Disfruten de
la Palabra Divina de los Domingos tomados de la mano de los Padres de la
Iglesia, de los Santos y Sabios de todos los tiempos y del Catecismo de la
Iglesia Católica (Nota Bene: Los números consignados entre paréntesis ( ) hacen referencia a los números del Catecismo).También puede saltar a:
DOMINGO DE
PENTECOSTÉS B
(Misa del día) “Hemos sido bautizados en un mismo
Espíritu... y todos hemos bebido de un
sólo Espíritu” Hch 2,1-11: “Se
llenaron todos del Espíritu Santo y
empezaron a hablar” Sal 103,1ab y
24ac.29bc-30.31 y 34: “Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la
tierra” 1 Co
12,3b-7.12-13: “Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo
cuerpo” Jn 20,19-23:
“Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu
Santo” En el relato de
san Lucas, Jesús es el nuevo Moisés que ha subido al monte; nos da su Espíritu
y con él la Ley Nueva, no grabada en piedra sino “en nuestros corazones”. La sucesión,
según san Juan, en los acontecimientos de resurrección, ascensión y venida del
Espíritu Santo, adquieren en el pensamiento joánico una nota especial: la
íntima unión entre la Pascua y la animación de la Iglesia por el Espíritu,
enviado precisamente porque Cristo ha resucitado. De ahí que el poder de
Cristo: “A quienes perdonéis...” se haya visto siempre otorgado a la Iglesia en
relación con la donación del Espíritu. La incomunicación
humana hoy es una realidad. Descubrir la comunicación como la ruptura de
barreras del idioma, del lenguaje, de los signos, es comprobar que la verdad
esta llamada a abrirse paso sin violencia. Si cada uno admitiera la verdad
objetiva, trascendente y universal, estaríamos en camino de encontrar la
VERDAD, desaparecerían muchas fronteras. _ Los símbolos
del Espíritu Santo: “El fuego.
Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la Vida dada
en el Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos
del Espíritu Santo. El profeta Elías que ``surgió como el fuego y cuya palabra
abrasaba como antorcha'' (Si 48,1), con su oración, atrajo el fuego del cielo
sobre el sacrificio del monte Carmelo, figura del fuego del Espíritu Santo que
transforma lo que toca. Juan Bautista, ``que precede al Señor con el espíritu y
el poder de Elías'' (Lc 1,17), anuncia a Cristo como el que ``bautizará en el
Espíritu Santo y el fuego'' (Lc 3,16), Espíritu del cual Jesús dirá: ``He
venido a traer fuego sobre la tierra y !cuánto desearía que ya estuviese
encendido!'' (Lc 12,49). Bajo la forma de lenguas ``como de fuego'', como el
Espíritu Santo se posó sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los
llenó de él (Hch 2,3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del
fuego como uno de los más expresivos de la acción del Espíritu Santo. ``No
extingáis el Espíritu'' (1 Te 5,19)” (696; cf. 689-701). _ La conversión,
obra del Espíritu Santo: “La primera obra de
la gracia del Espíritu Santo es la conversión, que obra la justificación según
el anuncio de Jesús al comienzo del Evangelio: ``Convertíos porque el Reino de
los Cielos está cerca'' (Mt 4,17). Movido por la gracia, el hombre se vuelve a
Dios y se aparta del pecado, acogiendo así el perdón y la justicia de lo alto.
``La justificación entraña, por tanto, el perdón de los pecados, la
santificación y la renovación del hombre interior''” (1989). _ “Por el
Espíritu Santo participamos de Dios. Por la participación del Espíritu venimos
a ser partícipes de la naturaleza divina... Por eso, aquellos en quienes habita
el Espíritu están divinizados” (San Atanasio, ep. Serap., 1,24) (1988). Cristo viene “a
traer fuego a la tierra”. Nos ha enviado su Espíritu para que arda el corazón
de la Iglesia y sus miembros seamos testigos de su luz y de su calor. vea:
clerus.org
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