Sagrada Eucaristía: Oraciones Eucarísticas
Cortesía: El Trabajo de Dios
Jornada de un alma - Papa
Juan XXIII
A
Jesús escondido en el Santísimo Sacramento - Santa Faustina
Oración ante el
Santísimo - San Alfonso Ligorio
Adoración al Santísmo Sacramento (latín y castellano) S. Tomás de Aquino
Emanuel - José de Jesús y María
Oración antes de recibir la Sagrada Comunión - Santo Tomás de Aquino
Antes de recibir al Señor en la Sagrada Eucaristía - San Agustín
Antes
de recibir la Sagrada Comunión - San Juan de Damasco
Oración antes de recibir la Sagrada Comunión - San Juan Crisóstomo
Después de
recibir la Sagrada Comunión - Santo Tomás de Aquino
Oración
después de la Sagrada Comunión - Padre Pío
Oración de
agradecimiento - San Basilio el grande
Oración para después de la Sagrada Comunión - José de Jesús y María
Participando de los Santos Misterios - San Basilio el grande
Ofrecimiento de la Preciosa Sangre de Cristo - Santa Gertrudis la Grande
Oración a
Jesús crucificado - José de Jesús y María
Oración de agradecimiento a la Virgen María - San Cirilo de Alejandría
Padre
Nuestro Eucarístico - San Pedro Julián Eymard
Sobre el Padre
Nuestro - Cipriano de Cartago
Oración
al Santísimo Sacramento - Santo Tomás de Aquino
Oración Eucarística - Apariciones Akita Japón - Hermana Agnes
Hambre del pan de
la vida - San Buenaventura
Alma de Cristo - San
Ignacio de Loyola
Oración
Eucarística de Fátima - Ángel de Fátima
Oración ante el Santísimo Sacramento - Papa San Juan Pablo II
Al amor de los amores, Jesús Sacramentado - Santa Teresa de Lisieux
Tu como nuestra
comida - Catalina de Siena
Meditación en la Preciosa Sangre de Jesús - San Alberto el Grande
Jornada de un alma -
Papa Juan XXIII
O Jesús en el Santísimo Sacramento, me gustaría estar lleno de amor por Ti;
mantenme unido cerca de Ti, que pueda mi corazón estar siempre cerca del
tuyo.
Yo quiero estar contigo como el Apóstol Juan. O María del Rosario, mantenme
recogido cuando Yo diga esas tus oraciones; amárrame para siempre con tu
Rosario a Jesús del Santísimo Sacramento.
Bendito sea Jesús, mi amor.
A Jesús escondido en el Santísimo Sacramento - Santa Faustina
Yo te adoro, Señor y Creador, escondido en el Santísimo Sacramento. Yo te
adoro por todos los trabajos de tus manos, que tu me revelas con tanta
sabiduría, bondad y misericordia, O Señor.
Tu has esparcido tanta belleza sobre la tierra y esta me habla de tu
belleza, aunque estas cosas hermosas son apenas una reflexión vaga de ti,
belleza incompresible.
Y aunque Tu te has escondido y has escondido tu belleza, mis ojos,
iluminados por la fe, te alcanzan y mi alma te reconoce como su creador, su
mas altísimo bien, y mi corazón está completamente sumergido en oración y
adoración.
Oración
ante el Santísimo - San Alfonso Ligorio
Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este
sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a
cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del
altar.
Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes
que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este
sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y
haberme llamado a visitarte en este iglesia.
Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el
primero, en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar,
para resarcirte de todas las injurias que recibes de tus enemigos en este
sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta visita en todos los
lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono.
Emanuel - José de Jesús y
María
Señor Jesucristo,
Reconozco y adoro tu presencia en el Santísimo Sacramento,
mi Dios Emanuel;
En cada Tabernáculo consagrado,
En cada misa; pasada, presente y futura,
En cada hostia y cáliz consagrados,
En el Tabernáculo viviente de la Divinidad, el Arca de la Alianza,
el Inmaculado Corazón de María,
En el corazón de cada alma consagrada
Y en el Tabernáculo de mi alma.
Después de la Sagrada Comunión: Santo Tomás de Aquino
Gracias de doy, Señor Santo, Padre todopoderoso, Dios eterno, porque a mí,
pecador, indigno siervo tuyo, sin mérito alguno de mi parte, sino por pura
concesión de tu misericordia, te has dignado alimentarme con el precioso
Cuerpo y Sangre de tu Unigénito Hijo mi Señor Jesucristo.
Suplícote, que esta Sagrada Comunión no me sea ocasión de castigo, sino
intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi fe, escudo de mi
voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales
apetitos, y aumento de caridad, paciencia y verdadera humildad, y de todas
las virtudes: sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme
defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión
contigo, único y verdadero Dios, y sello de mi muerte dichosa.
