Les dirás pues: Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Volveos á mí, dice el Altísimo de los ejércitos, y yo me volveré á vosotros, ha dicho el Altísimo de los ejércitos.
No seáis como vuestros padres, á los cuales dieron voces los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos, y de vuestras malas obras: y no atendieron, ni me escucharon, dice el Altísimo.
Empero mis palabras y mis ordenanzas que mandé á mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron á vuestros padres? Por eso se volvieron ellos y dijeron: Como el Altísimo de los ejércitos pensó tratarnos conforme á nuestros caminos, y conforme á nuestras obras, así lo hizo con nosotros.
A los veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebath, en el año segundo de Darío, fué palabra de el Altísimo á Zacarías profeta, hijo de Berechîas, hijo de Iddo, diciendo:
Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo bermejo, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos bermejos, overos, y blancos.
Y ellos hablaron á aquel ángel de el Altísimo que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta.
Y respondió el ángel de el Altísimo, y dijo: Oh el Altísimo de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalem, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años?
Por tanto, así ha dicho el Altísimo: Yo me he tornado á Jerusalem con miseraciones; en ella será edificada mi casa, dice el Altísimo de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalem.
Clama aún, diciendo: Así dice el Altísimo de los ejércitos: Aun serán ensanchadas mis ciudades por la abundancia del bien; y aun consolará el Altísimo á Sión, y escogerá todavía á Jerusalem.
Y yo dije: ¿Qué vienen éstos á hacer? Y respondióme, diciendo: Estos son los cuernos que aventaron á Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las gentes, que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para aventarla.
Y díjole: Corre, habla á este mozo, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalem á causa de la multitud de los hombres, y de las bestias en medio de ella.
Porque así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Después de la gloria me enviará él á las gentes que os despojaron: porque el que os toca, toca á la niña de su ojo.
Y uniránse muchas gentes á el Altísimo en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que el Altísimo de los ejércitos me ha enviado á ti.
Y dijo el Altísimo á Satán: el Altísimo te reprenda, oh Satán; el Altísimo, que ha escogido á Jerusalem, te reprenda. ¿No es éste tizón arrebatado del incendio?
Y habló el ángel, é intimó á los que estaban delante de sí, diciendo: Quitadle esas vestimentas viles. Y á él dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala.
Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y vistiéronle de ropas. Y el ángel de el Altísimo estaba en pie.
Así dice el Altísimo de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también tú guardarás mis atrios, y entre estos que aquí están te daré plaza.
Escucha pues ahora, Josué gran sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones simbólicos: He aquí, yo traigo á mi siervo, el Pimpollo.
Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos: he aquí, yo grabaré su escultura, dice el Altísimo de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.
Y díjome: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelero todo de oro, con su vaso sobre su cabeza, y sus siete lámparas encima del candelero; y siete canales para las lámparas que están encima de él;
Entonces respondió y hablóme, diciendo: Esta es palabra de el Altísimo á Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho el Altísimo de los ejércitos.
Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alergrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Aquellas siete son los ojos de el Altísimo que recorren por toda la tierra.
Díjome entonces: Esta es la maldición que sale sobre la haz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta, (como está de la una parte del rollo) será destruído; y todo aquel que jura, (como está de la otra parte del rollo) será destruído.
Yo la saqué, dice el Altísimo de los ejércitos, y vendrá á la casa del ladrón, y á la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa, y consumirála, con sus enmaderamientos y sus piedras.
Alcé luego mis ojos, y miré, y he aquí dos mujeres que salían, y traían viento en sus alas, y tenían alas como de cigüeña, y alzaron el epha entre la tierra y los cielos.
En el que estaban los caballos negros, salieron hacia la tierra del aquilón; y los blancos salieron tras ellos; y lo overos salieron hacia la tierra del mediodía.
Toma de los del cautiverio, de Heldai, y de Tobías, y de Jedaía, los cuales volvieron de Babilonia; y vendrás tú en aquel día, y entrarás en casa de Josías hijo de Sefanías;
Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado el Altísimo de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es Pimpollo, el cual germinará de su lugar, y edificará el templo de el Altísimo:
El edificará el templo de el Altísimo, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y será sacerdote en su solio; y consejo de paz será entre ambos á dos.
Y los que están lejos vendrán y edificarán en el templo de el Altísimo, y conoceréis que el Altísimo de los ejércitos me ha enviado á vosotros. Y será esto, si oyereis obedientes la voz de el Altísimo vuestro Dios.
Y á hablar á los sacerdotes que estaban en la casa de el Altísimo de los ejércitos, y á los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?
Habla á todo el pueblo del país, y á los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí?
¿No son estas las palabras que publicó el Altísimo por mano de los profetas primeros, cuando Jerusalem estaba habitada y quieta, y sus ciudades en sus alrededores, y el mediodía y la campiña se habitaban?
