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Acabada la meditación se sigue el nacimiento de gracias; para lo cual
se debe tomar ocasión de la meditación pasada, haciendo gracias a
Nuestro Señor por el beneficio que en aquélla nos hizo; como si la
meditación fue de la Pasión, debe dar gracias a Nuestro Señor,
porque nos redimió con tantos trabajos; y si fue de los pecados,
porque esperó tanto tiempo a penitencia; y si de las miserias desta
vida, por las muchas de que lo ha librado; y si del paso de la
muerte, porque lo libró de los peligros de ella y esperó a
penitencia. Y si de la gloria del paraíso, porque le crió para
tanto bien, y así de los demás.
Con estos beneficios juntará todos los otros de que arriba tratamos,
que son el beneficio de la creación, conservación, redención,
vocación, etcétera. Y así dará gracias a Nuestro Señor,
porque le hizo a su imagen y semejanza, y le dio memoria para que se
acordase de El; entendimiento, para que le conociese; voluntad,
para que le amase. Y porque le dio un Ángel que le guardase de tantos
trabajos y peligros y tantos pecados mortales, y de la muerte cuando
estaba en ellos, que no fue menos que librarlo de la muerte eterna; y
porque tuvo por bien de tomar nuestra naturaleza, y morir por
nosotros. Y porque le hizo nacer de padres cristianos, y le dio el
sagrado bautismo, y en él le dio su gracia, y prometió su gloria, y
le recibió por hijo adoptivo. Y porque le dio armas para pelear
contra el demonio, y el mundo, y la carne, en el Sacramento de la
Confirmación.Y porque le dio a sí mismo en el Sacramento del
Altar. Y porque le dio el Sacramento de la Penitencia, para tornar
a cobrar la gracia perdida por el pecado mortal, y por las muchas
buenas inspiraciones que siempre le ha enviado y envía, y por la ayuda
que le dio para orar y bien obrar y perseverar en el bien comenzado. Y
con estos beneficios junte los demás beneficios generales y
particulares que conoce haber recibido de Nuestro Señor. Y por
éstos y todos los otros, así públicos como secretos, dé todas
cuantas gracias pudiere, y convide a todas las criaturas, así del
cielo como de la tierra, para que le ayuden a este oficio. Y con este
espíritu podrá decir, si quiere, aquel cántico (Dan.3,57):
Benedicite omnia opera Domini Domino, laudate, et superexaltate.
O el salmo (Ps.102,1-4): Benedic anima mea, Domino, et
omnia quae intra me sunt nomini sancto ejus. Benedic anima mea,
Domino, et noli oblivisci omnes retributiones ejus. Qui propiciatur
omnibus iniquitatibus tuis, qui sanat omnes infirmitates tuas. Qui
redimit de interitu vitam tuam, qui coronat te in misericordia, et
miserationibus, etc.
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