La Eutanasia - análisis de la realidad
BAENA CECILIA, BECCO GUILLERMO, FIGUEROA
EDUARDO
(Trabajo monográfico)
INTRODUCCION
Es indudable, a nuestra manera de ver, que el primordial derecho que puede
asistir hoy a todo ser humano es el de la vida, pero cuando se ve afectado
por unas condiciones de salud lamentables, que llevan a quien las padece a
verse en una situación en la cual se ve recluido en una unidad de cuidados
intensivos, de la cual no se sabe si saldrá, donde su existencia esta en la
cuerda floja, donde puede existir una salida irreversible, donde la
existencia dependerá en el futuro de medios extraordinarios, conectado a
maquinas como el respirador artificial, cabe preguntarse si se esta cuidando
la vida o prolongando la agonía que nos puede llevar a la muerte. En un
momento así... ¿EUTANASIA?. Reflexionemos a partir de la siguiente lectura.
Etimológicamente "eutanasia" significa: buena muerte, dulce, libre de
sufrimientos. La empleo por primera vez Francisco Bacon en el siglo XVII.
La eutanasia moderna en los pueblos primitivos era sobre todo cuestión de
estomago: se dirigía a la supresión de bocas inútiles.
EUTANASIA...SIGNIFICADOS DIVERSOS
En general, eutanasia significa el hecho de provocar una muerte fácil y sin
dolores a un paciente que está próximo a morir por causa de una enfermedad
terminal. El mismo paciente puede inducirse la muerte sin el conocimiento ni
la cooperación de otras personas. Puede también ser provocada por otros a
petición del enfermo o con su consentimiento. En todos estos casos se habla
de eutanasia voluntaria. Si se causa la muerte contra la voluntad del
paciente o sin su conocimiento, hablamos entonces de eutanasia involuntaria.
Estos
medios con los cuales se causa la muerte pueden coincidir todos en una
intervención positiva, por ejemplo, en una sobredosis de píldoras
conciliadoras del sueño o en otra clase de medicinas, o una inyección de
cloruro de potasio, que causa de inmediato la muerte. A veces se usa el
término dar una muerte piadosa para esta clase de intervención. Con todo, lo
normal es que se le llame eutanasia positiva, activa, o directa. En cambio
se llama eutanasia negativa, pasiva o indirecta a la omisión de un
tratamiento eficaz, o sea, al hecho de no prolongar el proceso de morir por
medio de máquinas o aparatos que mantienen la vida al paciente, como por
ejemplo, el respirador artificial. Las definiciones son útiles pero no hay
que darles demasiada importancia ya que ellas no resuelven por sí mismas los
problemas morales a que se refieren.
Queda el problema de sí existe o no diferencia, desde el punto de vista
moral, entre la omisión y la realización de un acto. ¿La omisión de un
tratamiento puede equivaler al hecho de dar muerte a un paciente?
¿Desconectar el respirador ocasiona directamente la muerte del enfermo? ¿El
descuido de poner a un paciente bajo el control de un aparato y dejarlo
morir, difiere moralmente de retirarle el aparato? ¿Cuál es aquí la
diferencia moral entre acción y omisión, entre omisión e intervención? ¿El
paciente o el doctor están obligados a impedir la muerte cuanto sea posible?
¿Y por qué medios? Vamos a examinar todos estos problemas.
La eutanasia involuntaria, positiva o activa, ¿podrá alguna ve justificarse?
Un ejemplo de eutanasia involuntaria positiva fue la orden del tristemente
célebre A. Hitler quien estableció la eutanasia eugenésica en octubre de
1939. (Por engaño, tal orden fue predatada con fecha 1 de septiembre de
1939, como si hubiera estado en conexión con el comienzo de la campaña
militar contra Polonia) Más de 80 mil pacientes mentales de Alemania y
Australia, epilépticos, débiles mentales y personas deformes, fueron
ejecutados en cámaras de gas entre 1940 y 1941. En un comienzo la ley se
refirió en forma exclusiva a los niños pequeños, pero luego se elevó la
edad.
Otro ejemplo de eutanasia involuntaria activa lo tenemos en Napoleón. En
1779 se dice que pidió a su médico militar aplicar la eutanasia a soldados
infectados con enfermedades contagiosas para frenar su expansión.
En la eutanasia voluntaria positiva no se le impone al paciente la muerte,
sino más bien, este se la busca. En el fondo, esta clase de eutanasia es un
suicidio o la cooperación con otros que lo comenten. Sin embargo, se trata
de una clase especial de suicidio, ya que se comente tan sólo con miras a
poner fin a dolores intolerables o una vida "inútil". Este tipo de suicidio
fue defendido por algunos filósofos en la antigüedad y practicado en algunos
países. Sócrates sostuvo que el hombre era propiedad de los dioses y que
sería injusticia destruir esta propiedad. Sin embargo, la necesidad
imperiosa de morir, da a entender el permiso de los dioses para poner fin a
la propia vida.
