'Me sentí en casa': Discurso completo del Papa Francisco a los carismáticos: Convocación de la Renovación Carismática Católica
El encuentro del Papa Francisco con la Renovación Carismática del pasado
domingo 1 de junio ha sido recogido con fotos y vídeos en numerosos sitios
de Internet. La mejor transcripción de sus palabras al español, incluyendo
las menciones al cardenal Leo Suenens que en algunos resúmenes no aparecen,
es la del movimiento Cançao Nova, que reproducimos a continuación por su
interés.
37 Convocación Nacional de la Renovación
Carismática Católica
Domingo, 1 de junio de 2014
¡Queridos hermanos y hermanas!
Les agradezco la acogida. Ciertamente alguien le dijo a los organizadores
que me gusta esa música: "Vive Jesús, el Señor”. Cuando celebraba en la
Catedral de Buenos Aires la Misa con la Renovación Carismática, después de
la consagración y después de algunos segundos de adoración en lenguas,
cantábamos esa canción con tanta alegría y con tanta fuerza, como ustedes lo
cantaron hoy. ¡Gracias, me sentí en casa!
Agradezco la renovación en el Espíritu, el ICCRS y la Fraternidad Católica
por este encuentro con ustedes que me alegra tanto. Agradezco también la
presencia de los primeros que tuvieron una experiencia fuerte del poder del
Espíritu Santo, creo que Patty [Patty Gallagher Mansfied, una de las
participantes del retiro de Duquesne en 1967 que inició la RCC] está aquí…
Ustedes, RCC, recibieron un gran regalo del Señor. Ustedes nacieron de un
deseo del Espíritu Santo como una “corriente de gracia” en la Iglesia y para
la Iglesia. Esto es lo que nos define: “una corriente de gracia”.
¿Cuál es el primer don del Espíritu Santo? El don de si mismo, que es el
amor que hace que te enamores de Jesús. Este amor transforma vidas. Por eso
se dice “nacer de nuevo para la vida en el Espíritu”. Como dijo Jesús a
Nicodemo. Ustedes recibieron el gran don de la diversidad de los carismas,
la diversidad que lleva a la armonía del Espíritu Santo, al servicio de la
Iglesia.
Cuando pienso en ustedes carismáticos, me viene la misma imagen de la
Iglesia, pero de una forma particular: pienso en una gran orquesta en la
cual, cada instrumento difiere del otro y también las voces son diferentes,
pero todas son necesarias para la armonía de la música. San Pablo nos dice,
en el Capítulo 12 de la Primera Carta a los Corintios.
Por lo tanto, como es una orquesta, nadie en la Renovación Carismática puede
pensar en ser más importante o mejor que el otro. ¡Por favor!
Nadie puede decir: “Soy el jefe”. Ustedes, al igual que toda la Iglesia
tienen un solo jefe, un solo señor: El Señor Jesús. Repitan conmigo: ¿Quién
es el jefe de la Renovación? ¡El Señor Jesús! ¿Quién es el jefe de la
Renovación? (los participantes responden: El Señor Jesús!)
Podemos decir eso con la potencia que nos da el Espíritu Santo, porque nadie
puede decir: “Jesús es el Señor” sin el Espíritu Santo.
Como ya deben saber, porque las noticias vuelan, en los primeros años de la
RCC, en Buenos Aires, yo no amaba mucho a esos carismáticos y les decía:
“parecen una escuela de samba”. Yo no compartía su forma de rezar y tantas
cosas nuevas que estaban sucediendo en la Iglesia. Después, comencé a
conocerlos y finalmente entendí el bien que la Renovación Carismática hace a
la Iglesia.
Esa historia que comenzó en “escuela de samba” en lo siguiente, terminó de
una forma especial: algunos meses antes de participar en el Cónclave, fui
nombrado por la Conferencia Episcopal como asistente espiritual de la
Renovación Carismática Católica en Argentina.
La Renovación Carismática es una gran fuerza al servicio del Evangelio, en
la alegría del Espíritu Santo. Ustedes recibieron el Espíritu Santo que los
hizo descubrir el amor de Dios por todos sus hijos y el amor por la Palabra.
En los primeros tiempos se decía que ustedes carismáticos estaban siempre
con una Biblia, el Nuevo Testamento. ¿Aún lo hacen? (la multitud responde:
¡Siiii!).
Yo no estoy tan seguro, vuelvan al primer amor, siempre lleven en sus
mochilas, carteras, ¡la Palabra de Dios! Y léanla. Siempre con la Palabra de
Dios.
Ustedes, pueblo de Dios, pueblo de la Renovación Carismática, ¡cuiden de no
perder la Libertad que el Espíritu Santo les dió!
El peligro para la Renovación, como acostumbra decir nuestro querido padre
Raniero Cantalamessa, es la organización excesiva.
