Domingo 26 del Tiempo Ordinario C - Lázaro y el rico epulón - Catequesis preparatoria para niños: preparemos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Recursos adicionales para la preparación
Falta un dedo: Celebrarla
El pasaje dominical: Lucas 16, 19-31
EL TEXTO
a) las riquezas sin misericordia llevan a la perdición porque el hombre centra su vida en sus bienes y se aleja de Dios.
b) en tal situación ni los acontecimientos extraordinarios ni los milagros llevarán a la conversión porque no hay fe, no hay búsqueda de Dios. Hay salvación, sin embargo, cuando se escucha la Palabra.
c) a veces es tarde cuando se aprende que la verdadera
seguridad no se encuentra en los bienes materiales.
CATEQUESIS
Benjamín Franklin estaba una vez hablando con algunos conocidos y defendió la opinión que lo superfluo hacía daño cuando uno lo guardaba para sí. Le contradecían vehementemente. Entonces llamó a un niño y le regaló una hermosa manzana. El niño se lo agradeció. Benjamín Franklin le dio otra manzana adicional que el niño muy contento recibió en la otra mano. Luego le ofreció una tercera manzana mucho más apetecible que las anteriores con la condición que se la llevase en este momento. El niño que antes había estado tan contento, se puso a llorar porque tenía las dos manos llenas y no pudo agarrar la tercera.
Lo necesario
Quisiera pedirles que hagamos una lista de lo que necesitamos para vivir. Vamos a apuntar sus sugerencias en este papel. ¿Qué necesitamos para vivir?... (Vestidos). ¿Cuántos ?... (Para cambiar, para el domingo, para verano y para el invierno). O sea, no necesitamos a cada rato ponernos algo nuevo cuando ya tenemos lo que necesitamos. ¿Qué más necesitamos?... (Comida). ¿Cuándo ?... (En la mañana, al medio día, para el lonche y para la comida). ¿Necesitamos cada rato un helado, un caramelo o un dulce?... (Si comiéramos en todo momento que nos apetezca un caramelo, un dulce o un helado, entonces ya no tendríamos apetito en las comidas). ¿Qué más necesitamos para poder ser personas educadas?... (Ir al colegio, libros). Así seguiremos haciendo la lista: transporte, casa, diversión, etcétera. Y siempre vamos a seguir preguntándonos cuál es la diferencia entre lo necesario y lo superfluo. ¿Es necesario, por ejemplo, que ustedes hagan que sus padres les compren enseguida cuando han visto algo nuevo que tiene su amiga o su compañero? (No es necesario).
Lo superfluo
Ahora vamos a escribir al otro lado lo que no es necesario: lo superfluo. La palabra "superfluo" significa algo que no es necesario. Cuando ustedes quieren llenar un vaso con agua y le echan tanta agua que rebalse, esa agua es superflua porque el vaso ya está lleno. Esta agua que rebalsa ¿sirve todavía?... (No). Si tengo un vaso lleno de gaseosa, ¿si echo más, luego lo que rebalsa nos sirve todavía?... (No). ¿Recuerdan el niño de las manzanas? ¿Cuándo estaba contento?... (Cuando tenía dos manzanas). ¿Cuándo se puso a llorar?... (Cuando le dieron la tercera manzana). Esta manzana “rebalsa”, es superflua. No le sirve. Vamos a ver ahora las cosas que "rebalsan", cuando, para decirlo así, el vaso de la vida (su armario, su estómago, etc.) está lleno de cosas. ¿Qué cosas son aquellas que no la necesitan?... (Dulce a cada rato, nuevos vestidos cuando tenemos suficientes, etc.). Si nos ponemos a pensar podremos hacer una lista bastante larga de las cosas que son superfluas.
