El relativismo es débil
Eduardo García Gaspar
Editor de ContraPeso.Info
conoZe.com
Contenidos
1. El relativismo se refuta a sí mismo
2. El relativismo necesita usar absolutos
3. La cuestión de las «verdades» en conflicto
4. Una creencia no se prueba a sí misma
5. La dificultad en encontrar la verdad
6. El relativismo cultural es una teoría débil
7. No es lo mismo variación que relatividad
8. Tres fallas fatales del relativismo moral y cultural
9. Ni el creer ni el hacer cambian la naturaleza del objeto
10. El relativismo da legitimidad al autoritarismo
11. El relativismo socava la libertad
12. El relativismo es otra moral
El Comentario de un relativista
William D. Gairdner —The Book of Absolutes: A Critique of Relativism and a
Defence of Universals— comienza señalando que en otros tiempos una persona
educada e instruida se gloriaba de la defensa de valores y conocimiento a
los que consideraba absolutos y dignos de un convencimiento sólido.
En cambio, ahora una persona que quiera dar la apariencia de ser educada y
razonable hace lo opuesto. Presume de tolerante, abierto, plural y aceptar
con flexibilidad y apertura lo que todos digan y sostengan.
Esa persona de la actualidad es un relativista y de él se esperaría una
sólida justificación de su posición. Debe ser capaz de defenderla con lógica
y responder a las críticas con éxito.
Esto es lo que a continuación hace el autor, una lista de objeciones del
relativismo, doce de ellas, que se presentan ahora.
1. El relativismo se
refuta a sí mismo
El corazón del relativismo es la idea de que todos los reclamos de verdad
que se hacen tienen la misma validez y son igualmente ciertos. En estricta
lógica, si esa afirmación es verdad, por consecuencia también es verdad la
afirmación de que el relativismo es falso.
Es la critica más popular del relativismo y quizá la más devastadora. Decir
que todas las afirmaciones son relativamente verdaderas es en realidad una
afirmación absoluta y que el relativismo niega que puedan existir. Es una
posición que se niega a sí misma.
Pero si acaso se ignora esa crítica, quedaría por establecer si el
relativismo es absoluta o relativamente cierto. Si es absolutamente cierto,
entonces debe concluirse que no todas las verdades son relativas. Y si es
relativamente cierto, entonces no lo es para otros.
Más aún, si una persona dice «esto es verdad para mí y lo otro es verdad
para ti», ella está afirmando que se trata de una verdad absoluta lo que
dice y, por tanto, usa una idea que trata de negar para probar estar en lo
cierto. Quiere combatir la existencia de verdades absolutas, pero usa una al
decir que todas las creencias son al mismo tiempo ciertas y dudosas.
2. El relativismo
necesita usar absolutos
Para que el relativismo sea demostrado como cierto requiere que las
afirmaciones comparadas y el marco de la comparación sean absolutos. Esto
puede verse en lo que sigue.
En la comprensión clásica no relativista, la verdad es la correspondencia
entre una afirmación y la realidad. Si lo que se afirma no corresponde a la
realidad, la afirmación se considera falsa. Es una relación que va de la
manera siguiente afirmación > mundo.
Los relativistas añaden un elemento a esa relación, la de una especie de
filtro que hace imposible la observación directa del mundo: afirmación >
filtro > mundo.
Ese filtro es una visión personal que puede tener la forma de una opinión,
una creencia cultural, un valor moral, o una simple percepción sobre el
mundo. Esta visión personal es lo que hace imposible el conocimiento de la
realidad, según el relativismo.
Tiene una apariencia atractiva, pero es una trampa: siendo lógicos, si el
filtro existe, entonces no puede conocerse nada más que el filtro o visión
personal; pero entonces el conocimiento de ese filtro debe ser absoluto y no
relativo (aunque en cada persona sea diferente).
Y si esas visiones o filtros son absolutos, según el relativismo, no pueden
ser conocidos y su existencia no puede ser demostrada.
Más aún, si como dicen los relativistas ninguna afirmación puede
considerarse falsa, entonces debe concluirse que tampoco ninguna afirmación
es verdadera.
3. La cuestión de
las «verdades» en conflicto
Gairdner acude a la situación en la que dos personas sostienen opiniones que
son contradictorias y opuestas entre sí. Según el relativismo, ambas
opiniones deben aceptarse como verdaderas. Pero esto significa aceptar que
algo puede ser y no ser al mismo tiempo.
Si todas las opiniones son verdaderas, entonces necesariamente se cae en una
contradicción: una cosa cualquiera puede ser verdadera y falsa al mismo
tiempo y en el mismo sentido. Es una violación del principio de la no
contradicción: es imposible que algo sea una cosa al mismo tiempo que no lo
sea.
