Domingo 21 Tiempo Ordinario C - 'Entrad por la puerta estrecha' - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Falta un dedo: Celebrarla
PASAJES DOMINICALES
Primera lectura: Isaías 66, 18-21 – Sé audaz
Al finalizar su obra, el profeta presenta una visión audaz como nadie antes que él ha usado presentar. No sólo los paganos pueden entrar al templo de Jerusalén (lo que estaba archiprohibido) sino que el pueblo de Dios comenzará una obra misionera sin precedentes. Jesús personalmente pagará con su vida el esfuerzo de abrir el culto del Dios vivo a todos los hombres porque sus contemporáneos no quieren hacer caso. ¿Nosotros estaremos dispuestos a dejar costumbres que se han convertido en parte de nuestra vida cuando Dios nos llama a abrirnos a nuevos horizontes? Es difícil, pero en aquel que deja lugar al Espíritu del Señor encontrará la fuerza hasta para esto.
Segunda lectura: Hebreos 12, 5-7. 11-13
Cuando estás pasando pruebas fuertes ¿qué piensas de Dios? Dios ha hecho caminar a su propio Hijo por el camino de la obediencia de la Cruz hasta llegar a la gloria. Por eso las pruebas de nuestra vida no deben hacernos dudar del amor de Dios porque en Cristo él está con nosotros también en los momentos difíciles. Aunque hoy en día ya no creemos en el castigo físico, esto no excluye que todo crecimiento y maduración necesita ser confrontado con exigencias muy claras. Sólo así podremos compartir y aliviar las pruebas de los demás.
Todos están invitados, pero la puerta es estrecha. San
Lucas en este evangelio ha reunido tres palabras de Jesús: 1. La palabra de
la puerta estrecha (23-24); 2. La palabra de la puerta cerrada (25-27); 3. Y
la palabra de la admisión de todos los pueblos al reino de Dios (28-30). A
la pregunta por el número de los salvados, Jesús responde con un llamado:
"Esfuércense por entrar". No interesa el número sino que cada uno se
preocupe y se esfuerce para entrar. La segunda palabra quiere indicar que
hay momentos de salvación muy precisos y es muy arriesgado esperar hasta el
último momento "Se levanta el dueño de la casa y cierra la puerta". Y en
tercer lugar nos asegura que todos somos llamados. Tú también.
REFLEXIONEMOS
Recuerdo la historia de un hombre de la antigüedad que hizo una promesa. Ofreció entregar a cierta divinidad un costal lleno de nueces. Cargando el costal se puso en camino. El templo de la divinidad estaba lejos. Tardó varios días. Pero cuando llego al templo, lo único que tenía que ofrecer era un costal lleno de cáscaras, una ofrenda insultante. Se había comido todas las nueces en el camino.
También los buenos cristianos somos tentados de dejar los grandes esfuerzos para más tarde. Sabemos muy bien lo que tendríamos que hacer, la meta a lograr por medio de nuestra entrega. Pero lo dejamos para más tarde, ¡lo dejados que somos! Porque sería muy incómodo dejar tantas cosas, de ya no tener la manga amplia en los negocios, en las coimas, etc. Lo dejamos para la vejez. Recuerde al hombre que ofreció un costal de nueces y al final se quedó con un costal de cáscaras.
Pero ¡cuidado! que no sea demasiado tarde. La religión cristiana es una maravilla porque nos habla de un Dios Padre que nos ama, un Dios Hijo que se entregó totalmente por nosotros, de un Dios Espíritu Santo que nos anima y que es nuestra vida divina. Sin embargo, el hecho de la libre voluntad, del libre albedrío encierra también la posibilidad de nuestro alejamiento de Dios o, para decirlo en otras palabras, de nuestra perdición. Llega el momento cuando se cierra la puerta. Llega el momento cuando es demasiado tarde.
Siempre pensando en ese señor de la antigüedad: ¿Puede
uno insultar a Dios ofreciéndole sólo las cáscaras de la vejez? Recuerdo una
historia de San Bernardo de Claraval. De joven convenció a quince hermanos,
primos y amigos para entrar con él al convento y para hacerse monje. Ya en
su última vejez el padre de San Bernardo se presentó a la puerta del
convento y pidió admisión. Quiso entrar de monje. San Bernardo lo recibió,
sin embargo, le reprochó: "Ahora que eres viejo quieres entregar a Dios un
costal de huesos gastados". Aunque parezca ilógico también si te conviertas
sólo en el último momento Dios recibe tu vida aunque sean puras cáscaras. No
vale el refrán: "Nadie me quitará lo bailado". El pecado y la inercia sólo
te procurarán un poco de placer. La verdadera felicidad es el estar y el
caminar con Dios todos los días de tu vida aunque cueste. Cualquier otro
tiraría tus cáscaras. Pero Dios te las aceptas porque hasta en tus cáscaras
descubre – no sé por qué – algo bueno. Será algún reflejo de él.
