
16:14
Y ellos
dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros; Jeremías, ó alguno de
los profetas.
16:15
El les dice:
Y vosotros, ¿quién decís que soy?
16:16
Y
respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
16:17
Entonces,
respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque
no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielos.
16:18
Mas yo
también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y
las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
16:19
Y á ti daré
las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será
ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los
cielos.
16:20
Entonces
mandó á sus discípulos que á nadie dijesen que Él era Jesús el Cristo.
16:21
Desde aquel
tiempo comenzó Jesús á declarar á sus discípulos que le convenía ir á
Jerusalem, y padecer mucho de los ancianos, y de los príncipes de los
sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
cm dom. 16,21-27 -
16:22
Y Pedro,
tomándolo aparte, comenzó á reprenderle, diciendo: Señor, ten compasión de ti:
en ninguna manera esto te acontezca.
16:23
Entonces Él,
volviéndose, dijo á Pedro: Quítate de delante de mí, Satanás; me eres
escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los hombres.
16:24
Entonces
Jesús dijo á sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí
mismo, y tome su cruz, y sígame.
16:25
Porque
cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere
su vida por causa de mí, la hallará.
16:26
Porque ¿de
qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y perdiere su alma? O ¿qué
recompensa dará el hombre por su alma?
16:27
Porque el
Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces
pagará á cada uno conforme á sus obras.
16:28
De cierto os
digo: hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que
hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino.
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Capítulo 17
17:1
Y DESPUÉS de
seis días, Jesús toma á Pedro, y á Jacobo, y á Juan su hermano, y los lleva
aparte á un monte alto:
17:2
Y se
transfiguró delante de ellos; y resplandeció su rostro como el sol, y sus
vestidos fueron blancos como la luz.
Com Dios se revela como siervo - com Dos montes, el Sinaí
y el Tabor -
17:3
Y he aquí les
aparecieron Moisés y Elías, hablando con Él.
17:4
Y
respondiendo Pedro, dijo á Jesús: Señor, bien es que nos quedemos aquí: si
quieres, hagamos aquí tres pabellones: para ti uno, y para Moisés otro, y otro
para Elías.
hst Un poco más, por favor -
17:5
Y estando aún
Él hablando, he aquí una nube de luz que los cubrió; y he aquí una voz de la
nube, que dijo: Este es mi Hijo amado, en el cual tomo contentamiento: á él
oid.
17:6
Y oyendo esto
los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y temieron en gran manera.
17:7
Entonces
Jesús llegando, los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.
17:8
Y alzando
ellos sus ojos, á nadie vieron, sino á solo Jesús.
17:9
Y como
descendieron del monte, les mandó Jesús, diciendo: No digáis á nadie la visión,
hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos.
17:10
Entonces sus
discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen pues los escribas que es
menester que Elías venga primero?
17:11
Y
respondiendo Jesús, les dijo: á la verdad, Elías vendrá primero, y restituirá
todas las cosas.
17:12
Mas os digo,
que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron en Él todo lo que
quisieron: así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.
17:13
Los
discípulos entonces entendieron, que les habló de Juan el Bautista.
17:14
Y como ellos
llegaron al gentío, vino á Él un hombre hincándosele de rodillas,
17:15
Y diciendo:
Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece malamente; porque
muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua.
17:16
Y le he presentado
á tus discípulos, y no le han podido sanar.
17:17
Y
respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación infiel y torcida! ¿hasta cuándo tengo
de estar con vosotros? ¿hasta cuándo os tengo de sufrir? traédmele acá.
17:18
Y Jesús le
reprendió, y salió el demonio de Él; y el mozo fué sano desde aquella hora.
17:19
Entonces,
llegándose los discípulos á Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no lo
pudimos echar fuera?
17:20
Y Jesús les
dijo: Por vuestra incredulidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe
como un grano de mostaza, diréis á este monte: Pásate de aquí allá: y se
pasará: y nada os será imposible.
17:21
Mas este
linaje no sale sino por oración y ayuno.
17:22
Y estando
ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del hombre será entregado en manos de
hombres,
17:23
Y le matarán;
mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.
17:24
Y como
llegaron á Capernaum, vinieron á Pedro los que cobraban las dos dracmas, y
dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
17:25
El dice: Sí.
Y entrando Él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón?
Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos ó el censo? ¿de sus hijos
ó de los extraños?
17:26
Pedro le
dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos son francos.
17:27
Mas porque no
los escandalicemos, ve á la mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que
viniere, tómalo, y abierta su boca, hallarás un estatero: tómalo, y dáselo por
mí y por ti.
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Capítulo 18
18:1
EN aquel
tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el
reino de los cielos?
18:2
Y llamando
Jesús á un niño, le puso en medio de ellos,
18:3
Y dijo: De
cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en
el reino de los cielos.
18:4
Así que,
cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los
cielos.
18:5
Y cualquiera
que recibiere á un tal niño en mi nombre, á mí recibe.
18:6
Y cualquiera
que escandalizare á alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera
que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase
en el profundo de la mar.
18:7
¡Ay del mundo
por los escándalos! porque necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel
hombre por el cual viene el escándalo!
18:8
Por tanto, si
tu mano ó tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo y échalo de ti: mejor te es
entrar cojo ó manco en la vida, que teniendo dos manos ó dos pies ser echado en
el fuego eterno.
18:9
Y si tu ojo
te fuere ocasión de caer, sácalo y échalo de ti: mejor te es entrar con un solo
ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno del fuego.
18:10
Mirad no
tengáis en poco á alguno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los
cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos.
18:11
Porque el
Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.
18:12
¿Qué os
parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se descarriase una de ellas, ¿no
iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, á buscar la que se había
descarriado?
18:13
Y si
aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquélla, que de las
noventa y nueve que no se descarriaron.
18:14
Así, no es la
voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos
pequeños.
18:15
Por tanto, si
tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y Él solo: si te oyere,
has ganado á tu hermano.
cm dom. 18,15-20 -
18:16
Mas si no te
oyere, toma aún contigo uno ó dos, para que en boca de dos ó de tres testigos
conste toda palabra.
18:17
Y si no oyere
á ellos, dilo á la iglesia: y si no oyere á la iglesia, tenle por étnico y
publicano.
18:18
De cierto os
digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo
que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.
18:19
Otra vez os
digo, que si dos de vosotros se convinieren en la tierra, de toda cosa que
pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
18:20
Porque donde
están dos ó tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos.
18:21
Entonces
Pedro, llegándose á Él, dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré á mi hermano que
pecare contra mí? ¿hasta siete?
cm dom. 18,21-35 -
18:22
Jesús le
dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete.
18:23
Por lo cual,
el reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que quiso hacer cuentas
con sus siervos.