El relativismo, por diseño, sostienen que las opiniones contrarias son
verdaderas al mismo tiempo. Si se acepta eso, tendría que declararse que una
persona puede ser al mismo tiempo una pared y que una pared puede ser un
barco. Con sólo pensar que una persona no es un barco, la persona sería un
no barco; pero pensar que una persona es un barco, haría que lo fuera.
4. Una creencia no se
prueba a sí misma
Sobre una misma cosa pueden existir opiniones muy variadas, distintas y
contradictorias, en las que se cree con convicción.
Esta realidad no prueba que no exista una realidad que puede coincidir con
algunas de las opiniones o con ninguna. Es posible que todas las opiniones
sean falsas.
Una creencia u opinión es una afirmación que se sostiene en la expectativa
de que que cierta, es decir, corresponder a la realidad. Esa expectativa de
correspondencia no es una prueba en favor de la opinión sostenida.
La creencia de un sistema en el que el sol gira alrededor de la tierra era
falsa, siempre lo ha sido y será, sin que haya importando la fuerza con la
que eso se opinaba.
5. La dificultad en
encontrar la verdad
Las verdades no son conocidas de inmediato. Algunas de ellas toman tiempo.
Tardan en ser descubiertas, lo que significa que el no conocerlas no
significa que no existan.
Simplemente aún no se conocen, y los expertos suelen estar divididos con
creencias opuestas y explicaciones alternas.
Lo que el autor señala aquí es el riesgo de confundir la dificultad en
encontrar verdades con la imposibilidad de hacerlo. Más aún, en esa
dificultad se encuentran discusiones arduas que tampoco significan la no
existencia de una verdad.
6. El
relativismo cultural es una teoría débil
El autor ahora pone su atención en uno de los conceptos más populares, el
del relativismo cultural, sobre el que señala los puntos siguientes.
Primero, se contradice a si mismo. El relativismo cultural parte de la
noción de que no existe lo bueno ni lo malo en las culturas, es decir,
aplica un criterio que es el de la flexibilidad para comparar culturas.
Necesariamente supone que ese estándar de comparación es bueno y si lo bueno
y lo malo es imposible de identificar, entonces ese estándar no existiría.
Usar un estándar de bueno-malo significar admitir que es posible diferenciar
entre lo cierto-falso, o entre lo bueno-malo.
Segundo, todo sería admisible. Si se admite como bueno lo que se piensa,
cree y hace en una cultura, entonces tendrían que aceptarse que, por
ejemplo, el nazismo debe ser visto positivamente. Si en algunas culturas la
esclavitud fue considerada aceptable, debe admitirse que la esclavitud es
buena, al menos en algunos tiempos, pero que ahora ya no lo es.
Además, el relativismo cultural es una idea de las culturas occidentales.
Aceptarlo sería admitir que ese rasgo es positivo y debe ser impuesto en
culturas en las que no existe, lo que contradice la expectativa lógica: que
no exista el relativismo cultural en algunas culturas debe ser visto como
bueno.
7. No es lo mismo
variación que relatividad
El relativismo puede ser provocado por la confusión que produce el no
diferenciar entre variaciones y relatividad. Un mismo principio, invariable,
puede tener variaciones de aplicación o interpretación, pero eso no implica
que el principio sea relativo.
Un principio como en no robar, que es equivalente al respeto de la propiedad
privada, no puede anularse considerándolo como relativo por causa de haber
sido aplicado de maneras diferentes en diversas partes.
8. Tres
fallas fatales del relativismo moral y cultural
Bajo este encabezado, Gairdner apunta tres fallas de esos dos relativismos.
A. Según el relativismo, todas las creencias y prácticas son aceptables. Si
eso es sostenido, entonces nada hay que decir sobre la bondad o la verdad de
las cosas y todas las culturas y sistemas de moral se encuentran en una
posición óptima que no admite la idea de mejorar.
Nada existiría que pudieran aprender unos de otros pues todo ha llegado al
punto de la perfección.
B. El relativismo afirma que la moralidad está determinada por las creencias
culturales y sus prácticas. Si se sostiene eso, debe concluirse que el
canibalismo puede ser malo aquí ahora, pero que fue bueno en otro momento o
es bueno en otra parte.
Es decir, lo que en un lugar o en un momento se crea tiene el poder de
alterar la naturaleza del objeto. Y, más aún, la verdad y la moral
dependerán del número de personas que crean en algo.
C. Según el relativismo, todas las culturas son igualmente buenas. Si esto
se sostiene, entonces se llega a conclusiones que son absurdas: considerar
como deseables y positivas costumbres como la esclavitud, los sacrificios
humanos, los genocidios, si es que esas prácticas son parte de la cultura en
un momento y lugar.
9.
Ni el creer ni el hacer cambian la naturaleza del objeto
Gairdner señala un punto adicional de mero sentido común, las cosas no
pueden ser cambiadas, la realidad no cambia por causa de un acto de
voluntad.
Querer que algo sea bueno o malo, o que sea verdadero o falso, no puede ser
logrado por el simple quererlo así. Que algo se haga o piense, no lo hace ni
bueno ni verdadero.
