Sexo seguro
Pregunta
¿Por favor, ¿qué es sexo seguro? Estoy leyendo mucho de esto y quisiera
saber cómo reaccionar a esto.
Respuesta
Saludos cordiales y gracias por su consulta.
Lo que corre bajo el título de "sexo seguro" no es nada más la preocupación
de cómo tener sexo sin contagiarse de enfermedades sexuales. No se habla de
moral. Muchas autoridades educativas y gubernamentales razonan de manera
siguiente: "Los chicos van a tener sexo con diferentes personas de otro sexo
o del mismo sexo. Para evitar el contagio de enfermedades y para evitar
gastos públicos en el futuro tenemos que enseñarles cómo tener sexo sin
contagiarse de enfermedades venéreas". En muchos gobiernos rige esta manera
de ver las cosas. Por eso organizan cursos escolares de "educación sexual".
Lo único que intentan es explicar detalladamente cómo evitar posibles
contagios. Ni una palabra del autodominio ni de la castidad que parece un
vocablo que no se encuentra en sus diccionarios.
Y no se dan cuenta de lo estúpidos que son. Existe un medio que sin costo
evita con absoluta seguridad el contagio de enfermedades. Se llama
"castidad". Los jóvenes que saben esperar hasta el matrimonio pueden estar
seguros que no están enfermos. La máxima autoridad médica de los EE.UU. de
Norteamérica ha afirmado hace unos años que estarán protegidos contra el
flagelo del SIDA, por ejemplo, los matrimonios que viven en fidelidad
conyugal, es decir, la castidad de los casados.
Lo trágico es que quieren evitar los contagios repartiendo medios químicos y
mecánicos para tener sexo seguro. ¿Qué sucede? Hay más contagio porque ya
los niños son estimulados para probar el "sexo seguro". Y puesto que nadie
les enseña el autodominio de la castidad, pues, se contagian más y con mayor
frecuencia. Es para dar risa si no fuera tan triste. De todos modos animamos
que lean lo que escribe el Pontificio Consejo para la Familia sobre
"Sexualidad humana, verdad y significado" para que tenga una idea cuál es el
designio de Dios respecto a la sexualidad.
De remate le pongo una información que ha traído la agencia católica de
prensa ACI para que vea qué trágicas consecuencias resultan cuando no se
conoce y respeta la voluntad de Dios. Sólo el que hace la voluntad de Dios
es feliz y ... no se contagiará.
Que Dios derrame su bendición sobre usted
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CATASTRÓFICA EXPERIENCIA
La catastrófica experiencia de la ciudad de Hartford, en el estado
norteamericano Connecticut, ha confirmado lo que numerosas voces venían
advirtiendo: que las campañas de difusión del llamado “sexo seguro” entre
los jóvenes producen el efecto contrario; es decir, el incremento de las
enfermedades de transmisión sexual (ETS).
El Centro para el Control de Enfermedades de Hartford señaló en el verano
del 2001, que el índice de ETS entre los jóvenes de la ciudad está
dramáticamente por encima del promedio nacional. El informe del organismo
gubernamental señala que los jóvenes de Hartford estaban adquiriendo
clamydia y verrugas genitales a un ritmo dos veces mayor que sus coetáneos
en cualquier otra región del país. Según las cifras, el 20 por ciento de los
alumnos del sétimo grado –unos 12 años de edad– eran sexualmente activos, y
el 55 por ciento ya lo es para cuando ingresa a la secundaria. “Es casi una
epidemia”, decía Leah Fichtner, directora de educación sexual de las
escuelas de Hartford.
Allí, hay quien sigue estando de acuerdo con la existencia de “clínicas
anticonceptivas” y cursos de “sexo seguro” en las escuelas, pero para otras
personas, estas “clínicas” son precisamente parte del problema, dado que
proporciona a los estudiantes con medios contraceptivos gratuitos. El
crecimiento en el índice de ETS es una consecuencia de la falta de decisión
de las escuelas de enseñar la abstinencia. Cuando las conductas desviadas
crecen en una sociedad, eventualmente la sociedad termina bajando la varilla
de la exigencia. Para Jack Cullin, director del programa “Rompiendo el
Círculo”, una asociación civil que busca reducir las ETS y los embarazos de
menores, la falta de decisión de las autoridades escolares de impulsar
programas alternativos de abstinencia son una causa de por qué no bajan los
estos índices. “El hecho que Hartford aún tenga más adolescentes que dan a
luz que graduadas en las tres principales escuelas secundarias es
elocuente”, explicó Cullin. Según el experto, ningún método preventivo ha
resultado más efectivo que la interacción entre padres e hijos para educar a
éstos en el respeto de su propio cuerpo y la abstinencia. “Realmente es una
obligación nuestra el pasarle valores a nuestros hijos”.
(Cortesía de ACI Prensa)