18:24
Y comenzando
á hacer cuentas, le fué presentado uno que le debía diez mil talentos.
18:25
Mas á éste,
no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y á su mujer é hijos, con todo lo
que tenía, y que se le pagase.
18:26
Entonces
aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y
yo te lo pagaré todo.
18:27
El señor,
movido á misericordia de aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda.
18:28
Y saliendo
aquel siervo, halló á uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y
trabando de Él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que debes.
18:29
Entonces su
consiervo, postrándose á sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo,
y yo te lo pagaré todo.
18:30
Mas Él no
quiso; sino fué, y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda.
18:31
Y viendo sus
consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, declararon á su
señor todo lo que había pasado.
18:32
Entonces
llamándole su señor, le dice: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné,
porque me rogaste:
18:33
¿No te
convenía también á ti tener misericordia de tu consiervo, como también yo tuve
misericordia de ti?
18:34
Entonces su
señor, enojado, le entregó á los verdugos, hasta que pagase todo lo que le
debía.
18:35
Así también
hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de vuestros corazones
cada uno á su hermano sus ofensas.
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Capítulo 19
19:1
Y ACONTECIÓ
que acabando Jesús estas palabras, se pasó de Galilea, y vino á los términos de
Judea, pasado el Jordán.
19:2
Y le
siguieron muchas gentes, y los sanó allí.
19:3
Entonces se
llegaron á Él los Fariseos, tentándole, y diciéndole: ¿Es lícito al hombre
repudiar á su mujer por cualquiera causa?
19:4
Y Él
respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio,
macho y hembra los hizo,
19:5
Y dijo: Por
tanto, el hombre dejará padre y madre, y se unirá á su mujer, y serán dos en
una carne?
19:6
Así que, no
son ya más dos, sino una carne: por tanto, lo que Dios juntó, no lo aparte el
hombre.
19:7
Dícenle: ¿Por
qué, pues, Moisés mandó dar carta de divorcio, y repudiarla?
19:8
Díceles: Por
la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar á vuestras mujeres:
mas al principio no fué así.
19:9
Y yo os digo
que cualquiera que repudiare á su mujer, si no fuere por causa de fornicación,
y se casare con otra, adultera: y el que se casare con la repudiada, adultera.
19:10
Dícenle sus
discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene
casarse.
19:11
Entonces Él
les dijo: No todos reciben esta palabra, sino aquellos á quienes es dado.
19:12
Porque hay
eunucos que nacieron así del vientre de su madre; y hay eunucos, que son hechos
eunucos por los hombres; y hay eunucos que se hicieron á sí mismos eunucos por
causa del reino de los cielos; el que pueda ser capaz de eso, séalo.
19:13
Entonces le
fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase;
y los discípulos les riñeron.
19:14
Y Jesús dijo:
Dejad á los niños, y no les impidáis de venir á mí; porque de los tales es el
reino de los cielos.
19:15
Y habiendo
puesto sobre ellos las manos se partió de allí.
19:16
Y he aquí,
uno llegándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida
eterna?
19:17
Y Él le dijo:
¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es á saber, Dios: y si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
19:18
Dícele:
¿Cuáles? Y Jesús dijo: No mataras: No adulterarás: No hurtarás: No dirás falso
testimonio:
19:19
Honra á tu padre y á tu madre: y, Amarás á tu prójimo
como á ti mismo.
19:20
Dícele el
mancebo: Todo esto guardé desde mi juventud: ¿qué más me falta?
19:21
Dícele Jesús:
Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y da lo á los pobres, y
tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
19:22
Y oyendo el
mancebo esta palabra, se fué triste, porque tenía muchas posesiones.
19:23
Entonces
Jesús dijo á sus discípulos: De cierto os digo, que un rico difícilmente
entrará en el reino de los cielos.
19:24
Mas os digo,
que más liviano trabajo es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar
un rico en el reino de Dios.
19:25
Mas sus
discípulos, oyendo estas cosas, se espantaron en gran manera, diciendo: ¿Quién
pues podrá ser salvo?
19:26
Y mirándolos
Jesús, les dijo: Para con los hombres imposible es esto; mas para con Dios todo
es posible.
19:27
Entonces
respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todo, y te hemos
seguido: ¿qué pues tendremos?
19:28
Y Jesús les
dijo: De cierto os digo, que vosotros que me habéis seguido, en la
regeneración, cuando se sentará el Hijo del hombre en el trono de su gloria,
vosotros también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar á las doce tribus
de Israel.
19:29
Y cualquiera
que dejare casas, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó
tierras, por mi nombre, recibirá cien veces tanto, y heredará la vida eterna.
19:30
Mas muchos
primeros serán postreros, y postreros primeros.
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Capítulo 20
20:1
PORQUE el
reino de los cielos es semejante á un hombre, padre de familia, que salió por
la mañana á ajustar obreros para su viña.
cm dom. 20,1-16 –
20:2
Y habiéndose
concertado con los obreros en un denario al día, los envió á su viña.
20:3
Y saliendo
cerca de la hora de las tres, vió otros que estaban en la plaza ociosos;
20:4
Y les dijo:
Id también vosotros á mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron.
20:5
Salió otra
vez cerca de las horas sexta y nona, é hizo lo mismo.
20:6
Y saliendo
cerca de la hora undécima, halló otros que estaban ociosos; y díceles: ¿Por qué
estáis aquí todo el día ociosos?
20:7
Dícenle:
Porque nadie nos ha ajustado. Díceles: Id también vosotros á la viña, y
recibiréis lo que fuere justo.
20:8
Y cuando fué
la tarde del día, el señor de la viña dijo á su mayordomo: Llama á los obreros
y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.
20:9
Y viniendo
los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.
20:10
Y viniendo
también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos
recibieron cada uno un denario.
20:11
Y tomándolo,
murmuraban contra el padre de la familia,
20:12
Diciendo:
Estos postreros sólo han trabajado una hora, y los has hecho iguales á
nosotros, que hemos llevado la carga y el calor del día.
20:13
Y Él
respondiendo, dijo á uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no te
concertaste conmigo por un denario?
20:14
Toma lo que
es tuyo, y vete; mas quiero dar á este postrero, como á ti.
20:15
¿No me es
lícito á mi hacer lo que quiero con lo mío? ó ¿es malo tu ojo, porque yo soy
bueno?
20:16
Así los
primeros serán postreros, y los postreros primeros: porque muchos son llamados,
mas pocos escogidos.
20:17
Y subiendo
Jesús á Jerusalem, tomó sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:
20:18
He aquí
subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los príncipes de los
sacerdotes y á los escribas, y le condenarán á muerte;
20:19
Y le
entregarán á los Gentiles para que le escarnezcan, y azoten, y crucifiquen; mas
al tercer día resucitará.
