10 formas para practicar un «ayuno» diferente durante la Cuaresma: más allá de la comida o del móvil
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Estos 10 consejos se pueden aplicar en Cuaresma. Quizás no todos, pero al
menos si alguno de ellos.
Con el Miércoles de Ceniza ha dado comienzo un tiempo de Cuaresma que tiene
como objetivo preparar a los cristianos para la Pasión y sobre todo la
Resurrección de Cristo. Para este tiempo litúrgico la Iglesia enseña tres
puntos de apoyo fundamentales para vivir estos 40 días. Se trata de la
oración, la limosna y el ayuno.
Estas tres prácticas son una ayuda para esta llamada ante es dejar de comer.
Últimamente también se ha asociado a otras acciones físicas como dejar de
fumar, beber, o incluso aparcar temporalmente el teléfono móvil o la
televisión.
la conversión que
caracteriza la Cuaresma. Pero será sobre el ayuno en lo que se centrará este
artículo. Moisés ayunó cuarenta días en la montaña y Jesús pasó otros
cuarenta días en el desierto ayunando. Por ello, la Iglesia anima en
Cuaresma a profundizar en los recovecos del corazón y rogar por la
conversión del corazón.
Cuando se habla de ayuno lo primero que viene a la me
El padre Ed Broom ofrece unas orientaciones claras y sencillas para la
Cuaresma.
Pero el ayuno puede ir mucho más allá y centrarse en actitudes de cada uno.
Así lo cree el padre Ed Broom, oblato de la Virgen María, ordenado sacerdote
por San Juan Pablo II, y experto en retiros espirituales y en la
evangelización a través de los medios de comunicación.
Este religioso se pregunta cuáles podrían ser algunas formas concretas de
practicar el ayuno. Y antes de nada recuerda que el ayuno no es una mera
dieta con el simple deseo de perder algunos kilos de más. Más bien, el
propósito del ayuno es agradar a Dios, convertir los corazones y rogar por
la conversión de los demás. En otras palabras, ¡el ayuno debe tener una
intención sobrenatural!
Por ello, en este artículo en Catholic Exchange propone diez maneras de cómo
podemos ayunar.
1. Come menos y recibe más la Santa Eucaristía
Con esta práctica –afirma el padre Broom- se da más importancia a la vida
espiritual y a la salvación del alma. Y recuerda lo que dijo Jesús: “No
trabajéis por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece
para vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre, porque a éste es a
quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello” (Jn 6, 27).
Momento de la comunión.
2. Controla tu lengua.
Para este segundo punto este religioso recomienda encarecidamente la lectura
del capítulo tercero de la Epístola de Santiago, “ ¡una de las mejores
exhortaciones del mundo para trabajar en el control de nuestra lengua!”. Y
recoge otra cita muy conocida de este apóstol: “Debemos estar dispuestos a
escuchar y ser lentos para hablar” (St. 1, 19).
3. Momentos heroicos
En su libro Camino, San Josemaría, fundador del Opus Dei, acuñó el término
“minuto heroico”. “Es la hora, en punto, de levantarte. Sin vacilación: un
pensamiento sobrenatural y... ¡arriba! —El minuto heroico: ahí tienes una
mortificación que fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza”,
escribía el santo.
Con esto –añade Ed Broom- San Josemaría afirma que tan pronto como
escuchemos el despertador debemos levantarnos de la cama, rezar y comenzar
nuestro día. ¡El demonio de la pereza nos anima a presionar el botón de
apagar!
4. Controla la mirada
Los ojos son el espejo del alma. El Rey David se sumió en el pecado que
condujo al asesinato de Urías el Hitita por la sencilla razón de que dejó
que llevarse por las miradas. Sus ojos miraron y no se apartaron sobre una
mujer casada: Betsabé. Los pensamientos adúlteros condujeron al adulterio
físico, a la negación de su pecado y finalmente a matar a un hombre
inocente. Por ello, este tiempo es propicio para esforzarse por por vivir la
Bienaventuranza: "Bienaventurados los puros de corazón, ellos verán a Dios".