Ruégote, que tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable,
donde Tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz
verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y
felicidad perfecta. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
Oración antes de recibir la Sagrada Comunión - Santo Tomás de Aquino
Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de vuestro
unigénito Hijo mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como
manchado a la fuente de misericordias, como ciego a la luz de la claridad
eterna, como pobre y desvalido al Señor de los cielos y tierra.
Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por bien
sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer
mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los
Angeles, al Rey de los Reyes, al Señor de los señores, con tanta reverencia
y humildad, con tanta contrición y devoción, con tal fe y tal pureza, y con
tal propósito e intención, cual conviene para la salud de mi alma.
Dame, Señor, que reciba yo, no sólo el sacramento del Sacratísimo Cuerpo y
Sangre, sino también la virtud y gracia del sacramento !Oh benignísimo
Dios!, concededme que albergue yo en mi corazón de tal modo el Cuerpo de
vuestro unigénito Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Cuerpo adorable que tomó
de la Virgen María, que merezca incorporarme a su Cuerpo místico, y contarme
como a uno de sus miembros.
!Oh piadosísimo Padre!, otorgadme que este unigénito Hijo vuestro, al cual
deseo ahora recibir encubierto y debajo del velo en esta vida, merezca yo
verle para siempre, descubierto y sin velo, en la otra. El cual con Vos vive
y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
Antes de recibir al Señor en la Sagrada Eucaristía - San Agustín
Oh Jesús, redención, amor y deseo nuestro, yo os invoco y clamo a Vos con un
clamor grande y de todo corazón, os suplico que vengáis a mi alma, entréis
en ella y la ajustéis y unáis tan bien con Vos que la poseáis sin arruga ni
mancha alguna; pues la morada en que ha de habitar un Señor tan santo como
Vos, muy justo es que esté limpia.
Vos habéis fabricado este vaso de mi corazón; santificadlo, pues; vaciadlo
de la maldad que hay en él, llenadlo de vuestra gracia, y conservadlo lleno
para que sea templo perpetuo y digno de Vos.
Dulcísimo, benignísimo, amantísimo, carísimo, potentísimo, deseadísimo,
preciosísimo, amabilísimo y hermosísimo Señor, Vos sois más dulce que la
miel, más blanco que la nieve, más suave que el maná, más precioso que las
perlas y el oro, y más amado de mi alma que todos los tesoros y honras de la
tierra.
Pero cuando digo esto, Dios mío, esperanza mía, misericordia mía, dulzura
mía, ¿qué es lo que digo? Digo, Señor, lo que puedo y no digo lo que debo.
¡Oh si yo pudiese decir lo que dicen y cantan aquellos celestiales coros de
ángeles! ¡Oh cuán de buena gana me emplearía todo en vuestras alabanzas, y
con cuánta devoción, en medio de vuestros predestinados, cantaría mi alma
vuestras grandezas, y glorificaría incesantemente vuestro santo nombre!
Como no hallo palabras para glorificaros dignamente os suplico no miréis
tanto a lo que ahora digo, cuanto a lo que deseo decir.
Bien sabéis Vos, Dios mío, a quien todos los corazones están manifiestos,
que yo os amo y quiero más que al cielo y a la tierra y a todas las cosas
que hay en ella. Yo os amo con grande amor y deseo amaros más.
Dadme gracia para que siempre os ame cuanto deseo y debo, para que en Vos
solo me desvele y medite, en Vos piense continuamente de día; en Vos sueñe
de noche; con Vos hable mi espíritu, y mi alma siempre platique con Vos.
Ilustrad mi corazón con la lumbre de vuestra santa visitación, para que, con
vuestra gracia y vuestra dirección camine yo de virtud en virtud. Os
suplico, Señor, por vuestras misericordias, con las cuales me librasteis de
la muerte eterna, que ablandéis mi corazón, y que me abracéis con el fuego
de la compunción, de manera que merezca yo ser cada hora vuestra hostia
viva.
Antes de recibir la Sagrada Comunión - San Juan de Damasco
Amo y Señor, Jesucristo nuestro Dios, Tu solamente tienes la autoridad de
perdonar mis pecados, ya sean cometidos con conocimiento o por ignorancia, y
hacerme digno de recibir sin condenación tus divinos, gloriosos, puros
misterios dadores de vida, no para mi castigo, sino para mi purificación y
santificación, ahora y en tu reino futuro.
Porque tu, Cristo nuestro Dios, eres lleno de compasión y amas a la
humanidad y a Ti damos gloria con el Padre, y con el Espíritu Santo, ahora y
siempre. Amén.
