Sexto Mandamiento 68.- EL SEXTO MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS ES: NO COMETERAS ACTOS IMPUROS. Contenido Conversaciones, Chistes y Lecturas Todo es Preparación a la Vida Conyugal 68,1. Hay dos actitudes erróneas
hacia el sexo. Las dos bastante comunes. Una es la del moderno hedonista, de
aquel cuya máxima aspiración es la vida del placer. El hedonista ve la
capacidad sexual como una posesión personal, de la que no hay que rendir
cuentas nadie. Para él (o ella), el propósito
de los órganos genitales es su personal satisfacción y su gratificación física,
y nada más. Esta actitud es la del soltero calavera o de la soltera de fácil «ligue» que tienen amoríos, pero jamás amor. Es también una actitud que se encuentra con facilidad entre las parejas separadas o divorciadas, siempre en busca de nuevos mundos de placer que conquistar. La otra actitud errónea es la
del pacato, que piensa que todo lo sexual es bajo y feo, un mal necesario con
que la raza humana está manchada. La postura intermedia es la
acertada: el sexo no es malo, pues lo ha hecho Dios; pero hay que usarlo según
la ley de Dios. En el sexto mandamiento se nos
pide que seamos puros y castos en palabras y obras; y tratemos con respeto todo
lo relacionado con la sexualidad. Usamos la palabra sexualidad en su sentido
corriente, aunque de suyo es más extensa que «genitalidad». Conversaciones,
Chistes y Lecturas
68,2. Las conversaciones y
chistes verdes (deshonestos, inmorales, obscenos) pueden llegar a ser pecado,
si se dicen con mala intención (impura, deshonesta), si contienen una
aprobación del mal o una inclinación a él, o encierran un peligro de
consentimiento impuro o de escándalo y daño para las almas de los otros. Las conversaciones obscenas y
prolongadas -sobre todo entre los jóvenes- fácilmente son pecado. Cuando sea necesario hablar
sobre asuntos relacionados con la sexualidad, hay que hacerlo con respeto y
seriedad. En las conversaciones
deshonestas peca: a) el que empieza; b) el que no empieza, pero que sigue la
corriente con alguna intervención; c) el que no participa, pero está escuchando
con gusto y buena gana. Pero el que oye de mala gana, el que quisiera que se
hablara de otra cosa, el que procura desentenderse del asunto, éste no peca. Cuando en un grupo se empieza
una conversación indecente, si puedes buenamente, procura cambiar la
conversación. Si no eres el de más categoría, o no tienes cierto influjo en los
demás, el pretender cortar radicalmente puede ser contraproducente. Pero si es
posible, retírate, de forma que los demás comprendan que no te gustan esas
conversaciones. Si te resulta muy violento marcharte, y no es para ti ocasión
próxima de pecado, puedes quedarte, con tal de que no participes y, si puedes,
des a entender de alguna manera que no te gustan esas conversaciones. Pero,
desde luego, que nadie pueda suponer que las apruebas. En último caso, puedes
desinteresarte de lo que se dice, dirigirte a otra persona del grupo para
hacerle una pregunta cualquiera, etc. El definir claramente tu
postura en este punto te evitará muchos peligros, pues los demás sabrán que
para eso no se puede contar contigo. Lo mismo te digo sobre los
grabados inmorales y novelas indecentes . Leer revistas pornográficas
difícilmente dejará de ser pecado, pues no tiene justificación y puede ser un
peligro de aceptación de la lujuria. Por supuesto que es pecado leer
escritos impuros y deshonestos con el fin de despertar la sexualidad. Pero
aunque no tengas esta mala intención al comenzar la lectura, interrumpe ésta,
si no es necesaria, al advertir que despierta la voluptuosidad y provoca
tentaciones. Si el libro es de estudio o formativo,entonces no es necesario
dejarlo; pero conviene levantar el corazón a Dios, purificar la intención y
rechazar todo consentimiento. Leer novelas obscenas y
pornográficas, por el peligro de pecar que supone, casi nunca dejará de ser
pecado. Hay también una nube de novelas que, sin ser descaradamente inmorales,
fomentan la morbosidad y halagan la concupiscencia. Su lectura siempre hace
daño. Si te gusta leer, escoge
algunos libros que te interesen de la numerosa colección de libros formativos.
Y si no conoces, pregunta a alguna persona competente que pueda orientarte. Al
final del libro te pongo, en el Apéndice, una lista de libros recomendables por
su valor formativo. Pon también mucho cuidado en no
tararear las musiquillas de ciertas canciones, que pudiera hacer creer a tus
compañeros que apruebas la letra escabrosa que tienen. También debes tener cuidado con
las miradas. A veces los ojos se van sin querer. Cuando caigas en la cuenta de
que estás mirando lo que no debes, los retiras a otra cosa y en paz. No te
preocupes. Para que una mirada sea pecado
es necesario ponerse a mirar detenida y voluntariamente cosas deshonestas; pues
hay obligación de evitar todo peligro de excitación carnal, a no ser que haya
razón proporcionada que lo justifique. En general, te recomiendo que
cuando veas cosas inmorales sepas hacer la vista gorda, y cuando las oigas,
muestra indiferencia. Saber
distinguir
68,3. Pero si es cierto que
esas miradas involuntarias no deben preocuparte, aunque te causen
perturbaciones orgánicas (que debes despreciar), sin embargo, otra cosa muy
distinta son las excitaciones producidas por esos abrazos ..., por esos besos
... Pero, es pecado abrazarse? Es
pecado besarse? Depende. El beso puede ser expresión de un cariño sano y
limpio. Pero también puede ser un desahogo de pasión y lujuria. Los interesados
son los que han de distinguir, sabiendo que no se puede buscar ni admitir la
satisfacción sexual fuera del matrimonio(779). No es lo mismo un ligero besín
que un besazo lascivo que desboca la lujuria y lleva fácilmente a cosas peores. En qué consiste la diferencia
entre un beso que no es pecaminoso y un beso que se vuelve pecado u ocasión de
pecado? Sencillamente, en la pasión. Y la pasión es un elemento muy fácil de
conocer. Uno la siente enseguida, y
también se percibe claramente en la otra persona. Un beso puede ser un peligro.
Un beso puede ser una ocasión de pecado. Y a veces, una ocasión inmediata. La juventud es muy inflamable
por naturaleza. Sea tu temperamento el que sea, te recomiendo que no te
entregues a esos besos lascivos, pues con esto das entrada a la pasión. Y
Jesucristo dice que es pecado desear lo que está prohibido hacer. Y es pecado
provocar voluntariamente una excitación sexual. El beso en la boca prolongado y
ardiente es especialmente excitante, pues va unido al apetito sexual. Los labios son una zona
erógena. La misma policía norteamericana informa de la facilidad con que la
práctica del beso pasional puede convertirse en unión genital(780). Una cosa muy distinta es un
beso breve, suave y delicado, expresión de un cariño sano y limpio. Pero ese
otro beso voluptuoso y lascivo que enciende la concupiscencia es inadmisible.
Ese sensual modo de besar que ha difundido el cine, no se puede permitir nada
más que entre quienes han contraído matrimonio. Esos modos de besar suponen
cosas que son derecho exclusivo de casados. Por otra parte el beso en la
boca, «mojado», es antihigiénico. Dice Ramón y Cajal: «El beso es para el
científico un simple intercambio de microbios»(781). Por lo visto en la boca de cada
persona hay unas trescientas especies de microorganismos, y con el «beso
mojado» éstos pueden pasar de una persona a otra. «A través de un beso se puede
infectar a la pareja de mononucleosis infecciosa, conocida como la enfermedad
del beso, hepatitis A y salmonelosis»(782). El doctor San Martín, sexólogo,
dijo por Tele-5, el 21 de Enero de 1997, que la sífilis puede contagiarse a
través de un beso. Vencer
las Tentaciones
68,4. Para vencer las
tentaciones, ten en cuenta estos seis consejos: 1) No perder la calma: estar
seguros de que todas las tentaciones pueden vencerse con la gracia de Dios. 2) Acuérdate de que sólo la
voluntad puede pecar y, por lo tanto, mantenla inflexible. 3) Encomiéndate a Dios y a la
Virgen Inmaculada, que jamás abandonan a los que acuden a ellos. 4) Desembarázate de la ocasión,
en cuanto puedas. Si hubo victoria, da gracias a Dios. Si caída, arrepiéntete y
aprovecha la lección para otra vez. 5) Después de cada caída, haz
un acto de contrición, confiésate enseguida y además ofrece en reparación una
mortificación que cueste. 6) No vuelvas a pensar más en
la tentación; ocúpate de algo. Para tu tranquilidad has de
saber que dice San Pablo que Dios jamás permitirá que seamos tentados por
encima de nuestras fuerzas(783). Y que el Concilio de Trento
afirma que Dios no pide a nadie cosas imposibles, sino que hagas lo que puedas,
y pidas lo que no puedas; que Él te ayudará para que puedas. Después de una tentación pueden
ocurrir tres cosas: 1) Victoria clara, porque la rechazaste totalmente en
cuanto caíste en la cuenta de la tentación: dale gracias a Dios que te ha
ayudado a vencer. 2) Derrota clara, porque te
dejaste llevar conscientemente: arrepiéntete, humíllate ante Dios, y pídele que
te ayude a vencer en otra ocasión; haz un acto de contrición y propón
confesarte pronto. 3) Duda de si consentiste o no
consentiste. No estás seguro si resististe completamente a la tentación. En
este caso expón al confesor sencillamente tu duda, por ejemplo, diciéndole: «he
tenido malos pensamientos y malos deseos contra la pureza, y no sé si los he
rechazado suficientemente». No te contentes con dejar la
confesión para después de la caída. La confesión también tiene un valor
preventivo, porque aumenta la gracia en virtud del sacramento y fortalece la
voluntad. Cuando presientas una posible
caída, confiésate aunque no tengas pecados graves. Y si, además, puedes
comulgar, todavía mucho mejor. Para dominar el cuerpo es muy
conveniente la mortificación. Es una práctica común de todos los santos. Un
cuerpo mortificado es mucho más dócil. Es necesario luchar mucho para
permanecer puros. A las malas inclinaciones de nuestra pasión, se une la
inmoralidad que se ve en la calle y en el cine. Cine TV
68,5. El cine, en sí mismo, no
es malo. Es un vehículo de cultura, un transmisor de ideas. Es un arte que, si
se utiliza rectamente, puede servir para dar gloria a Dios. Pero desgraciadamente, hasta
ahora, se ha empleado más para hacer el mal que para hacer el bien. El Episcopado italiano publicó
una Declaración sobre la situación moral del cine en la que decía: «Salvo
laudables excepciones, que merecen nuestra consideración y aliento, la mayor
parte de la producción cinematográfica italiana ha ido constantemente hacia un
progresivo y desenfrenado deterioro moral». Por eso te aconsejo que no te
aficiones demasiado al cine. El cine tiene una tremenda
fuerza persuasiva. Anula la personalidad, arrastra, emboba, hipnotiza. Nos
identifica con el protagonista y nos proyecta su psicología, su modo de ser, su
ejemplo. Es un arma psicológica fenomenal. Y cuanto más potente es un arma
tanto más peligroso es su mal uso. El cine tiene serios peligros.
El primero, aunque menos grave que el segundo, es su exhibicionismo sexual. El
daño depende, naturalmente, de las circunstancias. No es lo mismo en los fríos
espectadores nórdicos que en los ardientes meridionales. No es lo mismo el
dominio de una persona culta que la reacción gamberra del populacho. No es lo
mismo la serenidad de la madurez que la excitabilidad de la juventud. Pero no seamos ingenuos
cerrando los ojos ante este peligro real. Peligro que no sólo existe
mientras dura la proyección de la cinta. La imaginación seguirá después
trabajando con las imágenes que se le quedaron grabadas, y es muy fácil que se
produzcan después tentaciones desagradables. Pensemos, por ejemplo, lo
frecuente que son las películas que proyectan escenas de amor en la cama (y no
precisamente entre esposos). Pero el peor daño del cine es
por la fuerza con que transmite las ideas. El lenguaje de la imagen tiene un
gran valor emotivo que conquista de modo casi invencible y cambia poco a poco
el fondo del psiquismo, aun contra la propia voluntad, que no advierte lo que
sucede dentro de sí. Por ejemplo: una película me
presenta un marido que no se entiende con su mujer, por incompatibilidad de
caracteres. En cambio se ha enamorado locamente de su secretaria que es de
enormes cualidades, y le corresponde en su amor. Pero no pueden casarse porque
son católicos. Instintivamente nos apena que
la Iglesia se oponga a ese matrimonio. En ese momento no se advierten
los males que se seguirían a la familia, en general, de permitir el divorcio.
Instintivamente aprobamos el adulterio de dos personas que nos han ganado el
corazón. De esta manera se nos va cambiando la mentalidad sin casi advertirlo. El cine enfoca y resuelve
muchos problemas humanos al margen de Dios, como si no existiera una Ley Divina
y un destino sobrenatural del hombre. Son películas que están hechas con un
criterio que no tiene, generalmente, nada de cristiano, y a fuerza de verlas,
va uno cambiando, sin darse cuenta, su modo de pensar cristiano para pensar
como los del cine. Son una lima para un espíritu cristiano. Tú no lo notas,
pero siempre se llevan algo. Una conducta inmoral interpretada por una artista
agradable nos inclina a la justificación. Con esto empieza a evolucionar
nuestro criterio cristiano, y al fin, arrastrado por el ejemplo del cine, se
termina poniendo por obra lo que tantas veces se vio en la pantalla con fuerza
seductora. Como estas ideas están
expuestas de un modo agradable y simpático, las admitimos con facilidad. Tenemos que filtrar estas ideas
y rechazar todo lo que no esté de acuerdo con nuestras ideas cristianas. Los pueblos no mueren porque se
les combata o conquiste, sino porque se les corrompe. Pues el cine está
teniendo la virtud trágica de corromper hasta la conciencia de nuestro pueblo.
Muchos españoles de hoy ya no piensan en español, ni en cristiano, sobre
problemas tan capitales como son la familia y el amor. A fuerza de ver en el
cine, cosas que están mal, aunque al principio nos repelen y las censuramos,
poco a poco nos vamos acostumbrando, y es posible que, si se nos presenta la
ocasión, hagamos también nosotros lo que antes nos hubiera horrorizado. Conozco a un matrimonio que a
los cuatro años de casados vivían inmensamente felices con un auténtico cariño
mutuo y gozando de la alegría de dos hijos como dos soles. Un día la mujer,
influenciada por la ligereza y frivolidad con que se ven en el cine escenas de
adulterio, aprovechando un viaje de su marido, no le importó correr una
aventurilla ( qué tiene de particular!: es la frase con la que queremos
justificarlo todo), y se acostó con otro hombre. Y como todo lo que se hace
termina por saberse, un día su marido se enteró. Fue tal la tragedia que se
armó que nunca, en su vida, aquellas dos personas pasaron días peores. El
marido me decía: «Si es verdad que me quería, cómo ha podido hacerme eso? Es
que no me quería. Todo lo que me decía era mentira. No puedo volver a hacer el
amor con ella. Se me pone delante que me está engañando. No puedo seguir con
ella!» Y lloraba de desesperación, de rabia y de pena. Y ella también lloraba
de arrepentimiento, al ver que por un capricho frívolo había hundido la
felicidad de su hogar. En materia de amor, el cine
hace daño tanto a las personas casadas como a las solteras. El cine hace daño a los casados
porque con mucha frecuencia presenta como la cosa más natural, y casi
inevitable, las expansiones amorosas extramatrimoniales de casados. Y esto no
puede ser! Toda expansión amorosa extramatrimonial de un casado, es adúltera.
Con la gracia de Dios se pueden superar todos los conflictos amorosos que se
presenten al corazón. El daño que el cine hace a las
personas solteras es, entre otras cosas, por enseñar una enorme facilidad para
llegar al acto sexual: derecho exclusivo de casados. Además, porque muchísimas veces
presenta como motivo suficiente para el matrimonio el atractivo corporal, y eso
es mentira! Este atractivo es un factor,
pero él sólo no basta. Muchísimos fracasos matrimoniales se deben precisamente
a que se basaron exclusivamente en el atractivo corporal, y se descuidaron
otros valores de mayor importancia. Aparte del daño que el cine
hace, con sus escenas, en la emotividad de la mujer, le hace otro daño también
grave en su psicología: la mujer se siente arrastrada a imitar los modales, las
actitudes y conducta de las artistas que se presentan como mujeres
deslumbradoras, y hacen brotar en la espectadora el natural deseo de resultar
ellas mismas también atractivas. Al principio, las cosas que chocan con la
moral se rechazan, pero a fuerza de verlas en la pantalla se les va quitando
importancia y acaban por asimilarse. El cine ha hecho muchísimo daño
a las chicas enseñándolas modales insinuantes y provocativos, a mirar con
descaro, un modo de ser frívolo y fácil, y a ser condescendientes en aventuras
amorosas. Cuántas chicas adoptan en público y en privado, posturas y actitudes
atrevidas, influenciadas por lo que vieron en el cine, dándose cuenta o sin
darse cuenta del todo! Cuántas chicas se han hecho unas frescas por lo que
vieron en el cine! Cuántas chicas cayeron más hondo de lo que jamás sospecharon
por seguir unos primeros pasos que aprendieron en el cine! Algunas chicas, influenciadas
por el ambiente erotizado, son fáciles en llegar a todo, sin pensar en las
consecuencias, pues en las películas lo ven continuamente y nunca pasa nada.
Pero en la vida real, sí. La vida real no es el cine. Cuántas solteras
embarazadas, después se lamentan de lo que hicieron! Pero ya es tarde! «Hay
películas que, de hecho, son para muchos una verdadera escuela de vicio. Al
exhibir ante la juventud escenas de besos prolongados y lascivos se les incita
a hacer otro tanto, haciéndoles creer que tales acciones son la señal necesaria
del amor, y afianzándoles en la convicción de que eso se puede hacer, pues
tantos otros lo hacen. Así se mata poco a poco en las almas el sentido del
pudor y de la pureza»(784). Muchas películas tratan de una
chica que se lía con un casado, una prostituta que seduce a un jovenzuelo, una
mujer que engaña a su marido, etc., etc. Siempre a base de pecados sexuales. Cuándo veremos películas que
exalten las virtudes de un buen padre de familia, de una madre honrada y de una
chica decente? Hacer esto es mucho más difícil. Aquello es mucho más fácil. Por
eso abundan las películas a base de los bajos fondos de la vida. Hay que combatir las películas
que inculcan ideas contrarias a la moral católica. El público es el que manda en
el cine. Si una película deja la sala vacía, no se repetirá . Pero si una
película resulta «de taquilla» se multiplicarán las películas de este tipo. Si queremos moralizar el cine,
hay que hacer el vacío a las películas indeseables. Con este método «La Legión
de la Decencia» en Estados Unidos, logró imponerse a los directores de
Hollywood. En cuestión de espectáculos
inaceptables para la conciencia cristiana, conviene adoptar con energía la
consigna de no asistir a ninguno por tres fines simultáneos: evitar el peligro
propio, dar buen ejemplo y exigir que no se den espectáculos indecentes por el
medio humano más eficaz, tratándose de empresarios poco delicados de
conciencia, que consiste en negar la cooperación económica. Pío XII en su «Encíclica
Miranda Prorsus», sobre el cine, la radio y la televisión, dice: «Los juicios
morales, al indicar claramente qué películas se permiten a todos y cuáles son
nocivas o positivamente malas, darán a cada uno las posibilidades de escoger
los espectáculos..., harán que eviten los que podrían ser dañosos para su alma,
daño que será más grave aún por hacerse responsable de favorecer las
producciones malas y por el escándalo que da con su presencia». El Concilio
Vaticano II nos exhorta a «seguir las indicaciones de la censura moral y a
evitar los espectáculos peligrosos, entre otras cosas, para no contribuir
económicamente a espectáculos que puedan hacer daño espiritual». El punto de vista estético no
basta para justificar cualquier espectáculo. La curiosidad no es motivo
suficiente cuando se trata de espectáculos degradantes Oigamos de nuevo a Pío
XII P O XII: Encíclica «Miranda Prorsus»: «Culpable sería, por tanto, toda
suerte de indulgencia para con cintas que, aunque ostenten méritos técnicos,
ofenden, sin embargo, el orden moral; o que, respetando aparentemente las
buenas costumbres, contienen elementos contrarios a la fe católica»(785). Es notable que muchos
cristianos difíciles para dar su dinero a obras de caridad y apostolado, lo den
sin escrúpulos a espectáculos que descristianizan las costumbres. Regatean su
dinero para lo bueno, y lo dan alegremente para lo malo. Pero no te contentes con no ir tú
a esas películas. Procura además convencer a otras personas para que tampoco
vayan. Si los católicos quisiéramos colaborar a la acción moralizadora de la
Iglesia, Cristo reinaría mucho más en el mundo. Pero hay católicos que
consideran a la Iglesia como una aguafiestas a quien hay que dar de lado para
poder pasar la vida más divertida; y así están haciendo el juego a Satanás para
que sea él quien domine en el mundo. Es inconcebible, y da pena decirlo, pero
la realidad es que, a veces, los primeros en obstaculizar la obra moralizadora
de la Iglesia, son los mismos cristianos. El cine es un estupefaciente, y
si se adormece tu sensibilidad espiritual, qué conciencia moral podrá
protegerte? Cuando el timbre de alarma de la conciencia y del remordimiento
está estropeado, el alma corre peligro. Cuántas veces la voz de la conciencia
ha hecho dar un frenazo ante el abismo del pecado! Y también, cuántas veces la
voz de Dios resonando en el alma ha levantado a una vida de perfección! 68,6. Hay almas a quienes Dios da
el deseo de renunciar al matrimonio y consagrarse totalmente a Él. Si eres de éstas te felicito. Y
te aseguro que no hay en la vida mayor felicidad que la de estar consagrado a
Dios y sentirse colaborador con Él en su obra redentora, haciendo que fructifique
en las almas la sangre que por ellas derramó. El hombre necesita vivir por
algo que merezca la pena. Necesita darle sentido a su vida. Necesita un ideal.
El vivir sin ideal es señal de inmadurez humana. Vivir consagrado a Dios es el
supremo de los ideales. La Vida
Consagrada
La vida consagrada a Dios, con
vocación, es una felicidad. Se vive con ilusión, con ideal. Pero sin vocación
de Dios no hay quien la aguante. Y por supuesto hay que vivirla
en comunidades donde haya buen espíritu, que también puede haber conventos
relajados. El estado religioso es el
camino de la perfección. Hoy hay en la Iglesia Católica un millón quinientas
mil personas consagradas a Dios. Las obligaciones se concretan
principalmente en los tres santos votos de pobreza voluntaria, castidad
perfecta y obediencia completa. Renunciar, por lo tanto, a las
bodas terrenas y obligarse a vivir para Dios tendiendo a la perfección. Hago mías estas palabras: «Soy
sacerdote. Nunca me he arrepentido de esta vocación que Dios me dio. Y mil veces
que naciera, mil veces la seguiría de nuevo. No creas que todo me ha ido bien.
No creas que todo me ha resultado fácil. Pero todo lo ha superado su llamada.
Un pensamiento tengo siempre clavado, y él decidió mi vocación: hacer algo aquí
abajo que valiera la pena de veras. Sé que se pueden hacer muchas cosas que
valgan la pena. Pero pensé que ésta valía más que ninguna. Y no me he
arrepentido»(786). Los Santos Padres llamaron al
estado religioso: la flor más bella, la perla más preciosa, el más rico ornamento
de la lglesia. Santa María Magdalena de Pazzis dice que es la gracia más grande
que Dios puede hacer a un alma. El estado de virginidad
perpetua y voluntaria, hace que las personas religiosas vivan en la Tierra como
los ángeles del cielo. Ellas serán las que llevarán escrito sobre la frente el
nombre de Dios, cantarán un cántico nuevo y seguirán al Cordero por donde
quiera que vaya, como dice el Apocalipsis. Hay muchas Ordenes y
Congregaciones entre las que puedes elegir aquella que más se acomode a tus
inclinaciones e ideales. El campo en el que puedes desarrollar tu vocación
puede abarcar: Misiones, Hospitales, Asilos, Colegios, Obras sociales en favor
de jóvenes, Casas de Ejercicios, reeducación de juventud, apostolado entre
oficinistas, obreros...Si te entusiasma la vida de oración y penitencia,
tienes, por ejemplo, las órdenes de Carmelitas, Franciscanos, Capuchinos,
Salesianos, Claretianos, etc., en las dos ramas femenina y masculina. También puedes consagrarte en
alguno de los Institutos Seculares con que hoy cuenta la Iglesia con sus
múltiples formas de apostolado. Si estás indeciso y no sabes
qué escoger, quizás pueda ayudarte el libro «Orientación Vocacional» del
P.Carrascal, S.I., donde se dan a conocer los elementos de la vocación y las
características de ciento setenta Institutos Religiosos de hombres y
mujeres(787). Si sientes la voz de Dios para
consagrarle a Él tu vida, no lo comentes a la ligera con cualquiera. Consúltalo con un sacerdote
piadoso y prudente que te aconsejará lo que sea mejor para ti. Cuestionario para estudiar la
vocación: 1.- Se te ha ocurrido alguna vez consagrar tu vida por completo a
Dios? 2.- Este deseo, ha sido por
motivos sobrenaturales, como el amor y el servicio de Cristo, el bien de las
almas y tu propia santificación? 3.- Aunque la realización de este ideal
suponga renuncias y sacrificios, crees que, con la ayuda de Dios, serías capaz
de ello? 4.- Te ilusiona consagrar tu vida al mayor ideal que se puede vivir en
este mundo? 5.- En la hora de la muerte,
cómo te gustaría haber vivido? Hablando de la vocación Juan Pablo II dice: «El
deseo loable de acercarse a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, creyentes
y no creyentes, pobres y ricos, puede llevar a la adopción de un estilo de vida
secularizado o a una promoción de los valores humanos en sentido puramente
horizontal. Hoy hay quien habla de
«vocación temporal» como si Dios retirara la llamada que hizo anteriormente. La pretendida vocación temporal
no es más que una coartada inventada para querer justificar lo injustificable.
El que pone la mano en el arado y luego la retira no es digno de Dios. Otra
cosa es que no hubiera habido llamada, que se hubiera padecido una
equivocación. La castidad hay que vivirla con
elegancia espiritual, sin concesiones rateras y siempre peligrosas, sin
compensaciones larvadas, sino con ilusión gozosa, con entrega, con amor..., sin
crearse tontamente problemas. Pero sin olvidar que somos de barro y que el
ambiente está cargado de erotismo y sensualidad, y nos puede inconscientemente
intoxicar. Jesucristo ha hecho de su
Evangelio el elogio a la pobreza. Ésta debe ser afectiva y efectiva. Afectiva: si hay ambición, no
hay espíritu de pobreza. Efectiva: ésta depende de las circunstancias concretas
en que Dios sitúe a cada cual. El amor a la pobreza no está
reñido con el sentido común. Sería ridículo, por pobreza,
querer prescindir hoy de la electricidad, porque Cristo no la usó. El sentido de la obediencia es
la imitación de Jesucristo que «se hizo obediente hasta morir en la cruz»(788). Pero la obediencia debe ser
responsable: Informando al superior y después aceptando su decisión como
manifestación de la voluntad de Dios. Todo es
Preparación a la Vida Conyugal
68,7. Las cosas grandes no se
hacen en un día . Necesitan tiempo, preparación, etapas. La vida conyugal es
una de esas cosas muy grandes. Hay que llegar a ella por sus pasos. Esta preparación comienza ya
desde la adolescencia. El adolescente ha hecho el descubrimiento, aunque
todavía elemental, del otro sexo. Se trata de todo un nuevo mundo, físico y
espiritual, que tiene que explorar, pero sin precipitarse. Los dos extremos
serían funestos: tanto el lanzarse demasiado aprisa, como el retirarse por
miedo a posibles peligros. Antes del noviazgo, conviene
que los adolescentes y los jóvenes hayan tratado frecuentemente con jóvenes del
otro sexo. Esto es imprescindible, no sólo para conocer al otro sexo, sino para
conocerse a sí mismo, para estudiar sus propias reacciones y actitudes ante el
otro sexo. Uno de los deseos más arraigados en el corazón del hombre es
encontrarse con los otros, formar grupo, colaborar juntos. La amistad es un
gran valor. La soledad es una triste experiencia. La amistad es un afecto puro,
desinteresado y recíproco que nace y se fortalece con el trato. Se basa en la
sinceridad y en la generosidad. La simulación, el engaño, la
traición, son la muerte de la amistad. La amistad es dar más que recibir. En la
amistad te aceptan como eres y te valoran por lo que eres, comprendiendo y
perdonando tus fallos y limitaciones. La amistad favorece la amabilidad, la
jovialidad, la alegría, la bondad, la sinceridad, la generosidad, la
cordialidad, el deseo de hacer el bien y la preocupación por los demás. El
amigo no es acaparador y posesivo. Respeta tu libertad y no tiene celos de que
compartas tu amistad con otras personas. En esto se diferencia la amistad del
amor. El amor tiene celos si una tercera persona se interpone entre los dos. La
amistad, como el amor, dura toda la vida. La amistad que es pasajera, no
es verdadera amistad. Lo mismo que el amor: o es eterno, o no es amor. Quien tiene un verdadero amigo,
tiene un tesoro. Una evolución normal humana
exige, por tanto, este trato entre muchachos y muchachas desde los diecisiete
años más o menos. Normalmente, y sobre todo al
principio, este contacto debe efectuarse en grupos o pandillas. Es mucho más
efectivo cuando estos contactos en lugar de estar meramente motivados por el
encuentro y el entendimiento mutuo, tiene algún otro fin intermedio, por
ejemplo: cultural, benéfico, deportivo. En estas circunstancias, los jóvenes
muestran muchas facetas de su personalidad y se dan mutuamente muchos más
motivos para conocerse. Si son contactos «para ser conocido» son más
superficiales, pueden estar tratando únicamente de «causar buena impresión», y,
por lo mismo, camuflando elementos muy importantes de su manera de ser. En cambio en las pandillas en
las que los chicos y las chicas realizan algo juntos, inevitablemente darán a
conocer innumerables aspectos de su forma de ser. El otro sexo no está
meramente en un escaparate, en una postura estudiada y para ser visto; está más
en la vida real con sus pequeñas colaboraciones, responsabilidades,
circunstancias y conflictos; tiene que hacer algo más que ser visto. Y es que
no hay peor manera de conocer a una persona que cuando ésta se ha puesto allí
sólo para que la conozcan. Más tarde un chico y una chica
comienzan a salir juntos. Salir juntos no es el noviazgo, pero puede ser el
preludio. De todas maneras, los que
empiezan a salir juntos deben estar convencidos de que ya no se trata de una
diversión o de un juego, sino de algo más serio. Decimos que esta etapa puede
ser muy formativa, pues presenta una magnífica ocasión para ejercitar
mutuamente la nobleza, la sinceridad, la generosidad y la delicadeza. Dadas sus
especiales circunstancias y ocasiones puede servir también de prueba de
moralidad y de fuerza de voluntad. Es también una buena ocasión de
conocimiento mutuo con vistas a una futura relación más duradera. Es muy
importante en este sentido que no se pase demasiado pronto a un estado de
noviazgo formal. Y así como habéis empezado a salir juntos con nobleza, para
conoceros, así también tenéis que tener sinceridad, lealtad y valor, para
separaros, si veis que la cosa no debe seguir adelante. No sólo el seguir, sino
también el romper, puede ser un verdadero acto de lealtad. Por lo mismo, debéis hacerlo
antes de que la herida sea importante. Es algo que se lo debéis a la otra
parte. Y también a vosotros mismos. Caso de no haber seguido
adelante en una de estas relaciones, no es preciso encarecer que la delicadeza
os obliga a una especial discreción y secreto sobre mutuas posibles
confidencias. Los daños del enamoramiento
prematuro suelen ser graves. El chico tiene su hombría prendida con alfileres,
y ella, lo mismo, su feminidad. Si antes de fijarlas bien, se aficionan
excesivamente al otro sexo, si tratan excesivamente con el otro sexo, temo que
se les peguen costumbres, maneras, amaneramientos. Y ella debe ser semejante,
no igual: ya lo dijo el Génesis. Y él lo mismo. Pero censuro el exceso, no el
trato. Es éste muy beneficioso con tal que no perdamos la cabeza. No todos los chicos que se
acercan a las chicas van con buenas intenciones. Algunos, por puro pasatiempo;
otros, para aprovecharse de la chica. También habrá quienes lleguen con la sana
intención de entablar relaciones formales. No es difícil ver el fin que
pretende un chico cuando quiere salir con una chica. Hay chicas que se hacen
invitar por chicos al cine, a merendar, etc., a cambio de ciertas concesiones,
lo cual no deja de ser un modo de prostitución. La chica que anhela ser una
buena esposa, debe huir del flirteo . Muchos inseguros en los
estudios y en los deportes se refugian en la parejita donde es tan fácil
triunfar. 68,8. Flirtear es jugar al
amor. Un ceder al atractivo sensible y sentimental, cultivar un trato
superficial, sin hondura, sin intención alguna de casarse. Y la vida no puede
quemarse en el juego de un amor por pasatiempo. El flirteo es uno de los
nombres que se le da a la falsa maniobra de jugar al amor sin comprometerse y
sin aceptar sus consecuencias. Es el comportamiento de una pareja que se
entrega a maniobras sexuales de mayor o menor alcance, con el agravante de que
excluyen toda intención de comprometerse definitivamente. Enamoramientos
y Flirteos
Los compromisos definitivos son
propios de la madurez. Los que cambian continuamente
de capricho son los niños. Por su misma naturaleza, el
flirteo es una mentira. Amar para un rato no es amor. Nadie dice: «Te voy a querer
una semana, pero la semana que viene querré a otra persona». Esto se llama
capricho, y no amor. El amor verdadero dice que es
para siempre: «te querré siempre , te querré hasta la muerte». El flirteo es la
negación misma del amor, y una de sus caricaturas más tristes. Y son profundos
los males que acarrea a sus protagonistas. Además del mal moral que lleva
consigo, el flirteo suele dejar una profunda huella psicológica de frustración,
desengaño, amargura. No produce experimentados sino, más bien, decrépitos. No
enseña, sino agosta. Es una mutilación del amor, y con el amor no se juega sin
quedar profundamente marcado. Por algo el amor es lo más íntimo y lo más
delicado del ser humano. El flirteo les destroza mucho más a ellas que a ellos.
Porque para ellas el amor es algo más profundo, más total, y más definitivo.
Cuando dos se quieren, no flirtean, se respetan y se cuidan mutuamente para
estar enteros para la empresa de toda su vida. Cuando dos flirtean, piensan que
van a pasarlo bien, pero, en realidad, se engañan mutuamente y se dañan en las
fibras más delicadas del espíritu. Antes de enamorarte piensa si esta persona
te conviene o no. Si te enamoras, no serás capaz de juzgar objetivamente. No
empieces a salir con la persona que no te conviene. Si empiezas a salir,
acabarás enamorándote; y si te enamoras, te casarás aunque esa boda sea un
disparate. El flirteo puede llevar al
matrimonio, pero esto es raro. A lo que lleva es a desvalorizar el sentimiento
y a embotar notablemente la potencia de amar. De ahí el desengaño de muchos
que, al poco tiempo de casados, se sienten defraudados, fríos, insensibles con
su joven pareja.Y es que abusaron de esa potencia de amar durante su juventud;
y ahora el matrimonio no les dice nada. .Además, quien se acostumbra al
flirteo, después se cansa de sujetarse a una sola persona Qué va a ser de ese
matrimonio? Por eso el noviazgo no es una diversión, ni un placer, sino una
escuela preparatoria para el matrimonio, que es una de las misiones más grandes
y más serias que Dios ha confiado al hombre y a la mujer. Un compromiso personal,
responsable, maduro y libre necesita preparación. Por eso el flirteo es un
juego peligroso que muchas veces termina con resbalones deshonestos, y siempre
estropea el corazón dejándolo triste, desilusionado y decepcionado, quizás para
siempre; o ligero, superficial y frívolo, incapacitado para amar en serio a
nadie. Dios ha puesto en el corazón
humano el amor para que sea en el matrimonio el aliento de las penas, trabajos
y sufrimientos. Pero la juventud se ha lanzado a jugar al amor, ha hecho del
amor un placer, y como consecuencia tenemos esos matrimonios de corazones
cansados, incapaces de amar, precisamente cuando más necesitan el amor para
endulzar los sacrificios del hogar. El corazón necesita un rodaje.