5. Puntualidad.
El padre Broom recoge una cita del Evangelio de San Lucas en la que Jesús
afirma: “El que es fiel en lo insignificante (en lo poco), lo es también en
lo importante”. Por ello, este oblato recuerda que ser puntual y estar a la
hora es una señal de orden, respeto por los demás y un medio para realizar
las tareas bien y a tiempo.
Dos chicas sentadas comparten preocupaciones.
6. Escucha a los demás.
Es muy fácil interrumpir a otros cuando hablan y tratar de imponer nuestras
propias ideas incluso antes de que la persona haya terminado su idea. La
caridad, que significa amor por Dios y por los demás, enseña a respetar a
los demás y permitirles hablar sin interrumpir e imponer nuestras propias
ideas.
Escuchar a los demás también es un acto de humildad, ¡poner a los demás
antes que a nosotros mismos!, agrega este sacerdote, que también añade una
cita de Jesús en el Evangelio de Mateo: “Aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón”.
7. Más agradecidos y menos quejas
No hay que permitir que pase un solo día sin que se dé gracias a Dios. De
hecho, afirma el padre Broom, “deberíamos estar constantemente agradeciendo
a Dios”. E igualmente es conveniente acostumbrarse también de ser también
agradecidos con los demás. “Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es
eterna su misericordia” (Salmo 118).
8. Sonríe, incluso si no tienes ganas
De hecho, esto podría ser una gran penitencia: sonreír a alguien, incluso
cuando estás cansado, con dolor de cabeza o un resfriado. Esta es la virtud
heroica. Una sonrisa es algo pequeño, pero es contagiosa. De hecho, una
sonrisa sincera puede elevar a quienes la ven de la desolación a un estado
de consuelo. Una de las señales más evidentes de ser un seguidor de Jesús es
la sonrisa de alegría que irradia la cara. “Estad siempre alegres en el
Señor, os lo repito, estad alegres", dice San Pablo en su Epístola a los
Filipenses (4,4).
9. Reza, incluso cuando no te apetezca.
Afirma el padre Broom que “desafortunadamente, muchos de nosotros basamos
nuestra vida espiritual en simples sentimientos que son efímeros,
transitorios y pasajeros como el rocío que se evapora por el sol de la
mañana Nuestro mejor ejemplo es, por supuesto, Nuestro Señor y Salvador
Jesucristo en el huerto de Getsemaní (Lucas 22: 39-46). Cuando Jesús estaba
experimentando una agonía y desolación mortal que extraía grandes gotas de
sangre de sus poros, en realidad no tenía ganas de orar. Sin embargo, Jesús
oró aún más fervientemente.
Por lo tanto, practiquemos el ayuno y la penitencia en nuestras vidas y
tengamos un tiempo y un lugar establecidos para rezar y rezar a veces,
incluso cuando no tenemos ganas. ¡Esto es penitencia y verdadero amor por
Dios! ¡Esta es una señal de verdadera madurez en la fe!”
10. Un estímulo: ánimo
En este último punto, el padre Broom invita a que “salgamos de nuestro
caparazón egoísta y concentrémonos más en Dios y en ver a Jesús en los
demás, imitando al buen samaritano. Aprendamos a ser un Simón de Cirene y
ayudar a nuestros hermanos y hermanas que llevan el peso de una cruz muy
pesada. Podemos aligerarlo alentándolos con palabras, gestos motivadores y
con un corazón lleno de amor y compasión. Recuerda la regla de oro: ‘Haz a
los demás lo que te gustaría que te hagan a ti’. (Mt. 7:12) ¡En las
difíciles tormentas de la batalla terrenal, una palabra de aliento puede ser
un viento poderoso en las velas!”.
ReL