Los jóvenes quieren ir al cielo - Escatología: Catequesis para jóvenes que se preparan a la confirmación
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Miguel Carpio Vargas
4° de Teología 2013
Pontificia Facultad de Teología
"Redemptoris Mater"
Empezamos la catequesis con la
oración que el Señor Jesús nos enseñó:
Padre nuestro...
Queridos amigos, hoy hablaremos de un tema muy importante para la vida
de cada uno de nosotros: la escatología
o tratado de las cosas últimas: muerte, juicio, infierno y gloria.
Dirán que es este término es muy complicado y que ustedes no están en la
capacidad de
entender, pero yo
no pienso lo mismo, sino que estoy de acuerdo con Benedicto XVI:
"Los jóvenes de hoy no son tan superficiales como se dice de ellos.
Quieren saber qué es lo verdaderamente importante en la vida"1
. Nosotros tenemos una urgencia y por ello estamos aquí:
"Tenéis que saber qué es lo que creéis, Tenéis que conocer vuestra fe de
forma tan precisa como un especialista en informática conoce el sistema
operativo de su ordenador, como un buen músico conoce su pieza musical,
Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la
generación de vuestros padres, para poder enfrentaros a los retos y
tentaciones de este tiempo con fuerza y decisión. Necesitáis la ayuda
divina para
que vuestra fe no se seque como una gota de rocío bajo el
sol, si no queréis sucumbir a las
seducciones del
consumismo, si vuestro amor no quiere ahogarse en la pornografia, si no
queréis traicionar a los débiles ni dejar tiradas a las víctimas"2.
Si queremos ir al cielo ¿Qué debemos hacer? ¿Cómo salvarme y no
condenarme con el infierno? O como le dice el joven rico a Jesús:
"Maestro Bueno ¿Qué debo de hacer para ganar la vida eterna?"4
Deseo que, para entender mejor lo
que quiero decirles, miren esta imagen5. Es una imagen muy bonita que
tiene un significado muy profundo y relacionado con nuestras vidas, con
cada uno de nosotros. Le pertenece a un pintor llamado Marc Shagall y se
llama paseo. Hay en el cuadro 4 cosas importantes que quiero desarrollar
1) El novio está junto a 2) su novia
de 3) paseo por 4) el campo, una
escena que al parecer no nos dice nada. Sin embargo, necesitamos
detenernos un poco en la imagen, ya que no es una imagen cualquiera.
El arte a lo largo de la historia ha cumplido no un papel ornamental, es
decir, de puro adorno y decoración, sino que siempre ha querido
remitirnos a algo más grande, es decir, a Dios. Sobre esto habla mucho
nuestro querido Papa Emérito Benedicto XVI: "Ante el arte uno siente
algo más grande, algo que nos habla, capaz de tocar nuestro corazón. De
Primera cosa importante,
miren el rostro
del novio, que es lo que más
llama la atención. Está tan, pero tan feliz que, miren su rostro, tiene
una sonrisa de oreja a oreja y además tiene a la novia volando por los
aires.
Pero ¿Cuál es el motivo de tanta alegría? La causa de su alegría es una
persona: su novia-segunda cosa importante-, ya que sólo algo concreto, muy concreto
como otra "persona" puede ser motivo de la felicidad. Esta situación la
vemos siempre, en nosotros mismos, en nuestros padres, vecinos y amigos:
la vida de cada uno de nosotros ha nacido para
compartirla, para darla a otra
persona. Nuestro corazón busca una "persona" que nos haga feliz. El amor
no es algo egoísta, que solo sacia mis deseos, sino que es entrega
total, como el amor que nos tiene Cristo, a Él nos amó hasta el extremo,
dando su vida para salvar la nuestra. De este modo, también nos mostraba
la forma de amar verdadera.
La alegría del
novio contagia a los demás ¿Quién no desea experimentar esa alegría?
¿Quién no desea buscar a la persona ideal para ser feliz?
