Domingo 6 del Tiempo Ordinario C - Comentarios de Sabios y Santos: con ellos preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Recursos adicionales para la preparación
Comentarios a las Lecturas Bíblicas
Santos Padres: San Juan Crisóstomo - Bienaventurados
Aplicación: San Pablo VI - Dichosos los pobres
Aplicación: Padres Carmelitas - Bienaventuranzas
Aplicación: P. Clemente González con el Papa Benedicto XVI
Aplicación: María Cruz con el Papa Francisco
¿Cómo acoger la Palabra de Dios?
Falta un dedo: Celebrarla
COMENTARIOS A LAS LECTURAS DOMINICALES
Santos Padres: San Juan Crisóstomo - Bienaventurados
¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
Hoy tomamos la explicación de este fragmento del Evangelio, de la inspirada
homilía de San Juan Crisóstomo sobre las Bienaventuranzas:
“¿Quiénes son estos pobres de espíritu? Son los humildes y contritos de
corazón.
Hay, muchos que son humildes no voluntariamente, sino forzados por la
necesidad de las cosas. No se refiere a éstos el Señor, pues ningún mérito
hay en ello.
Él llama bienaventurados a los que de su libre voluntad se humillan y se
compungen.
¿Y por qué no habló de los humildes, sino de los pobres? Porque pobre es más
que simplemente humilde. El pobre de espíritu es el que llega al más alto
grado de humildad.
Esta es la humildad que alaba el bienaventurado profeta cuando,
describiéndonos, no un alma contrita simplemente, sino un alma hecha pedazos
por el dolor, nos dice: Sacrificio para Dios, el espíritu contrito. Dios no
despreciará un corazón contrito y humillado (Salmo 50,19). *1
Y es así que los más grandes males que infestan la tierra entera, del
orgullo han procedido. El diablo, que antes de su orgullo no lo era, por el
orgullo se convirtió en diablo.
El primer hombre (Adán), hinchado por el diablo con esperanzas semejantes,
fue por él derribado y se convirtió en mortal. Esperando venir a ser Dios,
perdió hasta lo que tenía como hombre.
Así, pues, como la soberbia era la cueva de todos los males, la fuente y
raíz de toda maldad, Cristo, proporcionando el remedio a la gravedad de la
enfermedad, sentó la ley de la humildad como fundamento firme y seguro de
toda virtud.
El ayuno, la oración, la limosna, la castidad, cualquier otro bien que
juntes sin humildad, todo se escurre como el agua y todo se pierde. Es lo
que se cumplió cabalmente en el fariseo.
Cristo no dijo: “Éste o el otro son bienaventurados”, sino: “Bienaventurados
los que hagan esto”. Es decir, que aunque seas esclavo, aunque seas pobre y
mendigo, extranjero e ignorante, nada de eso es obstáculo para que seas
feliz, como te decidas a practicar esta virtud de la humildad.” (Extractos
homilía 15 sobre las bienaventuranzas, pág. 198 ss.).
Pidamos al Señor, por intercesión de San Juan Crisóstomo, la Gracia suprema
de la humildad alimentada de nuestra esperanza de eternidad. Que podamos
repetir con el Santo:
“Nada soy, y nada valgo, todo a Tí te lo debo, sólo a Tí he de servir Señor
Dios mío.”
*1 San Agustín nos recuerda refiriéndose a la compunción de los pobres de
espíritu, que “… lo que ayuda no es sufrir estos males, sino soportarlos por
el nombre de Jesús, no sólo con espíritu sereno, sino incluso con alegría.»
(De sermone Domini in monte, I, 5, 13: CCL 35, 13).
Aplicación: San Pablo VI
«Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de los cielos»
El gozo de permanecer en el amor de Dios comienza ya aquí abajo. Es el del
Reino de Dios. Pero se concede dentro de un camino escarpado, que pide una
total confianza en el Padre y en el Hijo, una preferencia por el Reino. El
mensaje de Jesucristo promete ante todo el gozo, este gozo exigente; ¿no se
abre con las bienaventuranzas? «Dichosos los pobres, porque vuestro es el
Reino de los cielos. Dichosos los que ahora tenéis hambre porque quedaréis
saciados. Dichosos los que ahora lloráis porque reiréis».