20:20
Entonces se
llegó á Él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándole, y
pidiéndole algo.
20:21
Y Él le dijo:
¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu
mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino.
20:22
Entonces
Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿podéis beber el vaso que yo
he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Y ellos le
dicen: Podemos.
20:23
Y Él les
dice: A la verdad mi vaso beberéis, y del bautismo de que yo soy bautizado,
seréis bautizados; mas el sentaros á mi mano derecha y á mi izquierda, no es
mío dar lo, sino á aquellos para quienes está aparejado de mi Padre.
20:24
Y como los
diez oyeron esto, se enojaron de los dos hermanos.
20:25
Entonces
Jesús llamándolos, dijo: Sabéis que los príncipes de los Gentiles se enseñorean
sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad.
20:26
Mas entre
vosotros no será así; sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será
vuestro servidor;
20:27
Y el que
quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo:
20:28
Como el Hijo
del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos.
20:29
Entonces
saliendo ellos de Jericó, le seguía gran compañía.
20:30
Y he aquí dos
ciegos sentados junto al camino, como oyeron que Jesús pasaba, clamaron,
diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.
20:31
Y la gente
les reñía para que callasen; mas ellos clamaban más, diciendo: Señor, Hijo de
David, ten misericordia de nosotros.
20:32
Y parándose
Jesús, los llamó, y dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros?
20:33
Ellos le
dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
20:34
Entonces
Jesús, teniendo misericordia de ellos, les tocó los ojos, y luego sus ojos
recibieron la vista; y le siguieron.
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Capítulo 21
21:1
Y COMO se
acercaron á Jerusalem, y vinieron á Bethfagé, al monte de las Olivas, entonces
Jesús envió dos discípulos,
21:2
Diciéndoles:
Id á la aldea que está delante de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y
un pollino con ella: desatadla, y traédmelos.
21:3
Y si alguno
os dijere algo, decid: El Señor los ha menester. Y luego los dejará.
21:4
Y todo esto
fué hecho, para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo:
21:5
Decid á la
hija de Sión: He aquí, tu Rey viene á ti, Manso, y sentado sobre una asna, Y
sobre un pollino, hijo de animal de yugo.
21:6
Y los
discípulos fueron, é hicieron como Jesús les mandó;
21:7
Y trajeron el
asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y se sentó sobre ellos.
21:8
Y la
compañía, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino: y otros
cortaban ramos de los árboles, y los tendían por el camino.
21:9
Y las gentes
que iban delante, y las que iban detrás, aclamaban diciendo: ¡Hosanna al Hijo
de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las
alturas!
21:10
Y entrando Él
en Jerusalem, toda la ciudad se alborotó, diciendo. ¿Quién es éste?
21:11
Y las gentes
decían: Este es Jesús, el profeta, de Nazaret de Galilea.
21:12
Y entró Jesús
en el templo de Dios, y echó fuera todos los que vendían y compraban en el
templo, y trastornó las mesas de los cambiadores, y las sillas de los que
vendían palomas;
21:13
Y les dice:
Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros cueva de
ladrones la habéis hecho.
21:14
Entonces
vinieron á Él ciegos y cojos en el templo, y los sanó.
21:15
Mas los
príncipes de los sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y
á los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!
se indignaron,
21:16
Y le dijeron:
¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí: ¿nunca leísteis: De la boca de
los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
21:17
Y dejándolos,
se salió fuera de la ciudad, á Bethania; y posó allí.
21:18
Y por la
mañana volviendo á la ciudad, tuvo hambre.
21:19
Y viendo una
higuera cerca del camino, vino á ella, y no halló nada en ella, sino hojas
solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó
la higuera.
21:20
Y viendo esto
los discípulos, maravillados decían: ¿Cómo se secó luego la higuera?
21:21
Y
respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no
dudareis, no sólo haréis esto de la higuera: mas si á este monte dijereis:
Quítate y échate en la mar, será hecho.
21:22
Y todo lo que
pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
21:23
Y como vino
al templo, llegáronse á Él cuando estaba enseñando, los príncipes de los
sacerdotes y los ancianos del pueblo, diciendo. ¿Con qué autoridad haces esto?
¿y quién te dió esta autoridad?
21:24
Y
respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os preguntaré una palabra, la cual si me
dijereis, también yo os diré con qué autoridad hago esto.
21:25
El bautismo
de Juan, ¿de dónde era? ¿del cielo, ó de los hombres? Ellos entonces pensaron
entre sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le
creísteis?
21:26
Y si dijéremos,
de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen á Juan por profeta.
21:27
Y
respondiendo á Jesús, dijeron: No sabemos. Y Él también les dijo: Ni yo os digo
con qué autoridad hago esto.
21:28
Mas, ¿qué os
parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy
á trabajar en mi viña.
cm dom. 21,28-32 -
21:29
Y
respondiendo Él, dijo: No quiero; mas después, arrepentido, fué.
21:30
Y llegando al
otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo Él, dijo: Yo, señor, voy. Y no
fué.
21:31
¿Cuál de los
dos hizo la voluntad de su padre? Dicen ellos: El primero. Díceles Jesús: De
cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al reino de
Dios.
21:32
Porque vino á
vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; y los publicanos y las
rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para
creerle.
21:33
Oid otra
parábola: Fué un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña; y la cercó
de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la dió á renta á
labradores, y se partió lejos.
cm dom. 21,33-43 -
21:34
Y cuando se
acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos á los labradores, para que
recibiesen sus frutos.
21:35
Mas los
labradores, tomando á los siervos, al uno hirieron, y al otro mataron, y al
otro apedrearon.
21:36
Envió de
nuevo otros siervos, más que los primeros; é hicieron con ellos de la misma
manera.
21:37
Y á la postre
les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto á mi hijo.
21:38
Mas los
labradores, viendo al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid,
matémosle, y tomemos su heredad.
21:39
Y tomado, le
echaron fuera de la viña, y le mataron.
21:40
Pues cuando
viniere el señor de la viña, ¿qué hará á aquellos labradores?
21:41
Dícenle: á
los malos destruirá miserablemente, y su viña dará á renta á otros labradores,
que le paguen el fruto á sus tiempos.
21:42
Díceles
Jesús: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que
edificaban, Esta fué hecha por cabeza de esquina: Por el Señor es hecho esto, Y
es cosa maravillosa en nuestros ojos?
21:43
Por tanto os
digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado á gente que
haga los frutos de Él.
21:44
Y el que
cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le
desmenuzará.
21:45
Y oyendo los
príncipes de los sacerdotes y los Fariseos sus parábolas, entendieron que
hablaba de ellos.
21:46
Y buscando
cómo echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenían por profeta.
