Jn 8, 9 Oyendo, pues, ellos, redarg�idos de la conciencia, sal�anse uno a uno,
comenzando desde los m�s viejos hasta los postreros: y qued� solo Jes�s, y la mujer que estaba en medio. 10 Y
enderez�ndose Jes�s, y no viendo a nadie m�s que a la mujer, d�jole:
�Mujer, d�nde est�n los que te acusaban? �Ninguno te ha condenado? 11 Y ella dijo:
Se�or, ninguno. Entonces Jes�s le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques m�s.