Matrimonio usa los métodos naturales y preservativos para evitar la concepción de nuevos hijos.
La Consulta
Estimados hermanos,
Un saludo muy grande y un abrazo en Cristo Jesús, mi caso y consulta es el
siguiente:
Yo y mi esposa tememos 2 hijos, nos amamos somos fieles. Y seguimos
creciendo en la vida conyugal y lo que nuestra iglesia nos enseña.
Hablando sobre paternidad responsable, tenemos una economía en la cual
vivimos con lo necesario y gracias a Dios es lo suficiente para ser felices.
No deseamos tener mas hijos por ahora. Hemos leído sobre la planificación
natural, o método billings de respetar la biología de la mujer, que
santamente Dios creó, queremos vivir nuestra sexualidad respetando los
tiempos de mi esposa. Con amor y abstinencia calculando más o menos sus
procesos infértiles pero usando por a o b preservativo hasta dominarlo.
Pues no tenemos cerca las capacitaciones necesarias.
La consulta es que técnicamente nosotros creemos en que hay una falta, pero
no grave o mortal. No nos quedamos enfocados en el placer con puro erotismo
y pura excitación en el momento del acto sexual, sino más bien vivir ese
hermoso acto , aprendiendo de las enseñanzas de la teología del cuerpo y su
espiritualidad.
En oración con mi esposa, vamos a pedir a Dios nos tenga paciencia en su
infinita misericordia, y nos ilumine el corazón y la mente para vivir
nuestro matrimonio a luz de Jesús.
Saludos cordiales.
La Respuesta
Estimado hermano en Cristo
La paz del Señor ilumine su vida.
Para su información le enviamos unos pasajes de la encíclica Humanae vitae
de Paulo VI. Puede leer el texto completo en
http://www.mscperu.org/biblioteca/1magisterio/1PauloVI/blhuman_vitaePaulVI.html
He aquí unos pasajes:
"Bajo esta luz aparecen claramente las notas y las exigencias características
del amor conyugal, siendo de suma importancia tener una idea exacta de
ellas.
Es, ante todo, un amor plenamente humano, es decir, sensible y espiritual al
mismo tiempo. No es por tanto una simple efusión del instinto y del
sentimiento, sino que es también y principalmente un acto de la voluntad
libre, destinado a mantenerse y a crecer mediante las alegrías y los dolores
de la vida cotidiana, de forma que los esposos se conviertan en un solo
corazón y en una sola alma y juntos alcancen su perfección humana.
Es un amor total, esto es, una forma singular de amistad personal, con la
cual los esposos comparten generosamente todo, sin reservas indebidas o
cálculos egoístas. Quien ama de verdad a su propio consorte, no lo ama sólo
por lo que de él recibe sino por sí mismo, gozoso de poderlo enriquecer con
el don de sí.
Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. Así lo conciben el esposo y la
esposa el día en que asumen libremente y con plena conciencia el empeño del
vínculo matrimonial. Fidelidad que a veces puede resultar difícil pero que
siempre es posible, noble y meritoria; nadie puede negarlo. El ejemplo de
numerosos esposos a través de los siglos demuestra que la fidelidad no sólo
es connatural al matrimonio sino también manantial de felicidad profunda y
duradera.
Es, por fin, un amor fecundo que no se agota en la comunión entre los
esposos sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas. "El
matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la
procreación y educación de la prole. Los hijos son, sin duda, el don más
excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios
padres".
….
La paternidad responsable comporta sobre todo una vinculación más profunda
con el orden moral objetivo, establecido por Dios, cuyo fiel intérprete es
la recta conciencia. El ejercicio responsable de la paternidad exige, por
tanto, que los cónyuges reconozcan plenamente sus propios deberes para con
Dios, para consigo mismo, para con la familia y la sociedad, en una justa
jerarquía de valores.
En la misión de transmitir la vida, los esposos no quedan por tanto libres
para proceder arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera
completamente autónoma los caminos lícitos a seguir, sino que deben
conformar su conducta a la intención creadora de Dios, manifestada en la
misma naturaleza del matrimonio y de sus actos y constantemente enseñada por
la Iglesia.
….
Es por tanto un error pensar que un acto conyugal, hecho voluntariamente
infecundo, y por esto intrínsecamente deshonesto, pueda ser cohonestado por
el conjunto de una vida conyugal fecunda.
…
Licitud del recurso a los periodos infecundos
16. A estas enseñanzas de la Iglesia sobre la moral conyugal se objeta hoy,
como observábamos antes (n. 3), que es prerrogativa de la inteligencia
humana dominar las energías de la naturaleza irracional y orientarlas hacia
un fin en conformidad con el bien del hombre. Algunos se preguntan:
actualmente, ¿no es quizás racional recurrir en muchas circunstancias al
control artificial de los nacimientos, si con ello se obtienen la armonía y
la tranquilidad de la familia y mejores condiciones para la educación de los
hijos ya nacidos? A esta pregunta hay que responder con claridad: la Iglesia
es la primera en elogiar y en recomendar la intervención de la inteligencia
en una obra que tan de cerca asocia la creatura racional a su Creador, pero
afirma que esto debe hacerse respetando el orden establecido por Dios.
Por consiguiente, si para espaciar los nacimientos existen serios motivos,
derivados de las condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges, o de
circunstancias exteriores, la Iglesia enseña que entonces es lícito tener en
cuenta los ritmos naturales inmanentes a las funciones generadoras para usar
del matrimonio sólo en los periodos infecundos y así regular la natalidad
sin ofender los principios morales.
…
La Iglesia es coherente consigo misma cuando juzga lícito el recurso a los
periodos infecundos, mientras condena siempre como ilícito el uso de medios
directamente contrarios a la fecundación, aunque se haga por razones
aparentemente honestas y serias. En realidad, entre ambos casos existe una
diferencia esencial: en el primero los cónyuges se sirven legítimamente de
una disposición natural; en el segundo impiden el desarrollo de los procesos
naturales. Es verdad que, tanto en uno como en otro caso, los cónyuges están
de acuerdo en la voluntad positiva de evitar la prole por razones
plausibles, buscando la seguridad de que no se seguirá; pero es igualmente
verdad que solamente en el primer caso renuncian conscientemente al uso del
matrimonio en los periodos fecundos cuando por justos motivos la procreación
no es deseable, y hacen uso después en los periodos agenésicos para
manifestarse el afecto y para salvaguardar la mutua fidelidad. Obrando así
ellos dan prueba de amor verdadero e integralmente honesto." (Paulo VI,
Humanae vitae 16ss)
Hasta aquí los pasajes en referencia. Creemos que subraya la seriedad del
asunto.
Usted es consciente que está obrando mal. Su pregunta es: ¿Es pecado
grave/mortal utilizar anticonceptivos?
Lea la respuesta de un teólogo
http://www.teologoresponde.org/2014/03/16/la-anticoncepcion-es-pecado-grave/
Si le interesa existe una exposición muy amplia y razonada en
http://www.corazones.org/moral/anticoncepcion_materia_grave.htm
Usted utiliza anticonceptivos para 'estar seguro'. Lea la información de una
experta al respecto. Como verá que el método natural cuenta con varias
técnicas: viscosidad, temperatura, ovulación, ritmo) que utilizados en su
conjunto son muy seguros
http://www.portumatrimonio.org/catolico/v/planificacion-familiar-natural/
Para terminar le ofrecemos el testimonio de una madre de 11 hijos.
http://www.mscperu.org/neos/ntestimonio/Maritza.htm
La Bendición de Dios
se la deseamos a los dos y por ello rezamos