En realidad la intención de Shagall va más allá de las relaciones
normales, él quiere ir más al fondo, quiere mostrar la verdad y también
nosotros queremos lo mismo. Él
quiere mostrarnos que tanta alegría proviene de seguir a Cristo, de
pertenecerle a través de la Iglesia. Sólo en Cristo se encuentra la
respuesta a los anhelos más profundos del hombre. ¿Por qué lo digo? La
Persona que permite al novio estar tan contento, está vestida de color
rosado que es el mismo color que el edificio que está al fondo de la
pintura. Ese edificio-como pueden observar- es una Iglesia. La novia,
que hace feliz al novio, que es la persona motivo de tanta gloria, está
vestida del mismo color que la
Iglesia. ¿Qué nos quiere decir? Que a esa persona que buscamos y que
puede hacernos tan felices como al novio no es otra que la Iglesia, el
Cuerpo de Cristo. Sólo en la Iglesia podemos encontrar a Cristo- que no
es una idea, un concepto, un moralismo, sino una Persona Concreta, Real-
y experimentar la alegría del encuentro con una Persona que corresponde
a mi deseo infinito de ser amado y de amar y que perdona todos mis
pecados. Sólo reconociendo esta presencia que actúa ahora el hombre
puede ser feliz y esta presencia se vive en la Iglesia.
El Espíritu Santo
santifica y dirige al Pueblo de Dios, no nuestras fuerzas o planes, por
los sacramentos y los diversos ministerios, pero además
"distribuye sus dones a cada uno
según quiere" (1 Cor 12, 11) y edifica a toda la Iglesia. Estos
carismas o dones
extraordinarios como los más sencillos y comunes, son muy útiles para
las necesidades de la Iglesia y hay que recibirlos con agradecimiento y
consuelo.8
Tercera cosa importante,
como dije en un principio, el cuadro se titula
el paseo. Vayamos al fondo. ¿Acaso la vida no se parece a un
paseo? Un paseo es ir hacia un lugar bonito para tener un buen momento.
No es toda la creación un lugar que nos regala Dios para estar, pero no
de forma definitiva, sino hasta que Él no llame,
"estamos en el mundo, pero no
somos de este mundo"9 . Y esto es precisamente
la escatología: no estamos
hechos para este mundo, sino para el cielo, para contemplar el rostro de
Cristo que es mucho mejor que vivir mil años aquí, porque como dice
Jesús ¿De qué le sirve al hombre
ganar el mundo entero si al final pierde el alma? (Mt 16, 26).
En este paseo por
el mundo, no estamos solos, como se ve en el cuadro, estamos con otra
persona, con esta compañía que nos lleva al cielo, que nos conduce hacia
nuestro verdadero destino. Esta "Persona" es la que nos da la felicidad
y tiene un nombre: Cristo,
que ha muerto y resucitado por nosotros. No estamos solos, sino
que Él en cada momento está con nosotros, no nos abandona en todo el
recorrido de nuestra vida hasta llegar a verle rostro a rostro. Cristo
no es sólo una compañía que la podemos vivir de forma aislada, solo Él y
yo, sino que el permanece en la Iglesia, en ella Cristo está presente, sobre todo en los
sacramentos: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de
los Enfermos, Matrimonio y Orden Sacerdotal. Pero su presencia se
encuentra de manera peculiar en la
Eucaristía. La Iglesia es esta gran compañía que nos conduce a
Cristo, en ella todos somos llamados Pueblo de Dios- tal como nos dice
el Concilio Vaticano II en la constitución Lumen Gentium1°-,
"Somos linaje escogido, un
sacerdocio real, una nación santa, un
pueblo de su patrimonio... que es un
pueblo de Dios"
(1 Pe 2, 910). Y este pueblo tiene
como cabeza a Cristo que 'fue
entregado por nuestros pecados y resucitó por nuestra salvación' (Rm
4, 25)"11. Somos realmente la propiedad de Dios, el lote de
su heredad (Sal 15, 2).
Sólo reconociendo en la Iglesia la presencia de Cristo,
toda nuestra vida cambia, toda nuestra existencia, en este gran camino o
recorrido hacia Dios, tiene sentido. Entonces en nuestras relaciones con
los demás, con nuestros padres, hermanos, amigos y con la naturaleza-
el campo-,
hay esperanza- cuarta cosa importante-,
cómo lo muestra el cuadro con el color verde. Todo se torna diferente
porque está el Señor con nosotros, sólo con Él da gusto vivir la vida.
Incluso si está nublado o pareciese que va a caer una lluvia o una
tormenta. Todo lo podemos en Aquel
que nos conforta (Flp 3, 14).
Ahora más que nunca es urgente hablar que la felicidad del hombre no se
encuentra en el pecado.
El pecado es una realidad que nos destruye profundamente, pero no
sólo a nosotros, sino nuestra relación con la naturaleza- la creación-;
con Dios y con los demás. Sin Dios y esclavos del pecado esta relación
maravillosa que vemos en el cuadro, queda destrozada y reducida al
utilitarismo sexual, al mero placer corporaI.
