Los femeninos cambios de humor tienen razón científica
Natalia López Moratalla
Docente, investigadora y divulgadora científica
Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular
conoZe.com 2012
Los responsables son los estrógenos, hormonas sexuales femeninas que repercuten directamente en nuestras emociones. Cuando cambian sus niveles de concentración, también lo hace nuestra respuesta anímica. Así lo constata el reciente artículo publicado en ‘Science China: Life Sciences’, donde los científicos asocian directamente el síndrome premenstrual o la pubertad, momentos críticos a nivel hormonal, con claros cambios de humor. Cabe preguntarse entonces… Si nuestra respuesta emocional fluctúa a ritmo de hormonas de forma natural, ¿qué pasa con los químicos de alta concentración hormonal como la Píldora del Día Después, que alteran de forma artificial los ciclos? ¿Y si además se toman en la adolescencia?
Desde que se estudiara por primera vez la relación estrógeno y emoción, hace 100 años, las investigaciones han demostrado que las mujeres son dos veces más propensas a desarrollar trastornos de ansiedad o depresión, en comparación con los hombres. Y el aumento de su vulnerabilidad ante los trastornos depresivos se produce, generalmente, entre el inicio de la pubertad y la edad de 55 años, según los cambios en los niveles de estrógeno. Porque éstos poseen una amplia gama de efectos sobre el cuerpo y el cerebro. Ejercen una influencia sobre el sistema nervioso central a través de complejos mecanismos fisiológicos y psicológicos. Y pueden afectar a la generación y eficiencia de los neurotransmisores en la amígdala, el hipocampo y los lóbulos prefrontales -importantes áreas del cerebro, relacionadas con la emoción y la cognición. Y participan en el cambio de comportamiento emocional, actuando sobre el hipotálamo.
Los autores del estudio, quienes realizaron una revisión sistemática de la influencia hormonal en los estados de ánimo femeninos, en los campos de la neurociencia, la psicología y la endocrinología, afirman que en algunos casos, como en mujeres postmenopáusicas, los estrógenos mejoran su estado de ánimo, y elevan su energía y bienestar; pero que en otros, pueden causar temor y ansiedad. Por lo que el impacto de los estrógenos en las emociones, varía y puede depender del estado actual de la mujer y de la situación.
¿Qué ocurre entonces con la Píldora del Día Después y las adolescentes?
En la adolescencia, el cerebro madura intensamente siguiendo un esquema espacio-temporal: Una onda de maduración que avanza de la nuca a la frente y de abajo arriba según la edad y por acción de las hormonas, transformando la materia gris (muchas conexiones neuronales) en materia blanca (conexiones agrupadas en robustas fibras por donde viaja la información a gran velocidad). Así, la adolescencia es la época de reordenación del cerebro por la que las estructuras decisivas se renuevan: unas áreas crecen, otras se reducen y otras se reorganizan. En paralelo se produce el perfeccionamiento de facultades cognitivas, capacidad de estudio, lectura, memoria, etc. y de la propia vida afectiva.
Son las hormonas las que determinan la velocidad a la que esa onda de maduración alcanza las diversas estructuras, al ejercer sus efectos sobre ellas. Y obviamente, cada hormona, liberada con el cronómetro marcado por la edad de la pubertad, encuentra su área de acción concreta, por lo que su acción se modula de forma precisa y controlada. De esta forma, la llegada de estrógenos se convierte en señal de activación de determinados procesos cerebrales, que a su vez, modifica la onda misma de maduración.
Un hecho físico impresionante que hoy podemos ver con claridad a través de las modernas técnicas de estudio cerebral, que permiten detectar en vivo los cambios morfológicos que se producen durante los procesos de crecimiento y maduración. Así, es posible relacionarlos con los diferentes comportamientos y estados emocionales de cada etapa.
Esta dependencia física de estrógenos y emoción, nos permite comprender el riesgo que supone para un cerebro inestable como el adolescente, en plena adquisición de su estructura anatómica y funcional madura, cambiar los niveles de estrógenos y el carácter cíclico de sus cambios normales de concentración, con la PDD, de naturaleza hormonal. Un método anticonceptivo de «emergencia» que para muchas se ha convertido en «recurrente». Verificar los efectos emocionales a gran escala de esta nueva moda hormonal es sólo cuestión de tiempo.