¿Está permitido omitir o rehusar tratamientos inútiles que ya no curan una
enfermedad y que se limitan a...
Una legislación acerca de la "Muerte Natural", en que se reconoce el derecho
a morir de un paciente terminal, bajo condiciones legales cuidadosamente
determinadas, Otros 17 Estados se encuentran deliberando sobre la
posibilidad de hacer otro tanto para la fecha actual, 1987, prácticamente ya
todos los Estados Unidos han legislado en favor de la "Muerte Natural"(. 7he
New York Times Febrero 5 de. 1978.)
El
objetivo que se proponen estas leyes es el de defender el derecho del
paciente a morir. ¿Sí alcanzan este objetivo? Parece cierto pero sólo en
forma limitada. El derecho de¡ paciente se encuentra restringido por el
requisito de escribir un documento, que debe ser renovado de tiempo en
tiempo de acuerdo con diversas estipulaciones (en California, por ejemplo,
cada cinco años) para que conserve su validez. ¿Cuántas personas se van a
imponer la molestia de escribir y de renovar tal documento para salvaguardar
el derecho natural, que ya poseen sin necesidad de legislación alguna? En
California en 1978 se distribuyeron más de 100 mil formularios sobre el
Derecho a Morir. Pero de acuerdo con el informe de una Asociación Médica de
California tales formularios no se usan con mucha frecuencia. Ya avanzado el
año 1977, un sondeo hecho a 112 médicos, que pidieron un total de más de 11
mil copias, reveló que sólo se utilizaron 6720. Todo paciente crítico
hospitalizado sin un documento -Esta es mi Voluntad", ajustado a la ley,
corre el riesgo de que lo sometan a tratamientos inútiles que prolongan su
proceso de morir. Los médicos tratantes, afectados por demandas de "mala
práctica·" con seguridad se negarán a no comenzar o a interrumpir un
tratamiento innecesario ante la ausencia de un documento legal que los
protegiera.
La preocupación principal de cualquier legislación sobre la Muerte Natural
debiera ser afirmar, de manera práctica, el derecho natural de cualquier
persona a no ser sometida a tratamientos inútiles. El Estado no nos concede
este derecho. Hablando con más propiedad, él debe venir en defensa de tal
derecho, ya que lo tenemos en virtud de nuestra propia naturaleza. Richard
A. Mac Cormick y André E. Hellegers sugirieron que tal ley debiera
especificar la obligación de todo médico a registrar una enfermedad mortal
con un personal apropiado del hospital, que tendría el derecho a verificar
el asunto. "Un paciente capaz podría entonces exigir por escrito que no se
le apliquen tratamientos extraordinarios. En el caso de un paciente que no
estuviera en condiciones de hacerlo, por la edad o por las circunstancias,
la familia podría redactar un documento semejante con la solicitud. Una vez
que se haya escrito esta la legislación podría determinar que el médico
tratante no estaría sujeto a demanda civil o penal por omisión o
interrupción del tratamiento"
( RICHARD A. McCORMICK and ANDRE F- HELLEGERS, "Legislation and the Living
WiLL- América , marzo 12,1977. p. 213.)
El moralista Mc Cormick en un artículo escrito en 1981 suavizó su posición
referente a la legislación sobre "Esta es mi Voluntad" porque "un
impresionante número de médicos, abogados y legisladores siguen creyendo que
la afirmación de una persona no es válida sin el respaldo de la ley". Soy de
parecer que las principales objeciones contra la legislación acerca del
Derecho a Morir * están todavía en pie. El propósito de tal legislación,
afirmar el derecho natural de un paciente terminal a morir en paz, es
recomendable y moralmente justa. Con todo, este objetivo no se alcanza con
facilidad, porque las leyes exigen un documento legal, una voluntad expresa,
antes de que se tome la decisión de no aplicar las técnicas para mantener la
vida. Una futura legislación debiera, tener en cuenta esta dificultad de tal
suerte que pueda alcanzarse de manera fácil el fin tan laudable de las leyes
que defienden el derecho a morir con dignidad. Robert M. Veatch redactó tal
proyecto de ley, basado en el derecho natural del paciente terminal a
rehusar un tratamiento que prolongue la vida23.
¿Es lícito dejar morir a un paciente, incapaz de tomar decisiones, no
aplicándole o suspendiéndole un tratamiento inútil?