Misteriosamente, el mismo Cristo, para arrancar de raíz del corazón del
hombre el pecado de suficiencia y manifestar al Padre una total obediencia
filial, aceptó morir a manos de los impíos, morir en una cruz. Pero... desde
entonces Jesús está vivo para siempre en la gloria del Padre y por eso los
discípulos se llenaron de un gozo imperecedero al ver al Señor al atardecer
de Pascua (Lc 24,41).
Ahora, aquí abajo, el gozo del Reino realizado sólo puede brotar de la
celebración conjunta de la muerte y de la resurrección del Señor. Es la
paradoja de la condición cristiana que ilumina de manera singular la
condición humana: ni la prueba ni el sufrimiento se eliminan de este mundo,
pero cobran un nuevo sentido con la certeza de participar de la redención
obrada por el Señor y participar de su gloria. Por eso el cristiano,
sometido a las dificultades de la existencia común, no por ello queda
reducido a buscar su camino a tientas, ni ver en la muerte el final de sus
esperanzas. Tal como lo anunció el profeta: «El pueblo que caminaba en
tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les
brilló. Acreciste su alegría, aumentaste su gozo» (Is 9, 1-2).
(Papa 1963-1978 Exhortación apostólica sobre el gozo cristiano « Gaudete in
Domino »)
Aplicación: Padres
Carmelitas - Bienaventuranzas
• El evangelio de hoy nos presenta las cuatro bienaventuranzas y las cuatro
maldiciones del Evangelio de Lucas. Hay una manera progresiva en la forma
que Lucas tiene de presentar la enseñanza de Jesús. Hasta el 6,16, dice
muchas veces que Jesús enseña a la gente, pero no llega a relatar el
contenido de la enseñanza (Lc 4,15.31-32.44; 5,1.3.15.17; 6,6). Ahora,
después de informar que Jesús vio la multitud deseosa de oír la palabra de
Dios, Lucas trae el primer grande discurso que empieza con la
exclamación:"¡Bienaventurados los pobres!" y "¡Ay de vosotros los ricos!", y
ocupa todo el resto del capítulo (Lc 6,12-49). Algunos le llaman a este
discurso el “Sermón de la planicie”, pues segundo Lucas, Jesús bajó de la
montaña y se paró en un lugar de llanura donde hizo su discurso. En el
evangelio de Mateo, este mismo discurso está hecho en el monte (Mt 5,1) y es
el llamado "Sermón de la Montaña". En Mateo, el sermón tiene ocho
bienaventuranzas, que tienen un programa de vida para las comunidades
cristianas de origen judaica. En Lucas, el sermón es más breve y más
radical. Contiene cuatro bienaventuranzas y cuatro maldiciones, dirigidas
para las comunidades, constituidas de ricos y de pobres. Este discurso de
Jesús va a ser meditado en el evangelio diario de los próximos días.
• Lucas 6,20: ¡Bienaventurados los pobres! Mirando hacia los discípulos,
Jesús declara: "¡Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de
los cielos!" Esta declaración identifica la categoría social de los
discípulos. ¡Ellos son pobres! Y a ellos Jesús promete: “¡Vuestro es el
Reino de los Cielos!” No es una promesa para el futuro. El verbo está al
presente. El Reino les pertenece ya. En el evangelio de Mateo, Jesús
explicita el sentido y dice: "¡Bienaventurados los pobres de Espíritu!" (Mt
5,3). Son los pobres que tienen al Espíritu de Jesús. Pues hay pobres con
cabeza o espíritu de rico. Los discípulos de Jesús son pobres con cabeza de
pobre. Como Jesús no quieren acumular, pero asumen su pobreza y, como él,
luchan por una convivencia más justa, donde haya fraternidad y puesta en
común de los bienes, sin discriminación.
• Lucas 6,21-22: ¡Bienaventurados los que ahora tienen hambre y lloran! En
la 2ª y 3ª bienaventuranza Jesús dice. "¡Bienaventurados los que ahora
tenéis hambre, porque seréis saciados! ¡Bienaventurados los que ahora
lloráis porque reiréis!" Una parte de las frases está al presente y otra al
futuro. Aquello que ahora vivimos y sufrimos no es lo definitivo. Lo
definitivo es el Reino que estamos construyendo hoy con la fuerza del
Espíritu de Jesús. Construir el Reino trae sufrimiento y persecución, pero
una cosa es cierta: el Reino va a llegar y “¡seréis saciados y reiréis!”.