Si un motor lo fuerzas antes de tiempo, tendrás un «cacharro» para toda la
vida. El rodaje es la vida del motor, y también del corazón. A los aprendices
de una pastelería les dejan hartarse de pasteles todo lo que quieran al
principio. Al dueño le sale más barato, porque el mal recuerdo de la primera
indigestión, los inmuniza para después. Si te indigestas de amor prematuro,
luego aborrecerás el amor. El amor entre adolescente es
una imprudencia. Los adolescentes no están todavía maduros, y los amores
prematuros pueden ser funestos. Es como hacer pasar camiones sobre un puente de
cemento antes de que éste haya acabado de fraguar. El resultado sería un montón
de ruinas. Para muchos, el matrimonio es como tirar una moneda al aire y
esperar a ver si sale cara o cruz. Eso es una barbaridad. El matrimonio es una
cosa muy seria, y como todo lo serio debe pensarse y debe prepararse para que
todo salga bien. Los que lo contraen a la ligera es lógico que después
fracasen. Hoy suele decirse que el
matrimonio está en crisis. Yo creo que lo que está en crisis es el noviazgo.
Muchos jóvenes toman el noviazgo como un juego, con ligereza y frivolidad, no
se preocupan de formarse, sólo buscan disfrutar el uno del otro. Así se hacen
unos egoístas. No tienen ni idea de lo que es el verdadero amor. Una vez
casados, se encuentran egoístas e incapaces de amar. Es lógico que estos
matrimonios sean un fracaso. En una reunión de chicos
dijeron que aunque a ellos les gusta flirtear, cuando encuentran una chica
enérgica que rehusa, aunque los fastidie al momento, la aprecian mucho más. A
su vez las chicas dijeron: los chicos se aprovechan de las chicas que flirtean,
pero no por eso las quieren más. A pesar de lo que digan, las desprecian. Al
contrario, rabian con la que no se deja tocar, pero de hecho la admiran. Muchas chicas, por vanidad,
procuran despertar el apetito de los chicos. En éstos brota el instinto y
procuran sacar de ellas lo que ellas no habían pensado dar. La chica cree que
en el chico hay amor; pero lo que hay es instinto pasajero. Cuando el chico,
satisfecho, la deja, ella queda con el corazón destrozado. La mujer es muy impresionable,
y las huellas de un fracaso amoroso la atormentan después durante mucho tiempo.
El hombre cambia más fácilmente de amor; porque en su amor hay más pasión que
sentimiento, y la pasión es más voluble. Pero la mujer, cuando ama, pone todo
su corazón; y si fracasa en su amor, su corazón queda destrozado. Generalmente, el flirteo
termina para la chica con muchos sufrimientos. Ella se adhiere más, es más
emotiva. Y después de haber tratado de ese modo a un chico, si éste la deja o
no hace caso de ella, la muchacha experimenta el abatimiento, el desengaño, el
amor defraudado y no correspondido...Se creyó interesante, se creyó amada, soñó
ilusiones..., y todo vino a parar en juego. Por eso el flirteo hace tanto
daño a la mujer: por su sensibilidad. Lo que empieza siendo un juego, llega a
interesar su corazón. Cuando termina el juego, el hombre se va tan fresco, pero
ella, fácilmente, queda destrozada. A veces incluso incapacitada para otros
amores muy superiores a lo que sólo había sido una aventura. Esto es lo que se
deduce de la experiencia de la vida. Y si una chica ha tenido en la
vida varias desilusiones de éstas, no correspondidas, ve agriarse su carácter,
su humor se modifica y se hace triste y recelosa. Las chicas deben saber que hay
cosas que tienen en ellas una resonancia mucho más profunda, psicológica y
espiritualmente, que en ellos. Lo que para un chico puede ser un episodio sin importancia,
un pasatiempo o una broma, para una chica es algo que le puede afectar
profundamente. El flirteo no es aconsejable
por esos motivos, pero sobre todo porque también puede manchar la pureza. Es
muy difícil que una chica que admite el flirteo logre mantener su pureza
intachable. No te dejes llevar enseguida de
los impulsos de tu corazón. Lo que caracteriza a la joven es la viveza de su
sensibilidad y de su sentimentalismo, es la riqueza de su corazón. Las chicas
experimentan en su corazón una gran necesidad de amar, de extender a otros el
afecto, y por otra parte sienten lo frágiles que son ante la vida; ávidas de
ser amadas y correspondidas con cariño. Y arrastradas por ese sentimiento no se
atreven a negar, a veces, lo que su conciencia no les permite conceder. Es muy
raro que una joven llegue a la entrega total de su cuerpo por deseo pasional.
Es mucho más frecuente que lo haga invadida por una ternura que le impulse a
dar lo que se le pide, aunque su conciencia se lo reproche. Si Dios dio ese corazón a las
mujeres, es porque las destinaba a una misión espléndida en el hogar y fuera de
él. Se trata de conservar lozano e intacto el corazón. Tu corazón es un gran tesoro;
pero puede ser también, si no se le vigila, la gran ruina. Se acercarán
tentadores que querrán gustar de su lozanía, que harán, tal vez, el
ofrecimiento de una ternura aparente, y que pueden arrastrarte poco a poco a un
amor peligroso e ilegítimo, lejos del camino del deber...Debes guardar el
corazón , defender ese tesoro contra los ladrones. Unas veces será el jefe de
oficina que se interesa por la joven mecanógrafa, o un industrial o abogado por
su secretaria, o uno de los compañeros de trabajo. No te creas, que porque ese
hombre que se interesa por ti, ya esté casado, ofrece una garantía. Al
contrario. El trabajo actual de la joven
en fábricas, establecimientos, oficinas, secretarías, etc., la pone en
constante contacto con hombres. La mutua atracción puede surgir en cualquier
momento; y también una palabra de aprecio, más o menos significativa. A veces
ellos saben hacerse compadecer de ellas, haciéndoles confidentes de su
desgraciada vida matrimonial, de su soledad...Las palabras bonitas y la llamada
a la compasión femenina son armas terribles que pueden hacer vacilar el corazón
ingenuo y generoso de una muchacha; si a esto se une, además, la proximidad
diaria, y cierta admiración que ella pueda sentir por las cualidades y
actividades que él desarrolla, la situación puede terminar en un lío, y,
después, en un desastre para la pobre muchacha ingenua que será la más
perjudicada. Muchacha te doy un consejo para
tu seguridad: Nada de conversaciones
sentimentales, nada de intimidades y confidencias, nada de cariño con un hombre
con quien más tarde no puedas casarte. Cuando en una chica empieza a brotar el
cariño hacia un hombre con el cual no puede casarse, debe romper cuanto antes
con él, aun a costa de lo que sea: perder el empleo, aparecer como una rara,
etc. Cuanto más tarde, peor. Es un engaño decirse: Qué tiene de particular? No
llegaremos a nada malo. Por qué voy a renunciar a su amistad y al gusto de su
presencia? . Con este engaño empezaron muchas chicas que más tarde no pudieron
romper sus lazos amorosos y tuvieron que apartarse de la Iglesia. Muchas chicas, en su
espontaneidad o ingenuidad se han dejado robar el corazón, o algo más. Un hombre la hace un
cumplido..., y su vanidad siente un cosquilleo; multiplica él sus delicadezas y
atenciones..., y, naturalmente, siente ella despertarse el interés y la
gratitud. Le confía que su esposa no le entiende, que no es feliz en su hogar:
«Me equivoqué al casarme con ella. Si te hubiera conocido antes a ti...». Si
ella cede a su natural deseo de complacerle, está perdida. Siente vibrar su
compasión al mismo tiempo que su sentimentalismo y su vanidad. Él le hace un
favor, un regalito, cualquier cosa. La chica no se atreve a rechazarlo, pues en
ello no ve mal ninguno. Después una caricia furtiva para ver cómo reacciona
ella. Quizás un aparente retroceso para despertar el deseo de ella. Ya está atada.
Atada por un sentimiento femenino, respetable por otra parte, de la delicadeza
y del agradecimiento. Ya está atada..., y dócil. Y no se atreve a molestar y
contrariar a quien se ha mostrado tan delicado. Además, es tan amable y
correcto!... Y la historia continúa sin la
menor variante. Pronto vendrá el primer beso, desde luego discreto y
respetuoso, la caricia en el cabello, en las mejillas...Al principio la chica
se sorprende, no se atreve a oponerse, después acepta, y termina por
simpatizar..., y dejarse llevar por la ternura. El amor desarrolla así su ley
psicológica: pasa de lo sentimental a lo sensible, de lo sensible a lo sensual,
de lo sensual a lo sexual. La joven imprudente no suele
ceder al primer golpe. Por lo demás, ella no desea los elementos físicos del
amor. Siempre había soñado permanecer en el plan sentimental y sensible.
Pero..., ante la insistencia, por no contrariarle, termina con la entrega
total. Si no rompe a tiempo, valiente y dolorosamente, la actitud de un día se
convertirá en un hábito y muy pronto en esclavitud. El 9 de febrero de 1979 oí en
el programa radiofónico «Protagonistas» una carta de una madre soltera de
catorce años, que lanzaba un grito de alerta a tantas chicas que juegan con una
cosa tan seria como es el sexo. Ella, arrepentida de lo hecho, se lamentaba de
lo ocurrido por irreflexión juvenil. En Nueva York, uno de cada tres
nacidos es hijo de madre soltera. Te lo repito: no te encariñes
sino con aquel chico con el cual te puedas casar. A algunas chicas les gusta coquetear
y jugar a despertar el apetito sexual de los chicos. Pero ellos después no se
contentan con pequeñeces. Lo quieren todo. Y cuando llega el momento en que
ellos se disponen a conseguirlo, ellas se asustan y quieren frenar (con
frecuencia sin resultado) lo que ellas mismas desencadenaron tontamente. Una
mujer puede sentirse atraída por una aventura más o menos arriesgada. Puede ser
vanidad, curiosidad o tontería. Pero difícilmente en el momento de la tentación
cae en la cuenta del peligro que corre y de lo mucho que arriesga. Después,
cuando sea tarde, derramará lágrimas de arrepentimiento, pero la pérdida puede
ser irreparable. El
Noviazgo
68,9. Sobre el noviazgo puede
ser interesante mi vídeo: «El éxito en el noviazgo». La elección de tu pareja es cosa
tuya. Pero debes hacerla con mucha cautela. No te fíes de los flechazos, que
son muy bonitos para novelas y películas, pero en la vida real poco útiles para
hacer ellos solos, felices a los hogares. Tampoco te fíes sólo de tu vista, que
ya sabemos que el amor ciega. Tu madre podría hacerte en esto un excelente
servicio. Ella te conoce mejor que nadie; y ella, como nadie, desea tu
felicidad; y su espíritu intuitivo verá si la pareja que le presentas podrá
hacerte feliz. Si dudas del acierto de tu madre, consulta con una persona
seria, competente y desinteresada. Pero no esperes para consultar
al embrujo del amor, pues correrás el peligro de no hacer caso a nadie. Cuando
notes que tu corazón se interesa, examina con serenidad antes de que pierdas la
lucidez. Además de buscar consejo, debes pedirle mucho a Dios en la oración que
te dé acierto en la elección, pues es muy importante no equivocarse en una cosa
tan transcendental. No olvides el proverbio ruso:
«Antes de viajar por tierra, ora; si es por mar, ora dos veces; y si te vas a
casar, ora tres». Porque en el matrimonio las tempestades y los naufragios son
muy frecuentes. No se construye un hogar sobre
la gracia de una sonrisa, sobre el atractivo de un rostro, sobre la ternura de
un instante. Se construye un hogar sobre todo lo que es esencia misma del yo:
los pensamientos, los deseos, los sueños, las decepciones, las penas, las
esperanzas, las alegrías, las tristezas. El amor implica la puesta en común de
todo eso; por ello las relaciones enderezadas a consolidar el amor y a preparar
la unión indefectible, deben desarrollarse en ese plan, y exhibir ante el otro
ese fondo secreto de sí mismo, cada uno de cuyos elementos favorecerá o
perjudicará la futura unión. Durante el estado de
enamoramiento quedan notablemente alteradas las facultades perceptivas y
deductivas en todo lo que se refiere a la persona amada. Los defectos que
existan en dichas personas no se perciben, las cualidades se subliman... La
mente ya no está equilibrada sino profundamente inclinada hacia el objeto del
amor. El enamorado idealiza a la persona amada y la convierte en el centro de
sus aspiraciones. La fascinación que ejerce en ti la persona idealizada puede
ofuscarte y ocultarte la realidad. Podéis quedar totalmente ciegos para ver datos
y circunstancias que desaconsejan totalmente seguir adelante. La fascinación puede ser
engañosa. El amor de un hombre y una mujer es algo muy serio y tiene que
construirse sobre cimientos muy sólidos. La fascinación es hermosa, pero
pasará pronto. Lo que quedará es la vida. Y esa vida, si la construís con el
corazón y con la razón, puede ser todavía mucho más hermosa. Para casarse , es indispensable
amarse; para amarse, es preciso conocerse; para conocerse, tratarse; para
tratarse, primero hay que encontrarse. Las reuniones familiares en las
que intervienen amigas de las hermanas y amigos de los hermanos, pueden ser una
buena ocasión para conocerse mutuamente. Te aconsejo no dejarte seducir
por el cumplimentador hábil, que te fijes a ti misma las condiciones que debe
poseer aquél que debe hacerte su esposa. Condiciones sin las cuales tú no
aceptarás el compromiso matrimonial. Por orientarte te pongo
algunas: Lo que debes valorar ante todo
es el valor personal del pretendiente. Después vienen las demás consideraciones:
facha, rango, fortuna. Estos dones no son despreciables, pero no son
esenciales. Lo esencial reside en el valor humano y cristiano del chico, es
decir, su personalidad. Primero que sea cristiano;
cristiano convencido, práctico. Y si es piadoso, mejor. El matrimonio con un
incrédulo suscitará conflictos de conciencia. Porque después planteará a los
hijos el problema de la fe y las prácticas de piedad. No basta, pues, que esté
bautizado. Bautizados, no practicantes,
llenan las cárceles, y atormentan a sus esposas. Algunas chicas se han engañado
en este aspecto esencial de su prometido y más tarde su esposo...Conscientes
éstas de la irreligiosidad de su novio, han ido al matrimonio, con la ingenua
idea de convertirlo. En la mayoría de los casos, el resultado ha sido nulo;
cuando no, fuente de disgustos profundos para esa joven esposa. Porque después,
cuando esa chica pertenece como esposa al marido frío en materia religiosa,
éste quiere imponer su criterio a la mujer, y vienen los impedimentos, las dificultades
para que esa joven esposa cumpla sus deberes para con Dios. En ese terreno, y
durante las relaciones, se puede mostrar tolerante y no agresivo; pero después
se manifestará tal cual es, con sus intolerancias, sus prohibiciones, sus
repulsas... Puede suceder que ese
pretendiente que tú sabes un tanto irreligioso, no sea violento en sus
manifestaciones anticristianas. Pero adoptará un tono insinuante, convincente y
persuasivo. Y éste, no es menos peligroso: te acabará por conquistar en ese
terreno. La triste experiencia nos lo está diciendo. Jóvenes piadosas y buenas,
que se unieron en matrimonio con hombres poco religiosos, o nada practicantes,
han terminado por ser ellas igual. Después de esta faceta
importante y esencial en el joven que admitas como futuro marido, debes tener
testimonio claro de la seriedad y sobriedad del muchacho. Ten cuidado con los
calaveras; lo seguirán siendo, porque no te creo tan ingenua, que pienses, que
así por las buenas, y por ti, va a dejar ese hombre ciertos hábitos que ha
adquirido tal vez con larga experiencia: mujeriego, trasnochador, dado a la
bebida, etc. El uso de las bebidas alcohólicas es uno de los factores más
influyentes en los hogares desgraciados. A la chica le halaga el verse
deseada sexualmente. Esto puede inclinarla a ser provocativa, pero debe
dominarse. La chica provocativa hace daño a los hombres, pero también a sí
misma. La belleza física es,
ciertamente, un factor importante y, por eso, debes cuidarla y realzarla con
esmero y naturalidad, aunque sin exageraciones, extravagancias y descaros. El
atractivo sexual atrae a una parte del hombre, pero vosotras queréis como
esposo al hombre entero. No olvidéis que los hombres podrán buscar cierto tipo
de mujer para divertirse; pero buscan otro muy distinto para casarse. La belleza femenina atrae a los
chicos, pero no es indispensable para casarse. Los hombres buscan, lo que da
realce y valor a la mujer: sus encantos, su feminidad y sus virtudes. Las muchachas deben ser
elegantes en su modo de vestir y arreglarse, y ser distinguidas, alegres,
discretas y dulces en todo su modo de ser. No descuides tu arreglo
personal. Pero no quieras conquistar con sólo tu belleza física. Haz que se
enamoren más bien de tus virtudes espirituales. De una mujer bella puede un marido
cansarse; de una mujer virtuosa jamás se cansará. Para hacerte elegir no es
necesario parecer pedante ni sabia. Al hombre le gusta dominar, ser superior.
Tiene miedo a una mujer que le aventaje. Ser culta sí, pero discretamente. Tampoco eligen los chicos a las
de carácter autoritario, a las dominantes, a las de tono dogmatizante, a las de
gesto seco y rígido. Buscan el encanto, la dulzura,
la amabilidad. Escúchale cuando él te esté diciendo algo de sí mismo y de sus
cosas. Muéstrale atención e interés. A un chico recto no le gustan
las caprichosas, las mimadas, las que tienen su cabecita llena de fantasía,
cuyo humor cambia a todo viento: hoy alegres, exuberantes;
mañana, deprimidas, pesimistas, tristes... Y no te olvides nunca de tu
preparación para el hogar. Tu atractivo personal sirve para despertar la
inclinación y el amor hacia ti. Pero para que este amor sea perdurable hacen
falta además otras cosas. El hombre se desespera con una mujer despilfarradora,
que no sabe administrarse. Quiere una mujer que saque partido a lo que él gana
con tanto esfuerzo. Le gusta la casa limpia, la ropa a punto, la comida buena y
a tiempo, etc., etc. Todo tu atractivo físico es incapaz de tener a tu marido
contento si en estas cosas le defraudas. Por eso todas las muchachas deberían
aprender a llevar una casa y tener los conocimientos propios de mujer: corte y
confección, costura, cocina, repostería, medicina, economía casera y todo
cuanto dice relación con el recto gobierno y administración del hogar. El arte
de ser madre es difícil y complicado. Necesita largo aprendizaje. Todo lo que contribuya a tener
a tu marido contento fortalecerá vuestro amor. El pudor de la mujer es una de
las cosas que más enamoran. Y el encanto del pudor inmuniza de otros
atractivos. El pudor es un sentimiento íntimo por el cual una mujer dándose
cuenta de la belleza de su cuerpo y del atractivo que ejerce, procura
reservarlo para el día que pueda hacer don completo y total de sí misma. Por
eso el pudor se refleja en el modo de vestir, en los modales y en todo. El
pudor sabe encontrar el equilibrio entre el ir agradablemente vestida y
elegante, y lo que resulta llamativo y provocativo. Se suele decir que una mujer
inteligente enseña sin enseñar, porque si enseña demasiado, pierde interés lo
que enseña. En los modales sabe ser delicada y atractiva sin resultar excitante
ni insinuante. El pudor es la gran muralla que defiende la castidad. Una chica
sin pudor empieza con curiosidades malsanas, lecturas enervantes, se permite
tocarse de modo impuro, se entrega a caricias, besos y abrazos con los chicos,
y cuando en medio del vértigo pierde la noción de lo que hace, viene la caída
fatal que llorará amargamente, y la avergonzará para toda la vida. «Todavía se encuentran hoy
bastantes muchachas que no se arrojan en brazos del primer hombre que les
gusta, ni creen que deben acceder en todo a las solicitaciones de los jóvenes.
Afirmémoslo sin ambages: las jóvenes deben permanecer puras hasta el
matrimonio. Las que no aceptan este punto de vista tienen de la vida y del ser
humano una visión parcial y limitada... Si un joven tiene el sano ideal de
casarse con una muchacha virgen, seguramente no permanecerá indiferente cuando
sepa que se le ha mentido. (...) También la mujer tiene derecho a la pureza del
hombre. Es cierto que la opinión corriente es completamente diferente; pero la
justicia de una opinión sobre las cuestiones de la vida no debe medirse por el
número de adeptos»(789). Las cosas no se convierten en
buenas por ser frecuentes. Mira lo que escribía una
muchacha que había guardado inmaculada su pureza: «Exigiré que mi futuro marido
se haya guardado como yo misma para nuestro hogar». El mejor regalo de bodas
que puede esperar una persona es la virginidad de la pareja con la que se va a
casar. Frente a los abusos de tantas
parejas, hay que volver a la caballerosidad respetuosa con la mujer viendo en
ella la futura madre de los hijos, digna de todo cariño, veneración y respeto,
y no tratándola como un trapo viejo que se mancha y luego se tira. Que el día que te cases no
tengas que avergonzarte de nada de tu vida pasada. Quizás oigas alguna vez de un
amigote, que para excusar sus desvergüenzas te dice: «Hay que probarlo todo».
Absurda necedad! Lo hacemos así con las enfermedades y los venenos? Al que te
diga eso dale raticida para que se lo tome. A ver qué contesta. Pues tampoco se
puede probar lo que está prohibido. Además, te gustaría que quien te ha de
pertenecer para siempre, antes de conocerte, ya lo hubiera probado todo ? No,
verdad? Haces muy bien en pensar así: una mujer lujuriosa te atormentará de
celos. Acuérdate de tu madre. Tu novia
ha de ser la madre de tus hijos. Acuérdate de tus hermanas y de
tus futuras hijas...Trata a tu novia hoy como te gustaría que los demás las
traten a ellas. No exijas de tu novia, con instintos brutales, lo que su
virtud, su pudor y su conciencia no te pueden ahora conceder. Una mujer amante
de su honra defiende fieramente su pureza hasta en los más mínimos detalles. No
quieras tratar a tu novia como a una de esas desgraciadas que se venden en las
casas lujuriosas. Elegirías entre éstas a la madre de tus hijos? Un hombre,
como Dios manda, se avergüenza de que su novia sea una prostituta. Y a una mujer decente la
humilla y avergüenza el verse tratada como una tal. Lo que a ella le ilusiona
es un amor muy superior: el que culmina en un hogar y en unos hijos. Lo que la
mujer espera del hombre es admiración, estima, respeto, veneración, protección.
Pero estrujarla para saciar los instintos zoológicos, no es de hombre, sino de
bestia. Y lo lógico es que la mujer se enamore de un hombre, no de un animal.
Por eso algunas novias llegan a desilusionarse de su novio y hasta sentir asco
por aquel hombre que decía que la quería tanto que tuvo que arrollar su pudor.
En cambio sienten sincero amor para con el hombre que tuvo para ella admiración
y respeto. Respeta a tu novia como quieres
que se respete a tu madre. Los sacrificios que por el bien de ella te impongas,
son prueba de que tu amor es verdadero. Si quieres a tu novia de verdad, debes
querer su bien antes que tu gusto. Eso es amarla. Subordinar su honra y su
conciencia a tu pasión, no es amor: es egoísmo. Hay caricias que conducen al
acto sexual. Deben evitarse aquellas que ponen en marcha el aparato genital.
Evidentemente que no todos tenemos el mismo temperamento, ni reaccionamos de la
misma manera. Ni siquiera para nosotros mismos todos los momentos son iguales.
Lo que en otro momento, o a otra persona, puede dejar indiferente, para mí,
ahora, puede resultar peligroso. Un chico que quiere a una
chica, en lugar de hundirla, rebajarla, profanarla, instrumentalizarla,
denigrarla, mancharla con los deseos de su instinto, procura por encima de sus
apetencias elevarla, dignificarla, sublimarla. Se preocupa de que sea más
piadosa, mejore su formación tanto religiosa como de carácter, voluntad, etc.
Es decir, busca siempre lo que a ella la engrandece, nunca lo que la envilece. Cuando tu novia se niegue a tus
peticiones bestiales , no atormentes su cariño con frases como ésta: «es que no
me quieres». Todo lo contrario. Porque te quiere, no quiere que manches tu alma
con un pecado. Con su resistencia firme y entera te dice: «te quiero tanto y
tengo tantas ganas de casarme contigo, que no quiero cometer ningún pecado,
para que Dios nos bendiga y podamos llegar un día a unirnos para siempre en el
altar». Mucho cuidado con las mujeres
que tratas. Si tu novia es de moralidad dudosa, aunque tú no quieras, ella te
hará caer. Que tu novia no sea para ti
fuente de pecados. Tu novia debe ayudarte a ser mejor. Que su recuerdo te
proteja de envilecerte moralmente. Su pureza y su virtud deben ser un estímulo
para mejorarte, para hacerte digno de ella. La desvergüenza de algunas
mujeres ha llegado a tal extremo que es posible que tu actitud irreprochable en
toda esta materia provoque en ellas risitas y bromas de mal gusto. Es lástima
que las pobres hayan descendido tanto. Peor para ellas. Pero a ti, qué más te
da? Ésas no te sirven para nada. En cambio la rectitud de tu conducta te
conseguirá la estima de las buenas, que son las únicas que te interesan para
buscar entre ellas la madre de tus hijos. Si ves que tu novia no es mala,
pero es una chica frívola y ligera, que se ha dejado impresionar por el cine, y
un día se pone insinuante..., dile: «No esperaba eso de ti. Me has
desilusionado. Yo te tenía por una chica digna, y veo que eres como todas...,
una chica de la calle». Estas palabras han hecho derramar lágrimas a una chica
y cambiar radicalmente su conducta. Respeta a tu novia, aunque ella
no sepa hacerse respetar, ni defender, con su pudor, el tesoro de su pureza. Es muy fácil decir: «No me
importa lo que hayas sido en el pasado». Lo difícil es decirlo de verdad. Me dijo uno: «Yo muchas veces
afirmé que no me hubiera importado casarme con una cualquiera, prescindiendo de
su vida pasada. Pero lo decía mintiéndome a mí mismo. Por dentro yo tenía mi
ideal de mujer. Lo que pasa es que pensaba que
de ésas ya no había, que era un ideal inalcanzable. Por eso, cuando he encontrado a
esta chica, que es un ángel, me he ilusionado de tal manera, que me parece que
he empezado otra vida». La afirmación «no me importa lo
que haya sido tu vida anterior» debe incluir esta otra: «ni me importa lo que
vayas a ser en el futuro». Pero eso es más difícil, pues a
ningún hombre le hace gracia que su mujer le engañe con otro. Es verdad que una
mujer puede arrepentirse de su pasado y cambiar. Santa María Magdalena fue
prostituta y después llegó a santa. Pero esto es tan extraordinariamente
excepcional, que confiar en una cosa así es muy arriesgado. Si alguien dice que no le
importa la infidelidad de su cónyuge, es porque ha dejado de amar. Precisamente la diferencia
entre amor y amistad es que al amigo no le importa compartir con otros a su
amigo; pero el amante quiere en exclusiva la persona amada. Pues bien, si para casarte
quieres una mujer decente, ayuda a las chicas a que sean decentes. Por qué una chica que quiere
ser decente tiene que luchar tanto contra los chicos que la acosan para que
ella ceda? Me decía una chica: «Padre, qué asco! Todos los
chicos vienen a lo mismo. Y si no te dejas, no les interesas». Qué triste es
que las chicas tengan ese concepto de los chicos! Demuestra tú, con tu conducta,
que no eres de ésos. Que tú, porque estimas a la mujer decente, quieres ayudar a
todas a que sean decentes. Si los chicos, con vuestra conducta, mostraseis que
preferís las puras y decentes, ellas, sin duda, cambiarían. Pero como muchos
chicos han preferido las libres, para poder abusar de ellas, las chicas se han
creído que para casarse tienen que ser libres, y ahora buscáis una chica
decente y os cuesta trabajo encontrarla. Sin embargo, mientras no la
encuentres, no te eches una novia. La felicidad futura de tu hogar no depende
ni de la cara, ni del tipo de tu novia; sino de su carácter, de su virtud y de
su espíritu cristiano. Del mismo modo que una belleza inexpresiva y sosa acaba
por cansar, una belleza sin virtud acaba siendo aborrecida. Busca una novia que te guste.
Pero no te dejes encandilar por la fachada , que es pasajera; y si no está
sostenida por las virtudes del espíritu, pronto te cansará y perderá para ti
todo su atractivo. Aprende a enamorarte del
carácter y de las virtudes del alma, que son estables y son realmente las que
hacen digna de estima a una persona. Aprende a estimar más los dones
del alma que los del cuerpo. Puedes casarte con una estrella de la pantalla y
ser un desgraciado, como tantos divorciados del cine. En cambio, si te casas
con una mujer amable, dócil, servicial, sacrificada, generosa, limpia, discreta,
honrada, virtuosa, dulce, femenina, habilidosa, delicada, de buen corazón, que
sepa llevar una casa y sea capaz de criar y educar los hijos y, sobre todo, muy
cristiana, te profetizo un matrimonio feliz. En cambio si es una mujer sin
moral y sin conciencia, no sabes hasta dónde puede llegar. Tras un exterior muy
atractivo, cara preciosa y tipo espléndido, muchas veces se encuentra un
espíritu de frivolidad y coquetería, que no es precisamente la mejor garantía
para que tu matrimonio sea feliz. Por eso vale poco el enamorarse
del cuerpo, que es amor sexual. Y en cambio hay tantas garantías de éxito en el
amor del alma, que es espiritual. Si tu novia es frívola y
ligera, vivirás amargado de sospechas y celos. No te vaya a ocurrir lo de
aquel desgraciado que a los dos meses de la boda se vio abandonado por su
bellísima mujer. Había encontrado un partido mejor que su marido! Cuando salgas con tu novia
aprovecha todas las ocasiones para estudiar su carácter y modo de ser. Has examinado si le gustan los
niños, si los acaricia, si goza con ellos; o por el contrario le ponen de mal
humor? Es trabajadora y sacrificada, o sólo piensa en divertirse? Sabe cocinar
y coser? Sabe llevar una casa, o lo único que sabe es bailar mucho y coquetear
con el primero que se le acerca? Le gustan las labores de la casa, o sólo
piensa en presumir por esas calles? Si no atiendes ahora a todas estas cosas,
es muy posible que después de casado te lleves un gran desengaño. Que a tu novia le gusta la
casa. Si ella no se ocupa de la casa, prepárate a vivir en una pocilga. A no
ser que tú te conviertas en ama de casa. Si quieres ayudar un poco a tu mujer,
harás muy bien. Pero qué duda cabe que la encargada de la casa debe ser la
mujer, que está especialmente dotada para ello. Los hombres, generalmente,
hacemos estas cosas muy mal. Es muy importante que los
novios se conozcan muy bien antes de casarse. Puede una chica tener un gran
atractivo corporal, ser muy simpática y desenvolverse con soltura en la vida
social, y sin embargo tener defectos que van a hacer sufrir mucho a su marido.
Por eso las relaciones deben durar por lo menos de un año a dos. En menos
tiempo es muy difícil llegar a conocerse bien y es posible que después de
casados aparezcan defectos insospechados que pongan en peligro la felicidad
matrimonial. Ten en cuenta que después de
casado apreciarás de distinta manera muchas cosas que atraen ahora tus ojos de
soltero, y que entonces querrás en tu mujer virtudes que en el noviazgo no
echaste de menos. Si quieres a tu novia sólo por sensualidad, ese amor será
pasajero. A los pocos años de casados ya no os amaréis; a lo más, os
soportaréis. En vida de tu mujer serás un
viudo del corazón. Cuando elijas a tu novia,
piensa que no la eliges sólo para la luna de miel, sino para diez, veinte,
treinta años..., para toda la vida! En tu novia, más que a la mujer, busca el
ángel que haga de tu futuro hogar un pedazo de cielo. Conozco una pareja muy feliz
que se conocieron por coincidir todas las mañanas al ir a misa. Si te enamoras
de una chica sinceramente piadosa, tienes mucho adelantado. Y te digo
sinceramente piadosa, porque también las hay que unen algunas prácticas de
piedad a un proceder, modo de vestir, etc., impropios de la vida espiritual que
parecen tener. Esas chicas de piedad superficial tampoco ofrecen garantías
suficientes. Los principios cristianos y la rectitud moral deben ser algo muy
firme. Muchas veces he oído quejas de
que hoy día las chicas se han echado a perder, que una chica para divertirse se
encuentra fácilmente, pero que una chica capaz de hacer feliz un hogar..., de
ésas no se encuentran. Y quién tiene la culpa de esto?
Ciertamente que muchas chicas, influenciadas por el cine, han perdido el recato
y el pudor, que es su mayor atractivo. Pero, no tenemos los hombres nuestra
culpa en este descenso del pudor femenino? Las chicas buenas también se
quejan de que los chicos prefieren las ligeras, las frívolas, las coquetas, las
frescas... Como ellas quieren gustar, si ven que las que tienen éxito fácil son
las frescas, ellas se dejan ir por la cuesta abajo.Si los chicos mostraseis
claramente que preferís las buenas, las piadosas, las trabajadoras y
sacrificadas, las que rezuman pureza, las chicas mejorarían. Es enorme el bien que haríais a
las chicas, si ellas vieran que preferís las buenas; y es enorme el daño que
las hacéis, si ellas ven que preferís las frescas. Sería éste un excelente
apostolado: moralizar a las chicas, mostrando más estima por las que son más
virtuosas. Por otra parte, has de saber
que las chicas tienen la misma queja de vosotros. Algunos chicos, influenciados
por las chicas frescas, creen que para resultar más varoniles e interesantes
tienen que mostrarse atrevidos, y esto hace que las chicas buenas -las que
necesitáis para el matrimonio- al veros así, no se fíen de vosotros y no se
decidan. De modo que las chicas se hacen
frescas para gustar más a los chicos, y los chicos se muestran atrevidos para
parecer más interesantes; y después resulta que ni a los chicos os gustan las
chicas frescas, ni a las chicas buenas les gustan los chicos atrevidos. Vaya un
papel que estáis haciendo! No sería mil veces mejor que
todos reconocieseis que lo más digno de estima es la virtud, y obraseis en
consecuencia? Cuando hayas encontrado una
chica virtuosa que pueda ser la madre de tus hijos, toma el noviazgo con toda
la seriedad que Dios manda. Dios quiere que el que no siente su voz para un
estado más alto y más grande, como es la vida consagrada a Dios, y va a
casarse, a su tiempo -pues la fruta que se toma antes de su tiempo se
indigesta- se busque una novia; pues los futuros esposos deben conocerse muy
bien antes de ir al matrimonio. La psicología del chico es
distinta de la de la chica. Al hombre le cautiva la belleza, la delicadeza y la
ternura de la mujer. A ella la fuerza, el valor y la decisión del hombre. En él
la atracción hacia el otro sexo es más carnal; en ella es más sentimental. No
es raro que un chico sienta atracción sexual sin amor, y una chica amor sin
tener deseos sexuales. Lo contrario es menos frecuente. Las mujeres suelen
preferir los hombres interesantes más que los hombres guapos. 68,10. El cine ha hecho que la
juventud, sin cabeza, sienta idolatría por la belleza física, y así resulta que
esa muchachita de tipo estupendo, después de casada sale caprichosa,
insoportable; y también aquel chico que enamoraba con locura a las niñas tontas
porque se parecía a cierto artista de cine, después de casado sale con un genio
insufrible. Los dos son maravillosos para verlos en la pantalla. Pero el
matrimonio no es una película de cine, sino una vida que dura muchos años, y
con muchos sufrimientos, malos ratos, penas y amarguras. También con sus ratos
de felicidad. Pero desgraciadamente, no todo
es felicidad. Si la juventud se preparara para el matrimonio como Dios manda,
tendríamos muchos más matrimonios felices. El tiempo del noviazgo es para
conocerse mutuamente, para amarse rectamente. El noviazgo es querido por Dios,
pues Dios ha hecho el matrimonio indisoluble, y esa persona a la que vas a
unirte para toda la vida, debes conocerla bien antes de casarte con ella. Por
lo tanto, es natural - y así lo quiere Dios- que durante cierto tiempo tengáis
más confianza entre vosotros y un trato más íntimo para conoceros mejor. Pero debéis ser muy discretos
en las manifestaciones de amor, si no queréis manchar vuestras relaciones. No
podéis permitirle a vuestro cariño muchas de las cosas que él os pide con
fuerza. Es necesario que aprendáis a llevar vuestro noviazgo con la austeridad
que exige el Evangelio. Es muy importante que os propongáis firmemente llevar
vuestras relaciones prematrimoniales en gracia de Dios. Eso será atesorar
bendiciones de Dios para el matrimonio. En cambio, si sembráis de pecados el
camino del matrimonio, podréis esperar con confianza que Dios os bendiga después?