Oración al Santísimo Sacramento - Santo Tomás de Aquino
¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios escondido;
concededme desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer
verdaderamente y cumplir perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro
nombre todo lo que os agrada.
Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida; concededme que conozca lo que
de mí queréis y que lo cumpla como es menester y conviene a mi alma. Dadme,
oh Señor Dios mío, que no desfallezca entre las prosperidades y
adversidades, para que ni en aquellas me ensalce, ni en éstas me abata.
De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva a Vos o aparta de
Vos. A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos. Séanme viles,
Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las eternas.
Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna fuera de
Vos. Séame deleitoso, Señor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el
descanso sin Vos.
Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente y fervorosamente,
hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro
servicio, hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con
devoción.
Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin contradicción, pobre
sin rebajamiento, casto sin corrupción, paciente sin disipación, maduro sin
pesadumbre, diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin desesperación,
veraz sin doblez; haced que practique el bien sin presunción que corrija al
prójimo sin soberbia, que le edifique con palabras y obras sin fingimientos.
Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por ningún pensamiento
curioso se aparte de Vos; dadme un corazón noble que por ninguna intención
siniestra se desvíe; dadme un corazón firme que por ninguna tribulación se
quebrante; dadme un corazón libre que ninguna pasión violenta le domine.
Otorgadme, oh Señor Dios mío, entendimiento que os conozca, diligencia que
os busque, sabiduría que os halle, comportamiento que os agrade,
perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente, os
abrace.
Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la penitencia, y en el
camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce
de vuestras alegrías por gloria. Señor que vivís y reináis, Dios por todos
los siglos de los siglos. Amén.
Oración después de la Sagrada Comunión - Padre Pío
Quédate conmigo, Señor, porque es necesario tenerte presente para que Yo no
te pueda olvidar. Tu sabes que tan fácilmente te abandono.
Quédate conmigo, Señor, porque Yo soy débil y necesito de tu fortaleza, para
que no caiga tan frecuentemente.
Quédate conmigo, Señor, porque tu eres mi vida y sin Ti Yo estoy sin fervor.
Quédate conmigo, Señor, porque tu eres mi luz y sin ti yo estoy en la
oscuridad.
Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad.
Quédate conmigo, Señor, para que Yo pueda escuchar tu voz y seguirte.
Quédate conmigo, Señor, porque Yo deseo amarte mucho y siempre estar en tu
compañía.
Quédate conmigo, Señor, si tu deseas que Yo sea fiel a ti.
Quédate conmigo, Señor, pobre como mi alma es, Yo deseo que sea un lugar de
consolación para Ti, un nido de amor.
Quédate conmigo, Señor, porque se hace tarde y el día se está terminando, y
la vida pasa. La muerte, el juicio y la eternidad se acercan. Es necesario
renovar mi fortaleza, para que Yo no pare en el camino y por eso Yo te
necesito.
Se está haciendo tarde y la muerte se aproxima, tengo miedo de la oscuridad,
las tentaciones, la aridez, la cruz, los sufrimientos. O como te necesito,
mi Jesús, en esta noche de exilio.
Quédate conmigo, esta noche, Jesús, en la vida con todos los peligros, Yo te
necesito.
Déjame reconocerte como lo hicieron tus discípulos en la partición del pan,
para que la Comunión Eucarística sea la luz que dispersa la oscuridad, la
fuerza que me sostiene, el único gozo de mi corazón.
Quédate conmigo, Señor, porque a la hora de mi muerte, Yo quiero permanecer
unido contigo, sino por la Comunión, por lo menos por la gracia y el amor.
Quédate conmigo, Señor, por que solamente eres tu a quien Yo busco, tu amor,
tu gracia, tu voluntad, tu corazón, tu espíritu, porque Yo te amo y te pido
no otra recompensa que amarte mas y mas.
Con un amor firme, Yo te amaré con todo mi corazón mientras aquí en la
tierra y continuaré amándote perfectamente durante toda la eternidad. Amén.
Oración
de agradecimiento - San Basilio el grande
O Maestro, Cristo nuestro Dios, Rey de las edades, creador de todas las
cosas; Yo te agradezco por todos los favores que tu me has concedido, y por
haberme dado tus puros misterios dadores de vida.
Yo te suplico, O Dios lleno de gracia, quien amas a la humanidad, mantenme
bajo tu protección y bajo la sombra de tus alas; concede que hasta mi último
aliento, Yo pueda dignamente recibir tus Santos Misterios con una conciencia
clara para la remisión de mis pecados y para la vida eterna.
