INTRODUCCIÓN PROVOCADORA A LA PRIMERA LECTURA
DEL DOMINGO 15 “A”: LLAMADOS A DAR TESTIMONIO ANTE LA PALABRAS DE DIOS
PROCLAMADA DURANTE LA MISA DOMINICAL
Falta un dedo: Celebrarla
GARANTÍA: USTED ES APTO
Diálogo para promover la participación activa de los católicos
(Es una introducción a la primera lectura que
es chocante por ser una interpelación tan
directa. Sugerimos
utilizarla sólo cuando se les puede ofrecer a los oyentes alguna misión, sea
en casa sea en otro lugar, y que sea fácil de realizar. Inquietar por inquietar
no tiene sentido.
Evidentemente una Misa con muchos jóvenes presta un ambiente más congruo).
Locutor 1:
Visibles para todos
Locutor 2:
Visibles para todos
Locutores
1—3: Somos tres, ni dos ni uno.
L
2: Uno — eso sería lo de costumbre.
L
3: Uno tiene la palabra, en el altar, en el púlpito.
L
1: Iglesia exclusivamente clerical
L
2: Iglesia compuesta sólo por sacerdotes
L
1—3: Nosotros avanzamos — dos pasos — tres pasos
L
3: Iglesia consciente
L
1: Laicos responsables
L
2: Pueblo de Dios consciente
L
3: Iglesia después del Concilio
L
1: Iglesia en diálogo
L
1—3: Visibles para todos, somos tres, ni dos, ni uno.
L
1: Sacerdocio universal.
L
1-3: Visibles para todos: somos iglesia en diálogo.
(Los siguientes
lectores están entre las personas de la asamblea).
Locutor
4a: ¿He escuchado bien? ¿Diálogo? ¿Con quién? ¿Conmigo?
L
5a: ¡Qué son tres frente a tantos!
L
4a: ¿Qué pueden hacer? ¡Nada!
L
5: De acuerdo, ustedes son tres — pero aislados en la gran masa
L
5a: ¿Qué son tres frente a tantos a quienes nadie ha preguntado?
L
1—3: Somos tres
L
1: Somos el grupo que ha preparado este llamado
L
2: También hay otros
L
1—3: No somos los únicos
L
3: ¡A ver, acérquense los que han pensado, dialogado, rezado con nosotros! (Se
acercan tres más)
L
1: Miren, no estamos aislados
L
4a: De acuerdo, ustedes son seis, no tres
L
5a: ¿Qué son seis frente a seiscientas, 10 frente a mil, 10 frente a mil que no
dicen nada, que son pasivos?
L
7: ¡Basta! ¿Por
qué
no están contentos de que los de adelante hagan el trabajo? Nunca en
la vida todos han podido hacerlo
todo.
L
8: Yo estoy contento que ellos actúen aunque sean
pocos. Yo me pondría nervioso delante de tanta gente.
L 9: Sí, señor, para eso se
necesita haber estudiado, se necesita
una aptitud especial.
L
7: Además, adónde llegaríamos si cada uno quiere meterse, dar su opinión o
hablar sobre la fe
L
8: Lo mismo digo: debe ser uno muy piadoso o por lo menos haber estudiado
teología o ser cura o monja.
L
9: Si yo predicaría en a Iglesia mis amigos me dirían cucufato o cosas peores.
L
7: Además esperarían que fuera medio santo
L
1: Esto es típico: los laicos a la vanguardia
L
2: Mira como hacen grandes juicios sobre la Iglesia y cuando se les llama
dicen: ¡no se oye, padre!
L
3: El hombre valiente empieza a temblar y la mujer más habladora dice: esta boca no es mía
L
1—3: ¡Ustedes tienen la culpa!
L
3: Ustedes nos han dejado plantados.
L
1: Ustedes se quejan de la Iglesia, pero ser Iglesia, eso
lo dejan a los demás.
L
2: Tantas veces se han quejado y han criticados los sermones, las canciones, lo
aburrido de la misa. Ahora que les toca a ustedes la única respuesta es un
enorme silencio.
L
3: Están sentados y hacen de televidentes sólo que no hay botón para cambiar de
canal.
L
1—3: Aquí no se hace un show
L
1: Aquí no se ofrece una diversión
L
2: Aquí no se les provoca emociones piadosas
L
3: Aquí no se les facilita cumplir con un precepto
L
1: Estas gradas no son de otro mundo
L
2: Pertenecen a nuestro mundo
L
3: Sirven para subir
L
1—3: No es un mundo distinto del suyo. Ustedes ya no nos espectadores. Ustedes
son el tema. Ustedes están en el centro.
L
1: No hay marginación
L
2: No hay privilegiados
L
1—3: Todos los bautizados somos el tema, todos tenemos certificado, todos somos
aptos.
L
3: No uno — no tres
L
1—3: Todos, todos somos aptos
L
1: También para ser testigo
L
2: También para anunciar
L
3: También para predicar
L
1: Quién no participa
L
2: Pone en peligro a la Parroquia
L
3: Pone el peligro a la Iglesia
L
1—3: Les llamados a todos a participar. Porque todos somos aptos
L
7: ¿Y quién nos garantiza esto?
L
8: ¿Quién dice que no debe haber espectadores aquí?
L
9: ¿Quién nos garantiza que no vamos a fracasar?
L
1: Isaías es nuestro testigo, el profeta de Dios.
L
2: Vengan, lean ustedes mismos
L
4a: Lee Is 55,10—11
Esta
introducción provocará reacciones encontradas. Es importante que en la homilía
se refleje las reacciones negativas
y dé una respuesta aunque no hayan quedado manifiestas. El miedo
tiene muchas formas. El cristiano ha de entender que, en el fondo, sólo se es
portador de un mensaje. Es el mensaje mismo que lleva dentro el poder de Dios.
Como anotamos arriba, debe ofrecerse una acción fácil y práctica a la vez que
dé cabida a las re-acciones positivas: