Sexo oral y matrimonio > > Queridos hermanos en la Fe: > Que Dios Padre y Jesucristo resucitado en E. Santo los guarde y que la paz este en Uds., y que la bendición de Dios Trino los guarde por > siempre en su apostolado
como en su camino de salvación. > > Soy un fiel, felizmente
casado con 4 hijos infantes y somos una pareja muy joven de 30 y 24 años. > > Nos nació experimentar
"inocentemente" las caricias íntimas o púdicas de tipo genital, es
decir, recurrir al sexo oral mutuo, penetración anal y caricia manual mutua y
experimentar de vez en cuando un "orgasmo" voluntario como
involuntario debido a la sensibilidad extrema de estas zonas de excitación. Lo
realizamos como un acto complementario a nuestra placer o complacencia
conyugal, pero siempre respetándonos y en consenso, velando de no caer en el
abuso agresivo, egoísta y obsesivo de cada uno de nosotros, cuidando
celosamente no dañar nuestra convivencia y nuestra felicidad por usar este
medio, este lenguaje sexual en nuestro lenguaje corporal. Incorporado a nuestro
acto conyugal próximo o remoto y durante éste, no perdiendo de vista la
dignidad de cada uno de nosotros y sus valores, fantasías, y respeto a nuestra
intimidad, etc. Muchos orientadores católicos, teólogos de ética cristiana,
enmarcan esta actividad genital como "pervertidas o corruptas" de carácter
grave y desordenado, pecado grave, por separar los aspectos biológicos
generativos: el unitivo y el procreativo en una unión natural completa, es
decir, como un medio contraceptivo y lujurioso, pero otros, también la
catalogan como "moralmente permisible" y la tercera postura como
"buena y aceptable" y la integran en la dimensión dinámica de amor
sexual conyugal. Nosotros no la hemos
usado con fines anticonceptivos, sino como he explicado, con fines de mutua
satisfacción y adornado de ternura, atención y delicadeza por el amado. Es
verdad que nace esta actitud por la insinuación e invitación no maliciosa de
terceros (parejas amigas), sexólogos, etc., con la finalidad de no caer en la
mecanicidad repetitiva de la rutina, y de la publicidad excesiva de la
industria porno en los medios de comunicación, pero muchas parejas la viven
dentro de su sexualidad humana como otras parejas que tienen la inquietud de
realizar estos actos o caricias eróticas conyugales pero todos tememos de caer
en pecado como otros no lo catalogan como pecado. >Además, todo este
lenguaje sexual y corporal, se ve inmerso en su valoración negativa y contra la
dignidad humana, por ser considerado como técnicas, mas que amatorias, de
contracepción y de tipo agresiva e impositiva, es decir, venérea y otra connotación
que se les otorga, es que es tipificada como indigna por considerarse como sexo
duro y sodomítico por crear una ambiente de imitación al acto homosexual y
además prestarse a un posible acto masturbatorio de satisfacción sexual
completa por las características de esta zona. Y finalmente, crear una posible
inclinación homosexual. > Otro fenómeno en el
interior de nuestra Iglesia, los confesores, los pastores no orientan ni educan
en esta materia de cual es el camino a seguir y lo dejan a la libertad de la
conciencia honesta de los esposos. Realmente, no sé si estoy pecando
formalmente o materialmente contra la castidad, pero he intentado abstenerme de
seguir usándolos, pero nace en el cónyuge la duda interna del por qué, de la
renuncia o negativa al solicitarlo, en el juego sexual y dentro del acto. > Por favor ayúdeme a
corroborar mi postura sana de este lenguaje, o bien, invíteme a la conversión y
renuncia si fuera pecado y el ¿cómo hacerlo?, Sin afectar nuestra convivencia y
el hacer entender al amado del por qué ya no más se hará ese acto. > Se despide cordialmente >
Ricardo. Querido
hermano en Cristo, . Que la paz
del Señor esté en sus corazones. Como puede
ver por la fecha de nuestra respuesta ( 2002-03-13) a su consulta del 27 de Febrero de 2002, hemos dudado mucho en dar
una respuesta. El titubeo tiene varias razones. En primer lugar la forma de su
e-mail tiene las marcas de un re-envío (forwarding); uno utiliza generalmente
este modo cuando envía un mensaje que no es propio. En segundo lugar hemos
observado que el mensaje maneja muy bien los términos técnicos de la teología
moral matrimonial; esto no es una capacidad a encontrarse habitualmente en los
hermanos laicos. El saludo al comienzo de su e-mail también tiene asonancias no
muy frecuentes entre los miembros del pueblo de Dios. En tercer lugar, la consulta recorre toda la gama de
posibilidades, es decir, se presenta como una de las casuísticas que nos proponían
en aquel entonces con ocasión de
nuestros exámenes de teología moral para comprobar si habíamos estudiado. Se
podría tratar en el caso de su consulta de una especie de sondeo. Se desea
comprobar de esta manera si en este
sitio de los MSC Misioneros del Sagrado Corazón estamos en comunión con el
magisterio de la Iglesia. Además, estas cuestiones delicadas suelen responderse
mejor en la consulta personal y no por los medios públicos de Internet donde es
muy fácil entrometerse en mensajes ajenos. Sin embargo,
al final hemos optado por contestar
porque podría tratarse de una inquietud real que necesita aclaración y
porque el Internet está repleto de la propaganda de la "cultura de
muerte" y queremos ayudar a los hermanos en Cristo que tienen alguna incertidumbre
al respecto. Queremos
partir de algunos presupuestos básicos para darle una respuesta. ¿A quién
consultar? Lamentablemente
se da el caso que los "orientadores católicos" discrepan entre sí de
manera que la consulta a varios teólogos puede tener como resultado varias
respuestas contradictorias. Por eso, el católico necesita un discernimiento
claro también respecto a las personas a consultar. Por supuesto, el cristiano
puede utilizar la consulta múltiple para tener una amplia gama de alternativas.