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Capítulo 22
22:1
Y
RESPONDIENDO Jesús, les volvió á hablar en parábolas, diciendo:
cm dom. 22,1-14
-
22:2
El reino de
los cielos es semejante á un hombre rey, que hizo bodas á su hijo;
22:3
Y envió sus
siervos para que llamasen los llamados á las bodas; mas no quisieron venir.
22:4
Volvió á
enviar otros siervos, diciendo: Decid á los llamados: He aquí, mi comida he
aparejado; mis toros y animales engordados son muertos, y todo está prevenido:
venid á las bodas.
22:5
Mas ellos no
se cuidaron, y se fueron, uno á su labranza, y otro á sus negocios;
22:6
Y otros,
tomando á sus siervos, los afrentaron y los mataron.
22:7
Y el rey,
oyendo esto, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó á aquellos homicidas,
y puso fuego á su ciudad.
22:8
Entonces dice
á sus siervos: Las bodas á la verdad están aparejadas; mas los que eran
llamados no eran dignos.
22:9
Id pues á las
salidas de los caminos, y llamad á las bodas á cuantos hallareis.
22:10
Y saliendo
los siervos por los caminos, juntaron á todos los que hallaron, juntamente
malos y buenos: y las bodas fueron llenas de convidados.
22:11
Y entró el
rey para ver los convidados, y vió allí un hombre no vestido de boda.
22:12
Y le dijo:
Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? Mas él cerró la boca.
22:13
Entonces el
rey dijo á los que servían: Atado de pies y de manos tomadle, y echadle en las
tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes.
22:14
Porque muchos
son llamados, y pocos escogidos.
22:15
Entonces,
idos los Fariseos, consultaron cómo le tomarían en alguna palabra.
cm dom. 22,15-21 -
22:16
Y envían á Él
los discípulos de ellos, con los Herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que
eres amador de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no
te curas de nadie, porque no tienes acepción de persona de hombres.
22:17
Dinos pues,
¿qué te parece? ¿es lícito dar tributo á César, ó no?
22:18
Mas Jesús,
entendida la malicia de ellos, les dice: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
22:19
Mostradme la
moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
22:20
Entonces les
dice: ¿Cúya es esta figura, y lo que está encima escrito?
22:21
Dícenle: De César.
Y
díceles: Pagad pues á César lo que es de César, y á Dios lo que es de Dios.
22:22
Y oyendo
esto, se maravillaron, y dejándole se fueron.
22:23
Aquel día
llegaron á Él los Saduceos, que dicen no haber resurrección, y le preguntaron,
22:24
Diciendo:
Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su
mujer, y despertará simiente á su hermano.
22:25
Fueron pues,
entre nosotros siete hermanos: y el primero tomó mujer, y murió; y no teniendo
generación, dejó su mujer á su hermano.
22:26
De la misma
manera también el segundo, y el tercero, hasta los siete.
22:27
Y después de
todos murió también la mujer.
22:28
En la
resurrección pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer? porque todos la tuvieron.
22:29
Entonces
respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y el poder de
Dios.
22:30
Porque en la
resurrección, ni los hombres tomarán mujeres, ni las mujeres marido; mas son
como los ángeles de Dios en el cielo.
22:31
Y de la
resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os es dicho por Dios, que
dice:
22:32
Yo soy el
Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de
muertos, sino de vivos.
22:33
Y oyendo esto
las gentes, estaban atónitas de su doctrina.
22:34
Entonces los
Fariseos, oyendo que había cerrado la boca á los Saduceos, se juntaron á una.
cm dom. 22,34-40 -
22:35
Y preguntó
uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole y diciendo:
22:36
Maestro, ¿cuál
es el mandamiento grande en la ley?
22:37
Y Jesús le
dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda
tu mente.
22:38
Este es el
primero y el grande mandamiento.
22:39
Y el segundo
es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
22:40
De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas.
22:41
Y estando
juntos los Fariseos, Jesús les preguntó,
22:42
Diciendo:
¿Qué os parece del Cristo? ¿de quién es Hijo? Dícenle: De David.
22:43
El les dice:
¿Pues cómo David en Espíritu le llama Señor, diciendo:
22:44
Dijo el Señor
á mi Señor: Siéntate á mi diestra, Entre tanto que pongo tus enemigos por
estrado de tus pies?
22:45
Pues si David
le llama Señor, ¿cómo es su Hijo?
22:46
Y nadie le
podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
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Capítulo 23
23:1
ENTONCES
habló Jesús á las gentes y á sus discípulos,
cm dom. 23,1-12 -
23:2
Diciendo:
Sobre la cátedra de Moisés se sentaron los escribas y los Fariseos:
23:3
Así que, todo
lo que os dijeren que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme á
sus obras: porque dicen, y no hacen.
23:4
Porque atan
cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los
hombres; mas ni aun con su dedo las quieren mover.
23:5
Antes, todas
sus obras hacen para ser mirados de los hombres; porque ensanchan sus
filacterias, y extienden los flecos de sus mantos;
23:6
Y aman los
primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas;
23:7
Y las
salutaciones en las plazas, y ser llamados de los hombres Rabbí, Rabbí.
23:8
Mas vosotros,
no queráis ser llamados Rabbí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; y
todos vosotros sois hermanos.
23:9
Y vuestro
padre no llaméis á nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual
está en los cielos.
23:10
Ni seáis
llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.
23:11
El que es el
mayor de vosotros, sea vuestro siervo.
23:12
Porque el que
se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado.
23:13
Mas ¡ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los
cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis, ni á los que están
entrando dejáis entrar.
midrash 4 tipos de discípulos -
23:14
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque coméis las casas de las
viudas, y por pretexto hacéis larga oración: por esto llevaréis mas grave juicio.
23:15
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque rodeáis la mar y la tierra
por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del infierno doble
más que vosotros.
23:16
¡Ay de
vosotros, guías ciegos! que decís: Cualquiera que jurare por el templo es nada;
mas cualquiera que jurare por el oro del templo, deudor es.
23:17
¡Insensatos y
ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, ó el templo que santifica al oro?
23:18
Y: Cualquiera
que jurare por el altar, es nada; mas cualquiera que jurare por el presente que
está sobre Él, deudor es.
23:19
¡Necios y
ciegos! porque, ¿cuál es mayor, el presente, ó el altar que santifica al
presente?
23:20
Pues el que
jurare por el altar, jura por Él, y por todo lo que está sobre Él;
23:21
Y el que
jurare por el templo, jura por Él, y por Aquél que habita en Él;
23:22
Y el que jura
por el cielo, jura por el trono de Dios, y por Aquél que está sentado sobre Él.
23:23
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo
y el comino, y dejasteis lo que es lo más grave de la ley, es á saber, el
juicio y la misericordia y la fe: esto era menester hacer, y no dejar lo otro.