Cuántos matrimonios lloran los pecados que cometieron de solteros! Si el noviazgo es conocimiento
mutuo, se impone también como necesidad imperiosa la sinceridad. No deben existir repliegues ni
restricciones mentales. Debe hablarse mucho sobre todas las cuestiones, y
confiarse mutuamente los problemas para buscar juntos una solución. Es, por desgracia, demasiado
frecuente, que los novios mantengan el uno con respecto al otro, una postura
totalmente falsa. Y es triste que, a veces, esa falsedad dé al traste con la
íntima compenetración que debe regir el matrimonio. Los novios van al altar,
muchas veces, engañados. No se conocen. El engañar
siempre es malo. Los novios deben ser francos, transparentes el uno para el
otro. El amor necesita admiración. Para
ver si sientes admiración podrías preguntarte, me gustaría tener un hijo así?
No se trata de con menos o más nariz, sino de ese modo de ser, cualidades, etc. Los novios deben ayudarse a
conocerse mutuamente, tanto en las virtudes como en los defectos. Cada uno debe
esforzarse en corregirse de sus defectos y en adquirir las virtudes que el otro
desea ver en él. Deben ver si armonizan en el carácter, gustos, puntos de
vista, modo de ser, educación y costumbres; si tienen las mismas ideas sobre
religión, vida de piedad, frecuencia de sacramentos, etc... Deben ponerse de
acuerdo en todos los problemas fundamentales. Si en el noviazgo hay
discrepancias sobre esto, en el matrimonio habrá disgustos muy graves. Ya dijo
Sáint-Exupery : «Amar no es mirarse uno al otro, sino mirar juntos en la misma
dirección» ; es decir, tener los dos los mismos ideales. Y, desde luego, las faltas de
armonía y defectos de carácter, es necesario compensarlos con espíritu de
mortificación y tolerancia por una parte - siempre que no se trate de cosas
ofensivas a Dios- y deseo eficaz de corregirse por la otra. Nadie es perfecto
en este mundo; pero todos debemos tener deseos de superación. El esfuerzo mutuo
de adaptación es una de las mayores alegrías de la vida conyugal. Evidentemente que en esta
armonía hay grados; pero cuanto mayor sea la armonía, más probabilidades hay
para un matrimonio feliz. El ideal sería que esta armonía llegara incluso a
detalles como gustos, aficiones, diversiones, hábitos de vida, educación, aseo,
orden, modales, lenguaje, etc., etc. El ideal es que los dos sean de ambientes
familiares y culturales similares. No por clasismo; sino por armonía. Un
notable desnivel de educación, higiene, costumbres, etc., con el tiempo,
ocasiona roces que enfrían el amor. Hay una porción de imponderables de
educación, higiene, etc., que pueden convertirse en espinas muy desagradables
y, con el tiempo, realmente insufribles. Hay personas a quienes se les hace
durísimo disminuir de categoría social. «En general las diferencias de
formación y de posición social son obstáculos que impiden llegar en el
matrimonio a una completa unión. La igualdad en las costumbres,
resultado de haberse formado en un ambiente parecido, constituye el sólido
cimiento de una buena armonía en la vida de cada día, mientras que la
disconformidad de las costumbres y una gran divergencia en el grado de cultura
pueden actuar como fuerzas disgregadoras. Cuando el estilo de vida difiere
ampliamente por proceder los esposos de mundos sociales distintos se va minando
poco a poco la solidez del matrimonio. No negamos que ambos esposos puedan ser
felices si manda en ellos el corazón, pero con el tiempo nada tiene de extraño
que llegue a ser desagradable comer en la misma mesa con una persona cuya
educación es discordante con la propia. Pequeñas, pero numerosas diferencias
ponen a prueba los nervios de la persona más equilibrada. Para que el hogar sea
agradable es necesario cierto grado de educación. Pero si uno de los dos no la
tiene, es mejor que tampoco la tenga el otro»(790). «El amor vence a la muerte;
pero un pequeño defecto desagradable, a la larga, puede vencer al amor»(791). De qué sirve una belleza
corporal si esa persona es egoísta, interesada, soberbia, irascible, rencorosa,
vengativa, agresiva, cruel, peleona, chismosa, intrigante, maquinadora,
displicente, despectiva, hipócrita, falsa, cínica, astuta, posesiva, ambiciosa,
dominante, absorbente, autoritaria, impositiva, mandona, insolente, creída,
caprichosa, testaruda, arisca, engreída, frívola, superficial, comodona,
lujuriosa, alcohólica, etc. etc.? Cualquiera de estos defectos anula una
belleza. Por otra parte, es fácil encontrar atractivo en una persona virtuosa. El carácter ideal es una
personalidad comunicativa y amable, un temperamento jovial, una alegría
contagiosa, un modo de ser bondadoso y sincero, generoso, amable, cordial, con
deseos de hacer el bien a los demás. Con una persona así la convivencia es
deliciosa. Hay otro dato que podrá no ser
decisivo ni principal, pero con el que no está mal que contéis desde los
primeros días del noviazgo: que no sólo os vais a casar vosotros dos, sino
también un poco con sus padres y familiares. Repetimos que éstos rara vez
deberán suponer un motivo fundamental en vuestra decisión, pero no está mal que
ya desde el noviazgo, sepáis que vais a tener que afrontar esta circunstancia. Cuantas menos sorpresas se
lleve uno en la vida matrimonial tanto mejor . 68,11. Sería de desear que el
examen médico prenupcial pasase a ser costumbre general . En muchos países ya
es obligatorio, hasta el punto de que no se concede la licencia matrimonial sin
la presentación del certificado médico. Todos deberían llevar en su
tarjeta de identidad su grupo sanguíneo y su factor Rh . Todo matrimonio debe
conocer el grupo sanguíneo al que pertenece, e investigar el factor Rh
correspondiente a cada uno de los contrayentes. Se calcula que más del medio
millón de subnormales que hay en España proceden de la ignorancia de esta
incompatibilidad por Rh, y la falta subsiguiente de tratamiento adecuado cuando
se presenta el embarazo . Sólo hay problema si el padre es Rh+ y la madre Rh-. Suele ser el uno por mil de los
casos. Es muy importante que las
chicas conozcan el factor Rh de su sangre, pues si lo tiene negativo es
peligroso mezclar su sangre con un Rh positivo: puede tener los hijos
subnormales o muertos. Si el hijo sale Rh positivo, durante el embarazo la
sangre de la madre destruye los glóbulos rojos de la sangre del hijo, lo cual
produce una intensa anemia que puede llevarle a la subnormalidad o a la muerte.
Esto ocurre a partir del segundo hijo. En 1960 se descubrió una globulina que
ha sido una buena solución. Se trata de una inyección intramuscular de 5cc. Hay
que abstenerse de otro embarazo durante seis meses. La inyección debe repetirse
después de cada nuevo hijo que salga con Rh positivo y de cada aborto . 68,12. Hoy hay una corriente
feminista defensora de los derechos de la mujer. La defensa de los derechos de
la mujer comenzó cuando San Pablo mandó a los maridos que amen a sus mujeres. Esto era algo inaudito en un
mundo en que la mujer no era nada. Incluso algunos filósofos de
aquel tiempo dudaban de que la mujer tuviera alma. La Mujer
Una cosa es la igualdad de
derechos ante la ley del hombre y de la mujer, lo cual es justo; y otra que la
mujer se ponga a imitar en todo al hombre, perdiendo sus características
femeninas que tanto la enriquecen. Pretender hacer de la mujer otro hombre es
una equivocación. La mujer tiene sus cualidades específicas que no debe perder,
y deben ser para ella de gran valor. La familia es el fundamento de la
sociedad, y sin verdaderas mujeres no es posible la familia. Las feministas quieren hacer
una sociedad dominada por las mujeres. Pero esta sociedad tendría los
mismos defectos, o más, que la dominada por los hombres. Pues todo hombre bien
nacido siente respeto por la mujer, mientras que las feministas,
frecuentemente, muestran desprecio por los hombres. El feminismo que reivindica los
mismos derechos para la mujer que para el hombre ante la ley, es normal y sano,
pues hombre y mujer tienen la misma dignidad como persona humana . Delante de
Dios no hay distinción entre hombre y mujer . Pero hay otro feminismo
revanchista que resulta ridículo. Hay mujeres feministas que quieren ocupar el
sitio del hombre en todo. Y algunas lesbianas hasta en el uso del sexo. Las
lesbianas suelen ser feministas revanchistas. La mujer debe ser mujer. El querer ser como el hombre es
una equivocación, pues es considerarse inferior al hombre. Y la mujer no es
inferior al hombre, es diferente, que no es lo mismo. El hombre y la mujer son
distintos en su cuerpo y en su psicología. Dice la Biblia que «Dios los
creó hombre y mujer»(792). La feminidad es un gran valor
para la mujer. Como dice Juan Pablo ll en su
documento de agosto del 88, «Mulieris Dignitatem» , la mujer no puede
convertirse en objeto de placer y explotación, pero tampoco debe invadir el
terreno propio del hombre, masculinizándose y apropiándose de las
características masculinas, y haciéndose un marimacho. La igualdad de derechos
de la mujer y el hombre no debe consistir en su masculinización, en deterioro
de los auténticos valores femeninos . La identidad de la mujer no puede
consistir en ser una copia del hombre; puesto que ella está dotada de
cualidades y prerrogativas propias, que le confieren una personalidad autónoma,
que siempre se ha de promover y alentar . La mujer debe ser femenina, y el
hombre masculino. Cada uno tiene su tarea en la vida, en la reproducción humana
y en el servicio de la Iglesia, etc. La igualdad de derechos de la
mujer y el hombre tiene aspectos muy razonables. No se ve por qué una mujer que
realiza el mismo trabajo que el hombre y con la misma perfección, no va a tener
el mismo sueldo. Afortunadamente esta discriminación se va acabando. Pero hay
cosas en que el hombre y la mujer son distintos. El mismo cuerpo humano
demuestra la distinta misión específica de cada uno. El hombre tiene los
hombros más anchos que la mujer, pues está hecho para la fuerza. En cambio la mujer tiene las
caderas más anchas que el hombre, pues está hecha para la maternidad. La igualdad de derechos es
lógica ante la ley. En teoría, todos los seres
humanos, hombres y mujeres, pueden ser jueces, médicos o taxistas. Pero sólo
las mujeres pueden dar a luz un hijo. Y esto por biología y por naturaleza.
Porque Dios lo ha hecho así. Por eso la mujer es distinta del hombre en
psicología y constitución. Negar esto es un desconocimiento de la psicología
humana. Las feministas quieren ser en
todo como los hombres. Esto es una equivocación. Y además, con esto, demuestran
su complejo de inferioridad. Por eso quieren ser como los hombres. La mujer no es inferior al
hombre. Es distinta. «Se ha dicho que la
diferenciación sexual de los "caracteres" no serían naturales sino
culturales, etc. La objeción no resiste un
mínimo examen de los datos obtenidos por la antropología cultural. Es cierto
que una educación dirigida expresamente a ese fin puede conseguir masculinizar
a la mujer y feminizar al hombre. Pero si se deja obrar a la naturaleza, la
diferenciación sexual es inmediata y clara. Por eso, en millares de culturas
estudiadas, la mujer y el hombre tienen la psicología que corresponde a los
caracteres sexuales primarios y secundarios. Antropológica e históricamente
esta conclusión está demostrada por los hechos. Las "amazonas" son un
mito; y es significativo que no exista un mito equivalente para los hombres. El
mito de las "amazonas" equivale a las utopías
feministas de hoy. Nunca mejor empleada la palabra
utopía: algo que no existe ni puede existir en ninguna parte. En efecto, el
feminismo radical desea una total igualdad entre el hombre y la mujer: igualdad
biológica, fisiológica, completa. Como esta igualdad no es posible pese a todos
los esfuerzos de las feministas, se busca una igualdad cultural: se tiende a
vestir como los hombres (o a que no haya diferencias entre la indumentaria
femenina y la masculina), y a hablar como los hombres: si era costumbre social
que los hombres utilizasen a veces un lenguaje malsonante -el taco- las feministas
lo imitarán servilmente. El feminismo radical no depende
sólo de la situación de una cultura, ya que feminismo ha habido en otras
épocas. Se trata de un comportamiento psicológicamente patológico, que no
acepta la diferente constitución biológica del hombre. La desigualdad sexual
hombre-mujer le parece una injusticia de la naturaleza que es preciso corregir. Pero, como esto no es posible,
los movimientos feministas radicales intentan compensarlo con reivindicaciones
exaltadas, típicamente femeninas para mayor ironía. Hacen falta mujeres-madres. La política la pueden llevar
los hombres solos. La técnica la pueden llevar los
hombres solos. La información, la pueden
llevar los hombres solos, etc., etc., etc. Pero la humanidad no puede
subsistir sin mujeres-madres. La diferenciación sexual
masculina y femenina no es obstáculo, en absoluto, para la defensa de la más
completa igualdad de derechos en el hombre y la mujer, ya que varón y mujer
cumplen plenamente con el contenido biológico y ético del ser humano. La misma
diferenciación no es inconveniente para que en determinadas épocas la mujer
realice trabajos y funciones hasta entonces sólo confiados a los hombres»(793). Es evidente que hay cosas más
propias del hombre, y otras para las que la mujer está más capacitada. Ignorar
las diferencias entre el hombre y la mujer demuestra un desconocimiento total
de psicología. Me parece una equivocación el
que algunas mujeres consideren el ocuparse de la casa como una esclavitud, de
la que quieren liberarse. Lo que se hace por amor no se
puede llamar esclavitud. Un mismo trabajo puede hacerse
por un sueldo o por amor, y tendrá un valor totalmente distinto. Muchas mujeres ansían
realizarse en una profesión fuera del hogar, pero nada en el mundo las puede
realizar más que la maternidad. Las estadísticas dan que gran número de mujeres
que evitan los hijos de jóvenes después los desean ardientemente cuando son
maduras. Hoy las edades de la mujer en que hay más maternidad es entre los
treinta y cuarenta años. Son «madres añosas» , como se las califica en los
manuales médicos . En Estados Unidos las mujeres
vuelven al hogar. Según un informe del Departamento de Trabajo, las mujeres
estadounidenses no quieren trabajar fuera de casa. Abandonan su empleo
remunerado por el de «ama de casa». Dios quiso que el Redentor
viniera al mundo por medio de una mujer: María . María es, después de
Cristo , la primera persona de la humanidad. Pero a María no la hizo sacerdote.
Y esto no fue por estar condicionado por la mentalidad de su tiempo. Pensar que
Cristo se dejó influenciar por ello sería ofensivo para Él. Además demostró su
independencia del «qué dirán» en su trato con la «pecadora» y la adúltera
Jesucristo sólo hizo sacerdotes a varones. No lo hizo a su madre. Por eso la Iglesia no ordena
sacerdotes a las mujeres. Recientemente ha surgido en el
anglicanismo un movimiento a favor de la ordenación sacerdotal de las mujeres .
Pero, en su carta apostólica «Ordinatio sacerdotalis» del 22 de Mayo de 1994,
Juan Pablo II ha afirmado que esto no se puede hacer, pues Jesucristo sólo
ordenó sacerdotes a varones; y la Iglesia no puede hacer cambios importantes en
los sacramentos instituidos por Jesucristo. La Sagrada Congregación para la
Doctrina de la Fe ha afirmado que esta declaración del Papa sobre la ordenación
sacerdotal de las mujeres es una declaración definitiva y próxima al dogma . Las mujeres tienen una gran
misión en la vida de la Iglesia, como muestra la historia; pero no la de ser
sacerdote. La Iglesia ha defendido siempre la dignidad de la mujer siguiendo el
ejemplo de Cristo que en su predicación y en el trato que daba a las mujeres,
fue una clara novedad respecto a las costumbres dominantes entonces, que
postergaban a la mujer. En este trato de Cristo a las
mujeres estaba ausente la concupiscencia, de la que Cristo carecía. Hoy está de moda hablar de la
sexualidad de Cristo . Sin embargo, dice la Biblia que Cristo «se hizo en todo
igual a los hombres menos en el pecado»(794). 68,13. El casarse con una mujer
pura tiene para el hombre una ilusión especial . El matrimonio después de unas
relaciones puras tiene una ilusión y una felicidad especiales. Y lo mismo le
pasa a la mujer. El mejor regalo de bodas que
espera una persona es la virginidad de su pareja. Toma este precioso lema:
«Fieles hasta la muerte y puros hasta el altar» . Convéncete de que mientras
más pura y respetuosa sea tu conducta en el noviazgo, mayores serán las
garantías que llevaréis al altar, de un matrimonio indisoluble, tranquilo y
amoroso. Dice la Biblia que Amón deseaba
a Tamar , y en el mismo momento de violarla la aborreció en su corazón(795). Algunas veces las chicas ceden
ante las exigencias inmorales del hombre a quien aman; no se atreven a
resistirle. Por miedo a perderle, o por no contrariarle, llegan más allá de donde
su conciencia cristiana les permite. Y después resulta que todo sale mal: su
conciencia manchada, Dios ofendido, y su novio desilusionado. Conozco varios casos concretos
en que unas relaciones se rompieron porque él perdió toda la ilusión con una
chica que había cedido a sus solicitaciones pecaminosas. La mujer interesa al
hombre mientras es encanto, ideal, ilusión; pero rebajada a ser una cosa,
desilusiona Recuerdo una ocasión en que yo quería defenderla a ella y le echaba
la culpa a él. Él me respondió: «Muy bien, Padre, me reconozco culpable, pero
he perdido en ella la confianza. Ya no puedo casarme con ella» . Por eso no es raro que un chico
pierda la ilusión e incluso abandone a una chica que ha perdido la pureza,
aunque sea él el autor de la mancha. Así son las cosas. Puede él sentirse
quizás culpable. Pero también desilusionado. Y
esto es superior a su voluntad. El chico te quiere pura,
fragante como una flor. Si te marchitas pierdes tu atractivo. Mi experiencia
sacerdotal me ha hecho conocer varios casos que se decidieron a elegir a una
chica antes que a otra, atraídos precisamente por la intransigencia en la
pureza que en ellas habían observado. Y es que los chicos cuando buscan una
«chica-plan» para divertirse y aprovecharse, la quieren fresca; pero cuando lo
que buscan es una novia en serio, la quieren de una pureza intachable. La Pureza
A nadie le gusta comerse las
sobras que otro dejó en el plato. Por eso la pureza es uno de los mayores
tesoros de una muchacha. Un hombre, como Dios manda, se avergüenza de que su
mujer haya sido una golfa. La chica fácil y
condescendiente en terreno moral resulta vulgar. Chicas así se encuentran en
todas partes. Cuando el hombre que vale se enamora, lo hace de una mujer
excepcional, que se sale de lo corriente, de auténticos valores, sobre todo,
espirituales y no de una cualquiera. Lo vulgar, no enamora a nadie que tenga
buen gusto. Un chico que quiere a una
chica, en lugar de hundirla, rebajarla, profanarla, degradarla,
instrumentalizarla, mancharla con los deseos de su instinto, procura por encima
de sus apetencias elevarla, dignificarla, sublimarla. Se preocupa de que sea
más piadosa, mejore su formación tanto religiosa como de carácter, voluntad,
etc. Es decir, busca siempre lo que a ella la engrandece , nunca lo que la
envilece . Mira lo que decía un chico en
una carta: «Cómo me gustaría mi futura esposa? Más bonita de alma que de
cuerpo, aunque sin descuidar esto último. Más piadosa que rezadora. Con más
cultura religiosa que de cualquier otro tipo, aunque no desdeñe la cultura
general» . No he añadido ni una palabra. Así piensan los chicos formales cuando
hablan en serio. Quieres en resumen unas
cualidades femeninas que cautivan a los chicos? La sencillez, el encanto, la
sonrisa, la delicadeza, la amabilidad, la servicialidad, la dulzura, el candor,
unidas todas a una sólida piedad y a una pureza intachable. Es verdad que en el momento de
la tentación están fuera de sí, y piden cosas que serenos jamás pedirían. Pero
cuando pasa el torbellino, ellos mismos se avergüenzan de haber estado así. Si
negándote le defiendes de la fiera que lleva dentro, te lo agradecerá. Tu
intransigencia aumenta la ilusión que siente por ti. Tus condescendencias en
este punto, no lo dudes, te rebajan, te estropean, te ensucian, te manchan. Y
si de tu parte no sólo hubo condescendencia, sino que hubo culpa, quedaste a la
altura de un demonio. Qué horror! Piénsalo. El chico te quiere ángel. Así le
ilusionas; su cariño se eleva. Cuando dejas de ser ángel, él pierde la ilusión
y lo que era cariño se convierte en otra cosa peor. Creías que cediendo te iba
a querer más? Te equivocaste! Te quiere menos. Su verdadero cariño se ha
transformado en instinto de bestia. Y al ir perdiendo por ti la ilusión y el
cariño, pierde también el respeto. Quien profanó tu cuerpo no
tiene dificultad en profanar tu fama: Lo que hizo contigo se lo contará a sus
amigos! Puedes imaginarte los comentarios que harán de ti? Qué vergüenza! Esto ocurre con
mucha frecuencia; créeme. El hombre que pide libertades
impropias a una mujer antes de la boda, puede hacerlo porque la desea con
violencia, con pasión desenfrenada, pero ten por cierto que no la ama bastante
para protegerla contra el animal que hay en la propia naturaleza masculina. Si
tu novio pretende de ti cosas que no admite tu conciencia, recházalo, y cuanto
antes, mejor. No te hará feliz. Lo que tiene no es amor a ti, sino a sí mismo,
a su concupiscencia y a su egoísmo. Si te amara a ti, buscaría tu bien por
encima de sus apetencias. Y si prefiere sacrificar tu pureza, tu conciencia y
tu alma a su apetito desordenado, cómo vamos a creernos que te ama a ti? Quien
te ame únicamente podrá cegarse en un momento de pasión, pero al chocar con tu
rectitud intransigente, reconoce su falta, te pide perdón y se siente orgulloso
de tu virtud. No lo olvides. Los pecados
impuros con tu novio, te hunden a ti y le hunden a él. Por eso es mentira
cuando te dice para que cedas: «es que no me quieres ; parece que no te
intereso ; qué fría eres» . Ataca tus sentimientos para rendirte. Pero esto es
un truco muy viejo ; si caes en la trampa, te arrepentirás. Y si él te quiere
de verdad, también se arrepentirá de haberte hecho caer, pues, te repito, los
chicos no quieren casarse con las frescas. Esto ocurre siempre entre los chicos
que valen. Y si algún chico prefiere casarse con una fresca, porque es mona o
tiene buen tipo, ese chico es tonto. Creer que la belleza de su mujer le va a
hacer feliz en el matrimonio por encima de otras cosas, es no tener cabeza. Y
desgraciada la que se casa con un tonto. Pero en fin, tonto él y tonta ella:
Tal para cual! Conozco a una chica que al
pararle los pies a su novio, éste le dijo: «si no me quieres, lo mejor es
que lo dejemos» . Ella respondió: «si para convencerte de que te quiero
necesitas eso, será que Dios quiere que lo dejemos» . A los pocos pasos él la
llama: «Perdóname. No sabía lo que decía. Has hecho muy bien en ser firme.
Estoy orgulloso de ti. Ahora te quiero más» . Al poco
tiempo se casaron. En cambio conozco novios que
después de lograr de sus novias lo que no debieron conceder, de tal manera
perdieron la ilusión que nunca más volvieron a recuperarla. Aparte de que tú no
sabes ahora si llegarás a casarte con éste. Si le concedes lo que no debes,
quién va a querer después una mujer de segunda mano? No estoy inventando.
Conozco chicos que al enterarse de las intimidades de su novia en noviazgos
anteriores, decidieron dejarla. No querían una mujer de segunda mano. Si Dios pide pureza a las
chicas, no es por capricho; sino porque es necesario para la felicidad de su
matrimonio. Por eso, que no se extrañen las chicas que pisoteando su pudor
concedieron a otro lo que no debían, si después esperan inútilmente que alguien
las quiera. Lo que les ocurre es consecuencia lógica de su conducta equivocada. No me digas que cedes por amor
a él. Todo lo contrario. Si le amas, no puedes ceder ; pues pecando le haces el
peor de los daños: le condenas al infierno. Si le amas, sálvale. Aunque
esto exija sacrificios. Dejarle pecar no es amarle, es
matarle. Con tu resistencia firme y
entera le dices: «Te quiero tanto y tengo tantas ganas de casarme contigo, que
no quiero cometer ningún pecado, para que Dios nos bendiga y podamos llegar
algún día a unirnos para siempre en el altar». Hay que saber mantener el
instinto sexual frenado. El soltero tiene que guardar pureza. El casado también
tendrá ocasiones en las que será necesaria la abstención. Y en todo caso el
instinto debe servir al amor. No se doma al potro salvaje dejándolo correr por
las praderas. Hay que embridarlo y mantener
bien firmes las riendas. Sólo así llegará a ser útil para el servicio. Lo mismo
pasa con el instinto sexual. El joven que durante las relaciones no ha
aprendido a dominar sus impulsos, no sabemos si lo logrará después de casado.
Es más, cuando ellos saben que de novios no han dominado su instinto sexual,
después de casados pueden tener dudas de que el otro falte a la fidelidad en
los momentos de necesaria abstención (enfermedades, viajes, etc.). En cambio,
si uno y otro han dado pruebas de saber dominarse en ese punto, les dará enorme
seguridad para tranquilizarse confiando en el dominio propio del otro forzado a
una abstinencia sexual. La prueba sexual previa al amor
es la negación del amor, que esencialmente es entrega incondicional e irrevocable.
Quien dice «déjame que pruebe contigo para ver si me conviene amarte» , es
porque no ama. El lenguaje del amor es todo lo contrario: «porque te amo deseo
vivir contigo tal como eres». Escucha las palabras de Pío XI: «No puede negarse que tanto el
fundamento firme del matrimonio feliz como la ruina del desgraciado, se
preparan y se basan en los jóvenes de ambos sexos durante los días de su
infancia y de su juventud. Y así hay que temer que quienes antes del matrimonio
sólo se buscaron a sí mismos y a sus cosas, y quienes condescendieron con sus
deseos aun cuando fueran impuros, sean en el matrimonio como fueron antes de
contraerlo, es decir, que cosechen lo que sembraron: o sea, tristeza en el
hogar doméstico, llanto, mutuo desprecio, discordias, aversiones, tedio en la
vida común, y lo que es peor, encontrarse a sí mismos llenos de pasiones
desenfrenadas»(796). La delicadeza y la ternura son
dos de los más importantes componentes del matrimonio. Si faltan antes del
matrimonio, no es probable que aparezcan después, y sin ellas el matrimonio
puede acabar en desastre. Cuando lo que hay es sólo
apetito sexual, la cosa es pasajera, como un capricho. Mientras dura, parece
que todo va bien. Pero con frecuencia al cabo de cierto tiempo cambian las
cosas y aquello termina mal. Sobre todo, cuando se ha
pisoteado la conciencia es muy frecuente que esta situación se haga
insostenible. Hoy se dice mucho «hacer el
amor». Esto es degradar el amor, cosificarlo. Las cosas se hacen; el amor, no.
El amor se tiene. El amor brota espontáneamente de la admiración y estima por
una persona. Cuando no hay amor, «hacer el
amor» es lujuria. Hoy se quiere identificar lujuria con amor, pero son dos
cosas distintas. La diferencia entre amor y lujuria es que en el amor valoro a
la persona por sus cualidades, y esto me lleva a sacrificarme por el bien de
ella; en cambio en la lujuria busco a la persona por las gratificaciones que me
proporciona. Es decir, la hago objeto de mis satisfacciones egoístas. El
erotismo arranca del egoísmo. El amor parte de la generosidad . El Deseo
y el Amor
68,14. El hombre sensual
confunde el placer con la felicidad. Su ansia de placer acaba con el verdadero
amor, y al rebajar su concepto de la mujer, ha matado la felicidad de su
matrimonio . Es verdad que el amor incluye
el sexo ; pero puede haber sexo sin nada de amor: por ejemplo, el que va con
una prostituta. Ortega y Gasset en su ensayo «Estudios sobre el amor» analiza
la diferencia entre amor y apetito sexual. Dice que no es lo mismo desear que
amar: el drogadicto desea la droga, y al mismo tiempo la odia porque sabe que
es su ruina. El deseo es egoísta. El amor es
generoso. Cuando deseo, busco algo que me satisface. Cuando amo, busco
satisfacer a alguien(797) . No es lo mismo deseo que amor.
Al desear busco para mí, al amar quiero el bien de la persona amada. El
sediento desea agua para saciar su sed, y un hombre puede desear a una mujer
para saciar su lujuria. Pero ni el sediento ama el agua, ni ese hombre ama a
esa mujer. Por eso cuando el sediento deja de tener sed, pierde su interés por
el agua, y cuando ese hombre encuentra otra mujer que le apetece más, cambia
con facilidad de persona. El amor es estable. A veces las películas exponen
la tragedia, no rara en la vida real, de dos amores cruzados. Una persona ama a
otra que no le corresponde, y al mismo tiempo es amada por otra que le deja
indiferente. Si uno de estos amores es imposible por tratarse de persona
casada, es claro que la solución es centrarse en el único amor posible, para
ver si es también razonable. Pero si los dos amores son igualmente posibles, a
veces la solución no es fácil. Es difícil acertar. Además de la inclinación del
corazón, hay que examinar otras cosas para unir el corazón con la cabeza. Hay una canción que dice que a
todo el mundo le gusta cambiar de comida, de trabajo y de amor; pues toda la
vida igual resulta insoportable. Pero el amor no es ni una comida, ni un
trabajo. El que necesita cambiar de amor es porque tiene la desgracia de que
nunca ha amado, y por lo tanto tiene una total ignorancia de lo que es el amor. El que ama de verdad es feliz
viviendo con la persona amada toda la vida. Por eso las frases de amor son: «te
querré siempre» , «te querré hasta la muerte» . Pero quien dice: «te querré
sólo una semana, pero la semana que viene querré a otra» , ése no ama. Lo que
tiene se llama un ligue, un capricho pasajero, o lo que sea, pero no es amor.
El amor, lo es para siempre o no es amor. Un amor condicionado es un amor
putrefacto. Un amor «a ver cómo funciona» es un brutal engaño entre los dos. Un
amor sin condiciones puede fracasar, pero un amor con condiciones, no sólo es
que nazca fracasado, es que no llega a nacer . Hay personas para quienes sólo
vale el momento presente del amor. No les preocupa qué pasará el día de mañana.
Estas personas no saben lo que es amar. El enamorado quiere que su amor dure
toda la vida. Desearía que no se acabase
nunca. El amor, o es para siempre o deja de ser amor, para convertirse en
aventura pasajera. El vicioso necesita
continuamente cambiar a nuevas experiencias; pero el auténtico amor nunca
encuentra rutinario lo que es sincera expresión de cariño. Y naturalmente los que hacen
vida sexual sólo por apetencia, para satisfacer un deseo, donde cada uno busca
el placer que el otro le proporciona a él, eso, evidentemente tiene que
terminar mal. Amor no es el placer que sienten dos estando juntos. Esto puede
ser coincidencia de egoísmos. Uno comienza a amar cuando llega a ser capaz de
sacrificarse para hacer feliz a la persona amada. El egoísmo es la muerte del
amor; mientras que el sacrificio es la verdadera prueba del amor. Cuando los
novios se han templado en el sacrificio por el bien del otro, el matrimonio
será una delicia . Pero si lo que han hecho de novios es fomentar su egoísmo,
es lógico que su matrimonio sea un fracaso. El amor nunca es egoísta . Todo
lo que sea instrumentalizar en busca de la propia satisfacción, no es amor. Y
esta instrumentación puede ser simultánea por ambas partes. Incluso en las
verdaderas manifestaciones de cariño hay que tener cuidado de no penetrar en el
campo de lo que es derecho exclusivo de casados. Sin virtud y sin amor no puede
haber matrimonio feliz. Muchos matrimonios fracasan porque su noviazgo fue una
calamidad. Estos matrimonio tenían que fracasar necesariamente. Lo normal es
que de un mal noviazgo salga un mal matrimonio, y que de un buen noviazgo salga
un buen matrimonio. Habrá excepciones, pero son las menos. El número de
matrimonios felices es proporcional al de las parejas que se casan por amor, y
no por lujuria. Cuando un chico y una chica se unen en matrimonio sólo porque
se apetecen sexualmente es lógico que ese matrimonio sea un fracaso. La
convivencia estable de dos personas es imposible que sea agradable si entre
ellas no hay verdadero amor. Muchos creen que se aman y sólo
se desean. En Estados Unidos el 50% de los matrimonio de jóvenes menores de
veinte años, se divorcian antes de los dos años(798). La experiencia de la vida
demuestra que la unión sexual pasajera es mucho menos satisfactoria que la que
realiza una pareja estable que se ama. La libertad sexual, la unión sexual
episódica, al principio puede parecer gratificante, pero a la larga deja el
alma triste. Por eso quienes van de cuerpo en cuerpo buscando ese tipo de
satisfacciones es lógico que terminen hartos de todo, sin ilusión por nada,
cansados de vivir, incapaces de amar y resignados a no encontrar esa felicidad
duradera con la que toda persona sueña. Las aventuras sexuales pueden
durar más o menos, pero por carecer de amor, suelen terminar mal. Sólo el
verdadero amor puede proporcionar una felicidad perdurable. Lo que hacen es
animalizar a las personas e indisponerlas para la verdadera felicidad que está
en el amor espiritual. La felicidad de la persona
humana no puede reducirse a satisfacciones corporales, que no superan el nivel
animal. «Es una experiencia humana que el nivel puramente sexual ni le aporta
al hombre una felicidad duradera ni es capaz de satisfacer los anhelos más
profundos del corazón»(799). Muchas personas que han pasado
por diversas aventuras amorosas, después, reconocen que han perdido el tiempo,
pues no han encontrado el verdadero amor, y ahora sueñan con formar una familia
estable, pero ya es tarde. El amor enriquece el sexo. Por
eso los novios no deben tener ningún temor a que su vida sexual no vaya a ir
bien en el matrimonio. Si se aman de verdad, la vida sexual irá bien. Por eso
es un error decir que los novios deben conocerse sexualmente antes del
matrimonio. Dice Eduardo López Azpitarte, Catedrático en Granada, que no conoce
ningún matrimonio con amor que haya fracasado en su vida sexual. Los fracasos
en la vida sexual suelen ocurrir cuando hay falta de armonía en el terreno
psíquico pues esto repercute en el terreno sexual. Algunos dicen que si un chico y
una chica se quieren para vivir matrimonialmente no necesitan ningún papeleo
burocrático . Eso es muy cómodo, pero no es serio. En la vida todas las cosas
serias se formalizan con un documento. Si
tú le prestas a un amigo un millón de pesetas, no te basta su palabra, por muy
amigo tuyo que sea. Te quedas más tranquilo si te echa una firmita en un
papelito. Pues el matrimonio es una cosa muy seria, en la que se pone en juego
la educación de unos hijos que necesitan un hogar, y eso no puede estar a
merced de una pareja que no quiere comprometerse a vivir juntos, y por lo tanto
en cualquier momento difícil, por los que necesariamente pasan todas las
parejas, uno de los dos podría dejar al otro plantado y marcharse, a veces,
precisamente en una edad en la que será muy difícil encontrar nueva pareja, y
la soledad atormentará al otro todo el resto de su vida. Aparte de que los hijos tienen
derecho a un hogar estable indispensable para su educación. Pero además, los
niños pueden traumatizarse al darse cuenta del rechazo de los demás por su
situación anómala. Y si se casan después de tener el hijo, el trauma puede ser
de alguno de la pareja hacia ese hijo que le ha obligado a casarse contra su
voluntad. Por eso la Iglesia no está de acuerdo con esas parejas que quieren
vivir matrimonialmente, pero sin formalizar el matrimonio .Un mismo acto
(coito), cambia de valoración moral si cambian las circunstancias (matrimonio)
que pueden conceder un derecho que antes no se tenía. La base de la felicidad
matrimonial está en el amor espiritual entre ambos cónyuges. Éste es
perdurable, el que no hastía nunca. Y cuanto más pongas de carnal en tu cariño,
menos sitio dejas para lo espiritual. Unas relaciones en las que hay
concesiones a la concupiscencia, se rebajan, pierden elevación y
espiritualidad, es decir, pierden fortaleza en su vínculo fundamental. En
cambio, cuando el instinto es frenado por la virtud, una aureola de elevación
ilumina ese cariño, y un autodominio y mutuo respeto fortalece el vínculo que
va a unirlos para toda la vida. Cuando se da este amor espiritual, el noviazgo
es un tiempo de mutua educación: él se hace más puro, deja ciertos amigos,
etc., por darle gusto a ella; y ella viste con más decencia, vence más su genio
y sus caprichos, etc., por darle gusto a él. Pero cuando el amor del noviazgo
está basado sobre la carne y el instinto, ese amor es egoísta, busca sólo su
propia satisfacción. El egoísmo adquirirá en el matrimonio proporciones
insospechadas. Alegría es la satisfacción por
haber alcanzado un deseo. Es saborear algo bueno que esperábamos. La alegría está sobre el
placer. El placer está en los sentidos, y la alegría en el alma. La alegría es
el camino hacia la felicidad. La alegría es causa de optimismo, satisfacción y
regocijo. La alegría enriquece interiormente y hace que la vida merezca la pena
de ser vivida. La felicidad se lleva en el
alma. Dijo Frankl en su obra «El hombre en busca de sentido»: «La felicidad no
se puede buscar nunca directamente. Sólo puede venir como consecuencia de haber
entregado lo mejor de nosotros mismos por una causa noble». Como dijo el Dr. Rodríguez
Delgado, «no es lo mismo placer que felicidad». El placer está en los sentidos.