Porque tú eres el Pan de la Vida, la fuente de la santidad, y el proveedor
de todas las gracias, y nosotros te glorificamos junto con el Padre, y tu
Espíritu Santo, ahora y siempre, y para siempre. Amén.
Participando de los Santos Misterios - San Basilio el grande
O Señor mi Dios, Yo te agradezco por no rechazarme, un pecador, y por
hacerme digno de participar de tus Santos Misterios. Te agradezco por
haberme permitido, indigno que Yo soy, de participar de tus purísimos
regalos celestiales.
O Señor y amante de la humanidad, tu moriste en la cruz y resucitaste de
nuevo por nuestra causa, y nos diste estos poderosos misterios dadores de
vida para el bien de nuestros cuerpos y la santificación de nuestras almas.
Concede que ellos sirvan para sanar mi cuerpo y mi alma, y para que
destierren a todo enemigo. Ilumina los ojos de mi corazón, dale paz a los
poderes de mi mente, inspírame con fe, con un amor sincero, con profunda
sabiduría, y con obediencia a tus mandamientos.
Que puedan estos misterios aumentar tu divina gracia en mi y me hagan un
habitante de tu Reino.
Siendo preservado en tu santidad por ellos, Yo recordaré tu amor en todo
momento.
A partir de ahora, no viviré para mí, sino para Ti, mi Señor y benefactor.
Así, habiendo pasado mi vida terrenal en la esperanza de la vida sin final,
Yo alcanzaré el descanso eterno algún día, donde el sonido del regocijo
nunca para, y donde los deleites de aquellos que miran a la belleza de tu
rostro no tienen límites.
Porque tu, Cristo nuestro Señor, eres verdaderamente el objeto de nuestro
deseo y el gozo inexpresable de aquellos que te aman, y todas las criaturas
te glorifican, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Oración antes de recibir la Sagrada Comunión - San Juan Crisóstomo
¡Oh Señor!, yo creo y profeso que Tú eres el Cristo Verdadero, el Hijo de
Dios vivo que vino a este mundo para salvar a los pecadores, de los cuales
yo soy el primero. Acéptame como participante de tu Cena Mística, ¡oh Hijo
de Dios!
No revelaré tu Misterio a tus enemigos, ni te daré un beso como lo hizo
Judas, sino que como el buen ladrón te reconozco.
Recuérdame, ¡Oh Señor!, cuando llegues a tu Reino. Recuérdame, ¡oh Maestro!,
cuando llegues a tu Reino. Recuérdame, ¡oh Santo!, cuando llegues a tu
Reino.
Que mi participación en tus Santos Misterios, ¡oh Señor! no sea para mi
juicio o condenación, sino para sanar mi alma y mi cuerpo.
¡Oh Señor!, yo también creo y profeso que lo que estoy a punto de recibir es
verdaderamente tu Preciosísimo Cuerpo y tu Sangre Vivificante, los cuales
ruego me hagas digno de recibir, para la remisión de todos mis pecados y la
vida eterna. Amén.
¡Oh Dios!, se misericordioso conmigo, pecador.
¡Oh Dios!, límpiame de mis pecados y ten misericordia de mí.
¡Oh Dios!, perdóname, porque he pecado incontables veces.
Ofrecimiento de la Preciosa Sangre de Cristo - Santa Gertrudis la
Grande
"Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo, Jesús,
en unión de todas las Misas dichas a través del mundo en este día, por todas
la almas del Purgatorio, por los pecadores en todas partes, por los
pecadores en la Iglesia Universal, por aquellos dentro de mi propia casa y
en mi familia." Amén.
- - - - - - - - -
Nuestro Señor le dijo a Santa Gertrudis que esta oración permitiría la
salida de 1000 almas del Purgatorio cada vez que se dice. La oración fue
extendida para incluir todos los pecadores también.
Oración para después de la Sagrada Comunión - José de Jesús y María
O Sacramento Santísimo, O Sacramento Divino, toda la Alabanza y el
Agradecimientos sean en cada momento tuyos.
Padre Eterno, te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, la Sangre, el Alma y la
Divinidad de tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo en reparación por
mis pecados y los del mundo entero, te ofrezco el Doloroso e Inmaculado
Corazón de María; y las penas, las Alabanzas y la Gloria de todos los
Mártires, los Angeles y los Santos; junto al ofrecimiento de todas las almas
víctimas, y el ofrecimiento de mi alma como víctima de tu amor, unida a
todas las santas Devociones, Santos Rosarios y Santas Misas que se han dicho
y que alguna vez se dirán: Por tu mas grande Gloria mi Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo, por la gloria de Nuestra Madre Bendita María, por sus
intenciones, por el triunfo de su Inmaculado Corazón. Por la gloria de la
Santa Madre Iglesia, por la conversión de los pecadores, por los moribundos,
por las santas almas del purgatorio, por el bautismo de los que no han sido
bautizados.
