Creer para ser Feliz: La transmisión de la fe para salvarnos
Monseñor Agustín Cortés Soriano.
Obispo de Sant Feliu de
Llobregat
Fri, 18 Dec 2009 07:24:00
Seguramente alguien habrá pensado que esta expresión "creer para ser feliz",
cambia sustancialmente lo que siempre nos habían predicado: "creer para
salvarse". Y la verdad es que no podemos dejar de hablar de la salvación que
nos viene por la fe.
Los mismos mensajes que oímos estos días de Adviento nos familiarizan con la
salvación: somos llamados a "reproducir aquella esperanza del Pueblo de
Israel en la venida del Salvador"; "nos nacerá el Mesías Salvador...". La
expresión, que liga la fe a la salvación, es esencial al mensaje del
Evangelio. Formó parte de palabras definitivas de Jesús, como por ejemplo la
conclusión del Evangelio más primitivo, el de San Marcos, donde la salvación
aparece como resultado de la fe y del bautismo. San Pablo hizo de esta
relación entre fe y salvación argumento central de toda su predicación, como
vemos en las cartas a los cristianos de Roma y de Galacia. Cuando recitemos
la profesión de fe, decimos: "creemos en el Hijo Unigénito de Dios, que por
nuestra salvación bajó del cielo". Asimismo, como sabemos, Lutero hacía de
"la salvación por la sola fe" el eje de su reforma...
En definitiva, nuestro esfuerzo para transmitir la fe será inútil, si no
estamos bien convencidos de que con la fe nos viene la salvación.
Transmitimos la fe para que el otro sea feliz, pero esta felicidad incluye
la salvación: "quiero que creas en Jesucristo, porque en Él encontrarás la
salvación", podemos decir a quien nos escucha y aún no cree.
Pero, ¿qué quiere decir ser salvado por la fe (y el bautismo)? Casi hemos
olvidado hablar de ello en nuestras predicaciones y oraciones. Tal vez sea
éste uno de los olvidos de lo esencial, como decía el filósofo Jean Guitton.
Necesitaríamos mucha explicación para responder la cuestión de qué quiere
decir "ser salvado". Sólo haremos una pequeña aproximación con un ejemplo de
"salvación experimentada".
Hace unos días recibí un regalo, que tengo que agradecer sinceramente: el
estudio que ha realizado Cinta Espuny Caubet sobre la evolución del
pensamiento y la vida de Edith Stein los años que precedieron a su
conversión a la fe católica (Esperant temps millors. Cartes d'Edith Stein a
Roman Ingarden. 1917-1921). Allí podemos leer un fragmento de una de estas
cartas, posteriores a la conversión:
"A mí me sucedió como a aquél que está en peligro de ahogarse, y a quien
mucho después, en una habitación clara y caliente donde está muy seguro y
rodeado de amor y de afecto y de manos bondadosas, de repente se le presenta
la imagen del abismo oscuro y frío. ¿Qué otra cosa sentirá si no un temblor,
y con ello una gratitud ilimitada, ante el brazo poderoso que le cogió
maravillosamente llevándolo a tierra firme?" (p. 190)
La fe en Jesucristo, para aquél que ha buscado apasionadamente la Verdad:
- Salva del ahogo y el naufragio de la vida, del abismo oscuro y frío de los
fracasos y las decepciones.
- Salva introduciéndolo en la claridad de un espacio, donde todas las cosas
tienen sentido.
- Salva abriendo la experiencia de verse rodeado de amor y de afecto de
manos bondadosas.
Un amor y un afecto de manos bondadosas, que no nos privarán de llorar. Pero
la salvación consistirá en que entonces las lágrimas no vendrán de la
desesperación, sino de la tensión entre la gloria esperada y cierta y el
presente aún oscuro.
CAMINEO.INFO.-