Si un paciente terminal, en buenas condiciones mentales, puede lícitamente
rehusar un tratamiento inútil, las personas responsables de un paciente
inepto mentalmente deben poseer tal derecho. En el caso de menores de edad,
la práctica médica reconoce el derecho de los padres, a rehusar un
tratamiento inútil. Sin embargo, se ha dado un buen número de casos en los
que el hospital ha rechazado la decisión de los padres y. ha recurrido a los
jueces para obtener la autorización de un tratamiento. El caso de Karen Ann
Quinlan cautivó atención mundial.
La señorita Quinlan, de 21 años, sufrió un colapso (por sobredosis de una
mezcla de drogas y alcohol) y quedó en estado de coma el 15 de abril de
1975. No recuperó su estado de conciencia y fue mantenida en vida mediante
un aparato respirador y alimentación intravenosa por muchos meses. Dado que
no se veía esperanza de su recuperación, sus padres solicitaron al hospital
que retirara el respirador. Rehusada la solicitud por los médicos de la
señorita Quinlan, los padres recurrieron al juez y te solicitaron
autorización para retirar el respirador. El Juez Muir, Jr.., de la Corte
Superior de New Jersey, el 10 de noviembre de 1975 negó la solicitud del
padre de Karen. Este hizo apelación a la Corte Suprema de New Jersey, la
cual el 1 de abril de 1976 falló por unanimidad en el sentido de que podía
retirarse el respirador. Se suspendió tal aparato pero Karen continuó
respirando por su cuenta sin lograr salir de su estado de coma. Continuó así
por largos y penosos años para sus padres (Karen murió finalmente en 1986).
Surgen
dos preguntas con respecto a la eutanasia involuntaria
1 ra).- ¿Según la moral, es lícito, tratándose de un paciente terminal,
mentalmente incapaz, no aplicarle un tratamiento inútil o suspendérselo,
retirándole aparatos, o como se suele decir,"desconectándolo?"
2da). - ¿Quién es la persona autorizada para tomar tal decisión?
Se sigue de nuestras consideraciones anteriores que es moralmente lícito
permitir que todo paciente, en tales condiciones, muera. Contradice a la
naturaleza racional aplicar medios inútiles. En un Mensaje de Su Santidad
Pío XII, dirigido a un grupo de anestesiólogos el 24 de noviembre de 1957
hizo énfasis en el derecho que asiste a todo ser humano de morir dignamente.
Se valió de los términos utilizados entonces de medios ordinarios y
extraordinarios, y enseñó con acierto que no existe obligación de usar
medios extraordinarios para conservar la vida
El 5 de mayo de 1980 la Santa Sede promulgó un Documento con el título:
Declaración sobre la Eutanasia. Aquí se repite la doctrina tradicional de la
Iglesia Católica expuesta por Pío XII y luego la aplica a las condiciones
actuales. Allí se afirma:
"No se puede imponer a nadie la obligación de recurrir a un tipo de
tratamiento que, aunque ya esté en uso, todavía no está libre de peligro o
es demasiado costoso. Su rechazo no equivale al suicidio; significa más bien
o simple aceptación de la condición humana, o deseo de evitar la puesta en
práctica de un procedimiento médico desproporcionado a los resultados que se
podrían esperar, o bien una voluntad de no imponer gastos excesivamente
pesados a la familia o a la comunidad"
¿Quién está autorizado para tomar la decisión de dejar morir a un enfermo
terminal sin que se prolongue innecesariamente su proceso de morir? De
acuerdo con el orden de la naturaleza, tal derecho corresponde a aquellos
que tienen el deber de velar por tal persona. Tales son los miembros de la
familia, los padres, cónyuges, hijos y parientes cercanos. Tal derecho no
pertenece a las autoridades públicas, ya que los ciudadanos no son propiedad
del Estado. De acuerdo con el principio de subsidiaridad las autoridades
públicas poseen tal derecho y tal deber sólo cuando no existen miembros o
deudos competentes de la familia que ejerciten este derecho.
El derecho de los padres para suspender un tratamiento en el caso de menores
de edad es en general reconocido por las leyes en Norteamérica. Con todo,
parece que no existe una política clara con respecto a los adultos,
mentalmente incapaces. La Corte Suprema de Massachusetts, en su decisión de¡
28 de noviembre de 1977, refiriéndose al caso de Joseph Saikewicz afirmó que
el Tribunal del Testamento posee dicha autoridad . Un decreto tal, si fuera
a ser reconocido en toda ' la Nación (USA) privaría las familias y a
aquellos que velan directamente por el enfermo, de su derecho natural a
tomar esta decisión. La Corte se affogaría un derecho que no tiene y además
estaría en incapacidad de ejercitarlo. Se están presentando a diario tantos
casos semejantes que las cortes se van a ver demasiado recargadas.