Sí, necesitan organizarse, pero no pierdan la gracia de dejar a Dios ser
Dios. “No hay más libertad que la de dejarse guiar por el Espíritu Santo,
renunciando a calcular y controlar todo y permitir que él nos ilumine, nos
guíe, nos oriente, nos impulse para donde El quiera. El sabe lo que es
necesario en todas las épocas y en todos los momentos. Esto significa ser
misteriosamente fecundos!” ( Evangelii Gaudium, 280).
Otro peligro es el de volverse “controladores” de la gracia de Dios. Muchas
veces, los responsables (me gusta más llamarlos servidores) de algún grupo o
de algunas comunidades se volvieron, tal vez inconscientemente, los
administradores de la gracia, decidiendo quien puede recibir oración de
Efusión del Espíritu y quien no puede. Si alguien está haciendo eso, por
favor pare, no lo haga más. Ustedes son dispensadores de la gracia de Dios y
no controladores! ¡No sean una aduana del Espíritu Santo!
En los documentos de Malinas (de 1974 – Bélgica, reunión sobre la RCC a
partir de la iniciativa del cardenal Leon Joseph Suenens) tienen una guía,
un trayecto seguro para que no se equivoquen en el camino. El primer
documento es: “Orientación teológica y pastoral. El segundo es: “Renovación
Carismática y Ecumenismo” escrito por el Cardenal Suenens, gran protagonista
del Concilio Vaticano II. El tercero es : Renovación Carismática y servicio
al hombre, escrito por el Cardenal Suenens y por Monseñor Helder Cámara.
Este es el trayecto para ustedes: evangelización, ecumenismo espiritual,
cuidado con los pobres y necesitados y acogida a los marginalizados. Y todo
eso teniendo como base la adoración. El fundamento de la Renovación es
ADORAR a Dios.
Me pidieron hablar sobre qué es lo que el Papa espera de la Renovación.
La primera cosa es la conversión al amor de Jesús que cambia la vida y hace
del cristiano un testimonio del Amor de Dios. La Iglesia espera ese
testimonio de vida cristiana y el Espíritu nos ayuda a vivir la coherencia
del Evangelio para nuestra santidad.
Espero que ustedes compartan con todos, en la Iglesia, la gracia del
Bautismo en el Espíritu Santo (expresión que se lee en los Hechos de los
Apóstoles).
Espero de ustedes una evangelización con la Palabra de Dios que anuncia que
Jesús está vivo y ama a todos los hombres.
Que ustedes den testimonio de ecumenismo espiritual con todos los hermanos y
hermanas de otras Iglesias y comunidades cristianas que creen en Jesús como
Señor y Salvador.
Que ustedes permanezcan unidos en el amor que el Señor Jesús pide a nosotros
y a todos los hombres, en la oración al Espíritu Santo para llegar a esta
unidad, que es necesaria para la evangelización, en nombre de Jesús.
Recuerden que la “Renovación Carismática es por su propia naturaleza
ecuménica… la Renovación Católica se alegra con lo que el Espíritu Santo
realiza en otras Iglesias”. (1 Malinas 5,3 ).
Acérquense a los pobres, a los necesitados, para tocar en ellos, las heridas
de Jesús. ¡Acérquense por favor! Busquen la unidad en la Renovación porque
la unidad viene del Espíritu Santo y nace de la unidad de la Trinidad. La
división ¿de quién viene? ¡del demonio! La división viene del demonio.
¡Huyan de las luchas internas, por favor! ¡Entre ustedes no deben existir!.
Quiero agradecer al ICCRS y a la Fraternidad Católica, los dos organismos
del Derecho Pontificio del Pontificio Consejo para Laicos, al servicio de la
Renovación mundial, empeñados en preparar la reunión mundial de padres y
obispos que se realizará en Junio del próximo año. Sé que decidieron
compartir también la misma oficina y trabajar en conjunto, como señal de
unidad y para gerenciar mejor sus recursos. Estoy muy satisfecho. Y quiero
agradecerles también porque ya están organizando el Gran Jubileo del 2017.
Hermanos y hermanas. recuerden: Adorar a Dios, el Señor! ¡este es el
fundamento! Adorar a Dios. Buscar la santidad en la vida nueva del Espíritu
Santo. Sean dispensadores de la gracia de Dios. Eviten el peligro de la
excesiva organización.
Salgan por las calles para evangelizar, anunciando el Evangelio. Recuerden
que la Iglesia nació “en salida”, aquella mañana de Pentecostés.
Acérquense a los pobres y toquen en ellos las heridas de Jesús. Déjense
guiar por el Espíritu Santo, con libertad, y por favor ¡no enjaulen al
Espíritu Santo! ¡Déjenlo libre!
¡Busquen la unidad de la Renovación, unidad que viene de la Trinidad!
Y los espero a todos ustedes, carismáticos de todo el mundo, para celebrar,
junto con el Papa, vuestro gran jubileo, en Pentecostés del 2017, en la
Plaza de San Pedro! ¡gracias!