La Vocación de
Andrés y de Juan
ATRACCIÓN HACIA JESÚS
"... Estaba Juan con dos de sus discípulos. Al
ver que Jesús pasaba, dijo: Este es el cordero de Dios." Al oír esto, los
discípulos siguieron a Jesús. Jesús se vuelve y al ver que lo siguen les
pregunta: "¿A quién buscan?". Le contestaron: "Maestro, ¿Dónde vives?".
Jesús les dijo: "Vengan y vean". Fueron y vieron dónde vivía. Eran como las
cuatro de la tarde; y se quedaron con El el resto del día". (S. Juan I,
35-39).
EL
LLAMADO DE CRISTO
La vocación de los primeros discípulos muestra
la atracción ejercida por la persona de Cristo. Los discípulos se ponen a
seguir a Jesús sin haber sido expresamente invitados por Él. El Salvador no
necesita decirles "Ven y Sígueme", como lo dirá a otros. Su simple presencia
es para los discípulos un llamado.
Se revela aquí un aspecto esencial de la
vocación: es un llamado de Cristo. No es necesario que el llamamiento sea
una invitación expresada con palabras: Basta que el Salvador atraiga a
alguno en su seguimiento.
LLAMADO
DEL AMOR DE JESÚS
Los discípulos pescaron al vuelo en Cristo su
aspecto de amor: "Este es el Cordero de Dios". El cordero es símbolo de
dulzura, de mansedumbre. El precursor reconoció inmediatamente el rasgo
fundamental de la persona de Jesús, y si los discípulos se ponen a seguir a
este Maestro desconocido para ellos es que vieron en El algo que no
encontraban en la misma manera en Juan Bautista
Notaron en el una bondad sorprendente, la
expresión del amor de Dios que venía hacia los hombres. El Precursor se
caracterizaba por la austeridad de su vida y la severidad de su predicación:
Jesús se hacía notar por su amor manso y humilde.
Cristo atrae a los hombres como persona llena de
bondad y de amor: la vocación viene del amor divino, del cual Jesús es el
rostro humano más perfecto.
SABER LO
QUE SE BUSCA
La pregunta de Jesús: "¿Qué buscan? " obliga a
los discípulos a reflexionar sobre el sentido de su búsqueda.
Instintivamente siguieron a Jesús al que apenas conocían. Deberán tomar
mucho más vivamente conciencia de lo que buscan al seguirlo. Para que su
decisión sea más clara deben saber por qué quieren seguir los pasos del
Maestro.
La vocación pide un conocimiento lúcido de lo
que se busca, reflexionar sobre los motivos que se tienen para seguir a
Cristo. No se puede limitar a una búsqueda instintiva; se debe ahondar y
profundizar el sentido de lo que se hace.
ATRACCIÓN
HACIA UNA INTIMIDAD PERSONAL.
"Maestro, ¿Dónde vives?" El lado admirable de la
respuesta de los discípulos es que al dar a Jesús el título de Maestro le
muestran el interés que tienen de escuchar su enseñanza, de llenarse de su
doctrina. Al preguntarle: "¿Dónde vives? " precisan que desean no solamente
su doctrina sino la compañía personal de Cristo. Quieren estar donde Jesús
vive.
Llamado de Jesús, la vocación tiende a procurar
su compañía personal de Cristo. Los que son llamados están invitados a una
intimidad personal con Cristo.
LA
COMPAÑÍA DE CRISTO
"Vengan y vean". Jesús responde, no por la
indicación del lugar en donde vive, sino por el consejo de hacer la prueba.
Como si dijera a sus discípulos: "Vengan para que aprecien lo que es vivir
conmigo". Los discípulos fueron con El y vieron por sí mismos lo que hacía y
lo que era. Así se encaminaron para descubrir el verdadero rostro de Cristo.
En la vocación se encuentra el compromiso de
hacer la prueba de la vida con Cristo, para descubrir así lo que es el
Salvador. La personalidad de Jesús es un profundo misterio: se requiere
entrar en su intimidad para conocerlo verdaderamente.
EL
CAMINO CON ÉL.
"Fueron y vieron dónde vivía". Los discípulos no
se hacen repetir la invitación. Sentían demasiado que esta invitación
respondía a su propia aspiración. Acompañaron inmediatamente a Jesús a su
casa. Al principio se propusieron seguirlo; caminaban detrás de El con
alguna timidez. Ahora caminaban con El, a su lado, escuchándole o
hablándole. Cristo los tenía ya por amigos.
A los que escuchan el llamado de la vocación y
le corresponden con plena voluntad, el Salvador les ofrece de inmediato su
amistad: los invita a caminar con El, a su lado, y a recorrer así todo el
camino de la vida humana.
EL DESEO
DE PERMANECER CERCA DE JESÚS.
"Y se quedaron con El el resto del día" . Los
discípulos comenzaron a gustar la felicidad de la intimidad con Cristo;
desde que estuvieron con El en su casa tuvieron el deseo de quedarse. La
prueba que hacían colmaba todos sus deseos: en Jesús encontraban todo lo que
esperaban del Maestro de la vida, y mucho más. Empezaban a comprender el
privilegio de poseer su presencia.
Los que, siguiendo el llamado de Dios, hacen la
prueba de acompañar a Cristo, aspiran, como los dos primeros discípulos, a
pertenecer con El, cerca de El, esta unión es la fuente mas segura de
felicidad y da un valor muy superior a la existencia humana. Los que
alcanzan quieren propagarla.
LA HORA
DECISIVA
"Eran como las cuatro de la tarde". El Santo
Evangelio nos dice la hora del primer encuentro con Cristo: como las cuatro
de la tarde. La indicación de la hora nos hace pensar la importancia que los
primeros discípulos dieron a este encuentro: fue la hora capital de su vida,
en la que se decidió toda su vida, todo su porvenir. Esta hora fue para los
dos primeros discípulos, Juan y Andrés, su recuerdo más querido; una hora
inolvidable.
El Espíritu Santo le atribuye una importancia
mucho mayor, puesto que al inspirar la redacción del Evangelio, quiso que
todos los lectores de san Juan conocieran esa hora.
En la historia de la vida humana en donde
interviene la vocación, la hora del encuentro con Cristo es única.