• Lucas 6,23: ¡Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien....! La
bienaventuranza se refiere al futuro: "Bienaventurados seréis cuando los
hombres os odien, os expulsen, proscriban vuestro nombre como malo por causa
del Hijo del Hombre. ¡Alegraos ese día porque grande será vuestra
recompensa, porque así fueron tratados los profetas!" Con estas palabras de
Jesús, Lucas anima a las comunidades de su tiempo, que estaban siendo
perseguidas. El sufrimiento no es estertor de muerte, sino dolor de parto.
¡Fuente de esperanza! La persecución era una señal de que el futuro
anunciado por Jesús estaba llegando para ellas. Iban por el justo camino
• Lucas 6,24-25: ¡Ay de vosotros los ricos! ¡Ay de vosotros los que estáis
hartos y os reís! Después de las cuatro bienaventuranzas a favor de los
pobres y excluidos, siguen cuatro amenazas o maldiciones contra los ricos y
los que se lo pasan bien y son elogiados por todos. Las cuatro amenazas
tienen la misma forma literaria que las cuatro bienaventuranzas. La 1ª está
al presente. La 2ª y la 3ª tienen una gran parte al presente y la otra al
futuro. Y la 4ª se refiere enteramente al futuro. Estas amenazas sólo se
encuentran en el evangelio de Lucas y no en el de Mateo. Lucas es más
radical en la denuncia de la injusticia.
Delante de Jesús, en aquella planicie no había ricos. Sólo había gente
pobre, venida de todos los lados (Lc 6,17-19). Asimismo, Jesús dice: "¡Ay de
vosotros los ricos!" Y es que Lucas, al transmitir estas palabras de Jesús,
estaba pensando más en las comunidades de su tiempo. En ellas había ricos y
pobres, y había discriminación de los pobres por parte de los ricos, la
misma que marcaba la estructura del Imperio Romano (cf. Sant. 5,1-6; Ap
3,17-19). Jesús hace una crítica dura y directa a los ricos: ¡Vosotros los
ricos, ya tenéis consolación! ¡Vosotros ya estáis hartos, pero pasaréis
hambre! ¡Vosotros os estáis riendo, pero quedaréis afligidos y lloraréis!
Señal de que para Jesús, la pobreza no es una fatalidad, ni es fruto de
prejuicios, sino que es fruto de enriquecimiento injusto de los otros.
• Lucas 6,26: ¡Ay de vosotros cuando todos hablen bien de vosotros, porque
así vuestros padres trataron a los falsos profetas!” Esta cuarta amenaza se
refiere a los hijos de los que en el pasado elogiaban a los falsos profetas.
Es que algunas autoridades de los judíos usaban su prestigio y su autoridad,
para criticar a Jesús.
Para la reflexión personal
• ¿Miramos la vida de las personas con la misma mirada de Jesús? Dentro de
tu corazón, ¿qué piensas de verdad: una persona pobre y hambrienta puede ser
realmente feliz? Las telenovelas y la propaganda del comercio, ¿qué ideal de
nos presentan?
• Diciendo “Felices los pobres”, Jesús ¿estaba queriendo decir que los
pobres han de seguir en la pobreza?
(ocarm.org)
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Aplicación: P. Clemente González con el Papa Benedicto XVI
Meditación del Papa Benedicto
Referidas a la comunidad de los discípulos de Jesús, las Bienaventuranzas
son una paradoja: se invierten los criterios del mundo apenas se ven las
cosas en la perspectiva correcta, esto es, desde la escala de valores de
Dios, que es distinta de la del mundo. Precisamente los que según los
criterios del mundo son considerados pobres y perdidos son los realmente
felices, los bendecidos, y pueden alegrarse y regocijarse, no obstante todos
sus sufrimientos. Las Bienaventuranzas son promesas en las que resplandece
la nueva imagen del mundo y del hombre que Jesús inaugura, y en las que "se
invierten los valores". Son promesas escatológicas, pero no debe entenderse
como si el júbilo que anuncian deba trasladarse a un futuro infinitamente
lejano o sólo al más allá. Cuando el hombre empieza a mirar y a vivir a
través de Dios, cuando camina con Jesús, entonces vive con nuevos criterios
y, por tanto, ya ahora algo del éschaton, de lo que está por venir, está
presente. (Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte,
pág. 35).
Reflexión
El mensaje cristiano es desconcertante. ¿Cómo dice Jesús que son más felices
los pobres, los hambrientos, los que lloran y los que son odiados? ¿Acaso no
es mejor ser rico, comer bien, reír y tener buena fama?