Y con Tu permiso yo los bautizo espiritualmente en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Reciban a Jesús, reciban al Espíritu Santo,
reciban a la Virgen María nuestra Madre Celestial, reciban su Salvación. Y
también por mis intenciones Señor, de conocerte, amarte y servirte, por... (
)
Señor, que pueda yo vivir para conocerte, amarte y servirte, para caminar
libre de culpa, puro y santo ante ti y para ser siempre el instrumento dócil
de tu Espíritu Santo.
Oración a Jesús crucificado - José de Jesús y María
Recomendada para antes o después de la Sagrada Comunión - o en cualquier
momento.
Padre Celestial; en el santo nombre de tu Hijo Jesús, crucificado por mis
pecados, y en el Amor del Espíritu Santo, vengo muy humildemente ante ti,
con dolor por mis pecados. A través de la intercesión del Inmaculado Corazón
de María, te ofrezco el sacrificio de Jesús en la cruz, el cual vivo cuando
lo recibo en la Santa Eucaristía.
Señor Jesús crucificado; te hablo humildemente, en la presencia de Nuestra
Bendita Madre María. Reconozco que tu sufriste mucho por mí y por todos, y
que estamos endeudados contigo para siempre.
Señor; aprecio mucho tus sufrimientos por mí y por el resto de la humanidad.
Te agradezco el haberme salvado a través de tu dolor aplastante, a través de
tus tantas heridas, a través de tu extremo cansancio y agonía y a través de
tu Preciosa Sangre derramada con tanto dolor y amor por nosotros; a través
de tu dificultad para respirar, a través de tu sudor y lagrimas, a través de
tu paciencia misericordiosa, a través de cada esfuerzo que tu hiciste y a
través de tu ofrecimiento total por mis pecados y por los pecados del mundo
entero.
Señor a veces me quejo cuando tengo un pequeño infortunio, o una herida o
cuando estoy enfermo o cansado, o rechazado, o despreciado o condenado. Pero
tu cuerpo entero fue cubierto con heridas dolorosas; fuiste perforado con
dolor por la corona de espinas, tu fuiste despojado de tu carne con la
flagelación, fuiste insultado con terribles blasfemias, fuiste escupido,
fuiste humillado, fuiste infligido nuevamente con heridas sobre tu herido
hombro por el peso aplastante de la cruz, tu fuiste herido nuevamente sobre
tus heridas por el despojo brutal de tus vestiduras, fuiste perforado
dolorosamente por lo clavos en la cruz, fuiste colgado sobre la cruz para
sangrar dolorosamente hasta tu muerte, sufriste asfixia a medida que te
resultaba mas doloroso respirar, pero tu agonía física no se comparaba con
tu agonía espiritual porque Tu eres Dios, y tu alma santa sufrió con pena
mientras tu entregabas tu vida a cambio de nuestra vida eterna.
Tu viste la ingratitud de los hombres por tu gran sacrificio, y sufriste por
el orgullo de nuestros pecados, por la agresividad de los que tu creaste con
tanto amor, por el odio de los hombres que reciben siempre todo tu amor si
tan solo vienen a ti.
Mi Señor Jesús crucificado, vengo humildemente ante ti, eterna fuente de
sanación y de vida, Poderosa fuente de nuestra Resurrección, alimento para
nuestras almas en la Sagrada Eucaristía, refugio eterno de la Luz Divina,
puerta a la Majestad y Gloria del Padre y de nuestra única esperanza y
salvación.
Divino Señor Misericordioso, ruego y suplico a nombre de toda la humanidad
por tu misericordia y compasión, por tu sanación y bendiciones y por tu
Salvación.
Oh, Precioso tesoro del Cielo, Tu que te ocultas al orgulloso, llena mi
corazón de humildad y de pureza para poder ser digno de recibir las promesas
de la vida eterna en Tu Gloria con el Padre y el Espíritu Santo. Amen.
Señor en tu Sagrado Corazón coloco mi corazón unido a todas mis necesidades
y mis deseos, te presento humildemente mis peticiones, por favor dígnate a
escuchar mi súplica, abrázame con tu amor, responde a mi alma, mírame como
tu hijito que viene atraído por tu amor.
Mi Señor Jesús; En tu cuerpo crucificado yo coloco reverentemente mi pecado,
mis enfermedades y las de la gente por quien ruego; puesto que tu sufriste
por nuestros sufrimientos y pagaste por nuestros pecados. Disuélvelos por
favor en tu misericordia; concédeme estas peticiones en tu nombre santo y en
el nombre de tu dolorosa madre, mi madre. Amen.