Y pusieron su corazón como diamante, para no oir la ley ni las palabras que el Altísimo de los ejércitos enviaba por su espíritu, por mano de los profetas primeros: fué, por tanto, hecho grande castigo por el Altísimo de los ejércitos.
Antes los esparcí con torbellino por todas las gentes que ellos no conocían, y la tierra fué desolada tras de ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues tornaron en asolamiento el país deseable.
Así dice el Altísimo: Yo he restituído á Sión, y moraré en medio de Jerusalem: y Jerusalem se llamará Ciudad de Verdad, y el monte de el Altísimo de los ejércitos, Monte de Santidad.
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Aun han de morar viejos y viejas en las plazas de Jerusalem, y cada cual con bordón en su mano por la multitud de los días.
Así dice el Altísimo de los ejércitos: Si esto parecerá dificultoso á los ojos del resto de este pueblo en aquellos días, ¿también será dificultoso delante de mis ojos? dice el Altísimo de los ejércitos.
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Esfuércense vuestras manos, de vosotros los que oís en estos días estas palabras de la boca de los profetas, desde el día que se echó el cimiento á la casa de el Altísimo de los ejércitos, para edificar el templo.
Porque antes de estos días no ha habido paga de hombre, ni paga de bestia, ni hubo paz alguna para entrante ni para saliente, á causa del enemigo: y yo dejé todos los hombres, cada cual contra su compañero.
Porque habrá simiente de paz; la vid dará su fruto, y dará su producto la tierra, y los cielos darán su rocío; y haré que el resto de este pueblo posea todo esto.
Y será que como fuisteis maldición entre las gentes, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré, y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos.
Porque así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron á ira, dice el Altísimo de los ejércitos, y no me arrepentí;
Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis juramento falso: porque todas estas son cosas que aborrezco, dice el Altísimo
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se tornarán á la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad pues verdad y paz.
Y vendrán los moradores de la una á la otra, y dirán: Vamos á implorar el favor de el Altísimo, y á buscar á el Altísimo de los ejércitos. Yo también iré.
Así ha dicho el Altísimo de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de todas las lenguas de las gentes, trabarán de la falda de un Judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.
CARGA de la palabra de el Altísimo contra tierra de Hadrach, y de Damasco su reposo: porque á el Altísimo están vueltos los ojos de los hombres, y de todas las tribus de Israel.
Ascalón verá, y temerá; Gaza también, y se dolerá en gran manera: asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida; y de Gaza perecerá el rey, y Ascalón no será habitada.
Y quitaré sus sangres de su boca, y sus abominaciones de sus dientes, y quedarán ellos también para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón como el Jebuseo.
Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalem: he aquí, tu rey vendrá á ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna.
Y de Ephraim destruiré los carros, y los caballo de Jerusalem; y los arcos de guerra serán quebrados: y hablará paz á las gentes; y su señorío será de mar á mar, y desde el río hasta los fines de la tierra.
Porque entesado he para mí á Judá como arco, henchí á Ephraim; y despertaré tus hijos, oh Sión, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.
el Altísimo de los ejércitos los amparará, y ellos devorarán, y sujetarán á las piedras de la honda, y beberán y harán estrépito como tomados del vino; y se llenarán como cuenco, ó como los lados del altar.
Porque las imágenes han hablado vanidad, y los adivinos han visto mentira, y han hablado sueños vanos, en vano consuelan: por lo cual se fueron ellos como ovejas, fueron humillados porque no tuvieron pastor.
Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré los machos de cabrío: mas el Altísimo de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y tornarálos como su caballo de honor en la guerra.
Y serán como valientes, que en la batalla pisan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque el Altísimo será con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.
Porque yo fortificaré la casa de Judá, y guardaré la casa de José; y harélos volver, porque de ellos tendré piedad; y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy el Altísimo su Dios, que los oiré.
Y la tribulación pasará por la mar, y en la mar herirá las ondas, y se secarán todas las honduras del río: y la soberbia de Assur será derribada, y se perderá el cetro de Egipto.
Voz de aullido de pastores, porque su magnificencia es asolada; estruendo de bramidos de cachorros de leones, porque la soberbia del Jordán es destruída.
A las cuales mataban sus compradores, y no se tenían por culpables; y el que las vendía, decía: Bendito sea el Altísimo, que he enriquecido; ni sus pastores tenían piedad de ellas.
Por tanto, no más tendré piedad de los moradores de la tierra, dice el Altísimo: porque he aquí, yo entregaré los hombres, cada cual en mano de su compañero, y en mano de su rey; y quebrantarán la tierra, y yo no libraré de sus manos.
Apacenté pues las ovejas de la matanza, es á saber, los pobres del rebaño. Y me tomé dos cayados; al uno puse por nombre Suavidad, y al otro Ataduras; y apacenté las ovejas.