23:24
¡Guías
ciegos, que coláis el mosquito, mas tragáis el camello!
23:25
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo que está de fuera
del vaso y del plato; mas de dentro están llenos de robo y de injusticia.
23:26
¡Fariseo
ciego, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de
fuera se haga limpio!
23:27
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque sois semejantes á sepulcros
blanqueados, que de fuera, á la verdad, se muestran hermosos, mas de dentro
están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad.
23:28
Así también
vosotros de fuera, á la verdad, os mostráis justos á los hombres; mas de
dentro, llenos estáis de hipocresía é iniquidad.
23:29
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de
los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,
23:30
Y decís: Si
fuéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en
la sangre de los profetas.
23:31
Así que,
testimonio dais á vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron á los
profetas.
23:32
¡Vosotros
también henchid la medida de vuestros padres!
23:33
¡Serpientes,
generación de víboras! ¿cómo evitaréis el juicio del infierno?
23:34
Por tanto, he
aquí, yo envío á vosotros profetas, y sabios, y escribas: y de ellos, á unos
mataréis y crucificaréis, y á otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y
perseguiréis de ciudad en ciudad:
23:35
Para que
venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra,
desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de
Barachîas, al cual matasteis entre el templo y el altar.
23:36
De cierto os
digo que todo esto vendrá sobre esta generación.
23:37
¡Jerusalem,
Jerusalem, que matas á los profetas, y apedreas á los que son enviados á ti!
¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo
de las alas, y no quisiste!
23:38
He aquí
vuestra casa os es dejada desierta.
23:39
Porque os
digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el
nombre del Señor.
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Capítulo 24
24:1
Y SALIDO
Jesús, íbase del templo; y se llegaron sus discípulos, para mostrarle los
edificios del templo.
24:2
Y
respondiendo Él, les dijo: ¿Veis todo esto? de cierto os digo, que no será
dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea destruída.
24:3
Y sentándose
Él en el monte de las Olivas, se llegaron á Él los discípulos aparte, diciendo:
Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del
mundo?
24:4
Y
respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
24:5
Porque
vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y á muchos engañarán.
24:6
Y oiréis
guerras, y rumores de guerras: mirad que no os turbéis; porque es menester que
todo esto acontezca; mas aún no es el fin.
24:7
Porque se levantará
nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y
terremotos por los lugares.
24:8
Y todas estas
cosas, principio de dolores.
24:9
Entonces os
entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las
gentes por causa de mi nombre.
24:10
Y muchos
entonces serán escandalizados; y se entregarán unos á otros, y unos á otros se
aborrecerán.
24:11
Y muchos
falsos profetas se levantarán y engañarán á muchos.
24:12
Y por haberse
multiplicado la maldad, la caridad de muchos se resfriará.
24:13
Mas el que
perseverare hasta el fin, éste será salvo.
24:14
Y será
predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los
Gentiles; y entonces vendrá el fin.
24:15
Por tanto,
cuando viereis la abominación del asolamiento, que fué dicha por Daniel
profeta, que estará en el lugar santo, (el que lee, entienda),
24:16
Entonces los
que están en Judea, huyan á los montes;
24:17
Y el que
sobre el terrado, no descienda á tomar algo de su casa;
24:18
Y el que en
el campo, no vuelva atrás á tomar sus vestidos.
24:19
Mas ¡ay de
las preñadas, y de las que crían en aquellos días!
24:20
Orad, pues,
que vuestra huída no sea en invierno ni en sábado;
24:21
Porque habrá
entonces grande aflicción, cual no fué desde el principio del mundo hasta
ahora, ni será.
24:22
Y si aquellos
días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los
escogidos, aquellos días serán acortados.
24:23
Entonces, si
alguno os dijere: He aquí está el Cristo, ó allí, no creáis.
24:24
Porque se
levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y
prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun á los escogidos.
24:25
He aquí os lo
he dicho antes.
24:26
Así que, si
os dijeren: He aquí en el desierto está; no salgáis: He aquí en las cámaras; no
creáis.
24:27
Porque como
el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será
también la venida del Hijo del hombre.
24:28
Porque donde
quiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
24:29
Y luego
después de la aflicción de aquellos días, el sol se obscurecerá, y la luna no
dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos
serán conmovidas.
24:30
Y entonces se
mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas
las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes
del cielo, con grande poder y gloria.
24:31
Y enviará sus
ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro
vientos, de un cabo del cielo hasta el otro.
24:32
De la higuera
aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan,
sabéis que el verano está cerca.
24:33
Así también
vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, á las
puertas.
24:34
De cierto os
digo, que no pasará esta generación, que todas estas cosas no acontezcan.
24:35
El cielo y la
tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
24:36
Empero del
día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo.
24:37
Mas como los
días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
cm dom. 24,37-44 -
24:38
Porque como
en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en
casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca,
24:39
Y no
conocieron hasta que vino el diluvio y llevó á todos, así será también la
venida del Hijo del hombre.
24:40
Entonces
estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado:
24:41
Dos mujeres
moliendo á un molinillo; la una será tomada, y la otra será dejada.
24:42
Velad pues,
porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor.
24:43
Esto empero
sabed, que si el padre de la familia supiese á cuál vela el ladrón había de
venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
24:44
Por tanto,
también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir á la
hora que no pensáis.
24:45
¿Quién pues
es el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su familia para que
les dé alimento á tiempo?
24:46
Bienaventurado
aquel siervo, al cual, cuando su señor viniere, le hallare haciendo así.
24:47
De cierto os
digo, que sobre todos sus bienes le pondrá.
24:48
Y si aquel
siervo malo dijere en su corazón Mi señor se tarda en venir:
24:49
Y comenzare á
herir á sus consiervos, y aun á comer y á beber con los borrachos;
24:50
Vendrá el
señor de aquel siervo en el día que no espera, y á la hora que no sabe,
24:51
Y le cortará
por medio, y pondrá su parte con los hipócritas: allí será el lloro y el crujir
de dientes.
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Capítulo 25
25:1
ENTONCES el
reino de los cielos será semejante á diez vírgenes, que tomando sus lámparas,
salieron á recibir al esposo.
cm dom. 25,1-13 -
25:2
Y las cinco
de ellas eran prudentes, y las cinco fatuas.
25:3
Las que eran
fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;
25:4
Mas las
prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas.
25:5
Y tardándose
el esposo, cabecearon todas, y se durmieron.
25:6
Y á la media
noche fué oído un clamor: He aquí, el esposo viene; salid á recibirle.
25:7
Entonces
todas aquellas vírgenes se levantaron, y aderezaron sus lámparas.
25:8
Y las fatuas
dijeron á las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se
apagan.
