¿Por qué el demonio le teme a la Virgen María?
REDACCIÓN CENTRAL, 28 May. 15 (ACI) .- En las Sagradas Escrituras Dios
revela la lucha que existe entre el bien y el mal desde los orígenes y que
permanece hasta nuestros días. En este combate, el auxilio maternal de María
juega un rol importante, especialmente en la lucha contra el demonio que le
teme de manera particular a la Madre de Dios.
El famoso exorcista P. Gabriele Amorth al ser preguntado sobre el intercesor
más efectivo de todos, contestó a ACI Prensa sin dudar: "por supuesto que la
Virgen es la más efectiva. ¡Y cuando la invocas como María!"
"Una vez le pregunté a Satanás: ‘¿pero por qué te asustas más cuando invoco
a Nuestra Señora que cuando invoco a Jesucristo?’ Me contestó: ‘porque me
humilla más ser derrotado por una criatura humana que ser derrotado por
Él’”, contó el sacerdote.
El P. José Fortea, otro reconocido exorcista, en su libro “Exorcística”,
indica dentro de sus consideraciones pastorales en el ministerio del
exorcismo que “es muy conveniente que las personas del equipo del exorcista
se consagren a María”.
Más adelante señala: “tenemos que reconocer que somos tan poca cosa, tan
débiles, que lo único que podemos hacer en esta lucha espiritual es
ocultarnos bajo el manto de María, incluso en su santísimo vientre como un
niño que está en su seno, tranquilo y dejándose llevar”.
Lo que dicen los santos
San Efrén solía llamar a la devoción a María como la “carta de libertad o
salvoconducto para liberarse del infierno”. Mientras que a San Hugo de
Cluny, la Madre de Dios se le presentó como la vencedora de Satanás.
En tiempos de Santa Catalina de Siena, Dios le dijo a la Santa: “por mi
bondad, y en reverencia al misterio de la Encarnación, he concedido a María,
Madre de mi Unigénito Hijo, la gracia de que ningún pecador, por grande que
sea, que se encomiende devotamente, llegue a perder su alma en el fuego del
infierno”.
Se dice que Santa Brígida tenía un hijo rebelde que decidió irse al ejército
y en la guerra perdió la vida. Una noche la Santa tuvo un sueño en el que
vio que al trono de Dios llegaban los ángeles de la oscuridad a protestar.
“Venimos a quejarnos porque nosotros tenemos permiso de acercarnos a los
moribundos a llevarles tentaciones de desesperación. Pero hace unos días
murió el hijo de Brígida, y cuando él estaba herido agonizando, llegó María,
la Madre de Jesús, y nos alejó a todos de allí”, dijeron los malignos.
Jesucristo miró a su Madre y la Virgen le dijo: “Hijo: la madre de este
joven me había rogado tanto por él, que yo consideré como un gran deber
acompañarlo en la hora de su muerte, y como no había sacerdote cercano, le
inspiré que hiciera un acto de contrición y muriera rezando con mucho
fervor”.
Entonces el Señor dijo a los demonios: “Lo que mi Madre hace está bien
hecho, alejaos vosotros de aquí”. Después de aquel sueño, Santa Brígida no
volvió a angustiarse por la suerte eterna de su hijo.
Cabe aquí recordar que dentro de las armas poderosas para ganar almas y
contra los enemigos de la fe está el Rosario, tal como se lo reveló la
Santísima Virgen a Santo Domingo de Guzmán.
Una de las imágenes que más retrata la fuerza de María es en la que aparece
ella aplastando la cabeza de la serpiente y que tiene referencia al libro
del Génesis (3, 15), cuando Dios dice al enemigo: “enemistad pondré entre ti
y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras
acechas tú su calcañar”.
San Juan Pablo II afirmó que “el Hijo de María obtuvo la victoria definitiva
sobre Satanás e hizo beneficiaria anticipadamente a su Madre, preservándola
del pecado. Como consecuencia, el Hijo le concedió el poder de resistir al
demonio, realizando así en el misterio de la Inmaculada Concepción el más
notable efecto de su obra redentora”.
En cierta ocasión el Santo Cura de Ars interrogó a un poseso: “¿Te
posesionarás tú de nuestro país (Francia)?” –Y él contestó: “No puedo
hacerlo porque esa Señora que Uds. llaman Virgen María, se pasea de norte a
sur y de occidente a oriente impidiéndome actuar”.