Entretanto todos los pacientes terminales van a estar sujetos a la tortura
de verse sometidos a aparatos que les prolonguen la vida indignamente.
La Corte Suprema de Massachusetts aclaró más adelante que no se requería una
orden de la corte para todos los casos. Pero insistió en que, en última
instancia, la validez legal de una decisión hecha en nombre de un paciente
termina¡ sólo podía ser juzgada por las cortes. Para evitar la necesidad de
recurrir a las cortes, la legislación sobre la "Muerte Natural" redactada
con esmero, debiera proteger en forma clara el derecho natural de la familia
y de todos aquellos que se encargan directamente del moribundo.
La sentencia que afirma que la eutanasia pasiva o sea el retiro o suspensión
de un tratamiento inútil, es moralmente lícita, se ataca desde dos frentes:
los defensores de la eutanasia argumentan que la pasiva no difiere de la
activa. No cuenta si una persona muere a consecuencia de una inyección
mortal o por la desconexión del respirador. En ambos casos se produce la
muerte. Si la moral y la ley justifican la eutanasia pasiva, siguen
argumentando, entonces se justifica también la eutanasia activa y debiera
legalizarse. Algunos opositores de la eutanasia, equiparando de la misma
manera las dos clases de eutanasia, sostienen la posición contraria. Dado
que no existe diferencia entre la eutanasia activa y la pasiva, ambas son
inmorales y ambas deben ser proscritas por la ley. Por tanto, un paciente
moribundo debe mantenerse forma indefinida bajo el control de aparatos que
le den vida artificial
Debemos a nuestros hermanos, los seres humanos, el ser sinceros con ellos,
en todo momento, pero en especial cuando se están aproximando al fin de su
peregrinación terrena. Nosotros mismos no queremos para nosotros nada menos
que una sincera compasión en los últimos momentos de nuestra vida.
En resumen; la Eutanasia se clasifica según:
Su finalidad:
Eutanasia eugénica: por razones de "higiene racial", libera a la sociedad de
los enfermos que son una carga.
Eutanasia piadosa: es la que se practica con el fin de aliviar los dolores y
sufrimientos a un enfermo.
Sus medios:
Eutanasia positiva: es aquella en que el agente de manera directa y positiva
actúa sobre la persona enferma provocándole la muerte.
Eutanasia negativa: el agente deja de hacer algo que permite proseguir con
la vida del paciente.
Sus intenciones:
Eutanasia directa: cuando en la intención del agente existe el deseo de
provocar la muerte directamente del enfermo.
Eutanasia indirecta: consiste en la muerte no querida en su intención que
sobreviene a causa de los efectos secundarios del tratamiento paliativo del
dolor.
Su voluntariedad:
Eutanasia voluntaria: es la que solicita el paciente de palabra o por
escrito.
Eutanasia involuntaria: es la que se aplica a los pacientes sin su
consentimiento.
LA EUTANASIA A LO LARGO DE LA HISTORIA
"Quedan autorizados para disponer cuanto sea necesario, a fin de que los
enfermos considerables incurables, a tenor de los conocimientos actuales, se
los pueda eliminar físicamente para poner fin a sus sufrimientos." Adolf
Hitler
No solo él ha defendido una postura frente a la eutanasia; miremos las
posiciones de diferentes corrientes del pensamiento respecto de este tema:
Para el Jusnaturalismo, la obligación por cuestión divina de respetar la
vida en toda circunstancia, existe una prohibición estricta sustentada en
leyes naturales de disponer por cuenta propia de la vida.
Juan Pablo II, en su encíclica "El Evangelio de la Vida" define la Eutanasia
como: "Adueñarse de la muerte, procurándola de modo anticipado y poniendo
así fin "dulcemente" a la propia vida o a la de otro". Y se considera esto
como una "cultura de la muerte" que se ve en las sociedades del bienestar,
caracterizadas por una mentalidad eficientista, que va en contra de los
ancianos y los más débiles, caracterizadas como algo gravoso e insoportable,
aisladas por la familia y la sociedad, según lo cual una vida inhábil no
tiene ya valor alguno. Y vuelve a definir la Eutanasia como una "acción o
una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el
fin de eliminar cualquier dolor "situada en la intención y los métodos
usados".
En
términos de una teoría utilitarista de los derechos, la eutanasia se nos
muestra como una opción más práctica en el caso de que se nos presente una
existencia marcada por el dolor y sin posibilidades de felicidad. Desde esta
perspectiva, la eutanasia es buena dados los dolores que se le quitan a
quien los está sufriendo, se disminuyen los daños a la sociedad y se termina
con una "carga" para la familia.