Las Bienaventuranzas nos dicen que es preferible ser pobre que apegarse a
los bienes materiales. Porque sólo un corazón desprendido puede llenarse de
Dios. El que tiene su corazón lleno de cosas, ¿dónde puede albergar a Dios?
¿Le quedará algún hueco para El?
Podemos inspirarnos en las Bienaventuranzas para hacernos un programa de
vida para este curso que comienza. El primer objetivo será despegarse cada
día, poco a poco, de algo superfluo. Para eso hay que ponerse metas: cada
semana, cada mes, etc. El segundo objetivo es el del “hambre espiritual”, el
hambre de Dios. Vamos a cultivar nuestro espíritu con unos minutos de
oración al día, con lecturas provechosas, con la cercanía a los sacramentos,
procurando que en nuestra casa desaparezca el ruido y haya más silencio. El
tercer propósito se refiere a los sacrificios. Hay que aprender a
sobrellevarlos con elegancia, ofreciéndolos a Jesús como Él ofreció su cruz
por nosotros. Y por último, tomando la cuarta Bienaventuranza, hay que
lograr vivir cristianamente, con coherencia, dando testimonio aunque otros
nos miren mal.
Propósito
Hagamos todas estas cosas con alegría, sabiendo que la recompensa será
grande en el cielo.
Diálogo con Cristo
Pobreza, hambre, dolor, críticas… no son deseables ni fáciles de aceptar,
pero Tú, Señor, me las propones como el camino a seguir. Ayúdame a buscar tu
Reino y a vivir con un gran espíritu de fe y amor lo que venga por
añadidura.
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Aplicación:
María Cruz con el Papa Francisco
Meditación del Papa Francisco
Se rinde un culto idolátrico al dinero. Porque se ha globalizado la
indiferencia!, se ha globalizado la indiferencia: a mí ¿qué me importa lo
que les pasa a otros mientras yo defienda lo mío? Porque el mundo se ha
olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de
lado.
Algunos de ustedes expresaron: Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que
cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que
sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que
necesitamos. Hay que hacerlo con coraje, pero también con inteligencia. Con
tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia. Y entre
todos, enfrentando los conflictos sin quedar atrapados en ellos, buscando
siempre resolver las tensiones para alcanzar un plano superior de unidad, de
paz y de justicia. Los cristianos tenemos algo muy lindo, una guía de
acción, un programa, podríamos decir, revolucionario. Les recomiendo
vivamente que lo lean, que lean las bienaventuranzas que están en el
capítulo 5 de San Mateo y 6 de San Lucas, y que lean el pasaje de Mateo 25.
Se los dije a los jóvenes en Río de Janeiro, con esas dos cosas tiene el
programa de acción. (Discurso de S.S. Francisco a los participantes del
Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, octubre de 2014).
Reflexión
Si miramos a nuestro mundo vemos gentes que son pobres, que pasan hambre,
que sufren, que son excluidos y proscritos... y a nadie se nos ocurre
llamarlos dichosos ni tampoco ellos mismos se sienten como tales. Por el
contrario vemos gente rica, que disfruta de todas las comodidades posibles y
goza el momento presente como si poseyera el mayor tesoro, y todo los
miramos con cierta envidia y los calificamos como gente con suerte.
¿Cómo entender el Evangelio? ¿Dónde está el contraste? ¿Cómo explicar estas
antinomias?
El Evangelio es una fuerza revolucionaria que trastorna la mentalidad de
este mundo presente; las personas que se dejan alcanzar por su influjo se
abren a nuevas dimensiones y son capaces de descubrir la riqueza del
compartir, de gozar la alegría de la entrega, de experimentar la paz en
medio del desconcierto...
Todos necesitamos hacernos pobres de ambicionar cosas superfluas; salir de
nuestros egoísmos para acercarnos a los otros; reír con los que ríen y
llorar con los que lloran.
Propósito
Que mi cercanía y apoyo a una persona que sufre, le haga experimentar el
amor de Cristo.
Diálogo con Cristo
Dios de cielos y tierra que alimentas los pájaros del campo y no olvidas
nada de lo que has creado, te pido por todos los hombres que pasan hambre
para que descubran en tu Palabra la fuerza que los conforte y encuentren
hermanos que sacien su necesidad.
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