La felicidad en el alma. El amor tiene dos vertientes,
el cariño, que es amor del alma, y el deseo que es amor del cuerpo. El cariño
está hecho de ternura, admiración, respeto, etc. El deseo trata de poseer el
cuerpo del otro, culminando en la unión sexual. La diferencia entre amor y
deseo está en que el amor se siente atraído por las virtudes de la persona, y
el deseo por la belleza corporal. El amor es más espiritual, va más dirigido a
la belleza del alma. Va surgiendo poco a poco con el trato de la persona
querida. El deseo brota más explosivamente. Va dirigido al atractivo corporal.
Es más violento, busca expresarse en abrazos y besos frenéticos, que son
maneras de tratar de poseer el cuerpo del otro. Son conatos de la unión sexual.
El deseo nace del cuerpo. Se siente en el cuerpo, se dirige al cuerpo del otro.
El amor es menos explosivo y violento. Es más profundo, más satisfactorio. Más
reconfortante. Está hecho de ternura, admiración, respeto e identificación con
la persona querida . A veces se dan solteros, ya
mayorcetes, que han encontrado una pareja con quien hacer vida sexual, y no
quieren atarse con el matrimonio. Son unos egoístas que buscan
sólo su propia satisfacción, incapaces de amar a nadie, y por lo tanto
incapaces de hacer feliz a nadie. Sólo se quieren a sí mismos, y a la larga es
inaguantable convivir con ellos. Quienes de solteros quisieron
siempre satisfacer sus caprichos y de novios no tuvieron inconveniente en ceder
a sus pasiones, llegan al matrimonio con un alma ferozmente egoísta y un cuerpo
ávido de placeres. Como es natural el matrimonio no puede darles todo lo que
ellos quieren, y su falta de sentido cristiano les hace infelices incluso en
esta vida. El resultado de esto son los
fracasos matrimoniales que vemos por todas partes. Muchos se quejan de su
matrimonio cuando ya no hay remedio, porque un vínculo indisoluble los ata para
toda la vida. Pero pocos caen en la cuenta de que su fracaso matrimonial se
debe a que tomaron el noviazgo como una diversión, y contrajeron el matrimonio
a la ligera, con frivolidad y sensualidad. Muchos fracasos matrimoniales ,
muchos matrimonios desgraciados se deben a haber tenido un falso concepto del
amor. El cine, las novelas, las canciones de la radio y los seriales están
llenos de ideas paganas sobre el amor. Quien bebe en esas fuentes, es natural
que sienta los efectos del veneno. El matrimonio es una cosa muy seria, y como
todas las cosas serias, requiere su preparación adecuada. La frivolidad, la ligereza, la
pasión y el jugar al amor han matado el verdadero amor. Los chicos y las chicas
se gustan por el atractivo físico, por el instinto sexual, por la satisfacción
que el otro les produce a sí mismos. Y esto es egoísmo, no es amor. Y el
egoísmo es caprichoso, voluble, pasajero. Estos amores apasionados y egoístas
no pueden dar una felicidad estable. Pronto se cansan y ansían cambiar de objeto. Los objetos no se aman . Se
utilizan para uno, y luego se tiran o se arrumban. Una chica que no se hace
respetar se rebaja a ser un juguete. Y los juguetes duran más o menos, pero
terminan arrumbados y olvidados. Me escribía una chica: «Padre, es un asco.
Todos los chicos vienen a lo mismo. Si no te dejas, no les interesas». El
dejarse instrumentalizar por temor al abandono es un disparate, pues quien
instrumentaliza no ama, y quien no ama terminará abandonando. Para algunos
chicos, las chicas son como esos objetos que llevan una etiqueta que dice:
«Tírese después de usarla». El amor es otra cosa. El amor
es dar. Es enriquecer, dignificar, ennoblecer a la persona amada. Nunca gozarla para sí mismo.
Eso es egoísmo . Y el egoísmo es la muerte del
amor, mientras que el sacrificio es la verdadera prueba del amor. Cuando los novios se han
templado en el sacrificio por el bien del otro, el matrimonio será una delicia.
Pero si lo que han hecho de novios es fomentar su egoísmo, es lógico que su
matrimonio sea un fracaso. Ya dijo Aristóteles que ´«amar
es buscar el bien de la persona amada»(800). Santo Tomás de Aquino dijo: «Amar
es desear el bien de alguien»(801). Y Sócrates que «el amor es
darse»(802). Jean Guitton aprendió de niño
estos versos que expresan la misma idea: «Por tu felicidad, daría la
mía. Aunque nunca tuvieras que
saberlo. Con tal de oír alguna vez en la
distancia la risa de la dicha, nacida de mi sacrificio». Y el, muy conocido en Nueva
York, Dr. Domínguez: «El amor, al contrario que el
dinero, cuanto más se da, más se tiene; cuanto más generoso, es más grande y
más hermoso». «Amor, no es buscar ser
comprendido, sino comprender; no es buscar ser perdonado,
sino perdonar; no es buscar ser alegrado, sino
alegrar; no es buscar ser amado, sino
amar. Amar, es saber sacrificarse,
hasta estrujarse el corazón por la felicidad de la persona amada. Si no quieres sufrir, no ames; pero, si no amas, para qué
quieres vivir?». El ser humano es persona, no es
cosa. El amor integra el respeto a la persona, o no es amor, aunque haya
manifestaciones eróticas; pues el amor no consiste en la excitación de los
sentidos. El auténtico amor no se dirige sólo al cuerpo, sino a toda la
persona. «El amor es un don en sí mismo
y no es posible entregarse a medias. El amor es total, o ya no es amor»(803). «El amor conyugal es un amor de
totalidad. Siendo un amor total, tiene que ser un amor definitivo. Un amor
total que tiene reservas en el tiempo, no puede ser un amor total... La
totalidad del amor es indivisible... Por su propia esencia es fiel y exclusivo.
Un amor total no puede ser compartido con varias personas»(804). En el sentido más general,
puede describirse el carácter activo del amor afirmando que amar es
fundamentalmente dar, no recibir... Dar es más satisfactorio, más
dichoso, que recibir; amar, es más importante que ser amado. Al amar, se siente
la potencia de producir amor -antes que la dependencia de recibir siendo
amado-. El amor infantil sigue el principio: «amo porque me aman». El amor
maduro obedece al principio: «me aman porque amo». El amor inmaduro dice: «te
amo porque te necesito». La concupiscencia dice: «Te amo porque eres un bien
para mí». El auténtico amor dice: «Te amo porque deseo lo que es un bien para
ti». El amor recíproco no es el hartazgo de la concupiscencia de cada uno, que
es una coincidencia de egoísmos. La reciprocidad verdadera no
puede nacer de dos egoísmos sino que ha de suponer necesariamente el altruismo
de cada uno. Amar es darse y darse significa limitar su libertad en provecho de
otro. La limitación de la libertad podría ser en sí misma algo negativo y
desagradable, pero el amor hace que por el contrario, sea positiva, alegre y
creadora. La libertad está hecha para el amor... El hombre desea el amor más
que la libertad: la libertad es un medio, el amor es un fin . El único amor perdurable, el
que da una felicidad creciente al paso del tiempo, el único amor que da la
máxima felicidad posible en este mundo, es el amor que por encima de la
satisfacción propia busca el bien de la persona amada, aunque para ello tenga
que renunciar a sus propias apetencias. Amor que se busca a sí mismo,
fracasa irremediablemente. El amor eleva, la pasión envilece. El amor que busca
el bien de la persona amada, llegará a encontrar la verdadera dicha. La
experiencia de la vida confirma la verdad de todo esto. Por eso vale tan poco
enamorarse del cuerpo, que es amor sexual. Y en cambio, hay tantas garantías de
éxito en el amor del alma, que es espiritual. Si lo que buscas, en lo que
llamas amor, es saciar tu sed, no amas, desengáñate. Si lo que buscas es
servir, ennoblecer, perfeccionar a la persona amada, felicítate: has encontrado
el camino del verdadero amor. Y cuanto más haya de esto, más feliz te hará ese
amor. Considera despacio estas ideas: -Si te extasías ante su
belleza..., es sólo no es amor: es admiración. -Si sientes palpitar tu corazón
en su presencia..., eso sólo no es amor: es sensibilidad. - Si ansías una caricia, un
beso, un abrazo, poseer de alguna manera su cuerpo...,eso sólo no es amor: es
sensualidad. -Pero si lo que deseas es su
bien, aun a costa de tu sacrificio..., enhorabuena: has encontrado el verdadero
amor. Con todo hay que tener en
cuenta que uno puede sacrificarse no sólo por amor, sino también por deseo. Se
pueden hacer grandes sacrificios para obtener cosas: un automóvil, una prenda
de vestir, etc.; y las cosas no se aman. Sólo se desean. Y cuando se consiguen
se cambian por otra cosa mejor, más buena o más moderna. «Bajo el nombre de amor circula
una mercancía que es su negación y caricatura. Lo grave es que se está
vilipendiando el amor verdadero por parte de todos esos falsarios de la
sexualidad humana. Lo grave es que a fuerza de presentar una imagen deformada
de la sexualidad, se compromete su valor como ser humano»(805). El sexo normal ya no atrae; se
está echando mano a extravagancias y perversiones. Están en venta el sadismo y
el masoquismo, y, junto a ellos, la homosexualidad masculina y femenina, y todo
lo demás. Se presentan nuevas formas de cohabitación del hombre y de la mujer,
como el sexo en grupo, el cambio de parejas, etc. Pero también de estas
novedades se irá cansando el consumidor . El ambiente hedonista que nos invade
se ríe del amor desinteresado. Sólo le interesa buscar gratificaciones
placenteras. No tiene más horizonte que saciar los instintos. No admite otro
valor que lo agradable. Éste es el círculo angosto, asfixiante, del erotismo.
Aunque, por fortuna, son muchos los ejemplos de un amor generoso, libre de la
tiranía del egoísmo y del reduccionismo envilecedor(806). Alfonso López Quintás en su
libro «El amor humano» expone estas ideas: «Erotismo es la separación de
la sexualidad del amor conyugal con el fin de procurar gratificaciones
placenteras. (...) La mera explicación de cómo se obtienen sensaciones
placenteras ya constituye, de hecho, una incitación al mero erotismo. No forma
para el amor, deforma. Lanza por una vía contraria al verdadero amor.(...) La
caricia erótica acaricia el cuerpo, la caricia amorosa acaricia el alma. El hombre, por ser sensible,
siente atracción hacia los estímulos gratificantes. Y esto es para él un valor.
Pero como al mismo tiempo es espiritual, no puede tener como meta el disfrutar
de los estímulos sensibles placenteros. Para él son superiores la verdad y el
bien. Orientar su vida según una
auténtica jerarquía de valores le hace madurar como persona humana y le otorga
paz y felicidad. (...) Un hombre no puede ser feliz cuando se realiza a medias.
Cuando se queda por el camino presa de atractivos efímeros. El ser humano se
realiza cabalmente cuando pone todas sus potencias al servicio de la
realización de las posibilidades más valiosas. (...) El hombre debe elegir en
cada momento no lo más apetecible, sino lo más conveniente para su desarrollo
personal. (...) Lo agradable es un valor. Pero colocar lo agradable en la cima
de la escala de valores es hedonismo, que toma como ideal de la vida acumular
gratificaciones fáciles y sensaciones placenteras. (...) Haber perdido el
sentido del sacrificio debe ser calificado como una de las mayores calamidades
del siglo XX. Desde hace dos siglos se viene
interpretando todo sacrificio como una represión y una amputación del verdadero
ser del hombre. Es éste un error que puede destruir de raíz nuestra vida
personal. (...). Conceder la primacía a los
valores más elevados constituye el núcleo de la virtud humana de la
responsabilidad. (...). La voluntad al servicio de un ideal valioso adquiere
una energía indomable (...). El mayor empeño de nuestra existencia debe ser
realizarnos como persona humana(807) 68,15. Hay quien dice que son
convenientes las experiencias sexuales antes del matrimonio. Dicen que conviene entrenarse
antes de la boda. Esto es falso. Las relaciones sexuales prematrimoniales están
prohibidas por Dios, por lo tanto ni son necesarias, ni convenientes, ni
lícitas. Dijo el Dr. López Ibor : «Las
relaciones sexuales prematrimoniales no son necesarias para la futura armonía
matrimonial»(808). Si estas experiencias fueran
buenas, Dios no las prohibiría. Si las prohíbe es porque no son necesarias. Lo
normal es que los matrimonios aprendan el ejercicio de la vida sexual después
de la boda. Poco a poco. No es necesario precipitarse. Ni conveniente. Nada
tiene de particular que al principio no salga todo a la perfección. Es más,
quien desde el primer día demuestra mucha experiencia sexual, no puede causar
buena impresión al otro. Algunos dicen: - Nos queremos y vamos a
casarnos. Si no estamos ya casados, no es por culpa nuestra, sino por las
circunstancias. Por qué no vamos a poder hacer lo que nos pide nuestro amor? - Porque os falta el sacramento
que os da ese derecho. Yo antes de ordenarme sacerdote
también deseaba decir misa, pero no pude hacerlo hasta recibir el sacramento
que me daba facultades para hacerlo. Y si lo hubiera hecho antes, hubiera sido
ilícito e inválido. Si no es lícito el coito entre
los solteros, tampoco lo son aquellos actos que lleven a él. Los solteros deben
evitar todos los actos que pongan en marcha el aparato genital. Es absurdo
pretender detener una traca. Es mucho más fácil no encenderla. El ambiente erotizado que nos
ha tocado vivir, y la machacona repetición de que es necesaria la liberación
sexual, ha lanzado a muchos jóvenes al libertinaje sexual de funestas
consecuencias para ellos mismos. Unos dicen que no hay que
reprimirse sexualmente, dando un sentido peyorativo al dominio propio. Sin
embargo, el poder dominar los instintos es lo específico del hombre. Cuanto más
nos dominamos, más hombres; cuantos menos, más animales. Y convertir al hombre
en animal es degradarle. Hoy algunos quieren presentar
como natural toda clase de excesos sexuales. A veces se pone la etiqueta
peyorativa de «represión sexual» al dominio del sexo, diciendo que es
antinatural y causa de males para la salud. Sin embargo la verdad es todo lo
contrario. La historia confirma que «la degeneración sexual ha sido el
preámbulo de una generalizada degeneración social unida a graves atentados a la
libertad y a la justicia»(809). Otros dicen que el bien y el
mal dependen de la conciencia de cada uno. Eso es falso, pues todos tenemos
obligación de ajustar nuestra conciencia a la verdad objetiva. Lo mismo en
moral que en todo lo demás: valor del número Pí, fórmula del agua, distancia de
la Tierra a la Luna, etc. No es lo que a mí me parezca. Es lo que es objetivamente.
No basta ser sincero para estar en la verdad. Se puede estar sinceramente
equivocado. El pensamiento subjetivo debe estar de acuerdo con la verdad
objetiva. Eso de que la libertad sexual
hace a los jóvenes más maduros es una mentira. Los hace más animales y más
esclavos de la lujuria. Dice Tony Anatrella , psicoanalista y Profesor de
Psicología Clínica: «Las experiencias sexuales no facilitan la madurez, al
contrario, frecuentemente, la retrasan»(810). Las experiencias sexuales
prematrimoniales causan frustraciones psicológicas. Un joven puede estar maduro
genitalmente pero no psicológicamente. Y el sexo necesita el complemento
psicológico para el ejercicio de forma natural, en condiciones normales. La
actividad sexual prematura retrasa su madurez afectiva y esto lo marca para el
futuro. Las experiencias sexuales precoces impiden la verdadera virilidad y
feminidad falseando la conciencia sexual y el amor. Reducir el sexo y el amor a la
genitalidad es empobrecerlo . El gran sexólogo español Dr.
Gregorio Marañón afirmaba que el mujeriego es un feminoide. La maduración
sexual masculina hace al hombre monógamo: hombre de una sola mujer. El
mujeriego es que no ha alcanzado la cumbre de la virilidad. Y si es un
«play-boy», es un niño juguete de las mujeres, dice el Dr. José Botella . Además, las relaciones sexuales
prematrimoniales son inútiles. No garantizan el éxito en el matrimonio. Porque
el matrimonio es mucho más que armonía sexual. La prueba es que la mayoría de
los matrimonios fracasados que acuden al psiquiatra han tenido relaciones
sexuales antes de casarse. Así se lo oí decir a un psiquiatra por Radio
Nacional de España en el programa «Protagonistas Nosotros». Y el 9 de marzo de
1978 a las diez y media de la mañana le oí decir en el mismo programa a D. Carlos
Soler, del Tribunal de Causas Matrimoniales de Barcelona, que « la gran mayoría
de los matrimonios fracasados que acuden a los tribunales para deshacer su
matrimonio (algunos antes del año de casados) habían practicado relaciones
sexuales antes de casarse». Luego esto de nada les sirvió. Un estudio llevado a
cabo por sociólogos de la Universidad de Wisconsin (EE.UU) sobre una muestra de
13.000 individuos de ambos sexos, ha puesto de manifiesto que las parejas que
tuvieron relaciones sexuales antes del matrimonio fracasaron como cónyuges en
un número muy superior al de las parejas que no las tuvieron . Aunque en las películas vemos
continuamente parejas que hacen el coito y no pasa nada, eso es propio de las
películas; pero en la vida real, claro que pasa. Si no quieres el embarazo no
hagas el coito. Creer que nunca va a pasar nada es una tontería. Al que le
divierte adelantar en los cambios de rasante pensando que no va a pasar nada,
terminará en el cementerio. En las películas nunca pasa nada, pero en la vida
real, sí. Además, esas experiencias
sexuales prematrimoniales son totalmente inhibitorias. El miedo al embarazo y
el remordimiento es lógico que produzcan una inhibición que convierte ese acto
en algo totalmente distinto de la máxima entrega realizada por amor dentro del
matrimonio, con todo derecho e incluso como acto de virtud. La alegría de la
tranquilidad de conciencia sublima la felicidad de los actos humanos. Dice el psico-pedagogo Bernabé
Tierno : «Piensan muchas parejas que por hacer el amor de una manera más o
menos satisfactoria ya están preparados para el matrimonio, lo cual es un error
manifiesto...; las condiciones internas y externas antes del matrimonio son muy
distintas de las que se verifican dentro de él». La moral católica ha reconocido
tradicionalmente el estado de noviazgo como una condición especial en la que se
legitiman ciertos comportamientos que se considerarían desordenados fuera de
una perspectiva conyugal. En todo caso el uso genital del sexo será considerado
siempre como derecho exclusivo de los esposos: es un uso matrimonial .El uso
deliberado de la facultad generativa está prohibido a los solteros . «El uso de
la función sexual, tiene su rectitud moral sólo en el matrimonio legítimo»,
dijo el Concilio Vaticano II. Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica:
«El acto sexual debe tener lugar exclusivamente en el matrimonio; fuera de
éste, constituye siempre un pecado grave, y excluye de la comunión
sacramental»(811). El uso del aparato genital es
derecho exclusivo de casados, porque sólo ellos pueden responder a las
responsabilidades que su uso lleva consigo. Engendrar hijos es lo más grande
que se puede hacer en la vida. Por eso convertir la sexualidad en un juego, es
un crimen. Es degradar la misión más sublime del hombre. Lo que llena el corazón del
hombre es el amor. Qué abismo tan grande entre lo que da una prostituta y lo
que da la esposa amada! La sexualidad sin amor no puede ser satisfactoria . La
experiencia de la vida demuestra que la unión sexual pasajera es mucho menos
satisfactoria que la que realiza una pareja estable que se ama. La libertad
sexual, la unión sexual episódica, al principio puede ser gratificante, pero a
la larga deja el alma triste. Por eso quienes van de cuerpo en cuerpo buscando
ese tipo de satisfacciones es lógico que terminen hartos de todo, sin ilusión
por nada, cansados de vivir, incapaces de amar y resignados a no encontrar esa
felicidad duradera con la que toda persona sueña. La continencia en el noviazgo
es un camino espléndido de maduración. Es absolutamente necesario para
la felicidad del matrimonio que las personas se demuestren en la práctica que
la necesidad de poseerse mutuamente queda subordinada a la presencia del amor.
Si porque se ama a una persona resulta imposible prescindir de la entrega
corporal, existen motivos para preguntarse si el predominio pertenece al cariño
o la sexo. El que no es capaz de amar en la continencia, no hay por qué creer
que podrá hacerlo en el encuentro matrimonial. Decir, como a veces sucede, «si
me amas tienes que entregarme tu cuerpo» es una forma sutil de chantaje. La
solicitación sexual no es amor. Si una pareja quiere usar el acto sexual para
saber si se aman, hay que decirles: «necesitar esta prueba de amor, significa
falta de amor». El ser humano es persona, no
cosa. El amor integra el respeto a la persona, o no es amor; aunque haya
manifestaciones eróticas. Pues el amor no consiste en la excitación de los
sentidos. El auténtico amor no se dirige sólo la cuerpo, sino a toda la persona
. Reducir el amor al placer
genital es degradarlo . El amor es ante todo unión de almas y corazones. El
sexo puede entrar en el amor, pero no es esencial, ni lo más importante. No es
lo mismo avidez erótica que amor personal, satisfacer un instinto que amor de
entrega a una persona. Desear saciar una impulsión
instintiva con una persona es instrumentalizarla, no amarla . Quien se deja esclavizar del
apetito sexual se degrada, se envilece, termina por incapacitarse para amar. A
fuerza de instrumentalizar al otro buscando sólo su egoísta satisfacción,
termina por no poder amar a nadie. Ni siquiera a una persona excepcional de la
cual desearía enamorarse con toda su alma, pero que ya no puede, porque se le
ha secado el corazón. Las aventuras sexuales de las que ha disfrutado sin freno
le han incapacitado para la mayor felicidad natural que hay en el mundo, que es
el amor de un matrimonio y de unos hijos que dan a la persona ilusión para la
vida. La sed de placer sexual deja defraudado. Esta decepción va minando la
psicología, produciendo un hastío de la vida, que llega a perder la ilusión por
vivir. Algunos para justificar su
conducta repiten que el coito es una cosa natural, que lo hacen todas las
parejas que se quieren. Esto es mentira. Las parejas que se quieren y respetan
la moral católica, no lo hacen. Y por otra parte lo hacen muchas parejas que no
se quieren, sino que lo hacen sólo por apetito y vicio. Y la felicidad del
hombre no puede reducirse a sensaciones placenteras corporales, que son de
orden animal. Lo específico del hombre es lo espiritual. Por eso el hombre goza
y sufre más con lo espiritual con lo material. Se te abofetean en mitad de la
calle, te duele más lo que el bofetón tiene de humillación que el dolor que te
produce en la cara. Así, el amor espiritual hace mucho más feliz que el goce de
sensaciones corporales. No es lo mismo placer que
felicidad. El Dr. Rodríguez Delgado , Neurobiólogo, veintidós años Profesor en
la Universidad norteamericana de Yale, y desde 1972 al frente del Departamento
de Investigación del Ramón y Cajal, y que dirige el Centro de Estudios
Neurobiológicos, dice que «no es lo mismo placer que felicidad. El placer está
en los sentidos. Es algo común en los animales. La felicidad es algo muy
diferente». El placer es un goce sensitivo y la felicidad un goce espiritual.
El placer es goce a nivel animal. La felicidad es goce a nivel humano. Al
hombre no le basta lo animal. Se puede ser muy feliz
prescindiendo de goces físicos, y se puede disfrutar de muchos goces físicos y
sentir un gran vacío en el alma. La persona humana no puede
prescindir del espíritu para ser feliz. El amor verdadero eleva al hombre. La
sexualidad sin amor lo degrada. En eso están de acuerdo todos los que no tengan
intereses en la pornografía. Erich Fromm que ha analizado
científicamente, quizás como nadie en nuestro tiempo, la problemática del sexo,
afirma: «Hechos clínicos obvios muestran que los hombres y mujeres que dedican
su vida a la satisfacción sexual sin restricciones, no son felices, y a menudo
sufren graves síntomas y conflictos neuróticos». Obsesionados por la propaganda
pornográfica se dan casos de auténticos maníacos sexuales , que en su deseo de
experimentar nuevas y mayores sensaciones placenteras llegan a aberraciones
tales como hacerlo entre tres simultáneamente, lo cual es una total ausencia de
amor, sustituyéndolo por el goce de sensaciones epidérmicas. El amor no está en
la piel. Es imposible que quien degrada de este modo la esencia del hombre
pueda encontrarse realizado en la vida. El hombre no se realiza degradándose. Hay adultos lujuriosos y
malvados que disfrutan pervirtiendo a adolescentes, enseñándoles y animándoles
a prácticas lujuriosas. Los que se dejan engañar, es posible que algún día
lloren por verse esclavizados de un vicio que les obsesiona. Cuánto más felices
y tranquilos viven los que se encuentran libres de esta obsesión! Es frecuente
encontrarse jóvenes que han vivido tan aprisa que han quemado sus vidas y han
llegado a viejos antes de dejar de ser jóvenes. Viven sin ilusión por nada,
porque ya lo han probado todo, y todo les aburre, les cansa; viven tristes,
entregados al alcohol, a las drogas, a la holgazanería. Hartos de todo se han
quedado secos por falta de espíritu. Las experiencias sexuales
precoces e ilegítimas impiden al adolescente madurar en su normal personalidad
psicológica, ética y social, inficionándola a base de materialismo escéptico y
hedonismo irresponsable . El mismo Freud reconoce que el libertinaje sexual es
la muerte del amor: «La libertad sexual ilimitada no conduce a mejores
resultados. Nada cuesta comprobar que el valor psíquico de la necesidad sexual
desciende desde el momento en que la satisfacción resulta fácil. Para que la
libido crezca hacen falta obstáculos... En las épocas en que la satisfacción
amorosa no ha encontrado dificultades, el amor ha perdido todo valor, la vida
se ha vuelto vacía, y han hecho falta fuertes reacciones para restablecer los
valores afectivos indispensables. Desde este punto de vista cabe afirmar que el
ascetismo cristiano ha creado para el amor todo un conjunto de valores
psíquicos que la antigüedad pagana no había sabido conferirle»(812). Desgraciadamente el
psicoanálisis no fue bien asimilado y arrastró a muchos al desenfreno sexual. Se confundió el autodominio y
la castidad con la represión. Queriendo evitar los peligros de ésta y librarse
de los viejos tabúes, cayó el hombre moderno en mayor libertinaje . No te impresiones con los que
confunden la virilidad con la bestialidad. El valor del hombre se mide por el
carácter y la fuerza de voluntad; pero no por el instinto sexual, como los
sementales de una ganadería. El célebre doctor español, D.
Gregorio Marañón , especialista en estas cuestiones, habla de «la necesidad de
decir a los jóvenes, y de que sean los médicos y no los curas los que se lo
digan, que la castidad no sólo no es perjudicial a la salud, sino un ahorro de
la vitalidad futura; y que la condición de hombre no se mide por el garbo con
que se ejecuta el acto sexual. Por el contrario, si hay una virtud específica
de esa condición de hombre, es la virtud de la renunciación»(813). El
Autodominio y el Pudor
El autodominio, la fuerza de
voluntad, el saber dominarse, es lo característico del hombre. El no dominarse es lo
característico del animal. El animal sigue invariablemente el más fuerte de los
estímulos que atraen su instinto. El hombre puede dominar su
instinto con la voluntad. El que hace sólo lo que le apetece, obra como un
animal. El que hace lo que debe hacer, le apetezca o no, obra como un hombre.