En la Utopía de Tomás Moro, aparece el concepto médico y moral de la
Eutanasia: "...Cuando a estos males incurables se añaden sufrimientos
atroces, los magistrados y sacerdotes, se presentan al paciente para
exhortarle tratan de hacerle ver que está ya privado de los bienes y
funciones vitales...y puesto que la vida es un puro tormento, no debe dudar
en aceptar la muerte, no debe dudar en liberarse a sí mismo o permitir que
otros le liberen... esto es, la muerte no le apartará de las dulzuras de
vida sino del suplicio y se realiza una obra ...piadosa y santa...este tipo
de muerte se considera algo honorable" Aquí se ve: una atención esmerada a
los enfermos, una enfermedad intolerable, que legitima la muerte voluntaria
y la eutanasia en utopía , tiene en cuenta los derechos de la persona:
responsabilidad moral, libertad, los sacerdotes son intérpretes de la
divinidad.
Hume, critica la posición eminentemente moralista del suicidio y de paso la
eutanasia así: "nuestro horror a la muerte es tan grande que cuando ésta se
presenta bajo cualquier otra forma distinta de la que un hombre se había
esforzado en reconciliar con su imaginación, adquiere nuevos aspectos
aterradores y resulta abrumadora para sus pocas fuerzas. Y cuando las
amenazas de la superstición se añaden a esta natural timidez, no es extraño
que consigan privar a los hombres de todo poder sobre sus vidas" y va en
contra de un determinismo al decir que " si el disponer de la vida humana
fuera algo reservado exclusivamente al todopoderoso, y fuese un
infringimiento del derecho divino el que los hombres dispusieran de sus
propias vidas, tan criminal sería el que un hombre actuara para conservar la
vida, como el que decidiese destruirla."
Finalmente justifica la eutanasia en términos prácticos al decir que : " una
vez que se admite que la edad, la enfermedad o la desgracia pueden convertir
la vida en una carga y hacer de ella algo peor que la aniquilación. Creo que
ningún hombre ha renunciado a la vida si esta mereciera conservarse." Quien
se retira de la vida no le produce daño a la sociedad , a lo sumo deja de
producirle un bien .
En términos de Kant, a él no le importa la singularidad, el suicidio es
malo, al contrario de Hume, por que viola deberes para conmigo mismo, el
respeto por nosotros mismos. Frente a la eutanasia tiene en cuenta es la
potencialidad de ese ser humano que se quita la vida, las posibilidades de
desarrollo de sus capacidades. La vida no vale por sí misma, sino en función
de un proyecto de vida ligado con una libertad y una autonomía, ésta se
justifica si permite la base material para una vida digna.
POSICIONES QUE PRETENDEN JUSTIFICAN LA EUTANASIA...
Se suelen presentar las siguientes razones en pro de la eutanasia voluntaria
positiva:
1.-La vida de una persona que sufre de una enfermedad terminal ha venido a
ser inútil para su familia, para la sociedad y para el mismo paciente. Una
persona sana no debe cometer suicidio porque tiene muchos deberes para con
su familia, la sociedad y su propio desarrollo. Por el contrario, una
persona que sufre de una enfermedad terminal no tiene ya más deberes que
cumplir, sencillamente porque se encuentra en incapacidad de hacer algo por
sí misma o por los demás. Nadie saca ningún provecho de que su vida
continúe, cargada como está con el peso del sufrimiento. Por tanto es
razonable afirmar que tal persona se encuentra justificada para poner fina a
su propia vida, por su cuenta o con la ayuda de los demás.
2.-Cuando uno se encuentra ante dos males, tiene que escoger el mal menor.
La prolongación de un sufrimiento inútil es un mal mayor que el procurarse
una muerte inmediata, que de todas maneras pronto iría a sobrevenir.
3.-Resulta inhumano e insensato conservar en vida a un paciente terminal
cuando él ya no quiere vivir más, y una simple inyección podría poner fin a
su lamentable estado, sin dolor.
4.-Una persona que no cree en Dios puede razonablemente concluir que el
hombre es el dueño de su propia vida. En consecuencia, puede decidir
libremente poner fin a su propia vida, por su cuenta o con la ayuda de
otros, cuando ya no tiene más deberes que cumplir con respecto a su familia
y a la sociedad.
5.-La
libertad del hombre para obrar no debe cohibirse a menos que haya razones
convincentes de que su libertad entra en conflicto con los derechos de los
demás. Ahora bien, no puede demostrarse tal conflicto en el caso del enfermo
terminal. Por tanto tal persona tiene el derecho a morir como ella escoja.