25:9
Mas las
prudentes respondieron, diciendo. Porque no nos falte á nosotras y á vosotras,
id antes á los que venden, y comprad para vosotras.
25:10
Y mientras
que ellas iban á comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas,
entraron con Él á las bodas; y se cerró la puerta.
25:11
Y después
vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos.
25:12
Mas
respondiendo Él, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
25:13
Velad, pues,
porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir.
25:14
Porque el
reino de los cielos es como un hombre que partiéndose lejos llamó á sus
siervos, y les entregó sus bienes.
cm dom. 25,14-30 -
25:15
Y á éste dió
cinco talentos, y al otro dos, y al otro uno: á cada uno conforme á su
facultad; y luego se partió lejos.
25:16
Y el que
había recibido cinco talentos se fué, y granjeó con ellos, é hizo otros cinco
talentos.
25:17
Asimismo el
que había recibido dos, ganó también Él otros dos.
25:18
Mas el que
había recibido uno, fué y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
25:19
Y después de
mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos, é hizo cuentas con ellos.
25:20
Y llegando el
que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor,
cinco talentos me entregaste; he aquí otros cinco talentos he ganado sobre
ellos.
25:21
Y su señor le
dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré: entra en el gozo de tu señor.
25:22
Y llegando
también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me
entregaste; he aquí otros dos talentos he ganado sobre ellos.
25:23
Su señor le
dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré: entra en el gozo de tu señor.
25:24
Y llegando
también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres
hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges donde no esparciste;
25:25
Y tuve miedo,
y fuí, y escondí tu talento en la tierra: he aquí tienes lo que es tuyo.
25:26
Y
respondiendo su señor, le dijo: Malo y negligente siervo, sabías que siego
donde no sembré y que recojo donde no esparcí;
25:27
Por tanto te
convenía dar mi dinero á los banqueros, y viniendo yo, hubiera recibido lo que
es mío con usura.
25:28
Quitadle pues
el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.
25:29
Porque á
cualquiera que tuviere, le será dado, y tendrá más; y al que no tuviere, aun lo
que tiene le será quitado.
25:30
Y al siervo
inútil echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de
dientes.
25:31
Y cuando el
Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Él, entonces
se sentará sobre el trono de su gloria.
cm dom. 25,31-46 -
25:32
Y serán
reunidas delante de Él todas las gentes: y los apartará los unos de los otros,
como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
25:33
Y pondrá las
ovejas á su derecha, y los cabritos á la izquierda.
25:34
Entonces el
Rey dirá á los que estarán á su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
25:35
Porque tuve
hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fuí huésped, y
me recogisteis;
25:36
Desnudo, y me
cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis á mí.
25:37
Entonces los
justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te
sustentamos? ¿ó sediento, y te dimos de beber?
25:38
¿Y cuándo te
vimos huésped, y te recogimos? ¿ó desnudo, y te cubrimos?
25:39
¿O cuándo te
vimos enfermo, ó en la cárcel, y vinimos á ti?
25:40
Y
respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis á uno
de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis.
25:41
Entonces dirá
también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego
eterno preparado para el diablo y para sus ángeles:
25:42
Porque tuve
hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
25:43
Fuí huésped,
y no me recogisteis; desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no
me visitasteis.
25:44
Entonces
también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, ó
sediento, ó huésped, ó desnudo, ó enfermo, ó en la cárcel, y no te servimos?
25:45
Entonces les
responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis á uno de
estos pequeñitos, ni á mí lo hicisteis.
25:46
E irán éstos
al tormento eterno, y los justos á la vida eterna.
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Capítulo 26
26:1
Y ACONTECIÓ
que, como hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo á sus discípulos:
26:2
Sabéis que
dentro de dos días se hace la pascua, y el Hijo del hombre es entregado para
ser crucificado.
26:3
Entonces los
príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos del pueblo se
juntaron al patio del pontífice, el cual se llamaba Caifás;
26:4
Y tuvieron
consejo para prender por engaño á Jesús, y matarle.
26:5
Y decían: No
en el día de la fiesta, porque no se haga alboroto en el pueblo.
26:6
Y estando
Jesús en Bethania, en casa de Simón el leproso,
26:7
Vino á Él una
mujer, teniendo un vaso de alabastro de ungüento de gran precio, y lo derramó
sobre la cabeza de Él, estando sentado á la mesa.
26:8
Lo cual
viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde esto?
26:9
Porque esto
se podía vender por gran precio, y darse á los pobres.
26:10
Y
entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué dais pena á esta mujer? Pues ha hecho
conmigo buena obra.
26:11
Porque
siempre tendréis pobres con vosotros, mas á mí no siempre me tendréis.
26:12
Porque
echando este ungüento sobre mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecho.
26:13
De cierto os
digo, que donde quiera que este evangelio fuere predicado en todo el mundo,
también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho.
26:14
Entonces uno
de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fué á los príncipes de los
sacerdotes,
cm dom. 26,14-27,66 -
26:15
Y les dijo:
¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le señalaron treinta piezas
de plata.
26:16
Y desde
entonces buscaba oportunidad para entregarle.
26:17
Y el primer
día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos á Jesús,
diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la pascua?
26:18
Y Él dijo: Id
á la ciudad á cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca;
en tu casa haré la pascua con mis discípulos.
26:19
Y los
discípulos hicieron como Jesús les mandó, y aderezaron la pascua.
26:20
Y como fué la
tarde del día, se sentó á la mesa con los doce.
26:21
Y comiendo
ellos, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me ha de entregar.
26:22
Y
entristecidos ellos en gran manera, comenzó cada uno de ellos á decirle: ¿Soy
yo, Señor?
26:23
Entonces Él
respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me ha de
entregar.
26:24
A la verdad
el Hijo del hombre va, como está escrito de Él, mas ¡ay de aquel hombre por
quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera al tal hombre no haber
nacido.
26:25
Entonces
respondiendo Judas, que le entregaba, dijo. ¿Soy yo, Maestro? Dícele: Tú lo has
dicho.
26:26
Y comiendo
ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dió á sus discípulos, y
dijo: Tomad, comed. esto es mi cuerpo.
26:27
Y tomando el
vaso, y hechas gracias, les dió, diciendo: Bebed de Él todos;
26:28
Porque esto
es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de
los pecados.
26:29
Y os digo,
que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando
lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
26:30
Y habiendo
cantado el himno, salieron al monte de las Olivas.
26:31
Entonces
Jesús les dice: Todos vosotros seréis escandalizados en mí esta noche; porque
escrito está: Heriré al Pastor, y las ovejas de la manada serán dispersas.
26:32
Mas después
que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea.
26:33
Y
respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca
seré escandalizado.
26:34
Jesús le
dice: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás
tres veces.
