Domingo 12 Tiempo Ordinario C - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios durante la celebración de la Misa dominical parroquial
Falta un dedo: Celebrarla
Las Lecturas del Domingo
Iglesia del hogar: Domingo 12 del Tiempo Ordinario Ciclo C
Introducción a la Palabra
Primera Lectura: Zac 12, 10-11.13, 1
El evangelista San Juan (19, 37) aplica esta profecía a Jesús (vea Apc 7).
Así lo entiende también la liturgia de hoy. Relaciona este texto con el
anuncio de la pasión de Jesús que quiso que fuera traspasado su corazón
después de muerto en la cruz para derramar hasta la última gota por amor
nuestro. (Pasajes relacionados: Ez 34, 23-24; 36, 25-27; Am 8, 10)
1. 2 Segunda Lectura: Gál 3, 26-29
Los ciudadanos del nuevo pueblo de Dios son hijos de Dios. Esta realidad se
adquiere solamente por la fe en Cristo Jesús (vea Rom 8, 14-15.19; Jn 1,
12). Y desde ahí que ya no hay diferencias ante Dios ya que todos somos uno
en Jesús (vea Jn 8, 33-58; 1 Cor 12, 12-13; Col 3, 9-12).
1. 3 Evangelio: Lc 9, 18-24
San Lucas une el reconocimiento de la divinidad de Jesucristo de parte de
Pedro con el anuncio de la pasión de parte suya y proclama una exigencia de
la abnegación y la cruz para poder seguirlo. Este misterio de Cristo no se
puede acceder desde afuera, es un don de Dios, un don de la fe y conduce a
la participación en la cruz de Cristo (vea Mc 8, 27-35; Lc 1, 32-35; 9, 7-9;
24, 25-27.44-46; Jn 6, 68; Fil 3, 10-11)
Reflexionemos los Padres
La fe en Cristo, el seguimiento de Cristo presupone un conocimiento
que no es el productor de un esfuerzo meramente intelectual. Puedo saber
quién es Jesús realmente cuando le sigo y cuando estoy dispuesto de
fundamentar mi vida en su palabra y su enseñanza.
Tengamos también presente que el llamado de seguir a Jesús es un don de la
gracia. Cristo mismo nos dice cómo llegar a ser cristiano, es decir,
discípulo suyo: seguirlo a él también hacia la cruz. Esto significa
fidelidad y servicio. Esto no debe asustarnos. El camino de Jesús conduce a
través de la muerte a la resurrección. El camino de sus discípulos no puede
ser distinto. Tengamos presente que el nos ayudará en todo con su gracia y
su amor. También viene en nuestra ayuda el Espíritu Santo. Esto cuestiona
fuertemente mi manera de vivir, de actuar, de pensar. Me pregunta cuál es la
raíz más honda de mi vida. Si a pesar de mis debilidades y limitaciones
busco siempre de nuevo el seguir a Jesús aún en los momentos difíciles.
Reflexionemos con los Hijos
Lo que Jesús ha realizado en favor nuestro es la obra más
maravillosa que jamás se ha hecho. En obediencia a la voluntad del Padre,
Jesús se entrega a la muerte para salvarnos. La cruz es el signo del amor
más grande y nos une a los hombres y nos une a Dios. El palo que se dirige
hacia arriba nos invita a ser obedientes a Dios, amarlo y glorificarlo. Se
dirige hacia abajo hacia los hombres en amor y misericordia y tiene dos
brazos horizontales, una imagen de Jesús que quisiera abrazar a todos los
hombres. Jesús nos enseña que sufrir por los demás para ayudarles es uno de
los signos de amor más grande que uno puede imaginarse.
Conexión
Eucarística
La eucaristía es la renovación del misterio de la muerte y
resurrección de Jesús. Recibimos el cuerpo que fue por nosotros entregado a
la muerte. Y la santa comunión nos llena de esta vida que él ha ganado con
su muerte. (Vea Lc 22, 28-30).