6.-La eutanasia voluntaria positiva es un acto de delicadeza para con la
propia familia y para con la sociedad, ya que el enfermo terminal decide no
seguir siendo oneroso para ellos prolongando su enfermedad, con los
consiguientes costos y todo el trabajo de cuidar a un paciente enfermo de
gravedad. Es mejor liberar los escasos recursos médicos y financieros para
que se empleen en curar a aquellas personas que pueden llevar una vida útil.
7.-Los creyentes sostenemos que Dios nos dio la vida. De aquí no se sigue
que no podamos intervenir en ella, ya que Dios nos hizo sus admiradores. Es
sensato, por tanto, pensar que Dios no quiere que suframos innecesariamente
cuando podemos de manera fácil poner fin a nuestra desgracia.
POSICIONES QUE NO JUSTIFICAN EUTANASIA
1.- La tradición occidental y la filosofía teísta se han manifestado contra
la muerte directa de uno mismo, sea solo, sea con la ayuda de los demás. La
razón principal en favor de esta posición es el que Dios pose el dominio
directo sobre la vida humana. Somos administradores de nuestra propia vida
pero no sus propietarios. Así como no podemos decidir el comienzo de nuestra
propia vida, tampoco nos es lícito determinar su final.
Aunque este argumento es válido con base en una filosofía teísta, quizás no
convenza a todo mundo, tal vez ni siquiera a los creyentes. ¿Podría aducirse
otra razón?
2.- A través de toda esta obra hemos venido usando la naturaleza humana
racional como el criterio de moralidad. Hemos justificado la intervención en
nuestra naturaleza cuando es posible probar que una tal intervención es
razonable y sirve para promover nuestra dignidad humana. Preguntémonos
ahora: ¿es la eutanasia voluntaria positiva una intervención razonable en
nuestra naturaleza? ¿ Constituye dicha eutanasia un factor humanizante o
deshumanizante para el individuo implicado y para la sociedad?
. ¿Qué razón puede aducir una persona a su médico para solicitarle que ponga
fin a su vida? Tal razón puede ser la liberación del dolor, ya que el hombre
posee un deseo natural de vivir y, precisamente, de vivir sin dolor y sin
desgracia. Pero no resulta prudente ni sabio cortar el dolor poniendo fin a
la vida. Sería una intervención más razonable tratar de aliviar el dolor más
bien que matar al paciente. Por fortuna la medicina moderna es muy eficaz
para calmar el dolor. Supuesto que es posible mitigar el dolor, parece ser
más digno del hombre hacer esto que administrar al paciente una inyección
mortal.
3.- Cuando hablamos de eutanasia voluntaria se presume que el paciente
solicita libremente la muerte. Para evitar cualquier engaño o mala
interpretación, la solicitud del enfermo debe obtenerse por escrito y con la
firma en presencia de testigos. ¿Se encuentra un paciente, debilitado por
una enfermedad terminal, de hecho en capacidad de valorar su propia
situación y de hacer una petición con una mente lúcida? ¿Cómo pueden los
testigos dar testimonio de que el enfermo hizo la solicitud de su propia
muerte con mente sana y recta? Por tanto, existe el problema de la libertad
en la toma de decisión ¿Se pueden eliminar las presiones?. La posibilidad de
abuso no es imaginaria sino muy real, dados los encontrados intereses
financieros y de otros órdenes, de la familia del paciente y de la sociedad.
4.- Además, debe determinarse el tiempo exacto para la aplicación de la
inyección mortal. Esto se parece mucho a una ejecución. La mayoría de los
países acabaron con la pena de muerte porque es una forma muy inhumana de
castigo. Es cosa cruel anunciara una persona la hora exacta de su muerte.
¿Queremos ahora nosotros introducir de nuevo dicha ejecución por medio de la
inyección en forma masiva? Como dijimos antes, muchos Estados
norteamericanos han aprobado leyes que determinan la ejecución de la pena de
muerte por medio de una inyección. Admitiendo que existe una diferencia
entre ejecutar a un criminal y 91 dar la muerte a un enfermo, con todo las
deshumanizantes y horripilantes circunstancias de la ejecución y de la
eutanasia son las mismas.