Y díjome el Altísimo: Echalo al tesorero, hermoso precio con que me han apreciado. Y tomé las treinta piezas de plata, y echélas en la casa de el Altísimo al tesorero.
(11-15) porque he aquí, yo levanto pastor en la tierra, que no visitará las perdidas, no buscará la pequeña, no curará la perniquebrada, ni llevará la cansada á cuestas; sino que se comerá la carne de la gruesa, y romperá sus uñas.
(11-16) Mal haya el pastor de nada, que deja el ganado. Espada sobre su brazo, y sobre su ojo derecho: del todo se secará su brazo, y enteramente será su ojo derecho oscurecido.
CARGA de la palabra de el Altísimo acerca de Israel. el Altísimo, que extiende los cielos, y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho:
Y será en aquel día, que yo pondré á Jerusalem por piedra pesada á todos los pueblos: todos los que se la cargaren, serán despedazados, bien que todas las gentes de la tierra se juntarán contra ella.
En aquel día, dice el Altísimo, heriré con aturdimiento á todo caballo, y con locura al que en él sube; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y á todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.
En aquel día pondré los capitanes de Judá como un brasero de fuego en leña, y como una hacha de fuego en gavillas; y consumirán á diestra y á siniestra todos los pueblos alrededor: y Jerusalem será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalem.
En aquel día el Altísimo defenderá al morador de Jerusalem: y el que entre ellos fuere flaco, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como ángeles, como el ángel de el Altísimo delante de ellos.
Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalem, espíritu de gracia y de oración; y mirarán á mí, á quien traspasaron, y harán llanto sobre él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre él como quien se aflige sobre primogénito.
Y la tierra lamentará, cada linaje de por sí; el linaje de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; el linaje de la casa de Nathán por sí, y sus mujeres por sí;
Y será en aquel día, dice el Altísimo de los ejércitos, que talaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más vendrán en memoria: y también haré talar de la tierra los profetas, y espíritu de inmundicia.
Y será que cuando alguno más profetizare, diránle su padre y su madre que lo engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de el Altísimo: y su padre y su madre que lo engendraron, le alancearán cuando profetizare.
Levántate, oh espada, sobre el pastor, y sobre el hombre compañero mío, dice el Altísimo de los ejércitos. Hiere al pastor, y se derramarán las ovejas: mas tornaré mi mano sobre los chiquitos.
Y meteré en el fuego la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y probarélos como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío: y él dirá: el Altísimo es mi Dios.
Porque yo reuniré todas las gentes en batalla contra Jerusalem; y la ciudad será tomada, y saqueadas serán las casas, y forzadas las mujeres: y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será talado de la ciudad.
Y afirmaránse sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está en frente de Jerusalem á la parte de oriente: y el monte de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente haciendo un muy grande valle; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía.
Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Hasal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzzías, rey de Judá: y vendrá el Altísimo mi Dios, y con él todos los santos.
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalem aguas vivas; la mitad de ellas hacia la mar oriental, y la otra mitad hacia la mar occidental, en verano y en invierno.
Y toda la tierra se tornará como llanura desde Gabaa hasta Rimmón al mediodía de Jerusalem: y ésta será enaltecida, y habitarse ha en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera, hasta la puerta de los rincones; y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.
Y esta será la plaga con que herirá el Altísimo á todos los pueblos que pelearon contra Jerusalem: la carne de ellos se disolverá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se les deshará en su boca.
Y acontecerá en aquel día que habrá en ellos gran quebrantamiento de el Altísimo; porque trabará cada uno de la mano de su compañero, y su mano echará contra la mano de su compañero.
Y Judá también peleará en Jerusalem. Y serán reunidas las riquezas de todas las gentes de alrededor: oro, y plata, y ropas de vestir, en grande abundancia.
Y tal como esto será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas las bestias que estuvieren en aquellos campamentos.
Y todos los que quedaren de las gentes que vinieron contra Jerusalem subirán de año en año á adorar al Rey, el Altísimo de los ejércitos, y á celebrar la fiesta de las Cabañas.
Y acontecerá, que los de las familias de la tierra que no subieren á Jerusalem á adorar al Rey, el Altísimo de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia.
Y si la familia de Egipto no subiere, y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que el Altísimo herirá las gentes que no subieren á celebrar la fiesta de las Cabañas.
En aquel tiempo estará sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A el Altísimo; y las ollas en la casa de el Altísimo serán como los tazones delante del altar.
Y será toda olla en Jerusalem y en Judá santidad á el Altísimo de los ejércitos: y todos los que sacrificaren, vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas: y no habrá más Cananeo alguno en la casa de el Altísimo de los ejércitos en aquel tiempo.
adaptación de la Biblia cortesía de http://www.awmach.org/