De esta manera puede escoger la que más le guste o la que le parezca más
"fácil" o "razonable" de aplicar. Vienen muchos a consultar
con la intención de que se les tranquilice la conciencia tomando en cuenta las razones
"inocentes" que motivan el proceder. Mire usted
la actitud con la que está haciendo esta consulta. ¿Por qué no busca más bien
lo que tiene visos de santidad? No le sugiero que emita el voto de Santa Teresa
de Jesús de hacer siempre lo más perfecto cuando se presentan varias alternativas.
Sin embargo, le vendría bien una disponibilidad de querer escoger lo que lleva
más a vivir su matrimonio en el Espíritu de Cristo. La conciencia delicada
prefiere aquilatar sus actos y actitudes no con la pregunta si es pecado grave
o no. Esto es un tipo de cristianismo minimalista. La pregunta debería ser más
bien: "¿Qué me ayuda a hacer la voluntad de Dios con mayor
perfección". Porque es una realidad indiscutible que cuánto más uno se
conforma con la voluntad de Dios tanta más felicidad embargará su vida y su
corazón. En cuanto
a los teólogos es necesario comprobar el espíritu que lo inspira en sus
enseñanzas. Ahora bien, el esperar los frutos para calificar el árbol toma
tiempo. Sin embargo, hay un criterio que está siempre a la mano de cualquier cristiano
para protegerse de los lobos
disfrazados de ovejas. El criterio es muy simple: "¿El teólogo en cuestión
está habitualmente en comunión con el magisterio de la Iglesia?" Esto se
ve fácilmente. La traigo
una cita de la "Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo"
emanada de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para que vea cómo ha de
proceder el teólogo. "Una
de las tareas del teólogo es ciertamente la de interpretar correctamente los
textos del Magisterio, y para ello dispone de reglas hermenéuticas, entre las
que figura el principio según el cual la enseñanza del Magisterio --gracias a
la asistencia divina-- vale más que la argumentación de la que se sirve, en
ocasiones deducida de una teología particular. En cuanto al pluralismo teológico,
éste es legitimo únicamente en la medida en que se salvaguarde la unidad de la
fe en su significado. objetivo". Puede usted leer el texto completo en http://www.iespana.es/mscperu/
blteologo_Fe.html El
cristiano escuchará con mayor agrado al teólogo que más se conforma con el
magisterio. Razones
para decidir. Usted
aduce como atenuante de su proceder la
motivación de que no se ha procedido "con
fines anticonceptivos, sino como he explicado, con fines de mutua satisfacción
y adornado de ternura, atención y delicadeza por el amado". Esto sugiere
que de su parte la presuposición que todo acto que se hace con respeto y sin
intenciones anticonceptivas es moralmente justificado. Además tiene usted la
loable intención de no caer en la
mecanicidad repetitiva de la rutina. Entonces no debe usted caer en la rutina
de decir a su esposa que la quiere. ¡Qué tal mecanicidad repetitiva!
Precisamente la pornografía tiene que inventar cosas cada vez más bestiales
para poder variar sus rutinas. Usted confiesa que su actitud
nace por la insinuación de terceros y acto seguido cita la industria porno como
fuente de donde proveerse de técnicas para su vida conyugal. No sea ingenuo.