1 5.- ¿Además, quién va a aplicar la inyección mortal? ¿Van los médicos a
aceptar el papel de administrar la muerte en vez de la curación?'. Para
quien va a aplicar la inyección no se requiere que sea médico, ya que el
sencillo procedimiento puede ser aprendido por cualquiera, ¿ Va entonces a
existir una nueva profesión cuya tarea va a consistir- en dar la muerte,
exactamente igual a los ejecutores de la pena de muerte que reciben una paga
por su"servicio"
6.- No faltará quien diga que esta descripción de la eutanasia es exagerada
o hasta sarcástica. No pensariamos así. No puede pasarse por alto la
realización concreta de la eutanasia. Teniendo en cuenta todas las
circunstancias' ,la eutanasia voluntaria positiva es dehumanizante. No es
un, "morir con dignidad" La posibilidad de abusos relacionados con la
legalización de la eutanasia podría aumentar el temor de los ancianos de que
una enfermedad grave es una ocasión que se presenta a la familia o a las
autoridades para despacharlos de este mundo. Está mucho más en conformidad
con la dignidad humana dejar que la naturaleza siga su curso y aceptar la
muerte cuando venga a través de factores que no caen bajo el control humano.
POSICION DE LA IGLESIA CATOLICA
Apéndice II
SAGRADA CONGREGACION PARA LA DOCTRINA
DE LA FE
DECLARACION SOBRE LA EUTANASIA
(...)
OPINIONES EN OTROS PAISES
Nunca el derecho a morir, por muy controvertido que sea, puede convertirse
en el deber de morir. Siempre es mejor intentar eliminar el sufrimiento
humano que eliminar al ser humano que sufre. Recurrir a los cuidados
paliativos sobre enfermos terminales, aseguran una muerte digna para el ser
humano.
Una vez que los médicos renuncian al juramento Hipocrático, por el que deben
defender la vida desde el momento de su concepción hasta su extinción
natural, los límites de la actuación ético-médica se desdibujan. Esta es la
conclusión a la que han llegado los representantes de la asociación
holandesa "Grito por la vida", el mayor grupo de presión de este país contra
la eutanasia y el aborto.
EL ESPEJISMO DE LA EUTANASIA
Los veinte años de autodeterminación para la eutanasia en Holanda y el
peligro de los abusos que en nombre de una "buena, feliz e indolora muerte"
se hacen con enfermos terminales es el espejo en el que parece que han de
reflejarse el resto de países que, como España, no se han definido
legalmente y de forma concluyente sobre este tema. Sólo los Países Bajos y
Uruguay han traspasado esa frontera con leyes permisivas al respecto. La
legalización de estas prácticas no afecta únicamente a una ética confesional
particular, sino también al Estado, por su responsabilidad sobre la
protección de la vida y el respeto a los derechos humanos.
Cuando se establece un principio de selección sin límite, los resultados en
la misma sociedad pueden llegar a ser desastrosos, por muy humanitarias que
parezcan a primera vista las causas que se aducen para llevar a cabo estas
"muertes médicamente asistidas", eufemismo utilizado para encubrir la ayuda
al suicidio.
Impresionante es la existencia en Holanda de un "pasaporte a la muerte" que
autoriza la práctica de la eutanasia sobre el titular, pero más increíble
resulta que muchos holandeses se vean obligados a llevar otro "pasaporte a
la vida", que ya se conoce como "tarjeta no me matéis", por el miedo de caer
enfermos y no tener la mente clara para poder decidir.
ELIMINAR EL SUFRIMIENTO DEL HOMBRE Y NO AL HOMBRE QUE SUFRE
Los
múltiples casos documentados de muertes involuntarias ponen de manifiesto
que no todo está bajo control, y que muchos enfermos a los que se les
adelantó su final biológico nunca firmaron una autorización expresa para
ello. La eutanasia infantil es el ejemplo más claro de la indefensión a la
que se enfrentan niños nacidos con disminuciones físicas. Nunca el derecho a
morir, por muy controvertido que sea, puede convertirse en el deber de
morir. Los que apoyan la eutanasia afirman que esta medida se basa en la
autodeterminación y la elección particular del paciente; sin embargo con lo
que no cuentan es que el 1% de muertes producidas en este país en 1990
fueron provocadas por drogas mortales administradas sin su consentimiento.
Esta estadística holandesa está recogida en el informe Remmelink, auspiciado
por el Gobierno.
Una alternativa importante a esta dolorosa situación por la que pasa tanto
el enfermo como su familia es recurrir a los cuidados paliativos, que
aseguran una muerte digna, y tener clara la postura de oposición al
encarnizamiento terapéutico. No se prohíbe utilizar medicamentos para calmar
los dolores, aunque eso suponga un
acortamiento de la vida del paciente, ni existe ninguna obligación de
prolongar a través de medios técnicos situaciones que conducen
irremediablemente a la muerte. Los motivos de esperanza son muchos, y no se
puede negar la evidencia: es siempre mejor intentar eliminar el sufrimiento
humano que eliminar al ser humano que sufre.