Cuanto más hombre, más se domina. Cuanto menos se domina, más animal. Por eso añade Alexis Carrel ,
Premio Nobel de Medicina, «los santos han sido hombres fuertemente
sexuados»(814). Es que hace falta mucha más
virilidad para vencer el instinto que para dejarse llevar de él. Añade el doctor Marañón que el
mujeriego es un feminoide. Su afán de conquistar mujeres es para hacer alarde
de su virilidad, por tener complejo de inferioridad varonil. Quiere compensar
su autoconciencia de deficiente masculinidad con conquistas femeninas para
demostrarse a sí mismo y a los demás que es de verdad un hombre. Por eso pierde
interés por la mujer conquistada. Quiere nuevas conquistas, que supongan nuevos
éxitos. Y lo mismo le pasa a algunas
mujeres que se ponen frívolas, coquetas, seductoras para autoconvencerse de que
despiertan atractivo en los hombres, y cuando alguno, seducido, pretende entrar
a fondo, ella le da un corte: «Te has creído que soy una cualquiera? Soy una
mujer decente!», etc. etc. Le bastó autodemostrarse que es deseable. No
pretendía llegar a más. En ambos casos se utiliza a la
otra persona para autoafirmarse uno mismo. Es un disparate y una injuria a
Dios decir que el hombre no puede dominar su pasión y que por lo tanto debe
desahogarla cuando le apetezca. Si Dios nos manda reprimir la lujuria, es
porque esto es posible; si no, Dios sería cruel al mandarnos un imposible. Dice
San Agustín : «Dios no manda imposibles, sino que te manda que hagas lo que
puedas y le pidas lo que no puedas, que Él te ayudará para que puedas»(815). Pero además, importantes
Congresos Internacionales de Medicina han manifestado que la castidad no sólo
es posible, sino también muy buena para la salud. Algunos dicen que la
masturbación y la libertad sexual son buenas. Pero esto sólo lo pueden decir
aquellos para quienes el sexo es un producto de consumo, dada su concepción
hedonista de la vida, totalmente al margen de la ley de Dios. Pero Dios no
puede prohibir lo que es bueno ni mandar lo que es malo. Por eso los psicólogos, en su
mayor parte, afirman que el autodominio propio, motivado por un ideal, es
beneficioso para la maduración de la persona humana. Nadie se pone enfermo por
ser casto. En cambio son muchas las enfermedades producidas por la lujuria. La
prueba es que ningún médico pone en su puerta una placa que diga: «Especialista
en enfermedades de la castidad». En cambio muchos médicos tienen en su puerta
una placa donde pone: «Especialista en enfermedades venéreas de transmisión
sexual». Y es que no existen enfermedades causadas por la castidad. Por eso dice el doctor Surbled
: «Los males de la lujuria son conocidos, indiscutibles; mientras que los males
de la castidad son supuestos e imaginarios. La prueba es que innumerables obras
científicas y voluminosas se han consagrado a exponer los males de la lujuria;
en cambio, jamás ha existido historiador para los males de la castidad». Dice el Dr. Juan José López
Ibor , Catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Madrid,
Académico de la Real Academia Nacional de Medicina y Presidente de la
Federación Mundial de Psiquiatría: «Después de treinta años de
experiencia médica, le diré que no conozco ningún caso de neurosis cuya causa
sea la represión sexual»(816). Dice Kraff-Ebing en su libro
«Psicopatología sexual»: «Muchos hombres, en cabal estado de salud y bien
constituidos, pueden frenar sus propias pasiones sin resentirse lo más mínimo
por esta continencia». Lo que hay que hacer es aceptar
la castidad voluntariamente y vivirla con naturalidad. La castidad voluntaria
aceptada por un ideal no tiene nada de represión, sino de dominio propio. Y el
dominio propio es necesario para la educación de la voluntad. «Mi opinión personal, fruto de
larga experiencia, es que de una continencia libremente aceptada ninguna
consecuencia dañosa pueden temer los jóvenes. El deporte y un intenso ejercicio
físico son los mejores derivativos»(Profesor A. Assamann). En una reunión de médicos
franceses celebrada en 1970, se dijo que «es falso que el ejercicio de la
sexualidad sea indispensable para la salud y el equilibrio». Lo que hace falta es que los
mecanismos psicológicos funcionen con normalidad integrando armónicamente el
instinto sexual en el conjunto de la persona. Por lo tanto, eso de que el
dominio de la sexualidad produce neuróticos es un bulo fomentado por los
pornócratas que hacen negocio explotando el apetito sexual de la gente. La
prueba es que miles y miles de hombres y mujeres que han consagrado a Dios su
virginidad viven con inmensa paz, felicidad y salud de cuerpo y mente. El hecho de que alguna vez se
hayan dado neuróticos castos, no significa que la castidad sea causa de
neurosis. También a un hombre casto le puede atropellar un automóvil, y no
vamos a decir que la causa del atropello fue la castidad. Lo que no es bueno es
estar excitando el instinto sexual con imaginaciones, deseos, tactos, etc., y
después querer detener el proceso fisiológico. Detener una traca es difícil. Es
más fácil no encenderla. Si desde el principio se ponen los medios para evitar
esa tensión, el dominio del instinto sexual, puede ser una cosa natural que no
presente problemas. Por eso la moral católica quiere que se alejen los peligros
de excitación sexual. Cuando hay dominio del instinto
sexual sublimado por el ideal del servicio de Dios y de cumplir su voluntad en
la finalidad del sexo, entonces, no sólo no hay nada perjudicial, sino un
enriquecimiento de la persona humana. La prueba está en el inmenso
número de personas sanísimas física y psíquicamente que han guardado castidad
conforme al ideal cristiano. Una persona se realiza por el
amor, pero no necesariamente por el amor sexual. El sacrificar la vertiente
sexual del amor humano no tiene por qué resultar represivo cuando se sublima
con la ilusión de vivir un gran ideal. Para realizarse como persona, no es el
sexo lo más importante. La persona humana tiene valores espirituales, ideales e
ilusiones muy superiores a las satisfacciones de tipo sexual. Los pornócratas , que hacen los
grandes negocios con la pornografía, han lanzado una campaña ridiculizando la
moral católica, poniendo la etiqueta peyorativa de reprimido a todo el que
domina su apetito sexual. Pero los médicos recomiendan el dominio de la
sexualidad. En el II Congreso General de la
Conferencia Internacional de Profilaxis Sanitaria, celebrada en Bruselas, los
ciento dos miembros médicos especializados en esta materia, llegados de todo el
mundo, votaron unánimemente la siguiente declaración: «Debemos, sobre todo,
enseñar a la juventud masculina que la castidad y la continencia no sólo no son
perjudiciales, sino que estas virtudes son las más recomendables desde el punto
de vista puramente médico». Por consiguiente, hay que
considerar errónea la opinión bastante difundida entre los profanos, y a veces
entre los médicos, según la cual la falta de ejercicio de la actividad sexual
llevaría a una gradual debilitación de la capacidad generativa. Aun desde el
punto de vista neuropsíquico la continencia sexual no provoca daño alguno en el
sujeto sano, especialmente si deriva de una orientación ideológica que se traduce
en la práctica con la castidad de la vida y del pensamiento. En el hombre que guarda
castidad, las hormonas de esas secreciones glandulares son reabsorbidas por el
organismo, para el cual son altamente beneficiosas. Y cuando el organismo no
las necesita salen al exterior, de una manera natural y fisiológica, libre de
todo pecado, en los derrames nocturnos de semen producidos durante sueños más o
menos eróticos, pero que nunca son pecado, pues son involuntarios. Lo que
ocurre soñando nunca es pecado. Estos derrames nocturnos periódicos no tienen
nada de malo, son como una válvula de escape que aparece cuando el cuerpo lo
necesita, y es normal entre los hombres que viven en continencia de modo
habitual o temporal . Quien se despierta en una
eyaculación nocturna, no tiene que hacer esfuerzos por reprimir lo que es un
simple acto fisiológico . Lo mejor es desentenderse, en lo posible, de tal
fenómeno. Si tú no aceptas voluntariamente ese deleite, no hay pecado alguno. Los solteros no pueden
engendrar hijos, pues éstos necesitan un hogar familiar para su educación. Por eso las relaciones sexuales
prematrimoniales están prohibidas por Dios. Dice Armando Palacio Valdés que
cuando el corazón quiere una cosa, el entendimiento inventa una teoría. Cuando nos apetece una cosa, es
fácil encontrar razones para justificarla. Pero frente a todas las razones de
los que quieren justificar las relaciones sexuales prematrimoniales, está la
palabra de Dios en la Biblia que dice: «El cuerpo no es para la
fornicación»(817). «Huid de la fornicación»(818). «Absteneos de la
fornicación»(819). «Esta es la voluntad de Dios,
que os abstengáis de la fornicación»(820). «Los fornicarios no entrarán en
el reino de los cielos»(821). «Dios condenará a los
fornicarios y a los adúlteros»(822). «Los fornicarios se irán al
infierno»(823). La fornicación es la unión
carnal entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio . Enfermedades
Venéreas
68,16. El peor castigo de la
lujuria está en la otra vida, pero Dios ha querido que la misma naturaleza se vengue
de los que abusan de ella en placeres ilícitos con las enfermedades venéreas de
transmisión sexual. Estas enfermedades son gravísimas y hereditarias. Ultimamente en España han
alcanzado proporciones alarmantes. El Dr. Luis Olmos, Presidente del E.T.S.,
afirma que desde 1982 las enfermedades de transmisión sexual se han duplicado
en España. La revista «Tribuna Médica» de
Madrid, dice que «la sífilis se ha convertido en la enfermedad infecciosa más
frecuente en España después del catarro común»(824). La prostitución constituye una
lacra social. No pises jamás una casa de
mujeres públicas, porque es ofensa de Dios y un pecado que mata tu alma y la
condena al infierno. Pero, además, porque contraerás enfermedades venéreas, que
son hereditarias, que producen frecuentemente complicaciones en el sistema
nervioso, afecciones agudas en el corazón, parálisis, locura, etc. Y esto no
sólo para ti, sino también para tu mujer y para tus hijos. Y es un crimen que
por un placer tuyo momentáneo, hagas desgraciados para toda la vida a esos
hijos tuyos a quienes vas a querer con toda tu alma. Los hijos del sifilítico pueden
nacer paralíticos, ciegos, sordomudos, imbéciles: siempre tarados. «Los
sifilíticos por herencia son a menudo carne de manicomio»(Doctor Corominas). En
los libros de Psiquiatría hay un tipo de locura especial de los sifilíticos que
se llama «psicosis sifilítica». «La demencia paralítica se presenta de
ordinario a los 10 ó 15 años después de la infección sifilítica... No hay
demencia paralítica que no haya sido precedida por la sífilis»(825). «La sífilis puede persistir en
estado latente, es decir, sin dar manifestaciones visibles de su existencia,
mientras va minando silenciosamente el organismo y produciendo destrozos que ya
serán irreparables, aunque se aplique el mejor de los tratamientos, si se
aplica tarde»(826). El ilustre sifilógrafo Profesor
Fournier, dice que la sífilis provoca lesiones desorganizadoras y destructivas
de los tejidos orgánicos. Piel, huesos, ojos, laringe,
pulmones, hígado, estómago, intestinos, sistema nervioso; todo órgano puede ser
atacado. Y estas lesiones siempre son graves. Los estragos de la sífilis son
especialmente en el cerebro y en la médula. Dolores nerviosos, parálisis,
epilepsia, apoplejía, etc. son el patrimonio casi inevitable del sifilítico en
su tercer período. No te fíes de los que te dignan
que hoy se curan las enfermedades venéreas. Es cierto que algunas veces se
curan, pero no siempre. Algunos que se creían curados
se casaron, y después tuvieron que sufrir con horror las trágicas consecuencias
de su enfermedad . El estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) en Ginebra sobre la evolución de la sífilis durante los años 1950-1963
demuestra de un modo impresionante cómo ha aumentado el número de casos. La sífilis, que pareció
completamente aniquilada, vuelve a levantar cabeza, y en forma bastante
intranquilizadora . Lord Stonham, Subsecretario
laborista del Ministerio de Gobernación inglés, habló en un discurso, ante la
Asamblea de Médicos Británicos, del creciente aumento de las enfermedades
venéreas a pesar de los adelantos de la Medicina. Según recientes declaraciones
del Jefe Provincial de Sanidad de Madrid, Dr. Fernández Turégano, las
enfermedades venéreas se han disparado . Estadísticas de Sanidad afirman que se
dan mil casos mensuales hoy en España. Cincuenta millones de
norteamericanos están infectados de herpes genital, de dolor intenso y
terriblemente molesto . El Dr. Martínez Torres ,
dermovenerólogo, pronunció una brillantísima conferencia en que citó una
estadística de la Organización Mundial de la Salud referente a los Estados
Unidos, en donde se registraron en 1971 dos millones de casos de enfermedades
venéreas que afectaron, en la proporción de uno de cada cinco a menores de
veinte años. Hubo cinco mil casos entre jóvenes menores de catorce años. Dos
mil casos entre menores de nueve años. La probabilidad en que un individuo
contraiga la enfermedad venérea antes de los veinticinco años alcanza
actualmente el 50%. En casos de duda debe hacerse
el test sanguíneo de la sífilis. Por amor a tu alma, por amor a
tu cuerpo, por amor a tu futura mujer y a tus hijos, no te dejes esclavizar del
vicio impuro. El SIDA, llamada la peste del
siglo XX por los miles de muertos que ha producido, hoy no tiene remedio
eficaz. Según la Organización Mundial
de la Salud van ya más de 61.000 casos de muertes por SIDA. Según el mismo organismo se
cifra entre cinco y diez millones de personas afectadas en el mundo por dicha
enfermedad. Y lo peor es que se puede ser portador del SIDA sin saberlo, pues
el virus del SIDA se incuba durante un período que oscila entre los cinco y
diez años. España es el país de Europa en
el que más se propaga el SIDA. España tiene tres veces más enfermos de SIDA que
la media de enfermos de SIDA del resto de los países de Europa. El Ministerio
de Sanidad afirmó que en España cada semana hay veinticinco nuevos casos de
SIDA. Son ya 2.723 los muertos por el
SIDA en España. Según Francisco Parras, Secretario del Plan Nacional sobre el
SIDA, esta enfermedad es la primera causa de muerte en la población española,
de veinticinco a treinta y nueve años. Según el Dr.Diego Dámaso López,
Jefe de Microbiología de la Clínica Puerta de Hierro, y Catedrático titular de
Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, en el coloquio celebrado en
el Club Siglo XXI, sobre la problemática del SIDA, afirmó: «EL SIDA puede
convertirse en una especie de "gripe mortal"». Según la Organización Mundial
de la Salud cada año se producen en el mundo más de doscientos cincuenta
millones de nuevos casos de enfermedades de transmisión sexual; lo que supone
un caso por cada veinte personas. Montagnier, descubridor del
SIDA en 1983, piensa que la batalla contra el SIDA está perdida, pues la
velocidad de propagación del virus ha sobrepasado a la velocidad de los
científicos que trabajan en la búsqueda de una solución. Un equipo de investigadores de
la Universidad de Frankfurt ha publicado en la revista de investigación médica
«Nature», que el SIDA es mortal para el 75% de los portadores de esta
enfermedad. El Dr. Adamson y sus
colaboradores de la Universidad de Hopkins han publicado en la revista
científica norteamericana «Science» que el virus del SIDA penetra en el sistema
nervioso central y es causa de demencia severa en el 20% de los enfermos del
SIDA . Es curioso que actualmente no
sólo son los sacerdotes y moralistas, sino también los médicos, los que
recomiendan pureza a la juventud. Como una de las causas
principales de la transmisión del SIDA ha sido la promiscuidad sexual, el
Dr.Jonathan Mann, Director del Programa sobre el SIDA de la O.M.S. afirma que
«la mejor manera de combatir el SIDA es la abstinencia sexual»(827). El doctor Justo Aznar, Jefe del
Departamento de Biopatología Clínica del Hospital de la Fe en Valencia, dice
que «la única norma segura para evitar el SIDA es la pareja sana y estable: la
monogamia y la fidelidad»(828). Y el Dr. Gómez Lavón, médico
psiquiatra: «La única prevención eficaz contra el SIDA y las demás enfermedades
venéreas es la castidad en la juventud y la fidelidad conyugal»(829). El 6 de enero de 1991, dijo el
Dr. Alfonso Delgado Rubio por Radio Nacional, a las 10:45 de la mañana, que «la
única manera segura de evitar el SIDA es la fidelidad de la pareja»; y que «el
virus del SIDA puede quedar oculto en el contagio durante muchos años, sin dar
la cara». En la campaña japonesa contra
el SIDA se dice: «Sabes que cada vez que te acuestas con tu amigo te estás
acostando con su anterior amiga, con un amigo que ella tuvo antes, y con las
amigas de ese amigo? Quizás uno de ellos tenía SIDA, y tú te lo contagias». Como le pasó a aquella chica
-caso histórico- que un día descubrió que tenía SIDA, y después se enteró que
hacía un tiempo murió de SIDA un chico que se había acostado con ella. Harvey Finerberg, decano de la
Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, dice: «Cualquier persona
que practique relaciones sexuales fuera del matrimonio se expone a contraer el
SIDA. (...) El virus del SIDA
corrompe los fluidos vitales transformando la sangre y el semen de fuentes de
vida en instrumentos de muerte. Y durante el período de latencia que puede
durar ocho años o más, el paciente se encuentra sano pero puede transmitir el
virus a otra persona»(830). Recientemente Televisión
Española y Radio Nacional han estado haciendo insistentemente propaganda del
uso de preservativos a los jóvenes en sus relaciones sexuales para evitar el
SIDA, como si este remedio fuera seguro. Sin embargo, los sexólogos
norteamericanos Masters, Johnson y Kolodny afirman que conocen casos de
contaminación del SIDA por vía sexual a pesar de haber usado el
preservativo(831). Carlos Domat, ministro de
Sanidad italiano, en una carta a veinte millones de familias, recomienda la
castidad contra el SIDA, pues «el preservativo no es remedio seguro para
prevenir el contagio». La Audiencia Nacional en una
sentencia de 1993 anuló la campaña PONTELO, PONSELO porque ocultaba a la
población los riesgos asociados al uso del preservativo, por el alto porcentaje
de fallos en la prevención del SIDA. El Dr.Jerónimo Lejeune,
Catedrático de Genética Fundamental de la Universidad de París, ha afirmado
que: «todos los responsables de la salud saben perfectamente que los
preservativos no pueden parar la epidemia del SIDA»(832). Está comprobado que en el 10%
de los casos el uso del preservativo no evita el contagio del SIDA(833). El 10% de los que se han
contagiado del SIDA ha sido usando el preservativo(834). Un estudio publicado en «The
New England Journal of Medicine» se indica que el fallo del preservativo para
prevenir la trasmisión del SIDA pude llegar al 17%(835). El mismo Ministerio de Sanidad
reconoce en el Boletín Epidemiológico (n 2802 de Enero de 1988) que el
preservativo no elimina el riesgo de contagio del SIDA. En la revista «Farmacéuticos»
del Consejo General de los Colegios Oficiales de esta profesión dice D. Rafael
Muñoz, Presidente del Colegio Oficial de Jaén, que el preservativo no evita el
SIDA; por eso siendo España el país de la Comunidad Europea donde se venden más
preservativos, es también el que tiene más enfermos de SIDA. El profesor Polaino,
Catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid, ha
dicho: «Es un error combatir la difusión del SIDA mediante el uso del
preservativo. Yo he tratado a muchos pacientes con SIDA que habían usado
preservativos. Probablemente si no los hubieran utilizado, no habrían tenido
esas relaciones sexuales, y ahora, no tendrían el SIDA». André Frossard, célebre
comunista, después convertido al catolicismo, autor del libro «Dios existe, yo
me lo encontré», refiriéndose a la campaña que recomienda el preservativo para
luchar contra el SIDA, dice: «Puede servir la mentira para luchar contra el
SIDA?». Alfonso López Quintas,
Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, dijo en el ABC: « Resulta
incomprensible que se presente como remedio decisivo contra el SIDA el uso de
preservativos. Los especialistas afirman que los preservativos, aunque sean de
buena calidad y se usen debidamente, suelen fallar». Y termina con estas palabras:
«Quisiera saber hasta cuándo va durar esta farsa de afirmar que se está contra
el SIDA y se sigue promoviendo el gran negocio de los preservativos»(836). «El preservativo protege
solamente un 70%, y son erróneas por tanto las campañas oficiales que promueven
el uso de estos preservativos para evitar el SIDA», dice el Presidente de la
Federación de Planificación familiar de Dinamarca, Dr. Mogens Osler . La
Universidad de Texas ha demostrado que en el 32% de los casos el preservativo
no evita el contagio del SIDA. En la goma del condón existen
poros que permiten el paso del HIV (el virus del SIDA), ha demostrado, mediante
microscopía electrónica, el científico Cecil H. Fox, del Instituto Nacional de
Salud de Maryland. El virus del SIDA es más
pequeño que los poros de la goma del preservativo, según Hopkins en «Population
report, n 8». El diámetro de los poros de la goma es de 5 micras, mientras que
el tamaño del letal virus del SIDA es de 0,1 micras(837). Es decir, el virus es cincuenta
veces más pequeño que los poros de la goma. «La prevención del SIDA
mediante el preservativo es un cuento de hadas» afirma categóricamente el
Profesor Hansjürgen Raetting, Director de la Oficina Federal Alemana de
Sanidad. En el Simposio Internacional
sobre el SIDA celebrado en Valencia se dijo que «el preservativo no es
suficiente para evitar el SIDA». No hubo ni una sol voz que afirmara que el
preservativo es la mejor solución para prevenir el SIDA. El contagio del SIDA se debe
casi siempre a relaciones sexuales. Y éstas son fomentadas por la falsa
propaganda de que los preservativos dan una seguridad absoluta. Por esto la Organización
Mundial de la Salud señala que «la evolución de los comportamientos sexuales es
un imperativo capital». La Oficina Suiza de Información
sobre el SIDA dice: «Los estudios más recientes sobre la prevención del SIDA
demuestran que la suposición de que los preservativos ofrecen una protección
fiable contra el SIDA es una peligrosa ilusión». Los pedagogos han comprobado
experimentalmente que la enseñanza de la castidad no sólo favorece la
maduración del carácter sino que disminuye el número de embarazos entre los
adolescentes de modo más eficaz que la enseñanza de sistemas anticonceptivos . No sería mucho más eficaz
educar a los jóvenes para la pureza? No sería mucho más razonable decir que la
verdadera solución es respetar el uso de la capacidad procreativa dentro del
matrimonio, que es el uso natural del sexo? Ésta es la única manera digna de
preservarse del SIDA. Mientras en Estados Unidos, la
Secretaría de Educación ha difundido por los «Colleges» un documento
recomendando a la juventud la continencia para evitar el SIDA, nuestro
Ministerio de Educación socialista remitió a los Centros de Bachillerato un
documento aconsejando el uso de preservativos para evitar el SIDA. El
ministerio socialista de Asuntos Sociales ha regalado un millón de
preservativos a los adolescentes. En cambio la Administración Clinton de
Estados Unidos ha dedicado para la educación de la castidad de los jóvenes
trescientos millones de dólares. La preocupación por el SIDA ha
hecho que los norteamericanos sean más precavidos en sus relaciones sexuales.
Hay indicios de que la fidelidad conyugal ha aumentado. Las parejas valoran
cada día más la fidelidad y el respeto, según un estudio publicado por el
Ministerio de Asuntos Sociales. Según unos estudios sociológicos de la Agencia
EFE, la mayoría de los jóvenes españoles optan por el matrimonio religioso y la
fidelidad matrimonial, y rechazan las relaciones sexuales extramatrimoniales. Conviene saber, aunque parezca
lo contrario, que son más los jóvenes puros: «una reciente encuesta en seis
universidades norteamericanas ha demostrado que las cuatro quintas partes de
los estudiantes no han tenido relaciones sexuales». Precisamente en Estados
Unidos se han puesto de moda los llamados «Club de virginidad» donde jóvenes de
ambos sexos se dan apoyo moral en su compromiso de ser vírgenes hasta el
matrimonio . Hoy se ven jóvenes norteamericanas con camisetas en las que pone:
«Soy virgen, y estoy orgullosa de serlo». El 40% de los adolescentes de Estados
Unidos se mantienen vírgenes . El exceso de sexualidad ha
provocado ya una reacción precisamente en la cuna de la revolución sexual. Una
profesora de Psicología de la Universidad de Berkeley, Gabrielle Brown, ha
escrito un libro que ha sido un «best-seller» y es un catecismo del anti-sexo,
la apología de la continencia voluntaria. Se titula «¿Por qué abstenerse es un
placer?». Trata de las frustraciones y neurosis que ocasiona el libertinaje sexual. Frente al libertinaje sexual
que hoy en España algunos propagan a todos los vientos, es curioso que en
California, cuna del libertinaje sexual, ya están de vuelta, y ahora lo que
está de moda es la continencia sexual. Las revistas pregonan a toda página:
«Basta de sexo. Viva la ternura». «Terminó la revolución sexual», se lee en la
portada del número de la primera semana de abril de 1984 de la revista «TIME»
de Nueva York, el semanario más difundido en el mundo. A partir de la página 48
se pueden leer estas frases: «La obsesión por el sexo decae. Los jóvenes
prefieren el amor a la carne. La mitad de los jóvenes piensan
que el sexo sin amor es inaceptable. Desciende el divorcio y
aumentan los matrimonios. Hoy la mayoría de los americanos se vinculan a la
familia, al matrimonio y a la idea tradicional de que el sexo sin amor carece
de sentido». También en Italia se ha puesto de moda la castidad entre la
juventud . En Suecia también están de
vuelta del libertinaje sexual. «Con la misma velocidad que hace décadas se
inició el "descoque" de las costumbres, se ha dado marcha atrás y la
moralidad está de moda... Los jóvenes se casan por la
Iglesia, disminuyen los abortos y aumenta el índice de natalidad. Es frecuente
tener tres y cuatro hijos, cosa inimaginable hace algunos años. Es una vuelta
al tradicionalismo». El carácter de incurabilidad
del SIDA y el hecho de que medio millón de nuevos casos aparezcan cada año, ha
determinado que muchos norteamericanos piensen en la conveniencia de retornar a
los antiguos cánones sexuales, según los cuales la pareja deber ser monógama, y
la felicidad es un valor reconocido. Numerosas opiniones, como la del terapeuta
Dominik Riccio, de Nueva York, subrayan este cambio en los hábitos sexuales de
los norteamericanos: «Están desilusionados del sexo libre y aterrados ante el
peligro de contraer herpes, y tenerlo para siempre» dice este especialista. El
herpes genital ha destruido numerosas parejas y ha causado graves problemas
psicológicos a sus víctimas, sumidas en muchos casos en el aislamiento y la
depresión. El herpes genital es una
enfermedad venérea que se transmite por las relaciones sexuales, cuyo virus se
aloja en el sistema nervioso y que produce en la mujer cáncer de cervix y en el
recién nacido lesiones en el cerebro que condicionan gravemente su posterior
desarrollo mental. El Dr. Juan Rey Calero,
Profesor de Medicina Preventiva de la Universidad Autónoma de Madrid, ha dicho
que el hecho de que las relaciones sexuales entre adolescentes hayan aumentado
entre los años 1980 y 1990, ha producido un extraordinario aumento entre ellos
de las enfermedades de transmisión sexual. Un tercio de estos enfermos son
adolescentes. Roberto Gallo, científico
americano, que ha descubierto el virus HPLV-III, agente del SIDA, manifestó que
este virus puede permanecer en el cuerpo del individuo toda la vida. Además, el
SIDA, según parece, degenera en cáncer. El gobierno japonés ha aprobado
un decreto según el cual se prohíbe la entrada en el Japón a los extranjeros
portadores del virus del SIDA. El SIDA también puede
transmitirse por relaciones sexuales entre lesbianas. Según la revista médica
británica «The Lancet», una mujer lesbiana enferma de SIDA declaró que no se
drogaba ni recibió ninguna transfusión de sangre, ni tuvo relaciones sexuales
con ningún hombre: sólo con lesbianas(838). Según el doctor inglés John
Seall en el «British Medical Journal» esta enfermedad se puede contraer por
medio de un beso, pues la saliva es un transmisor del virus del SIDA(839). En la Conferencia Mundial sobre
el SIDA celebrada en Florencia en junio de 1991, el equipo de investigadores
del Instituto Oncológico de Boston (EE.UU) informó que el SIDA puede también
transmitirse por la mucosa bucal. Es decir, que el beso «mojado» puede
transmitir el SIDA(840). Lo mismo opina Williams Roger
responsable de los Centros de Control de Infecciones de Estados Unidos en la
revista «The Lancet». Por eso el Sindicato de Actores y Actrices
norteamericanos, ha adoptado que los actores deben ser informados antes de
aceptar un papel, a qué tipo de beso se comprometen y con quién. Muchos expertos en SIDA están
convencidos de que este virus está presente en todos los líquidos biológicos,
incluida la saliva. La empresa norteamericana «EPITONE» ha COMERCIALIZADO un
método para diagnosticar el SIDA ANALIZANDO la saliva(841). 68,16 68,16. El peor castigo de la
lujuria está en la otra vida, pero Dios ha querido que la misma naturaleza se
vengue de los que abusan de ella en placeres ilícitos con las enfermedades
venéreas de transmisión sexual. Estas enfermedades son gravísimas y
hereditarias. Ultimamente en España han
alcanzado proporciones alarmantes. El Dr. Luis Olmos, Presidente del E.T.S.,
afirma que desde 1982 las enfermedades de transmisión sexual se han duplicado
en España. La revista «Tribuna Médica» de
Madrid, dice que «la sífilis se ha convertido en la enfermedad infecciosa más
frecuente en España después del catarro común»(824). La prostitución constituye una
lacra social. No pises jamás una casa de
mujeres públicas, porque es ofensa de Dios y un pecado que mata tu alma y la
condena al infierno. Pero, además, porque contraerás enfermedades venéreas, que
son hereditarias, que producen frecuentemente complicaciones en el sistema
nervioso, afecciones agudas en el corazón, parálisis, locura, etc. Y esto no
sólo para ti, sino también para tu mujer y para tus hijos. Y es un crimen que
por un placer tuyo momentáneo, hagas desgraciados para toda la vida a esos
hijos tuyos a quienes vas a querer con toda tu alma. Los hijos del sifilítico pueden
nacer paralíticos, ciegos, sordomudos, imbéciles: siempre tarados. «Los
sifilíticos por herencia son a menudo carne de manicomio»(Doctor Corominas). En
los libros de Psiquiatría hay un tipo de locura especial de los sifilíticos que
se llama «psicosis sifilítica». «La demencia paralítica se presenta de
ordinario a los 10 ó 15 años después de la infección sifilítica... No hay
demencia paralítica que no haya sido precedida por la sífilis»(825). «La sífilis puede persistir en
estado latente, es decir, sin dar manifestaciones visibles de su existencia,
mientras va minando silenciosamente el organismo y produciendo destrozos que ya
serán irreparables, aunque se aplique el mejor de los tratamientos, si se
aplica tarde»(826). El ilustre sifilógrafo Profesor
Fournier, dice que la sífilis provoca lesiones desorganizadoras y destructivas
de los tejidos orgánicos. Piel, huesos, ojos, laringe,
pulmones, hígado, estómago, intestinos, sistema nervioso; todo órgano puede ser
atacado. Y estas lesiones siempre son graves. Los estragos de la sífilis son
especialmente en el cerebro y en la médula. Dolores nerviosos, parálisis,
epilepsia, apoplejía, etc. son el patrimonio casi inevitable del sifilítico en
su tercer período. No te fíes de los que te dignan
que hoy se curan las enfermedades venéreas. Es cierto que algunas veces se
curan, pero no siempre. Algunos que se creían curados
se casaron, y después tuvieron que sufrir con horror las trágicas consecuencias
de su enfermedad . El estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) en Ginebra sobre la evolución de la sífilis durante los años 1950-1963
demuestra de un modo impresionante cómo ha aumentado el número de casos. La sífilis, que pareció
completamente aniquilada, vuelve a levantar cabeza, y en forma bastante
intranquilizadora . Lord Stonham, Subsecretario
laborista del Ministerio de Gobernación inglés, habló en un discurso, ante la
Asamblea de Médicos Británicos, del creciente aumento de las enfermedades
venéreas a pesar de los adelantos de la Medicina. Según recientes declaraciones
del Jefe Provincial de Sanidad de Madrid, Dr. Fernández Turégano, las
enfermedades venéreas se han disparado . Estadísticas de Sanidad afirman que se
dan mil casos mensuales hoy en España. Cincuenta millones de
norteamericanos están infectados de herpes genital, de dolor intenso y
terriblemente molesto . El Dr. Martínez Torres ,
dermovenerólogo, pronunció una brillantísima conferencia en que citó una
estadística de la Organización Mundial de la Salud referente a los Estados Unidos,
en donde se registraron en 1971 dos millones de casos de enfermedades venéreas
que afectaron, en la proporción de uno de cada cinco a menores de veinte años.
Hubo cinco mil casos entre jóvenes menores de catorce años. Dos mil casos entre
menores de nueve años. La probabilidad en que un individuo contraiga la
enfermedad venérea antes de los veinticinco años alcanza actualmente el 50%. En casos de duda debe hacerse
el test sanguíneo de la sífilis. Por amor a tu alma, por amor a
tu cuerpo, por amor a tu futura mujer y a tus hijos, no te dejes esclavizar del
vicio impuro. El SIDA, llamada la peste del
siglo XX por los miles de muertos que ha producido, hoy no tiene remedio
eficaz. Según la Organización Mundial
de la Salud van ya más de 61.000 casos de muertes por SIDA. Según el mismo organismo se
cifra entre cinco y diez millones de personas afectadas en el mundo por dicha
enfermedad. Y lo peor es que se puede ser portador del SIDA sin saberlo, pues
el virus del SIDA se incuba durante un período que oscila entre los cinco y
diez años. España es el país de Europa en
el que más se propaga el SIDA. España tiene tres veces más enfermos de SIDA que
la media de enfermos de SIDA del resto de los países de Europa. El Ministerio
de Sanidad afirmó que en España cada semana hay veinticinco nuevos casos de
SIDA. Son ya 2.723 los muertos por el
SIDA en España. Según Francisco Parras, Secretario del Plan Nacional sobre el
SIDA, esta enfermedad es la primera causa de muerte en la población española,
de veinticinco a treinta y nueve años. Según el Dr.Diego Dámaso López,
Jefe de Microbiología de la Clínica Puerta de Hierro, y Catedrático titular de
Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, en el coloquio celebrado en
el Club Siglo XXI, sobre la problemática del SIDA, afirmó: «EL SIDA puede
convertirse en una especie de "gripe mortal"». Según la Organización Mundial
de la Salud cada año se producen en el mundo más de doscientos cincuenta
millones de nuevos casos de enfermedades de transmisión sexual; lo que supone
un caso por cada veinte personas. Montagnier, descubridor del
SIDA en 1983, piensa que la batalla contra el SIDA está perdida, pues la
velocidad de propagación del virus ha sobrepasado a la velocidad de los
científicos que trabajan en la búsqueda de una solución. Un equipo de investigadores de
la Universidad de Frankfurt ha publicado en la revista de investigación médica
«Nature», que el SIDA es mortal para el 75% de los portadores de esta
enfermedad. El Dr. Adamson y sus
colaboradores de la Universidad de Hopkins han publicado en la revista
científica norteamericana «Science» que el virus del SIDA penetra en el sistema
nervioso central y es causa de demencia severa en el 20% de los enfermos del
SIDA . Es curioso que actualmente no
sólo son los sacerdotes y moralistas, sino también los médicos, los que
recomiendan pureza a la juventud. Como una de las causas
principales de la transmisión del SIDA ha sido la promiscuidad sexual, el
Dr.Jonathan Mann, Director del Programa sobre el SIDA de la O.M.S. afirma que
«la mejor manera de combatir el SIDA es la abstinencia sexual»(827). El doctor Justo Aznar, Jefe del
Departamento de Biopatología Clínica del Hospital de la Fe en Valencia, dice
que «la única norma segura para evitar el SIDA es la pareja sana y estable: la
monogamia y la fidelidad»(828). Y el Dr. Gómez Lavón, médico
psiquiatra: «La única prevención eficaz contra el SIDA y las demás enfermedades
venéreas es la castidad en la juventud y la fidelidad conyugal»(829). El 6 de enero de 1991, dijo el
Dr. Alfonso Delgado Rubio por Radio Nacional, a las 10:45 de la mañana, que «la
única manera segura de evitar el SIDA es la fidelidad de la pareja»; y que «el
virus del SIDA puede quedar oculto en el contagio durante muchos años, sin dar
la cara». En la campaña japonesa contra
el SIDA se dice: «Sabes que cada vez que te acuestas con tu amigo te estás
acostando con su anterior amiga, con un amigo que ella tuvo antes, y con las
amigas de ese amigo? Quizás uno de ellos tenía SIDA, y tú te lo contagias». Como le pasó a aquella chica
-caso histórico- que un día descubrió que tenía SIDA, y después se enteró que
hacía un tiempo murió de SIDA un chico que se había acostado con ella. Harvey Finerberg, decano de la
Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, dice: «Cualquier persona
que practique relaciones sexuales fuera del matrimonio se expone a contraer el
SIDA. (...) El virus del SIDA
corrompe los fluidos vitales transformando la sangre y el semen de fuentes de
vida en instrumentos de muerte. Y durante el período de latencia que puede
durar ocho años o más, el paciente se encuentra sano pero puede transmitir el
virus a otra persona»(830). Recientemente Televisión
Española y Radio Nacional han estado haciendo insistentemente propaganda del
uso de preservativos a los jóvenes en sus relaciones sexuales para evitar el
SIDA, como si este remedio fuera seguro. Sin embargo, los sexólogos
norteamericanos Masters, Johnson y Kolodny afirman que conocen casos de
contaminación del SIDA por vía sexual a pesar de haber usado el preservativo(831). Carlos Domat, ministro de
Sanidad italiano, en una carta a veinte millones de familias, recomienda la
castidad contra el SIDA, pues «el preservativo no es remedio seguro para
prevenir el contagio». La Audiencia Nacional en una
sentencia de 1993 anuló la campaña PONTELO, PONSELO porque ocultaba a la
población los riesgos asociados al uso del preservativo, por el alto porcentaje
de fallos en la prevención del SIDA. El Dr.Jerónimo Lejeune,
Catedrático de Genética Fundamental de la Universidad de París, ha afirmado
que: «todos los responsables de la salud saben perfectamente que los
preservativos no pueden parar la epidemia del SIDA»(832). Está comprobado que en el 10%
de los casos el uso del preservativo no evita el contagio del SIDA(833). El 10% de los que se han
contagiado del SIDA ha sido usando el preservativo(834). Un estudio publicado en «The
New England Journal of Medicine» se indica que el fallo del preservativo para
prevenir la trasmisión del SIDA pude llegar al 17%(835). El mismo Ministerio de Sanidad
reconoce en el Boletín Epidemiológico (n 2802 de Enero de 1988) que el
preservativo no elimina el riesgo de contagio del SIDA. En la revista
«Farmacéuticos» del Consejo General de los Colegios Oficiales de esta profesión
dice D. Rafael Muñoz, Presidente del Colegio Oficial de Jaén, que el
preservativo no evita el SIDA; por eso siendo España el país de la Comunidad
Europea donde se venden más preservativos, es también el que tiene más enfermos
de SIDA. El profesor Polaino,
Catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid, ha
dicho: «Es un error combatir la difusión del SIDA mediante el uso del
preservativo. Yo he tratado a muchos pacientes con SIDA que habían usado
preservativos. Probablemente si no los hubieran utilizado, no habrían tenido
esas relaciones sexuales, y ahora, no tendrían el SIDA». André Frossard, célebre
comunista, después convertido al catolicismo, autor del libro «Dios existe, yo
me lo encontré», refiriéndose a la campaña que recomienda el preservativo para
luchar contra el SIDA, dice: «Puede servir la mentira para luchar contra el
SIDA?». Alfonso López Quintas,
Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, dijo en el ABC: « Resulta
incomprensible que se presente como remedio decisivo contra el SIDA el uso de
preservativos. Los especialistas afirman que los preservativos, aunque sean de
buena calidad y se usen debidamente, suelen fallar». Y termina con estas
palabras: «Quisiera saber hasta cuándo va durar esta farsa de afirmar que se
está contra el SIDA y se sigue promoviendo el gran negocio de los
preservativos»(836). «El preservativo protege
solamente un 70%, y son erróneas por tanto las campañas oficiales que promueven
el uso de estos preservativos para evitar el SIDA», dice el Presidente de la
Federación de Planificación familiar de Dinamarca, Dr. Mogens Osler . La
Universidad de Texas ha demostrado que en el 32% de los casos el preservativo
no evita el contagio del SIDA. En la goma del condón existen
poros que permiten el paso del HIV (el virus del SIDA), ha demostrado, mediante
microscopía electrónica, el científico Cecil H. Fox, del Instituto Nacional de
Salud de Maryland. El virus del SIDA es más
pequeño que los poros de la goma del preservativo, según Hopkins en «Population
report, n 8». El diámetro de los poros de la goma es de 5 micras, mientras que
el tamaño del letal virus del SIDA es de 0,1 micras(837). Es decir, el virus es cincuenta
veces más pequeño que los poros de la goma. «La prevención del SIDA
mediante el preservativo es un cuento de hadas» afirma categóricamente el
Profesor Hansjürgen Raetting, Director de la Oficina Federal Alemana de
Sanidad. En el Simposio Internacional
sobre el SIDA celebrado en Valencia se dijo que «el preservativo no es
suficiente para evitar el SIDA». No hubo ni una sol voz que afirmara que el
preservativo es la mejor solución para prevenir el SIDA. El contagio del SIDA se debe
casi siempre a relaciones sexuales. Y éstas son fomentadas por la falsa
propaganda de que los preservativos dan una seguridad absoluta. Por esto la Organización
Mundial de la Salud señala que «la evolución de los comportamientos sexuales es
un imperativo capital». La Oficina Suiza de Información
sobre el SIDA dice: «Los estudios más recientes sobre la prevención del SIDA
demuestran que la suposición de que los preservativos ofrecen una protección
fiable contra el SIDA es una peligrosa ilusión». Los pedagogos han comprobado
experimentalmente que la enseñanza de la castidad no sólo favorece la
maduración del carácter sino que disminuye el número de embarazos entre los
adolescentes de modo más eficaz que la enseñanza de sistemas anticonceptivos . No sería mucho más eficaz
educar a los jóvenes para la pureza? No sería mucho más razonable decir que la
verdadera solución es respetar el uso de la capacidad procreativa dentro del
matrimonio, que es el uso natural del sexo? Ésta es la única manera digna de
preservarse del SIDA. Mientras en Estados Unidos, la
Secretaría de Educación ha difundido por los «Colleges» un documento
recomendando a la juventud la continencia para evitar el SIDA, nuestro
Ministerio de Educación socialista remitió a los Centros de Bachillerato un
documento aconsejando el uso de preservativos para evitar el SIDA. El
ministerio socialista de Asuntos Sociales ha regalado un millón de preservativos
a los adolescentes. En cambio la Administración Clinton de Estados Unidos ha
dedicado para la educación de la castidad de los jóvenes trescientos millones
de dólares. La preocupación por el SIDA ha
hecho que los norteamericanos sean más precavidos en sus relaciones sexuales.
