Escucho Voces
Consulta
Estimado Sacerdote:
Le escribo a sugerencia de su amigo "Funghi". Ahora no he podido encontrar
un director espiritual y me encuentro muy intrigada por algo que me pasó
recientemente. Estando dormida una voz me despertó y me dijo: Lee el
Deuteronomio capítulo 18, 9.
Padre, yo sé que soy una persona enferma, con una enfermedad bipolar. Pero
sé con todo el corazón que digo la verdad. No he podido saber ésto que es!!
Dios me ofrece una tierra? Pero acabo de vender mi casa a causa de las
deudas!
Dios me advierte contra la adivinación? Nunca la practico. Sé que hay
episodios en mi vida en los que veo el futuro pero nunca he recurrida a nada
más que la oración.
Mi antiguo director me dijo que estaba enferma de la cabeza. No me creyó
nada. Yo he buscado ayuda psicológica. Y humildad para reconocer y salir de
ésta terrible enfermedad. Más aún bajo tratamiento escuché ésta voz.
Dedico la mayor parte de mi tiempo a la oración. Cuando mi trabajo de mamá
me lo permite. Quiero ver. Saber si aún enferma soy un instrumento de Dios
para mi edificación y la da las demás personas . O saber que debo aceptar
con humildad que todo es un juego de mi mente enferma.
Dios lo bendiga e ilumine en su respuesta.
Con respeto,
Ana Catalina
Respuesta
Estimada Sra. Ana Catalina:
Que la alegría del Señor esté en su corazón.
Gracias por la confianza que nos brinda.
En medio de su sufrimiento tenga presente esto:
En el fondo hay solamente una alternativa delante de nosotros: descubrir
cada día el amor de Dios y creer en él en medio de nuestros sufrimientos.
Parece que a Ud. el Señor la está asociando muy de cerca a su pasión y cruz.
¡Ánimo! El Señor nunca nos prueba por encima de nuestras fuerzas. El Papa
Juan Pablo II en la encíclica “Salvifici doloris” sobre el sentido del
sufrimiento declara que posiblemente los enfermos y los que sufren sean los
miembros más valiosos de la Iglesia. En todas sus empresas se encomienda a
sus oraciones.
Respecto a su consulta le sugiero que vayamos a consultar los mejores
expertos habidos y por haber. Ud. sabe que la Iglesia declara doctores de la
Iglesia a los santos cuyas enseñanzas son especialmente preciosas para los
miembros del pueblo de Dios.
Si no lo conoce aún quiero presentarle a San Juan de la Cruz, un carmelita,
que junto con Santa Teresa de Ávila promovió la reforma de su orden. Pues
bien, él es un experto en mística, es decir, en estados de ánimo y
experiencias transcendentales. Si usted leyera sus obras encontraría una
respuesta directa a su inquietud.
Él sugiere lo siguiente frente a voces interiores o exteriores que se puedan
presentar una sola cosa: “No prestarles atención”. Sí, ha leído bien, “no
prestar atención”. Las razones que da se resumen en dos acápites: Fácilmente
somos desviados de lo más importante por acontecimientos extraordinarios.
¿Lo más importante? El amor a Dios y al prójimo. Y en segundo lugar el
demonio puede meterse también porque se disfraza de ángel de la luz. Y ¿si
las voces vienen de Dios? San Juan de la Cruz enseña que Dios no se
molestará si tomamos precauciones y Él encontrará medios para lograr lo que
se propone. A nosotros nos toca ser precavidos. Por algo es doctor de la
Iglesia.
Luego referente a encontrar al azar pasajes de la Biblia también puede
prestarse a equívocos. ¿Le cuento lo que le pasó a una hermana muy piadosa?
Abrió la Biblia al azar y le salió: “Fue y se ahorcó”. La hermana se asustó
y abrió otra vez al azar las páginas de la Biblia y le salió: “Anda y hazlo
pronto”.
Así le aconsejo que no les preste atención a las voces y deje que el Señor
se encargue de manifestarse sin equívocos. Por lo pronto le ofrezco mi
oración y pido que rece también por mí. El Señor nos da el discrnimiento
cada día en la vida diaria.
Que Dios la bendiga
In Corde Jesu
Los Misioneros del Sgdo. Corazón
Consulta II
Estoy esperando a un sacerdote carmelita que me han recomendado como un
confesor excelente.
He leido la vida de San Juan de la Cruz y el Castillo interior de Santa
Teresa de Avila.
Gracias por su consejo y Dios lo bendiga.
He pensado mucho en su respuesta.
ME PARTE EL CORAZÓN.
Además de todas las dificultades económicas, el gran esfuerzo que me ha dado
aceptar mi enfermedad mental, escuchar que Dios está tan lejos de mí. Que
tal vez mi esperanza es qiuzá una treta del maligno... qué me queda?
Respuesta II
Estimada Sra. Ana Catalina:
Que la paz del Señor esté en su corazón.
Quisiera dirigir su atención en una dirección distinta de la que usted está
añorando.
Es muy natural que en medio de sufrimientos intenso estemos buscando señales
extraordinarias de la bondad de Dios. Pero Dios generalmente no nos las da.
¿Porqué? Recurriríamos a Dios para que nos proporcione una analgésico.
No sé si conoce el hecho que Santa Teresa pasaba años rezando con libros
para no distraerse. Al ver al Señor en visión se quejó amargamente de su
lejanía o ausencia. El Señor le contestó: "En aquel entonces he estado más
cerca de tí de lo que estoy ahora". No es el sentimiento que manifiesta el
amor sino la fidelidad en las buenas y en las malas.
A su propio Hijo Dios lo ha dejado en el sufrimiento, como dice la carta a
los Hebreos, para que aprenda - humanamente - la obediencia. Me parece que
Dios está haciendo algo muy similar con usted.
La está pasando por el crisol del dolor para que usted sea obediente a sus
designios. Parece una contradicción pero es verdad: sólo es felíz el que no
se baja de la cruz.
Lo que tiene que aprender es descubrir que Dios le está hablando todos los
días. Lo hace de manera escondida, indirecta si quiere, para respetar
nuestra libertad. Todos los acontecimientos llevan una carga del amor de
Dios. Entonces usted tiene que aprender a dialogar con Él en las cosas de la
vida diaria. Allí está también la respuesta.
La liturgia, la Palabra de Dios, la oración, todos estos son medios para
equiparnos a entender el lenguaje de Dios en la historia de todos los días.
Usted debería preguntarse:
- ¿Para qué el Señor me ha dado esta enfermedad?
- ¿Para qué estoy pasando estrecheces económicos?
- ¿Para qué el sufrimiento mío de no sentir a Dios cerca?
La clave está que Dios la ama como usted ni siquiera lejanamente puede
sospechar. Entonces la respuesta está en la dirección del amor.
La persona que no tiene fe no le queda otra cosa que aguantar. La que tiene
fe descubre un designio maravilloso en todos los acontecimientos.
Un hombre visitó al médico diciéndole que le dolía todo; cuando tocaba la
cabeza sentía dolor, cuando tocaba el pecho, las piernas, los pies siempre
había dolor. El médico lo revisó y no encontró nada malo. Al final revisó la
mano del sujeto, estaba rota.
Al que no tiene fe todo le duele, todo es insoportable.
Al que tiene fe el Señor le está corrigiendo para que pueda ser feliz de
verdad.
Lea y medite el capítulo 11 de la carta a los Hebreos sobre la fe y el
capítulo 12 sobre la corrección.
Que Dios la ilumine
mscperu