En Colombia esta prohibida, como en la mayor parte del mundo, la denominada
eutanasia activa o que una persona concurra al medico para que le aplique
una inyección letal.
La eutanasia pasiva en la que la persona puede suspender un tratamiento o no
recibirlo, no estaba reglamentada. Sin embargo existe un articulo que
penaliza con hasta tres años de prisión a quien realizare un homicidio por
piedad para poner fin a los sufrimientos. Este articulo seguirá en el
Código, pero se le adjuntara otro que dice que no hay responsabilidad si el
deceso se produjera en caso de enfermedad terminal o por autorización de la
persona.
CONCLUSIONES FINALES
Es verdad que, cuando se habla de eutanasia, suavizamos el termino con un
lenguaje afectivo para purificarlo de toda su carga negativa. No se quiere
matar por capricho, por egoísmo o por simple utilidad, sino que se justifica
como un gesto de cariño y compasión humanitaria, para eludir un desenlace
trágico y doloroso. La buena intención pretende quitar el carácter de
violencia e injusticia que todo atentado contra la vida encierra, como si
tales sentimientos pudieran modificar el significado profundo de la acción.
Podríamos decir que si la ultima alternativa para escapar de una muerte
terrible, insoportable y angustiosa fuera el empleo de la eutanasia, la
condena de esta ultima se haría harto difícil. Resultaría monstruoso dejar
morir a una persona en medio de dolores intolerables sabiendo que no existe
ninguna posibilidad de salvación. Un espectáculo que se haría igual de
irresistible para cualquiera que lo presenciara.
Para facilitar una muerte serena y dulce, a la que todos tienen derecho, no
es preciso llegar a tanto. Con los principios dados anteriormente se
consigue obtener esa misma finalidad, pero dentro de un espacio ético y sin
invadir la frontera que delimita un derecho intangible: el respeto a la
vida.
La fuerza de este presupuesto esta avalada por una conciencia casi
universal. Hasta los mismos defensores de la eutanasia y los diferente
proyectos presentados en algunos piases para su legalización civil, en
algunos casos concretos no se refiere nunca a la eutanasia impuesta o
involuntaria, sino que exige siempre la previa conformidad del sujeto
debidamente constatada. La equivocidad del termino provoca en muchos
lamentables confusiones. Pedir su tolerancia legal no significa permitir la
muerte involuntaria del enfermo. Unas veces se trata de reconocer, con una
legislación adecuada, el derecho del paciente a una muerte digna y sin
encarnizamientos terapéuticos. En otras se pretende una defensa del medico
contra posibles denuncias de familiares por interrumpir un tratamiento sin
sentido o no prolongar absurdamente la vida. En algún caso se pide también
que, aunque la eutanasia sea intolerable, no se la considere tampoco como un
delito criminal; entonces... ¿Sería lícita la eutanasia voluntaria?
Aún existen muchos aspectos indeterminados en torno a la eutanasia, cabe
mencionar algunos como la dignidad humana y la autonomía, el no tomar al ser
humano desde un punto de vista eminentemente biológico, la calidad de la
vida y la libertad de elección. Sin dejar de tener en cuenta la ambigüedad a
la que se puede llegar con su eventual legalización.
Sin embargo, la discusión sigue abierta...
BIBLIOGRAFIA
Andrew Vargas - Bioética - Ed. Paulinas
Eduardo Arcusa - Responsabilidad Medica - Ed. Paulinas
Eduardo Lopez Aspitarte - Etica y Vida - Ed. Paulinas
Sagrada Congregacion para la Doctrina de la Fe - Apendice II - Tratado sobre
la Eutanasia
Luis Aldo Ravaioli – Valoración ética de la eutanasia – Ed. Serviam
Diario LA NACION (Buenos Aires, Argentina) –
Consulta de los articulos de los dias:
Jueves 22 de mayo de 1997
Domingo 12 de enero de 1997
Jueves 14 de noviembre de 1996
Viernes 8 de noviembre de 1996
Consultas a Internet, mediante el explorador Altavista
Trabajo realizado por*:
BAENA, CECILIA
BECCO, GUILLERMO
FIGUEROA, EDUARDO
*Pretendimos proporcionar información del tema pero nuestras convicciones
personales son opuestas totalmente a favorecer la eutanasia, la cual debería
ser claramente diferenciada de la distanasia. Al final de la misma se
proporciona bibliografía.
Queremos destacar nuestra condición de CATOLICOS y como soldados de Cristo
que somos, daremos testimonio de ello, ya sea en nuestras vidas o bien en
esta monografía consultando fuentes de la Iglesia Católica.