Nos habla
la Iglesia
" Por esta razón, así como Cristo fue enviado por el Padre, El, a su vez,
envió a los Apóstoles llenos del Espíritu Santo. No sólo los envió a
predicar el Evangelio a toda criatura y a anunciar que el Hijo de Dios, con
su Muerte y Resurrección, nos libró del poder de Satanás y de la muerte, y
nos condujo al reino del Padre, sino también a realizar la obra de salvación
que proclamaban, mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los
cuales gira toda la vida litúrgica.
Y así, por el bautismo, los hombres son injertados en el misterio pascual de
Jesucristo: mueren con El, son sepultados con El y resucitan con El; reciben
el espíritu de adopción de hijos "por el que clamamos: Abba, Padre" (Rom.,
8,15) y se convierten así en los verdaderos adoradores que busca el Padre.
Asimismo, cuantas veces comen la cena del Señor, proclaman su Muerte hasta
que vuelva. Por eso, el día mismo de Pentecostés, en que la Iglesia se
manifestó al mundo "los que recibieron la palabra de Pedro "fueron
bautizados".
Y con perseverancia escuchaban la enseñanza de los Apóstoles, se reunían en
la fracción del pan y en la oración, alabando a Dios, gozando de la estima
general del pueblo" (Act., 2,14-47). Desde entonces, la Iglesia nunca ha
dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual: leyendo "cuanto a él
se refieren en toda la Escritura" (Lc., 24,27), celebrando la Eucaristía, en
la cual "se hace de nuevo presente la victoria y el triunfo de su Muerte", y
dando gracias al mismo tiempo " a Dios por el don inefable" (2 Cor., 9,15)
en Cristo Jesús, "para alabar su gloria" (Ef., 1,12), por la fuerza del
Espíritu Santo." (Vat. II, Sobre la Sagrada Liturgia, no. 6)
Vivencia
Familiar
Leer con los niños la historia de la pasión de Jesús o ver la
película
Recorrer con la familia el vía crucis en el templo parroquial
Oraciones
Oración al Señor de la Pasión (M. A. Couvreur)
Oh Jesús, desde el fondo de nuestras almas te ofrecemos de nuevo nuestras
vidas, con todas las pruebas que jalonan nuestro camino. Acéptalas, Señor;
fecúndalas, cámbialas en valor de redención.
Danos el sentido cristiano del dolor; enséñanos a llevar nuestra cruz cada
día y a seguirte con voluntad generosa de reparación por nuestras faltas y
por las de toda la humanidad. Concédenos, para todos cuantos sufren, un
corazón fraternal; inspíranos gestos de compasión y las palabras de aliento
que esperan ellos de nosotros.
Tú que has salvado al mundo por la cruz, concede a tus discípulos la gracia
de conducir hacia ti a nuestros hermanos, curvados bajo el peso de la vida,
para que, al acabar nuestra tarea en este mundo, cuando hayamos sufrido
humildemente por el servicio de las almas, merezcamos entrar al goce eterno,
en tu luz y en tu paz. Así sea.
Leamos la Biblia con la Iglesia
(I año impar, II año par)
Lunes: I Gén 12, 1-9 II 2 Re 17, 5-8. 13-15.18 Mt 7, 1-5
Martes: I Gén 13, 2. 5-18 II 2 Re 19, 9-11.14-21.31-35.36 Mt 7, 6. 12-14
Miércoles: I Gén 15, 1-12.17-18 II 2 Re 22, 8-13; 23, 1-3 Mt 7, 15-20
Jueves: I Gén 16, 1-12.15-16 II 2 Re 24, espacio 8-17 Mt 7, 21-29
Viernes: I Gén 17, 1. 9-10.15-22 II 2 Re 25, 1-12 Mt 8, 1-4
Sábado: I Gén 18, 1-15 II Lam 2, 2. 10-14.18-19