La respuesta a la epidemia del SIDA no es el preservativo Por Adolfo J. Castañeda
La epidemia del SIDA se ha convertido en una pandemia1 y también ha aumentado considerablemente el número de casos de las demás enfermedades venéreas.2 Ahora bien, la causa de todo este aumento de casos de enfermedades venéreas, incluyendo el SIDA, se debe a un aumento en la promiscuidad sexual, causada ésta a su vez por la educación sexual amoral y pro anticonceptiva, por parte de Paternidad Planificada (PP) y del gobierno de EE.UU., en los colegios públicos y en el público en general. En efecto, durante las últimas dos décadas, desde que se inició este tipo de "educación", ha ocurrido un aumento en la promiscuidad de casi el 90%.3 Los mismos estudios de PP indican que la tasa de promiscuidad entre los adolescentes que reciben educación sexual pro anticonceptiva es un 50% más alta que la que no presenta este tipo de información.4 Y, a pesar de este aumento de información sobre los anticonceptivos, cada año se declaran cientos de miles de casos nuevos de enfermedades venéreas.5 Las mismas enfermedades venéreas han aumentado en cantidad y diversidad, sumando hoy en día unas veinte.6 De hecho, las enfermedades venéreas facilitan la diseminación del SIDA.7 De ahí que la promiscuidad sexual sea, si no el principal, uno de los principales motivos por el cual esté aumentando tanto la incidencia de casos de SIDA, sobre todo entre la juventud.8 En estos momentos se estima que en Estados Unidos hay un millón de personas infectadas con el virus HIV causante del SIDA9 y la tasa de transmisión de dicho virus ha aumentado en un 44% desde septiembre de 1989.10 Al aumentar la actividad sexual lógicamente han aumentado también los casos de enfermedades venéreas, especialmente de SIDA. Y es que la promoción del preservativo transmite una falsa seguridad. En efecto, según el Centro para el Control de las Enfermedades, del 3 al 36% de los preservativos fallan y no impiden el embarazo. Ahora bien, el virus del SIDA es 3 veces más pequeño que el virus del herpes, 6 veces más pequeño que la espiroqueta que causa la sífilis y 450 veces más pequeño que el espermatozoide.11 De manera que su riesgo de fallo en cuanto a prevenir el SIDA tiene que ser aún mayor. Pero, de la promiscuidad sexual, la actividad homosexual y el sexo sodomítico entre heterosexuales constituyen las causas principales de la transmisión del SIDA. En los EE.UU. los homosexuales masculinos han constituido más de las tres cuartas partes de los casos de SIDA. En Europa, los hombres homosexuales constituyen más del 85% de todos los casos de SIDA. Existe un número de factores biológicos y sociales que están relacionados con esta realidad.12 De hecho, las prácticas homosexuales son de por sí altamente insalubres y facilitan la trasmisión de infecciones y enfermedades, ya que, durante las mismas, se intercambian fluidos del cuerpo. "Además, muchos de estos [encuentros] ocurren en sitios extremadamente antihigiénicos como baños o espectáculos pornográficos; o, debido al turismo de los homosexuales , rápidamente se difunde el contagio a otras partes del mundo. Cada año, una cuarta parte de los homosexuales visitan otro país. Gérmenes americanos frescos son llevados a Europa, Africa y Asia, y los gérmenes de esos países se trasmiten aquí. Homosexuales extranjeros visitan regularmente los EE.UU. y participan en este intercambio biológico."13 Otro factor que agrava la transmisión del SIDA y otras enfermedades venéreas por contacto homosexual es el número elevado de diferentes compañeros que tienen los homosexuales. Los estudios que se han llevado a cabo informan que el 43% de los hombres homosexuales admiten haber tenido relaciones sexuales con 500 hombres, el 28% con más de 1000 y los casi "monógamos" con 10 ó menos en toda su vida14. Lógicamente, y teniendo en cuenta lo que se ha dicho sobre el intercambio biológico insalubre de las prácticas homosexuales, mientras más diferentes compañeros tienen estas personas mayor es el riesgo de transmisión de enfermedades como el SIDA. Por último, el falso "sexo sin riesgo" por medio del preservativo tampoco es la respuesta al SIDA en el caso de las relaciones homosexuales. En efecto, un estudio sobre hombres homosexuales, publicado en el British Medical Journal (Revista Médica Británica), informó que la tasa de fallo del preservativo debido a resbalones y roturas era del 26%15 Si a esto se le añaden los datos que dimos sobre lo pequeño que es el virus HIV, responsable de la transmisión del SIDA, entonces nos damos cuenta de lo peligroso y falso que es el aconsejarles a las personas homosexuales el uso del preservativo para que sigan con sus prácticas. Claramente la única manera, desde el punto de vista moral y médico, de detener el SIDA y las demás enfermedades venéreas es enseñando y promoviendo la castidad y no el preservativo. Nota: Adolfo J. Castañeda tiene un B.A. en filosofía y otro en
religión de la Universidad Internacional de la Florida, y una Maestría en
teología sistemática del Seminario Regional San Vicente de Paúl en Boynton
Beach, Florida, EE.UU., donde fue profesor asistente de teología moral durante
los últimos cuatro años. También tiene una Licencia en teología moral de la
Academia Alfonsiana de Roma y un programa de radio católico en la
Arquidiócesis de Miami, titulado: "Defiende la Vida y la Familia". Trabaja con
Vida Humana Internacional en Miami como Coordinador Auxiliar para
Latinoamérica.
Citas 1. Johan Goeman y Peter Piot, "Interaction Between HIV Infection and
Other STDs," IPPF Medical Bulletin, 26:2, (April 1992): 1.
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