Hay indicios de que la fidelidad conyugal ha aumentado. Las parejas valoran
cada día más la fidelidad y el respeto, según un estudio publicado por el
Ministerio de Asuntos Sociales. Según unos estudios sociológicos de la Agencia
EFE, la mayoría de los jóvenes españoles optan por el matrimonio religioso y la
fidelidad matrimonial, y rechazan las relaciones sexuales extramatrimoniales. Conviene saber, aunque parezca
lo contrario, que son más los jóvenes puros: «una reciente encuesta en seis
universidades norteamericanas ha demostrado que las cuatro quintas partes de
los estudiantes no han tenido relaciones sexuales». Precisamente en Estados
Unidos se han puesto de moda los llamados «Club de virginidad» donde jóvenes de
ambos sexos se dan apoyo moral en su compromiso de ser vírgenes hasta el
matrimonio . Hoy se ven jóvenes norteamericanas con camisetas en las que pone:
«Soy virgen, y estoy orgullosa de serlo». El 40% de los adolescentes de Estados
Unidos se mantienen vírgenes . El exceso de sexualidad ha
provocado ya una reacción precisamente en la cuna de la revolución sexual. Una
profesora de Psicología de la Universidad de Berkeley, Gabrielle Brown, ha
escrito un libro que ha sido un «best-seller» y es un catecismo del anti-sexo,
la apología de la continencia voluntaria. Se titula «¿Por qué abstenerse es un
placer?». Trata de las frustraciones y neurosis que ocasiona el libertinaje
sexual. Frente al libertinaje sexual
que hoy en España algunos propagan a todos los vientos, es curioso que en
California, cuna del libertinaje sexual, ya están de vuelta, y ahora lo que
está de moda es la continencia sexual. Las revistas pregonan a toda página:
«Basta de sexo. Viva la ternura». «Terminó la revolución sexual», se lee en la
portada del número de la primera semana de abril de 1984 de la revista «TIME»
de Nueva York, el semanario más difundido en el mundo. A partir de la página 48
se pueden leer estas frases: «La obsesión por el sexo decae. Los jóvenes
prefieren el amor a la carne. La mitad de los jóvenes piensan
que el sexo sin amor es inaceptable. Desciende el divorcio y
aumentan los matrimonios. Hoy la mayoría de los americanos se vinculan a la
familia, al matrimonio y a la idea tradicional de que el sexo sin amor carece
de sentido». También en Italia se ha puesto
de moda la castidad entre la juventud. En Suecia también están de
vuelta del libertinaje sexual. «Con la misma velocidad que hace décadas se
inició el "descoque" de las costumbres, se ha dado marcha atrás y la
moralidad está de moda... Los jóvenes se casan por la
Iglesia, disminuyen los abortos y aumenta el índice de natalidad. Es frecuente
tener tres y cuatro hijos, cosa inimaginable hace algunos años. Es una vuelta
al tradicionalismo». El carácter de incurabilidad
del SIDA y el hecho de que medio millón de nuevos casos aparezcan cada año, ha
determinado que muchos norteamericanos piensen en la conveniencia de retornar a
los antiguos cánones sexuales, según los cuales la pareja deber ser monógama, y
la felicidad es un valor reconocido. Numerosas opiniones, como la del terapeuta
Dominik Riccio, de Nueva York, subrayan este cambio en los hábitos sexuales de
los norteamericanos: «Están desilusionados del sexo libre y aterrados ante el
peligro de contraer herpes, y tenerlo para siempre» dice este especialista. El
herpes genital ha destruido numerosas parejas y ha causado graves problemas
psicológicos a sus víctimas, sumidas en muchos casos en el aislamiento y la
depresión. El herpes genital es una
enfermedad venérea que se transmite por las relaciones sexuales, cuyo virus se
aloja en el sistema nervioso y que produce en la mujer cáncer de cervix y en el
recién nacido lesiones en el cerebro que condicionan gravemente su posterior
desarrollo mental. El Dr. Juan Rey Calero,
Profesor de Medicina Preventiva de la Universidad Autónoma de Madrid, ha dicho
que el hecho de que las relaciones sexuales entre adolescentes hayan aumentado
entre los años 1980 y 1990, ha producido un extraordinario aumento entre ellos
de las enfermedades de transmisión sexual. Un tercio de estos enfermos son
adolescentes. Roberto Gallo, científico
americano, que ha descubierto el virus HPLV-III, agente del SIDA, manifestó que
este virus puede permanecer en el cuerpo del individuo toda la vida. Además, el
SIDA, según parece, degenera en cáncer. El gobierno japonés ha aprobado
un decreto según el cual se prohíbe la entrada en el Japón a los extranjeros
portadores del virus del SIDA. El SIDA también puede
transmitirse por relaciones sexuales entre lesbianas. Según la revista médica
británica «The Lancet», una mujer lesbiana enferma de SIDA declaró que no se
drogaba ni recibió ninguna transfusión de sangre, ni tuvo relaciones sexuales
con ningún hombre: sólo con lesbianas(838). Según el doctor inglés John
Seall en el «British Medical Journal» esta enfermedad se puede contraer por
medio de un beso, pues la saliva es un transmisor del virus del SIDA(839). En la Conferencia Mundial sobre
el SIDA celebrada en Florencia en junio de 1991, el equipo de investigadores
del Instituto Oncológico de Boston (EE.UU) informó que el SIDA puede también
transmitirse por la mucosa bucal. Es decir, que el beso «mojado» puede
transmitir el SIDA(840). Lo mismo opina Williams Roger responsable de los
Centros de Control de Infecciones de Estados Unidos en la revista «The Lancet».
Por eso el Sindicato de Actores y Actrices norteamericanos, ha adoptado que los
actores deben ser informados antes de aceptar un papel, a qué tipo de beso se
comprometen y con quién. Muchos expertos en SIDA están
convencidos de que este virus está presente en todos los líquidos biológicos,
incluida la saliva. La empresa norteamericana «EPITONE» ha COMERCIALIZADO un
método para diagnosticar el SIDA ANALIZANDO la saliva(841). 68,17. Con frecuencia se oyen
hoy ideas sobre sexualidad tendenciosas y corruptoras que pretenden
«mentalizar» a la gente para llevarlas al libertinaje sexual que es el negocio
de los pornócratas. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española,
define la pornografía como la comercialización del sexo . No decimos que el sexo sea
pecado, si se usa correctamente; lo que no es lícito es ese consumo de sexo que
han montado los pornócratas, para hacer su negocio, con revistas, libros y
películas en las que se hace del sexo un vicio. A fuerza de verlo en el cine
muchos jóvenes juegan a hacer el amor, como los niños juegan a los indios. Pero
la sexualidad es una cosa muy seria; no es para jugar. Proclamar la absoluta libertad
sexual puede parecer progresista pero de hecho se opone a los resultados de la
mejor investigación contemporánea. Y el que se enfrenta a la investigación no
es realista, es un iluso que pretende tal vez seducir, pero no convencer, y
menos ayudar! Hoy se prodiga hacer el coito a
nivel de camaradería. Se habla mucho de «hacer el amor», pero esta frase es
falsa; el amor no se hace, se da. Las cosas se hacen. El amor se tiene. El amor
brota de la mutua estima entre dos personas. Por eso estamos asistiendo a una
verdadera crisis del amor. Es notable el fracaso de las comunas de sexo libre. Por querer disfrutar de la
vida, lo que se hace es incapacitarse para el amor, que es la única felicidad
de la vida. Las prostitutas, que viven del sexo sin amor, son un claro ejemplo
de que sin amor no es posible la felicidad. Se las llama «Esclavas del siglo
XX», «La esclavitud de la mujer». Son títulos de libros que tratan de la
prostitución. Una ninfomaníaca escribe: «Con
todos los hombres que he conocido me he prestado a acostarme con ellos. Tengo
una aventura tras otra. Ésta es la historia de mi vida, y la odio con toda mi
alma». Reducir el amor a sensaciones
placenteras es degradarlo. El amor tiene una vertiente espiritual que es
superior a todas las técnicas de manipulación de los órganos. El amor es una
fuente de ternura, mientras que el cuerpo lo más que da es el estremecimiento
de un orgasmo. Encuestas realizadas por un médico demuestran que muchos jóvenes
hacen el coito para poder demostrar su masculinidad; y ellas, porque lo hacen
otras. Es decir, que hoy muchos se avergüenzan de su pureza y alardean de su
libertinaje sexual. Incluso hay quienes llaman
civilizada y madura a la persona que rompe moldes morales, para vivir según le
apetece. Me parece una falsedad. Es mucho más civilizada y
madura la persona que tiene dominio propio, y sabe mantener su comportamiento
dentro de una rectitud moral. Llamar represión atávica a la rectitud moral es
querer poner una etiqueta peyorativa a valores que no se quieren reconocer.
Pero las joyas que valen, no pierden valor porque haya personas que no saben
apreciarlas. La madurez se muestra
plenamente cuando no elegimos aquello que satisface nuestras apetencias del
momento, sino que permite conseguir el ideal que hemos asumido como meta de
nuestra vida. El ambiente erotizado que nos
ha tocado vivir, hace suponer que el ejercicio del sexo es la mayor felicidad
del mundo, y después resulta que no es así; pues las sensaciones de tipo físico
carnal dan menos que la felicidad espiritual. Dicen los sexólogos: «La
actividad sexual no es lo más importante en la vida». Por mucho sexo que viva
una mujer, cuando encuentra a otra que vive el amor, siente una enorme envidia,
pues echa de menos lo que el sexo solo no puede darle. Ha sido V.Frankl el que ha
venido a explicar, contra lo que decía su maestro Freud, que la dimensión más importante
del hombre no es el sexo, sino el sentido religioso, transcendente, la
posibilidad de poseer un sentido último que dé razón de todo lo que hacemos.
Cuando el hombre carece de este sentido que le hace capaz de vencer el dolor y
de superar la muerte, enferma. Y es así como la enfermedad típica de nuestro
tiempo es la angustia; angustia que surge de la pérdida del sentido
transcendente. Y es profundo lo que afirma V. Frankl de la felicidad: «La
felicidad no se puede buscar nunca directamente, sólo puede venir como
consecuencia de haber dado lo mejor de nosotros mismos a una causa noble, capaz
de superar la limitación, el desánimo y la muerte, a una causa transcendente». Éste es el problema del hombre
de hoy, que vive más que nunca sin raíces, sin valores que le lleven más allá
de sí mismo. Es cierto que toda acción humana tiene que tener la prerrogativa
de la libertad, pero el hombre de hoy ha hecho de la libertad, que es un
instrumento, un fin de sí misma; y, de este modo, está ya experimentando algo sabido
desde siempre: que la libertad no libera, libera la verdad. Hay quienes en nombre de la
libertad quieren desasirse de toda clase de trabas. Para ellos es aleccionadora
la inscripción debajo de un dibujo en la Abadía de Pannonhalma donde representa
un barril de vino sin anillos de hierro, y el vino saliendo por las rendijas.
El letrero ponía: «Se perdió por la libertad». La prensa nacional y extranjera
viene haciéndose eco últimamente de la atmósfera de erotismo y del ambiente
sexualizado que nos está obligando a respirar la moderna civilización, que
presume de haber enterrado mitos, y que prometía librar al hombre de las
neurosis y obsesiones de ciertas represiones ciegas y voluntaristas, que
querían hacer del hombre un ser angélico. Pero en vez de liberar al
hombre, su fragilidad ha quedado sometida al asedio omnipresente de cuanto dice
relación con el sexo y se le está dejando indefenso en la lucha por integrar el
instinto sexual y ponerlo al servicio de la vida y del auténtico amor. La
iniciación sexual que necesitan nuestros jóvenes nada tiene que ver con la
enciclopédica ilustración de todos los abusos y perversiones sexuales, con la
ola de erotismo, con las escenas íntimas de alcoba, ni con los supermercados
del amor. «Bajo el hipócrita lema de la
"liberación de tabúes" se está produciendo, a escala mundial, una
desconcertante exaltación del nudismo, del naturalismo y de la obscenidad que
lo invade todo, originando una escandalosa quiebra de la moralidad pública y
privada. Vamos, si no se pone remedio a
tiempo, hacia un pansexualismo degradante de la naturaleza humana. Y lo peor es
que apenas si hay reacción social contra la agresiones morales que por doquier
se dan contra la limpieza de costumbres, como si una general abdicación del
sentido natural y cristiano de lo lícito prevaleciera incluso entre personas e
instituciones que deberían velar activamente por la moral pública. La pasividad
ante la progresión de iniciativas eróticas y pornográficas acusa una general
dimisión de derechos y deberes frente a un estado de cosas cada vez más
deprimente». De todo esto resultan casos
como.el de aquella muchacha que se quedó embarazada, y no podía saber quién era
el padre de la criatura porque aquel mes se había entregado a tres muchachos
distintos. Triste situación, pero lógica consecuencia para una muchacha que no
tenía escrúpulos anticuados y no se negaba nada de lo que le apetecía. Estas
cosas pasan cuando no se respeta la moral. O aquel otro caso de un jovenzuelo
que fue a estrenar su vida sexual con una señora, y después se enteró que era
la madre de su mejor amigo. O aquel caso en que dos enamorados descubren que no
pueden casarse porque resulta que, sin saberlo, son hermanos: el padre de él se
acostó con la madre de ella. O la de aquel muchacho que se
acostaba con todas sus amigas, y el día que se enamoró de verdad recibió un
enorme mazazo moral, que le dejó destrozado, al enterarse que su padre se había
acostado antes con la muchacha que él amaba. Esto es lo que ocurre cuando el
libertinaje sexual se salta las barreras de la moral católica. Si Dios manda
castidad a la juventud y fidelidad a los matrimonios, no es por el gusto de
molestarnos, sino porque eso es necesario para la felicidad del hogar. Cómo un
hombre va a ir con ilusión al matrimonio sabiendo que la que va a ser su esposa
ha pertenecido antes totalmente a cuantos lo han deseado? Es lógico que esos
matrimonios acaben en divorcio. Cómo va un hombre a amar a sus hijos, si no
puede saber si esos hijos son suyos o de cualquiera de los que han estado con
su mujer? Ni amor de esposa, ni amor de hijos. Es que en una sociedad en que la
juventud no es casta y el matrimonio no guarda fidelidad, se ha matado el amor
del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha puesto en
esta vida. La libertad sexual de la
juventud está atrofiando su sexualidad. Tanta sexualidad está disminuyendo la
capacidad de respuesta sexual y el impulso sexual cada vez necesita mayores
estímulos por aumentar cada vez más la impotencia. Así lo afirma el Dr. López Ibor
. Por eso cada vez son más los
jóvenes que acuden al médico con problemas de impotencia sexual, como se dijo
en una entrevista en Radio Nacional de España. Y es que Dios ha hecho la
sexualidad para que esté al servicio del amor en el matrimonio. Pero quienes
hacen de la sexualidad un vicio, es lógico que la destrocen. En la revista de
medicina JANO, se afirma que muchas disfunciones sexuales e impotencias
masculinas se deben a experiencias sexuales precoces y premaritales(842). Dice el Dr. Juan Rof Carballo:
«Algunos reducen el amor a la "mecánica" de la genitalidad. Es una
aberración. La satisfacción fisiológica de unos órganos nada tiene que ver con
el amor, que es de la persona entera, incluyendo el alma espiritual. La
trivialización de la sexualidad en la juventud está dando orígenes a muchos
matrimonios jóvenes ya hastiados de genitalidad, precisamente cuando lo lógico
es que estuvieran viviendo la cumbre de su ilusión amorosa. El libertinaje
sexual de la juventud está dando origen a un aumento de la impotencia y de la
frigidez. Hay "maestros" de
sexología que cifran todo el éxito de la pareja en que el sexo
"funcione" bien. Tienen una visión de la pareja
unidimensional. Lo reducen todo a lo meramente biológico-zoológico. El hombre
es mucho más que un animal. El hombre puede amar, puede
comunicar ideas e ideales, puede sentir una armonía espiritual; y todo esto le
lleva a una plenitud gratificante. La felicidad humana es mucho más que un mero
placer sensitivo. Entender la sexualidad sin amor, sólo como un "instinto
básico" es animalizar al hombre. El libertinaje sexual con el
que muchos han querido superar lo que ellos llaman tabúes y represiones
arcaicas, sólo ha conseguido animalizar la sexualidad humana, separándola del
amor y por lo tanto, privándola de la felicidad. Afirman los sexólogos que la
sexualidad sin amor llena el alma de vacío, y a veces necesita el placer de la
agresividad (violaciones), unida a las más diversas formas de impotencia y
frigidez sexuales. Por eso, hoy, muchos sexólogos modernos opinan que hay que
volver al restablecimiento de los llamados "tabúes sexuales"». Hoy hay quienes se ríen de las
cautelas de la moral sexual y presumen de ser muy modernos defendiendo más
libertad sexual. Las consecuencias ya están asustando a las personas
conscientes. El libertinaje sexual tiene
consecuencias lamentables, como son las violaciones y las madres adolescentes.
En 1983 en Nueva York, uno de cada tres nacimientos fue extramatrimonial. En
Estados Unidos quedan embarazadas al año más de un millón de quinceañeras. John Hamilton considerado como
uno de los sociólogos más acreditados de Estados Unidos, en un estudio sobre
los problemas sexuales de la juventud, dice que en 1976 quedaron embarazadas
750.000 muchachas menores de 17 años. La mayoría no sabía quién era el padre de
la criatura. Muy pocas se casan después. Los matrimonios entre adolescentes
casi siempre fracasan. Éste es el resultado de la
liberación sexual y el olvido de las normas morales de la Iglesia. El sexo es
una cosa muy seria. No es para jugar. Tanto embarazo irresponsable es para
pensar. Traer hijos al mundo no puede ser el resultado de un juego. Tomar
precauciones no basta. La prueba está en tanto embarazo no deseado. La única
solución es la moral de la Iglesia. La persona tiene derecho a
recibir una información y una educación que respeten las dimensiones morales y
espirituales de la vida humana . Hoy está de moda la filosofía
del placer sin riesgo: sin riesgo de SIDA, sin riesgo de embarazo. Esto, además de rebajar el
sexo, que no es sólo para el placer, es causa de muchísimos fracasos: como
enfermos de SIDA que usaron preservativos, y embarazos no deseados, a pesar de
usar anticonceptivos. Las autoridades de Puerto Rico
están alarmadas y buscan solución al número de madres adolescentes. Según las
estadísticas suministradas por el Departamento de Salud, en 1986 hubo mil
madres de doce a quince años, en un población de tres millones de
habitantes(843). En España quedan embarazadas
20.000 adolescentes al año. En España es cada vez mayor el
número de adolescentes embarazadas. Así se afirmó en el XIX Congreso Nacional
de la Asociación Española de Ginecología. En los últimos diez años, en España,
ha aumentado en el 500% el número de adolescentes solteras embarazadas.
Ultimamente crece en España el número de adolescentes afectados por
enfermedades venéreas de transmisión sexual. Hoy en España se han duplicado
las enfermedades de transmisión sexual. Ultimamente empieza a preocupar
un cáncer de transmisión sexual llamado HPV por sus siglas en inglés. Esta degradación sexual de la
juventud española es debida a la campaña llevada a cabo por el gobierno
socialista fomentando el libertinaje sexual para pervertir a la juventud y
apartarla de la Iglesia. Dice Alfonso López Quintás: «La
forma de tratar el problema sexual en los medios de comunicación estatal y en
ciertos escritos publicados por la Administración Socialista indica que no se
intenta sólo informar sobre sexualidad, sino incitar a la práctica de
relaciones eróticas. (...) En folletos sobre información sexual publicados por
ciertas Autonomías, e incluso por el Ministerio de Sanidad, se orienta a los
niños y jóvenes al ejercicio de una sexualidad que tiene por fin obtener un
goce sensible. Y esto se presenta como una liberación frente a generaciones
anteriores reprimidas por normas morales. De estos folletos son estas frases:
"no hay nada que se anormal, si os gusta", "tienes derecho a
disfrutar de tu cuerpo", "aceptar que te atraen las personas de tu
mismo sexo no es delito, es un derecho de cada uno". Cuesta trabajo pensar
que esto lo hagan personas que son responsables del gobierno de un
pueblo»(844). El célebre psico-pedagogo Dr.
Bernabé Tierno , comentando la publicación del Ministerio de Asuntos Sociales
socialista sobre información sexual, dice lo siguiente: «Tras una detenida
lectura del texto, la primera impresión es que lo que aparentemente se presenta
como información, más bien parece una clara incitación. Por eso mi crítica va
dirigida fundamentalmente a la superficialidad con que se explican una serie de
técnicas y métodos que impiden las consecuencias no deseadas de unas relaciones
sexuales a las que, de manera demasiado "alegre", se alienta a los
jóvenes más o menos directamente. La facilidad, tranquilidad y desparpajo con
que se pretende ayudar a los adolescentes al exponer las distintas
advertencias, métodos y técnicas, constituye un arma de doble filo: el
conocimiento y uso de las mismas se convertirá en un incentivo más para que las
relaciones sexuales sigan incrementándose y, con ello, el número de madres
adolescentes. Mi larga experiencia educativa me dice que de poco o nada sirven
las técnicas extrínsecas si falta la motivación interna del individuo. (...).
Mientras el placer sea el valor predominante en la sociedad y el valor
subyacente en toda esta campaña informativa cuyo mensaje es "disfrutar del
sexo" evitando sus peligros, creo que no podemos quejarnos de que aumenten
las consecuencias negativas al incrementarse la actividad sexual de los
adolescentes. (...). Los impulsos sexuales no se gobiernan con técnicas sino
con la decisión de la voluntad. Así pues, toda esta avalancha informativa no va
a servir de nada si no va acompañada de una formación interior, de unos valores
morales, de un entrenamiento de la voluntad para que el individuo sepa dar a su
sexualidad el horizonte moral que le corresponde. (...). Aquí, más que en ninguna otra
área de la personalidad, es imprescindible que no separemos el aspecto
informativo de la dimensión educativa. Sin este complemento educativo de la
sexualidad, como valor humano que debe ponerse al servicio de valores más
altos, carece de significado toda información que pretendamos dar al
adolescente. Dejo en el aire una pregunta a los organizadores de esta campaña:
dónde está la dimensión educativa de la misma? Yo no la he encontrado por
ningún sitio(845). «Las relaciones
prematrimoniales son perturbadoras y no aconsejables. (...). Cuando se dan cuenta de
que el amor erótico da poco de sí, este descubrimiento provocará en ambos,
primero desilusión y apatía, después aburrimiento y, tal vez, al final,
ruptura. Dirán -como es frecuente hoy día- que el amor se terminó y que hay que
buscar nuevos horizontes. Lo grave es que no se percatan de que el amor no
existió nunca. Fue suplantado por el mero erotismo. (...). Tendrán momentos de
euforia, que pasan como una llamarada que quema pero no construye, sólo deja
algunas cenizas tras de sí. (...). El amor no es como el hambre, que basta
comer para saciarla. (...). La relación sexual, en cambio, no satisface la
necesidad de crear una relación amorosa auténtica. Es insuficiente»(846). Uno de los psiquiatras
contemporáneos más célebres, Víctor Frankl, ha dicho: «Con el sexo, como con la
moneda, después de la inflación viene la devaluación. Después de la sexolatría
viene el hastío y las desviaciones sexuales. Con el sexo no se juega. Este
juego puede resultar catastrófico, porque el sexo puede llegar a ser
incontrolable. Puede convertirse en un gran tirano acosando al individuo y
emponzoñando todas sus relaciones humanas». El erotismo desenfrenado es
signo de civilización decadente. Si queremos que la juventud
ordene su conducta sexual, es necesario crear un ambiente socio-cultural que
haga esto posible. Una sociedad de índole permisiva que erotiza el ambiente
hasta provocar una especie de fijación casi obsesiva sobre lo sexual, no puede
luego sostener, sin incurrir en una contradicción manifiesta, una norma de
castidad prematrimonial. Se van difundiendo cada vez más
entre los adolescentes y jóvenes ciertas manifestaciones de tipo sexual que, de
suyo, disponen a la relación completa. Estas manifestaciones genitales son un
desorden moral porque se dan fuera de un contexto matrimonial. En una sociedad en la que la
juventud no es casta, y el matrimonio no guarda la fidelidad, se ha matado el
amor del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha
puesto en esta vida. El hombre es algo más que un animal. A los animales les
basta el instinto sexual, pero el hombre necesita además amor. Para saciar el
instinto, basta cualquiera. Por eso el perro va indistintamente con todas las
perras del barrio. Pero el amor exige exclusividad. De ahí el tormento de los
celos que no pueden permitir la intromisión de un tercero. No hay amor sin
celos dice Proust. El doctor en Psicología, Alfonso María Ruiz-Mateos, C.SS.R.
, en una conferencia que pronunció en Cádiz el 20 de diciembre de 1979, dijo:
«Los celos no siempre son patológicos. Son sencillamente prueba de amor». Donde
hay amor hay celos. La ausencia de celos se debe a una total confianza en la
otra persona, o a una total indiferencia por no amar a la otra persona. Aunque los celos excesivos son
contraproducentes, pues pueden provocar aquello que temen -porque el amor se
gana, no se impone a la fuerza; y la fidelidad es una exigencia del que ama, no
del amado-, sin embargo, los celos demuestran que el que ama necesita poseer al
amado en exclusividad. Esta misma exclusividad del amor, hace que la persona
amada sea insustituible. A una madre no se la consuela sustituyendo su hijo
muerto por otro doble perfecto. Incluso el chulo que explota a
una prostituta y no le importa que ella se acueste con todos por dinero, no
tolera que lo haga con otro por amor. El enamorado quiere el amor de la otra
persona en exclusiva, y para siempre. Quien cambia fácilmente de amor, lo que
tiene son caprichos sentimentales y sexuales, pero no amor. Como quien se
encapricha con un juguete y luego lo deja por otro. El amor es otra cosa. El
auténtico amor quiere ser eterno: «te querré siempre», «te querré hasta la
muerte» . De cara
al futuro Matrimonio
68,18. Para examinar tu amor en
orden a tu futuro matrimonio puede ayudarte el siguiente cuestionario: 1) Crees que nunca y por nadie
podrás sentir un amor más grande que el que ahora sientes? 2) Crees que la firmeza del
amor que ahora sientes no disminuirá con el tiempo según vayas conociendo más a
la persona amada, sino que, por el contrario, aumentará cada vez más según le
vayas conociendo mejor? 3) Te ilusiona hacer feliz a la persona que amas, o vas
al matrimonio buscando sólo tu propia felicidad? 4) Crees que aunque esa persona
sufra un accidente o enfermedad que la dejara afeada o lisiada, la seguirías
amando como ahora? 5) Te sientes con fuerza para
renunciar a tus gustos para hacerla feliz? 6) Aunque la belleza no es
necesaria para el amor, encuentras en la persona que amas algún encanto que te
llena de ilusión? 7) Aunque la sexualidad no sea
el factor más importante en el matrimonio, sientes atractivo por las
manifestaciones de amor de esta persona concreta (aunque comprendas que antes
del matrimonio tienes que dominarte), o lo que sientes por esta persona es
verdadera repugnancia? 8) Tenéis centros de interés
común, o vuestros gustos son diametralmente opuestos y os aburrís mutuamente
con las cosas que interesan al otro? 9) Sospechas que después de
casados necesitaréis de la presencia de otros amigos para no aburriros, o
esperas que no necesitaréis a nadie para encontraros plenamente a gusto? 10) Tienes la paciencia
suficiente para sobrellevar los posibles defectos de tu futuro cónyuge? 11) Puedes prever que el
matrimonio con esta persona te va a proporcionar obstáculos a tu labor
profesional, o de afición, que tanto te entusiasma? 12) Puedes confiar que el
matrimonio con esta persona no va a ser obstáculo para que vivas en gracia de
Dios, que es la suprema de las aspiraciones que debes tener? La rotundidad de tus respuestas
a estas doce preguntas te puede orientar cómo será tu amor en el matrimonio con
esa persona. Examina ahora las preguntas
siguientes que te orientarán sobre las probabilidades del éxito en tu
matrimonio con esa persona. Crees que si el matrimonio pasa
por una tribulación (pobreza, enfermedad, etc.) esta persona te ayudará a
llevarla con resignación cristiana? Encuentras en esa persona virtudes y
cualidades que te producen admiración y te animan a ser mejor? Tiene
enfermedades o vicios que te van a convertir en perpetua enfermera? Bebe mucho? Domina su genio? Tiene espíritu
de trabajo? Te gusta su educación? Es de tu nivel religioso? Armonizáis en
ideas, costumbres y gustos? Tiene modales o expresiones que atacan tus nervios?
Simpatizas con su familia? Simpatizan ellos contigo? Cuando tienes una
dificultad, te apetece comunicársela o prefieres ocultársela? Toleras sus faltas?
Las reconoce y muestra voluntad de corregirlas? Acepta sus equivocaciones, o se
empeña en salir siempre con la suya? Está siempre al acecho de cualquier
descuido tuyo para echártelo en cara? Comprende los males del prójimo, o
siempre saca a relucir los suyos propios? Leí en una revista, de una
encuesta juvenil: Los chicos nos gustan así: Educado, y no grosero. Simpático, pero no atrevido. Caballero, y no golfo. Elegante, pero no extravagante. Varonil, y no feminoide. Trabajador, y no gandul. Pero, sobre todo, muy
cristiano. Las chicas nos gustan así: Elegante, pero decente. Presumidilla, pero no
provocativa. Moderna, pero no libre. Dulce, pero no acaramelada. Femenina y delicada, no
facilona. Por favor, no me desilusiones! Te necesito para ser mejor En una encuesta realizada entre
un centenar de chicas, las cualidades de ellos más repetidas por las chicas
eran: Educado, atento, caballero, delicado, con personalidad, muy hombre, que
la proteja y la domine, que no sea un pelele; pero que tampoco sea grosero y
despótico. Y sobre todo que sea un buen cristiano. La Misma
Fe
68,19. Y por supuesto, que la
persona con la que te cases que sea católica. Los matrimonios mixtos son
desaconsejables . Se llaman matrimonios mixtos aquellos en que los dos son de
distinta religión. El ideal es que los dos sean de la misma religión. Que el
católico se case con católico, el protestante con protestante, y el mahometano
con mahometano, etc. La discrepancia en una cosa tan seria como son las ideas
religiosas, puede ocasionar conflictos muy graves de orden práctico. Además,
los hijos son los más perjudicados, pues, al darse cuenta de que sus padres no
están de acuerdo en la fe, es fácil que adopten un frío indiferentismo
religioso. El Papa Pablo VI, dijo el 31 de
mayo de 1970 sobre los matrimonios mixtos: «En realidad, son muchas las
dificultades inherentes a un matrimonio mixto. Por eso, la Iglesia, consciente
de su responsabilidad, desaconseja el contraer matrimonios mixtos». Y más
adelante, advierte que todo católico que desee contraer matrimonio mixto debe
pedir permiso a su Obispo. «Para obtener del Obispo la
dispensa del impedimento, la parte católica debe declararse dispuesta a alejar
de sí el peligro de perder la fe. Además tiene la obligación grave de formular
la promesa sincera de que hará todo lo posible para que toda la prole sea
bautizada y educada en la Iglesia Católica. De estas promesas, a las que está
obligada la parte católica, deberá ser informada, a su debido tiempo, la parte
no católica(847). Los Testigos de Jehová se
negarán a comprometerse a educar a los hijos en la religión católica, pues ésta
es su norma. Por eso no parece posible que sea lícito el matrimonio de un
católico con un Testigo de Jehová. El Islam prohíbe que una mujer
musulmana se case con un hombre no musulmán. 68,20. Los novios deben
tratarse íntimamente. Pero en este trato íntimo y con confianza no han de
permitirse ciertas confianzas ni intimidades. Es más, deben ser muy discretos
en permitirse ciertas manifestaciones amorosas, si no quieren manchar sus
relaciones de pecados. No puedes permitirle a tu cariño muchas cosas que él te
pide con fuerza. Es necesario que aprendas a llevar tu noviazgo con la
austeridad que exige el Evangelio. Es muy importante que te propongas
firmemente llevar tus relaciones prematrimoniales en gracia de Dios. Eso será atesorar bendiciones
del cielo para el matrimonio. En cambio, si siembras de pecados el camino del
matrimonio, cómo puedes esperar con confianza que Dios os bendiga después? En los muchísimos casos de
matrimonios desgraciados, con graves problemas, he tenido la curiosidad de
preguntar cómo les fue en el noviazgo. Hasta ahora ni un solo caso ha
desmentido esta ley inexorable: fueron noviazgos con grandes descuidos morales
y con enormes lagunas en su preparación. Que tus relaciones sean
cariñosas, pero castas . Que tus manifestaciones de cariño sean limpias. Todas las condescendencias que
tengáis en el noviazgo con la pasión impura, han de redundar, tarde o temprano,
en perjuicio de vuestra verdadera y perdurable felicidad. Cuando unos novios se han
revolcado en el cieno de la lujuria, viven un amor sucio, envilecido, que
después les amarga. En cambio, unos novios que han luchado por vencerse y
mantener unas relaciones puras, tienen una ilusión, una felicidad y un amor
muchísimo mayores. La experiencia de la vida confirma esto continuamente. Todos los esfuerzos que hayan
realizado -solos o en común- para respetar las exigencias de la castidad antes
del matrimonio, les ayudarán poderosamente a respetar más tarde todas las
exigencias de la castidad en el matrimonio. Se cosecha lo que se sembró. Todo
esfuerzo en este punto tendrá un día su recompensa . «He visto a menudo novios que
estaban muy a gusto el uno junto al otro, se abrazaban largamente y a cada
instante..., y en el momento de su matrimonio estaban ya cansados. Nosotros nos
acariciamos de vez en cuando, y muchas veces nos cogemos simplemente de la
mano. Tal vez alguien nos crea tontos, pero yo creo que así somos más felices.
Todo es fresco entre nosotros. Nada está enmohecido. Nuestra
posibilidad de felicidad no está embotada, ni lo estará jamás... Estoy seguro que el respeto es
el guardián de la felicidad de los esposos. No gusta lo que no se ha deseado
durante mucho tiempo... Los hogares duran en proporción inversa a las
concesiones pasionales que los precedieron. Cualquier cosa que se usa sin
medida y sin control acaba hartando»(848). En el noviazgo todo se ve con
luz alegre y radiante, y es necesario saber que el Sol todos los días se pone
tras las montañas. La vida del matrimonio no es lo mismo que la del noviazgo,
ni el noviazgo puede ser lo mismo que el matrimonio. Por eso debes tener mucha
cautela en tus manifestaciones de amor. Los novios todavía no son esposos.
Muchas cosas que entre esposos son perfectamente lícitas, entre novios son un
pecado o por lo menos un peligro de pecar. Las manifestaciones de cariño deben
evitar una excitación sexual. La excitación tiende a la
satisfacción completa. Es muy difícil que los novios que no son prudentes en sus
manifestaciones de amor, permanezcan en el límite de las intimidades lícitas.
Una caricia lleva a otra mayor; y es preferible renunciar a la lícita antes que
arriesgarse a caer en la que es pecado. Para que las caricias sean ciertamente
inofensivas, conténtate con que sean breves, delicadas y «tan sólo de los
hombros para arriba, bajando sólo por el brazo». Los novios, como todos los
demás solteros, pecan gravemente si con sus mutuas caricias se provocan
voluntariamente un deleite carnal; o se ponen, voluntariamente y sin necesidad,
en peligro próximo de provocarlo. Y en las excitaciones sexuales involuntarias,
tienen obligación de resistirlas y no consentir en ellas. El amor es
insaciable; siempre pide más. A veces, las barreras morales le cortan el camino,
pero él quiere saltar por encima de todo. Por eso hace falta que la razón
controle el amor para mantenerle en la línea de la moralidad. Los novios todavía no están
casados. Su amor les lleva al deseo de la entrega total, pero todavía no tienen
ese derecho. Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica: «Los novios están
llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un
descubrimiento del mutuo respeto y un aprendizaje de la fidelidad. Reservarán para el matrimonio
las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse
mutuamente a crecer en la castidad». Esto se consigue con la ayuda de
Jesucristo. Sin la gracia de Dios es imposible. De ahí la necesidad de una vida
sacramental durante el noviazgo. Te recomiendo que estéis
siempre en sitios bien visibles. Nada de sitios solitarios y oscuros. La
oscuridad y la soledad son peligrosas. Una de las mejores defensas
morales para el comportamiento de los novios son unos ojos ajenos que los estén
mirando. El comportamiento de los novios debe ser tal que en todo momento
puedan ser observados por sus padres. La castidad, aunque a veces es
difícil y exigente, es no obstante posible en el noviazgo; pero con ciertas
condiciones. Quien quiera conservarla es preciso que pague su precio. Los que
no tengan voluntad para hacer los esfuerzos que se necesitan, para echar mano
de las fuerzas sobrenaturales mediante la oración y los sacramentos, que no se
extrañen de su fracaso y de sus caídas. La experiencia, a Dios gracias, atestigua
que muchos novios cristianos han vivido y viven un noviazgo casto. Por otra parte, si ella fue
para él una «mujer fácil» no será raro que, después de casados, a él le
atormenten los celos de que también lo pueda ser para otros. Una mujer así no
ofrece garantías de fidelidad matrimonial. Desgraciado el hombre que se casa
con una mujer lujuriosa. Tendrá dudas horribles sobre si los hijos de su mujer
son de él o son de otro hombre. Conozco casos dramáticos. Además, esas concesiones a la
lujuria seguro que os dejan asqueados. Os sentiríais mucho más felices
si vuestro amor os uniera con Cristo en la comunión, que no rebajados en la
degradación del pecado. Sé de novios que tuvieron una época de pasión
desenfrenada, y que cuando luego orientaron su vida por un camino de rectitud y
pureza, me confesaron que este segundo modo de amar les hacía mucho más
felices. Algunos chicos les dicen a las
chicas que ellos prefieren a las que ya lo han probado todo. Pero eso es un
truco para lograr de ellas más fácilmente lo que quieren sacar, y luego
abandonarlas con la misma facilidad, de quien tira un trapo viejo. Es lógico!
