De niño dulce a adolescente amargo
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LaFamilia.info 16.11.2009
Una queja común de los padres de adolescentes es que su hijo pasó de ser una
persona tierna, amable y buen genio a ser un joven retraído, rebelde y
altanero. ¿A qué se debe este drástico cambio?
“Me lo cambiaron”, “ya no es el mismo de antes”, “qué le pasa”, “yo que le
hice”… son pensamientos que retumban en la mente de papás y mamás, y lo
cierto es que la respuesta está en nuestras manos pero no la queremos ver:
nada más y nada menos que la adolescencia.
Además de los cambios físicos que suceden en el cuerpo del ser humano en
este ciclo, surgen ciertos desajustes en la personalidad que requieren del
conocimiento y de la preparación de los padres de familia para saber abordar
las situaciones conflictivas que se pueden presentar.
Extraemos algunas ideas del artículo publicado en sontushijos.org escrito
por Tania Santiago, licenciada en Filología, sobre los principales problemas
que se presentan en el interior de un adolescente y cómo actuar al respecto:
La autoestima
Una de las mayores preocupaciones de los adolescentes es su apariencia. El
cuerpo está en pleno cambio, les salen granos… no es de extrañar que los
adolescentes pasen tanto tiempo mirándose al espejo. Si tu hijo no es feliz
con lo que ve (pocos los son) esto puede mermar su autoestima.
Intenta evitar hacer bromas sobre su físico, y también es un error hacerles
pensar que no tiene importancia. Para lo que en tu opinión es una tontería
para ellos representa un mundo.
Intenta explicarle que la gente apenas nota lo que a ellos dan tanta
importancia. Cuanto mejor se sientan los adolescentes con ellos mismos, su
autoestima será mejor y tendrán más armas para enfrentarse a los problemas
de cada día.
Las frustraciones
Para algunos adolescentes es fácil vencer las frustraciones, ya sea en el
ámbito deportivo, los exámenes o sus relaciones personales, pero para otros
puede suponer una grave crisis. Si tu hijo reacciona mal cuando tratas de
ayudarle a tratar sus emociones, intenta que entienda sus emociones antes de
enfrentarse a un fracaso de forma efectiva.
Necesita saber que le apoyas aunque sus resultados académicos o deportivos
no sean los esperados. Si tu hijo no consigue los resultados académicos
esperados, ayúdale a tener en cuenta que todo el mundo tiene resultados que
no se espera alguna vez en la vida y que si se ha esforzado: eso es lo que
importa.
Los sentimientos
Algunos adolescentes, especialmente los chicos, tienen menos facilidad para
expresar lo que sienten. La vergüenza, la irritabilidad, la decepción son
emociones difíciles de aflorar y a veces solo el enfado es lo único que
saben transmitir.
Si tu hijo adolescente tiene dificultades para identificar y articular lo
que siente, simplemente pregúntale: “¿Estás molesto por algo? ¿Te preocupa
algo?” Esto puede ayudar a ambos a identificar lo que siente. Otros
encuentran en la actividad deportiva una forma de transmitir sus emociones.
Un tercer grupo simplemente necesita espacio para pensar en sus problemas y
en sus decepciones.
El desorden
El desorden es un campo de batalla muy común entre padres y adolescentes. Si
te vuelves loco con el abrigo tirado en medio, o las toallas tiradas en el
baño, respira profundo y sigue adelante. Simplemente tener en cuenta que no
lo hace para molestarnos, es un reflejo de que sus pensamientos están en
otra parte.
Su cuarto es su espacio privado y deberíamos respetarlo, incluso el
adolescente más desordenado se cansa alguna vez de tanto desorden y decide
ordenar de vez en cuando.
Consejos para los padres
Muchos padres son controladores cuando sus hijos son pequeños, en parte
porque toman la mayor parte de las decisiones por ellos, pero esto cambia
cuando los hijos crecen y se hacen adolescentes.
Debemos aceptar que no podemos controlarles con órdenes o amenazas que
seguramente rechazarán porque están tratando de crecer como individuos, pero
nuestro ejemplo puede ser de gran ayuda para que se formen como personas.
No le ignores cuando hable o te trate con desprecio, los padres nos
merecemos que nos hablen con respeto y de forma aceptable.
Recuerda que el conflicto y las pequeñas batallas serán algo inevitable,
pero establece claramente los límites y negocia gradualmente para ir
soltando las amarras.
En lo que sea posible, permite a los adolescentes que tomen sus propias
decisiones y que aprendan de sus errores.
Si una regla se rompe, aplicar un castigo justo; cuando actúan como si te
odiaran es porque están confundidos o molestos o enfadados por nuestros
intentos de controlarles.
Fuente: sontushijos.com
Imágenes: Getty Images