San Pablo exhorta de no conformarse al mundo y Santiago dice apodícticamente
que quien se hace amigo de la carne se hace enemigo de Dios. ¿Comenzarán a
drogarse para salir de la rutina? Todo esto quiere decir que la intención pretendidamente
"inocente" no hace que un acto sea bueno. Tiene que preguntarse si el
acto es objetivamente bueno o malo. Las intenciones generalmente sólo entran en
juego cuando se trata de calificar la gravedad del acto como completamente
informado, libre y responsable ante la conciencia de un lado y la verdad
(bondad) objetiva del otro. Aspecto unitivo y procreativo Usted mismo menciona estos aspectos. Entonces debe haberse enterado que
uno de los principios para la moralidad del acto conyugal consiste en que los
dos aspectos no deben separarse. Lea usted la "Humana vitae" de
Paulo VI Luego quisiera recordarle que el “sexo oral” ha sido un invento de los
homosexuales. Es que no aparece por ningun lado ni el aspecto unitivo ni mucho
menos el aspecto procreativo. A base de estas consideraciones podemos decir lo siguiente: Todo proceder que separe el aspecto unitivo del procreativo es
objetivamente malo. También todo proceder "contra naturam" es objetivamente malo.
¿Sabe qué cosa es sexo contra naturam? Cuando se procede contra la naturaleza
del acto. El carácter nupcial del cuerpo. Acto seguido queremos ofrecerle unas reflexiones de nuestro Sumo Pontífice
vertidas ya hace 20 años. Estos textos merecen ser profundamente meditados. Carácter nupcial del cuerpo humano 23.VII.80 1. El cuerpo humano, en su originaria masculinidad y feminidad, según el
misterio de la creación como sabemos por el análisis de Gen 2, 23-25, no es
solamente fuente de fecundidad, o sea, de procreación, sino que desde 'el
principio' tiene un carácter nupcial; lo que quieredecir que es capaz de
expresar el amor con que el hombre persona se hacedon, verificando así el
profundo sentido del propio ser y del propioexistir. En esta peculiaridad suya,
el cuerpo es la expresión del espíritu y está llamado, en el misterio mismo de
la creación, a existir en la comunión de las personas 'a imagen de Dios'. Ahora
bien: la concupiscencia 'que viene del mundo' y aquí se trata directamente de
la concupiscencia del cuerpo limita y deforma el objetivo modo de existir del
cuerpo, del que el hombre se ha hecho partícipe el 'corazón' humano experimenta
el grado de esa limitación o deformación, sobre todo en el ámbito de las
relaciones recíprocas hombre mujer. Precisamente en la experiencia del
'corazón' la feminidad y la masculinidad, en sus mutuas relaciones, parecen no
ser ya la expresión del espíritu que tiende a la comunión personal y quedan
solamente como objeto de atracción, al igual, en cierto sentido, de lo que sucede
'en el mundo' de los seres vivientes que, como el hombre, han recibido la
bendición de la fecundidad (Cfr. Gen 1). 2. Tal semejanza está ciertamente contenida en la obra de la creación; lo
confirma también Gen 2 y especialmente el versículo 24.Sin embargo, lo que
constituía el substrato 'natural', somáticoy sexual de esa atracción, ya en el
misterio de la creación expresaba plenamente la llamada del hombre y de la
mujer a la comuniónpersonal; en cambio, después del pecado, en la nueva
situaciónde que habla Gen 3, tal expresión se debilitó y se ofuscó como si
hubiera disminuido en el delinearse de las relaciones recíprocaso como si
hubiese sido rechazada sobre otro plano. El substrato natural y somático de la
sexualidad humana se manifestó como una fuerza casi autógena, señalada por una
cierta 'constricción del cuerpo', operante según una propia dinámica, que limita
la expresión del espíritu y la experiencia del intercambio de donación de la
persona. Las palabras de Gen 3, 16, dirigidas ala primera mujer, parecen
indicarlo de modo bastante claro ('buscarás con ardor a tu marido, que te
dominará'). 3. El cuerpo humano, en su masculinidad y feminidad, ha perdido casi la
capacidad de expresar tal amor, en que el hombre persona se hace don, conforme
a la más profunda estructura y finalidad de su existencia personal, según hemos
observado ya en los precedentes análisis. Si aquí no formulamos este juicio de
modo absoluto y hemos añadido la expresión adverbial casi, lo hacemos porque la
dimensión del don es decir, la capacidad de expresar el amor con que el hombre,
mediante su feminidad o masculinidad se hace don para el otro, en cierto modo,
no ha cesado de empapar y plasmar el amor que nace del corazón humano. El
significado nupcial del cuerpo no se ha hecho totalmente extraño a ese corazón:
no ha sido totalmente sofocado por parte de la concupiscencia,sino sólo
habitualmente afectado. El corazón se ha convertido en el lugar de combate