El egoísmo hace daño
Ahora recién vamos a hablar el Evangelio. Cuenta de alguien que tenía muchas cosas superfluas. ¿En qué se ocupaba ese señor?... (Hacía fiesta y banquetes todos los días). ¿Y había otra persona al que le faltaban cosas?... (No tenía comida ni ropa y estaba enfermo). Le faltaba lo necesario. ¿En que pensaría aquel que tenía muchas cosas superfluas?... (Sólo en hacer fiesta). No tenía ni tiempo de pensar en Dios ni mucho menos tiempo de pensar en aquel que estaba fuera. ¿Se acuerdan de su nombre?... (Lázaro). Curioso, Jesús nos cuenta el nombre del pobre. Pero no menciona el nombre del rico. ¿Saben por qué? Pues en la Biblia dice: “Los nombres de los justos están escrito en el libro de la vida, es decir, están en el cielo”. Ustedes saben que cuando uno se encuentra con sus bisabuelos que han muerte hace muchos años, cuando uno se encuentra con su ángel de la guarda, cuando uno ve a la Virgen María ¿dónde se encuentra, dónde podemos vera todos ellos?... (Estamos en el cielo). Miren, los judíos tenían un nombre especial para decir “cielo”. ¿Alguien lo adivina?... (Estar en el seno de Abrahán). Exacto, que Abrahán te tenga en los brazos, esto era para los judíos “estar en el cielo”. ¿Y qué les pasa a los dos cuando se mueren?... (El uno va al cielo y el otro al infierno). Es que el hombre rico había pensado sólo en sí mismo. Y los que piensan sólo en sí mismos, ¿acaso entran al cielo?... (No). Ni siquiera se recuerda su nombre.
¿Qué hacer con lo superfluo?
Todos nosotros queremos ir al cielo y para eso tenemos de que dejar de pensar ¿?... (En nosotros mismos). ¿Como tenemos que hacer para poder entrar al cielo, en quién hemos de pensar?... (Hemos de pensar en los demás). ¿El niño de las tres manzanas que hubiera tenido que hacer?... (Dar la tercera manzana otro niño). Exacto, así hubiera seguido feliz y contento. Y el rico del Evangelio ¿que cosa hubiera podido hacer?... (Invitar al pobre Lázaro y ayudarle). ¿De esta manera él habría ido también?... (Al cielo). Es que querer muchas cosas y pensar en ellas nos hace infelices y uno termina con un corazón de piedra. ¿Cómo es que hemos llegado a saber lo que nos hace felices?... (Hemos escuchado el evangelio). Algo así le dice Abrahán al rico epulón: Que escuchen a Moisés. Nosotros escuchemos a alguien más importante. ¿Quién es?... (Jesucristo en el evangelio). Así que nada de apariciones o de visiones, basta con la palabra de Dios.
¿Y nosotros?
Durante esta semana vamos a mirar un poco nuestras cosas. Cuando miramos nuestras cosas ¿qué vamos a pensar?... (Si son necesarias o superfluas). Si, vamos a establecer una especie de tribunal. Nosotros somos los jueces y nuestras cosas son los acusados. Nuestras cosas ¿cuándo son “inocentes”?... (Cuando son necesarias). ¿Y cuándo son culpables?... (Cuando “rebalsan”, cuando son superfluas). ¿Y qué haremos con las cosas superfluas?... (Las regalaremos a los que necesiten). Por supuesto pediremos permiso a los papás. Así que durante la semana fijémonos en las cosas y con ver hacemos con nuestros padres acerca de las cosas con que son superfluas y con su permiso las haremos llegar a los que las necesiten por que son cosas que "rebalsan".
Queremos ayudar
a que los niños, por medio de la catequesis dominical, puedan
compenetrarse de la Palabra de Dios proclamada durante la Misa Dominical
Parroquial. De
ningún modo queremos dar
pie al terrible malentendido como si pretendiéremos colaborar en sustituir
la Misa Dominical de la Comunidad Parroquial con una Misa para Niños.
Tenemos una
seria acusación al
respecto.