Ex-mormón norteamericano: el mormonismo no soporta el escrutinio de la razón y de la revelación
El medio digital Religión en Libertad acaba de publicar un nuevo testimonio de un ex-mormón, Thomas Smith (en la foto), que descubrió la verdad de Cristo en la Iglesia católica. La crónica es de Sara Martín, y la reproducimos a continuación.
Thomas representaba la sexta generación de mormones en su familia y
estaba convencido de ser parte de la única Iglesia verdadera sobre la
faz de la tierra. «Dado
que los mormones creen que sólo ellos tienen el don del Espíritu Santo y
que el resto del mundo está buscando a tientas la verdad en medio de la
oscuridad, yo estaba convencido de que era mi responsabilidad compartir
la fe en cada oportunidad que se me presentase», comienza a explicar
Thomas. Al igual que tantos muchachos de 19 años, fue misionero durante
dos años en el sur de Estados Unidos y estaba «emocionado
por ganar conversos a la fe». Al final de su experiencia misionera,
la conclusión fue clara: las verdades mormona «no
soportaban el escrutinio de la razón y de la Revelación Divina».
Una primera experiencia conmovedora
«Es imposible contar todas las experiencias y pruebas que me llevaron a abandonar la fe de mis padres, pero déjenme relatar algunos ejemplos», enumera Thomas. Un día, mientras estaban recorriendo un barrio pobre de Alabama, Thomas y su compañero llamaron a la puerta de una pobre choza. Les recibió una anciana afroamericana de ojos brillantes. Le dijeron que tenían un mensaje acerca de Jesús que les gustaría compartir, y ella les recibió en su humilde hogar, «como alguien que ama a Cristo». La práctica de los mormones es comenzar con una oración a la que invitan a unirse a la persona. El 99% se unen al rezo, el 1% toma la iniciativa. Y así fue en este caso. Ella inclinó la cabeza en silencio y comenzó a rezar.
«Recuerdo claramente que, mientras le escuchaba rezar, pensaba que
Dios estaría sentado a su lado en ese sofá desvencijado. No era sólo
’su’ Dios, sino también su mejor amigo, su compañero más querido que
había vivido con ella una vida de sufrimiento y perjuicio. A medida que
su oración íntima continuaba, aumentaba mi miedo porque sabía que,
cuando la mujer terminase, tenía que hablarle sobre Jesús… Pero ella Le
conocía de verdad, mientras que yo sólo ’sabía’ cosas sobre Él. Yo
quería esa clase de intimidad que ella compartía con su Creador pero,
para mí, Dios era alguien lejano y exigente». Esta simple
experiencia no cuadraba con lo que le habían enseñado:«Había alguien
que no era mormón que conocía a Dios de una manera que yo sólo podía
imaginar. Se abrió para mí una puerta que me invitaba a realizar una
revisión consciente y cuidadosa de mi fe».
«Si la verdad está en el mormonismo, aquí te serviré hasta mi muerte»
Thomas escuchó por boca de muchos cristianos cómo Jesucristo había cambiado sus vidas, había reconstruido sus matrimonios destrozados, y los había librado de las drogodependencias. «Podría argumentar sobre cómo interpretar un determinado versículo del Nuevo Testamento durante horas, pero nunca podía discutir con ellos acerca de cómo el Señor les había tocado y transformado sus vidas», reconoce.
Pero además, los cristianos señalaron a Thomas varios versículos de la Biblia que parecían contradecir claramente las enseñanzas mormonas. Por ejemplo, los mormones creen en la existencia de muchos dioses en el universo, el dios de este mundo es uno de tantos. «Pero la Palabra de Dios proclama claramente que sólo hay un Dios, el de la Divina Revelación. Él es el primero y el último (Is 44,6, 24; 45,5, 18). Oí hablar de las maniobras que los mormones realizaban con las Escrituras para negar el significado de estos versos, pero para mí fueron claramente la confirmación del monoteísmo», asegura.
Tras decenas de reveladores momentos y situaciones como éstas, Thomas se
arrodilló una noche en su pequeño apartamento y gritó a Dios: «Padre
Celestial, lo único que quiero es la verdad. Si la verdad está en el
mormonismo, aquí te serviré hasta mi muerte. Si la verdad está en otra
parte, dame el valor para enfrentarme a lo que eso signifique para mí».
