Meditación – Oración para la Cuaresma
SOMOS PECADORES
Seńor! Aquí estoy, a tu lado, a tus pies.
En estos días de cuaresma sé muy
bien que todos somos invitados por tu bondad a revisar nuestra conciencia,
manantial fecundo de nuestro vivir responsable, pues a través de ella Tú nos
hablas continuamente. Aquí estoy para hablarte y escucharte.
Ojalá
escuchéis hoy mi voz en la conciencia..!
Concédeme, Seńor, la gracia de
acoger esta oportunidad que me ofreces, y de la que me das noticia por aquel
clamor de voces bíblicas: ˇOjalá escuchéis hoy mi voz..!
Mira, Seńor; en un primer momento
de intimidad contigo, quiero recordar y agradecerte las innumerables veces
en que me has hablado y me hablas en la voz o grito de mi conciencia, para
que yo te presto atención. Y como no te correspondo, sino que te soy infiel
a la llamada, te ruego me perdones.
Gracias por cuantas veces me hablas
por la conciencia. Innumerables veces. Por ejemplo,
-
cuando me dejo fascinar o atemorizar por la belleza o
por los horrores y catástrofes de la naturaleza que nos fustiga;
-
cuando me acerco a la miseria de pobres hambrientos,
y su pobreza me despiertan con el desasosiego que se genera en la
culpabilidad;
-
cuando, sorprendido por el gozo de la vida, puedo
celebrar jubiloso la fiesta de una familia unida en medio de una
sociedad divida;
-
cuando, observando los atropellos humanos, me veo
forzado a lamentar la manipulación y prostitución de la dignidad en
muchas personas marginadas;
-
cuando, al cruzarme en la calle con un hombre o mujer
de tez morena que ha llegado a nosotros buscando trabajo, palpo las
injustas desigualdades que se acrecientan entre los hombres;
-
cuando, abierto al Espíritu, comparto la oración en
un monasterio de contemplativas que invitan a la alabanza divina;
-
y cuando alargo la mano caritativa y samaritana al
enfermo que me llama y a cualquiera que precisa de mi apoyo fraterno
....
Sí, Padre, lo reconozco agradecido.
En cualquier momento de mi vida consciente, por los poros de mi sensibilidad
Tú penetras hasta lo más profundo de la conciencia y me interpelas desde
ella. ... Y yo te soy infiel, pero Tú no me abandonas.
ˇGracias por tu voz! ˇGracias por tu amor!...
Sólo hace falta querer escucharte,
y yo acabaré escuchándote ....
Ojalá escuchéis la voz de Jesús!
Gracias también, Seńor, porque previendo que ese giro o grito de la voz de la conciencia no me gustara o desvelara, Tú hiciste, además, que durante estos días la voz de Jesús resonara especialmente en mis oídos cuando leo en el evangelio su mensaje luminoso que no admite engańo ni subterfugios. Jesús me dice, en efecto, si quiero desechar el pecado y haceros amigo suyo, no me engańe con falsas aspiraciones a contemplar su rostro y comprobar su dolor personal.
A mí, nos dice Jesús, no me vais a
encontrar personalmente en vuestros caminos. Mas eso no importa:
-
sabed que siempre que vistáis a un desnudo, visitéis
a un prisionero, deis de comer a un hambriento o instruyáis a un
ignorante, A MÍ ME ENCONTRÁIS Y ME LO HACÉIS;
-
y sabed también que siempre que proclaméis la
justicia, o seáis creadores de paz, u oréis al Padre con humildad, CON
VOSOTROS ESTOY YO ....
ˇGracias de nuevo, Padre! ... Mi
conciencia y la Palabra de Jesús serán mi guía, y ya no me mostraré
insensible a la voz de la Verdad y del Amor.
Ojalá
no os hagáis insensibles al pecado!
Pero quiero pedirte, Padre, que no
sólo yo sino todos los hombres seamos sensibles a tu voz ..... Revélate con
fuerza... Haz que todos escuchemos en la conciencia y en la voz de Jesús,
cuando leamos el evangelio en estos días penitenciales, tu mensaje de amor,
de perdón y de gracia.
Mira que sería una lástima vivir de
espaldas a Ti mientras progresamos en la posesión de bienes materiales. No
sería justo y noble que mientras hacemos gala, como la hacemos, de los
beneficios de la ciencia y de la técnica (por los que vivimos mejor en este
mundo cada día) se fuera embotando la sensibilidad de nuestra conciencia y
nos olvidáramos de lo que somos: pobres criaturas ante ti, llamados a ser
hijos por gracia.
¿Sabes, Senor, lo que se dice por
aquí? Se dice que tu voz, la voz de Dios y de la conciencia, se va apagando
a medida que elevan su voz nuestras apetencias y satisfacciones terrenas. Si
eso fuera verdad, sería nuestra ruina moral, espiritual cristiana....
Y, al parecer, al enemigo de la
buena conciencia lo tenemos cerca, pues en numerosas ocasiones ya no tenemos
conciencia del pecado:
-
pecado de infidelidad a Ti, oh Dios, y a los hombres,
-
pecado de no atender a las exigencias de la justicia
que atropellamos,
-
pecado de inmoralidad al usar a la mujer o al hombre
como objeto de placer,
-
pecado por falta de la necesaria ascesis que se ha de
unir al amor para que éste no fracase un matrimonio,
-
pecado por insolidaridad con los hermanos,
-
pecado por vivir como si Dios no existiera y como si
no fuéramos responsables ante Ti por nuestros actos .... Derrama, Seńor,
tu gracia sobre nosotros en estos días.
ORACIÓN
Haz, Seńor, que en estos días de
cuaresma me haga más sensible a tu gracia, a tu perdón, a tu misericordia, y
que con los dones que me has otorgado haga yo un poco más felices a mis
hermanos. Amén.