26:35
Dícele Pedro.
Aunque me sea menester morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos
dijeron lo mismo.
26:36
Entonces
llegó Jesús con ellos á la aldea que se llama Gethsemaní, y dice á sus
discípulos: Sentaos aquí, hasta que vaya allí y ore.
26:37
Y tomando á
Pedro, y á los dos hijos de Zebedeo, comenzó á entristecerse y á angustiarse en
gran manera.
26:38
Entonces
Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad
conmigo.
26:39
Y yéndose un
poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si
es posible, pase de mí este vaso; empero no como yo quiero, sino como tú.
26:40
Y vino á sus
discípulos, y los halló durmiendo, y dijo á Pedro: ¿Así no habéis podido velar
conmigo una hora?
26:41
Velad y orad,
para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la
carne enferma.
26:42
Otra vez fué,
segunda vez, y oró diciendo. Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin
que yo lo beba, hágase tu voluntad.
26:43
Y vino, y los
halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos estaban agravados.
26:44
Y dejándolos
fuése de nuevo, y oró tercera vez, diciendo las mismas palabras.
26:45
Entonces vino
á sus discípulos y díceles: Dormid ya, y descansad: he aquí ha llegado la hora,
y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
26:46
Levantaos,
vamos: he aquí ha llegado el que me ha entregado.
26:47
Y hablando
aún Él, he aquí Judas, uno de los doce, vino, y con Él mucha gente con espadas
y con palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los ancianos del
pueblo.
26:48
Y el que le
entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquél es:
prendedle.
26:49
Y luego que
llegó á Jesús, dijo: Salve, Maestro. Y le besó.
26:50
Y Jesús le
dijo: Amigo, ¿á qué vienes? Entonces llegaron, y echaron mano á Jesús, y le
prendieron.
26:51
Y he aquí,
uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, é
hiriendo á un siervo del pontífice, le quitó la oreja.
26:52
Entonces
Jesús le dice: Vuelve tu espada á su lugar; porque todos los que tomaren
espada, á espada perecerán.
26:53
¿Acaso
piensas que no puedo ahora orar á mi Padre, y Él me daría más de doce legiones
de ángeles?
26:54
¿Cómo, pues,
se cumplirían las Escrituras, que así conviene que sea hecho?
26:55
En aquella
hora dijo Jesús á las gentes: ¿Como á ladrón habéis salido con espadas y con
palos á prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y
no me prendisteis.
26:56
Mas todo esto
se hace, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los
discípulos huyeron, dejándole.
26:57
Y ellos,
prendido Jesús, le llevaron á Caifás pontífice, donde los escribas y los
ancianos estaban juntos.
26:58
Mas Pedro le
seguía de lejos hasta el patio del pontífice; y entrando dentro, estábase
sentado con los criados, para ver el fin.
26:59
Y los
príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y todo el consejo, buscaban falso
testimonio contra Jesús, para entregarle á la muerte;
26:60
Y no lo
hallaron, aunque muchos testigos falsos se llegaban; mas á la postre vinieron
dos testigos falsos,
26:61
Que dijeron:
Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.
26:62
Y
levantándose el pontífice, le dijo: ¿No respondes nada? ¿qué testifican éstos
contra ti?
26:63
Mas Jesús
callaba. Respondiendo el pontífice, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente,
que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios.
26:64
Jesús le
dijo: Tú lo has dicho: y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo de
los hombres sentado á la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las
nubes del cielo.
26:65
Entonces el
pontífice rasgó sus vestidos, diciendo: Blasfemado ha: ¿qué más necesidad
tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.
26:66
¿Qué os
parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte.
26:67
Entonces le
escupieron en el rostro, y le dieron de bofetadas; y otros le herían con
mojicones,
26:68
Diciendo:
Profetízanos tú, Cristo, quién es el que te ha herido.
26:69
Y Pedro
estaba sentado fuera en el patio: y se llegó á Él una criada, diciendo: Y tú
con Jesús el Galileo estabas.
26:70
Mas Él negó
delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.
26:71
Y saliendo Él
á la puerta, le vió otra, y dijo á los que estaban allí: También éste estaba
con Jesús Nazareno.
26:72
Y negó otra
vez con juramento: No conozco al hombre.
26:73
Y un poco
después llegaron los que estaban por allí, y dijeron á Pedro: Verdaderamente
también tú eres de ellos, porque aun tu habla te hace manifiesto.
26:74
Entonces
comenzó á hacer imprecaciones, y á jurar, diciendo: No conozco al hombre. Y el
gallo cantó luego.
26:75
Y se acordó
Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me
negarás tres veces. Y saliéndose fuera, lloró amargamente.
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Capítulo 27
27:1
Y VENIDA la
mañana, entraron en consejo todos los príncipes de los sacerdotes, y los
ancianos del pueblo, contra Jesús, para entregarle á muerte.
27:2
Y le llevaron
atado, y le entregaron á Poncio Pilato presidente.
27:3
Entonces
Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, volvió arrepentido
las treinta piezas de plata á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos,
27:4
Diciendo: Yo
he pecado entregando la sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da á
nosotros? Viéraslo tú.
27:5
Y arrojando
las piezas de plata en el templo, partióse; y fué, y se ahorcó.
27:6
Y los
príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito
echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sangre.
27:7
Mas habido
consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los
extranjeros.
27:8
Por lo cual
fué llamado aquel campo, Campo de sangre, hasta el día de hoy.
27:9
Entonces se
cumplió lo que fué dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las
treinta piezas de plata, precio del apreciado, que fué apreciado por los hijos
de Israel;
27:10
Y las dieron
para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.
27:11
Y Jesús
estuvo delante del presidente; y el presidente le preguntó, diciendo: ¿Eres tú
el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.
27:12
Y siendo
acusado por los príncipes de los sacerdotes, y por los ancianos, nada
respondió.
27:13
Pilato
entonces le dice: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?
27:14
Y no le
respondió ni una palabra; de tal manera que el presidente se maravillaba mucho,
27:15
Y en el día
de la fiesta acostumbraba el presidente soltar al pueblo un preso, cual
quisiesen.
27:16
Y tenían
entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás.
27:17
Y juntos
ellos, les dijo Pilato; ¿Cuál queréis que os suelte? ¿á Barrabás ó á Jesús que
se dice el Cristo?
27:18
Porque sabía
que por envidia le habían entregado.
27:19
Y estando Él
sentado en el tribunal, su mujer envió á Él, diciendo: No tengas que ver con
aquel justo; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de Él.
27:20
Mas los
príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese
á Barrabás, y á Jesús matase.
27:21
Y
respondiendo el presidente les dijo: ¿Cuál de los dos queréis que os suelte? Y
ellos dijeron: á Barrabás.