Y esta oración fue el principio de una larga travesía desde el
mormonismo hasta el catolicismo: «Esta
oración cambió de forma fundamental la trayectoria de mi vida. Estaba
dispuesto a aceptar la verdad dondequiera que me llevase», admite
Thomas.
Misionero bautista
Finalmente Thomas abandonó la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, pero, al igual que muchos otros que habían dejado de creer en ella, fracasó. ¿Hay un Dios absoluto? ¿Existe una verdad objetiva o es todo subjetivo? «Cuando has sido engañado durante tantos años, es difícil confiar en nadie. Una vez más, le pedí a Dios que me ayudase a encontrar a alguien con quien hablar de mi crisis de fe», continúa. Estaba en Utah (una de las ciudades con más presencia mormona de todo EE UU), y encontró en el periódico un pequeño anuncio de una librería cristiana. Thomas fue y terminó contándole al encargado toda su historia. Su reacción fue inesperada: «Brincó y dio volteretas por toda la librería. ¡Él era también un ex-misionero de los mormones!».
Tony, el encargado, le introdujo en el baptismo y Thomas se bautizó y se
hizo misionero poco tiempo después. «Como
ex-mormón que yo era, intentaba de corazón ayudar a otros mormones,
especialmente a los misioneros, contándoles mis descubrimientos. Sabía
que las Sagradas Escrituras son una realidad viva, y tenían el poder,
junto con el testimonio cristiano, de guiarlos a la verdad si ellos
estaban dispuestos a recibir la gracia de Dios», explica Thomas.
¿Es la Trinidad un invento?
Muchas de estas discusiones con otros mormones le llevaron a menudo a
acalorados debates sobre la doctrina de la Trinidad, una enseñanza que
estos rechazan, porque creen que la «inventaron» los católicos durante
el Concilio de Nicea en el año 325. «Yo
quería demostrarles que no sólo había sido revelada en la Sagrada
Escritura, sino que además los primeros cristianos ya creían en ella,
mucho antes del siglo cuarto. Para poder demostrarlo, recorrí
bibliotecas y acudí a fuentes electrónicas sobre los primeros escritos
cristianos, y descubrí muchos conversos católicos, los Padres de la
Iglesia. No sólo me pareció un testimonio claro sobre la verdad central
de la Trinidad, sino también me abrió los ojos a toda una serie de
enseñanzas reveladoras: la devoción mariana, las oraciones a los santos,
la reserva de las reliquias, una jerarquía eclesiástica de obispos,
sacerdotes y diáconos, y lo más importante, la doctrina de la presencia
real de Cristo en la Eucaristía», reconoce Thomas. Así, la deriva
hacia el catolicismo había comenzado.
La primera misa de Thomas
Thomas se sentía abrumado, siempre había creído que las enseñanzas católicas eran más producto de enseñanzas medievales que de una verdad revelada. Se encontraba de nuevo en otra encrucijada, y recordó de nuevo la oración que tiempo antes había pronunciado: «Padre Celestial, lo único que quiero es la verdad…». Thomas trabajó con un hombre católico que vivía su fe abiertamente, una persona de virtud y alegría contagiosa, así que empezó a asaltarle con preguntas y preocupaciones. Él no siempre tenía las respuestas inmediatamente, pero siempre las encontraba. Finalmente, le invitó a misa. La primera misa de Thomas. «Al igual que muchos conversos, me sentí transportado a la orilla del Jordán y confesé con Juan el Bautista: ‘He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo’. En una palabra, por fin estaba en casa», explica Thomas con alegría.
Thomas entró en la Iglesia Católica en la Vigilia Pascual de 1996. «Recuerdo estar de pie con mi túnica blanca y una vela en la mano, con la alegría y la espera gozosa de lo que pronto ocurriría: mi plena bienvenida a una nueva casa espiritual y la recepción de Cristo en la Eucaristía», concluye feliz. Hoy, Thomas es comentarista habitual del canál católico de televisión ETWN. Imparte conferencias y ha escrito varios libros sobre el catolicismo.