Un chico sensato no se casa con una chica que el día de mañana puede salirle
rana. Si no ha respetado su pureza de soltera, qué garantías tiene de que no
resultará adúltera después de casada? Algunas chicas quieren retener
a un chico haciendo concesiones ilícitas. Pero cuando no hay amor, esto puede
retrasar la ruptura, no la evita. Y si la ruptura ha de llegar, es mejor que
ocurra antes de la boda. A la mujer, ordinariamente, no
le interesa el sexo si no va precedido del amor y la ternura. El hombre es más
impulsivo y pasional, y puede separar el sexo del amor. Las mujeres tienen una gran
fuerza natural para amar, pero por su extraordinaria sensibilidad se dejan
influir mucho por las impresiones exteriores, y están por lo tanto, expuestas a
grandes trastornos en su vida afectiva. Deben estar muy vigilantes para dominar
su afectividad. Y mira, esos chicos y chicas
que durante su noviazgo faltaron gravemente a la pureza, están acumulando, sin
pretenderlo, una gran cantidad de sufrimientos. Por lo menos sospecharán el uno
del otro constantemente. Siempre recuerdan sus caídas anteriores. Sospechan que
su cónyuge pueda caer de nuevo; y eso es natural. Porque si alguien no respeta
la ley de Dios antes del matrimonio, qué garantía ofrece de que la respetará
después de casado? Si hoy cedes a la tentación, tu marido podrá algún día
dudar, con razón, de tu fidelidad. En cambio, si ahora eres intransigente,
cuando le asalte la duda pensará: «imposible, si yo no logré nada de novio!» Y te advierto una cosa: de
todas las faltas contra la pureza que cometáis en vuestro noviazgo, la culpable
eres tú. Que el chico tenga momentos en que pierda la cabeza y quiera de ti lo
que no debe, es natural. Pero si tú no quieres, no pasará nada. Y en estas
ocasiones tú eres mucho más serena. Debes por lo tanto imponerte. Y no creas
que por eso vas a perderle. Aunque él se enfade, la cosa será pasajera. Si te
quiere, volverá a ti. Y si no vuelve, es que no te quería a ti, sino que quería
usar de ti para saciar sus apetitos. Y quien te rebaja de esta manera, es
indigno de ti. Ése, más vale que se vaya. Si te casaras con él, no serías la
reina, sino la esclava. Y antes de ser esclava, más vale quedarse libre. El quedarse soltera no tiene
por qué ser una desgracia; y un matrimonio fracasado, sí lo es. Y de la peor
especie. La mujer soltera sólo es desgraciada cuando no sabe llenar su vida con
un ideal de servicio al prójimo, que la haga sentirse realizada. La que logra
hacerlo puede ser más feliz que una casada. Oye, además, lo que severamente
dice Jesucristo: Si tu ojo, tu mano o tu pie,
son causa de escándalo, es decir, de pecado, arrójalos lejos de ti, porque más
te vale entrar con un ojo, una mano o con un pie en el cielo que con los dos
ojos, las dos manos o los dos pies, ser arrojada al infierno. Aplícalo a tu
caso actual de relaciones: más vale entrar sin novio en el reino de los cielos,
que con novio, ser arrojada al infierno. Que nunca, ante tu conciencia,
te avergüences de tus relaciones prematrimoniales. Sé una novia digna, limpia y
pura. No olvides, que tu novio, es
únicamente un novio, que puede no llegar a ser tu marido. Ámalo, sí con ilusión
y cariño; pero sin mancharte. Cuanto más cristiana y delicada
seas en tus relaciones, más feliz serás el día de tu boda, más bella aparecerás
ese día ante Dios y ante él...! No transijas. Pura hasta el altar! Defiende con entereza tu
castidad, y haz de tus amores la más bella e ilusionada historia que un día
puedas ofrecerles a tus hijos, sin tener nada que ocultarles, ni nada de qué
avergonzarte. Que tus hijas, al contarles tus amores, puedan decirte con
orgullo y envidia: «Qué hermoso es el amor así! Nosotras también queremos ser
unas novias tan buenas y puras como tú...»! Tendrás valor para decirles que
sean puras, si tú no lo fuiste? Piensa también en tus futuros
hijos. Ellos, no es fácil que sepan cómo se desarrollaron las relaciones de sus
padres, pero sí que te verán a ti, su madre, con tus defectos y virtudes. Y
éstas no se improvisan. Si fuiste una novia intachable,
serás sin duda alguna una madre ejemplar. Piensa en el consuelo inmenso
que tendrás, si algún día tu hijo te dice que su mayor ilusión es encontrar una
novia que sea como tú eres. No olvides que el encanto de la
mujer, le viene de ser pura cuando es joven, y de ser madre cuando es mayor. Las dos cosas se han reunido en
María. Ella, Virgen y Madre. Ella, Inmaculada. Legiones de jóvenes, puestos
sus ojos en María, han conservado íntegro el tesoro de su pureza. Admirable y encantador el
ejemplo de Santa María Goretti, que se deja matar antes de perder la castidad.
Y gracias a Dios las goretis son muchas. Recuerda a Josefina Vilaseca y otras
muchas en España, menos conocidas pero no menos heroicas. La
Liberación Sexual
68,21. Hoy se habla mucho de la
liberación del sexo; pero de hecho estamos sufriendo una manipulación del sexo
para negocio de los pornócratas que explotan el instinto sexual trivializando
una de las potencialidades más serias que tiene el hombre: la procreación de un
hijo. El placer no es un fin en sí
mismo... La pornografía puede convertirse en un atentado permanente contra el
derecho que cada uno tiene a que se respete debidamente el pudor con que desea
envolver las manifestaciones de la sexualidad. Lejos de ser ridículo, el pudor
es una cualidad que pretende comunicar al cuerpo humano la posibilidad de
transparentar el espíritu que habita en su interior... De aquí que imponer unos
límites a la pornografía sea algo a todas luces razonable e incluso necesario.
No como una concesión a la ñoñez, sino como un afirmación de un sentido que
tenemos derecho a conservar en favor de la sexualidad humana. La pornografía es
una falta grave. Las autoridades civiles deben
impedir la producción y la distribución de material pornográfico. El Vaticano alerta sobre el
aumento de sexo y violencia en los medios de comunicación. El Consejo
Pontificio para las Comunicaciones Sociales ha publicado un documento donde se
dice, entre otras cosas: «Los medios de comunicación
social han tenido y continúan teniendo un importante papel en cada proceso de
transformación individual y social (n 1). Si bien es cierto que estos medios
-como afirma el Concilio Vaticano II- prestan grandes servicios al género
humano, lo es igualmente que pueden ser utilizados contra los designios del
Creador y convertirlos en instrumentos del mal (n 4). Uno de los fenómenos alarmantes
de estos años ha sido la creciente difusión de la pornografía y la
generalización de la violencia en los medios de comunicación social. Libros y
revistas, cine y teatro, televisión y videocasetes, espacios publicitarios y
las propias telecomunicaciones, muestran frecuentemente comportamientos
violentos o de sexualidad permisiva que casi llegan al umbral de la
pornografía, y que son moralmente inaceptables (n 5). Es evidente que uno de
los efectos de la pornografía es el pecado. La participación voluntaria en la
producción y en la difusión de estos productos nocivos ha de ser considerada
como un serio mal moral. Además, esta producción y difusión, no podría tener
lugar si no existiera una demanda. Así, pues, quienes hacen uso de estos
productos no sólo se perjudican a sí mismos, sino que también contribuyen a la
producción de un comercio nefasto (n 11). También la llamada pornografía blanda
puede paralizar progresivamente la sensibilidad, ahogando gradualmente el
sentido moral de los individuos hasta el punto de hacerles moral y
personalmente indiferentes a los derechos y a la dignidad de los demás. La
pornografía, como la droga, puede crear dependencia y empujar a la búsqueda de
un material cada vez más excitante y perverso. La probabilidad de adoptar
comportamientos antisociales crecerá en la medida en que se vaya dando este
proceso (n 14). Uno de los motivos básicos de la difusión de la pornografía y
de la violencia sádica en el ámbito de los medios de comunicación, parece ser
la propagación de una moral permisiva, basada en la búsqueda de la satisfacción
individual a todo coste. Un nihilismo moral acaba haciendo del placer la sola
felicidad accesible a la persona humana (n 19). La propagación de la
pornografía y de la violencia a través de los medios de comunicación social es
una ofensa a los individuos y a la sociedad, y plantea un problema urgente que
exige respuestas realistas por parte de las personas y los grupos. El legítimo
derecho a la libertad de expresión y al intercambio libre de información ha de
ser protegido, pero al mismo tiempo hay que salvaguardar el derecho de los
individuos, de las familias y de la sociedad, a la vida privada, a la decencia
pública y a la protección de los valores esenciales de la vida (n 21). La
educación a la vida familiar y a la inserción responsable en la vida social
exige la formación a la castidad y a la autodisciplina. La pornografía y la
violencia generalizada tienden a ofuscar la imagen divina en cada persona
humana, debilitan el matrimonio y la vida familiar, y dañan gravemente a los
individuos y a la sociedad (n 29) ». Los pornócratas, que hacen
negocio con la explotación de la pornografía, lanzan al aire, por los medios de
comunicación, que «hasta ahora no se ha interpretado científicamente la
importancia del sexo, que por fin han cesado los prejuicios creados a lo largo
de siglos de represión sexual, que cualquier forma de expresar el amor
físicamente es válida, que esto debe considerarse normal entre personas que se
aman, y que el sentimiento de culpabilidad es causado por prejuicios morales y
religiosos». En todo esto hay mucha falsedad. Es ridículo decir que hasta hoy
no hemos descubierto el sexo. La religión y la moral no reprimen el sexo, lo
dominan, que no es lo mismo. Reprimir tiene un sentido peyorativo; dominar, no.
El sexo hay que dominarlo. En la vida no podemos hacer todo lo que nos apetece. Hacemos lo que hay que hacer, y
cuando hay que hacerlo. Tienes que trabajar, madrugar, etc., aunque no te
apetezca. Y otras veces no puedes hacer lo que te apetece. El apetito no es la
suprema norma de conducta. A nuestro instinto sexual le apetecen muchas cosas
que no podemos hacer. El apetito hay que subordinarlo a un orden superior. No
se trata de poner al apetito sexual una camisa de fuerza, sino de encauzar el
apetito sexual para que cumpla la finalidad querida por Dios. Las cosas
encauzadas son útiles, desbordadas son catastróficas. El agua encauzada sirve para el
riego y la energía eléctrica. Pero si se desborda lo arrasa todo y tenemos una
catástrofe. Lo mismo el instinto sexual. Encauzado es fuente de vida y de amor,
pero si se desborda esclaviza al hombre, lo animaliza y lo lleva a las
perversiones sexuales más monstruosas. El hombre que sólo ansía sensaciones
placenteras, para colmar su ansia de satisfacciones, se convierte en un obseso
de acumular placeres de forma egoísta . Influenciados por el ambiente
erotizado que nos rodea, la juventud ha hecho de la sexualidad un juego . Esto
es gravísimo. Al desvincular la sexualidad de un auténtico amor, se la
despersonaliza y se la rebaja al plano puramente animal. El que los dos estén
de acuerdo en el juego, no cambia la tragedia. La animalización del sexo
produce en la persona humana, vacío, hastío, saturación, aburrimiento,
desencanto. La experiencia sexual se repite
incesantemente hasta la frustración total. De aquí el buscar nuevos
estímulos en las perversiones sexuales, anormales, que van en aumento en las
naciones de mayor libertad sexual, como confirman las estadísticas . El sexo causa adicción lo mismo
que las drogas. Así pudimos comprobarlo en el espacio de TELE-5, «La vida
alrededor» el lunes 17 de octubre de 1994 entre 4 y 4:30 de la tarde: Pablo
acudió a una dinámica en Palma de Mallorca para desintoxicarse de su
sexo-adicción. También salió en pantalla Elena
que hizo el acto sexual con más de tres mil hombres, y nunca por dinero. La
doctora Olga Jiménez, sexóloga, habló de la relación entre las adicciones al
sexo, drogas y alcohol. También trató de la
sexo-adicción, como una enfermedad que anula la voluntad, la doctora Elena
Ochoa en el programa «Luz Roja» el 20 de octubre de 1994 a las 11:30 de la
noche. La sexualidad desbordada es
insaciable : cada vez quiere más, cada vez quiere experimentar cosas nuevas,
hasta llegar a las aberraciones más indignantes; como aquella casa de
prostitución donde hay niñas de siete años, a disposición de los clientes que
las prefieren tiernecitas. En Alemania Federal se cometen cada año cien mil
abusos sexuales contra niños. En la XVI Conferencia de
Ministros de Justicia del Consejo de Europa celebrado en Lisboa en junio de
1988, se habló de los abusos sexuales con niños en «Jardines de Infancia» y que
la prostitución infantil forma parte del decorado turístico de algunas ciudades
como Río de Janeiro, Dakar, Estambul, etc. El 6 de Marzo de 1996, a las
12:15 de la noche pudimos ver por la Primera Cadena de Televisión Española un
programa sobre la prostitución infantil en Manila. Y en Septiembre de este
mismo año, todos los medios de comunicación informaron del Congreso de
Estocolmo sobre prostitución infantil, pues ha llegado a ser un problema
internacional. La oleada de pornografía está
convirtiendo a muchos en auténticos maníacos sexuales, ávidos de toda clase de
anormalidades y perversiones sexuales. En Agosto de 1996 fue condenado
en Bélgica Marc Dutroux como organizador de una red de prostitución infantil . No es raro que los periódicos
nos hablen de niñas de nueve y diez años violadas por maníacos sexuales y luego
asesinadas . España entera se conmocionó
ante el asesinato, después de violarlas, de tres adolescentes de Alcácer
(Valencia). Pero no fueron las únicas. Antes las precedieron: Sonia en
Plasencia, Laura en Burgos, Olga en Villalón, Ana en Huelva, Leticia en Viana,
Mari Carmen en Villalba, etc. En cinco años fueron violadas y asesinadas doce
adolescentes . Esto es horrible; pero es la
consecuencia de la campaña de libertinaje sexual, patrocinada por el gobierno
socialista, con una televisión indecente y unos folletos repartidos en las
escuelas públicas enseñando a gozar del sexo. Estamos haciendo maníacos
sexuales. No nos extrañemos de sus tristes consecuencias. Esta degradación del hombre
animalizando el sexo está dando lugar a auténticos psicópatas sexuales,
pensando siempre en el sexo, buscando continuamente mayores y nuevas
sensaciones, dedicados a las prácticas sexuales más sofisticadas y a las
perversiones sexuales más degradantes. En la habitación 541 del hotel
Miguel Angel de Madrid, David B. Noyes , cortó los pechos, que tiró al W.C., a
una prostituta llamada Rufina Sanz. Luego la rajó de la vagina al ombligo, y
después tiró el cuerpo por la ventana. Un auténtico Barba Azul se
llevaba a su casa a las chicas que encontraba en bares y discotecas, y allí las
violaba, asesinaba y luego descuartizaba. La policía encontró en su frigorífico
trozos de cuerpos humanos. Ahora está de moda hablar de la
liberación sexual de la mujer; pero por desgracia el resultado es que se la
envilece, se la degrada y se la instrumentaliza poniéndola al servicio de
hombres irresponsables que la engañan y seducen. Los casos de violaciones van
en aumento. En Estados Unidos se comete una violación por minuto. Y las
violaciones no suelen realizarse por psicópatas sexuales. La mayoría, las
realizan hombres jóvenes que mantienen relaciones sexuales en otro lado. Casi la mitad de las
violaciones son cometidas por alguien que conoce a la mujer, al menos de vista. Pero no todas las violaciones
son a base de fuerza física. También se viola engañándola, prometiéndole mil
cosas, y cuando queda embarazada, el otro se quita de en medio. Y esto es la
liberación de la mujer? Todo lo contrario! Es su degradación. Muchas chicas ceden su
virginidad por amor a un chico, y después se quedan defraudadas, vacías,
desilusionadas, y quizás hasta con un trauma de asco para la vida sexual. La moral sexual católica es la
que libera a la mujer de la instrumentalización del hombre y la dignifica,
exigiendo para ella el máximo respeto. La Iglesia quiere que el acto
sexual vaya unido al amor no a la violencia. Por eso una mujer que está en
peligro de ser violada puede, en defensa propia, usar medios anticonceptivos no
abortivos. Manteniendo firme su voluntad
de no consentir en el acto que se le impone violentamente. Es la opinión
generalizada entre los moralistas, y así respondieron, al ser interrogados,
tres eminentes moralistas romanos como son: Palazzini, Hürth y Lambruschini.
Por eso la Iglesia permitió tomar la píldora a unas monjas que estaban en
peligro de ser violadas cuando la revuelta de Lumumba en el Zaire y la
desaparición de Yugoslavia. La
Soltería
Dos palabras a la MUJER QUE SE
HA QUEDADO SOLTERA: La soltería en la mujer es una
vocación de Dios. No siempre porque ella lo elija, sino porque ha sido elegida
para ello por Dios, pues Él ha dispuesto que nazcan muchas más mujeres que
hombres. Señal de que Dios elige a
muchas mujeres para la soltería. Lo primero que debe hacer una
mujer soltera es considerar su estado como una vocación de Dios, y por lo tanto
no considerarse fracasada, sino aceptar su estado con naturalidad. Buscar una
ocupación que sea útil a los demás para sentirse realizada en su vida. Dios
tiene una misión para ella. Hay que descubrirla y cumplirla. Cumplir la
voluntad de Dios nos hace más felices en esta vida, y además en la eterna. Hay otro tema del que quiero
decir algo. Es frecuente la crisis de
soledad en madres de treinta o cuarenta años cuando los hijos se han emancipado
y a ellas les sobra mucho tiempo. Podría ser el momento de
reincorporarse al mundo del trabajo o de los estudios. Incluso buscar alguna
ocupación constructiva que la haga sentirse útil. Dedicarse a obras de caridad o apostolado,
etc. Lo que sería un disparate es buscar actividades compensatorias en la
ludopatía del bingo, alcohol, vídeos inconvenientes, etc. El Baile
68,22. Otro de los grandes
peligros de pecar contra este mandamiento, es el baile. La satisfacción sexual buscada
directamente fuera del matrimonio, es pecado grave. Y esto es lo que buscan
muchos en el abrazo del baile. Lo que quieren es tener una
mujer en sus brazos. Y el baile les proporciona una ocasión estupenda de poder
apretarla contra su cuerpo. El baile moderno suelto puede
ser más pasable, si se evitan los movimientos sensuales. Por eso nuestros
bailes regionales, como la jota, la sardana, el zortzico, la muñeira, etc., no
tienen reparo moral alguno, y sería estupendo que se generalizaran mucho más.
Pero esos bailes de parejas abrazadas, tal como se baila hoy día, en los que un
chico y una chica ponen en contacto sus cuerpos de arriba-abajo, pegados como
lapas, son, por lo menos, un peligro de sentir deseos voluptuosos para todo
muchacho normal. Y este peligro hay que evitarlo si no hay causa proporcionada
que lo justifique. Claro que hay modos y modos de bailar. No todos bailan con
igual mala intención. Pero lo mejor es no bailar apretados: «que circule aire
entre los dos». Bailar en sí no sería malo, pero lo hacen malo las
circunstancias. Cuántos pecados de pensamiento, de deseo y de obra, antes,
durante y después del baile! . Por eso, aunque teóricamente se pueda bailar sin
pecar, en la práctica, este baile de parejas pegadas, tal como se baila hoy
día, es un semillero de pecados. Y aunque no siempre se peque gravemente, no
será ponerse en peligro de pecar? Es una ingenuidad defender el baile como si
fuera una diversión angelical e inocente. Todos sabemos que lo que los hombres
buscan en el baile es, sobre todo, el contacto de los cuerpos. Y esto no es el
medio más seguro para conservar la pureza, a la que estamos obligados por
precepto de Jesucristo, y que tanto trabajo cuesta por la rebeldía de la
concupiscencia. Una vez oí una cosa que me hizo
gracia, y por eso la pongo aquí. Era sobre la moralidad del baile: «Depende de la intención del
sujeto. También de la intención de la
sujeta. Pero sobre todo de lo que el
sujeto sujete a la sujeta». No seas fácil en bailar. Piensa
en el modo de mantenerte firme en tu propósito de evitarlo. Por qué hemos de
andar siempre por el límite del pecado? Andar por el borde de un precipicio es
muy peligroso. Además, es un cristianismo
raquítico el que sólo se detiene ante el pecado. Sepamos renunciar a aquellas
cosas que nos gustarían mucho, que incluso nos serían lícitas, pero con las que
damos mal ejemplo. Es evidente que muchos pecan gravemente en el baile. No
contribuyas, con tu cooperación, a que otros pequen. El Cardenal de Madrid, D.
Vicente Enrique Tarancón dice: «Los bailes modernos son peligrosos por sí
mismos. Llevan en sí mismos un germen de desorden y un peligro de pecado. La
Teología no los puede admitir en principio. La Teología los ha de rechazar y ha
de suponer su inmoralidad mientras no se demuestre lo contrario. Los distintos
matices que tienen las diversas clases de estos bailes no alteran su
naturaleza. Unos serán abiertamente escandalosos. Pero todos son esencialmente
peligrosos... Si admitimos que estos bailes modernos son peligrosos por sí mismos,
porque encierran ocasión más o menos próxima de pecado, nuestra postura ante
ellos ha de ser necesariamente prohibitiva. Y en los casos concretos, se
tratará tan sólo de saber si se dan las razones y las circunstancias que la
moral exige para que uno pueda ponerse en peligro de pecado...Lo más grave, a
mi juicio, es que al baile moderno se le ha dado carta de naturaleza y casi de
obligatoriedad en nuestra sociedad que quiere llamarse cristiana... Se impone,
por lo tanto, una reacción fuerte contra este criterio erróneo tan común entre
católicos. El baile moderno es un mal. Para autorizarlo se habrán de
pesar las razones que justifican la permisión de un mal. En principio, una
sociedad cristiana, no puede aceptarlo como un medio normal de diversión. La
Teología lo condena por el desorden que lleva en sí mismo»(849). Dice el célebre moralista
Häring: «Son deshonestos, y por lo mismo ilícitos para todos, aquellos bailes
que por la manera de abrazarse, por los contactos que permiten, y por las
músicas que los acompañan, despiertan generalmente la sensualidad. Además, la
persona que sabe por experiencia que ciertos bailes, le causan tentaciones y
movimientos malos, tiene que evitarlos»(850). La
Masturbación
68,23. El vicio solitario
(masturbación) consiste en abusar del propio cuerpo excitando los órganos
genitales para procurarse voluntariamente el placer hasta el orgasmo. A veces,
se comienza por mera curiosidad; pero si no se corrige esta inclinación se
convierte en un vicio obsesivo que esclaviza a la persona y le desinteresa por
todo lo demás: como le pasa al drogadicto. La masturbación puede llegar a
ser algo obsesivo en la persona. Hace del placer sexual algo egoísta, cuando
Dios lo ha hecho para ser compartido dentro del matrimonio. Conozco casos de
matrimonios fracasados porque uno de los dos, esclavizado por la masturbación,
se negaba a las naturales expresiones de amor dentro del matrimonio. Quien se deja esclavizar del
vicio de la masturbación puede arruinar la armonía sexual de su matrimonio. Una
mujer joven se quejaba en la consulta de un médico de que su marido tenía con
ella muy pocas relaciones sexuales. Él reconoció, delante de ella, que prefería
masturbarse . Quien tiene la desgracia de
verse esclavizado de esta mala costumbre debe poner el mayor esfuerzo en
corregirse cuanto antes. Este vicio encadena fuertemente, cada vez es más
difícil desligarse de él, y cuando tiene esclavizada a una persona, la
envilece, la embrutece, anula su voluntad, destroza su carácter, perturba el
desarrollo de su personalidad, debilita la fe, produce desequilibrio nervioso,
hace egoístas e incapacita para amar a otra persona. No se puede abusar del
organismo. La naturaleza pasa después la factura. El cuerpo humano tiene sus
límites. No se pueden gastar las energías destinadas al desarrollo integral de
la persona humana. Incluso para Freud «el
masturbador incurre en riesgo de bloquear el desarrollo y maduración de su
psicoafectividad»(851). «La práctica habitual de la
masturbación conduce a graves desequilibrios nerviosos»(852). Todos los médicos están de
acuerdo que cuando la masturbación es frecuente, conduce a la neurastenia(853). Y cuando la masturbación es un
vicio esclaviza como todos los vicios. «Cuando la masturbación se
convierte en hábito, debe ser calificada como falta de madurez. (...) Cuando la
masturbación presenta síntomas de psicosis y neurosis, debe buscarse la ayuda
de un profesional que la someta a un tratamiento adecuado. (...) Las fuentes
que dan pábulo a la fantasía -lecturas, televisión, cine- han de considerarse
como la base de muchas acciones que no deberían haber tenido lugar, si no
hubiesen sido estimuladas». Hay maníacos sexuales que
buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen, como los drogadictos, en
el círculo de una insaciable repetición, con el fin de superar en cada nuevo
intento, las incesantes frustraciones. «La masturbación hecha
costumbre da por lo general seres psíquicamente replegados sobre sí mismos,
especialmente incapaces de elevarse a un auténtico amor sexual»(854). El vicio de la masturbación es
causa de muchos fracasos en los estudios y en el deporte. Esto lo saben muy
bien los estudiantes y los deportistas. Cuando un ser humano se habitúa
a satisfacer un instinto en una forma determinada, puede llegar a perder, a
través de un mecanismo psicológico, el deseo o la atracción por todas las demás
formas. El hábito de saciar el hambre
sexual de una forma anormal y viciosa, puede llegar a provocar la repelencia
por el acto natural, con lo cual el masturbador entra de lleno en el campo de
la incapacidad sexual psicológica. El vicio de la masturbación
lleva a la eyaculación precoz en el matrimonio, que impide acomodarse al ritmo
de la mujer que es más lenta, y es causa de graves problemas en la armonía
sexual matrimonial. Los médicos americanos que
habían tratado a muchachas que se masturbaban, descubrieron que después de
casarse resultaban esposas frígidas. Dice el Dr. Luis Riesgo: «No es
inteligente considerar la masturbación como algo natural, pues causa una serie
de trastornos en el adolescente. No sólo en el campo religioso, sino en el
afectivo, psicológico, intelectual, etc., donde se hacen sentir sus malos
efectos. (...) El que en plena adolescencia el joven sienta fuertemente el
impulso sexual, tiene un profundo valor educativo. (...). Más tarde en su vida
conyugal, muchas veces tendrá que dominar sus inclinaciones»(855). Estas partes del cuerpo deben
respetarse con delicadeza, y sólo tocarlas por necesidad, limpieza, higiene,
etc. Pero nunca tocar estos órganos sólo por gusto. Con eso no se juega. Éste es un pecado degradante,
repugnante, inconcebible en una persona delicada. Sin embargo, si después te da
vergüenza confesarlo, entonces la desgracia es doble e irreparable. Si tuviste
la desgracia de la caída, no permitas la de la vergüenza de confesarlo. Acude a
un sacerdote y ábrele tu conciencia para que te perdone y te ayude a salir de
tan triste estado. Ten confianza. Tienes remedio. Muchos empezaron esta mala
costumbre sin conocer su importancia. Bien porque lo descubrieron de un modo
casual, bien porque fueron enseñados por otra persona que intencionadamente
quitó importancia al asunto. Pero la masturbación es un
vicio que puede esclavizar fuertemente y transformar el carácter de la persona,
y hasta su ideología religiosa. La masturbación puede llevar a
perder la fe. Muchas incredulidades han empezado en la masturbación. El joven
siente inclinación a masturbarse, oye que la Iglesia lo prohíbe, y siente la
tentación de dejar la Iglesia que le prohíbe lo que le gusta hacer, y quizás le
cuesta trabajo evitar. Dice José Antonio Sayés:«Pero,
por otro lado, no podemos olvidar que la masturbación no contribuye a la
superación del problema sexual o de la tensión de un momento dado. Conduce, por
sí misma, a la larga, a una erotización mayor y a una obsesión creciente, de
modo que a la larga el problema no se soluciona. El sexo, no lo olvidemos,
(Chauchard no se cansa de repetirlo) está sobre todo en la cabeza. Tiene una
capacidad obsesionante tal, que la solución del problema sólo se logra cuando
el hombre consigue entregar su pensamiento a tareas que le ilusionen. La
solución al problema del sexo, y a una obsesión excesiva, sólo se encuentra de
modo indirecto, cuando el hombre consigue centrar su pensamiento en algo que le
ilusiona. He sido testigo de cómo muchachos que se han entregado con ilusión a
una ocupación deportiva, incluso en presencia de chicas, o a otro tipo de
ocupación, no tenían problema alguno sexual; mientras éste surgía siempre que
se dejaban llevar por el ocio». Es fácil que quienes han
contraído el hábito de la masturbación experimenten un fuerte sentimiento de
culpabilidad capaz de destruir todo estímulo de vida y de producir un
permanente complejo de inferioridad. El único tratamiento pastoralmente eficaz
es el de procurar abrir horizontes hacia expresiones plenas de la afectividad y
hacia tareas culturales, profesionales, sociales y religiosas, que den sentido
a sus vidas . La gravedad de cada acto
masturbatorio no siempre es fácil determinarla pues depende de muchas
circunstancias y pueden darse atenuantes de la responsabilidad. Sin embargo se
debe poner un serio empeño en evitarlo por el peligro de caer en la esclavitud
del hábito. Dice Robinson: «Los trastornos
afectivos y algunas situaciones neuróticas provocan frecuentemente
manifestaciones de autoerotismo, que alcanza, a veces, un carácter convulsivo
claramente psicopático... Está comprobado que la
masturbación ejerce siempre una mala influencia, sobre todo en la psicología
juvenil. Debilita la fuerza de voluntad, la confianza en sí mismo, y perturba
el desarrollo de la personalidad. Crea melancólicos e introvertidos y, en el
fondo, egoístas. La masturbación es una satisfacción sexual egoísta, que marca
a la persona y la incapacita para el verdadero amor. La masturbación es, muchas
veces, un recurso barato y triste; una compensación, un consuelillo de segunda
clase por algún otro éxito de cualquier otro tipo que no hemos sido capaces de
conseguir. Con todo, no todos los actos
masturbatorios son de la misma gravedad. Cuando un joven tiene interés
en corregirse y pone los medios que tiene a su alcance aunque tenga caídas,
éstas pueden tener atenuantes a su culpabilidad. Siempre se puede acudir a Dios
pidiéndole ayuda, pues Él nunca abandona a los que acuden a Él, pidiéndole
ayuda para algo bueno y conveniente. Y como dice San Pablo: «Todo lo puedo en
Aquel que me conforta». En la adolescencia, la
masturbación puede aparecer como algo pasajero. Como eso de los granos. Pero si es repetitivo, puede
degenerar en hábito; y esto es grave. Lo lógico es que deje un sentimiento de
culpa. Sin duda es mejor dominarse que dejarse vencer. Dominarse es señal de
adultez. La victoria es señal de madurez. La caída es señal de debilidad; por
eso deja sentimiento de culpa. En la edad madura, la
masturbación puede ser síntoma de algo más serio, sobre todo si es persistente.
Puede indicar un estado de adolescencia mental, o alguna otra deficiencia
psíquica. Se encuentra, desde luego, en muchos tipos de demencia senil y en el
alcoholismo. En general puede aparecer en todos los estados mentales, en los
que se dé una descohesión de la personalidad que tenga por consecuencia una
pérdida de control de los instintos más primitivos». A veces las caídas en la
masturbación no son por una intención lujuriosa. Son consecuencia de una
depresión, una angustia, una ansiedad que no permite conciliar el sueño, etc.
Casos así pueden remediarse con algún sedante inofensivo como Huberplex,
Librium, etc. En una conferencia que le oí en
1976 al Dr. D. José M Poveda Ariño, Jefe del Departamento de Psiquiatría de la
Universidad Autónoma de Madrid, titulada «Ciencia y Doctrina Moral Sexual»,
dijo que la masturbación es un fenómeno evitable por cualquier persona normal.
Y en los casos en que esta superación parezca difícil es perfectamente
asequible con los productos que un médico puede recomendarle. En enero de 1976 el Vaticano
publicó un documento sobre Moral Sexual donde dice: «El uso deliberado de la
facultad sexual, fuera de las relaciones conyugales normales, contradice
esencialmente la finalidad de esta facultad (n 5)». También dice este documento
que «la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado (n 9)». Y en 1983 el Vaticano ha
publicado otro documento sobre la educación sexual donde dice: «La masturbación
es un grave desorden moral .Y aunque sólo Dios conoce la responsabilidad moral
subjetiva de cada acto, de ningún modo se puede sostener que en el campo sexual
no se cometen pecados mortales». Pero no has de considerar
pecado todos los tocamientos en tus órganos genitales. Pueden ser pecado los
tactos encaminados a excitar el placer sexual; pero otros actos que se hacen
por necesidad o por higiene, no son pecado alguno. Y en las conmociones
orgánicas que sientas involuntariamente, reprime el consentimiento, y en paz.
No has pecado contra la pureza. Aprende a distinguir entre el sentir y el
consentir. Puede ser que a veces sientas movimientos contra tu voluntad en tus
órganos genitales. Acostúmbrate a prescindir de esas sensaciones. El pecado no está en el sentir,
sino en el consentir. En el noveno mandamiento te expongo el modo de luchar
contra estas tentaciones molestas. Pero si tuvieras la desgracia
de haberte complacido voluntariamente en ese placer sexual, entonces manchaste
tu pureza. El orgasmo, que es la sacudida
que experimenta el cuerpo con la satisfacción del placer sexual, es derecho
exclusivo de casados. Una persona soltera no puede ni procurárselo
voluntariamente ni aceptarlo si lo experimenta involuntariamente. A veces el
orgasmo se produce imprevistamente. En ese caso tampoco es lícito saborearlo
voluntariamente, aunque no se pueda evitar la sensación placentera. Pero cuando ocurre durmiendo no
es pecado alguno. El placer venéreo completo, el
orgasmo, buscado directamente, sólo está permitido dentro del matrimonio,
dentro del acto conyugal. La
Homosexualidad
68,24. La homosexualidad es una
aberración duramente castigada en la Biblia. Es el caso de Sodoma y Gomorra. Y
por eso a los homosexuales se les llama sodomitas. «La legalización jurídica de
parejas homosexuales va en contra de la naturaleza humana, y revela una
corrupción grave de la conciencia moral ciudadana» ha dicho D. Elías Yanes,
Presidente de la Conferencia Episcopal Española. Equiparar las «uniones
homosexuales» al matrimonio es una aberración contra la ley natural. Se hace
responsable de los graves efectos negativos que tendría para la sociedad la
legitimación de un mal moral. Permitir que esas personas adopten niños es
atentar contra los derechos de estos niños que el día de mañana, cuando caigan
en la cuenta de la realidad, sufrirán taras psíquicas al compararse con el
resto de sus compañeros. Según el ABC de Madrid del 4 de Septiembre de 1994
(pg. 52) destacados científicos están en contra de la adopción de niños por parejas
homosexuales, por los traumas psíquicos que esto sería para el niño. No hay que confundir los
homosexuales auténticos, que no tienen ningún interés en corregirse, con el
hombre de apariencia feminoide de lo cual no es responsable, y que puede no ser
homosexual. La homosexualidad es una
anormalidad, pero no es pecado, a no ser que se ejerza. Si se ejerce y además
hay corrupción de menores, constituye peligrosidad social. No es lo mismo el
homosexual por vicio, que el que nace así, o sufrió el impacto de una
desgraciada experiencia de su infancia. El homosexual de nacimiento que
domina su tendencia y no es corruptor del ambiente, pervertidor de menores o
escandaloso público, no hay por qué considerarlo como peligro social. La
peligrosidad social no depende de lo que la persona es, sino de lo que hace. El
homosexual de nacimiento es tan responsable de su tendencia, como lo puede ser
de su defecto el miope o el tartamudo. Por lo tanto, al homosexual que domina
su inclinación no hay que considerarlo corruptor, perverso ni degradante; si
domina su inclinación, puede alcanzar notable virtud. Debe poner todo su empeño en
dominarse. Y que confíe en Dios que le ayudará. Él lo ve todo y es justo. Ser comprensivo con los
homosexuales, que luchan por dominarse, no es justificar su actuación
homosexual. El homosexual tiene que dominar su tendencia lo mismo que el
heterosexual, que no puede irse con todas las mujeres que le apetecen. El
homosexual tiene que dominar su tendencia desordenada lo mismo que el
cleptómano tiene que dominar su tendencia a apropiarse de lo ajeno. Pero este respeto que debemos
tener hacia el homosexual que no es peligro social porque no atenta contra el
bien común, no significa que consideremos al homosexual como una persona normal
que tiene derecho a ejercer su tendencia de acuerdo con su inclinación. Si el
homosexual tiene derecho a vivir como él es, y no como debe ser, lo mismo
podríamos decir del ladrón y del asesino. El hombre debe acomodar su conducta a
los auténticos valores humanos. El respeto a la persona del
homosexual no considerándolo perverso o peligroso mientras su conducta sea
correcta, no elimina el que no se pueda considerar al homosexual como una
persona normal. Es como si el jorobado quisiera que consideráramos natural el
tener joroba. El Papa Juan Pablo II, en
respuesta al Parlamento Europeo que equiparaba la unión homosexual al
matrimonio natural, ha dicho: «La Iglesia rechaza la discriminación de los
homosexuales, pero considera moralmente inadmisible la aprobación jurídica de
la práctica homosexual. Ser comprensivo con quien peca no equivale a aprobar el
pecado. Cristo perdonó a la adúltera, pero le dijo que no pecara más». La Comisión Permanente del
Episcopado Español publicó una nota el 24 de junio de 1994 donde se dice: «El
homosexual, como persona humana que es, es digno de todo respeto inherente a la
persona humana ( n 18); pero la inclinación homosexual, aunque no sea en sí
misma pecaminosa, debe ser considerada como objetivamente desordenada; ya que
es una tendencia, más o menos fuerte, a un comportamiento intrínsecamente malo
desde el punto de vista moral» ( n 7 ). La razón del aparato genital es
la generación. Y el ejercicio del sexo en un homosexual no tiene nada que ver
con la generación. Dice Marc Oraison : «No vacilo en afirmar que la realización
de la pareja homosexual es de por sí imposible»(856). Para el Dr. John Loraine, de la
Universidad de Edimburgo, donde está encargado de la Cátedra de Endocrinología,
el homosexual es un enfermo cuyas hormonas sexuales se han desquiciado. Tras
sus experimentos, Loraine, afirma que el homosexual es un paciente para los
endocrinólogos, pues sufre una serie de trastornos fisiológicos gonadales que
hoy pueden medirse a la perfección(857). Hay que reconocer que, fuera de
algunos casos de perversión voluntaria, en la mayor parte de los homosexuales,
su tendencia desviada debe ser considerada como una enfermedad. De aquí que,
por una parte, se merezca todo el respeto y la ayuda que como a personas
humanas les es debida; pero, por otra, la sociedad, por todos los medios
adecuados, deba defenderse de su devastador contagio, tan pernicioso y
destructivo para la naturaleza humana en su presente y en su futuro. Hay mujeres que tienen el vicio
de saciar su apetito sexual con otras mujeres. Esto es una aberración. El
afecto de dos muchachas no debe repercutir en los órganos genitales. Si es así,
esa amistad es desaconsejable. La homosexualidad en la mujer
se conoce desde seiscientos años antes de Cristo en la isla griega de Lesbos.