Oración de agradecimiento a la Virgen María - San Cirilo de
Alejandría
O Santísima Señora, Theotokos, luz de mi pobre alma, mi esperanza, mi
protección, mi refugio, mi consuelo, y mi alegría! Te agradezco por haberme
permitido participar del purísimo cuerpo y de la purísima sangre de tu Hijo.
Ilumina los ojos de mi corazón, O Bendita Virgen que llevaste la fuente de
la inmortalidad. O tiernísima y amorosa Madre del Dios misericordioso; ten
misericordia de mi y concédeme un corazón arrepentido y contrito con
humildad de mente.
Guarda mis pensamientos de que se pierdan en toda clase de distracciones, y
hazme siempre digno, hasta mi último aliento, de recibir los purísimos
misterios de Cristo para la sanación de mi alma y cuerpo.
Dame lágrimas de arrepentimiento y de agradecimiento para que Yo pueda
cantarte y alabarte todos los días de mi vida, porque tu eres siempre
bendita y alabada.
Padre
Nuestro Eucarístico - San Pedro Julián Eymard
Padre Nuestro, Hágase tu voluntad. Nuestro Padre que estás en el Cielo, en
el Cielo de la Eucaristía. A ti que estás sentado en el trono de la gracia y
el amor, sea la bendición, y el honor y el poder y la gloria por todos los
siglos de los siglos.
Santificado sea tu Nomber, primero en nosotros, a través del Espíritu de tu
humildad, obediencia y caridad. Que pueda Yo en toda humildad y deseo
hacerte conocido, amado y adorado por todos los hombres en la Sagrada
Eucaristía.
Venga a nosotros tu Reino, tu Reino Eucarístico. Reina Tu solo sobre
nosotros para tu mas grande gloria a través del poder de tu amor, el triunfo
de tus virtudes, y la gracia de una vocación eucarística en mi estado de
vida.
Concédenos la gracia y la misión de tu amor santo para que podamos
efectivamente extender tu Reino Eucarístico por todas partes y llevar a cabo
el deseo que tu expresaste:
He venido a echar fuego sobre la tierra; ¿ y que mas me gustaría, sino que
estuviera encendida?
Oh, que nosotros pudiéramos ser incendiarios de tu fuego celestial!
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo. Concédenos el gozo de
encontrar toda nuestra alegría queriéndote a ti solamente, queriéndote
solamente, deseándote solamente y pensando solamente en Ti.
Concede que negándonos a si mismos siempre y en todas las cosas, podamos
encontrar luz y vida, en obedecer tu buena, aceptable y perfecta voluntad.
Haré lo que quieras, lo haré porque tu lo quieres, lo haré como tu lo
quieres, lo haré siempre y cuando tu lo quieras.
Perece nuestros pensamientos y deseos, si ellos no son puramente de Ti, para
Ti y en Ti.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Tu eres nuestro Señor Eucarístico y Tu
solamente serás nuestra comida y vestido, nuestras riquezas y gloria,
nuestro remedio en la enfermedad, y nuestra protección en contra de todo
mal. Tu serás todas las cosas para nosotros.
Y perdónanos nuestros pecados. Perdóname Jesús, porque Yo siento mucho por
mis pecados, tal como se presentan ante tus ojos.
Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Para cualquiera que nos haya
ofendido en cualquier forma, con todo nuestro corazón le perdonamos y le
deseamos los regalos de tu amor.
Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Libéranos Jesús,
del demonio del orgullo, la impureza, el desacuerdo y la complacencia.
Libéranos de los cuidados y preocupaciones de la vida, para que con un
corazón puro y una mente libre podamos gozosamente pasar nuestra vida y
consagrar todo lo que somos y lo que tenemos al servicio tuyo, nuestro Señor
Eucarístico. Amen.
En Ti, Oh Señor Jesús, Yo he tenido la esperanza; no dejes que nunca me
confunda. Tu solamente eres bueno. Tu solamente eres poderoso. Tu solamente
eres eterno. A Ti solamente sea el honor y la gloria, el amor y el
agradecimiento, por los siglos de los siglos. Amen.
Sobre el
Padre Nuestro - Cipriano de Cartago
"Danos hoy nuestro pan de cada día." Y esto puede ser entendido
espiritualmente y literalmente, porque cualquier forma de entendimiento es
rico en uso divino para nuestra salvación.