10. El
relativismo da legitimidad al autoritarismo
Antes se había señalado que los relativistas afirman que las creencias
personales o culturales deben ser consideradas como ciertas para esa persona
o cultura, concluyendo que eso implica no poder mejorar nada. Ya que lo que
se cree o hace es cierto y bueno, no hay posibilidad de cambio para mejora.
La consecuencia de esto es vital: se justifica y valida lo que sea que se
crea y haga en una sociedad, es decir, se da legitimidad y continuidad a
formas autoritarias de gobierno y prácticas crueles existentes, las que
sean.
El relativismo toma a lo que existe y sin más requisito que ése afirma que
es bueno y verdadero, sea un gobierno genocida o uno democrático.
Más aún, el relativismo presupone que lo que existe es bueno y verdadero,
que no tiene posibilidad de mejorar. Por consecuencia, se opone a sistemas
políticos que admiten esa posibilidad por medio de diálogos, discusión y
búsqueda de mejoras.
Ya que para el relativismo lo que existe, se piensa o cree es la verdad y lo
bueno, todo diálogo carece de sentido y no existe así posibilidad de evitar
prácticas totalitarias.
11. El relativismo socava
la libertad
Para el relativismo no existen valores absolutos. Quien cree que la libertad
humana es un derecho universal, tiene tanta razón como el que piensa que esa
libertad no existe.
El relativismo, por tanto, va en contra de nociones de dignidad humana,
propiedad privada, libertad, estado de derecho y otras que sirven de
contrapeso al despotismo.
Para el relativismo ningún principio es digno de ser defendido (excepto el
de que todo es relativo). Como consecuencia, bajo una mentalidad
relativista, el totalitarismo es perfectamente aceptable y ningún principio
podría oponérsele.
Tal es el efecto de tesis que sostienen, por ejemplo, que la moralidad es un
simple producto de la clase social a la que se pertenece.
Escuelas de pensamiento como el marxismo, el fascismo y el nazismo
justifican de esa manera las acciones de sus gobiernos a las que no ponen
límites. Igualmente, las forman de pensar que hacen flexibles a principios
que debían ser absolutos, facilitan prácticas que los violan, como en el
caso del aborto.
El relativismo crea una impresión paradójica. Quien lo sostiene pretende
estar siendo liberado de la tiranía de los absolutos, a los que considera
como opresores de su libertad.
Sin esos absolutos, se razona, llegará la real y total libertad. De aquí
surgen los conceptos de tolerancia, pluralismo, diversidad y que en última
instancia solicitan que se suspenda la emisión de juicios, pues nada es mal
ni nada es falso.
El resultado de esa mentalidad es la pérdida de un eje moral, cuyo vacío es
llenado por las decisiones de gobierno, las que sean, cuando entonces esa
libertad que se creía haber conquistado se pierde.
Creyendo que todo juicio moral es un imposición indebida en la persona, se
pierde la defensa moral de la libertad y queda el gobernante como árbitro de
lo que es bueno y cierto.
12. El relativismo es otra
moral
El relativismo presume estar por encima de la moral y la ética al afirmar
que no existen absolutos de ese tipo.
Sin embargo, el relativista es en realidad un moralista también y no lo
puede negar, pues sus ideas necesariamente presuponen que son buenas y que
el resto de las ideas son malas. Es decir, también hace una distinción entre
lo debido y lo indebido.
El relativista también usa un estándar moral que usa para juzgar acciones y
creencias, calificando de malas a las que no coinciden con sus ideas. Este
estándar moral del relativista es en sí mismo un principio absoluto que son
los que el relativista combate. Al combatir a los valores absolutos, el
relativista termina creando uno de ellos.
El Comentario de un relativista
Las ideas universales son solo la voz de la mayoría. Hace años, la
esclavitud era algo de sentido común.
Lo que digo es que las verdad que se declaran fundamentales, son solo
necesidades básicas que escribimos en normas y defendemos (no quiero que me
maten, no quiero estar hambriento, no quiero que me encadenen). Las verdades
universales son puntos en comun que tenemos toda la humanidad, por biología
o naturaleza.
Fuera de ello, todo depende de la experiencia y de lo que queramos oír. La
verdad que defendemos solo es lo que más nos conviene a cada uno.
¿O alguien sería creyente si le hiciera mal? ¿Por qué creen que las clases
altas son las que defienden con más fuerza el sistema económico de hoy?
Relativismo es sólo una etiqueta para designar una realidad, una que no
puede negar con reglas estrictas e hipotéticos absurdos. La realidad es
mucho más variable y variada que lo que propone aquí.
Estoy en contra del genocidio y del aborto, pero porque yo creo que nadie
debería decidir qué hacer con la vida del otro. No pienso imponer mis ideas
a los que estén en contra de mí, pero eso no quiere decir que me quede de
brazos cruzados. (AD)