SEÑOR ¡QUE NO DESESPERE!
Señor, Tú conoces todo y sabes que Te amo.
Ayúdame a tener siempre en cuenta mi limitación humana y mi debilidad. Dame
un espíritu sincero y generoso de aceptación de mi dolor y enfermedad. Que
tu gracia me ayude a no encerrarme en mi mismo. Dame luz y valor para ver tu
mano bondadosa que va trabajando en m¡ a través de mi enfermedad, aún sin
darme yo cuenta de ello. Cuando esté triste y deprimido, nunca permitas que
falle mi confianza en Tí y en tu gracia poderosa.
Enséñame a ser abierto, para apreciar los
esfuerzos de los doctores, de las enfermeras y de todos los que cuidan mi
salud.
A veces tengo dolores, muchos dolores,
sufro mucho y me parece que no saben comprenderme, que nunca voy a salir de
mis males, y la
desesperación quiere apoderarse de mi espíritu. Dame fe y fuerza para
levantar mis ojos hacia Tí, mi ayuda y mi salvación. Te pido sigas
bendiciendo este día, cuidándome con tu mirada de Padre e iluminando a todos
aquellos que hoy me visitar n. ¡Gracias, Señor!
(OMP, UNION DE LOS ENFERMOS)