entre el amor y la concupiscencia. Cuanto más domina la concupiscencia al
corazón, tanto menos éste experimenta el significado nupcial del cuerpo y tanto
menos sensible se hace al donde la persona, que en las relaciones mutuas del
hombre y la mujer expresa precisamente ese significado. Ciertamente, también el
'deseo' deque Cristo habla en Mt 5, 27-28 aparece en el corazón humano en múltiples
formas; no siempre es evidente y patente, a veces está escondidoy se hace
llamar 'amor', aunque cambie su auténtico perfil y oscurezcala limpieza del don
en la relación mutua de las personas. ¿Quiere acaso esto decir que debamos
desconfiar del corazón humano? "¡No! Quiere decir solamente que debemos
tenerlo bajo control. 4. La imagen de la concupiscencia del cuerpo que surge del presente análisis
tiene una clara referencia a la imagen de la persona, con la cual hemos enlazado
nuestras precedentes reflexiones sobre el tema del significado nupcial del
cuerpo. En efecto, el hombre como persona es, en la tierra,'la única criatura
que Dios quiso por sí misma' y, al mismo tiempo, aquel que no puede
'encontrarse plenamente sino a través de una donación sincera de sí mismo'. La
concupiscencia en general y la concupiscencia del cuerpo en particular afecta precisamente
a esa 'donación sincera': podría decirse que sustrae al hombrela dignidad del
don, que queda expresada por su cuerpo mediante la feminidady la masculinidad
y, en cierto sentido, 'despersonaliza' al hombre, haciéndoloobjeto 'para el
otro'. En vez de ser 'una cosa con el otro' sujeto en la unidad, más aún, en la
sacramental 'unidad del cuerpo', el hombre se convierte en objeto para el
hombre: la mujer para el varón,y viceversa. Las palabras del Gen 3, 16 -y antes
aún, de Gen 3, 7-lo indican, con toda la claridad del contraste, con respecto a
Gen 2, 23-25. 5. Violando la dimensión de donación recíproca del hombre y de la mujer,
la concupiscencia pone también en duda el hecho de que cada uno de ellos es
querido por el Creador 'por sí mismo'.La subjetividad de la persona cede, en
cierto sentido, a la objetividad del cuerpo. Debido al cuerpo, el hombre se
convierte en objeto para el hombre: la mujer para el varón, y viceversa. La
concupiscencia significa, por así decirlo, que las relaciones personales del
hombre y la mujer son vinculadas unilateral y reducidamente al cuerpo y al sexo
en el sentido de que tales relaciones llegan a ser casi inhábiles para acoger
el don recíproco de la persona. No contienen ni tratan la feminidad /
masculinidad según la plena dimensión de la subjetividad personal, no constituyen
la expresión de la comunión, sino que permanecen unilateralmente determinados
'por el sexo'. 6. La concupiscencia lleva consigo la pérdida de la libertad interior
del don. El significado nupcial del cuerpo humano está ligado precisamente a
esta libertad. El hombre puede convertirse en don -es decir, el hombre y la
mujer pueden existir en la relación del recíproco donde sí- si cada uno de
ellos se domina a sí mismo. La concupiscencia, que se manifiesta como una
'constricción 'sui generis del cuerpo',limita interiormente y restringe el
autodominio de sí, y, por eso mismo, en cierto sentido, hace imposible la
libertad interior del don. Además de esto, también sufre ofuscación la belleza
que el cuerpo humano posee en su aspecto masculino y femenino, como expresión del
espíritu. Queda el cuerpo como objeto de concupiscencia y, por tanto, como
'terreno de apropiación' del otro ser humano. La concupiscencia, de por sí, no
es capaz de promover la unión como comunión de personas. Ella sola no une, sino
que se adueña. La relación del don se transforma en la relación de apropiación. Llegados a este punto, interrumpimos por hoy nuestras reflexiones. El
último problema aquí tratado es de tan gran importancia, y es además tan sutil,
desde el punto de vista de la diferencia entre el amor auténtico (es decir, la
'comunión de las personas')y la concupiscencia, que hace resaltar que su
cuestionamiento se mueve sólo en lo que le ofrecen garantes no muy fiables.
¿Alguna vez ha reflexionado sobre la diferencia entre amor y concupiscencia? Como ve, en lugar de aconsejarse sobre actitudes extremas, hay todo un
mundo que los esposos deberían descubrir. ¿Se le ha ocurrido alguna vez que el
esfuerzo en esta dimensión podría ser mucho más satisfactorio para los esposos? ¡Que Dios le
bendiga! Se lo desean y
por ello rezan Los MSC
Misioneros del Sagrado Corazón en el Perú http://www.iespana.es/mscperu/ Pascal:
<<No hay más que dos clases de personas a las que se puede llamar
razonables: aquellos que sirven a Dios con todo su corazón, porque lo conocen;
y aquellos que buscan a Dios con todo su corazón, porque no lo conocen>>
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