27:22
Pilato les
dijo: ¿Qué pues haré de Jesús que se dice el Cristo? Dícenle todos: Sea
crucificado.
27:23
Y el
presidente les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Mas ellos gritaban más, diciendo:
Sea crucificado.
27:24
Y viendo
Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó
las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este
justo veréis lo vosotros.
27:25
Y
respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre
nuestros hijos.
27:26
Entonces les
soltó á Barrabás: y habiendo azotado á Jesús, le entregó para ser crucificado.
27:27
Entonces los
soldados del presidente llevaron á Jesús al pretorio, y juntaron á Él toda la
cuadrilla;
27:28
Y
desnudándole, le echaron encima un manto de grana;
27:29
Y pusieron
sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; é
hincando la rodilla delante de Él, le burlaban, diciendo: ¡Salve, Rey de los
Judíos!
27:30
Y escupiendo
en Él, tomaron la caña, y le herían en la cabeza.
27:31
Y después que
le hubieron escarnecido, le desnudaron el manto, y le vistieron de sus
vestidos, y le llevaron para crucificarle.
27:32
Y saliendo,
hallaron á un Cireneo, que se llamaba Simón: á éste cargaron para que llevase
su cruz.
27:33
Y como
llegaron al lugar que se llamaba Gólgotha, que es dicho, El lugar de la
calavera,
27:34
Le dieron á
beber vinagre mezclado con hiel: y gustando, no quiso beber lo
27:35
Y después que
le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes: para que se
cumpliese lo que fué dicho por el profeta: Se repartieron mis vestidos, y sobre
mi ropa echaron suertes.
27:36
Y sentados le
guardaban allí.
27:37
Y pusieron
sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESUS EL REY DE LOS JUDIOS.
27:38
Entonces
crucificaron con Él dos ladrones, uno á la derecha, y otro á la izquierda.
27:39
Y los que
pasaban, le decían injurias, meneando sus cabezas,
27:40
Y diciendo:
Tú, el que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate á ti
mismo: si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.
27:41
De esta
manera también los príncipes de los sacerdotes, escarneciendo con los escribas
y los Fariseos y los ancianos, decían:
27:42
á otros
salvó, á sí mismo no puede salvar: si es el Rey de Israel, descienda ahora de
la cruz, y creeremos en Él.
27:43
Confió en
Dios: líbrele ahora si le quiere: porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.
27:44
Lo mismo
también le zaherían los ladrones que estaban crucificados con Él.
27:45
Y desde la
hora de sexta fueron tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona.
27:46
Y cerca de la
hora de nona, Jesús exclamó con grande voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama
sabachtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
27:47
Y algunos de
los que estaban allí, oyéndolo, decían: A Elías llama éste.
27:48
Y luego,
corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la hinchió de vinagre, y poniéndola
en una caña, dábale de beber.
27:49
Y los otros
decían: Deja, veamos si viene Elías á librarle.
27:50
Mas Jesús,
habiendo otra vez exclamado con grande voz, dió el espíritu.
27:51
Y he aquí, el
velo del templo se rompió en dos, de alto á bajo: y la tierra tembló, y las
piedras se hendieron;
27:52
Y abriéronse
los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;
27:53
Y salidos de
los sepulcros, después de su resurrección, vinieron á la santa ciudad, y
aparecieron á muchos.
27:54
Y el
centurión, y los que estaban con Él guardando á Jesús, visto el terremoto, y las
cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente
Hijo de Dios era éste.
27:55
Y estaban
allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido de Galilea á
Jesús, sirviéndole:
27:56
Entre las
cuales estaban María Magdalena, y María la madre de Jacobo y de José, y la
madre de los hijos de Zebedeo.
27:57
Y como fué la
tarde del día, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también
había sido discípulo de Jesús.
27:58
Este llegó á
Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús: entonces Pilato mandó que se le diese el
cuerpo.
27:59
Y tomando
José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia,
27:60
Y lo puso en
su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña: y revuelta una grande piedra á
la puerta del sepulcro, se fué.
27:61
Y estaban
allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro.
27:62
Y el
siguiente día, que es después de la preparación, se juntaron los príncipes de
los sacerdotes y los Fariseos á Pilato,
27:63
Diciendo:
Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres
días resucitaré.
27:64
Manda, pues,
que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; porque no vengan sus
discípulos de noche, y le hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y
será el postrer error peor que el primero.
27:65
Y Pilato les
dijo: Tenéis una guardia: id, aseguradlo como sabéis.
27:66
Y yendo
ellos, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra, con la guardia.
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Capítulo 28
28:1
Y LA víspera
de sábado, que amanece para el primer día de la semana, vino María Magdalena, y
la otra María, á ver el sepulcro.
cm dom. 28,1-10
28:2
Y he aquí,
fué hecho un gran terremoto: porque el ángel del Señor, descendiendo del cielo
y llegando, había revuelto la piedra, y estaba sentado sobre ella.
28:3
Y su aspecto
era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.
28:4
Y de miedo de
Él los guardas se asombraron, y fueron vueltos como muertos.
28:5
Y respondiendo
el ángel, dijo á las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis á
Jesús, que fué crucificado.
28:6
No está aquí;
porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fué puesto el Señor.
28:7
E id presto,
decid á sus discípulos que ha resucitado de los muertos: y he aquí va delante
de vosotros á Galilea; allí le veréis; he aquí, os lo he dicho.
28:8
Entonces
ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo á dar las
nuevas á sus discípulos. Y mientras iban á dar las nuevas á sus discípulos,
28:9
He aquí,
Jesús les sale al encuentro, diciendo: Salve. Y ellas se llegaron y abrazaron
sus pies, y le adoraron.
28:10
Entonces
Jesús les dice: No temáis: id, dad las nuevas á mis hermanos, para que vayan á
Galilea, y allí me verán.
28:11
Y yendo
ellas, he aquí unos de la guardia vinieron á la ciudad, y dieron aviso á los
príncipes de los sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.
28:12
Y juntados
con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero á los soldados,
28:13
Diciendo:
Decid: Sus discípulos vinieron de noche, y le hurtaron, durmiendo nosotros.
28:14
Y si esto
fuere oído del presidente, nosotros le persuadiremos, y os haremos seguros.
28:15
Y ellos,
tomando el dinero, hicieron como estaban instruídos: y este dicho fué divulgado
entre los Judíos hasta el día de hoy.
28:16
Mas los once
discípulos se fueron á Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
cm dom. 28,16-20 -
28:17
Y como le vieron,
le adoraron: mas algunos dudaban.
28:18
Y llegando
Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra.
28:19
Por tanto,
id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo:
28:20
Enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
adaptación de la Biblia cortesía de http://www.awmach.org/
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