Porque Cristo es el pan de la vida; y este pan no le pertenece a todos los
hombres, pero es nuestro. Y de acuerdo a lo que decimos, "Padre Nuestro,"
porque Él es el Padre de todos aquellos que entienden y creen; así también
nosotros le llamamos "nuestro pan," porque Cristo es el pan de aquellos que
están en unión con su cuerpo.
Y nosotros pedimos que este pan se nos debería de dar diariamente, para que
nosotros quienes estamos en Cristo, y diariamente recibimos la Eucaristía
como la comida de la salvación, no podamos, por la interposición de algún
monstruoso pecado, ser prevenidos, o impedidos de no poder comunicarnos, de
participar del pan celestial, de ser separados del Cuerpo de Cristo, como El
mismo lo predice y advierte, "Yo soy el pan de la vida que ha venido del
Cielo. Si algún hombre come de mi carne, vivirá para siempre;" como es
manifestado que aquellos que reciben participan de su cuerpo y reciben la
Eucaristía viven por el derecho de la comunión, así, por otra parte, tenemos
que temer y rezar, no sea que alguien, quien siendo exento de la comunión,
esté separado del cuerpo de Cristo y pueda permanecer a distancia de la
salvación; como Él mismo amenaza, y dice: "A menos que ustedes coman de la
carne del Hijo del hombre, y beban de su sangre, ustedes no tendrán vida en
ustedes." Y por eso nosotros pedimos que nuestro pan - o sea Cristo - nos
pueda ser dado diariamente, para que nosotros los que permanecemos y vivimos
en Cristo no nos alejemos de su santificación y de su cuerpo.
Oración Eucarística - Apariciones Akita Japón - Hermana Agnes
"Sacratísimo Corazón de Jesús, verdaderamente presente en la Sagrada
Eucaristía, Yo consagro mi cuerpo y mi alma para que sea enteramente Uno con
tu corazón que esta siendo sacrificado en todos los altares del mundo y
dando alabanza al Padre, rogando por la venida de su Reino."
"Por favor recibe este humilde ofrecimiento de mi ser. Usame como Tu quieras
para la Gloria del Padre y la salvación de las almas."
"Santísima Madre de Dios. Nunca me dejes estar separada de tu Divino Hijo.
Por favor defiéndeme y protégeme como tu hija especial. Amen"
Hambre del
pan de la vida - San Buenaventura
Traspasa, dulcísimo Jesús y Señor mío, la médula de mi alma con el suavísimo
y saludabilísimo dardo de tu amor; con la verdadera, pura y santísima
caridad apostólica, a fin de que mi alma desfallezca y se derrita siempre
sólo en amarte y en deseo de poseerte: que por Ti suspire, y desfallezca por
hallarse en los atrios de tu Casa; anhele ser desligada del cuerpo para
unirse contigo.
Haz que mi alma tenga hambre de Ti, Pan de los Angeles, alimento de las
almas santas, Pan nuestro de cada día, lleno de fuerza, de toda dulzura y
sabor, y de todo suave deleite.
Oh Jesús, en quién se desean mirar los Angeles: tenga siempre mi corazón
hambre de Ti, y el interior de mi alma rebose con la dulzura de tu sabor;
tenga siempre sed de Ti, fuente de vida, manantial de sabiduría y de
ciencia, río de luz eterna, torrente de delicias, abundancia de la Casa de
Dios: que te desee, te busque, te halle; que a Ti vaya y a Ti llegue; en Ti
piense, de Ti hable, y todas mis acciones encamine a honra y gloria de tu
nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con facilidad y
afecto, con perseverancia hasta el fin: para que Tú sólo seas siempre mi
esperanza, toda mi confianza, mi riqueza, mi deleite, mi contento, mi gozo,
mi descanso y mi tranquilidad, mi paz, mi suavidad, mi perfume, mi dulzura,
mi comida, mi alimento, mi refugio, mi auxilio, mi sabiduría, mi herencia,
mi posesión, mi tesoro, en el cual esté siempre fija y firme e
inconmoviblemente arraigada mi alma y mi corazón. Amén.
Alma de Cristo -
San Ignacio de Loyola
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén
Oración
Eucarística de Fátima - Ángel de Fátima
"Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro
profundamente y te ofrezco el Precioso Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
Jesucristo, presente en todos los tabernáculos de la tierra, en reparación
por todas las ofensas, sacrilegios e indiferencia con los cuales El es
ofendido.
Y a través de los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del
Inmaculado Corazón de María, yo te ruego por la conversión de los pobres
pecadores."
Oración ante el Santísimo Sacramento - Papa San Juan Pablo II
Señor Jesús:
Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como
somos.
Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú
eres el Hijo de Dios (Jn. 6,69).
Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última
cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres.
Aumenta nuestra fe.
Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al
Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo.
Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.
