Domingo 34 Tiempo Ordinario C - Solemnidad de Cristo Rey - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Recursos adicionales para la preparación
Falta un dedo: Celebrarla
Las Lecturas dela solemnidad
Para los judíos el rey David era uno de los personajes más imponentes de su historia. Era modelo y presagio del mesías, el salvador definitivo. Pocos sospecharon que el mismo Hijo de Dios iba a nacer como descendiente de David para establecer el reino definitivo de amor y de paz. Aprendamos de esta lectura que Dios puede utilizar todos los acontecimientos de la vida pública y privada para llevar adelante su plan de salvación.
Son maravillosas las palabras de San Pablo. Resumen nuestra fe, nuestra alegría y nuestra gratitud. Aunque hayamos escuchado este anuncio muchas veces, esta lectura debe suscitar en nuestro corazón una gratitud cada vez mayor. ¿Qué no ha hecho Dios para establecer en cada uno de nosotros su reino de paz y de perdón?
San Lucas nos presenta al rey del universo. Su trono es
la Cruz, lleva una corona de espinas, se burlan de él y lo insultan. Ha
querido que todo esto sea así porque quiere salvarnos.
Reflexionemos los padres
La reacción del hijo de Dios hecho hombre frente a las
violencias y a las burlas, a las iras y a los desprecios es morir en la
cruz. Aquí vemos de manera más contundente como es Dios con cada uno de
nosotros. De cara a nuestro pecado responde siempre con amor y cuando le
pedimos perdón nos abre - si es necesario nuevamente - la puerta al cielo,
la puerta al reino de Dios. Recordemos la palabra de Jesús: “Entonces dijo
Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16, 24). Necesitamos identificar nuestra
cruz y reflexionemos cómo cargarla y cómo seguir a Jesús.
Reflexionemos con los hijos
Es maravilloso cómo Jesús reacciona frente a la
violencia, la agresión y la burla. Leemos en el Evangelio:
“Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.»
Se repartieron sus vestidos, echando a suertes”
(Lc 23:34). Jesús quiere que
este mismo espíritu exista también en nuestro corazón. Es difícil porque
tantas veces tenemos ganas de pelear, de resistir, de no ayudar. Vamos a
hacer un momento de silencio y pensar cómo hacer para que en nuestra casa
haya el espíritu de Cristo. Luego vamos a rezar un padre nuestro para que
Dios nos ayude.
Conexión eucarística
Es el mismo Jesús que ha cargado con nuestros pecados,
que ha muerto en la cruz por nosotros quien quiere hacernos participar de su
sacrificio que re actualiza en cada Santa Misa. Junto con el ofrezcamos
nuestros sufrimientos y nuestras cruces para que podamos seguirlo durante la
semana.
Vivencia familiar
Quizás como familia podemos reflexionar a quien podemos
ayudar para aliviar sus sufrimientos. Entre todos escogemos un día,
preferiblemente el domingo, cuando no se pelea ni se corrige. La corrección,
si fuera necesaria, se aplaza para el día siguiente.
Nos habla la Iglesia
También por medio de los fieles laicos el Señor desea dilatar su reino: reino “de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz”. Un reino en el cual la misma creación será liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios (cf. Rom 8, 21). (Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia, 36).
Leamos la Biblia con
la Iglesia
(1era Lectura año impar, 2a año par)
Lunes: Dan 1, 1-6.8-20; Apc 14, 1-3.4b-5; Lc 21, 1-4
Martes: Dan 2, 31-45; Apc 14, 14-19; Lc 21, 5-11
Miércoles: Dan 5, 1-6. 13-14.16-17.23-28; Apc 15, 1-4; Lc 21, 12-19
Jueves: Dan 6, 12-28; Apc 18, 1-2.21-23; 19, 1-3. 9a; Lc 21, 20-28
Viernes: Dan 7, 2-14; Apc 20, 1-4. 11-21, 2; Lc 21, 29-33
Sábado: Dan 7, 15-27; Apc 22, 1-7; Lc 21, 34-36
Oraciones
Oh Cristo Jesús, te reconozco por Rey universal. Todo cuanto existe ha sido
creado por ti. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo mis promesas del
bautismo, renunciando a Satanás, a sus seducciones y a sus obras, y prometo
vivir como buen cristiano. Muy en particular me comprometo a hacer triunfar,
según mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia.
Jesucristo, te ofrezco mis pobres acciones para obtener que todos los
corazones reconozcan y vivan tu mensaje de paz, de justicia y de amor.
Amén. (catholic.net)
Consagración de la humanidad para
el día de Cristo Rey por el Papa Pío XI
Dulcísimo Jesús, Redentor del
género humano! Miradnos humildemente postrados; vuestros somos y vuestros
queremos ser, y a fin de vivir más estrechamente unidos con Vos, todos
y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo
Corazón.
Muchos, por desgracia, jamás, os han conocido; muchos, despreciando vuestros
mandamientos, os han desechado. ¡Oh Jesús benignísimo!, compadeceos de los
unos y de los otros, y atraedlos a todos a vuestro Corazón Santísimo.
¡Oh Señor! Sed Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de
Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan
pronto a la Casa Paterna, que no perezcan de hambre y miseria.
Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de
discordia, viven separados de Vos; devolvedlos al puerto de la verdad y a la
unidad de la fe para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo
Pastor.
Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la
idolatría; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro Reino.
Conceded, ¡oh Señor!, libertad segura a vuestra Iglesia; otorgad a todos los
pueblos la tranquilidad en el orden; haced que del uno al otro confín de la
tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de
nuestra salud! A Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos
de los siglos. Amén