Lo vuelvo a repetir:
sólo
si tenemos a Cristo presente en nuestras vidas, si tenemos un encuentro
con Él y vivimos este encuentro en la Iglesia podremos afrontar cada
circunstancia de la vida con esperanza y alegría. No nos engañemos.
Debemos añadir
además algo muy
importante. Si vemos la imagen de nuevo podemos observar que el novio
tiene en la mano derecha una paloma ¿Cuál es su significado? La paz que
buscamos y que sólo nos la da Cristo:
mi paz les dejo, mi paz les doy,
no se las doy como se las da el mundol2 , pues no
significa que no tendremos problemas, sino que afrontamos la vida
reconociendo que todo lo permite Él para que nos convirtamos hacia ÉI.
Asimismo, la paloma también significa algo más: la libertad. En esta
relación tan bella se experimenta
una libertad tan grande
que incluso el vuelo de una paloma es insignificante ¿A quién no le gustaría experimentar
tanta felicidad y libertad? Sólo en esta relación con Cristo a través de
la Iglesia podemos experimentar esta libertad absoluta, que no consiste
en cometer todos los pecados que podamos o saciar todos nuestros deseos,
sino en seguirle a Cristo.
Un antiguo
documento de la Iglesia, llamada la Didajé afirma:
Busquen cada día el rostro de los
santos y hallen consuelos en sus discursos. Esta experiencia de
libertad absoluta la han experimentado los santos. Por ello, nuestra
vocación es la santidad13. El santo no es el superhombre,
sino un hombre verdadero, pleno, porque tiene a Dios, no como fruto de
un esfuerzo o de la mucha capacidad que se tenga, sino fruto del amor de
Cristo recibido y acogido en la Iglesia. Nosotros podámosle al Señor nos
conceda acoger su amor total hacia nosotros. La santidad es un modo de
vivir, cada circunstancia en la vida, incluso la más pequeña. De este
modo la vida resulta atrayente y convincente, para uno mismo y para
todos "el mundo de hoy necesita personas que enuncien y testimonien que
es Cristo quien nos enseña el arte de vivir, el camino de la verdadera
felicidad, porque Él mismo es el
camino de la vida (Benedicto XVI)"I4. En la santidad brilla
la victoria de la fe sobre el poder del mal y de la muerte. Cristo es
más fuerte que el mal, que nuestro mal y pecado.
Finalmente queridos jóvenes, no olviden
el profundo amor de Cristo.
Cristo ha vencido la muerte. Él nos ama y ha muerto por nuestros
pecados. Sí queremos estar tan felices como el novio con su novia,
recordemos que sólo Cristo nos da la felicidad y a Cristo lo encontramos
en la Iglesia. Vuelvan a mirar el color del vestido de la novia que
concuerda con el edificio que está al fondo del cuadro, que es una
Iglesia. Sólo experimentando este encuentro con Cristo somos más libres
que una paloma y toda la vida, absolutamente toda nuestra existencia, se
llena de la esperanza. Perteneciendo a la Iglesia somos conducidos al
cielo, lugar donde veremos a Cristo cara a cara.
Demos gracias a Dios.
'Introducción de Benedicto XVI al YOUCAT o Catecismo para jóvenes.
Jornada Mundial de la Juventud 2011.
2
Ibíd,
4 Mc
10, 17.
5 Ver imagen anexada al principio
del presente trabajo. En la catequesis previamente la he impreso en
tamaño A4 y al ir avanzando iré explicando el significado de ésta.
6
A continuación ofrecemos la catequesis que el Santo Padre Benedicto XVI
ha dirigido a los fieles reunidos en la Audiencia General del miércoles
31 de agosto de 20ll en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo. La
catequesis pertenece al ciclo de la oración que se ha centrado en la
relación entre el arte y la oración,
7Ibíd.
8
Ibíd.,
n°
12.
9 Carta a Diogneto.
10
Concilio Vaticano II, Constitución Lumen Gentium; Cap. II: El Pueblo de
Dios
11Ibíd.,
n° 9.
12
Jn 14, 27
13
Concilio Vaticano II, Constitución Lumen Gentium; Cap. V: Vocación
universal a la santidad en la Iglesia..
14
Vieron y creyeron: la belleza y alegría de ser cristianos; Itaca;
Librería Editrice Vaticana; pág. 78.