Por eso a la mujer homosexual se le llama lesbiana. Hay que distinguir entre la
auténtica homosexual que busca otra mujer para su actividad sexual, y el afecto
muy frecuente en adolescentes hacia mujeres mayores que ellas por las que
llegan a sentir verdadera adoración; pero con ausencia total de actividad
sexual. Esta tendencia desaparecerá en cuanto se enamoren de un hombre La
heterosexualidad es una inclinación de la misma naturaleza personal del hombre.
Pero el homosexual aunque no sea un pervertido, es un invertido, que ha sufrido
una desviación del instinto sexual natural. Los defensores de la
homosexualidad generalizan esta tendencia queriéndola hacer pasar como una
sexualidad distinta pero natural, y así poder actuar libremente sin
restricciones a su tendencia. Para eso incluyen entre los
homosexuales a todos los que han tenido alguna vez alguna experiencia
homosexual. Pero esto no es serio. Con este mismo criterio podríamos considerar
no homosexual a todos los homosexuales que hayan tenido un contacto heterosexual.
Puede una persona, por una circunstancia casual y transitoria, haber practicado
la homosexualidad, lo cual, aunque es inmoral, no la constituye en homosexual. Lo que caracteriza al
homosexual no es haber tenido más o menos contactos homosexuales, sino la
tendencia hacia las personas del mismo sexo y la consiguiente repugnancia hacia
la relación heterosexual. Según la encuesta Kinsey el
número de los homosexuales es un 4%. Para que un homosexual cambie,
lo primero, es indispensable que quiera cambiar, y después que quiera someterse
a un tratamiento psicoterápico: «sólo la psicoterapia le podrá ayudar» ha dicho
Marc Oraison(858). El Dr. Juan Antonio
Vallejo-Nájera, en su preciosa obra «La puerta de la esperanza», afirma que «la
educación en la castidad es sanísima y ayuda mucho a superar los problemas de
la edad juvenil. En cambio, la presunta libertad sexual que se predica ahora,
ésa sí que llena de pacientes la consulta del psiquiatra. Y no digamos, la moda
de decir que la homosexualidad es una alternativa tan válida como cualquier
otra. Mentira. El ser homosexual es complicadísimo. Deben merecer toda nuestra
comprensión y cariño, pero para intentar curarlos; no para animarlos a
serlo»(859). Se dice que la inversión sexual
es constitucional, de carácter congénito biológico. Otros buscan las causas en
factores de orden psíquico, como falsa educación, ambiente, experiencias que se
remontan a la infancia, etc. Para otros, los factores de la homosexualidad son
innatos y ambientales juntamente . Por supuesto que la
homosexualidad no tiene la misma importancia en la edad adulta que en la
infantil. Entre niños puede ser casi un juego que puede no significar
desviación enfermiza. Aunque sí puede perjudicar a su psicología. Algunos terminan en
homosexuales como consecuencia del alcoholismo y las drogas. En 1983 el Vaticano ha
publicado un documento sobre la educación sexual donde dice: «No hay ninguna
justificación moral a los actos homosexuales. (...) Los actos homosexuales son
intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún
caso»(860). La homosexualidad se condena en
la Biblia en varios pasajes(861). La Biblia en el Antiguo
Testamento manda castigar con pena de muerte a los que realizan actos
homosexuales(862). Y San Pablo dice que los
homosexuales no entrarán en el Reino de los Cielos(863). Se entiende, naturalmente, a
los que no se dominan y ejercen de homosexuales. La
Castidad
68,25. La castidad consiste en
el dominio de sí, en la capacidad de orientar el instinto sexual al servicio
del amor y de integrarlo en el desarrollo de la persona. La castidad cristiana
supone superación del propio egoísmo, capacidad de sacrificio por el bien de
los demás, nobleza y lealtad en el servicio y en el amor . La castidad es el gran éxito de
los jóvenes antes del matrimonio. Es, además, la mejor forma de comprender y,
sobre todo, de valorar el amor. No es una negación de la sexualidad, sino la
mejor de las preparaciones para la vida conyugal. Porque es un entrenamiento en
la generosidad, en el deber y en el dominio de sí mismo, cualidades tan
importantes para el ejercicio de la sexualidad humana. En los jóvenes, la castidad
entrena y forma la personalidad. Supone un esfuerzo que va dotando a la persona
de solidez en la voluntad y de una sensación de posesión y dominio de sí mismo,
que, a su vez, es fuente de profunda paz y alegría. Los jóvenes castos,
normalmente, son más constantes en el trabajo y en el estudio, tienen más
ilusiones, son más idealistas. La pureza es una virtud
eminentemente positiva y constructiva que templa el carácter y lo fortalece. Produce paz, equilibrio de
espíritu, armonía interior. Purifica el amor y lo eleva; es causa de alegría,
de energía física y moral; de mayor rendimiento en el deporte y en el estudio,
y prepara para el amor conyugal. El Papa Juan Pablo II dijo a
los jóvenes en Lourdes el 15 de agosto de 1983: «Los que os hablan de un amor
espontáneo y fácil os engañan. El amor según Cristo es un camino difícil y
exigente. El ser lo que Dios quiere,
exige un paciente esfuerzo, una lucha contra nosotros mismos. Hay que llamar
por su nombre al bien y al mal». También Juan Pablo II dijo a los miles de
jóvenes reunidos en Rímini (Italia) en agosto de 1985: «Quieres encerrarte en
el círculo de tus instintos? En el hombre, a diferencia de los animales, el
instinto no tiene derecho a tener la última palabra». Los jóvenes reciben de la
oración fuego y entusiasmo para vivir con pureza y realizar su vocación humana
y cristiana con un sereno dominio de sí y con una donación generosa a los demás
. Lo que es imposible es guardar
la pureza de cuerpo sin guardarla también de corazón y de pensamiento. Si no
vigilas tu imaginación y tus pensamientos, es imposible que guardes castidad. El apetito sexual es sobre todo
psíquico. Si no se arrancan las raíces de la imaginación es imposible contener
las consecuencias en la carne. Por eso es necesario saber
dominar la imaginación y los deseos. El apetito sexual aumenta según la
atención que se le preste. Como los perros que ladran cuando se les mira, y se
callan si no se les hace caso. Dice el gran moralista belga
José Creusen: «La impureza, sin ser el más grave de los pecados, es el más
frecuente de los pecados graves. La castidad, sin ser la más
perfecta de las virtudes, es una de las más necesarias. (...). En materia de
castidad lo más fácil es el dominio completo. Andar a medias es muy
peligroso»(864). Muchos quieren liberarse de la
moral católica que consideran represiva, y lo que hacen es caer en la
esclavitud del pecado que degrada al hombre. El yugo de Cristo es suave y
ligero, si se lleva con amor y voluntad corredentora. La pureza no puede guardarse
sin la mortificación de los sentidos. Quien no quiere renunciar a los
incentivos de la sensual vida moderna, que exaltan la concupiscencia, es
natural que sea víctima de tentaciones perturbadoras, y que la caída sea
inevitable. La pureza no se puede guardar a medias. Con nuestras solas fuerzas,
tampoco; pero con el auxilio de Dios, sí. Quien -con la ayuda de Dios- se
decide a luchar con todas sus fuerzas, vence seguro. No es que muera la
inclinación, sino que será gobernada por las riendas de la razón. En la vida hay que entrenarse.
Entrenarse es hacer un esfuerzo cuando no hace falta, para saber esforzarse
cuando haga falta. El que no sabe decir no cuando pudiera decir sí, no sabrá
decir no cuando tenga que decir no. El que no sabe privarse de lo lícito por
ensayo, no sabrá privarse de lo ilícito cuando sea necesario. La explotación de la sexualidad
por sí misma y sobre todo, con el único fin de conseguir la satisfacción
sexual, es funesta, tanto para la vida individual como colectiva. Aunque los pornócratas, para
defender su negocio, dicen que la virginidad ha dejado de ser virtud, y nos
presentan la homosexualidad y la masturbación como cosas naturales, por encima
de todas las palabras de los hombres está la ley de Dios que nos señala lo que
es bueno y lo que es malo. Hoy se oyen con frecuencia
palabras de menosprecio hacia la virginidad. Generalmente provienen de personas
que la han perdido. Como en el cuento de la zorra y
las uvas, es natural menospreciar lo que uno no es capaz de conseguir. Pero las
joyas no pierden valor porque haya personas que son incapaces de apreciarlas. Ha escrito el P. Lebrato,
dominico: «Si hubiéramos de responder ateniéndonos a duros hechos externos que
definen masivamente nuestra sociedad, tal vez hubiéramos de concluir que, a
juicio de muchos, la castidad, hoy, es todo lo contrario de un valor: es un
antivalor que hay que arrumbar para siempre. Si fue un valor, hoy es un lastre. Pero si la respuesta la damos
analizando la naturaleza misma de la castidad, contrastada con el concepto
filosófico del valor para el hombre, entonces hay que concluir que la castidad
es un valor, un valor por sí mismo, primario y absoluto por su bondad intrínseca
y por la conveniencia esencial con la naturaleza humana. Acaso todo depende del concepto
que tengamos de castidad. Si la entendemos como una represión, una mutilación,
un comportamiento negativo, una actitud desnaturalizante, entonces no es ni
puede ser un valor. Qué es entonces la castidad? Sencillamente, la castidad es
el ordenamiento de la potencialidad sexual del hombre en consonancia con su
condición específica de persona racional, inteligente y autodeterminativa... Ser un esclavo de los instintos
en el campo sexual, le convierte en animal, lo desnaturaliza de su condición de
persona libre y de su condición de sujeto autodeterminativo. Usar mal de la
capacidad sexual, es una traición a la sexualidad humana. Al ser la castidad la
recta ordenación de las fuerzas sexuales y de la afectividad en el hombre en
consonancia con los fines específicos de la sexualidad y con la condición
integral de la persona como ser inteligente y dueño de sus instintos, no cabe
duda que la castidad perfecciona al hombre en su misma condición de hombre. Una
perfección en lo esencial siempre es un bien. El bien, en sus múltiples formas,
es un valor. Una joven de 16 años dice: Con la castidad yo pienso que
aprendemos a respetarnos a nosotros mismos y a no hacernos animales. Los
animales lo hacen todo por instinto. Si nosotros no tuviéramos un principio
regulador, un medio para dominar nuestros instintos nos haríamos como ellos. Es
bonito que aprendamos a valorar algo que nosotros tenemos y ellos no tienen. Es
una satisfacción disfrutar de algo adquirido por tu propio esfuerzo, por tu
decisión, por tu voluntad. Con la castidad voluntaria yo me hago superior a los
animales. Esto creo que tiene su belleza y su valor... - Te es fácil vivir la castidad
a los dieciséis años? -En principio, me cuesta, como
creo que les cuesta a los demás. Pero debo confesar que a mí me es fácil
vivirla. - Por qué te es fácil? -En primer lugar, me doy cuenta
de que no merece la pena perder la castidad por el placer sexual de un momento.
Pero acaso me cueste poco por la educación que he recibido desde mi infancia... - Encuentras valores en la
castidad? -El saber que nuestro cuerpo
tiene un destino superior al de dejarlo aquí en la tierra. Los planes de Dios
sobre los hombres nos hablan de una glorificación de nuestro cuerpo en la vida
futura. Aparte de la glorificación corporal donada por Dios, tiene que ser
también un don de este cuerpo, el haber sabido conservarlo íntegro, inmaculado,
como Él nos lo dio. Y una joven madre soltera
contesta: -En realidad, no ha sido la
castidad mi fuerte. Para mí prácticamente no ha existido. No he sido casta.
Pero hoy, que me he dado cuenta, la considero maravillosa. Para mí la castidad
no ha entrado en mi vida por el hecho de haberme apartado de Dios. Hoy creo que
la encontré y la veo fenomenal. - Te atreverías a decirme por
qué no has sido casta? -Sí. No he sido casta por el
hecho de no pensar, por vivir al margen de todo. Tal vez por comodidad, por
dejadez. Te dejas llevar por cualquier impulso. - Cuándo diste el cambio? -Al mes de dar a luz tuve la
oportunidad de estar sola, pensar mucho, y me di cuenta de que había algo más
que todo aquello que había vivido. Y vi claro que aquel Dios que mis padres y
mi colegio me habían enseñado, existía realmente y era algo verdadero... Si amo
ahora la castidad es porque le amo a Él... Dios importa mucho para mi vida. - Qué otros valores crees que
tiene la castidad? -Creo que hay otros valores.
Antes, que no era casta, que me dejaba llevar por los impulsos, no era libre.
En cambio, ahora que tiendo más a ser casta, me siento más libre, me he
liberado de mis impulsos. Al dejar esos impulsos a un lado, el mismo cuerpo
gana serenidad, dominio, salud, belleza. Y hasta dignidad, porque el cuerpo no
debe ser sólo un instrumento del placer, sino un medio de realizarse en la vida
cumpliendo una misión»(865). Por otra parte, la castidad es
fácil de guardar, si se busca el auxilio de la gracia de Dios, y se fortifica
el alma con los sacramentos de la confesión y la comunión. El mejor consejo que se puede
dar al que ha empezado a rodar por la pendiente del vicio es comunión frecuente
y confesión con un Director Espiritual fijo. Es un remedio seguro para
corregirse y salir del pecado. No hay pecador que resista. El sacramento de la
confesión, además de ser un remedio curativo, es un remedio preventivo. La
Comunión y la Dirección Espiritual dan fuerza y luz para obrar con eficacia. Dice Charboneau:«Se puede, por
tanto, hablar, y hay que hacerlo, de un imperativo de la pureza que se impone a
los novios, no como una coacción penosa cuya única finalidad sería crearles
molestias, sino como una fuerza interior que vivifica el amor elevándolo y
manteniéndolo en un plano superior. Esta pureza pretende estar libre de todo
desprecio hacia el cuerpo y se basa, al contrario, sobre el respeto soberano a
la carne, a la que restituye su equilibrio, eliminando los elementos de
defección que son un peligro para ella. En cuanto al amor mismo, lo consolida;
y prepara así la felicidad de que gozará la pareja cuando se halle ligada por
la vida común». Manuel Viera escribe: «El que
la castidad prematrimonial sea perjudicial a la salud es ya un mito descartado
hace tiempo por la ciencia médica y la psicología, y algo en que sólo tratan de
creer los que buscan una excusa para no ser castos. Para Freud toda neurosis era de
origen sexual. Hoy sus mismos discípulos no sostienen esta doctrina. Adler
afirma: "No siendo verdad que la libido reprimida sea causa de la
neurosis, el dar salida al instinto sexual no cura por sí mismo esta neurosis".
La castidad educa la voluntad por el vencimiento que supone. Una educación que
no exige esfuerzos, conduce a la anarquía, no forma adultos sino
desequilibrados, sin aptitud para hacer frente a las dificultades de la vida.
El vencimiento propio es indispensable para la formación del ser humano. Decir
que los impulsos sexuales son irresistibles no es científico. La biología
moderna declara que los reflejos genitales pueden dominarse con el ejercicio de
la voluntad. El poder del espíritu sobre el cuerpo, de lo psíquico sobre lo
físico es muy grande. Esto lo confirma la psicología actual»(866). Dice Robinson: «La castidad
protege vuestro futuro amor. Los jóvenes que han sabido estar a la altura de su
deber son los que sabrán después estar a la altura de su amor. El amor
conyugal, les va a exigir entrega, generosidad y sacrificio, y ellos ya traen
un buen entrenamiento en todo esto. Además, el mejor regalo que podréis haceros
unos esposos es el de un cuerpo y un alma íntegros. La castidad juvenil es un esfuerzo.
Pero es un esfuerzo que lleva consigo una recompensa inmensa. Un esfuerzo que va reforzando y
madurando tu personalidad. Es un esfuerzo que lleva consigo una profunda
alegría. Un esfuerzo que comprenden y practican los que saben qué es el amor». Los jóvenes reciben de la
oración fuerza y entusiasmo para vivir con pureza y realizar su vocación humana
y cristiana con un sereno dominio de sí y con una donación generosa a los
demás. El mundo se ríe de la pureza y
de la castidad, como si se tratara de cosas trasnochadas y pasadas de moda. El
mundo dice: «Hay que darse el máximo de satisfacciones en la vida». Pero Cristo
dice: «Véncete a ti mismo, toma tu cruz, procura entrar por la puerta
estrecha»(867). El mundo dice: «Hay que liberarse de viejos tabúes!». Pero
Cristo dijo: «Bienaventurados los limpios de
corazón»(868). El mundo dice: «El amor no es
pecado. Lo que se hace por amor es bueno». Pero la Biblia limita las relaciones
sexuales al matrimonio: «Absteneos de la
fornicación»(869). «Dios juzgará a los fornicarios y a los adúlteros»(870). 68,26. El pudor es un mecanismo
de defensa, propio de la castidad, que protege instintivamente la intimidad
sexual con la vergüenza. Es un muro protector de la pureza. Pudor no es miedo al cuerpo
desnudo, sino respeto a él. No es casto el que trata de ignorar lo sexual, sino
el que sabe mirarlo con ojos limpios. El pudor distingue al hombre de
los animales. El pudor ayuda a evitar
eficazmente excesos y peligros morales de todo tipo en materia sexual. Además, evita aquellos aspectos
de vulgaridad, chabacanería y desorden que acompañan a ciertas expresiones
sexuales. Alfonso López Quintás, en su
libro «El amor humano» escribe: «El pudor no indica gazmoñería, apego
irracional a costumbres pacatas. Supone respeto a lo más personal del hombre.
Protegerse de la mirada ajena, no indica ñoñería sino salvaguardar su sexo del
uso posesivo de los demás. Palpar algo es, en cierta medida, un acto de
posesión. Ver es como tocar a distancia. Ofrecer a la mirada ajena las partes
íntimas del cuerpo supone dejarse poseer en lo que tiene uno de más íntimo. Toda exhibición sugiere un acto
de entrega. Hacerlo en público se asemeja a la prostitución»(871). Dice el psicopedadogo Bernabé
Tierno: «La educación del pudor sólo es
posible allí donde imperan ideas nobles y sentimientos limpios. El pudor sólo es sentido por
quien todavía es sensible a las amenazas que sufre la virtud. En medio de un
ambiente que apenas distingue la línea divisoria entre lo que es bueno y lo que
es malo, hay que devolver a los jóvenes el sentido de dignidad personal, y a la
opinión pública una mayor sensibilidad. Pero no podemos cometer el error
pedagógico de atribuir a toda realidad sexual una sensación de vileza o un
sentimiento de vergüenza que se identifica muchas veces con el pudor. Los educadores hemos de poner
el acento, no sobre la educación sexual, sino sobre la educación de la persona.
No educamos la sexualidad del muchacho; es él el verdadero artífice de su
educación como persona, que, en consecuencia, se expresa también en sus
comportamientos sexuales. Lo que debe ser educado, no es la sexualidad, sino la
persona. La actitud egocéntrica de la
persona hace neuróticamente compulsiva, especialmente en la adolescencia, la
necesidad de autoafirmación que se manifiesta claramente en el sector de la
sexualidad. La compulsión se hace tanto más fuerte cuanto más se convence el
joven de su falta de valía, lo que le hace aferrarse al sexo como único medio
de autoafirmación... Está claro que una atmósfera
cargada de hedonismo sexual que se nos cuela de rondón en casa a través de la
"ventana televisiva", envuelve al joven por doquier, y no contribuye
lo más mínimo a una higiene mental que favorezca el dominio normal sobre los
propios impulsos. La trivialización de la sexualidad
conduce a la desvalorización de las relaciones heterosexuales, cada vez más
frecuentes y precoces. En el fondo es la desvalorización misma de la persona
del "otro" que queda reducida a la condición de simple instrumento al
servicio del placer... La apología que ciertos medios
de comunicación hacen de aberrantes conductas sexuales contribuye a deformar el
concepto y la naturaleza de los papeles sexuales con los que deben
identificarse los jóvenes»(872). Esforcémonos por ver todo lo
que tiene el vicio de repugnante y abominable. Esto nos ayudará a amar la
castidad. Todo lo que tiene ella de grande y de noble, de dominio propio y de
respeto, lo tiene el vicio impuro de bajo y despreciable. La persona impura es una
persona sin voluntad. La razón, que debería ser la señora, se vuelve esclava de
los instintos animales; el hábito vicioso se convierte en el peor de los
tiranos, exige cada vez más y vuelve a la persona egoísta, con un egoísmo de la
peor especie: la persona impura lo sacrifica todo para satisfacer su propia
pasión. El vicio impuro quita a la persona la tranquilidad de conciencia, la
alegría, la libertad, la fe, la esperanza, el verdadero amor, la honra, la
fortuna, la salud y, en fin, la gloria del cielo. No es raro que a la persona que
se deja dominar del vicio impuro le sobrevenga, antes o después, la dureza de
corazón, la pérdida de la fe, y al fin la condenación eterna. Hay que tener en cuenta que los
pecados contra la pureza no son los únicos, ni los más graves. No podemos
olvidarnos que el buen cristiano, además de la virtud de la pureza, debe tener
la de la justicia y la caridad. Hay entre nosotros demasiada ambición,
avaricia, egoísmo, soberbia, odio, envidia, ruindad de corazón y falta de
honradez profesional. Los fieles tienen derecho a ser
informados fielmente en la doctrina católica. El 7 de enero de 1987 la
Comisión Episcopal Española para la Doctrina de la Fe, publicó un documento
donde dice: «A quienes elaboran materiales catequéticos, de enseñanza religiosa
o de divulgación teológica, les pedimos que pongan un empeño especial en
transmitir con fidelidad e integridad la enseñanza de la Iglesia sobre estos
temas. A los fieles cristianos les asiste el derecho a que no sean difundidas,
con ligereza y arbitrariedad, doctrinas parciales o hipótesis relacionadas con
la moral, y en concreto con la moral sexual, sin que previamente hayan sido
sometidas al estudio y al parecer de la comunidad teológica y, en última
instancia, al discernimiento de los pastores (n 18)... El fin de las normas
objetivas morales no es la represión de la sexualidad, sino proteger y
favorecer que el dinamismo profundo de la sexualidad llegue a su plenitud y
sentido (n 15)». Rafael Gómez Pérez resume la
concepción cristiana de la sexualidad así: «a) Dios estableció la institución
matrimonial como principio y fundamento de la familia y de la sociedad. b) El sexto precepto del
Decálogo -no fornicar- protege el amor humano y señala el camino moral para que
el individuo coopere libremente en el plan de la creación, usando la capacidad
de engendrar, que ha recibido de Dios, solamente dentro del matrimonio. c) El sexo es un don de Dios
abierto a la vida, al amor y a la fecundidad. Su ámbito natural y exclusivo es
el matrimonio. Jesucristo elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento. d) La generación no es el
resultado de una fuerza irracional, sino de una entrega libre y responsable -es
decir, humana- de acuerdo con la dignidad natural de la persona creada por
Dios. e) Como los demás mandamientos,
el sexto precepto del Decálogo está impreso en la naturaleza humana, es parte
de la ley natural, y, por tanto, obliga a todos los hombres. f) La virtud de la castidad
consiste esencialmente en la ordenación de la función sexual al fin que Dios le
ha señalado; por eso es una virtud positiva que se ha de vivir según las
características de la vocación regida por Dios: virginidad o matrimonio. g) Con frecuencia, la
corrupción de las costumbres comienza por los pecados contra la castidad; se
tiende a querer justificarlos, de modos diversos, a través de la deformación
del juicio de la conciencia. h) Por tratarse de una
exigencia de la ley natural, todos los hombres reciben de Dios la ayuda
necesaria para cumplir este precepto del Decálogo. Por otra parte se señala la
necesidad de medios sobrenaturales que Dios no niega nunca a los creyentes que
los imploran por medio de la oración». 68,27. Nada tiene de particular
que sientas fuertemente el instinto sexual. Lo que no puedes permitir es que te
domine. Todo en este mundo tiene su tiempo y su medida. A los animales los
regula el instinto: fuera de los períodos de celo
sienten frigidez absoluta. Como no tienen inteligencia, Dios ha regulado su
reproducción con una ley fisiológica. Pero como el hombre es un ser racional,
Dios no ha querido sujetar esta importante función a leyes puramente
fisiológicas, sino que ha dejado en esto el influjo de la libertad. La sexualidad es mucho más que
una tendencia instintiva para la transmisión de la vida. La sexualidad penetra
toda la persona y especifica la comunicación entre las personas. El hombre debe gobernar esta
tendencia con la razón y la voluntad. Dios fiándose del hombre ha
dejado en sus manos el instinto sexual, marcándole con las barreras
infranqueables de su ley el único camino lícito para el ejercicio de su función
reproductora: el matrimonio. El instinto sexual es tan
fuerte que necesita una ley que lo encauce. Lo mismo que es necesario una
ley que controle la energía atómica. El sexto mandamiento es un beneficio de
Dios en bien de la humanidad. Aspecto
Procreativo
Dios ha querido que la
transmisión de la vida humana se realice por la unión de los órganos sexuales
de los dos esposos de modo que el marido derrame dentro del cuerpo de su mujer
las semillas de la vida que han de germinar en un nuevo ser, si encuentran el
organismo de ella preparado con un óvulo reciente. Este acto sexual, realizado
dentro del matrimonio, conforme a la ley de Dios, no tiene nada de malo. Todo
lo contrario. Puesto según la ley de Dios es meritorio ; pues es cumplir una
ley puesta por Dios. Y el placer que Dios ofrece como aliciente al cumplimiento
del fundamental deber conyugal, es lícito y bueno, y está santificado por
Jesucristo que elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento. Poner este acto
fuera del matrimonio es pecado grave. Para que el género humano no se
acabe es necesario que sigan naciendo niños. El acto, pues, de la generación es
un acto necesario en el matrimonio, instituido por Dios para la perpetuidad de
la especie humana. Esta misión perpetuadora del matrimonio, en cuanto a la
crianza y educación de los hijos, lleva consigo gran esfuerzo y sacrificio.
Para que el hombre no rehuyera este sacrificio y se garantizara la conservación
del género humano, Dios imprimió en el hombre y en la mujer un impulso que les
moviera a amarse y unirse en matrimonio. El placer es bueno cuando lo
usamos para el fin que Dios lo estableció; pero es malo cuando, por buscarlo,
nos apartamos de la voluntad de Dios. Dios pudo haber creado a los
hombres directamente, por sí mismo, como lo hizo con los ángeles; pero no
quiso. Fue su voluntad que el hombre mismo se encargara de procrear al hombre.
Dando al hombre una prueba de confianza, le asoció a su obra creadora. Le da
poder de transmitir la vida. Con ello llenó la vida terrena
de encanto. Qué diferente sería la vida, si Dios hubiese dispuesto que los
hombres viniesen al mundo ya mayores! No se oiría la risa alegre de los niños.
No habría amor de padres, de hijos, de hermanos. Cada cual se encontraría sólo
en el mundo; sin amor y sin familia. La pureza es una virtud que
salvaguarda este poder creador del hombre. Es una virtud positiva, que
ennoblece y que requiere el valor de los héroes y de los mártires. Virtud noble
que defiende este acto sagrado que Dios ha querido santificar con un
sacramento: el sacramento del matrimonio, que es una fuente de gracias
sobrenaturales; por eso el matrimonio es, en el cristianismo, un camino de
santidad, de unión con Dios. San Pablo habla de sacramento grande, símbolo de
la unión perfecta e indisoluble de Cristo con la Iglesia. Por eso es infame burlarse de
la paternidad y del amor; y la pornografía es una perversidad, pues traiciona
uno de los deberes más sagrados del hombre. La pornografía, como dice
Emilio Romero, es el recurso de anormales sexuales. Un hombre bien constituido
no necesita esa excitación. La transmisión de la vida es un
poder sagrado que Dios ha dado al hombre. Es una participación del poder
creador de Dios. Por eso se llama procreación de los hijos. A este acto humano
colabora Dios con un acto divino, y crea un alma humana e inmortal, para que
habite en el nuevo ser en el momento de su concepción. De aquí la responsabilidad que
supone para el hombre todo lo relacionado con el acto que engendra la vida.
Profanar este poder del hombre es traicionar uno de los deberes y
responsabilidades más sagrados. La sexualidad por su misma
naturaleza está ordenada a la procreación y educación de los hijos, a
establecer entre padres e hijos una comunidad de vida: una familia. La familia
es la primera y definitiva muestra de la dimensión socio-cultural de la
sexualidad. La familia es la institución natural para la formación de la
personalidad en su aspecto cultural y social... La familia es la esencia de la
sociedad -su "célula básica" según una terminología que se remonta a
los griegos y romanos- y por eso puede decirse que, según sea la familia, así
es la sociedad. Por otro lado, como la familia depende de la concepción que se
tenga de la sexualidad, esta última influye indirecta, pero eficazmente, en la
configuración social. Siempre se ha dicho que la familia es la célula de la
sociedad, el crisol donde se forja la educación de los hijos. Hoy hay algunos que anuncian la
desaparición de la familia, diciendo que es una reliquia del pasado, y que debe
desaparecer en una sociedad progresista. Pero cuando no quede ni el eco de las
voces que anuncian su destrucción, la familia seguirá en pie, pues siempre ha
sobrevivido a todas las crisis, porque la familia es una forma permanente de la
vida humana. La familia vuelve por encima de las ideologías. 68,28. Son pecados graves
contra el sexto mandamiento todas las acciones -hechas a solas o con otra
persona- que tiendan a buscar el placer sexual completo fuera del uso lícito
del matrimonio. También es pecado ponerse
voluntariamente, y sin razón que los justifique, a sí mismo o a otros, en
peligro próximo de cometerlas. El condescender con
pensamientos, deseos o caricias íntimas apasionadas es pecaminoso, porque este
tipo de actividad sexual tiene la finalidad natural de preparar los órganos
generativos para la unión y producir el deseo de esta unión. Por tanto, las
acciones directamente venéreas, es decir, aquellas que por su naturaleza están
íntimamente relacionadas con el apetito sexual y tienen por finalidad única estimular
o provocar la función generadora, son siempre deshonestas para los no casados. Los actos indirectamente
venéreos son lícitos con tal de que se den las circunstancias siguientes: 1) Que la intención del que los
realiza no sea impura, es decir, que no se realicen con intención de excitar la
propia pasión sexual. 2) Que no encierren un peligro
próximo de pecado grave. 3) Que exista relativa razón
suficiente, la cual no puede medirse matemáticamente sino teniendo en cuenta el
carácter más o menos estimulante de la acción en cuestión, ya que cuanto más
estimulante sea ésta, tanto más fuerte debe ser el motivo, porque habitualmente
el peligro de pecar y la inseguridad crecen con la vehemencia de la pasión. Teniendo en cuenta estos
principios, podemos afirmar que dos personas que se aman y pretenden casarse
pueden darse testimonio físico de su afecto con la seguridad razonable de
dominar sus pasiones en el caso de que se exciten contra su voluntad. Para dar una respuesta más
concreta y satisfactoria hay que tener en cuenta la frecuencia de los actos, el
temperamento de los interesados, sus vicios y virtudes, etc. De ahí la
necesidad en este punto, como en tantos otros, de un director espiritual
personal. El adulterio es siempre pecado
grave. Se comete, no solamente cuando una persona casada tiene relaciones
sexuales con quien no es su consorte, sino también con cualquier otra acción
que despierte el instinto sexual hacia tercera persona, y voluntariamente se
consienta en el deseo pasional, aunque no se llegue al acto sexual propiamente
dicho: «Quien mira a un mujer con intención deshonesta - dice Jesucristo - ya
ha cometido adulterio en su corazón»(873). Entre casados es pecado grave
desear tener el acto conyugal fuera del matrimonio, o imaginarse que se hace
con quien no es su consorte. Pero muchas cosas que en los
solteros son pecado grave, son lícitas a los casados, siempre que se hagan en
orden al acto conyugal, o lo acompañen. El placer venéreo completo, el
orgasmo, buscado directamente, sólo está permitido dentro del matrimonio,
dentro del acto conyugal o enlazado inmediatamente con el mismo, de suerte que
forme parte de las relaciones matrimoniales normales. Son lícitos a los esposos los
pensamientos, imaginaciones y deseos que tienen por objeto las relaciones
permitidas entre casados. No es lícito en el matrimonio ni la masturbación ni
la relación anal. Podría ser pecado grave negarse
al acto conyugal sin motivo cuando el propio cónyuge lo pide razonablemente. El acto conyugal está permitido
en todo tiempo. Pueden elegirse los días que se quieran, aunque sean de ayuno o
cuaresma. Pero el marido debe tener
consideración con la esposa los días en que ésta se encuentre indispuesta. Las relaciones sexuales en el
matrimonio son lícitas en todo momento, pero por razones de higiene es mejor
evitarlas en los días de la menstruación. Deben abstenerse, sobre todo,
unas semanas después de haber dado a luz. Lo mejor es esperar alrededor de un
mes. Nunca hacerlo antes de los quince días. Pero con permiso del médico quizás
no sea necesario esperar un mes entero. También hay que abstenerse, por lo
menos, el último mes del embarazo. Los médicos desaconsejan el
embarazo después de los cuarenta años. Control de la Natalidad Al hablar del matrimonio
expongo los métodos lícitos del control de la natalidad. En general, hay que recomendar
a los casados moderación, porque la mortificación cristiana es también para los
casados; y porque una sexualidad desenfrenada puede serles muy peligrosa en
momentos difíciles. Pero siempre teniendo ideas muy
claras de todo lo que abarca el campo de lo lícito y dónde empieza el pecado.
Si hay dudas, preguntar a un sacerdote. Mientras no haya pecado, los
esposos no deben considerar los actos de su vida matrimonial como un obstáculo
para recibir la Sagrada Comunión. Las cosas que Dios ha hecho, no
tienen nada indigno del respeto debido a la Sagrada Eucaristía. NOTAS (779) - DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 1140. Ed. Herder Barcelona. (780) -
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Levítico, 18:22; 20:13. SAN PABLO: Carta a los Romanos, 1:24-27; Primera Carta
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Levítico, 20:13 (863) - SAN
PABLO: Primera Carta a los Corintios,6:9 (864) - EDUARDO ARCUSA, S.I.: Eternas preguntas, IV, 2.
Ed. Balmes. Barcelona (865) - J.
R. LEBRATO: Junto al erotismo, 1ª, II. Ed. Studium. Madrid, 1974. Breve pero
interesantísimo libro en el que se exponen unas entrevistas sobre la castidad a
gran variedad de personas. (866) -
MANUEL VIERA: Vida sexual y psicología moderna, VI, 1. Ed. Mensajero. Bilbao (867) -
Evangelio de San Mateo, 16:24 (868) -
Evangelio de San Mateo, 5:8 (869) - SAN
PABLO: Primera Carta a los Tesalonicenses, 4:3 (870) -
Carta a los Hebreos, 13:4 (871) -
ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS: El amor humano,XII, 2, a. EDIBESA. Madrid (872) -
BERNABÉ TIERNO, Fichas 58 y 59 de Aprender a Educar. YA Domingo, 17 y 24-III-
1991 (873) -
Evangelio de San Mateo, 5:28 VOLVER
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