Siguiéndote a ti, camino, verdad y vida, queremos penetrar en el aparente
silencio y ausencia de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz
del Padre que nos dice: Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi
complacencia: Escuchadlo (Mt. 17,5).
Con esta fe, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras
situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y
social.
Tú eres nuestra esperanza, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo.
Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives siempre
intercediendo por nosotros (Heb. 7,25).
Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino
apresurado contigo hacia el Padre.
Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú
eres el centro, el principio y el fin de todo.
Apoyados en esta esperanza, queremos infundir en el mundo esta escala de
valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer
lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.
Queremos amar como tu, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres.
Quisiéramos decir como San Pablo: Mi vida es Cristo (Flp. 1,21).
Nuestra vida no tiene sentido sin ti.
Queremos aprender a estar con quien sabemos nos ama, porque con tan buen
amigo presente todo se puede sufrir. En ti aprenderemos a unirnos a la
voluntad del Padre, porque en la oración el amor es el que habla (Sta.
Teresa).
Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes
básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia
vocación cristiana.
Creyendo, esperando y amando, te adoramos con una actitud sencilla de
presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación, como
respuesta a tus palabras: Quedaos aquí y velad conmigo (Mt. 26,38).
Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por
eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es,
y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación.
El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir
esos gemidos inenarrables (Rom. 8,26) que se traducen en actitud agradecida
y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu
presencia, tu amor y tu palabra.
En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y
nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.
Aprendiendo este más allá de la adoración, estaremos en tu intimidad o
misterio. Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el
misterio de cada hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en
nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio
activo y fecundo que nace de la contemplación.
Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en
capacidad de amar y de servir.
Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar
en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo
la más perfecta Madre.
Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu
Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos.
Amén.
Al amor de los amores, Jesús Sacramentado - Santa Teresa de Lisieux
Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me
pides, Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor
mezclado de tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío,
imperfecto y limitado.
Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para mi. Que te
ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen tus
benditos pies, como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los
extravíos de mi corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la
Samaritana. Déjame reclinar mi cabeza
Tu como
nuestra comida - Caterine de Siena
O caridad sin límites! Tal como tu te entregaste, todo Dios y todo hombre,
así te dejaste a nosotros todo Tu como comida, para que mientras nosotros
estamos como peregrinos en esta vida no nos desmayáramos en nuestro
cansancio sino que nos fortaleciéramos por Ti, comida celestial.
O gente mercenaria!, ¿Y que les ha dejado Dios?
El se ha dejado a sí mismo para ustedes,
totalmente Dios y totalmente hombre, escondido bajo la blancura de este pan.
O fuego de amor! ¿No fue suficiente que nos regalaras con la creación en tu
imagen y semejanza, y que nos crearas de nuevo a la gracia en la sangre de
Tu Hijo, sin entregarte a nosotros como comida, el todo de la divinidad, el
todo de Dios?
¿Que fue lo que te llevó? Nada mas que tu caridad, !loco de amor que Tu
estas!
Meditación en la Preciosa Sangre de Jesús - San Alberto el Grande
Yo te adoro, O Preciosa Sangre de Jesús, flor de la creación, fruto de
virginidad, instrumento inefable del Espíritu Santo, y me regocijo al pensar
que tu viniste de la gota de la sangre virginal sobre la cual el amor eterno
imprimió su movimiento; Tu fuiste asumida por la Palabra y deificada en Su
persona.
Yo estoy embargado de emoción cuando pienso de tu paso del corazón de la
Santísima Virgen al corazón de la Palabra, y, siendo vivificada por el
aliento de la Divinidad, volviéndote adorable porque te volviste la sangre
de Dios.
Yo te adoro dentro de las venas de Jesús, preservada en su humanidad como el
maná en la urna de oro, el memorial de la Redención eterna que El cumplió
durante los días de su vida terrenal. Yo te adoro, Sangre de la nueva y
eterna alianza, fluyendo de las venas de Jesús en Getsemaní, de la carne
arrancada por los latigazos en el Pretorioum, de sus manos y pies perforados
y de su costado abierto en Gólgota. Yo te adoro en los Sacramentos, en la
Eucaristía, donde yo se que estás sustancialmente presente...
Pongo toda mi confianza en Ti, O Sangre adorable, nuestra Redención, nuestra
regeneración. Cae, gota a gota, en los corazones que se han alejado de Ti y
suavízalos de su dureza.
O adorable Sangre de Jesús, lava nuestras manchas, sálvanos de la ira del
ángel vengador. Irriga la Iglesia; hazla fructífera con apóstoles y
trabajadores de milagros, enriquécela con almas que sean santas, puras y
radiantes con belleza divina.