Muerte - Cielo - Juicio - Infierno-Escatología: Catequesis para los que se preparan a la confirmación
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ROLANDO SOTO LAYADO
4° de Teología 2013
Pontificia Facultad de Teología
"Redemptoris Mater"
En griego (eskhata=ultimas cosas, postrimerías). Doctrina teológica de los
novísimos (muerte, juicio, infierno y gloria) La escatología no es un relato
anticipado de sucesos que han de acontecer "más tarde", sino una mirada que
el hombre dirige a la consumación definitiva de su propia situación
existencial terminada ya escatológicamente; mirada previa, del todo
necesario para su decisión espiritual libre y dada a partir de su situación
histórica salvífica definida por el suceso Cristo. El fin de dicha mirada es
que el hombre acepte su presente.1
Muerte o Infierno.
Si la vida consiste en el amor, cuando no hay amor, hay muerte, que
puede ser eterna como es eterno el amor. La enseñanza de la Iglesia afirma
su existencia y eternidad. Van al Infierno los que mueren en pecado mortal,
es decir, sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios.
Hay quien dice que es duro aceptar el infierno. ¿No vemos ya en este mundo
como una antesala del mismo? ¿No estamos condenando al infierno de la droga,
de las injusticias, de la marginación, a cantidad de hombres y mujeres a
quienes se les ha instrumentalizado y se les ha condenado a este submundo
por intereses de unos y de otros? Y los que causamos de este infierno a
otras personas ¿Qué después no habrá infierno? ¿Es que queremos causar el
infierno a otros, pretendiendo, al mismo tiempo, que no lo haya para
nosotros? Dios no juega con el hombre ni se presta a que juguemos con Él ni
con el hombre. Nos toma en serio y toma en serio nuestra libertad.
El infierno es el estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios
y con los bienaventurados. Lo que el infierno nos manifiesta es el poder
destructor del pecado. El cielo y el infierno empiezan aquí y se consuman
después de la muerte. Entonces el infierno consiste en la privación de la
visión gozosa de Dios para siempre, y al que van los que mueren en pecado
mortal. Podemos decir que el infierno consiste en ser consciente de lo que
es estar en pecado mortal, es decir, de estar separado de Dios.
¿Se puede poner algún ejemplo de lo que es el infierno?
La diferencia entre la situación del condenado en el infierno y de quien
está en pecado mortal es como la de dos niños ante la muerte de su padre:
uno, de muy corta edad, que ni se entera; el otro, que ya se da cuenta de lo
que es perder a su padre, y llora y sufre. La actitud es distinta ante la
misma desgracia: haber perdido al Padre. Ésta sería la diferencia entre la
situación del pecador mientras vive en este mundo y la del condenado en el
infierno.
Cielo.
El cielo sobrepasa toda comprensión.
Las imágenes empleadas por la Escritura son: vida, luz, paz, banquete de
bodas, vino del Reino, casa del Padre , Jerusalén celeste, paraíso
El cielo nos lo ha abierto Cristo con su muerte y resurrección, de tal
manera que vivir en el cielo es "estar con Cristo". Los que mueren en gracia
vivirán para siempre con Cristo en el cielo. Pero, ¿En qué consiste este
estar con Cristo en el cielo?
San Pablo, intentando describir el cielo, solo es capaz de decir: "como dice
la Escritura, anunciamos: lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el
corazón del hombre imaginó, lo que Dios preparó para los que le aman" (leo
2,9). El cielo es la vida en perfecta comunión con tal trinidad. Dios abre
su misterio a la inmediata contemplación del hombre para ser poseído por
amor: conocerle y amarle como Dios se conoce y se ama. Es lo que llamamos
visión beatífica de la que participamos junto con la Virgen, los ángeles y
los santos. Dios lo será todo en todo. Se cumplirán mucho más allá de lo que
podemos desear e imaginar, todos nuestros deseos de amor y de felicidad.2
Queridos hermano jóvenes, el cielo no es un lugar en el universo. Es un
estado en el más allá. El cielo está allí donde se cumple la voluntad de
Dios sin ninguna resistencia. El cielo existe cuando se da la vida en su
máxima intensidad y santidad- vida que no se puede encontrar como tal en la
tierra.
Cuando con la ayuda de Dios vayamos algún día al cielo, entonces nos espera
lo "que ni el ojo vio, ni el oído oyó
Beata Teresa Calcuta decía: "Anhelamos la alegría del cielo, donde está
Dios. Está en nuestro poder estar ya ahora con él en el cielo, ser felices
con él justo en este momento. Pero ser felices con él ahora quiere decir:
ayudar como él ayuda, dar como él da, servir como él sirve, salvar como él
salva. Estar veinticuatro horas a su lado, encontrarlo en sus disfraces más
terrlbles. Porque él a dicho: "Todo lo que hagáis al más pequeño, me lo
hacéis a mí".
Juicio Particular.
El llamado juicio especial o particular tiene lugar en el momento de la
muerte de cada individuo. El juicio universal, que también se llama final,
tendrá lugar en el último día, es decir, al final de los tiempos en la
venida del Señor.
Al morir, cada hombre llega al momento de la verdad. Ya nada puede ser
eliminado o escondido, nada puede ser cambiado. Dios nos ve como somos.
Llegamos ante su juicio, que todo lo hace "justo", porque, si hemos de estar
en la cercanía santa de Dios, sólo podemos ser "justos" (tan justos como
Dios nos quiso cuando nos creó).
Quizá debamos pasar aún por un proceso de purificación, quizá podamos gozar
inmediatamente del abrazo de Dios. Pero quizá estemos tan llenos de maldad y
odio, de tanto "no" a todo, que apartemos para siempre nuestro rostro del
amor, de Dios. Y una vida sin amor no es otra cosa que el infierno.3
1 Diccionano Teológico Karl. Rahner-pg 206
2 Lo que todo catequista debe saber José Gea
Escolano.
3 Youcat-Español-Catecismo Joven de la Iglesia
Católica Págs. 94-95