Madre de todos las Naciones - Historia de Nuestra Señora Aparecida
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La devoción a Nuestra Señora de la concepción Aparecida, más conocida como
"Nuestra Señora Aparecida" tiene un carácter muy especial. Surgió cuando un
grupo de pescadores, después de varios intentos infructuosos, pidieron la
intercesión de Nuestra Señora y en lugar de pescado, encontraron una pequeña
imagen de Nuestra Señora de la Concepción hecha en terracota. El título de
"Aparecida" deriva del verbo "Aparecer" porque fue en un momento de gran
necesidad que los pescadores la encontraron y se dieron cuenta de que este
hecho indicaba una señal de la intercesión de la Virgen. La imagen tenía un
color oscuro y ennegrecido por el tipo de material en que estaba hecha y
también por el hecho de estar perdida dentro del río.
Este milagro ocurrió en la segunda mitad de octubre del año 1717, cuando el
conde de Assumar y gobernador de la capitanía de São Paulo y Minas de Ouro,
Don Pedro de Almeida, iba pasando por la ciudad de Guaratinguetá, ubicada en
el Valle de Paraíba, durante un viaje hasta Vila Rica. Los habitantes de
Guaratinguetá decidieron celebrar una gran fiesta en honor de Don Pedro de
Almeida y aunque no era buena época para la pesca, ellos arrojaron sus redes
al río Paraiba, en un intento de conseguir algo de pescado para el evento.
Los Pescadores Domingos Garcia, João Alves y Filipe Pedroso oraron pidiendo
la intercesión de Nuestra Señora. Después de varios intentos, fueron río
abajo hasta que llegaron al puerto Itaguaçu. Cuando estaban a punto de
abandonar la pesca, João Alves lanzó su red otra vez y en lugar de pescado,
recogieron el cuerpo de una imagen de Nuestra Señora de la Concepción, pero
sin la cabeza. Con el lanzamiento de la red de nuevo, recogieron también la
cabeza, que encajaba perfectamente en el cuerpo de la imagen.
Después de haber recuperado las dos partes, la imagen de la Virgen Aparecida
se colocó tan pesada que ellos no podían moverla. Los pescadores sacaron
tantos peces que se vieron obligados a regresar al puerto, pues casi se
hunden las embarcaciones. Este fue el primer milagro atribuido a Nuestra
Señora Aparecida.
Este evento recuerda un pasaje del evangelio donde después de haber pasado
toda la noche intentando pescar, Pedro sólo logra frutos en el momento en
que arroja las redes en nombre de Cristo. Una nueva pesca milagrosa ocurre y
mueve la fe de las personas. Durante 15 años, la imagen se quedó en la casa
de Filipe Pedrosa, pero la multitud de personas que iban a orar y pedir la
intercesión de Nuestra Señora Aparecida creció tanto que se hizo necesario
trasladarla a una capilla privada. En 1834, comenzó la construcción de la
antigua basílica que fue inaugurada el 8 de diciembre de 1888.
El 8 de septiembre de 1904, la imagen fue coronada con una corona de joyas
donadas por la princesa Isabel y vestida con una túnica, bordada en oro y
piedras preciosas, reconociendo así su realeza y poderosa protección.
Después de la coronación el santo padre concedió al santuario de Aparecida:
Oficio y misa propia en honor de Nuestra Señora Aparecida y indulgencias a
los peregrinos que visitan el santuario. El 29 de abril de 1908, la iglesia
recibió el título de basílica menor, sagrada el 5 de septiembre de 1909. El
17 de diciembre de 1928, la población que se había formado alrededor de la
iglesia en lo alto del morro dos coqueiros, se convirtió en un municipio,
tomando el nombre de Aparecida. Nuestra Señora de la concepción Aparecida,
fue proclamada Reina y Patrona de Brasil el 16 de julio 1930, por decreto
del Papa Pío XI. Con el enorme crecimiento de los peregrinos, surge la
necesidad de un lugar más grande para la multitud de fieles. En 1955 comenzó
la construcción de la Basílica Nueva.
El Arquitecto Benedito Calixto imaginó un edificio en forma de cruz griega,
con 173m de largo por 168m de ancho, las naves de 40m y 70m con alta cúpula.
El 4 de julio de 1980, el Papa Juan Pablo II, durante su visita a Brasil,
consagro la Basílica de Nuestra Señora de Aparecida y la declaró el mayor
santuario mariano del mundo.
La Basílica de Aparecida fue también el escenario de la Quinta Conferencia
General del Episcopado de América Latina y el Caribe del 13 al 31 de mayo de
2007. El Papa Benedicto XVI inauguró la Conferencia e invitó a toda América
Latina a la Misión Continental, convirtiéndose cada vez más en discípulos
misioneros.
Tan grande es el valor y el cariño que la Iglesia tiene para Nuestra Señora
Aparecida, que el Papa Francisco incluyo en su agenda una visita especial al
santuario. En estos días de jornada, la Virgen Aparecida se convierte en la
madre de todas las naciones que acoge con cariño a sus hijos que inician
esta jornada maravillosa!
Al Ritmo Latino - "No Te Cambio Por Nada"
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