REFLEXIONEMOS CON LOS HIJOS
¿Quien no quisiera saber si se va a salvar? ¿Quien no quisiera saber cuántos entrarán al reino de Dios? Cuando le preguntaron a Jesús al respecto no dio respuesta. Ahora bien, el Señor siempre ha sido delicado. Cuando sus discípulos rechazaron a los niños o querían que Jesús despida a la mujer sirofenicia porque molestaba el Señor, no lo permitió; pero a esta pregunta tan importante no la contesta. Parece que habla de otra cosa y de otro tema cuando responde: "Esfuércense para pasar por la puerta estrecha". Esta respuesta que no parece ser respuesta, sí es respuesta. Perdonen la redundancia. Hay mucha gente que quiere saber y conocer su futuro y por ello van donde las adivinas, los brujos, a las sesiones espiritistas. Son como aquellos que quieren saber si van a entrar al cielo. Lo quieren fácil. Por eso no prestan atención a la respuesta de Cristo: "Esfuércense...". Es como si el Señor te dijera: "¡Qué importa saber cuándo o cuántos entrarán al cielo. Lo que importa es lo que tienes que hacer ahora para poder entrar al cielo en el momento cuando Dios te llama".
Pero no, quieren saber el futuro y son engañados. Y encima todavía los hacen pagar. El futuro está en la mano de Dios pero depende también de tu voluntad. Supongamos que la adivina te dice qué vas a hacer muy rico en el futuro. Supongamos que presta su atención al llamado de Dios y te haces monje o religiosa porque sigues libremente el llamado de Dios. Ya no buscarás riquezas. Lo que importa es tu entrega en ese momento. Y nadie sabe cuándo llega la hora. Brujos, adivinas, espiritistas son para personas que no quieren aceptar su responsabilidad en la vida que Dios les ha regalado.
Si quieres hacer un buen pastel ¿acaso te vas a consultar a un astrólogo en lugar de cuidar la temperatura de la estufa y los ingredientes del pastel? ¿Si sale mal el pastel es porque las estrellas no quisieron o porque no prestaste atención? Es 1000 veces preferible aceptar la responsabilidad del propio fracaso que echar la culpa a las estrellas, si te tienes alguna estima a ti mismo. Porque vives tu realidad.
CONEXIÓN EUCARÍSTICA
El banquete eucarístico está preparado para todos. En la comunidad el Señor ofrece a todos la vida del reino. Tenemos que preguntarnos si estamos dentro o fuera, si estamos con Jesús no sólo con palabras sino en la fe y en fidelidad.
NOS HABLA LA IGLESIA
La orientación del hombre hacia el bien sólo se logra con el uso de la libertad, la cual posee un valor que nuestros contemporáneos ensalzan con entusiasmo y con toda razón. Con frecuencia, sin embargo, la fomentan de forma depravada, como si fuese pura licencia para hacer cualquier cosa, con tal que de deleite, aunque sea mala. La verdadera libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre. Dios ha querido dejar al hombre en manos de su propia decisión (cf. Eclesiástico 15, 14) para que así busque espontáneamente a su Creador y, adhiriéndose libremente a éste, alcance la plena y bienaventurada perfección. La dignidad humana requiere, por tanto, que el hombre actúe según su conciencia y libre elección, es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El hombre logra esta dignidad cuando, liberado totalmente de la cautividad de las pasiones, tiende a su fin con la libre elección del bien y se procura medios adecuados para ello con eficacia y esfuerzo crecientes. La libertad humana, herida por el pecado, para dar la máxima eficacia a esta ordenación a Dios, ha de apoyarse necesariamente en la gracia de Dios. Cada cual tendrá que dar cuenta de su vida ante el tribunal de Dios según la conducta buena o mala que haya observado (2 Corintios 5, 10). [La Iglesia en el mundo, 17 del Vaticano número II].
VIVENCIA FAMILIAR
Confiar a cada uno de los hijos ciertas tareas con cierta libertad de decisión. Regularmente se revisan las decisiones llevadas a la práctica. De esta manera aprenderán a asumir una responsabilidad y a desarrollar iniciativas. Se premian las tareas llevadas a cabo.
ORACIONES
Oración por la libertad
Cuando, Dios mío, creaste al hombre, le diste el don de la libertad. Todo lo que vive, además, tiene que seguir la ley de la naturaleza. La planta crece como le impone su naturaleza y el animal sigue los instintos de su necesidad. Al hombre le has dado el misterio de un comienzo íntimo. Tiene la capacidad de actuar desde él mismo; así su actuar le pertenece y en la acción se pertenece a sí mismo. En esta libertad de debía servirte; pero la usó para revelarse contra ti. Así su libertad está emponzoñada.
El hombre se ha vuelto egoísta y ciego y la usa para esclavizarse. No lo has abandonado a esta esclavitud. En Cristo has venido a este mundo. En su palabra anunciaste una nueva libertad. Nos tiende la mano para que le tengamos fe, para que le obedezcamos.
Envía a tu Santo Espíritu, que nos haga sentir la libertad de Dios, es la que Cristo vive, que despierte en nosotros el anhelo de la maravillosa libertad de los hijos de Dios, que Cristo nos da. Estamos en este mundo que condiciona nuestra voluntad; nos sentimos estrujados por los poderes de la naturaleza, nos inquietan, nos engañan. Que El nos dé la confianza que hemos sido llamados a tu libertad que es eterna. Que Él nos socorra con su fuerza cuando luchamos con la angustia y las necesidades de cada hora. Que nos dé aquella esperanza viva en el día cuando caen todas las cadenas y compartimos la libertad de Cristo por siempre (Romano Guardini).