Domingo 29 B: Lecturas y Catecismo - Preparemos la Escucha de la Palabra de Dios proclamada durante la Celebración del Domingo
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Con Las Lecturas del Domingo
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 32, 4-5. 18-19. 20 y 22 (R/.: 22)
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.
SEGUNDA LECTURA: Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16
Hermanos:
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.
Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
Palabra de Dios.
EVANGELIO: Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 35-45
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-"Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir."
Les preguntó:
-"¿Qué queréis que haga por vosotros?"
Contestaron:
-"Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda."
Jesús replicó:
-"No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?"
Contestaron:
-"Lo somos."
Jesús les dijo:
-"El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado."
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
-"Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos."
Palabra del Señor.
Con el Catecismo de la Iglesia Católica entender y vivir la Palabra
La 1.era lectura es la última parte del Canto del Siervo. Hace pensar en que el triunfo final será la recompensa a tanto dolor, por voluntad divina, ya que “lo que el
Señor quiere prosperará por sus manos”.
La misión con que
se ha presentado Jesús será norma para sus discípulos. Ellos habrán de ser
servidores igual que el mismo Jesús. Él completará la idea de servicio con la
entrega por nosotros: “Dar su vida en rescate por todos”.
La alusión en la
2.a lectura al “trono de la gracia”, equivalente al “trono de Dios”, nos muestra que el acceso a ese trono es
posible precisamente por la obra redentora del sumo sacerdote Jesucristo.
Cuando al hombre
de hoy se le ofrecen oportunidades de cambio y mejoría, suelen ser aceptadas
con condiciones: que no compliquen la vida ni comprometan demasiado. Así no es
posible cambiar, porque a nadie se le hace mejor si él no quiere. La oferta
siempre es un servicio y la aceptación un favor a uno mismo.
_ “Conmovido por
tantos sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar por los enfermos, sino que
hace suyas sus miserias: ``Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras
enfermedades'' (Mt 8,17). No curó a todos los enfermos. Sus curaciones eran
signos de la venida del Reino de Dios. Anunciaban una curación más radical: la
victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua. En la Cruz, Cristo tomó
sobre sí todo el peso del mal y quitó el ``pecado del mundo'' (Jn 1,29), del
que la enfermedad no es sino una consecuencia. Por su pasión y su muerte en la
Cruz, Cristo dio un sentido nuevo al sufrimiento: desde entonces éste nos
configura con Él y nos une a su pasión
redentora. ``Sanad a los enfermos...''”
(1505; cf. 517. 440).
_ “Por su
obediencia amorosa a su Padre, ``hasta la muerte de cruz'' (Flp 2,8), Jesús
cumplió la misión expiatoria del Siervo doliente que ``justifica a muchos
cargando con las culpas de ellos'' (Is 53,11)” (623).
_ “Desde el
primer instante de su Encarnación el Hijo acepta el designio divino de
salvación en su misión redentora: ``Mi alimento es hacer la voluntad del que me
ha enviado y llevar a cabo su obra'' (Jn 4,34). El sacrificio de Jesús ``por
los pecados del mundo entero'' (1 Jn 2,2), es la expresión de su comunión de
amor con el Padre: ``El Padre me ama porque doy mi vida'' (Jn 10,17). ``El
mundo ha de saber que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado''
(Jn 14,31)” (606; cf. 2716. 2749).
_ “Esta dignidad
se expresa en la disponibilidad a servir, según el ejemplo de Cristo, que no ha
venido para ser servido sino para servir. Si, por consiguiente, a la luz de
esta actitud de Cristo se puede verdaderamente ``reinar'' sólo ``sirviendo'', a
la vez el ``servir'' exige tal madurez espiritual que es necesario definirla
como el ``reinar''.... para poder servir digna y eficazmente a los otros, hay
que saber dominarse, es necesario poseer las virtudes que hacen posible tal
dominio” (Juan Pablo II, RH 21).
El Evangelio nos
retrata a un aparente perdedor, que siempre ganó, y a unos supuestos ganadores,
que acabaron perdiendo.