Gratísimas promesas que Jesucristo hace a santa Brígida por los bienes que dejó por su amor.
REVELACIÓN 24

Has de ser, dice Jesucristo a la Santa, como un hombre que deja unas cosas y escoge y allega otras. Has de dejar riquezas y juntar virtudes; has de dejar las cosas caducas y perecederas y allegar las eternas; has de dejar las cosas visibles y allegar y aspirar a las invisibles. Y de este modo te daré, por el gusto de la carne, el gozo y exaltación del espíritu; por la alegría del mundo, te daré la del cielo; por las honras del mundo, las de los ángeles; por la vista de tus deudos, la de Dios, y por la posesión de los bienes temporales, te me daré a mí mismo, que soy el dador y creador de todas las cosas.

Respóndeme a tres cosas que quiero preguntarte. Lo primero, ¿quieres ser rica o pobre en el mundo? Y respondió santa Brígida: Señor, más quiero ser pobre que rica, porque las riquezas no traen provecho alguno, sino grande solicitud y cuidado y un distraimiento de vuestro servicio. Dime, en segundo lugar, ¿hallaste acaso en mis palabras cosa digna de reprensión o que fuese falsa? Respondió la Santa: No por cierto, Señor, que todo es muy conforme a la razón. Dime, ¿cuál te da más gusto, el deleite de la carne que antes tuviste, o el del espíritu que ahora tienes? Y respondió: Vergüenza, Señor, tengo de sólo pensar en los deleites de la carne, que ahora me son como veneno, y tanto más amargos, cuanto más los amé. Preferiría morir antes que volver a ellos, y no tienen comparación ninguna con los placeres espirituales.

Luego si por tu propia experiencia conoces ser verdad todo cuanto yo te había dicho, ¿qué temes o por qué te acongojas, si difiero lo que te anuncié que había de suceder? Atiende a los Profetas, atiende a los Apóstoles y santos Doctores; ¿por ventura hallaron algo en mí que no fuese verdadero? Por tanto, no se cuidaron del mundo ni de su concupiscencia. ¿Y por qué los Profetas anunciaron con tanto tiempo las cosas futuras, sino porque quiso Dios que primero se diesen a conocer las palabras, después se siguiesen las obras, y con eso fuesen instruidos en la fe los ignorantes? Todos los misterios de mi Encarnación se manifestaron antes a los Profetas, hasta la estrella que guiaba a los Magos, los cuales creyendo las palabras del Profeta, merecieron ver lo que habían creído, y vista la estrella, se cercioraron más pronto. Así también, mis palabras deben ahora anun ciarse antes, y cuando después vinieren las obras se les dará más crédito.